Europa es un continente que ahorra bastante, sobre todo los paises ricos del centro y norte. En 2024, los europeos ahorraron el 14,41% de su renta bruta disponible, aumentando su tasa de ahorro de 2023 (13,67%), según Eurostat. Se ha superado con creces la tasa de ahorro que teníamos los europeos antes de la pandemia (12,30%), aunque luego se disparó en 2020 (al 17,20% de la renta disponible) por los confinamientos y la crisis. En el caso de la zona euro (20 paises), la tasa de ahorro fue mayor: un 15,30% de la renta disponible, otro récord desde la pandemia (18,70% en 2020). Y esta alta tasa de ahorro en la zona euro contrasta con la baja tasa de Estados Unidos, donde ahorraron la tercera parte que en la zona euro (el 5,2% de su renta disponible). En general, los estadounidenses ahorran menos y gastan más, comprando más fuera (alto déficit comercial) y endeudándose : tienen una deuda pública y privada de las más altas del mundo, que financia el ahorro del resto del mundo.
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lunes, 21 de abril de 2025
Crece el ahorro de los hogares (¿milagro?)
Las familias españolas están ahorrando más,
en 2024 y 2023, tras recuperarse de la pandemia, la crisis de la energía y la
alta inflación. Y lo mismo pasa en Europa, el continente que más ahorra,
mientras EEUU gasta y apenas ahorra. La explicación del “milagro”
está en la mejora del empleo, en que sueldos y pensiones suben
más que la inflación y en que estamos “escaldados” por varias crisis
(desde 2008) y preferimos guardar algo para “la próxima”. Pero este
ahorro es muy desigual y sólo alcanza a la mitad más rica, algunos
jubilados e inmigrantes. Ahora, esperan que ahorro siga alto en 2025, por
temor a una nueva crisis tras los aranceles de Trump. España y otros 6
paises europeos quieren aprovechar mejor este ahorro, ahora paralizado
en depósitos poco remunerados: preparan una nueva Cuenta europea
que lo dirija a inversiones europeas, desde la digitalización al medio
ambiente o la Defensa. Que el alto ahorro europeo sea “la gasolina” para que
Europa sea más competitiva. Enrique Ortega
Europa es un continente que ahorra bastante, sobre todo los paises ricos del centro y norte. En 2024, los europeos ahorraron el 14,41% de su renta bruta disponible, aumentando su tasa de ahorro de 2023 (13,67%), según Eurostat. Se ha superado con creces la tasa de ahorro que teníamos los europeos antes de la pandemia (12,30%), aunque luego se disparó en 2020 (al 17,20% de la renta disponible) por los confinamientos y la crisis. En el caso de la zona euro (20 paises), la tasa de ahorro fue mayor: un 15,30% de la renta disponible, otro récord desde la pandemia (18,70% en 2020). Y esta alta tasa de ahorro en la zona euro contrasta con la baja tasa de Estados Unidos, donde ahorraron la tercera parte que en la zona euro (el 5,2% de su renta disponible). En general, los estadounidenses ahorran menos y gastan más, comprando más fuera (alto déficit comercial) y endeudándose : tienen una deuda pública y privada de las más altas del mundo, que financia el ahorro del resto del mundo.
Dentro de Europa, los
paises que más ahorran son Alemania (20,3% de su renta disponible, 1
de cada 5 euros), Suecia (18,26%) y Francia (17,65%), más Paises
Bajos (14,69%) e Irlanda (13,52%), seguidas de España (13,43%
ahorro de la renta disponible), por delante de Bélgica (13%), Italia (11,23%), Portugal
(10,88%) y Dinamarca (10,36%), según los datos de Eurostat (diciembre 2024). En
todos los paises ha aumentado la tasa de ahorro respecto a antes de la
pandemia (17,90% ahorraba Alemania en 2019 y 14,55% Francia), pero el mayor
salto en el ahorro lo ha dado España: ahorramos +5,38% en 2024
(13,43%) que en 2019 (ahorrábamos el 8,05%), un aumento inferior al de Francia
(+3,1%), Alemania (+2,53%), Italia (+0,76%), Portugal (+2,93), la zona euro
(+2,68%) o la UE-27 (ahorra +2,5%).
