Vuelven los problemas
al tráfico aéreo por Navidad,
con la huelga de los pilotos de Iberia. Protestan por la creación de Iberia Express, la compañía que van a
crear con menos costes (pilotos que
ganarán la mitad de sueldo) para competir con Ryanair y otras compañías low cost, que se han llevado la mayoría de los viajeros. Es el camino
para que Iberia gane dinero en 2015,
en un sector aéreo con graves problemas,
en España y toda Europa, por la
crisis, la competencia del low cost,
las subidas del combustible y la falta de un cielo único europeo. Una reconversión
clave para el turismo, nuestra
primera industria, ya que 3 de cada 4
visitantes llegan a España por avión.
España es el paraíso de
los vuelos de bajo
coste: estas compañías han transportado el 36% de todos los viajeros que han pasado este año por los
aeropuertos españoles (69 millones de 191). Y ya vienen más extranjeros en vuelos low cost (57,2%) que en compañías tradicionales. Por
ello, la irlandesa Ryanair
ha superado a Iberia, transportando 32,2
millones de viajeros hasta noviembre (+33%), mientras la española (22,6
millones) pierde viajeros (-15,8%). Como tercera compañía (16,5 millones viajeros)
está Vueling (45% Iberia), otra low
cost que crece (+11,6%), mientras caen Air
Europa (-2% y 13,1 millones de viajeros) y Spanair (-6% y 11,6 millones), a las que acechan otras dos low
cost: la británica Easy Jet (+5,7% y
10,7 millones de viajeros) y Air Berlín
(-19,7% y 8,7 millones).
Las compañías low
cost crecen por sus bajos precios
pero en España hay otra razón: las millonarias
ayudas
de autonomías y ayuntamientos para que vuelen a sus aeropuertos, 247
millones desde 2007. Sobre todo Castilla
y León (84,3 millones), Aragón
(34, para Zaragoza, el aeropuerto más subsidiado), Galicia (22,7) y Cantabria
(20,7). Ayudas incluso para vuelos a aeropuertos
que han cerrado (Ciudad Real) y a compañías
que sólo operaron mientras recibieron ayudas (Lagunair o Andalus) o que no volaron pese a cobrarlas (aerolínea
Plaza). Ayudas que han beneficiado sobre todo a Air Nostrum (filial vuelos regionales de Iberia) y a Ryanair, que ha presionado a la Generalitat yéndose de Reus y Girona para volver a
cambio de 8 millones. Ayudas
no autorizadas por la UE y que distorsionan la competencia.
Pero las compañías low
cost han venido para quedarse. Por eso, Iberia ha decidido crear una propia,
Iberia
Express, que nacerá en abril 2012
con gestión separada y nueva plantilla:
500 personas al principio, 150 de ellas pilotos, que cobrarán 6.000 euros/mes frente a los 14.000 de un piloto de Iberia.
Y que trabajarán más horas: 900 horas
frente a 600 en un A320 de Iberia, con lo que los aviones rotarán más (estarán
35 minutos en tierra, frente a 45/60 ahora). Por eso la huelga. Y con ello, Iberia
podrá competir con Ryanair: si ahora un billete ida y vuelta de Madrid
a Vigo cuesta 185 euros, el precio para abril (ya está en su web) baja a 73 euros, más barato que Ryanair desde Santiago
(116 €). Y así irá haciendo con las rutas
de corto y medio radio, empezando con 4 aviones y llegando a 40 en 2015.
El objetivo es que para entonces, estas rutas (70% del negocio de Iberia), con las que ahora pierde
dinero, lo ganen. Y así conseguir
que Iberia
vuelva a tener beneficios en 2015, tras haber vuelto a las pérdidas en
2011 (-78 millones primer semestre), después de 13 años de beneficios
(quitando 2009). Pero no bastará con
ganar la batalla del low cost: tendrá que recortar
costes (ganando la batalla a los pilotos), digerir la fusión
con British Airways (que gana dinero) y aguantar el tirón de la subida del keroseno con 36 aviones A 340 que
consumen mucho (4 motores), ya que los primeros A330 (2 motores) no llegarán
hasta 2013.
Todo el sector aéreo
atraviesa por una grave crisis, salvo en Asia. En EEUU, donde han
suspendido pagos 40 compañías desde el 11-S, acaba de hacerlo American
Airlines (la 3ª compañía), por problemas
de costes y peleas con los pilotos, junto a la competencia del low cost. En Europa, la crisis del euro
y la subida del keroseno (40% este
año y otro 25% para 2012) hacen que se esperen sólo 300 millones de dólares de beneficios
(frente a 2.000 en Norteamérica y 3.300 en Asia). Y la IATA
vaticina pérdidas (-600 millones $)
en las compañías europeas para 2012,
por el escaso crecimiento de la UE y porque es
el
espacio aéreo más ineficiente del mundo: las compañías tienen que volar
en zigzag, por los nudos de control, al no existir (tampoco) un cielo único europeo.
Este panorama enturbia
el futuro del sector aéreo español,
donde ya han cerrado varias compañías
(Air Madrid, air Comet, Futura) y se han producido duros recortes en Spanair, Air Europa, Swiftair y Vueling, con más de 1.000
pilotos en paro. Mientras Iberia
reconstruye su futuro, Air
Europa está en grave crisis (recortando rutas y con los pilotos en
huelgas semanales desde septiembre) y Spanair
busca comprador (en Qatar o China) mientras la Generalitat (57%), que cierra
quirófanos y no paga a los ancianos, la ha inyectado ya más de 150 millones de euros para que siga
llevando pasajeros al Prat. Y todas piden
árnica al nuevo Gobierno, para que no les suban en 2012 las tasas aeroportuarias (un 65% más bajas que en Europa) cuando se privatice
la gestión de los aeropuertos españoles.
