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jueves, 27 de febrero de 2020

El empleo desigual, clave de las 3 Españas


En los últimos 6 años, la recuperación ha creado 3 millones de empleos. Pero dos tercios han sido sólo para 10 provincias (Madrid, Sevilla, islas y litoral mediterráneo), mientras que en 30 provincias (del norte e interior) apenas se ha creado empleo. Y sólo 3 autonomías (Madrid, Baleares y Canarias) tienen hoy más empleo que antes de la crisis. Este reparto tan desigual del empleo ha sido el factor decisivo para que la brecha entre la España rica y la pobre se mantenga. Y la diferencia entre la región más rica (Madrid) y la más pobre (Extremadura) sólo se ha reducido a la mitad desde 1955, según un reciente estudio, que alerta de que, a este ritmo, se tardarán 80 años para reducir esa brecha a la mitad. Algo habrá que hacer para corregir mejor la tremenda desigualdad entre regiones: además de actuar sobre la financiación autonómica, los impuestos y las inversiones y ayudas públicas, habrá que repartir mejor el empleo. No puede haber 3 clases de españoles según donde vivan.

enrique ortega

Todo el mundo sabe que hay 2 Españas, una rica y otra pobre, aunque quizás sería más preciso incluir una 3ª, la España intermedia. La clasificación se hace con la riqueza que genera cada región por habitante (PIB por habitante) y el último dato del INE, de 2018, refleja claramente esas 3 Españas. Una, la España rica, integrada por 7 autonomías: Madrid (35.041 euros/habitante), País Vasco (33.323 euros), Navarra (31.389), las tres con más riqueza que la media europea (30.960 euros/habitante), Cataluña (30.426), Aragón (28.151), Baleares (27.682) y la Rioja (27.225), las 7 regiones con más riqueza que la media de España (25.727 euros/habitante). La segunda, la España pobre, compuesta por 6 autonomías: Melilla (18.533 euros/habitante, que le ha quitado el último puesto a Extremadura (18.769 euros, casi la mitad que Madrid), Andalucía (19.107), Ceuta (20.120), Castilla la Mancha (20.363) y Canarias (20.892 euros/habitante). Y queda una tercera España, la intermedia, integrada por otras 7 autonomías, la mitad cerca de las pobres y la otra mitad acercándose a las ricas: Murcia (21.269 euros por habitante), Comunidad Valenciana (22.426), Galicia (23.183), Cantabria (23.757) y Castilla y León (24.031 euros por habitante).


Lo que quizás mucha gente no sepa es que este retrato de las 3 Españas es muy similar al de hace 60 años e incluso, similar al de hace siglos. De hecho, esta brecha entre regiones más o menos productivas se arrastra desde  hace siglo y medio, al menos, según el libro “La desigualdad regional en España 1860-2015”, escrito por tres catedráticos universitarios (Díez-Minguela, Martínez-Galarraga y Tirado). La desigualdad regional aumentó entre 1860 y 1910, se redujo después entre 1910 y 1950, volvió a bajar entre 1960 y 1985 y aumentó desde 1986, a raíz de la entrada de España en Europa, debido a que una economía más abierta agravó las diferencias regionales, al competir mejor unas autonomías que otras. 


Al final, un reciente estudio de FEDEA revela que la brecha entre regiones ricas y pobres se redujo sólo a la mitad entre 1.955 y 2018. Y que los ricos y pobres son casi los mismos. En 1.955, las cuatro regiones más ricas eran el País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra, las mismas que en 2018, aunque Madrid ha subido al nº1 y Cataluña baja al 4º. Y las cuatro regiones más pobres en 1.955, Extremadura, Galicia, Castilla la Mancha y Canarias (de peor a mejor), son también hoy pobres, salvo que sale Galicia y entran Andalucía, Ceuta y Melilla. Y la brecha entre el nivel de la región más rica y más pobre ha bajado de 124 puntos en 1995 (País Vasco tenía el 182% de la renta media y Extremadura el 58%) a 64,17 puntos (Madrid tiene el 136,20% de la renta media y Melilla el 72,03%). O sea que tras 64 años de crecimiento y políticas públicas, la desigualdad regional se ha reducido a la mitad.


