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lunes, 22 de junio de 2020

COVID 19: movilidad y turistas, doble riesgo


Ayer domingo volvimos a la “nueva normalidad”, tras 98 días en “estado de alarma”. Pero el virus sigue ahí, contagiando y matando, con rebrotes en España y una decena de paises. Ahora tenemos un doble riesgo: millones de españoles viajando de un lugar a otro y 11 millones de turistas que se esperan entre julio y septiembre. Sin medios en los aeropuertos para controlar esta avalancha (Sanidad exterior tiene 600 personas, sólo 150 sanitarios) y sin que tengamos (que sepamos) un Plan de contingencia frente a una 2ª ola de contagios. Mientras, 1,2 millones de personas han vuelto a trabajar y otros 2,2 millones siguen  en los ERTEs (más 1 millón de autónomos), que se ampliarán hasta septiembre. Ahora, la clave es pagar  la reconstrucción, porque las ayudas europeas se retrasarán a 2021-2024. Urge pactar un Presupuesto para 2021, con mucho déficit y más ingresos fiscales, porque España recauda 88.418 millones menos que Europa. Pero Ciudadanos y PP defienden bajar impuestos. Así no salen  las cuentas. 

enrique ortega

Falta una semana para que el coronavirus cumpla  6 meses y no se frena sino que acelera sus contagios: el 17 de junio y también el 19 batió otro récord, contagiando a 176.000 personas en el mundo, según los datos diarios de la Universidad  Jhons Hopkins. Hoy ha contagiado ya a 8.953.598 personas en 188 paises, con el epicentro de la pandemia en América, en  Estados Unidos (2.280.912 contagiados, +32.218 diarios) y ahora en Latinoamérica (2.023.901 contagiados), sobre todo en Brasil (1.083.341 contagiados, +34.666 diarios), Perú (251.338, +3.413 diarios), Chile (242.355, +5.355 diarios), México (180.545, +4.717 diarios), Colombia (68.836), Ecuador (50.640) y Argentina (42.385). Y también avanza en Asia y Oriente Medio: India (425.282 contagiados, +15.413 diarios), Irán (204.952), Pakistán (181.088), Bangladesh (112.306), Arabia Saudí (157.612), más Turquía (187.685 contagiados), mientras despunta en África (ya van 300.000 contagiados). Y Europa sigue en cabeza de contagios (2.477.045), con Rusia (583.879, +7.790 diarios), Reino Unido (305.803), España (246.272), Italia (238.499), Francia (197.008) y Alemania (191.272 contagiados). La pandemia se ha cobrado ya 468.346 muertes, destacando EEUU (119.975 fallecidos), Brasil (50.591) y Reino Unido (42.717), seguidos de Italia (34.634), Francia (29.643), España (28.323), México (21.825), India (13.699), Bélgica (9.696), Irán (9.623) y Alemania (8.895 muertos).


Lo más preocupante de la última semana son los rebrotes en una decena de paises, empezando por China (han tenido que medio cerrar Pekín), Irán o Marruecos y siguiendo con Portugal y Alemania, donde se han detectado 3 nuevos focos de contagios. Y también en España: 34 rebrotes el último mes y 9 todavía activos, en Bilbao, Valladolid, Madrid, Aragón, Fuerteventura o Algeciras. Además, se nota un cierto repunte de nuevos contagios (de 40 el lunes 15 a 141 el miércoles, 143 el jueves, 154 el viernes y 141 ayer), sobre todo en Madrid, Cataluña y Aragón, según los datos de Sanidad. Eso sí, los datos de nuevos hospitalizados (entre 94, 89 y 101 la última semana) y de ingresados en UCIs (de 3 a 9 en la última semana) son estables. Y han aumentado las muertes oficiales, tras 11 días con el dato estancado: eran 28.323 muertes ayer, 29 en la última semana (12 en Madrid, 6 en Castilla y León y 3 en Cataluña), según Sanidad, con un índice de letalidad (muertos/contagiados) de 11,5, inferior a la mayoría de Europa (18,5 Francia.14,5 Italia y 14,1 RU).


Desde ayer, al permitirse la movilidad entre provincias en España y la entrada de turistas europeos (el resto llegarán el 1 de julio), el riesgo de rebrotes es mucho mayor. Y no sólo en España: el Centro europeo para el control y detección de enfermedades (ECDC) ha emitido un Informe donde da por seguro que en las próximas semanas aumentarán los contagios por COVID 19 en Europa, a medida que los paises retiren las restricciones a la movilidad. Y advierte que conseguir frenarlos a tiempo o acabar en una segunda ola de contagios (que obligue a nuevas restricciones)  dependerá de las medidas de vigilancia que se adopten. En España, no se conoce que tengamos un Plan de contingencia, más allá de las normas impuestas (mascarillas, distancia social e higiene). Y sigue habiendo dudas de que las grandes ciudades tengan dispositivos eficaces para detectar y aislar los rebrotes.


Una medida nueva, que Sanidad y las autonomías acordarán esta semana, es un protocolo para que los médicos de atención primaria hagan test PCR no sólo a los que tengan síntomas de COVID 19 (se han hecho ya 3.290.388 test PCR, una media de 70 por 1.000 habitantes, pocos) sino a todos los que hayan estado en contacto con posibles contagiados en los rebrotes que se detecten. Pero los médicos se quejan de falta de personal y medios para la detección y el rastreo de nuevos casos en Madrid y Barcelona. Otro problema muy serio es el control de los turistas que lleguen a España, a través de aeropuertos, puertos y fronteras terrestres. Una avalancha importante, ya que la patronal Exceltur espera la llegada de 11,68 millones de turistas extranjeros entre julio y septiembre.