Confiemos que Iberia
tenga éxito con su low cost, a pesar de los pilotos, y se encuentre una salida a Spanair y Air Europa (no a costa de los
contribuyentes). Es clave que España,
el 4º país del mundo en tráfico aéreo (tras EEUU, China y Reino Unido), tenga unas aerolíneas saneadas, que
ayuden a la primera industria del país, el
turismo:
3 de cada 4 turistas llegan por avión. Y si
no somos competitivos, pueden elegir otro viaje. Nos jugamos mucho.
Ya van cuatro Navidades en crisis. En las primeras (2008) casi no nos enteramos, en las segundas pensamos que era algo temporal y en las de 2010 creíamos que se acababa lo peor. Pero no ha sido así y esta Navidad se presenta aún más gris, con la economía estancada y los españoles más pesimistas que nunca. Con ello, el gasto navideño está muy flojo, a pesar de que muchos comercios han anticipado las rebajas para tratar de salvar ventas. Dos de cada tres familias no consiguen llegar a fin de mes y por eso están mirando con lupa lo que gastan en regalos y juguetes, mientras reducen el gasto en comidas, salidas y viajes.
Las ventas de Navidad y Reyes son claves para los comercios, ya que les suponen el 25% de la facturación anual (y el 75% de los juguetes). Pero este año, la campaña de Navidad es aún más importante, porque las tiendas llevan 16 meses seguidos de caída de ventas. Y la coyuntura no ayuda, ya que la economía no ha crecido nada en el tercer trimestre y podría estar cayendo incluso en el cuarto, por los recortes y la caída del consumo.
Las familias no están por la labor de gastar estas Navidades. Unos, casi 17 millones, porque no pueden: 5 millones de parados, 8,7 millones de pensionistas congelados (de ellos, 5,5 millones que han perdido también 400 euros de poder adquisitivo al no revisarse su pensión con el IPC) y 3 millones de funcionarios con el sueldo congelado. Otros, la mayoría del resto, porque temen por su futuro y se cortan a la hora de gastar, además de que el sueldo les ha subido la tercera parte que los precios. Con ello, dos de cada tres familias tiene problemas para llegar a fin de mes, según la última Encuesta del CIS.
Esta Navidad ha tenido el peor arranque de ventas de los últimos cinco años, según los comerciantes, que han tratado de paliarlo anticipando rebajas, con descuentos de hasta el 50% en ropa, alimentos e incluso juguetes. Pero no ha surtido mucho efecto: un 45% de los españoles gastará menos esta Navidad, según la CECU. Los mayores recortes se están dando en viajes (tras la escapada del gran puente de diciembre), salidas fuera de casa y ocio. Incluso ha caído la compra de Lotería, a 2.681 millones (- 0,49%), un sueño al que apuestan cuatro de cada cinco españoles (57 € de media).
El presupuesto medio de los españoles para Navidad es de 622 euros (estudio de Kelkoo), ocupando el quinto puesto en el ranking del gasto navideño europeo, tras Reino Unido (784 €), Suecia (648), Alemania (630) y Noruega (629). Algo más de la mitad del gasto (352 €) se va en comprar regalos, sobre todo “útiles”, con preferencia por los perfumes (56%), ropa y calzado (43%), libros (41%), dispositivos electrónicos, relojes y ropa deportiva. Y por supuesto, los juguetes, que son sagrados aunque se buscan cada vez más baratos. El segundo bloque de gasto es la comida (200 €), donde baja la compra de marisco o pescado y suben algo las marcas (ya que es una ocasión de tomar turrón o cava, miramos menos el precio). El resto (70 €) se reparte entre ocio y salidas fuera de casa, que se reducirán más este año.
Las cadenas especializadas, grandes almacenes e hipermercados son los lugares habituales de gasto navideño, aunque entre un 9 y un 13% de las compras se hacen ya por Internet, sobre todo los regalos de música, películas, videojuegos y libros. Al final, la contención de las ventas esta Navidad ha llevado a crear poco empleo temporal, un 7% menos que en 2010, según Randstad. Eso sí, ha cambiado el perfil de los demandantes: ya no se trata sólo de jóvenes que buscan sacarse un dinero extra sino de parados de larga duración que buscan un mes de alivio temporal.
Lo peor no es sólo que los españoles no consuman estas Navidades, sino que el consumidor ve con mucha incertidumbre el futuro: el 72% cree que la economía sigue en recesión, frente al 63% de los europeos, según una Encuesta de Deloitte. Y más de la mitad de los españoles (54%) creen que la economía empeorará en 2012. Con este pesimismo, no se ve que vaya a despuntar el consumo en los próximos meses, un requisito básico para que inviertan las empresas, para crecer y crear empleo (junto a la financiación).
Mientras llega ese difícil año nuevo, los españoles trataremos de disfrutar de estas fiestas y olvidarnos de la crisis por unos días, junto a la familia, aunque sea saliendo menos, con cenas más baratas y regalos rebajados. Disfrutemos de lo que tenemos (la salud, la familia, los amigos, la pensión y el trabajo quien pueda…) y descansemos, cargando las pilas y confiando en que la próxima Navidad, la de 2012, sea mejor. Ojalá.
¡Feliz Navidad a todos¡
Rajoy sólo debería tener una prioridad: el empleo, ya que el paro es la primera preocupación de los españoles. Pero su prioridad será recortar el déficit, como ha prometido a Merkozy. Y eso le obligará a recortar 27.400 millones en 2012, el doble que Zapatero. O hace un ajuste de caballo o lo suaviza aumentando impuestos, empezando por el IVA. En ambos casos, va a deprimir más la economía, ya al borde de la recesión. Sin consumo y sin inversión, la reforma laboral y el saneamiento de la banca son dos espejismos: nadie pide créditos ni contrata si no hay negocio. La estrategia Rajoy, que ahonda en la de ZP, sólo nos conduce a más paro en 2012. Es un fracaso como país. Hay que reanimar la economía.