Eso es la comparación entre los extremos. Pero el estudio de FEDEA  nos indica que en estos últimos 63 años, el crecimiento en España ha sido muy desigual por regiones. Así, ha habido 7 autonomías que han perdido renta relativa, que producen en 2018 un porcentaje menor sobre la renta media española del que producían en 1955: Asturias, Comunidad Valenciana, Baleares, Cantabria, Cataluña, Madrid y País Vasco. Han perdido “peso económico sobre el que tenían hace 63 años, lo que es “bueno” para corregir desigualdades en el caso de las regiones ricas (y malo para Asturias, Cantabria y Comunidad Valenciana). Y otras dos regiones se mantienen igual: la Rioja (rica) y Andalucía (pobre). Y son las 9 autonomías restantes (casi todas pobres, salvo Aragón, Galicia, Castilla y León y Murcia) las que han ganado peso económico, aunque no sea suficiente para recortar toda la brecha con los ricos, sólo la mitad de esa distancia. 


¿Qué hace que unas regiones sean más ricas que otras? Básicamente, su estructura productiva y la mayor o menor creación de empleo, el peso de la industria (más productiva y resistente a las crisis), el mayor o menor peso de la construcción y los servicios (empleo con menos valor y más vulnerable), el peso de las exportaciones, la población (las regiones que más han crecido, como Madrid o País Vasco, han ganado población, española e inmigrante), el nivel educativo y la formación de los adultos, la inversión pública y las ayudas de las distintas administraciones, los impuestos, la financiación autonómica, el reparto de los fondos europeos y, en la última década, las pensiones, que han supuesto ingresos extras en las regiones más envejecidas. Además, hay un caso especial que es Madrid, la región española más productiva entre 2010 y 2018 y la que más crece (en 2018 ya superó a Cataluña), sobre todo por “el factor capitalidad”: ser capital  de un país aporta un crecimiento extra (atracción de empresas, inversiones y población) en toda Europa, donde las regiones que tienen dentro la capital son las más ricas en 25 de los 28 paises UE.


El estudio de FEDEA analiza los tres factores que son claves en la riqueza o producción de las distintas regiones: la productividad y precios, el empleo y la población. Y destaca que el primero, la productividad, ha ayudado a reducir la brecha entre la España rica y la pobre (en este indicador, ha pasado de 97 a 30 desde 1955 a 2018), gracias a que las regiones industriales han perdido productividad relativa, mientras la ganaba el sur y noroeste y se estancaba en la zona del Ebro y en la Comunidad Valenciana. El tercero, la población, también ha ayudado a las regiones más pobres, sobre todo durante la crisis, especialmente a  Canarias y  Andalucía, que se han beneficiado de tener población más joven, mientras el envejecimiento ha perjudicado sobre todo a Asturias, Aragón y Cataluña. Pero el factor decisivo que ha impedido reducir más la brecha regional ha sido el empleo, la ocupación.


El estudio de FEDEA concluye que la desigualdad en el empleo creado ha sido el factor clave que explica la brecha de renta entre regiones, sobre todo desde 2004 y más a partir de la crisis de 2008. Y en 2018, el reparto desigual de la ocupación explica ya dos tercios de la desigualdad de renta entre autonomías. Y eso porque las regiones más ricas han captado más empleo y la ocupación se ha deteriorado (entre 2007 y 2019) en las regiones pobres (-9% en Extremadura, -6,6% en Castilla la Mancha, -3,42% en Andalucía)  y sobre todo en las regiones intermedias (-12% en Asturias, -9,8% en Galicia, -8,6% en Castilla y León, -7,5% en Cantabria, -6,07% en la Comunidad Valenciana). En definitiva que, según el estudio de Funcas, la desigualdad territorial es ahora un problema de empleo más que de productividad.