El 80% de estos turistas vienen en avión, básicamente a 8 aeropuertos que pueden ser ahora la vía de entrada de nuevos contagios: Barcelona-el Prat (2,37 millones de turistas llegaron en julio 2019 a Cataluña), Palma de Mallorca (2,34 millones llegaron a Baleares), Málaga (1,26 millones turistas llegaron a Andalucía), Alicante y Valencia (1,24 millones llegaron a la Comunidad Valenciana), Tenerife y las Palmas (1,03 millones llegaron a Canarias) y Madrid-Barajas (0,6 millones turistas en julio 2019). Y para controlar estas entradas masivas de turistas por vía aérea (y por barco) sólo disponemos del Servicio de Sanidad Exterior, que cuenta con una exigua plantilla de 600 personas, de ellas 150 sanitarios (médicos y enfermeras), que también vacunan a los que viajan fuera. Es claramente insuficiente, aunque AENA haya prometido ayudarles con personal auxiliar (100 subcontratados). Piensen en lo que sucedería con un contagiado que llegara a Málaga y se detectara unos días después en las urgencias de un hospital. ¿A cuántos podría contagiar y cómo aislarlos?


La total movilidad  es muy preocupante, con millones de madrileños o catalanes viajando a Galicia o a Murcia o a Cádiz, con riesgo de transportar el virus. Y sin que las autonomías de destino tengan medios, en atención primaria y hospitales, para detectar y aislar contagios. Pero todo sea por la “nueva normalidad” y por salvar los 2,5 millones de empleos del turismo, que ofrecen unas “instalaciones seguras” (lo inseguro es que el virus sigue ahí). Hacen falta Planes de contingencia en las zonas más turísticas y afrontar los posibles contagios con contundencia y medios, porque un rebrote nos haría un daño doble: al sistema sanitario, que podría colapsarse en las zonas turísticas afectadas, y a la imagen turística de España en el extranjero.


Mientras nos lanzamos en plancha a la nueva normalidad, con grave riesgo sanitario, la “emergencia económica” remite con la vuelta a la actividad de muchas empresas, en especial del comercio, turismo y hostelería. Han vuelto a trabajar 1,2 millones de personas de los 3,4 millones que estaban en ERTES y se han recuperado 286.000 empleos de los 900.000 empleos perdidos entre el 12 de marzo y el 31 de abril, según el ministro de la SS. Ahora, queda ampliar los ERTEs a 2,2 millones de trabajadores y las ayudas a 1 millón de autónomos. El Gobierno quiere ampliarlos hasta septiembre para algunos sectores, pero patronal y sindicatos quieren extenderlos hasta diciembre. El problema es el coste: 5.500 millones cada mes que se amplíen los ERTEs y ayudas (algunos empresarios las exigen ahora y luego se quejarán del déficit público).


Aunque mejore el empleo (porque está “aparcado” en los ERTES), la recesión es muy fuerte y el Banco de España cree que la economía caerá entre un -16% y un -21,6% en este 2º trimestre, de tres a cuatro veces más que en el primero (-5,2%). Pero esta recesión es muy desigual entre regiones, sufriéndola más las autonomías con más turismo y más comercio y servicios, según un estudio de FUNCAS: la actividad (PIB) caerá un -9,5% este año, pero será más, un -11,3%, en Baleares, Canarias, Cataluña y Madrid, mientras las menos dañadas serán Andalucía, las 2 Castillas, Extremadura y la Rioja (su PIB caerá el -8,8%). Y las que perderán más empleo serán Baleares (-44,3% empleo, aunque un -30,2% está en ERTES), Canarias (-33,8%, el -26,3% aparcado en ERTES), Cataluña (-24%, el -18% en ERTES), Andalucía (-23,4%), Comunidad Valenciana (23,1%) y Madrid (-21,5%). Y perderán menos empleo que la media española (-21,5%) Murcia (-17,4%, el -11,8% en ERTEs), País Vasco (-17,4%, el -13,9% en ERTEs), Castilla la Mancha (-16,4) y Extremadura (-14,2%).


Frente a este desplome de la economía y el empleo, la directora gerente del FMI ha propuesto a los paises “que gasten sin mirar”, que ya habrá tiempo para ajustar las cuentas. Y es lo que están haciendo todos los Gobiernos europeos (con Alemania y los más ricos en cabeza) y también el Gobierno de España, que aprobó la semana pasada transferir (a fondo perdido, sin devolución) 16.000 millones de euros a las autonomías, para sanidad (9.000 millones), educación (2.000), transporte público (800) y para cubrir menores ingresos (4.200 millones). Un dinero que se suma a los Planes de ayuda recientemente aprobados para el sector de automoción (3.750 millones) y el turismo (4.262 millones). Un gasto que añadir a los 136.900 millones gastados antes en avales de créditos del ICO, ERTEs y ayudas a autónomos, desempleo, perdón de cotizaciones y retraso de impuestos más ayudas a alquileres y el ingreso mínimo vital. En total, más de 157.000 millones de euros que habrá que financiar en los próximos años. Y eso, sin contar las ayudas que aún harán falta para la reconstrucción, en los sectores, empresas y regiones más afectadas.


No pensemos que este dinero va a venir de Europa. Primero, porque el Fondo de Reconstrucción aprobado el 27 de mayo por la Comisión Europea está aún muy verde. En la última Cumbre europea telemática, el viernes pasado, de “tanteo”, se vio que los paises “austeros” (ricos) del norte (Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia), apoyados por Alemania, ponen pegas a la cantidad (quieren que sean menos de 750.000 millones), al reparto (quieren que sean casi todo créditos y no sólo 250.000 millones), a la fecha para empezar a devolverlo (en 2026 y no en 2028) y, sobre todo, a las condiciones para concederlo: que los paises hagan “reformas”, lo que puede suponer (a lo claro) que España haga ajustes (en pensiones y algunos gastos) y mantener la reforma laboral de Rajoy. Un camino en el que la derecha europea y los más “austericidas” cuentan con el apoyo del PP español, que aprovecha el debate europeo de las ayudas para desgastar al Gobierno Sánchez.