La prioridad de Rajoy, reiterada entre sonrisas a Merkozy y ahora en el Pleno de investidura, es recortar el déficit, como alumno aplicado de Bruselas. Y así anuncia que su primera Ley será incluir el déficit cero en la Constitución, como pactó con Zapatero en agosto. Y su primer mensaje, de austeridad: reducir los Ministerios. A partir de ahí, tendrá que aprobar el 30 de diciembre una prórroga del Presupuesto de 2011, donde también enviará “mensajes de austeridad”, a Bruselas, a los mercados... y a millones de españoles: lo que subirán las pensiones, si congela o baja los sueldos de los funcionarios (como ha hecho Cospedal en Castilla la Mancha: -3%), si baja la tarifa del IRPF con la inflación (si no, subiría),los anticipos de las transferencias a autonomías y Ayuntamientos y el "gasto no disponible" para 2012 (primer recorte) Y antes del 15 de febrero ha de decidir si prorroga el subsidio de 400 € a los parados sin desempleo.
Pero el verdadero ajuste vendrá en marzo, cuando presente sus Presupuestos 2012, tras conocer el cierre de las cuentas públicas 2011 (febrero). Tendrá que recortar primero lo que España haya gastado de más en 2011 (si el déficit cierra en el 7%, por culpa de las autonomías, deberá recortar 10.900 millones). Y luego sumar la rebaja pactada con Bruselas del déficit en 2012 (hasta el 4,4%, otros 16.500 millones). En total, Rajoy se verá obligado a recortar 27.400 millones de euros en 2012, el doble que recortó Zapatero en el último año y medio.
Una cifra brutal, que exigirá “recortar en todo salvo pensiones”, como dijo Rajoy antes del 20-N. Primero las congela, pero seguro que recorta las plantillas públicas (al menos interinos: hay 700.000 eventuales), las empresas y organismos públicos, sanidad, educación, desempleo y Dependencia, en colaboración con las autonomías, que tendrán que hacer un ajuste paralelo. Y volverá a caer la inversión pública en infraestructuras. Sólo habrá algo intocable por Ley (Constitución), el pago de la deuda pública. Y aquí, más que ahorrar, se gastará el doble en pagar intereses: en 2012, las emisiones de deuda serán 150.000 millones frente a 87.200 en 2011.
El ajuste será doloroso, a menos que se suavice con más ingresos, subiendo impuestos, como han hecho Italia, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Portugal y Grecia, con gobiernos conservadores: la mayoría ha subido el IVA (hasta el 23 % mientras España está en el 18%), impuestos especiales (carburantes, tabaco y alcohol) y algunos Renta. Bruselas ya nos ha llamado la atención sobre el exceso de deducciones en Sociedades, con lo que las grandes empresas pagan menos que las pymes. Rajoy dice que no subirá impuestos y quiere bajarlos a emprendedores, pymes, familias, ahorradores y compradores de vivienda (para comprar un piso hace falta tener empleo y crédito, no sólo pagar menos IVA). Al final, sus propuestas reducirán los ingresos públicos (más recortes).
Hasta aquí, sólo recortes, o sea más paro. Por eso, Rajoy ha lanzado dos espejismos. Por un lado, una reforma laboral que puede concretarse en un despido más barato (20 días) y contratos basura para jóvenes (400 euros), junto a más flexibilidad de las empresas para organizar el trabajo. Por otro, la reforma financiera, forzando a bancos y Cajas a vender inmuebles y solares, para lo que quizás necesiten más ayudas y fusiones. Pero si no hay crédito es porque los bancos no tienen liquidez (tiene que arreglarlo el BCE, prestándoles a 3 años, y en ello está) y porque hay mucha morosidad y miran con lupa a quien prestan (poco y caro), porque hay poca demanda solvente.
Son dos espejismos porque el problema de fondo no está ahí: aunque el despido y el crédito fueran gratis, una empresa no contrata ni se endeuda si no ve negocio, si no hay actividad. Y la economía está parada, anémica, en la UVI. Hay que reanimar primero la economía y luego facilitarle andar con la muleta laboral y del crédito. No al revés. Y para eso, el Gobierno Rajoy tendría que suavizar los ajustes, aumentar los ingresos y hacer un Plan para reanimar la economía, como Obama, como los conservadores británicos, como incluso Italia. Negociar ayudas con Bruselas, un Plan Marshall de inversiones y suavizar los ajustes. Aunque “solo” sea porque tenemos más del doble de paro que Europa.
Rajoy va a tener una ristra de sectores haciendo cola para pedirle ayudas. Empezando por las eléctricas, que nos quieren subir la luz un 15% en enero. Siguiendo con el automóvil, que vende la mitad de coches. Las concesionarias de autopistas, algunas próximas a la quiebra. O las constructoras, que piden peajes para mantener obras públicas. Los híper, que quieren libertad de horarios. O los exportadores y empresarios turísticos, afectados por la recesión en Europa. Detrás hay millones de empleos en el aire si no se buscan soluciones (más gasto).
Al final, Rajoy está como ZP en la trampa de Merkozy: o ajusta o nos echan al lobo de los mercados. Y si lo hace sin tocar impuestos, pagarán los más débiles y la economía se estancará más, subiendo el paro. Ya estamos este trimestre en crecimiento negativo, según el Banco de España. Y así podríamos seguir hasta el verano. Incluso Montoro ha reconocido que no se creará empleo en 2012. No podemos decirle eso a 5 millones de parados. Hay que explorar otro camino ya, entre todos. Menos recortes y más empleo.
Con la crisis y el paro, no se hace mucho caso a la inflación. Pero los precios llevan un año muy altos, cerca del 3%, a pesar de que el consumo está por los suelos. La inflación es el peor impuesto, ya que perjudica a todos, sobre todo a los que menos ganan, empezando por los pensionistas, que no tendrán este año revisión por la subida extra de precios, como tampoco los funcionarios y muchos trabajadores. Ahora, la receta vuelve a ser moderar aún más los salarios para 2012, aunque apenas suben y 8 millones de españoles son mileuristas. También hay que moderar márgenes y vigilar precios, sobre todo en energía y alimentos.
