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lunes, 28 de febrero de 2022

¿Pandemia "normalizada"?: 247 muertos diarios

Entre la guerra en el PP y la guerra en Ucrania, ya casi no se habla de la guerra contra el COVID-19, que cumple 2 años. Tras los altísimos contagios de Navidad, ahora nos comportamos como si la pandemia hubiera acabado. Y no es así. La incidencia bajó de 3.267 en enero a 613 el viernes, pero todavía estamos “en riesgo extremo”. Y hay muchísimos muertos: 6.185 fallecidos por COVID-19 en febrero, 247 diarios. Sumamos 12.493 muertos en esta 6ª ola, más del doble que en la 5ª y un tercio que en la 3ª (Navidad 2020), aunque ahora tenemos vacunas. Nadie quiere hablar de muertos COVID y sólo pensamos en  volver a la normalidad”, sin restricciones y con 100% de público en los estadios. Pero la pandemia sigue ahí, con 27.500 contagios el viernes y 248 muertos más. Urge acelerar la vacunación (hay 3,82 millones sin vacunar, 289.500 mayores de 60 años), aumentar las pruebas (se hacen la tercera parte que en Navidad) y reforzar la sanidad pública. Porque el COVID-19 sigue ahí, contagiando y matando.

Enrique Ortega

La pandemia en el mundo sigue con cifras de contagios récord de los dos últimos años, aunque han bajado de 23 millones semanales en enero a 10,6 millones la semana pasada, según los datos de la Universidad John Hopkins. Ya son 435,28 millones de contagiados en el mundo, con Europa en cabeza (176,26 millones), seguida de cerca por América (146,44 millones), según la OMS. Por paises, destacan los contagios acumulados en EEUU (78,93 millones), India (42,92) y Brasil (28,77 millones), seguidos de Francia (22,86), Reino Unido (18,93), Rusia (16,05), Alemania (14,47),Turquía (13,94), Italia (12,76) y España (que roza los 11 millones de contagiados, 1 de cada 4 españoles).

Lo que se ha estabilizado en el mundo son los muertos por COVID-19, que han subido de 45.643 fallecidos a la semana al comienzo del año a más de 70.000 semanales en casi todo el mes de febrero. Son ya 5.948.764 muertos en el mundo, casi la mitad en América (2.618.433) y 1.861.528 fallecidos en Europa. Y rondan el millón los muertos por COVID en EEUU (948.397), con 649.437 en Brasil, 513.843 en India, 343.934 en Rusia, 318.086 en México y 210.538 en Perú, según la Universidad John Hopkins. En Europa, la mayor mortalidad se acumula en Reino Unido (161.797 fallecidos), Italia (154.560), Francia (139.141), Alemania (122.1713), Ucrania (112.459), Polonia (111.316) y España (99.410 muertos por COVID, de ellos 11.358 fallecidos desde el 1 de diciembre pasado).

En Europa, la variante ómicron ha disparado los contagios este año y se mantienen todavía muy elevados a finales de febrero, con una incidencia media de 2.265 casos por 100.000 habitantes, según el ECDC. Los paises con más contagios son Paises Bajos (4.613 contagios), Alemania (2.946 contagios el jueves 24, cuatro veces más que un mes antes), Portugal (2.355), Francia (1.919, la mitad que hace un mes) e Italia (1.331), siendo España el país con menos incidencia de contagios: 613 contagios por 100.000 habitantes el viernes 25, la quinta parte de incidencia que hace algo más de un mes (3.279 el 20 de enero), según Sanidad.

La incidencia en España ha bajado drásticamente, pero todavía estamos en un nivel de “riesgo extremo” (más de 500 contagios/100.000 habitantes), muy por encima todavía del nivel de contagios que teníamos antes de Navidad: 472,90 contagios el 16 de diciembre. Y todavía hay un elevado nivel de contagios diarios: 27.527 contagios el viernes 25, la cuarta parte que en plena Navidad (100.000 contagios el 28 de diciembre) pero casi el triple más de contagios que antes de las fiestas (10.536 contagios el 1 de diciembre). Siguen apareciendo muchos contagiados cada día, a pesar de que ahora se hacen muchas menos pruebas: se ha pasado de un récord de 2.413.264 pruebas semanales el 30 de diciembre (para “salvar la Navidad) a sólo 758.994 pruebas semanales hechas el viernes 25. Se hacen la tercera parte de pruebas de detección (muy pocas en Madrid o Andalucía) y por eso también se detectan menos contagios, aunque un 19,22% de los test y PCR siguen dado positivo (ojo: el 1 de diciembre, las pruebas sólo daban un 7,22% de positivos).