En cualquier caso, el posible acuerdo recortará y endurecerá el Fondo europeo y no se logrará hasta julio, con Alemania presidiendo la UE. Y no será formalmente aprobado, en el Europarlamento y en todos los parlamentos nacionales, antes de mayo de 2021, cuando España tendría que aprobar su propuesta de inversiones y reformas, para recibir el 60% de los fondos (140.000 millones como mucho) entre 2021 y 2024,según estimaciones de la Comisión. Pero antes, mucho antes, España habrá gastado más de 157.000 millones de euros, que estamos financiando con déficit público (-10,9% del PIB este año: -122.981 millones de euros) y con deuda (300.000 millones de nuevas emisiones este año, hasta alcanzar el 115,6%del PIB de deuda: 1,3 billones de euros).


En definitiva, el coronavirus nos ha dejado una tremenda recesión y unos gastos para frenarla y reconstruir el país que hay que empezar a pagar, sin esperar la ayuda europea, tardía y condicionada. Esto es lo que debería pactar el Gobierno y los partidos, en un Presupuesto para 2021, que debe estar preparado el 30 de septiembre. Y antes, en julio, el techo de gasto y el déficit que proponemos a Bruselas para 2021. Una propuesta sería bajarlo del -10,9% que se espera en 2020 al -7% del PIB en 2021. Si la UE nos lo admite, no será nada fácil conseguirlo, aunque la economía crezca ya en 2021 (un +7%, según la Comisión Europea). Exigiría controlar mucho los gastos (las pensiones son claves, porque es el mayor gasto: hay que decidir si se revalorizan o no) y sobre todo, aumentar los ingresos como sea, algo difícil en un país que busca reconstruir su economía.


Pero aquí está la clave, en los ingresos. Porque el problema de España (aunque casi nadie lo dice: la Comisión Europea sí, en cada informe anual) no es que gastemos mucho (gastamos menos: el 41,9% del PIB, frente al 46,7% de la UE 27, concretamente 59.775 millones menos de gasto cada año) sino que ingresamos mucho menos: España recauda el 39,1% del PIB frente al 46,2% la UE-27, lo que significa que ingresamos 88.418 millones menos cada año. Y 95.890 millones menos que Alemania y 168.119 millones menos que Francia, no porque ellos sean más ricos sino en porcentaje de recaudación sobre riqueza (distinta). Y eso se debe, según los expertos fiscales, Fedea o Funcas, a que España recauda menos que la media europea en Renta, en IVA, en Sociedades, en carburantes o tabaco, en impuestos verdes. Y eso, porque tenemos más fraude fiscal y porque los que más tienen (multinacionales, grandes empresas, bancos, inversores y los más ricos) pagan menos de lo que debían.


Así que, si queremos pagar la reconstrucción, España tiene que priorizar los gastos y recaudar más. No es una cuestión ideológica, sino de pura estadística: recaudamos mucho menos (en % del PIB) que los europeos. Este debería ser uno de los debates claves sobre los Presupuestos 2021, para intentar pactar unas cuentas que financien la reconstrucción. El problema es que tanto PP como Ciudadanos tienen un prejuicio de partida: defienden la bajada de impuestos, o por ideología o por defender los intereses de los que tendrían que pagar más si tuviéramos un sistema fiscal más justo (la mayoría pagaríamos igual). Y así, con esta “línea roja”, es imposible pactar unos Presupuestos realistas para 2021, que afronten los gastos necesarios y a la vez reduzcan el déficit. Porque las cuentas no son de chicle: o se aumentan los ingresos (pagando más el que pueda) o se recortan los gastos (como hizo Rajoy entre 2012 y 2015: eso ya lo conocemos). No hacerlo y agravar el agujero de las cuentas públicas es imposible: la Comisión Europea no nos dejaría. Sobre todo si queremos recibir fondos europeos y que el BCE nos compre deuda pública. 


Sólo queda una vía: pactar un Presupuesto 2021 realista, que exigirá algunos sacrificios (pensiones) y que debería ser apoyado por una gran mayoría del Congreso. Pero no lo veo fácil, porque el PP piensa más en tumbar al Gobierno que en reconstruir el país, aunque Ciudadanos dice “estar abierto”. Si no hay un pacto amplio, el Gobierno Sánchez se verá obligado a hacer “malabarismos políticos”, que nunca traen buenas consecuencias. Pero el dilema es claro: o hacemos bien las cuentas o nos las hacen. Y eso, siempre que lleguemos a finales de septiembre sin rebrotes serios, porque una 2ª oleada del virus provocaría otro confinamiento y una recesión más profunda y duradera


Así que lo primero sigue siendo la salud, la vida, tener cuidado todos y vigilar al virus de cerca y con medios. Sólo así podremos pensar en la bolsa, en salir del agujero de esta nueva crisis. Porque si algo hemos aprendido con la pandemia es que la reconstrucción económica es más fácil que asegurar la salud y la vida. Eso sí, exige recursos y unidad, dos cosas que nos faltan

lunes, 15 de junio de 2020

Coronavirus: 3 años perdidos


Iniciamos la última semana del estado de alarma (serán 15 semanas, 98 días exactos), con la vista puesta en la ansiada movilidad por toda España, que empieza el domingo 21, cuando llegarán también los turistas europeos. Empezará “la nueva normalidad”, pero también el mayor riesgo de rebrotes. Mientras, las empresas vuelven a la normalidad, aunque millones de trabajadores seguirán en ERTEs al menos hasta septiembre. Y la emergencia económica sigue ahí y es muy seria: el Banco de España advierte que la recesión va para largo, que a finales de 2022 no habremos recuperado el nivel previo a la pandemia y todavía tendremos 700.000 parados más. Tres años perdidos. Y será peor si hay rebrotes: España sería el país occidental que más los sufriría, según la OCDE. Por eso, debemos tener especial cuidado con posibles rebrotes en verano y otoño. No bajar la guardia y preparar un Plan por si acaso, como piden 27 expertos en Reino Unido. Nos jugamos la salud y el pan.