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En noviembre, los precios han bajado una décima, hasta el 2,9%, una inflación menor a la europea (3%), pero que lleva ya un año muy alta, en el entorno del 3 por 100 (con un máximo del 3,8% en abril), cuando en 2010 estuvo casi todo el año por debajo del 2% (incluso en el 0,9% en febrero). Y eso choca con una economía estancada, que apenas crece y donde no hay ventas: el comercio encadena ya 16 meses seguidos de caídas en su facturación.
Los culpables de la subida de precios son tres renglones: el transporte (un tercio, por la subida de los carburantes, el transporte público y algo los coches), los gastos de la vivienda (casi otro tercio, por la subida de luz y calefacción, conservación y alquileres) y el resto por los alimentos elaborados (+27,8 % azúcar, +12% café…), la ropa y el tabaco. Bajan, sobre todo, los medicamentos y las comunicaciones (por la guerra de tarifas de móviles y ADSL).
Al final, ¿por qué suben los precios? Básicamente, porque las empresas no consiguen producir y vender más barato. Por un lado, porque les suben los costes: salarios (ahora, más moderados que nunca), financiación, impuestos (subió el IVA en julio de 2010) y otros costes, como el transporte y la energía. Precisamente, España es uno de los países europeos más dependientes de la energía importada y además gastamos más : un 26% más por unidad de producto que la UE-27. Por otro lado, porque hay muchas empresas que con la crisis venden menos y están tratando de recuperar márgenes vía precios, sobre todo en los sectores con menos competencia. Y luego, porque hay empresas que son ineficaces, en los procesos (tecnología) o en la organización del trabajo (productividad) y no pueden producir barato.
Todo apunta a que 2011 cerrará con una inflación cercana al 3%, por las nuevas subidas de la energía en diciembre, sobre todo del gasóleo, al haberse retrasado el invierno. Con ello, todos los españoles perdemos poder adquisitivo, ya que los sueldos están subiendo un 1,1% de media, los funcionarios tienen los sueldos congelados y también los pensionistas. De hecho, con el IPC hasta noviembre (2,9%), sólo se van a compensar a los 3,2 millones de jubilados con pensión mínima, unos 136 euros de media. Y otros 5,4 millones de pensionistas perderán unos 400 euros por haber subido la inflación el triple de lo previsto.
El efecto de esta alta inflación, con ingresos estancados o a la baja, es que se frena más aún el consumo, lo que alimenta más el estancamiento de una economía que no crece y que podría incluso estar cayendo este cuarto trimestre. Más paro y menos consumo. Un círculo vicioso que debería llevar a bajar los precios, aunque hasta ahora no lo haya hecho apenas. Las previsiones internacionales (Comisión Europea y OCDE) apuestan porque la inflación en España bajará del 3 al 1,4 % en 2012, mientras los expertos españoles prevén bajar del 2% en el verano y cerrar el próximo año con una inflación del 1,5%, la mitad que ahora.
El debate va a estar, otro año más, en si hay que moderar más los salarios para conseguirlo, como propone el Banco de España. Una institución cuyo Gobernador gana 165.026 euros al año y que ha sido incapaz de controlar los sueldos de bancos y Cajas (y las pensiones millonarias de los gestores que les han llevado a la ruina). El hecho cierto es que los salarios llevan dos años moderados (+0,8% subieron los gastos de personal en 2010 y +1,1% en 2011, según el mismo Banco de España), creciendo la tercera parte que los precios. Y los salarios de convenio han subido este año un 2,5% (+1,6% los convenios nuevos), mientras 800.000 trabajadores no han renovado su sueldo desde 2008 (y 5 millones están con convenios atascados).
Recordemos que hay 8 millones de trabajadores son mileuristas o que el sueldo medio de los jóvenes entre 18 y 25 años está en 634 euros al mes, según datos de la Agencia Tributaria. Con estas cifras, parece un sarcasmo pedir más moderación salarial que la pactada ya por sindicatos y patronal, con subidas entre 1,5 y 2,5% para 2012. Acuerdo que ahora rechaza cumplir la CEOE: quiere congelar los salarios hasta 2014.
El problema es que los precios no suben sólo por los costes salariales, sino también por los márgenes y beneficios de las empresas, por la energía (ojo a los efectos en 2012 del conflicto con Irán) y por la ineficacia de los procesos productivos, así como por la falta de competencia en algunos sectores. Y sobre todo esto hay que actuar, no sólo sobre los salarios, porque si se recortan más se hunde el consumo, las ventas y el empleo. Y más recesión y más crisis.
Al final, lo malo de la situación es que tenemos precios altos con una economía estancada, lo que los economistas llaman estanflación.Y eso ataca sobre todo al nivel de vida de los que menos tienen, pero además nos dificulta crecer. Por eso, hay que lanzar una batalla contra la inflación, pero no culpando sólo a los salarios. Con precios más bajos y reanimando la inversión privada (crédito y ayudas) y la pública (suavizando los recortes, de acuerdo con Bruselas), podríamos empezar a crecer. Y salir del peor de los mundos: precios altos en una economía muerta.
Tercera Cumbre
decisiva para salvar el euro en menos
de 5 meses y tercer fracaso, aunque lo
vendan como “un éxito”. La receta, más
de lo mismo: más recortes y más control de Alemania y Francia sobre
la política económica de los países. Y a cambio, no se toman medidas frente a los mercados, que han vuelto por sus fueros. Merkel piensa que esta presión es buena para que los países hagan sus deberes: recortes duros desde Grecia a Italia,
pasando por Irlanda y Portugal, más los que se avecinan en España. Un camino equivocado
que casi todos aplauden, aunque haya agravado
la crisis de la deuda y del euro. Es el
síndrome de Berlín. De recorte en recorte
hasta la recesión en Europa, con 23 millones de parados.