Si buceamos en la EPA del INE con lo que ha pasado con el empleo entre 2007 y 2019, se confirma este comportamiento desigual, por autonomías y provincias. Así, de los 3.016.300 empleos creados (un +17,8%) entre marzo de 2014 y diciembre de 2019, casi dos tercios (1.922.500 empleos) se los han llevado 10 provincias: Madrid (+538.400 empleos, un +20,42% de aumento), Barcelona (+367.000, un+16,66%), Valencia (+161.700, un +17,68%), Alicante (+154.100, un +24,36%), Baleares (+151.600, un +36,22%, el mayor crecimiento de empleo), Málaga (+151.200, un +30,44%), Sevilla (+134.400, un +21,86%), Murcia (+89.000 empleos, un +17%), Las Palmas (+88.500, un +22,5%) y Cádiz (+86.600, un +17%), según la EPA (INE). Básicamente, es la España del litoral mediterráneo más Madrid y Sevilla. Y mientras, la España del interior y el norte, un total de 30 provincias (todas las de Castilla y León, Ciudad Real, Cuenca y Albacete, Lugo y Orense, todo el Cantábrico salvo Vizcaya, Navarra, La Rioja, Teruel, Huesca, Cáceres, Córdoba, Huelva y Jaén), han creado sólo 440.000 empleos en la recuperación. O sea, poco empleo para la España vaciada y pobre.


Y al final, sólo en 3 autonomías trabaja hoy más gente que antes de la crisis (2007). Son Madrid (+22.700 ocupados) y Baleares (+28.800 ocupados), dos regiones ricas, junto a Canarias (+54.200 ocupados), una región pobre, a las que había que sumar a Ceuta (+3.700 ocupados que en 2007) y Melilla (+2.200), las tres muy probablemente por su peculiar situación geográfica (inmigración) y fiscal. Y en paralelo, las 14 regiones restantes no han recuperado aún el empleo que tenían en 2007, en especial la Comunidad Valenciana (-136.200 empleos, un -6,07% de pérdida neta de empleo), Galicia (-119.400 empleos, un -9,8%), Cataluña (-118.700 empleos, un -3,27%), Andalucía (-111.300 empleos, un -3,42%), Castilla y León (-94.400 empleos, un -8,6%), Castilla la Mancha (-58.300 empleos, un -6,6%) y Asturias (-53.700 empleos, un -12%, la autonomía que tiene un mayor porcentaje de empleo que recuperar). Como se ve, el balance final del empleo es peor para la España intermedia que para la España pobre, lo que ha llevado a “aproximarlas” desde 2007.


Ahora, la perspectiva es que, al ritmo que vamos, la brecha entre las regiones ricas y las pobres no se reducirá a la mitad hasta el año 2.100, según el estudio de FEDEA. O sea, que si han hecho falta los últimos 63 años para reducir a la mitad la brecha entre las dos Españas que había en 1955, para volver a reducirla sólo a la mitad (no suprimirla) habrá que esperar aún más, 80 años. Algo social y políticamente impresentable.


Por eso, este estudio de FEDEA debería forzar un gran Pacto político y social por acabar con las 3 Españas en unas décadas, en paralelo con todas las políticas prometidas para acabar con la España vaciada (que es la España pobre e intermedia). Y eso empieza por reforzar el papel reequilibrador del Estado, desde el BOE y los Presupuestos, de tal manera que todas las políticas públicas tuvieran como uno de sus objetivos (la igualdad de la mujer debe ser otro) el reequilibrio territorial, reducir a medio plazo  las diferencias de renta entre las regiones. Eso obliga a reequilibrar las inversiones públicas, las infraestructuras y servicios públicos, la educación, la tecnología y la digitalización, la reindustrialización y los incentivos regionales europeos. Y, sobre todo, fijar este reequilibrio regional en el futuro sistema de financiación autonómica, con un potente Fondo de compensación interterritorial pagado por las regiones más ricas. Y a nivel fiscal, incentivos a las inversiones y personas que se dirijan a las regiones más desfavorecidas de España.