Aunque los contagios han bajado en toda España, sigue habiendo una gran desigualdad entre las autonomías. Hay 12 regiones con una tasa de contagios muy superior a la media (613) y por tanto “en riesgo extremo” (+500): Galicia (999 contagios/100.000 habitantes), Murcia (875), Cataluña (799), Extremadura (755), Asturias (704), La Rioja (699), Comunidad Valenciana (693), Canarias (692), Cantabria y Aragón (683), Castilla y León (678) y Navarra (663). Otras 3 regiones tienen menos una incidencia alta, aunque inferior a la media: Baleares (561), País Vasco (523) y Ceuta (510). Y las 4 restantes están mejor, aunque “en riesgo alto” (de 300 a 500): Melilla (290), Castilla la Mancha (390), Andalucía (393) y Madrid (398), según los datos de Sanidad del viernes.

Los mayores contagios se concentran en los adolescentes (938 contagios entre 12 y 19 años), seguidos de los niños (664 contagios entre los menores de 11 años) y sus padres (752 contagios entre 20 y 29 años, 667 entre 30 y 39 años y 650 entre 40 y 49 años), estando el resto de edades por debajo de la media (613), mientras llama la atención la alta incidencia entre los mayores de 80 años (612 contagios/100.000), teóricamente vacunados al 100%.

Lo más positivo de la pandemia en febrero es que están bajando drásticamente los enfermos COVID hospitalizados y en UCI, aunque todavía son muchos. Las hospitalizaciones por COVID han bajado de 19.314 el 25 de enero a 7.428 el viernes, una cifra similar a los hospitalizados en Navidad (7.732 el 23 de diciembre). También han caído los enfermos COVID en UCIs, de 2.204 el 25 de enero a 1.053 el viernes 25 de febrero, con un 11,38% de camas UCI ocupadas que se dispara en el caso de Cataluña (20,75%) y Aragón (19,74%), siendo la ocupación UCI elevada también en País Vasco (15,8%), Baleares (15%), y Madrid (14,98%).

Lo más preocupante del balance del COVID-19 son los muertos, de los que ya no se habla: en la última semana (viernes 18-viernes 24 de febrero) han fallecido 1.412 personas por COVID-19 (194 muertos diarios), siguiendo la elevada mortalidad de las semanas anteriores (2.003 muertos la semana anterior, 1.760 la anterior, 1.269 la anterior y 1.225 muertos la semana del 21 al 28 de enero), mucho mayor que la mortalidad por COVID de diciembre (327 muertos entre el 10 y 17 de diciembre o 386 muertos entre el 23 y el 30 de diciembre).

Basta mirar los datos oficiales de Sanidad para detectar un fuerte aumento de la mortalidad por COVID, sobre todo este mes de febrero, pero también a lo largo de la 6ª ola. Sólo en febrero se han producido 6.185 muertes por COVID hasta el viernes 25, nada menos que 247 muertes diarias, casi el doble de muertes que en todo el mes de enero (3.750 fallecidos) y cuatro veces más de las muertes contabilizadas en diciembre (1.423). Y contabilizando todos los muertos de esta 6ª ola (14 octubre-25 febrero), suman ya 12.493 muertos, el doble de los 6.226 muertos que en la 5ª ola (junio-octubre 2021) y casi el doble de los 8.124 muertos de la 4ª ola (Semana Santa 2021). Y esta abultada cifra de muertos solo la superó la 3ª ola (octubre 2020-febrero 2021), con 35.400 muertos, aunque entonces no había casi nadie vacunado y hoy lo están el 81 % de los españoles.

En definitiva, que se hablaba de que ómicron era una variante muy contagiosa pero poco letal y ha resultado ser la segunda ola más mortífera, porque ha contagiado a mucha más gente (ya vamos por 6 millones de nuevos contagiados) y eso hace que haya muchos muertos aunque la letalidad haya bajado del 1,6% (23 diciembre) al 0,9% el viernes (9 muertos por cada 1.000 contagiados). ¿Quién está muriendo ahora por COVID? Según los expertos, la mayoría son mayores de 60 años no vacunados (el riesgo de muerte se multiplica por 28), pacientes vacunados con enfermedades previas y mayores vacunados que no tienen la tercera dosis (y donde el riesgo de muerte se multiplica por 15). Un aspecto preocupante es que aumentan los muertos en las residencias de ancianos, aunque se supone que todos están vacunados: los contagios han caído a la mitad en el último  mes (de 15.604 a mediados de enero a 7.096 a mediados de febrero), pero las muertes han aumentado: de 194 (10 al 17 enero) a 247 (18 al 25 de febrero).