Hace ya 26 meses y 17
Cumbres europeas que estalló la crisis
de la deuda, cuando en octubre de 2009 se descubrió que Grecia había mentido a la UE y estaba
quebrada. En lugar de tratarlo como un caso aislado, Merkel quiso aprovechar para dar
un escarmiento a la Europa del sur, no impidiendo el contagio a Irlanda
y Portugal. Y luego, permitió que la crisis alcanzara a España
e Italia. Con los ajustes como única receta y sembrando dudas sobre la deuda europea (quitas), la crisis se
contagió a toda Europa y a sus bancos. Y puso en cuestión la recuperación de Estados Unidos y los países
emergentes.
Ante la grave crisis
del euro, Merkel y Sarkozy han
impuesto a los 27 la misma receta: más
ajustes. Ahora, se
obliga a los países a que incluyan el déficit
cero en la Constitución (como hizo España en julio) y se autoriza que el Tribunal Europeo de Justicia pueda
vigilarlo, estableciendo sanciones automáticas (multas) a los que no rebajen para 2013 su déficit
público al 3% (hoy sólo cumplen 6 países: Estonia, Suecia, Dinamarca,
Alemania, Luxemburgo y Finlandia, con España en el 6,5%) y su deuda al 60% del PIB (sólo lo cumplen 13 de los 27, entre ellos ni
Francia ni Alemania ni España, que tiene el 69%). Y fuera del palo, poco más. Frente a los mercados, se exhibe un Fondo
de rescate sin más recursos y se opta por aportar 200.000 millones al FMI para que busque otros tantos fondos
en China, Brasil y terceros países, para apoyar la deuda europea. Y para 2012,
se habla de un nuevo Fondo de
rescate con 500.000 euros, un
bombero con poca munición si hay problemas con los mercados: la deuda
de Italia es de 2 billones y la de España es de 650.000 millones.
Los acuerdos
de esta Cumbre Merkozy están descompensados, no son realistas y sí
insuficientes. Descompensados,
porque se insiste en los recortes
como vía para reducir los déficits, sin
entrar en la otra pata, los ingresos,
donde hay grandes desigualdades
fiscales entre los 27, tanto en IVA
(del 15% de Luxemburgo al 25% de Dinamarca, con el 20,6% de media) como en Renta (del 10% de Bulgaria al 60% de
Suecia con la media en el 37%) y en Sociedades
(del 12,5% de Irlanda al 34% de Francia con el 22% de media UE). No realistas, porque no se adoptan mecanismos
para defender el euro y la deuda ante los mercados: un Fondo de rescate
potente y un BCE que compre más deuda, como antesala a los eurobonos y al
Tesoro europeo a medio plazo. Y son
insuficientes, porque no abordan los
dos graves problemas de Europa: la falta
de liquidez (los bancos no encuentran financiación y no prestan) y el estancamiento de las economías, con el
sur de Europa en recesión.
Los mercados
dieron un día de tregua y han vuelto a la
carga, con serias advertencias de las agenciasde rating (Moodys y S&P) y elevadas
primas de riesgo de España e Italia,
a pesar de los recortes anunciados. No valoran los ajustes impuestos por Merkozy
pero sí temen sus efectos: la
recesión en Europa, que vaticina el propio BCE
(con un crecimiento del -0,4 al 1% en 2012) y confirma la OCDE, que apuesta
por un crecimiento negativo este cuarto trimestre (-1%) y el primero de 2012
(-0,4%). Y si hay recesión, todos temen
que sea más difícil pagar la deuda. Por eso, los inversores huyen de Europa y del euro.
El BCE
aparece como el único bombero en esta
crisis. De momento, ha abierto el grifo
para prestar dinero a 3 años (al 1%) a los bancos europeos, para que fluya
el crédito a empresas y familias. Y ha
bajado los tipos al 1%, todavía demasiado frente al 0,25% de EEUU. Pero no va a comprar deuda, para ayudar a España
o Italia, por imposición de Alemania. Merkel
busca que los mercados sigan presionando, para que le ayuden a meter en vereda a la Europa del sur: es
como mentar al “hombre del saco”. O "la letra con sangre entra". Cree
que la crisis y el déficit se debe a que somos
manirrotos e indisciplinados y se
equivoca: tenemos déficit porque el sistema financiero USA falló y contagió
a Europa, sobreendeudada en beneficio de
los bancos alemanes y franceses, sobre todo. Pero ha impuesto su tesis
conservadora al resto de Europa, que la aplaude como ZP o Rajoy, aunque
nos lleve a la recesión. Es lo que Antón Costas llama el síndrome de Berlín (lean
este magnífico artículo).
Ahora, el síndrome de
Berlín se traducirá en más ajustes
en Italia y en España, que sufrirán
los más desfavorecidos, como en Grecia, Irlanda y Portugal, y, en menor
medida, en Francia o Gran Bretaña, con un serio
recorte
del Estado del bienestar (sanidad,
educación,
pensiones,
desempleo,
Dependencia…).
Y este sacrificio no servirá para salir
de la crisis, sino para hundirnos más en ella, para entrar en recesión y no
crear empleo. Y así, será más difícil reducir el déficit y pagar la deuda. Y
nos pedirán más recortes. Un
círculo vicioso que nadie quiere ver, por miopía ideológica de los conservadores europeos, como les achaca
Obama.
De Cumbre en Cumbre,
hasta la crisis final, en medio de las huelgas
y la desconfianza de los europeos:
sólo el 41% confía en la UE frente a un 47% que desconfía, según el último Eurobarómetro.
Y con dos Europas: Alemania, Francia y los paises del Norte, cuya renta ha crecido, y los paises del sur, con menos riqueza por habitante: España está ocho puntos por debajo de la eurozona y ha retrocedido a los niveles de 2002. Mientras, nadie habla de reanimar la economía,
de hacer frente a los mercados, de dar liquidez y crédito al sistema, de un Plan Marshall europeo para crear empleo,
de los 23 millones de parados de Europa. Ni
de subir impuestos.
Sólo de recortes. Y así nos va.