Además, a la vista del balance del empleo y de su tremendo peso en la desigualdad regional, según ha alertado FEDEA, urge aprobar un Plan de empleo regionalizado, centrado en esas 30 provincias que apenas han notado la recuperación y que son el centro de la España vaciada y más o menos pobre. Un Plan con recursos e incentivos para la formación y empleabilidad de jóvenes, mujeres y mayores de 55 años, el epicentro de la España pobre. Y con acuerdos explícitos con las empresas de esas regiones y con sus Gobiernos autonómicos, porque reducir la brecha entre las 2 ó 3 Españas debe ser una prioridad de todos, al margen de las ideologías. No se trata de cuestionar las autonomías o dar marcha atrás en las competencias (como defiende la extrema derecha) sino de reconocer que tenemos un problema grave (tenemos más o menos renta según donde vivamos) y que necesitamos resolverlo antes de que pase otro siglo. Con medidas eficaces y sin politiqueos.

lunes, 26 de noviembre de 2018

El paro y las 2 Españas (o tres)


El paro sigue siendo el mayor problema de España y duplica con creces (14,5%) la tasa europea (6,7%). Pero el paro se reparte de forma muy desigual, con lo que hay 2 Españas (o mejor, tres) para el desempleo: 3 autonomías más Ceuta y Melilla que superan o rozan el 20% de paro, 6 autonomías con menos del 10% y en medio, las 8 restantes. Y hay 12 provincias (7 de las 8 andaluzas) con un paro “desbordado” mientras otras 13 provincias tienen un paro “europeo”, entre ellas Soria, Lugo o Teruel. Este desequilibrio, fruto de la desigual economía de cada región, debería obligar a aprobar un Plan de choque contra el paro centrado en Andalucía, Canarias, Extremadura, Ceuta y Melilla, regiones que deberían ser prioritarias en las políticas públicas para compensar su retraso. Y urge promover políticas de movilidad laboral, para que los parados de Huelva (25,98% de paro) busquen trabajo en Guipúzcoa (7,75% paro) o Huesca (8,28%). Atacar el paro provincia a provincia, ciudad a ciudad.


España ha bajado del 15% de paro (14,55% en septiembre, según la EPA), por primera vez desde diciembre de 2008. Pero todavía tenemos más del doble de paro que Europa (6,7% la UE-28 y 8,1% la zona euro) y cuatro veces el paro de Alemania (3,4%), lo que justifica que el paro siga siendo la primera preocupación de los españoles, según el Barómetro del CIS. Pero ojo, el problema del paro es desigual, según donde uno viva. Así, hay 3 autonomías que tienen una tasa de paro superior o rondando el 20%, según la EPA: Andalucía (22,85%), Extremadura (21,68%) y Canarias (19,64%), más Ceuta (30,79% de paro) y Melilla (24,01%). Y en el otro extremo, 6 autonomías con una tasa de paro por debajo del 10%: Baleares (7,16%), Cantabria (8,99%), País Vasco (9,42%), La Rioja (9,60), Navarra (9,65%) y Aragón (9,87%). Y en medio, las 8 autonomías restantes, con un paro “intermedio”: Cataluña (10,63% de paro), Castilla y León (11,30%), Madrid (11,86%), Galicia (12,24%), Asturias (13,45%), Comunidad Valenciana (15,29%), Murcia (16,33%) y Castilla la Mancha (16,71%).