Este balance del COVID a principios de 2022, con todavía un alto nivel de contagios, hospitalizaciones, enfermos en UCIs y sobre todo demasiadas muertes, choca con lo poco que se informa cada día de la pandemia. Y,  sobre todo, con la supresión de las restricciones por las autonomías y el Gobierno. Ya no hay limitaciones para la hostelería y el ocio, se va a autorizar el 100% de  en los estadios (en marzo), se han quitado las mascarillas en exteriores y en el patio de los colegios y se plantea quitarla en interiores, incluso en las aulas (cuando sólo el 57% de los niños de 5 a 11 años tienen una dosis de la vacuna). 

Y para colmo, Gobierno y autonomías estudian, esta semana, eliminar la cuarentena obligatoria (10 días) para los contactos estrechos no vacunados de positivos por COVID (para los contactos vacunados, la cuarentena ya se eliminó el 21 de diciembre). Eso se traduce en que si un padre se contagia, su niño puede ir al colegio (sólo el 16.7% de los niños de 5 a 11 años tienen las 2 dosis). Y si es el niño o la madre la que se contagian, el padre puede ir a trabajar aunque no esté vacunado...Y además, el Gobierno sigue adelante con su idea de “normalizar la pandemia”, de tratarla pronto como la gripe y otras epidemias, reduciendo aún más las pruebas y las estadísticas, con lo que nos enteraremos aún menos de los contagios, las hospitalizaciones y las muertes.

Normalizar la pandemia” y tratar de “olvidarla” es un riesgo muy serio porque la COVID 19 sigue ahí y estará presente mientras no se vacune más gente en el mundo y también en España. El ritmo de vacunación mundial avanza lentamente, según los datos de la OMS: sólo está inmunizado el 55,04% de la población mundial, lo que significa que hay 3.300 millones de personas a las que el virus puede contagiar y volver a mutar, provocandonuevas olas” como delta y ómicron. Y el riesgo es mayor en regiones con baja tasa de vacunación, como Europa del este (29% de vacunación en Bulgaria, 34% en Ucrania o 58% en Polonia), Latinoamérica (63% inmunizados), el sudeste asiático (53% inmunizados, 55% en India), el Mediterráneo oriental (36%) y sobre todo África (sólo el 10,72% de la población inmunizada), según los últimos datos de la OMS. Con los aeropuertos abiertos, el COVID viaja.

En España, el porcentaje de población con las 2 dosis es muy elevado: 81,1%, según Sanidad. Pero llevamos varios meses, tras el verano y con el paréntesis de la Navidad, con la vacunación al ralentí: los datos indican que sigue habiendo muchos españoles sin vacunar y eso impide ganar la batalla al COVID-19. Con datos al 24 de febrero, hay 3.827.122 residentes en España, con más de 12 años, sin las 2 vacunas (más 1.409.059 niños de 5 a 11 años sin poner la 1ª dosis). Y lo más preocupante es que esta cifra de no inmunizados se ha reducido poco: había 4 millones sin inmunizar hace dos meses, a mediados de diciembre. Y 4,8 millones hace cinco meses, a mediados de septiembre.

Analizando más quién no está inmunizado (y alimenta los contagios y las muertes), los últimos datos revelan que todavía hay 289.536 mayores de 60 años sin inmunizar (54.432 entre 70 y 79 años y 235.104 entre 60 y 69).Y 1.243.296 personas entre 40 y 60 años sin las 2 dosis (419.572 entre 50 y 59 años y 823.724 entre 40 y 49 años). En total, 1.532.832 personas de más de 40 años sin inmunizar. Y entre los más jóvenes hay que sumar otras 2.294.290 personas sin las 2 dosis (949.382 entre 30 y 39 años, 834.784 entre 20 y 29 años y 510.124 más entre 12 y 19 años). Y eso sin contar que falta vacunar con la 3ª dosis de refuerzo al 7,6% de las personas con más de 60 años (722.000 mayores).