enrique ortega

El coronavirus ha cumplido 5 meses y medio pero no se frena sino que acelera sus contagios: si tardó 3 meses en contagiar el primer millón y sólo 12 días los millones siguientes, en llegar al 7º millón ha tardado sólo 8 días (30 mayo-7 junio), según la estadística diaria de la Universidad Jhons Hopkins. Y el jueves 11 de mayo batió otro récord: 138.400 contagiados en un solo día, 12 veces más que el 14 de marzo. Hoy ha contagiado ya a 7.914.866 personas en 188 paises, siendo el centro de la pandemia América, sobre todo Estados Unidos (2.094.069 contagiados), pero se ha desplazado a Latinoamérica (2.263.967 contagiados): Brasil (867.624), Perú (229.736), Chile (174.293), México (146.837), Colombia (48.896), Ecuador (46.751), Argentina (31.577) o República Dominicana (22.962). Y avanza por Asía y Oriente Próximo, en India (332.424 contagiados), Irán (187.427), Pakistán (178.239), Arabia Saudí (127.541), Qatar (79.602) y Emiratos (42.294), más Turquía (174.093 contagiados). Y se mantiene en Europa (2.354.844 contagiados), encabezada por Rusia (528.267), Reino Unido (297.342), España (242.928), Italia (236.989), Francia (194.153) y Alemania (187.518). La pandemia se ha cobrado 433.472 muertos, un listado encabezado por EEUU (115.732 fallecidos), Brasil (43.332) y Reino Unido (41.783), seguidos por Italia (34.345), Francia (29.410), España (27.136), México (17.141), Bélgica (9.655), India (9.520), Irán (8.837) y Alemania (8.801).


En España, la pandemia sigue contagiando a ritmo lento y centrada en 6 autonomías que tienen un ritmo de contagios superior a la media (9,43 por 100.000 habitantes en los últimos 14 días): Madrid (21,82), Ceuta (21,23), Castilla la Mancha (17,91), Cataluña (17,56), Castilla y León (16,54) y Aragón (10,01), según los datos de Sanidad, que reflejan un ligero  aumento de los nuevos contagios diarios (48 el lunes 8, 167 el miércoles, 155 el viernes 12 y 48 ayer domingo), debido a que ahora se hacen más test PCR (+ 238.858 la última semana). Se mantienen estables los nuevos hospitalizados (+145 el lunes 8, +139 el miércoles, +141 el viernes y +110 ayer) y los ingresos en UCIs la última semana (+14, +12, +10, +5). Y siguen sin estar claros los muertos nuevos, según los datos incongruentes que envían las autonomías: ningún muerto nuevo desde el domingo 7 a ayer 14 y 26 fallecidos en la última semana, con un balance oficial de muertos estancado en 27.136 fallecidos, según Sanidad.


Estas semanas han saltado nuevos rebrotes, sobre todo en Basurto y Vitoria, y aumentan los test PCR (ya se han hecho 3.061.738, una media de 65 por cada 1.000 habitantes, según este cuadro de Sanidad) y el seguimiento de los casos nuevos, aunque no se conoce cómo han llegado 104 casos importados (24 en la última semana), con las fronteras cerradas. Casos que parecen proceder de EEUU, Latinoamérica y Oriente Próximo, ligados a profesionales y diplomáticos autorizados a viajar. Y nos muestra una deficiencia en el Servicio de sanidad exterior (dependiente de Sanidad), infra dotado de medios y personal, que hay que subsanar con urgencia para cuando el 1 de julio se abran todas las fronteras. Otro problema sin resolver son las residencias de ancianos, sobre todo en Madrid y Cataluña, dado que el 15% de residencias catalanas reportaron contagios en los días previos a pasar a fase 2 (5 junio), con 110 residencias con positivos en Barcelona y 10 en Lérida.


Con este panorama, de rebrotes, residencias sin protocolos ni pruebas y servicios de atención primaria desbordados por pruebas PCR y rastreos, hoy estrenamos cambios de fase, con una novedad: las autonomías en fase 3 son ahora responsables de gestionar la pandemia y parecen más “sensatas” que cuando presionaban a Sanidad por no quedarse las últimas en la desescalada. Así, Cantabria, el País Vasco, Asturias, Navarra y Galicia no van a autorizar esta semana los viajes entre autonomías, por los rebrotes, mientras Castilla y León mantienen en fase 2 a las provincias cercanas a Madrid (Segovia, Ávila, Salamanca y Soria), junto a Madrid, Barcelona y Lleida. Así, el mapa de la desescalada mantiene en fase 2 al 30% del país (12 millones de españoles), sitúa en fase 3 a 13 autonomías, Ceuta y Melilla (34 millones de españoles) y pasa hoy a la “nueva normalidad” Galicia (2,6 millones).


Ahora, todo el mundo espera al domingo 21 (0 horas), cuando termina el “estado de alarma”, un confinamiento muy duro y económicamente costoso, pero que ha salvado 3,1 millones de vidas en Europa y 450.000 vidas en España, según un estudio del Imperial College. Ahora, el decreto sobre la nueva normalidad (ver aquí) fija básicamente la obligación de usar mascarilla y las normas de distanciamiento social e higiene que se mantendrán hasta que haya una vacuna, quizás a principios de 2021. Entre tanto, hay 2 riesgos inminentes: la movilidad entre autonomías, que millones de españoles viajen de un sitio a otro desde el 22 de junio, y, sobre todo, la llegada de turistas europeos desde el 21 de junio (antes, desde hoy 15 de junio, habrá una prueba piloto para traer a 10.900 turistas alemanes a Mallorca).  Y a partir del 1 de julio, podrán venir turistas de fuera de Europa, de "paises seguros" y con condiciones. Hay que recordar que en julio y agosto de 2019 vinieron a España 20 millones de turistas extranjeros. Con que vengan “solo” 5 millones, ya será un gran reto para controlar y evitar rebrotes. Eso sí, se facilita la llegada de “turistas que gasten en España”, pero Andalucía pide prohibir la “Operación paso del Estrecho”: 3 millones de personas (magrebíes que viven en Europa) que cruzan España en verano y embarcan el 80% a través de Algeciras…