Son “las 3 Españas” del paro. Y lo peor es que también había esas 3 Españas antes de la crisis, en 2007, y tras la debacle del empleo, en 2014. Y que son las mismas regiones las que tenían más paro y menos, como se deduce rebuscando en la EPA. Así, en 2007 (2º trimestre, cuando España tenía el 7,93% de paro), había 3 autonomías con más paro: Extremadura (12%), Andalucía (11,95%), Canarias (9,87%) más Ceuta (20,11%) y Melilla (21,70%), las mismas que ahora. Y en 2014, cuando el paro alcanzó el récord (25,93% de tasa de paro de España, el primer trimestre), esas mismas autonomías seguían siendo las que tenían más paro: Andalucía (34,94%), Canarias (32,55%), Extremadura (32,14%), Ceuta (31,56%) y Melilla (24,34%), acompañadas de otras tres que después han mejorado, Castilla la Mancha (30,3% de paro en 2014), Comunidad Valenciana (28,04%) y Murcia (27,71%). Y las regiones con menos paro, en 2007 y 2014, eran las mismas que hoy: La Rioja (5% y 19,58%), Navarra (5,18% y 17,22%), Aragón (5,36% y 22,85%), Baleares (5,55% y 26,70%), País Vasco (6,19% y 17,36%) y Cantabria (6,41% y 20,95%), salvo Cataluña (6,05% y 22,10%), Madrid ( 6,17% y 20,43%) y Murcia (6,49% y 27,71%), tres autonomías que tenían un paro muy bajo antes de la crisis y ahora lo tienen intermedio.

Si miramos las provincias, vuelve a haber 3 Españas, con algunas sorpresas, según la EPA. Así, hay 12 provincias con un paro que supera o ronda el 20%, de ellas 7 andaluzas: Huelva (25,98% de paro), Almería (25,53%), Córdoba (25,40), Cádiz (24,72%), Granada (24,53%), Jaén (23,18%), Sevilla (22,25%), Badajoz (23,03%), Las Palmas (19,8%), Tenerife (19,5%), Ceuta (30,8%) y Melilla (24,01%). Y 13 provincias con un paro reducido, casi europeo: Baleares (7,16), Guipúzcoa (7,75%), Soria (7,84%), Álava (7,99%), Huesca (8,28%), Lugo (8,34%), Teruel (8,41%), Lleida (8,61%), Girona (8,94%), Cantabria (8,99%), La Rioja (9,60%), Navarra (9,65%), y Valladolid (9,86%). Y todavía hay 5 provincias más que apenas superan el 10% de paro: León (10,10%), Burgos (10,14), Guadalajara (10,19%), Zaragoza (10,44%) y Barcelona (10,55%). En total, 18 provincias con poco paro. También aquí, Baleares, las provincias vascas y aragonesas, Rioja, Cantabria, Soria, Burgos, León, Guadalajara y Lugo eran provincias con paro muy bajo en 2007 y 2014.

Si bajamos a más nivel de detalle, hay 15 ciudades con paro muy alto, 12 de ellas en Andalucía, según el INE (2017): Linares (39%), Córdoba (33,2%), Sanlúcar de Barrameda (33,1%), La Línea de la Concepción (32%), Mérida (30,7%), Chiclana (30,4%), Alcalá de Guadaira (29,9%), Talavera (29,3%), Almería (29,2%), Telde (29%), Jaén (28,7%), Cádiz (28,7%), Granada (28,4%) y Dos Hermanas (28%). Y otras 15 con el paro más bajo, la mayoría en Madrid, Cataluña y País Vasco: Pozuelo de Alarcón (7,4%), Sant Cugat del Vallés (7,4%), San Sebastián (8,3%), Las Rozas (8,3%), Majadahonda (8,4%), Getxo (9,4%), Casteldefells (10,3%), Barcelona (11%), Alcobendas (11,1%), Irún (11,2%), Burgos (11,3%), Rivas-Vaciamadrid (11,4%), Cerdayola del Vallés (11,4%), Zaragoza (11,7%) y Vitoria (11,7%). Dos modelos de ciudades frente al paro.

