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jueves, 25 de octubre de 2018

EPA septiembre 2018: "pincha" el empleo


Este verano se ha creado menos empleo del habitual, por el “pinchazo” del turismo: 183.900 nuevos empleos, menos de la mitad que el trimestre anterior y la cifra más baja desde el verano de 2015, según la EPA conocida hoy. Y el paro ha bajado en 164.100 personas, la menor rebaja en verano desde 2014. Y aunque ha mejorado el empleo fijo, todavía un 93,4% del nuevo empleo es de mala calidad. Y casi la mitad de los parados (cada vez con “más antigüedad)  no cobran nada. Urge dejarse de polémicas políticas estériles y pactar de una vez un Plan de empleo, a incluir en el Presupuesto 2019, con más ayudas a los parados (el 59% son “pobres”) y más recursos para formarles y recolocarles, así como para incentivar el empleo fijo de jóvenes, mujeres y mayores. Seguimos con el doble de paro que Europa y ahora aquí baja menos que en la UE-28, porque el turismo y la desaceleración económica han “pinchado” el empleo
Tomen medidas, por favor.

enrique ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por el turismo. Pero este año han “pinchado” los turistas y también el empleo: en el tercer trimestre se crearon 183.900 empleos, menos de la mitad que el  trimestre anterior (+469.900) y el menor aumento del empleo en verano (en 2017 se crearon 235.000 empleos) desde el año 2015 (+182.200), según la EPA conocida hoy. El nuevo empleo se ha creado sobre todo en los servicios (+ 210.200), por el turismo y la hostelería, aunque también aumentó en la construcción (+24.900) y la industria (sólo +2.800), cayendo en el campo (-8.600). Tres de cada cuatro nuevos empleos se han creado entre los hombres (+ 134.400) y sólo uno entre las mujeres (+46.900). Y lo más chocante, otro trimestre más: se ha creado sobre todo entre los mayores de 55 años (+70.200), mientras caía el empleo entre 30 y 39 años (-63.600). Por autonomías, ha crecido más en Baleares (+47.500), Cataluña (+33.500) y Castilla la Mancha (+22.700), bajando en el País Vasco (-7.200), Ceuta  (-1.700), Murcia (-1.000 y Asturias (-300 empleos).

La buena noticia es que este verano mejoró la calidad del empleo creado, gracias a una carta de la inspección de Trabajo, enviada a principios de agosto a 81.000 empresas donde se sospechaba que había fraude en contratos temporales. La misiva fue “mano de santo”: en agosto se convirtieron en fijos 67.161 contratos temporales y en septiembre otros 80.540, el dato más alto de la última década. Con ello, en septiembre se firmaron 232.768 contratos indefinidos, el 12% del total de contratos, el mayor porcentaje de indefinidos de los últimos años. Eso subió la media de contratos indefinidos del año (enero-septiembre) al 10,32%, frente al 9% de los últimos 4 años. Eso sí, todavía pesan mucho los contratos precarios, temporales (la tercera parte con menos de un mes de duración) y a tiempo parcial: sólo el 6,6% de los 16,47 millones de contratos firmados este año (enero-septiembre) son “de calidad”, fijos y a tiempo completo. Y España es líder europeo en contratos temporales: un 26,8% de todos los empleos, casi el doble que la media europea (14,3%).

La baja creación de empleo y el aumento de activos (los que buscan trabajo) han provocado que el paro baje también menos este verano, en -164.100 personas, la mitad que el trimestre anterior (-306.000 parados) y el menor descenso del paro desde el inicio de la recuperación, en 2014 (ese verano, el paro EPA cayó en -195.200 personas  y el verano pasado en -182.600). Con ello, el número de parados baja a  3.326.000, según la EPA de hoy, y la tasa de paro se reduce al  14,55 %, la más baja en una década. A pesar de la mejoría, somos el 2º país de Europa con más paro (tras el 19,1% de Grecia) y tenemos más del doble de paro que el continente (6,8% de paro en agosto en la UE-28) y cinco veces el paro de Alemania (3,4%), según los últimos datos de Eurostat. Y lo peor es el paro juvenil, el de los menores de 25 años: en España afecta al 33% de los jóvenes (a 528.000), frente al 14,8% en Europa (UE-28), el 31% en Italia, el 20,2% en Francia, el 11% en Reino Unido  o el 6,2% en Alemania.