Estos riesgos de nuevos rebrotes, por la mayor movilidad interna y externa, no son sólo preocupantes porque tensarían otra vez un sistema sanitario sin medios y pondrían en riesgo más vidas, sino porque agravarían la emergencia económica y la recesión, según alertó  la semana pasada la OCDE. De hecho, España sería el país occidental más vulnerable a un rebrote de la pandemia, en verano o en otoño: la recesión sería este año del -14,4% del PIB frente al -11,1% previsto ahora, con lo que sufriríamos los efectos del rebrote como Francia (-14,4%) pero más que Italia (-14%), Reino Unido (-14%), Portugal (-11,3%) y toda la zona euro (-11,5%), cuando sin rebrote tendremos una recesión (-11,1%) inferior a la de Francia (--11,4%), Italia (-11,3%) o Reino Unido (-11,5%).

Un rebrote de la pandemia haría más daño a España que a otros paises europeos por cuatro razones que resume el Banco de España en un reciente informe: porque hemos tenido un confinamiento más intenso y más prolongado que otros paises, porque dependemos más del turismo y su empleo (más afectados con esta pandemia), porque tenemos más peso y más empleo en las pymes (más vulnerables) y porque somos el país europeo con más empleo temporal (el 25%), el primero que se despide cuando una empresa va mal. Y encima, España tiene menos capacidad fiscal para  reaccionar contra la pandemia y un rebrote, porque teníamos más déficit y más deuda pública que la mayoría de Europa ya antes del coronavirus.


Así que tenemos que ser más cuidadosos que ningún país y evitar los rebrotes como sea, porque ya sin ellos estamos en una recesión muy seria, según detalla un informe publicado la semana pasada por el Banco de España, que agrava la caída estimada hace sólo mes y medio. Ahora, el banco central fija dos escenarios, uno de recuperación temprana (sin rebrotes y con poco deterioro de las empresas y el empleo) y otro de recuperación gradual (con brotes, pero menos virulentos, y daños concentrados en sectores y empresas), que parece el más posible. En caso de recuperación temprana, el PIB caería este año el -9% y en el caso de recuperación gradual, la economía caería un -11,6 (más que el -9,2% que prevé el Gobierno y el -9.4% que estima Bruselas). Para 2021, el Banco de España prevé una mayor recuperación (entre el +7,7% y el +9,9%) que el Gobierno (+6,8%) y Bruselas (+7%) y en 2022 espera un crecimiento “normal” (del +2,4% al 2,1%). Con ello, el balance de estos 3 años (2020-2022) variaría entre ganar un +1,1% del PIB (con recuperación temprana) o perder el -0,3% del PIB  (escenario de recuperación gradual, el más posible).


O sea, que esta pandemia nos hará perder 3 años. Lo ha dicho bien claro Oscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España: “La caída va a ser muy grande y es bastante probable que en 2022 ni siquiera hayamos recuperado el nivel previo a la crisis. Nos va a llevar tiempo”. Lo que sí deja claro el Banco de España es que, a finales de 2022, tendremos menos empleo y más paro que antes de la pandemia. El informe prevé una pérdida de empleo de -257.130 a -375.806 ocupados en estos tres años (2020-2022), sobre las 19.779.300 personas que trabajaban en 2019. Y estima que la tasa de paro en 2022 estará entre el 17,1%  y el 17,4%, casi 4 millones de parados, entre 700.000 y 762.000 parados más que en 2019 (14,1% de paro).


Así que vamos a tardar más de lo que algunos creen en recuperarnos, incluso si no hay rebotes graves (un escenario que el Banco de España también contempla, con una caída del PIB hasta el -15,1% este año, que no recuperaríamos hasta 2024: serían 4 años perdidos, mejor no pensemos en ello). El futuro, pues, sigue en el aíre, según la evolución de la pandemia y, sobre todo, según avancemos en la reconstrucción económica y social. Una cuestión clave es mantener las ayudas a las empresas, prorrogando este martes los ERTEs hasta septiembre, mientras se recuperan la actividad y el empleo: casi 900.000 personas han vuelto a trabajar en junio, 700.000 de los ERTES y 200.000 que han recuperado su trabajo perdido por la pandemia, según el ministro de la SS. Ahora, se trata de apoyar a sectores concretos (automóvil, turismo) y mantener los ERTES en hostelería, comercio y algunas industrias, pero sabiendo que tienen un alto coste (6.250 millones al mes).


En paralelo, el Gobierno aprobará esta semana otro paquete de ayudas claves para la reconstrucción, 16.000 millones para las autonomías no reembolsables (no tendrán que devolverlos), destinados a recomponer la sanidad (9.000 millones), para preparar la educación a un curso que exigirá más profesores y medios (2.000 millones), para compensar los menores ingresos del transporte público (800 millones) y los 4.200 millones restantes para compensar las caídas de ingresos de las autonomías, aunque se echan de menos los 1.000 millones para gasto social que se han caído del reparto inicial y que harán mucha falta, a pesar del ingreso mínimo vital (autonomías y Ayuntamientos atienden 10 millones de peticiones anuales de ayudas sociales). Pero es una inyección de recursos públicos sin precedentes, que se repartirá en junio (4.000 millones), septiembre, noviembre y diciembre.


A pesar de todas estas ayudas, que van a disparar el déficit público y la deuda, harán falta más medidas, dentro de ese Plan  de reconstrucción que no acaba de alumbrar la Comisión del Congreso, totalmente politizada. Y aunque hay una Cumbre europea este viernes 19 de junio, no se espera un acuerdo sobre el Fondo Europeo de Reconstrucción de 750.000 millones (140.000 para España), porque Alemania, Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca siguen poniendo pegas a la cifra, al reparto (500.000 a fondo perdido) y a las condiciones exigidas (Ojo, por si no se ha enterado: los eurodiputados del PP español se reunieron el martes con los paises duros del norte, para apoyarles en imponer condiciones muy estrictas a las ayudas, en perjuicio de España e Italia). Por todo esto, no será posible la unanimidad hasta otra Cumbre en julio o incluso en otoño, lo que retrasará la llegada del dinero, hasta 2021 y 2022. Así que tendremos que ver cómo pagar aquí el grueso de la reconstrucción, con deuda y más ingresos, dentro de un Presupuesto de emergencia que urge pactar.