Estos “agujeros” en la vacunación son lo que explican el alto nivel de contagios todavía hoy y, sobre todo, el llamativo número de muertos, principalmente entre los mayores. Y hay otro dato que explica por qué no se habla de los muertos: el 94,15% de todos los muertos por COVID (99.410 hasta el viernes) son mayores de 60 años. Y sólo ha habido 534 muertos con menos de 40 años. Así que hay muchos muertos, más que en Navidad, pero eso no preocupa mucho a la mayoría, que no es mayor. Ni tampoco a las autoridades sanitarias y políticas, empeñadas en “volver a la normalidad”, en asentar la actividad, los negocios y el empleo, olvidarse de medidas restrictivas, que es también lo que quieren la mayoría de españoles. Y al que le “toque”, el contagio, la hospitalización o la muerte, pues mala suerte.

Pero no debía ser así. Todos deberíamos asumir que la pandemia sigue ahí, contagiando y matando (248 muertos el viernes, como si se hubiera estrellado un avión). Y que el COVID-19 seguirá mientras no consigamos que haya más personas vacunadas, en el mundo y en España. Europa, EEUU y los paises ricos deberían movilizar las vacunas al resto del mundo, para frenar futuras variantes. Y en España, urge un Plan de choque para conseguir vacunar a más gente, sobre todo a los mayores de 60 años, acabando de una vez por todas con la mortalidad por COVID en las residencias. Y habría que mantener el nivel de pruebas y test, con un mejor seguimiento de los contagiados, para frenar más radicalmente este “6ª ola”. Todo ello, dedicando más personal y recursos a fortalecer la sanidad pública, sobre todo los Centros de Salud, que siguen colapsados. Pero la clave es no hacer creer a los españoles que la pandemia se ha acabado. Seguimos en guerra contra el COVID, dos años ya,  y no hay que bajar la guardia, porque contagia y mata. Y puede darnos futuras sorpresas.

lunes, 24 de enero de 2022

La tentación de "normalizar" la pandemia

La 6ª ola se ha convertido en un tsunami, multiplicando por 30 los contagios en los últimos dos meses. Han bajado 3 días, pero el viernes subieron otra vez, a 141.000 contagios diarios (y muchos más que no se contabilizan), mientras se relajan más las restricciones. Ya sabemos lo que costó “salvar la Navidad”: 3.689 muertes. ¿Compensa? Algunos creen que sí, porque proponen ahora “normalizar” la pandemia, tratarla como la gripe, dejar de hacer estadísticas diarias y pruebas masivas. Anular restricciones y volver a la “normalidad”. La OMS alerta que con ómicron no termina la pandemia y que reiterar que es una enfermedad leve “cuesta vidas”. Ese es el debate: ¿Cuántas muertes (de otros) estamos dispuestos a asumir para volver a la rutina? Otra vez el dilema: salud y economía. Tomar medidas o bajar la guardia, hartos ya de la pandemia. Pero el virus sigue y mientras haya 5,6 millones de españoles sin vacunar (y en otros paises), seguirá ahí. Contagiando y matando.

Enrique Ortega

La variante ómicron ha disparado los contagios y muertes en todo el mundo, tras descubrirse en Sudáfrica a finales de noviembre. Y en el último mes, los contagios semanales se han quintuplicado, pasando de 4,55 millones a 22,7 millones la última semana, según la Universidad John Hopkins. Pero sobre todo ha afectado a Europa, que ya supera a América en contagios totales por COVID: 126,8 millones de contagiados frente a 124,8 millones, según la OMS. Eso sí, la cifra de muertos no se ha disparado tanto con ómicron, pasando de 48.016 muertos semanales a mediados de diciembre a 54.610 la última semana. Y otra vez, Europa se ha llevado la peor parte, con +115.500 muertos por COVID en el último mes, frente a +82.400 en el continente americano.

En España, ómicron ha convertido esta 6ª ola en un tsunami, con cifras de contagios nunca vistas en las olas anteriores (superando los 200.000 contagios muchos días de enero), aunque con menos pacientes en hospitales y urgencias y menos muertes que en la 3ª ola (Navidad 2020), debido a que un 80,7% de los españoles están ya vacunados con 2 dosis y muchos con 3.Con los últimos datos de Sanidad, España es el 5º país europeo con más contagios por COVID 19: 3.250 contagios por 100.000 habitantes el viernes 21, sólo por detrás de Francia (4.407 contagios), Portugal (3.933 contagios), Italia (3.506) y Reino Unido  (3.456 contagios), pero muy alejados de Alemania (763 contagios), cuando hace sólo un mes (20 diciembre) teníamos menos contagios (609) que ellos (780 Alemania).