El paro en España se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los parados:1.716.400 , con una tasa del  16,22 %, frente al  13,12% de los hombres), los jóvenes (31,61% de paro entre los menores de 29 años), los inmigrantes ( 20,64% de paro) y los mayores de 50 años (el 12,60 % de paro, casi el triple que en 2007), donde ya hay  838.700 españoles mayores sin trabajo (y sin posibilidad de tenerlo la mayoría), según la EPA de hoy. Además, el paro se concentra también en 5 autonomías, que mantienen una tasa de paro “insoportable” superior o rondando el 20%: Ceuta (30,79 %), Melilla (24,4%), Andalucía (22,85%), Extremadura (21,68%) y Canarias ( 19,64%), casi la media España pobre, que contrasta con el paro “casi europeo” de la España rica: Baleares (7,16%) País Vasco (9,42% de paro),  La Rioja (9,60%) Navarra (9,65%) y Aragón (9,87%). Y un dato esperanzador: se han reducido (-128.700) los hogares donde no trabaja nadie: son 1.083.700 hogares los que tienen a todos sus miembros en paro.

Pero quizás el dato más preocupante es que el paro se enquista y la mitad de los parados llevan más de 1 año sin trabajar, los llamados “parados de larga duración”: en septiembre de 2018 eran 1.600.100 personas, el  48% de todos los parados, según la EPA del tercer trimestre (en la UE-28 son el 43% de los parados). Y de ellos, 1.134.800 llevan ya parados más de 2 años y un millón largo más de 4 años sin trabajo, según un estudio de Fedea. De hecho, en las oficinas de empleo (SEPE) hay 668.432 parados apuntados desde hace más de 4 años, según los datos aportados por UGT. Son una enorme bolsa de “parados crónicos”, que tienen muy difícil volver a trabajar, porque están “fuera del mercado”. Y no sólo por su edad (un 70% de los que llevan parados más de 4 años superan los 50 años y dos tercios son mujeres) sino porque tienen poca formación: un 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO (o incluso menos) y eso les aleja aún más de poder ser contratados.

Mientras ven difícil recolocarse, el mayor problema de muchos de estos “parados viejos” es sobrevivir, porque tras tantos meses en el paro, se les ha agotado el subsidio en muchos casos. Y así nos encontramos con que casi la mitad de los parados EPA no cobran ya ningún subsidio de paro: en agosto de 2018, según los últimos datos de Empleo, sólo cobraban alguna ayuda 1.836.288 parados, el  55,2 % de los parados estimados (EPA). Y encima, de los parados que cobran, sólo algo más de un tercio (845.460 parados) cobran el subsidio contributivo de 788 euros al mes y los dos tercios restantes cobran un subsidio asistencial (de 6 a 12 meses) de sólo 430 euros mensuales. Los 1.489.712 parados restantes (el  44,8 % del total) no cobraban nada, ningún subsidio: cuando Rajoy llegó a la Moncloa, a finales de 2011, los que no cobraban ningún subsidio eran el 44,5% de los parados).

Esta rebaja en el número de parados que cobran alguna ayuda es algo buscado, tras los recortes aplicados en 2012 y después a las prestaciones por desempleo, con objeto de recortar el gasto y el déficit público. Así, el gasto en desempleo ha pasado de un máximo de 32.366 millones en 2009 a 17.474 millones que se gastaron en 2017, unos 800 millones menos de lo presupuestado (18.300 millones), según el Ministerio de Empleo. Y esa caída del gasto (-46,26%) no se corresponde con la caída del paro estimado en esos años (-559.800), que ha sido menor (-12,93%), con lo que ha caído el porcentaje de parados que no cobran y los que cobran reciben menos (788 euros mensuales  frente a 864 euros en 2011) y de forma muy desigual: en Baleares, los parados cobran 891 euros de subsidio, en Navarra 863, en el País Vasco 827 y en Cataluña 824,8 euros frente a 688,9 en Extremadura, 751 en Andalucía o 754 en Cantabria. Y en 2018, el gasto en desempleo cae otro 3,2% sobre lo presupuestado en 2017, hasta 17.702 millones de euros, la mitad de lo que se paga a inversores y bancos por los intereses de la deuda (32.000 millones).