Mientras nos preocupamos de la reconstrucción, debemos estar más vigilantes con la pandemia, ahora que vamos a movernos más y a recibir turistas. Haría falta preparar un Plan de actuación en caso de rebrotes, sean en verano o en otoño-invierno, cuando los esperan los expertos. Es lo que han pedido 27 expertos en Reino Unido, un Plan para que los rebrotes nos cojan más preparados que la pandemia. Pero aquí nadie piensa en eso, sólo en salir al paso cada día y superar el verano sin muchos problemas. Y ¿después? Habría que prepararse, anticiparnos a un otoño de posibles rebrotes. Porque si no lo hacemos, alerta la OCDE, nos jugamos la salud y el pan. Estamos advertidos.

lunes, 8 de junio de 2020

Parches y retraso (político) en la reconstrucción


El próximo domingo cumplimos tres meses de confinamiento, muy suavizado para el 52% de españoles que hoy pasan a fase 3, con Madrid, Barcelona y Castilla y León (los epicentros de la pandemia) ya en fase 2, junto a Lérida, Comunidad Valenciana, Toledo, Ciudad Real, Albacete y Ceuta. Esto aumenta el riesgo de rebrotes, mientras se estabilizan los contagios y bajan los muertos (sin saber cuántos son realmente). Ahora, autonomías y políticos se centran en la desescalada y en recuperar el turismo, un gran riesgo para todos. Y el 22 de junio  llegará la movilidad entre autonomías, otro incentivo para los rebrotes. Mientras, el empleo aumentó en mayo y todo dependerá de que se amplíen (hasta septiembre o diciembre) los ERTEs, donde hay “aparcados” 4,5 millones de trabajadores y autónomos. Un “parche” más, como las ayudas anunciadas para el turismo y el automóvil. Falta un verdadero Plan de reconstrucción, como pactaron el miércoles en Alemania. Pero aquí, algunos prefieren que no salgamos de la recesión para tumbar mejor al Gobierno. Así nos va.

enrique ortega

El coronavirus ha cumplido ya 23 semanas y no se frena en el mundo sino que ha vuelto a batir un récord la semana pasada: 131.900 nuevos contagiados el 5 de junio, según la Universidad Jhons Hopkins, que contabiliza hoy 7.016.794 personas contagiadas en 188 paises. El epicentro de la pandemia ha pasado ya de Europa (2.229.455 contagiados) a América (3.304.500 contagiados), por su importante alcance en Estados Unidos (1.942.363 contagiados, +29.034  diarios), Brasil (691.758, +30.830 diarios), Perú (196.515, +8.875), Chile (134.150, +5.246 diarios), México (117.103, +3.593), Canadá (97.178), Ecuador (43.120), Colombia (36.759) o Argentina (22.020 contagiados). En Europa destacan Rusia (467.073 contagiados, +8.984 diarios), Reino Unido (287.621, +1.577 diarios), España (241.550 contagiados, +102 diarios), Italia (234.998, +270), Francia (191.102, +579) y Alemania (185.750, +301 diarios). La pandemia ha causado ya 402.874 muertos en el mundo, sobre todo en Estados Unidos (110.514), Reino Unido (40.625), Brasil (36.455), Italia (33.899), Francia (29.158), España (27.136), México (13.699), Bélgica (9.595) y Alemania (8.685 fallecidos).


En España, tras 12 semanas de confinamiento, el coronavirus parece bajo control, aunque han repuntado algo los nuevos contagios (+71 el lunes 1, +219 el miércoles, +177 el viernes y +102  ayer domingo), que siguen apareciendo en Madrid, Cataluña, las dos Castillas  y Aragón. Y crecen también los nuevos hospitalizados (+245, +221, +162 y + 148), mientras son muy escasos los enfermos que ingresan en UCIs (+9, +10, +14 el viernes y ayer), aunque los datos “bailan” cada día por retrasos en la información de las autonomías. El problema lo seguimos teniendo con los muertos, desde que el 25 de mayo se cambiaron las estadísticas. La semana pasada hubo dos días (lunes y martes) “sin ningún muerto” por coronavirus, 1 el miércoles, 5 el jueves, y 1 el viernes, sábado y ayer domingo, aunque Sanidad contabiliza 72 muertos la última semana y 27.136 en toda la pandemia. Pero Estadística (INE) acaba de publicar que hubo una  mortalidad extra en España (del 9 de marzo al 10 de mayo) de +48.500 fallecidos y lo lógico sería pensar que la mayoría se deben al coronavirus. Eso indicaría que hay 20.000 muertos extras no contabilizados en las cifras oficiales, que sólo incluyen los fallecidos tras una prueba PCR (criterio OMS).


Con estos datos poco homogéneos y dispares de contagios, hospitalizados y muertes, afrontamos las dos últimas semanas del estado de alarma, en medio de una carrera de las autonomías por la desescalada y la vuelta a una normalidad que no lo será. Hoy, 12 autonomías y el 52% de los españoles pasan ya a la fase 3 (ver mapa), donde serán las autonomías quienes gestionen la desescalada y una alta movilidad,  lo que multiplica el riesgo de rebrotes, que siguen apareciendo, ligados a fiestas familiares, comidas, viajes y temporeros. Y pasan a la fase 2 las zonas epicentro de la pandemia (Madrid, las provincias limítrofes de Castilla y León, Barcelona) más Lérida, Comunidad Valenciana, Toledo, Albacete, Ciudad Real y Ceuta (por precaución), el 48 % de españoles restantes, con ciudades muy pobladas y transportes masivos que pueden acarrear nuevos contagios. Pero lo más preocupante llegará el lunes 22 de junio, cuando termine el estado de alarma y se permita la movilidad entre autonomías,  los viajes que podrían trasladar el virus otra vez.