El pico de contagios en España se alcanzó el lunes 17 de enero (3.397) y a partir de ahí tuvimos 3 días de ligeras bajadas, pero el viernes 21 subieron de nuevo a otro récord histórico (3.418 contagios por 100.000 habitantes). Además, hay que cuestionar estas estadísticas, que las autonomías remiten a Sanidad, porque ha cambiado el sistema de cómputo: 6 autonomías (Cataluña, Navarra, Galicia, Aragón, Canarias y la Rioja) contabilizan también los contagios que los ciudadanos detectan en casa, con los test que compran en las farmacias (hasta ahora, sólo contaban los hechos en centros de salud, hospitales y laboratorios homologados), mientras el resto no contabilizan estos contagios “auto detectados, entre ellas Madrid y Andalucía, las dos muy pobladas (que sí los tienen en cuenta para dar bajas laborales a los afectados…). Así es imposible saber los contagios “reales” y comparar, ya que en Galicia, por ejemplo, el 60% de los contagios reportados son por test en casa.

Los expertos coinciden en que hay muchos más contagios de los que se reportan en los datos diarios de Sanidad (8.975.458 contagios totales hasta el viernes), sobre todo en colegios y empresas, donde se han multiplicado el cierre de aulas (262.451 alumnos en cuarentena el viernes) y las bajas laborales2 millones de trabajadores han estado de baja por COVID, el 10% de los afiliados a la Seguridad Social, según el ministro Escrivá. Los datos se Sanidad indican que la tasa de contagios más alta se da ahora en los niños (4.599 contagios) y adolescentes (4.149), y también entre sus padres, entre 30 y 39 años (4.245) y 40 y 49 años (4.150), estando por debajo de la media de contagios los mayores de 50 años (los más inmunizados). Otro dato que podría “encubrir contagios” es que algunas autonomías hacen pocas pruebas (la media está en 4.979 por 100.000 habitantes), como Andalucía (2.387) y Madrid (3.959), mientras otras con alta incidencia hacen el doble y triple de pruebas, como Cataluña (9.799), Navarra (5.769) y País Vasco (5.735 pruebas), según Sanidad. Buscan más y encuentran más contagiados.

Al haberse disparado los contagios por ómicron, aunque sea menos letal, se han triplicado las hospitalizaciones: de 6.667 pacientes hace un mes (17 diciembre) a 18.675 el viernes, con lo que están ocupadas con pacientes COVID el 15% de las camas hospitalarias (el 19,39% en Madrid, el 19,06% en Aragón y más del 17% en Cataluña, País Vasco y Canarias). Y también se han casi duplicado los enfermos COVID en las UCIs: de 1.306 hace poco más de un mes a 2.202 este viernes, una cifra que aumentará en las próximas semanas. Eso pone a 8 autonomías en situación de “riesgo extremo” hospitalario (+ 25% camas UCI ocupadas): Cataluña (42,61%), Aragón (30,26), País Vasco (28,86), Baleares (28,70), Madrid (27,50), Navarra (26,98), Castilla y León (26,07) y Comunidad Valenciana (25,96%). Y el problema es que los hospitales llevan más de un año con altísima ocupación por COVID, lo que supone una enorme presión para los servicios y dilata más la espera de operaciones necesarias.

La última consecuencia del tsunami de ómicron son las muertes, muy elevadas aunque se ha generalizado la idea de que esta variante es “poco letal”. Vean: en la última semana (viernes 21- viernes 14 enero), Sanidad ha contabilizado 982 muertes, frente a  825 muertos en la semana anterior y 327 muertos semanales computados hace un mes. El repunte de muertes ha llegado a las residencias de ancianos, donde murieron 172 mayores la semana anterior (frente a 18 a principios de diciembre). Y todo apunta a que la alta cifra de muertos totales por COVID (284 fallecidos el martes pasado) se va a mantener varias semanas más, aunque bajen los contagios, porque morirán muchos de los que están en las UCIS. Y España ya suma 91.741 muertos por la COVID 19.