¿Por qué hay tantas diferencias en la tasa de paro por regiones, provincias y ciudades? Básicamente, por el modelo económico que tienen detrás: más o menos industria (aporta empleo más estable), tamaño de las empresas, mas o menos exportación (aporta más empleo), formación y tecnología, turismo (crea empleo, pero muy volátil por meses), desarrollo agrícola, infraestructuras, inversión pública y política impositiva. Y también juegan mucho dos factores: la población y que haya más o menos inactivos, que muchos o pocos ciudadanos sean activos en buscar empleo o “se desanimen” y se queden en casa.

España ha aumentado su población durante la crisis y la recuperación y eso no ha ayudado a bajar el paro, sobre todo en algunas regiones y provincias, según se deduce buceando en la EPA. Así, Entre 2007 y 2014, en lo peor de la crisis, la población española aumentó en +1.217,900 personas, un 2,72%. Más gente a los que dar trabajo. Y eso perjudicó a casi todas las regiones, sobre todo a  Andalucía (+336.900 personas, +4,2%), Baleares (+95.900,+9,46%) y Canarias (+152.000, +7,8%). Y benefició a Asturias, Castilla León y Galicia, que perdieron población, igual que Soria, Lugo, Teruel, Huesca, Vizcaya y Guipúzcoa. Y con la recuperación, entre 2014 y 2018, España volvió a ganar población, 349.500 habitantes más, lo que dificultó otra vez reducir el paro. Sobre todo en las regiones donde más aumenta la población, como Canarias (+5,78%), Madrid (+3,74%), Melilla (+3,43%) y Baleares (5,78), aunque ayudó la caída de población de Asturias (-3,3%), Castilla y León (-3,35%)y Extremadura (-2,70%), así como en Soria (-2,8%), Lugo (-3,7%), Teruel (-3,8%), Huesca (-1,7%) y Cáceres (-2,8%).

Otro factor clave para el paro es que las personas en edad de trabajar busquen empleo o se queden en casa, inactivas. En España, el aumento de inactivos (“desanimados”) es un hecho: aumentaron en 200.900 entre 2007 y 2014 y en 458.700 entre 2014 y 2018, según la EPA. Un “alivio”, porque si estos españoles no hubieran “tirado la toalla, renunciando a buscar trabajo (jóvenes, mujeres y mayores de 45 años), hoy habría 659.600 parados más. De hecho, si la economía mejorara, muchos podrían cambiar de actitud, “animarse” y aumentar con ello la cifra de paro aunque crezca el empleo. Este aumento de inactivos ha “beneficiado sobre todo a Andalucía (+119.700 “desanimados”), a Cataluña (+181.900), a la Comunidad Valenciana (+86.300), a Murcia (+42.500) y País Vasco (35.400), perjudicando al resto, sobre todo a Castilla y León (-84.200 inactivos), Asturias (-30.100), Extremadura (-27.500) y Castilla la Mancha (-24.400 inactivos), así como a Lugo (-22.300 inactivos ), Soria (-2.800), Huesca (-8.000) y Teruel (-7.800 inactivos).