Avanzamos en la desescalada, pero casi  tan a ciegas como al principio, porque el 94,8% de los españoles no se han contagiado, no tienen anticuerpos frente al coronavirus, según la 2ª oleada del Estudio de seroprevalencia.  Y recordemos que un tercio de los portadores del virus son asintomáticos, no saben que están contagiados y contagian. Otro problema de fondo es que no se están haciendo suficientes test (59,9 test PCR por 1.000 habitantes), porque los centros de atención primaria no tienen capacidad y tenemos un embudo en los laboratorios para analizar las pruebas. Además, hay muchas diferencias regionales, según Sanidad (ver cuadro): la Rioja ha hecho 107,2 test PCR por 1.000 habitantes, Asturias 99,7, Madrid 91,9 (ha hecho 76.314 la última semana), Cataluña 68 y Andalucía 24,6 o Murcia 28,8, con lo que pueden tener muchos asintomáticos sin saberlo. Otro tema preocupante es la escasa capacidad de las autonomías más pobladas (Madrid y Cataluña, sobre todo) para detectar y  seguir los nuevos contagios, para  frenar los posibles rebrotes.


Con todas estas incertidumbres, la mayoría de las autonomías siguen en la loca carrera por avanzar en la desescalada, pidiendo una mayor movilidad entre sus provincias y con autonomías limítrofes (Galicia con Asturias y Portugal, Cantabria con Euskadi ) y acelerando la apertura de sus playas, para captar el turismo interior primero y luego el extranjero. Y una carrera por acelerar la normalidad en negocios, comercios e incluso colegios, mientras hay Clubes que no se cortan en pedir partidos de fútbol con público

Con todo, la gran carrera, en Europa y en España, está en abrirse al turismo extranjero. Los paises mediterráneos más débiles, desde Grecia a Croacia, pasando por Portugal o Malta, ya han abierto sus fronteras al turismo extranjero, aprovechando que la pandemia les ha dañado menos que a Italia, España o Francia (hasta ahora, porque el virus sigue ahí). Y los tour operadores, alemanes y británicos, presionan a sus paises y a España para que se abran al turismo extranjero cuanto antes, para no perder negocio. Y presionan en Bruselas para crear “pasillos seguros” entre paises (lo único “seguro” es no viajar). En España, la poderosa industria turística presiona al Gobierno para que abra los vuelos y el turismo extranjero desde el 22 de junio, al menos en Baleares y Canarias, una semana antes del 1 de julio, cuando el presidente Sánchez prometió abrir España al turismo extranjero.


La apertura al turismo, nacional y extranjero, va a ser todo un test para el sistema sanitario y su capacidad de detectar brotes, dado que más de la mitad de españoles toman vacaciones y que el año pasado nos visitaron 20 millones de extranjeros entre julio y agosto (con que vengan sólo 5 millones, es un reto enorme).Está claro que el turismo es clave para el empleo y la economía, pero si no se tiene especial cuidado y hay rebrotes, podemos “matar la gallina de los huevos de oro” para muchos años. Y sobre todo, poner en peligro muchas vidas.


Mientras todo el mundo tiene la vista puesta en la desescalada y  las vacaciones, la recesión económica sigue ahí, con nuevas empresas en apuros, aunque también con una mejoría del empleo en algunos sectores, por la vuelta a la actividad. De hecho, en mayo se crearon 187.814 empleos, sobre todo en la construcción, la industria, el campo y la hostelería, según los datos de afiliación de la Seguridad Social. El balance de la pandemia (entre el 11 de marzo y el 31 de mayo) son ahora -760.082 empleos perdidos. Y eso gracias a los empleos “remansados” en los ERTES (de los que han salido 457.909 trabajadores en mayo, quedando ahora 2.998.970 trabajadores) y en la prestación extraordinaria para autónomos (donde cobran ayudas 1.508.185 autónomos, tras volver s su actividad 131.146 en mayo). 


Ahora, el temor es qué va a pasar a finales de junio con estos 4,5 millones de trabajadores y autónomos que tienen su empleo “temporalmente salvado”. La patronal quiere que el Gobierno amplíe los ERTEs y la suspensión temporal de actividad de los autónomos hasta diciembre, pero el Gobierno prefiere ampliarlos hasta septiembre y luego estudiar caso por caso, para evitar “abusos” y sobre todo porque la factura es muy elevada: 11.000 millones de euros gastados de marzo a mayo, entre ayudas y exenciones y moratorias de cuotas, a las que añadir otros 6.750 millones en junio. Y las múltiples ayudas por otras vías a empresas (créditos y avales), trabajadores y familias (hipotecas y alquileres), más los 3.000 millones anuales que costará el ingreso mínimo vital (desde junio). 


El Gobierno quiere aprobar esta semana un Plan de ayuda al sector del automóvil, tras  haberse desplomado su fabricación y ventas con la pandemia: entre marzo y mayo se matricularon 76.144 turismos, casi la quinta parte que el año pasado (367.699). Y el sector teme que este año se venderán unos 725.000 coches, casi la mitad que en 2019 (1.258.260). Peligra así la tercera industria del país (tras turismo y alimentación), que aporta el 10% de la riqueza (PIB) y mantiene 2 millones de empleos, ahora en peligro, como se ha visto con la anunciada marcha de Nissan en diciembre. El Gobierno pretende recuperar el Plan de apoyo al sector que aprobó en febrero de 2019 y que no pudo aplicar por las dos elecciones y la falta de Presupuesto. Aprobará nuevas ayudas (Plan Moves 2) para comprar coches eléctricos (entre 4.000 y 5.500 euros por coche, aunque sólo habrá 65 millones) y 2.634 millones de inversión pública para movilizar 10.000 millones de inversiones en el sector hasta 2025.