Ahora, con la bajada de contagios en los últimos 4 días, varias autonomías (Cataluña y Cantabria) van a levantar las últimas restricciones impuestas en Navidad, restricciones que otros levantaron antes y que algunas autonomías nunca tuvieron, sobre todo Madrid. Ahora ya podemos saber el coste de estas laxas restricciones, justificadas en que había que “salvar la Navidad: 3.689 muertes, 39.656 hospitalizados y 3.811.274 contagiados, entre el 1 de diciembre y el 21 de enero. ¿Compensa? Parece que sí, al menos a los que no han perdido un familiar o han acabado en un hospital, dado que la mayoría han tratado de “seguir con su vida” esta Navidad, eso sí, haciéndose un test antes de visitar a la familia

Ahora, antes incluso de que el tsunami de la 6ª ola amaine (los contagios, hospitalizaciones y muertes seguirán altos varias semanas, según los expertos), el Gobierno se ha puesto a la cabeza de los que piensan que hay que “normalizar” la pandemia. La propuesta hecha por el presidente Sánchez, y apoyada por Sanidad y las autonomías, es clara: hay que tender a la normalidad, no podemos seguir con restricciones ni limitaciones, hay que apostar por la vuelta casi total a la normalidad de antes de la pandemia. Dejar que la vida cotidiana y la economía se normalicen, apostar por la recuperación (donde Sánchez se juega su futuro político). Y eso pasa por considerar la COVID “como una gripe”, dejando de publicar estadísticas diarias de contagios y no haciendo test y pruebas masivas: sólo muestras en centros de salud y hospitales, una red de seguimiento como se hace a otras epidemias.

Otros paises europeos no defienden por ahora este cambio, con lo que España tendrá que convencer a sus socios y al Centro europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC). De momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que los contagios y muertes van a seguir creciendo y  se ha mostrado en contra de “gripalizar” la pandemia, porque cree que “la ómicron está lejos de terminar y es probable que surjan nuevas variantes”. Y el propio director general de la OMS ha hecho esta reflexión, muy oportuna: “Omicron puede ser menos grave, pero la narrativa de que es una enfermedad leve es engañosa, perjudica la respuesta general y cuesta vidas”.

Ahí está el debate que deberíamos abrir: ¿cuántas muertes estamos dispuestos a asumir para volver a la rutina? Todo el mundo está cansado de esta pandemia, son ya casi 2 años con la vida trastocada y la tentación de “volver a la normalidad” es muy grande, con lo que muchos ciudadanos apoyarán a los políticos que quieran “marginar la pandemia”, volver a vivir como si el virus no estuviera. Pero está. Y por lo que dicen los expertos, estará hasta que la mayoría del mundo y más españoles estén vacunados.

En el mundo, sólo el 51,46% de la población está inmunizada, según la OMS, más en Norteamérica (62%) y Europa (62%), pero menos en Latinoamérica (50%), Asia (46%), Mediterráneo oriental (34%) y sobre todo en Africa (7,46% de la población inmunizada), lo que facilitará que el virus mute en nuevas variantes que nos volverán a llegar. Y en España, aunque ya tenemos un altísimo porcentaje de la población inmunizada con las 2 dosis (80,7% de toda la población), sigue habiendo mucha gente sin inmunizar: 4.016.263 españoles mayores de 12 años, más otros 1.583.447 niños todavía sin ninguna vacuna, según el balance del 20 de enero. Y lo más preocupante es que la cifra de personas pendientes de vacunar apenas ha bajado en los últimos meses, lo que indica que muchos “no están por la labor” de inmunizarse. Los más vulnerables son los 309.733 mayores de 60 años no inmunizados (58.991 de 70 a 79 años y 250.742 de 60 a 69 años), pero también se arriesgan mucho las 1.281.795 personas no inmunizadas de 40 a 59 años. Y a ellos hay que sumar las 2.424.735 personas sin inmunizar entre 12 y 40 años. Además, va lenta la aplicación de la 3ª dosis de refuerzo, que les falta poner al 9% de los mayores de 70 años y al 10,5% de personas entre 60 y 69 años, un refuerzo clave porque un estudio en Israel demuestra  que esta tercera dosis multiplica por 10 las defensas ante el virus.