Esta baja cobertura de parados que cobran el desempleo provoca que más de la mitad de los parados españoles sean pobres: si en el conjunto de España, el 26,6% de la población de las personas son “pobres” (ingresan menos del 60% de la media: ganan menos de 8.522 euros anuales (710 euros al mes), entre los parados son pobres el 59,1%, según la última estadística europea AROPE. Y además, el hecho de que la mitad de los parados estimados (EPA) no cobre ayudas le supone también que el Estado no cotiza por ellos a la Seguridad Social, lo que afecta muy negativamente a su futura pensión.

Volviendo al empleo, se espera ahora que crezca poco este otoño, al  debilitarse el crecimiento internacional y español el último trimestre, para cerrar 2018 con una menor creación de empleo que en 2017, porque la economía también va a crecer menos (2,6% frente a 3,1% en 2017). Así, frente a los 490.300 empleos creados en 2017, la previsión del Gobierno Sánchez es crear 456.000 nuevos empleos en 2018 y 439.000 empleos más en 2019. Eso significa que España no recuperaría el empleo de antes de la crisis (20.646.000 ocupados en junio de 2008) hasta dentro de tres años, hasta diciembre de 2021 (20.653.000 ocupados), según la previsión del Gobierno Sánchez. Habrán sido, pues, 13 años perdidos para el empleo. Y algunas otras previsiones, como la del profesor Josep Oliver, retrasan esa recuperación del empleo de 2008 un año más, hasta finales de 2022. Y en cuanto al paro, la caída del desempleo en España (-8,8% anual) es más lenta que en Europa (-10,3% anual), según los últimos datos de Eurostat (agosto 2018).

Los datos de la EPA, donde ha “pinchado” el empleo, deberían obligar a Gobierno y oposición a pactar medidas urgentes contra el paro, el principal problema de los españoles. Por un lado, urge un Plan de choque contra el paro, asentado en tres patas. Una, mejorar la cobertura de los parados, para que haya más que cobren un subsidio. Ya hay un acuerdo, incluido en el pacto  Gobierno-Podemos, para que los parados mayores de 52 años cobren un subsidio de paro hasta que se jubilen. En 2013, el Gobierno Rajoy subió la edad para cobrar este subsidio de 52 a 55 años, estableciendo restricciones (como contemplar los ingresos del resto de la familia) y cotizando por ellos el 100% de la base mínima en lugar del 120%. Ahora, al rebajar este subsidio a los 52 años, lo podrán recibir 50.000 parados más, teniendo en cuenta sólo sus ingresos y cotizando por ellos el 120% de la base mínima. La medida costará 323 millones al año, aunque su aplicación exige aprobar el polémico Presupuesto 2019. Además de esta mejora, los sindicatos piden crear un nuevo seguro de paro para los que se les ha terminado el subsidio contributivo y tienen menos de 52 años. Y para complementar estos cambios,  Pedro Sánchez ha pedido en Bruselas que se cree un seguro de paro europeo, financiado en un 80% por los paises y un 20% por la UE.

La segunda pata debía ser una reforma a fondo de las oficinas de empleo (SEPE), dado que el 91% de los parados no recibe ningún servicio (sólo el 4,12% hace cursos) y ayudan a buscar trabajo al 2% de los parados, según un reciente informe de CCOO. Y eso implica no sólo tener más recursos y más medios (herramientas informáticas para ayudar a los parados), sino también más personal: cada empleado del SEPE atiende a 211 parados, frente a 105 en la UE-28, 73 en Francia, 48 en Alemania y 24 en Reino Unido. Ligado a esta reforma del SEPE, una tercera pata del Plan de choque contra el paro: volcarse en la formación de los parados, fomentando cursos ligados a lo que las empresas demandan. Y para ello, hay que volver a reformar la política de formación, porque los cambios que impuso el Gobierno Rajoy en 2013 han dinamitado la formación y provocado algo inaudito: hay 1.504 millones de euros para formación sin gastar, de los ejercicios 2015, 2016 y 2017. Y llegarán a 2.000 millones a finales de 2018, según ha reconocido el SEPE a sindicatos y patronal. La mitad de ese dinero debería haber ido a los parados, para formarlos. Ahora, es prioritario recuperar esos fondos y planificar gastarlos bien con los parados que más lo necesiten.