Otro Plan que espera aprobar el Gobierno, el 17 de junio, son ayudas al sector turístico. Por un lado, 151 millones a fondo perdido para “la transformación digital” del sector, y por otro, avales para movilizar 2.500 millones de créditos ICO para las empresas. La patronal turística lo considera “insuficiente” y piden un Plan con 35.000 millones de euros, la cuarta parte del Fondo prometido por Bruselas. Parece razonable si el turismo es la primera fuente de riqueza en España, porque aporta el 12,3% del PIB y mantiene 2.622.000 empleos (1 de cada 8). Y sobre todo, ingresa 92.278 millones de euros en divisas (2019), con las que luego pagamos el petróleo y las importaciones. Este año, con la pandemia, ya hemos perdido -19.112 millones de ingresos por turismo y podríamos perder -51.500 millones en todo 2020,  lo que nos colocaría (como advierte aquí el Banco de España) en una situación de déficit de balanza de pagos, por primera vez desde 2011, un histórico problema de España que habían corregido el turismo y las exportaciones. 


Ambos Planes, el de apoyo al automóvil y al turismo, son “parches” temporales, a la espera de que lleguen las ayudas europeas del Fondo de reconstrucción, esos 140.000 millones que no estarán disponibles hasta 2021 y 2022. Y mientras, el Gobierno va tapando “agujeros” (ERTES, autónomos, ayudas a familias, alquileres, ayudas contra la pobreza), sumando gastos sin saber cómo los va a pagar. De momento con deuda, 300.000 millones este año (110.000 más de lo previsto), gracias a la ayuda inestimable del Banco Central Europeo, que aprobó el jueves comprar otros 600.000 millones más de deuda pública y privada europea hasta junio de 2021, con lo que serán 1,3 billones en total, lo que da una mayor tranquilidad a España, Italia y Francia, los tres paises que más se van a endeudar con la pandemia.


Pero la deuda tiene un límite y también los gastos y el déficit público que vamos acumulando, que podría no ser del -10,3% del PIB previsto por el Gobierno para 2020 sino del -14% del PIB, según ha advertido el jueves la Agencia independiente fiscal (AIReF). Un “agujero” tremendo, que podría ser mayor si se aprueba un Plan de reconstrucción, como aprobó Alemania el miércoles, con el pacto entre la derecha (CDU y CSU) y los socialistas (SPD), un Plan de 130.000 millones de euros para reactivar la economía alemana: rebaja del IVA (del 19 al 16% y del 7 al 5%), 10.000 millones para los Ayuntamientos, ayudas para la compra de coches eléctricos (de 3.000 a 6.000 euros), 50.000 millones para innovación, 300 euros de ayuda por hijo, 6.000 millones de rebajas fiscales a la inversión, 25.000 millones de créditos a las pymes y recorte del 40% en las cotizaciones sociales para 2021.


España debería aprobar un Plan de reconstrucción similar, integrando en él las medidas y ayudas ya aprobadas y otras nuevas. La clave no es sólo qué gastos hacer, a quién ayudar, cuáles son las prioridades de la reconstrucción sino, sobre todo, cómo se paga. Porque la gran diferencia con Alemania es que ellos pueden pagarse este Plan y la billonaria ayuda ya destinada  a la reconstrucción (994.500 millones hasta el 10 de mayo, según la Comisión Europea) porque tienen superávit presupuestario (+49.788 millones en 2019) y España tiene déficit (-35.195 millones en 2019), además de no tener casi deuda (59,8% del PIB frente al 95,5% España en 2019) y ser más ricos (+9.400 euros por habitante). Y, sobre todo, Alemania puede pagar mejor su reconstrucción no porque sean más austeros (gastan más que España: el 45,4% del PIB frente al 41,9% nosotros) sino porque recaudan más que España, no porque sean más ricos, sino en porcentaje a su riqueza: ingresan el 46,8% del PIB frente al 39,1% del PIB que recauda España. O sea, que si la Hacienda española fuera tan eficiente como la alemana, España recaudaría 95.890 millones más cada año. Por eso, porque aquí no se recauda como en Alemania tenemos más déficit y más deuda y podemos gastar menos en la necesaria reconstrucción de la economía.


Este es el debate que no oímos a los políticos: cuánto necesitamos gastar en la reconstrucción y cómo podemos pagarlo, con más ingresos y deuda, más la ayuda tardía que nos venga de Europa. Esto es en lo que debería trabajar el Congreso, en lugar de las peleas políticas y el acoso a un Gobierno legalmente constituido. Hace falta un pacto político a varios años, para acordar las prioridades en las ayudas, la recomposición de la sanidad y el Estado del bienestar, las inversiones necesarias para modernizar el país y sacarlo de la recesión. Y un pacto sobre la deuda, el déficit y los ingresos públicos, para conseguir recaudar como alemanes y europeos, lo que exige que la mayoría paguemos lo mismo y una minoría que ahora paga pocos impuestos (multinacionales, grandes empresas, bancos y los más ricos) paguen más, una reforma fiscal que urgía ya antes de la pandemia. No es fácil, pero urge pactar un Plan de reconstrucción como ha hecho Alemania. Hay que olvidar el enfrentamiento constante y sumar esfuerzos para salir de la recesión.


El Pacto no parece posible, a la vista del comportamiento del PP, azuzado por VOX. Pero debemos saber que si no pactamos la reconstrucción, nos la impondrán desde fuera, o los mercados (con otra crisis de nuestra deuda) o Europa, los paises “austeros” (y ricos) del Norte, que condicionarán sus ayudas a nuevos recortes, en caso de que no consigamos recaudar más y pactar aquí una salida de la crisis. Algunos buscan el “cuanto peor mejor”, para tumbar al Gobierno gracias a la recesión. Pero es una vía peligrosa para los españoles: obligará a ajustes y retrasará la recuperación. Avisados estamos.