Mientras haya millones de personas en el mundo sin vacunar y 5,6 millones de españoles sin inmunizar, el riesgo de nuevas variantes y olas de la COVID es evidente, aunque la pandemia se quiera ocultar. Por eso, es importante no bajar la guardia, con aforos y restricciones, mientras se “fuerza” que más españoles se vacunen, porque son un riesgo para el resto. En varios paises europeos se ha aprobado la vacunación obligatoria (en Italia desde enero, en Austria desde febrero y en Grecia multas a los mayores de 60 años que no se vacunen), mientras otros, como Alemania o Francia, limitan su movilidad y restringen su entrada en locales con el pasaporte sanitario.”Es posible que haya que debatir sobre la vacunación obligatoria”, advirtió el viernes la Comisaria europea de Salud. En España no se contempla hacer nada: ni obligar a vacunarse ni limitar actividades a los no vacunados. E incluso, se abre el debate para “volver a la normalidad”, mientras la ómicron crece en Europa.

El otro grave problema es que la ómicron ha colapsado la asistencia sanitaria en España, que ya tenía problemas serios en las olas anteriores e incluso antes de la pandemia. La atención primaria, los Centros de salud, prestan un servicio mínimo y esta vez no han servido ni siquiera para hacer test o dar bajas. Los ciudadanos nos hemos tenido que “auto cuidar”, comprando test y haciendo un seguimiento de síntomas y cuarentenas por nuestra cuenta, gestionando las bajas por teléfono o yendo a trabajar con dudas. Y si nos encontrábamos peor, colapsando las urgencias de los hospitales, que no han podido hacer seguimiento de pacientes ni las operaciones programadas. Así que si antes teníamos problemas para ir al especialista y operarnos, ahora es peor, lo que habrá disparado las listas de espera. Así que la sanidad pública está en situación precaria, lo que exigiría un Plan de choque, especialmente dirigido a potenciar la atención primaria.

Pero en vez de potenciar los centros de salud y hospitales, las autonomías se han dedicado a ajustar sus cuentas en 2021 con los ingresos recibidos para la pandemia, que no se han gastado: de los 16.000 millones de Fondos COVID recibidos del Gobierno en 2020 (8.000 para la sanidad), 2.000 no se gastaron, como tampoco otros 1.000 millones de los 13.500 millones de Fondos COVID recibidos en 2021 (6.000 para Sanidad), según los datos de Hacienda y la AIREF. Así que 3.000 millones de euros no gastados, mientras la mayoría de autonomías anunciaban en 2021 que iban a recortar 58.000 contratos (de médicos, enfermeras y auxiliares contratados por la pandemia). Al final, por culpa de Omicron, 29.000 se han salvado, pero otros empleos sanitarios se han perdido. Y los sindicatos denuncian más recortes de plantillas para 2022. Un año en que, a pesar de la situación, las autonomías sólo van a aumentar un 4,15% su presupuesto sanitario, a pasar de las mayores transferencias que les ha hecho el Estado y de la llegada de los primeros Fondos europeos.

Urge aprobar un Plan de choque para reforzar la sanidad pública, sobre todo los Centros de salud, donde harían falta  2.700 médicos y 4.000 enfermeras (al menos), además del personal de refuerzo contratado durante la pandemia (y que no debían despedir). Y reforzar también los hospitales para reducir listas de espera de especialistas y operaciones. Porque hoy por hoy, si nos ponemos enfermos, resulta muy difícil que nos atiendan (salvo en urgencias).

Y en paralelo, debe abrirse el debate sobre la estrategia frente a la pandemia, desde las medidas de prevención y restricciones que hay que mantener a cómo nos defendemos frente a los que no quieren vacunarse, como hacen en el resto de Europa. Y, por supuesto, no bajar la guardia para reactivar la economía y “normalizar la vida”. El debate salud o economía es un falso dilema: si no garantizamos la salud (y millones de contagios, cientos de miles de bajas y tantos muertos no es “normalidad”), no garantizamos la economía. Porque un nuevo repunte de la pandemia, una 7ª ola, volverá a frenar la recuperación, como lo ha hecho esta 6ª ola y las anteriores. Sin salud no hay economía. Y por eso, hay que poner los medios para acabar de verdad con esta pandemia, no ocultarla como si fuera una gripe que no es. No caigamos en la tentación de “normalidad” con 142 muertos diarios (el viernes). No dejemos que hagan “trampas al solitario” con nuestra salud. Sigamos alertas.