Junto a este Plan de choque contra el paro, hay que aprobar un Plan de empleo para toda España, como el que Sánchez ha prometido para Andalucía (en la antesala de las elecciones…). Un Plan centrado en promover e incentivar la contratación de parados de larga duración, jóvenes y mujeres, en colaboración con la patronal, los sindicatos, las autonomías y unas nuevas oficinas de empleo, que asesoren a los parados a encontrar trabajo. Es imprescindible reordenar el mapa de contratos, para simplificarlos, y fomentar el empleo estable y a tiempo completo, con más recursos públicos en políticas activas de empleo: España gasta este año 5.710 millones, un 26% menos que en 2010 (7.750 millones) y la mitad que Europa (0,5% del PIB frente al 1% en la UE-28). Y también reforzar las plantillas de la inspección de Trabajo (se han convocado 353 nuevas plazas), para luchar contra el fraude y la precariedad, sobre todo en algunos sectores como la hostelería, el comercio o la economía colaborativa.

Se crea empleo pero menos, no suficiente y todavía bastante precario. Y la mayoría de los parados malviven en la pobreza y sin perspectivas de trabajar, mientras seguimos con el doble de paro que Europa. Y pasan los meses y las EPAs sin que se afronte de verdad el problema que más preocupa a la mayoría de las familias españolas. Basta ya de perderse en polémicas y enfrentamientos inútiles. Es la hora del empleo, antes de que vengan mal dadas.


jueves, 26 de abril de 2018

EPA marzo 2018 : menos empleo y más paro


En el primer trimestre de 2018 se han perdido 124.100 empleos, casi el doble de los perdidos en el primer trimestre de 2017 y 2016, a pesar de que este año ha caído la Semana Santa en marzo, no en abril, y eso debería haber creado empleo. Pero el empleo ha “pinchado”, en los servicios y en la industria y en 15 autonomías. Y también ha subido el paro, mientras la mitad de los parados llevan ya más de 1 año sin trabajar y no cobran ningún subsidio. Pero  además, el Gobierno va a cambiar los subsidios desde el 1 de mayo, recortando más las ayudas al 75% de los parados, mientras las oficinas de empleo ni forman ni recolocan. Seguimos con más del doble de paro que Europa y este año puede ser malo para el empleo, porque se está enfriando el turismo, el petróleo bate récords y sube el euro y los tipos, lo que puede frenar el crecimiento, ya más moderado en Europa. Urge pactar  un Plan de empleo, con ayudas y medidas para emplear a jóvenes, mujeres y mayores. Es la gran preocupación de los españoles. Dejen de ocuparse de otras cosas y consigan más trabajo decente.


El primer trimestre siempre es malo para el empleo, porque se acaban los contratos de Navidad y rebajas. Pero este año, la Semana Santa ha caído en marzo, no en abril, lo que debía haber mejorado el empleo. No ha sido así: se han destruido 124.100 empleos en el primer trimestre, según la EPA conocida hoy, el doble de empleo perdido que en los dos últimos años (-69.800 empleos perdidos en 2017 y -64.600 en 2016). El empleo ha “pinchado” sobre todo en los servicios (-110-500 empleos), en el turismo, la hostelería y el comercio, y en la industria (-39.400 empleos), mejorando en la agricultura (+13.100 empleos) y en la construcción (+8.200 empleos). El empleo se ha perdido más entre las mujeres (-69.000 empleos) que entre los hombres (55.100) y en casi todas las edades: entre los trabajadores de 30 a 40 años (-93.400 empleos), los menores de 30 años (-35.300) y los que tienen de 50 a 54 años (-25.700 empleos). Y sólo se ha creado empleo  en Madrid (+21.900) y Canarias (+7.600), perdiéndose en las 15 autonomías restantes, más en la Comunidad Valenciana (-38.200), Baleares (-31.600) y Castilla la Mancha (-21.900 empleos).