Los recortes de
las autonomías se están llevando por
delante las ayudas a viejos y jóvenes
discapacitados que reconoce la Ley
de Dependencia. Ocho autonomías
deben varios meses de ayudas y no pagan a residencias y proveedores. Se han
frenado los beneficiarios y siguen esperando
una ayuda 312.000 personas con
derecho reconocido. Mientras, Rajoy
dice que la Ley de Dependencia “no es
viable” y no se puede pagar.
Pero no dice que España gasta menos en
sus ancianos que el resto de Europa y que para 2050, uno de cada tres
españoles tendrá más de 65 años. Hay que afrontar con prioridad y urgencia el cuidado de nuestros mayores y buscar cómo se paga.
La Ley
de Dependencia cumple a finales de diciembre 5 años, con un balance
agridulce: ha beneficiado a 1.227.871 personas (ancianos
y jóvenes discapacitados), pero todavía quedan sin atender la mayoría de los 3 millones de españoles que no pueden
valerse por sí mismos. El esfuerzo inversor en Dependencia se ha duplicado (del 0,32% del PIB al
0,64% en 2010), pero aún es la
mitad de los países de la OCDE.
Y aunque el Estado ha mantenido su aportación, las autonomías han recortado
presupuestos, sobre todo en 2011, con lo que se han frenado los beneficiarios: 741.713 a 1
de diciembre (y han caído incluso, entre junio y noviembre, en once autonomías, porque mueren más dependientes de los que acceden a las ayudas. Y sigue estancada el último año la lista de espera: 312.214 dependientes con derecho
reconocido pero que no reciben servicios ni ayuda. Como la mitad tiene más
de 80 años, un 10% se
muere antes de que les llegue.
Y algo más grave: hay
8 autonomías, con Castilla la Mancha, Comunidad Valenciana, Aragón y
Cataluña en cabeza, que pagan
con retraso (de dos a ocho meses) a las familias que cuidan a dependientes,
a las residencias
donde están (hay 78.828 camas en residencias concertadas) y a las empresas que los suministran (desde
comida a pañales o sillas de ruedas).
En noviembre, más de la mitad de las ayudas
(52%) a los dependientes era dinero para
sus familias, por cuidarles (entre 300 y 520 € al mes) o para sus cuidadores (entre 625 y 850 €), algo
que tenía que ser excepcional, ya que la Ley contempla que las ayudas deberían
ser para teleasistencia (13,53%), ayuda a domicilio (13%), Centros de día (6,32%) y sobre todo para
residencias
(sólo 13,30 % de los beneficiarios). Pero a las autonomías les sale más barato dar
una ayuda a las familias que pagar una residencia (1.800 €), que además, no
hay (sólo se han creado 66.000 en la última década). De hecho, en 2005,
de cada 100 abuelos que salían del hospital, 20 entraban en residencias y ahora no
llegan a 5.
Al final, España gastó
en Dependencia
6.767 millones de euros en 2010, pero sólo
el 60% es por la nueva Ley (el 40% restante es para cubrir la asistencia
que ya se hacía a ancianos y discapacitados). Pues bien, esos 3.623 millones
que cuesta la Ley los paga en su mayoría
el Estado (50,44%), luego las autonomías (42,46%) y un 7,10% los usuarios.
Pero hay grandes diferencias y hay 4
autonomías que no aportan ni la cuarta parte del gasto: Canarias (10%), Comunidad Valenciana (15%), Madrid
(26%) y Galicia (27%). Y por eso, tienen más lista de espera y menos
dependientes atendidos. Si en España, 1,58
de cada 100 habitantes reciben
ayudas a la dependencia, en Canarias son 0,49, en Valencia 0,84, en
Baleares 0,97 y en Madrid 1,19. Eso sí, en la Rioja 2,44, en Andalucía 2,30, en
Castilla y León 2,24 y en el País Vasco 2. O sea, que hay que mirar dónde envejecemos.
El problema es que llueve
sobre mojado y hay 5 autonomías que
siempre suspenden en los exámenes
periódicos que les hacen los gestores de residencias: Canarias (0,5 de nota), Comunidad
Valenciana (1,5), Asturias (3), Madrid (3,5) y Baleares (4,5). Y denuncian su “empecinamiento
en no aplicar las prestaciones y servicios que la Ley contempla”. Sin embargo,
hay otras 5 con sobresaliente: Castilla
la Mancha (9,5), País Vasco (9,5),
Castilla y León (9,5), La Rioja (9)
y Aragón(9), aunque temen
que esto cambie con los nuevos
Gobiernos autonómicos del PP en Toledo, Zaragoza y Logroño, que de hecho,
ya han empezado con recortes e impagos a la Dependencia.
Al final, la
Ley y la financiación estatal es la misma y hay autonomías con problemas y otras sin ellos. Pero el problema vendrá en 2012, ya que Rajoy
ha advertido que la Ley de Dependencia “no es viable”, lo que augura más recortes, cuando todavía dos tercios de los dependientes
están sin atender. Y cuando la OCDE
ha dicho que España tiene que multiplicar
por seis su gasto en dependencia en las próximas décadas. De hecho, España será el país más envejecido de Occidente
en 2021 y la población
de más de 65 años se va a duplicar: de los 7,6 millones actuales a 15,3
millones en 2050, uno de cada tres
españoles.
Con este panorama, no
cabe aplicar recortes a la dependencia. El gasto actual, 6.767 millones al año (poco frente a los 88.828
millones de la Sanidad y los 112.000 de las pensiones) tendría por fuerza que crecer, hasta los 20.000 millones en 2015,
según la Ley de Dependencia. Y aunque su aplicación se modere por la crisis,
queda mucho por hacer. Además, es una
inversión con mucho retorno:
165.000 empleos creados estos años y 20
céntimos recuperados por cada euro gastado (entre más cotizaciones e
impuestos).