Al final, el factor clave para bajar el paro es crear empleo. España lleva aumentando el empleo desde el 2º trimestre de 2014, según la última EPA. Entre junio de 2014 y septiembre de 2018 se han creado 2.577,400 empleos (+15,20%), 2 de cada 3 empleos perdidos durante la crisis (-3.802.800 entre el 3º trimestre de 2007 y el 1º de 2014). Sólo una autonomía, Baleares, ha recuperado ya el empleo de antes de la crisis (tiene 621.700 ocupados, frente a 537.000 en 2007), además de Ceuta (26.800 empleados ahora frente a 23.000 en 2007) y Melilla (30.700 empleos hoy frente a 23.500). El resto de España tiene aún que recuperar un tercio del empleo perdido. Donde más ha crecido el empleo estos años (2014-2018) ha sido en Baleares (+203.200 empleos, el 48,5%), Canarias (+171.700, el 23,2%), Melilla (+4.900, el 19%), Comunidad Valenciana (+306.900, el 17,5%), Andalucía (+420.000 empleos, el 16,07%), Castilla la Mancha (+112.300, el 15,9%) y Aragón (+79.200 empleos, el 15,8%), destacando por provincias Málaga (empleo ha aumentado un 29,5% desde 2014), Cádiz (+ 26,5%), Santa Cruz de Tenerife (+25,46%), Las Palmas (+21,4%), Melilla (+18,99% y Sevilla (+18,03%). Donde se ha creado menos empleo ha sido en Asturias (+23.300, el 6,27%), Ceuta (+1.600, el 6,3%), País Vasco (+69.900, el 8,2%) y Navarra (+23.500, el 9,02%), además de Almería (+3,8%), Ceuta (+6,3%) y Guipúzcoa (8,16%).

En resumen, que el paro y el empleo se han repartido desigualmente y configuran 2 ó 3 Españas, con problemas más y menos graves. Y lo peor es que, con crisis o con recuperación, “la España más parada” es la misma: Andalucía, Extremadura y Canarias, más Ceuta y Melilla, una cuarta parte de la población española. Estas autonomías han crecido menos que la media española estos años (2014-2017), y ahora podrían crecer lo mismo o más este año (2,6%) y el próximo (+2,4%), según la previsión de BBVA Research, que mejora el crecimiento de Extremadura (+2,8 y +2,6%), estabilizando en la media el de Andalucía (+2,3 y +2,4) y Canarias (+2,7 y +2,2%). Pero haría falta que crecieran más que el resto y crearan así más empleo para tener un paro más cercano a las otras 2 Españas.

Por eso, los políticos y el Gobierno (cualquier Gobierno) deberían acordar un Plan de choque contra el paro en Andalucía, Extremadura, Canarias, Ceuta y Melilla, al margen del Plan de choque que necesita toda España. Un Plan que descienda incluso a nivel provincial y local, para tomar medidas eficaces allí donde está el problema. Eso exige un acuerdo con las autonomías afectadas y una reforma del servicio público de empleo, reforzando el SEPE en las provincias y pueblos con más paro, para preparar cursos de formación y trabajar de forma personalizada con los parados de larga duración, en colaboración con las empresas locales, a las que hay que ofrecer información, incentivos y ayudas para que colaboren en reducir esas bolsas de paro tan concentradas.

Otra medida clave es buscar una mayor movilidad de los parados, para intentar que los andaluces sin trabajo se vayan a buscar empleo al País Vasco, a Soria o a Lugo. Y para ello, una herramienta clave es Internet y las oficinas de empleo, que tienen que hacer fluir las ofertas en toda España. Y además, hay que poner en marcha ayudas autonómicas y locales, para facilitar vivienda en alquiler y colegios a los parados que se desplacen a buscar trabajo. Y a los jóvenes, facilitarles el cambio de instituto o Universidad y becas.

Un tercer frente de actuación es la Administración pública: el Estado, que tiene que volcarse en la España del paro, tanto en infraestructuras y transportes como en promoción industrial y tecnológica, para atraer empresas e inversores, con un objetivo a 20 años vista: que la España del paro no sea la misma en 2030 y 2050. Reducir los desequilibrios económicos, formativos y sociales, con ayuda de los impuestos y las inversiones públicas, del Presupuesto.

En definitiva, que tenemos mucho paro pero no en todos los sitios. Y lo más grave del paro se concentra en 12 provincias y 15 ciudades, donde hay que actuar con más firmeza y con más medios. Un reto que debería ser prioritario para todos, no sólo para las autonomías pobres. Porque sólo así tendremos algún día un paro “europeo” y una economía más moderna y competitiva, un país más igualitario y no 2 ó 3 Españas, como ahora y siempre.