El poco empleo creado este primer trimestre ha sido otra vez un empleo muy precario, aunque menos que en 2017: de los 4.943.000 contratos firmados entre enero y marzo (una barbaridad, porque se hacen muchos para cada empleo), el 89,06% fueron temporales y un 10,94% indefinidos, más que el 9,88% de contratos indefinidos firmados en todo 2017, según datos de Empleo. Y un 34,05% fueron a tiempo parcial, por horas, mientras el 65,95% eran contratos a jornada completa. Con ello, sólo el 6% de todos los contratos firmados en 2018 han sido “normales”, fijos y a jornada completa, una precariedad que se arrastra desde 2009. Y por ello, el 26,11% de todos los trabajadores asalariados tienen ahora un contrato temporal (la cuarta parte de los nuevos, por menos de una semana), el porcentaje más alto en Europa. Y un 15% tienen un empleo a tiempo parcial, el 60% porque no encuentran otro.

La pérdida de empleo ha aumentado el paro en el primer trimestre, aunque sólo en +29.400 personas, porque se ha reducido el número de personas que buscan trabajo (los “activos”) en 94.700 personas (“desanimados, que tiran la toalla y ya no buscan empleo). Con ello, el número de parados sube a 3.796.100, según la EPA de hoy, con lo que la tasa de paro sube al  16,74%. Y somos el 2º país con más paro de Europa (tras el 20,8% de Grecia) y tenemos más del doble de paro que el continente (7,1% en la UE-28 en febrero) y cinco veces el paro de Alemania (3,5%), según los últimos datos de Eurostat. Y lo peor es el paro juvenil, de los menores de 25 años: en España afecta al 40,8% de jóvenes, frente al 17,3% en Europa (UE-28), el 22,6% en Francia, 12,2% en Reino Unido y 6,7% en Alemania.

El paro en España se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los parados: 1.955.400, con una tasa del  18,54%, frente al 15,18% los hombres), los jóvenes (37% de paro entre los menores de 29 años), los inmigrantes (24,28% de paro) y los mayores de 50 años (el 15,25% de paro, el triple que en 2007), donde ya hay 999.400 españoles mayores sin trabajo (y sin posibilidad de tenerlo la mayoría). Además, el paro se concentra  también en 6 autonomías, que mantienen una tasa de paro “insoportable” superior al 20%: Ceuta (31,44%), Melilla (27,24%), Extremadura ( 25,94 %),  Andalucía ( 27,74 %), Castilla la Mancha (20,68%) y Canarias ( 20,62%), la media España pobre, que contrasta con el paro “casi europeo” de la España rica, Navarra ( 10,54% de paro), País Vasco (10,76% ) y la Rioja (11,03%). Y un dato estremecedor: han aumentado (+ 31.300) los hogares donde no trabaja nadie: son ya 1.241.800 hogares con todos sus miembros en paro.

Pero quizás el dato más preocupante es que el paro se enquista y la mitad de los parados llevan más de 1 año sin trabajar, los llamados “parados de larga duración”: en marzo de 2018 eran 1.888.700 personas, el 49,75% de todos los parados, según la EPA del primer trimestre (en la UE-28 son el 43% de los parados). Y de ellos, 1.363.800 llevan ya parados más de 2 años y un millón largo más de 4 años sin trabajo, según un estudio de Fedea. Son una enorme bolsa de “parados crónicos”, que tienen muy difícil volver a trabajar, porque están “fuera del mercado”. Y no sólo por su edad (un tercio superan los 50 años) sino porque tienen poca formación: un 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO (o incluso menos) y eso les aleja aún más de poder ser contratados.