Hay que buscar nuevos
recursos, como los planteados por la Comisión
de Expertos: una cotización
adicional para la Dependencia, un recargo
del IVA, el copago en las recetas
y promover seguros privados. Y coordinar sanidad, pensiones y dependencia,
buscando soluciones conjuntas para nuestros mayores. Es su derecho y
nuestra obligación. Se lo debemos a nuestros padres. Y a nosotros y a
nuestros hijos, en unos años.
Media España está
de
puente, la que pueden porque no están en paro o con el sueldo y la
pensión congelados. A pesar de la crisis, los
españoles no perdonan las escapadas,
aunque menos días y gastando menos.
El resto del ocio se reparte entre
ver la televisión y engancharse a Internet, para bajarse música, películas o juegos y estar en
las redes sociales. Baja la lectura, ir al cine y al teatro, aunque
suben los museos. En general, domina
el ocio low cost y a ser posible gratis. España gasta menos en ocio
que el resto de Europa, por la crisis y porque trabajamos más horas. Pero
es una de las industrias con más futuro.
A pesar de la crisis,
los españoles no renuncian a las escapadas
de puentes y fines de semana: un
55% realizan dos o tres viajes de ocio al año y el 17% más de cuatro veces,
según Muchoviaje.
Son los que tienen trabajo y
consiguen ahorrar, ya que un 26% de
las familias no llegan a fin de mes, según el INE. Y un 38,8% no pueden permitirse vacaciones ni
una semana al año. En general, la crisis
ha cambiado las escapadas: son más
cortas (cogemos la mitad del acueducto) y con menos gasto, como las vacaciones.
Pero aun así, los hosteleros estiman en 100
millones extras los ingresos de un puente, que la patronal CEOE quiere suprimir.
Los españoles
prefieren reducir gastos en casa
(luz, gas, teléfono, ropa, coche) antes que quedarse sin salir. Y cambian sus hábitos de ocio, gastando
menos fuera de casa. Con ello, ha aumentado el consumo de televisión y de
Internet, se han reducido las comidas y cenas fuera de casa y las salidas al
cine y al teatro. Y con la Red, se busca
ocio a bajo precio o gratis, desde museos a conciertos, teatros o
restaurantes. Y crece la piratería,
que mueve ya 11.000 millones de euros al año, sobre todo en la música, los
videojuegos y el libro digital.
La televisión
se lleva la mayor parte del ocio: 262
minutos diarios en noviembre (más de 4 horas) y creciendo, con lo que España
es el tercer país europeo que ve más TV, tras Italia 309 minutos) y Portugal (265).
Los domingos sube el consumo (256 minutos) y baja los viernes (224), siendo
aragoneses y andaluces los que más la ven. Y como somos más caseros, también ha
crecido la TV de pago (+4,2%), por
el fútbol y las películas.
Internet es la
otra estrella del ocio, con el 59% de los hogares conectados a la Red y 22
millones de internautas. Nos gastamos 617 millones al mes en la conexión a
Internet, 24 € por hogar. Entre los
jóvenes, Internet
ya ha superado a la TV, siendo España el 5º país europeo en consumo de
Internet (13,6 horas semanales) y el
país líder en Europa, junto a Luxemburgo en Internet
móvil : la mitad de los internautas se conectan a través del pincho del
portátil o de su móvil. El 80% de los internautas se conecta para entrar en redes sociales (28 millones de cuentas
españolas en Twitter, 16 millones de
usuarios en Facebook y 12 millones de
jóvenes que acceden a Tuenti). Y
después, se usa la Red para ver TV, vídeos
o películas (46%), leer noticias o hacer búsquedas( 40%) , escuchar la radio (34%),
y juegos (24%): un tercio de los españoles consume videojuegos,
una industria que mueve ya más que el cine y la música juntos (aunque dos
tercios son piratas).
Tras ver la tele, entrar en Internet y los videojuegos, el ocio cultural de los españoles se
concentra en escuchar música (84%), leer (58%) o ir al cine (49%), según la
última encuesta
de Cultura. En música,
el formato digital ganará en ventas al físico (CD, cassetes) en 2012, aunque
los usuarios apuestan por la piratería (98% del mercado). En los libros, hay muchísima oferta (80.000
libros editados en 2010), pero caen
las ventas (-7% en 2010 y más este año), porque sólo la mitad de los españoles leen un libro al año (los demás, ni
eso). Eso sí, crecen las ventas de libros
electrónicos (+40% en 2010), pero sólo representan el 2,4% de las
ventas (y es que sólo un 3% de españoles tiene un e-reader), con un 50% del mercado pirata.
Los cines
están cada vez más vacíos: el 55% de los
españoles no va nunca y de los que van, la mayoría (15,7%) lo hace menos de
5 veces al año y un 10% sólo una vez al mes. Y eso que una de cada 7 entradas
son rebajadas. La mayoría prefiere ver el
cine en casa, la mitad en el ordenador, descargándose películas gratis tres de cada cuatro internautas, con
la piratería devorando el 76% del mercado. Lo que aumenta es la asistencia a espectáculos (3 de cada 10 con entradas
gratuitas), aunque bajaron un 10% los espectadores del teatro en 2010. Y crecen también las visitas a museos
(30% españoles), aunque un tercio han ido gratis.
Al final, el gasto en ocio es 1.976 euros
por familia al año, la quinta partida del
presupuesto familiar (6,6%), tras lo imprescindible: vivienda (30% del
gasto), alimentación (14,4%), transportes (12,4%), hoteles y restaurantes
(9,1%). Un gasto que ha caído poco con
la crisis (era el 6,9% en 2006), aunque España
gasta menos en ocio que la media
europea, porque ganamos menos y porque trabajamos
más horas. Pero el futuro apunta a que crecerá
el ocio (más jubilados que viven más años) y la industria
cultural, que mueve ya 30.000 millones, el 3% del PIB (tiene más peso que
la agricultura o la energía). Sobre todo por la industria
de contenidos para Internet. Pero tenemos que cambiar el chip del gratis total y la piratería. Pensar que el ocio
y la cultura hay que pagarlos, para que sobrevivan con calidad. Es una cuarta parte de nuestra vida.