Mientras ven difícil recolocarse, el mayor problema de muchos de estos “parados viejos” es sobrevivir, porque tras tantos meses en el paro, se les ha agotado el subsidio en muchos casos. Y así nos encontramos con que más de la mitad de los parados EPA no cobran ya ningún subsidio de paro: en febrero de 2018, según los últimos datos de Empleo, sólo cobraban alguna ayuda 1.913.555 parados, el 50,4% de los parados estimados (EPA). Y encima, de los parados que cobran, sólo algo más de un tercio (773.381 parados) cobran el subsidio contributivo de 821 euros al mes y los dos tercios restantes cobran un subsidio asistencial (de 6 a 11 meses) de sólo 426 euros mensuales. Los 1.882.545 parados restantes (el 49,6% del total) no cobraban nada, ningún subsidio: cuando Rajoy llegó a la Moncloa, a finales de 2011, los que no cobraban ningún subsidio eran el 44,5% de los parados).

Esta rebaja en el número de parados que cobran alguna ayuda es algo buscado, tras los recortes aplicados en 2012 y después a las prestaciones por desempleo, con objeto de recortar el gasto y el déficit público. Así, el gasto en desempleo ha pasado de un máximo de 32.366 millones en 2009 a 17.397 millones que se gastaron en 2017, según la liquidación del Presupuesto. Y esa caída del gasto (-46,26%) no se corresponde con la caída del paro estimado en esos años (-559.800), que ha sido menor (-12,93%), con lo que ha caído el porcentaje de parados que no cobran y los que cobran reciben menos (821 euros mensuales  frente a 864 euros en 2011) y de forma muy desigual: en Baleares, los parados cobran 984,60 euros de subsidio frente a 696,30 en Extremadura y 784,60 euros en Canarias.

El Gobierno Rajoy busca seguir recortando el gasto en los parados, para que le ayuden a rebajar el déficit público como ha prometido a Bruselas. Y por eso, ha propuesto a las fuerzas sociales una reforma del seguro de paro que entra en vigor este 1 de mayo, aunque los sindicatos están en contra. Elcambio afecta al subsidio asistencial, el que cobran los que ya han agotado el seguro contributivo por el que cotizaron. Ahora había tres modalidades (Renta activa de inserción, Plan Prepara y Programa de Activación para el Empleo) que se van a unificar en una sola (Renta complementaria de Desempleo, RED). Se cambian los plazos y requisitos, de tal manera que un 75% de los actuales beneficiarios van a salir perdiendo, según el análisis de CCOO. Los parados con responsabilidades familiares perderán entre 1 y 3 meses de subsidio y los que además tienen más de 45 años, perderán 9 meses, según UGT. Y los que parados con responsabilidades familiares que han cotizado entre 6 y 12 meses, perderán entre 3 y 42 meses de subsidio. Además, la nueva ayuda será de 430 euros mensuales, menos de lo que reciben los parados del Plan Prepara con familia (457 euros) y no tendrán ayuda los parados cuyo cónyuge gane poco más del salario mínimo.

Así que si hoy reciben ayudas la mitad de los parados, pronto van a ser aún menos. Y encima, tampoco les ayudan las oficinas de empleo (SEPE) a formarse ni a encontrar trabajo. ). Los datos son demoledores. Uno, los parados tardan 9 meses y medio (de media) en recibir la primera atención personalizada en la oficina del SEPE y un tercio de ellos la reciben cuando llevan ya más de un año parados, según un detallado estudio de Fedea. Dos, el 91,3% de los parados registrados no recibe ninguna orientación personalizada para encontrar trabajo. Y tres, sólo el 2% de los parados encuentran trabajo gracias a las oficinas de empleo, frente al 10% de media en Europa y en Alemania. El resto lo encuentra gracias a las ETTs privadas (el 17%) y sobre todo por su cuenta (81%). Y además, Las oficinas de empleo tampoco forman a los parados: en 2016, sólo 152.544 parados recibieron cursos de formación, un 4,12% de los parados registrados, según las últimas estadísticas del SEPE.

Con este panorama (empleos perdidos y mucho parado sin salida), España debería plantearse crecer mucho más y crear más empleo, para acercarse a niveles europeos. Porque no sólo tenemos más del doble de paro que Europa (16% frente al 7,1%) sino que tenemos mucha menos gente trabajando, razón por la que somos más pobres: la tasa de empleo en España es del 65,5% (trabajan dos tercios de los españoles entre 20 y 64 años), mientras en la UE-28 trabajan el 72,2%, según Eurostat. Eso significa que para ser como Europa, deberían trabajar un 6,7% más de españoles, casi 2 millones más. O sea, que no se trata sólo de recuperar el empleo de antes de la crisis (20,7 millones en septiembre 2007, cuando ahora trabajan 18,87 millones), sino también crear 2 millones más (22,7 millones). Habría que crear, en total, 3,8 millones de empleos para tener un nivel de ocupación europeo.

Este debería ser el gran objetivo nacional, no regodearse en el triunfalismo del Gobierno Rajoy, que se apunta el triunfo de haber creado 2 millones de empleos desde 2014 (aunque en realidad sólo han creado 721.200 empleos desde que llegaron, a finales de 2011). Y no es un objetivo fácil, porque aunque España crece casi al 3%, no crea mucho empleo (490.300 en 2017) y el 90% del empleo que se crea es precario, temporal y a tiempo parcial. Y encima, el empleo indefinido tampoco es seguro: un 40% de los contratos indefinidos no sobreviven más de un año, según  un reciente estudio publicado en el blog Nada es gratis.

Además, 2018 puede ser un año difícil para crecer y crear empleo (el Gobierno espera que se creen 475.000 nuevos empleos), porque hay tres incertidumbres en el horizonte: el posible pinchazo del turismo extranjero este verano (Turquía y Egipto han recuperado 1,4 millones de turistas solo en enero y febrero), el principal motor del empleo en España, la subida récord del petróleo (ha superado los 75 dólares barril, el máximo desde 2014), que encarecerá la factura energética del país y quitará dinero a familias y empresas, y la subida del euro (ronda los 1,23 euros por dólar), que encarece el turismo y las exportaciones, recortando también crecimiento y empleo. Y sin olvidar la esperada subida de tipos, empujada por EEUU, que subiría los intereses de la deuda del Estado, empresas y familias, restando también empuje a la economía, que ha moderado su crecimiento en la eurozona, según acaba de advertir Draghi, presidente del BCE. Por todo ello, urge que el Gobierno ponga el contrapunto a estas incertidumbres, reanimando la economía, no haciendo más recortes como plantean los Presupuestos 2018.

Y sobre todo, hay que poner la prioridad en el empleo y el paro, que sigue siendo la primera preocupación de los españoles. Eso pasa por pactar de una vez un Plan de empleo, asentado en 4 patas: más ayudas a los parados (intentar que cobren alguna ayuda 1 millón de parados más, lo que costaría unos 5.000 millones anuales), mejorar la formación de los parados (es un escándalo que haya 1.800 millones de euros del presupuesto de formación sin gastar, según denuncia la patronal), reformar las oficinas de empleo a fondo (para que asesoren y recoloquen a los parados) y Planes específicos de empleo para jóvenes, mujeres y mayores de 50 años, los que más sufren el paro. En paralelo, habría que aprobar un Plan de choque contra la precariedad, con medidas de “palo” (aumentar la inspección de Trabajo para detectar el fraude de contratos temporales que debían ser fijos) y “zanahoria” (ayudas a las empresas que hagan fijos a temporales y subida de cotizaciones a las que abusen de la temporalidad), empezando por los sectores más precarios, como la hostelería, el turismo o el comercio, para imponer sanciones y dar ejemplo al resto.

Con la EPA del primer trimestre, el Gobierno tiene difícil hacer su habitual “triunfalismo barato”, mientras a la mayoría de españoles les sigue preocupando tener un empleo precario y mal pagado, que en cualquier momento pueden perder. Y a 3.796.100 españoles (1 de cada 6), seguir sin trabajo. Hay que plantearse de una vez por todas tomar medidas de fondo y afrontar ya el gran problema que nos hace diferentes de Europa: trabajamos mucha menos gente y tenemos más del doble de paro. Se puede arreglar, en unas décadas, pero hay que tomar medidas ya. No dejar pasar los meses y los años, agarrándose a que “se crea empleo”: ahora, ni eso. Muchos no lo tienen y otros están subempleados. No los olviden.

martes, 16 de noviembre de 2010

España y el efecto mariposa de la crisis irlandesa


Irlanda ha ganado tiempo esta noche en Bruselas, al rechazar solicitar formalmente la ayuda de la Unión Europea. Se ha resistido como gato panza arriba (antes tigre celta), pero al final ha tenido que aceptar el envío a Dublín de una de una misión de la Comisión Europea, el BCE y el FMI para discutir sobre la situación y el apoyo a los bancos irlandeses, que pueden necesitar otros 50.000 millones de euros de ayudas, además de las inyecciones de dinero ya recibidas del Gobierno irlandés (hasta 286.000 millones de euros, el 170% del PIB de Irlanda), que han  colocado el déficit público en el 32% de su riqueza.