Es diciembre y vuelven las campañas de bancos, cajas y aseguradoras para vendernos Planes de pensiones. Pero este año, con
la crisis, han bajado las aportaciones
a los Planes, las más bajas desde 2003.
Y eso, a pesar de que está en marcha una reforma
que va a recortar un 20% las pensiones a
partir de 2027. España sigue siendo el
país que menos ahorra en Planes de pensiones privados y donde hay menos Planes de empresas, algo que
tendrá que cambiar si no queremos jubilarnos con 920 euros al mes, la pensión media hoy. Hay que separar algo cada mes para el Plan de
pensiones y pagar así menos impuestos.
Hasta finales de septiembre, los 8.359.935 españoles con un Plan
de pensiones individual sólo habían aportado 1.655 millones, la cifra
más baja desde 2003. Ello se debe a la crisis,
que impide ahorrar (una de cada cuatro
familias tiene problemas para llegar a fin de mes) y a la baja rentabilidad
de los Planes (pierden un 3,41% en el último año), con lo que el ahorro se ha desviado a depósitos y
cuentas, más seguros y rentables, aunque no desgravan.
Con este panorama, bancos,
Cajas y aseguradoras echan el resto en
diciembre, para captar 3.000 millones
en Planes, el 70% del año. Y como la crisis frena las aportaciones, van a robarse clientes de Planes, con regalos. Este año, los ahorradores buscan Planes conservadores, con poco
riesgo, y piden sobre todo Planes
garantizados (con un interés garantizado a 5 o 10 años), de renta
fija (que invierten en deuda y fondos monetarios) y Planes de previsión asegurados (PPA),
un mixto de seguro y Plan de pensiones que ofrece un interés fijo (sobre 3%)
revisable trimestral o semestralmente. Y pocos Planes que inviertan en Bolsa.
Con los Planes al
ralentí, España sigue rezagada del resto de Europa, donde las familias
destinan un 10% de su renta a pagarse un complemento de jubilación privada (en
España no llega al 3%). Aquí, hemos dedicado el ahorro a comprar la casa
y no a pensar en nuestra jubilación: sólo el 23% de los españoles paga un Plan de pensiones privado, con una
aportación media muy baja, 1.145 euros al año. Y esto sucede cuando se acaba de
aprobar una reforma
de pensiones que recortará un 20%
la pensión de la Seguridad Social a partir de 2027, afectando sobre todo a
los que tienen hoy menos de 49 años.
El año que viene, la Seguridad
Social nos mandará un papel a casa con la
pensión que nos corresponderá cuando nos jubilemos, según lo que cotizamos.
Y entonces, más de uno se dará un buen
susto, ya que la jubilación
media está en 920,38 € al mes (y 2.497 € la máxima). Será la mejor “propaganda” para los Planes de
pensiones y cada uno tendrá que echar cuentas de cuánto ha de ahorrar para
poder jubilarse
dignamente, con al menos el 70% del último sueldo. Ya hay herramientas en
Internet con las que podemos calcularlo.
Lo fundamental es empezar
pronto a ahorrar en un Plan de pensiones, con el que además nos ahorramos
muchos impuestos (hasta el 45% de lo aportado, con un
tope anual de inversión de 10.000 €, y 12.500€ para los mayores de 50 años). Lo
ideal es empezar
a los 40 años (o antes), aportando entre 300 y 500 euros al mes
(con menos se consigue muy poco). Con ello conseguiríamos
entre 1.000 y 1.600 euros de jubilación privada al mes durante 13 años,
entre los 67 y los 80 años (esperanza de vida). Y las mujeres tendrían que
aportar algo más, porque viven más años. Pero si retrasamos el Plan hasta los 50 años, habría que pagar al mes entre 475 y 800 euros para conseguir esa
misma pensión complementaria.
Decidido que tenemos que hacernos un Plan, tres consejos sencillos. Uno, escoja
una entidad que tenga Planes de distintas
gestoras y no quiera sólo colocarle “los suyos”. Segundo, compare la comisión (media: 1%) y no
sólo los regalos. Y tercero, vaya
cambiando de Planes a lo largo de su vida: empiece con Planes más
arriesgados, que invierten en Bolsa
(los datos demuestran que a 20 años vista, en valores siempre se gana) y luego,
a partir de los 50 años, pase a Planes de renta fija, garantizados y PPA
(a 5 o 10 años), con vencimientos ligados a la fecha de jubilación. Y piense no sólo en la
rentabilidad, sino en lo que se ha
ahorrado en impuestos. Otra vía es invertir
por libre, en Fondos y Bolsa, o en depósitos,
pero no desgrava. Eso sí, estas inversiones se pueden recuperar en cualquier
momento y en los Planes hay que esperar a la jubilación, salvo en tres
supuestos: incapacidad permanente, enfermedad grave o desempleo de larga
duración (más de 1 año).
El Gobierno de Rajoy
ha prometido
dar un mejor trato fiscal a los Planes de
pensiones, para que paguen menos
impuestos al cobrarse de una vez la jubilación (el 40% estaría exento de
impuestos, cuando ahora se paga como si todo fueran rentas del trabajo). Un
tema clave va a ser impulsar los Planes
de empresa, que en España sólo tienen un 10% de los trabajadores (2,2
millones de personas) cuando hay países donde llegan al 25% y al 50% (Gran
Bretaña). Sería una manera de complementar la pensión pública: más convenios con Planes de pensiones a
cambio de moderación salarial.
En cualquier caso, tenemos
que cambiar el chip y sobre todo
los más jóvenes: si no queremos vivir mucho peor a partir de la jubilación, habrá que invertir en nuestra pensión y no
en nuestra casa. Cambiar propiedad
por alquiler
y jubilación. Suena duro, pero hay que cambiar las prioridades porque las
pensiones se van a recortar y vamos a vivir más años. No es algo que se pueda
dejar para dentro de veinte años. Hay que prepararlo desde ahora. Empiece ya a ahorrar para su vejez.