 Ilustración: Enrique Ortega
Bruselas, una vez más, ha cerrado en falso la crisis, al dejar a Irlanda, un país con menos de 100 años de independencia, salvar la cara de la “soberanía” ante sus electores (al menos hasta que pasen las elecciones parciales del 25 de noviembre). Pero nadie pone en duda que habrá un plan de salvación o rescate para Irlanda, aunque la ayuda se venderá como créditos para salvar la banca. Al final da lo mismo, porque será el Estado irlandés (sus contribuyentes) los que tendrán que devolver los millones. Pero nadie da dinero sin condiciones (y menos Alemanía, que pondría la cuarta parte), así que Irlanda tendrá que anticipar y endurecer  su plan de ajuste previsto para diciembre: recortar más gastos y salarios y aumentar impuestos. 

Irlanda ha acabado aceptado un rescate de tapadillo  por la presión del Banco Central Europeo (BCE), que estaba manteniendo a los bancos irlandeses con inyecciones de liquidez que mantenían vivo al enfermo pero que se convertían en una burbuja peligrosa. Y sin liquidez, la banca irlandesa hubiera engordado aún más la pelota de la deuda de Irlanda, que ya nadie se atrevía a financiar (incluso al 8,36% de interés).Y eso era la quiebra del país.Ahora, milagros de la economía, Gran Bretaña quizás también aporte dinero al rescate de Irlanda, cuando no quiso ni oír hablar de participar en el rescate de Grecia. Claro que aquí, es el principal acreedor de Irlanda y sus bancos están contagiados por el virus celta.
La Unión Europea ha sido incapaz de lanzar un mensaje firme y claro a los mercados, con lo que refuerza la falta de liderazgo de una región que apenas crece, sin cohesión política y económica, incapaz de aprobar su Presupuesto para 2011(han prorrogado el de 2010). Y han sentado un grave precedente : si han sido capaces de dejar pudrirse la situación en Irlanda (haciendo ganar más dinero a los especuladores de bonos), se puede repetir la jugada en otros países.
Mientras se concreta el plan de ayuda para Irlanda, las miradas se centran ahora en Portugal, que tiene todas las papeletas para abrir el próximo “baile”, a pesar de que ha aprobado ya dos paquetes de ajuste y un duro Presupuesto para 2011 que ha contado con el apoyo tácito(abstención) de la oposición. Portugal no es Irlanda, su agujero fiscal es menor y la banca no está tan tocada, pero al final, si se les encarece la deuda (ahora la colocan al 6,95 % frente al 8,36% de Irlanda y el 4,60% de España), el proceso de deterioro puede ser muy rápido. Y España es el primer acreedor de Portugal, con 6.500 millones de euros.

Al final, España no es Irlanda ni Portugal, pero la crisis de la deuda nos afecta de lleno. De entrada, además de la caída de la Bolsa (que afecta a 4 millones de accionistas), esta crisis ya está encareciendo el dinero al Estado (deuda pública), a las empresas y a los particulares, con lo que el crédito va a ser aún más escaso y costoso. Además, si el euro se debilita, nos costarán más las importaciones y pueden subir la energía y muchos precios. Y todo ello será una zancadilla para el crecimiento y el empleo. Pero lo peor es que si la tormenta europea no amaina y seguimos en el punto de mira, Zapatero se verá obligado a presentar un ajuste adicional y hay pocos sitios donde hacerlo: seguro de paro, pensiones o sanidad.  Es el efecto mariposa de la crisis de Grecia e Irlanda. Que es la crisis del modelo europeo actual, incapaz de afrontar la crisis unidos y con decisión.