El Banco Central Europeo (BCE) ha
llamado recientemente la atención sobre el fuerte aumento del ahorro
en Europa, en 2024 y 2023, que atribuye a varias causas:
un aumento de los ingresos de los europeos (gracias al aumento del
empleo y a que los salarios y pensiones han subido más que la inflación,
mejorando el poder adquisitivo), un aumento de las ganancias en Bolsa y dividendos,
así como bonos y alquileres), el efecto positivo de las ayudas públicas
y, sobre todo, “una mayor cautela a la hora de gastar”, por un aumento
de la “incertidumbre estructural”, tras haber sufrido varias
crisis (la de 2008 a 2012, la pandemia y la crisis de la energía y la alta
inflación tras la guerra de Ucrania), que lleva a los europeos a ser “más prudentes
en el gasto” y ahorrar más para afrontar el futuro.
En el caso de España, el mayor aumento en la tasa de
ahorro tiene su origen en el fuerte aumento de la renta bruta disponible:
alcanzó la cifra de 1.027.715 millones de euros en 2024, +8,7% que en 2023, según
el INE. Y de estos ingresos, se destinaron al consumo 889.060
millones (+7,1%), otros 71.734 millones a la inversión (+6%) y se
ahorraron 139.900 millones, un 23% más que en 2023. Eso significa que hemos
ahorrado el 13,6% de la renta disponible, mucho más que antes de la
pandemia (8,5% en 2019) y también más que a lo largo de este siglo (8,6% de
ahorro entre 2000 y 2019).
Este fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia
se
debe a varios factores. Uno, clave, porque ha aumentado mucho el empleo
(+1.881.000 empleos creados desde 2019) y también han subido los sueldos
de estos trabajadores, aumentando su capacidad de gasto y ahorro. Dos, porque
han aumentado los pensionistas y el importe de su pensión, lo que se
traduce en más ingresos. Tres, que han aumentado las subvenciones y ayudas
públicas (carburantes, electricidad, IVA alimentos…), que suponen ingresos
adicionales para muchos. Y cuatro, que han aumentado las rentas percibidas por depósitos,
acciones, deuda, Fondos y dividendos, así como por alquileres (3 millones
de familias ingresan por las casas que alquilan). Además, la inflación se ha
moderado en 2023 y 2024, lo que ha permitido a las familias un mayor poder
adquisitivo estos años, gastar y ahorrar más.
Hay más ahorro, pero mal repartido, porque
muchas familias siguen con problemas para llegar a fin de mes y no pueden
ahorrar. Así que hay
grandes diferencias en el ahorro, según los ingresos de los hogares:
casi la mitad del ahorro total en España (el 49%) procede del 25% de los hogares
con rentas altas, otro 28% del ahorro procede del 25% de hogares con rentas
medias-altas, un 21% adicional viene del 25% de hogares con rentas medias-bajas
y sólo el 2% del ahorro lo aportan el 25% de hogares con rentas bajas,
según
un estudio de CaixaBank Research.
Otro factor que explica la desigualdad en el ahorro es la
edad: son las generaciones de 65 a 74 años (los jubilados) los
que explican el fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia, según CaixaBank
Research. Y también ahorran más los autónomos que los asalariados. Así,
si el ahorro global de los españoles ha crecido un +4,6% desde 2019, los que
tienen entre 65 y 74 años han ahorrado un +6,4%, mientras que los
menores de 35 años sólo han aumentado su ahorro un +5,8% y los que tienen entre 35 y 44 años lo
aumentaron un +3,3%. Los expertos consideran que las generaciones
mayores ahorran más para afrontar posibles problemas de salud y para ayudar
a hijos y nietos. También una parte de los inmigrantes ahorran más, para
enviar remesas a sus paises de origen: desde España se enviaron
10.183 millones de euros al extranjero en 2024, según
el Banco de España.
El FMI alerta que es la primera vez que crece el
ahorro, en España y en Europa, en un contexto que no es de crisis,
con un cierto crecimiento y una fuerte creación de empleo (y con una inflación
por debajo del 3%). Lo atribuyen a una
falta de confianza de los consumidores en el futuro, a que
mantienen una elevada incertidumbre, a pesar de que no estamos ya en crisis
(incluso España crece más que antes de la pandemia). Esta alta tasa
de ahorro provoca que crezca menos el consumo de las familias, que
aporta más de la mitad del crecimiento de los paises. En definitiva, más
ahorro equivale a menos consumo y a menos crecimiento. Y tampoco
ayuda este ahorro a la inversión, otro motor de la economía (muy débil
en Europa), porque la mayor parte está “inmovilizado”
en cuentas y depósitos bancarios o en deuda, inversiones poco productivas.
Pero parece que este contexto de ahorro fuerte,
en Europa y en España, va a seguir en 2025, según
prevé CaixaBank Research, que apuesta porque las familias ahorren este año
casi lo mismo que el pasado (un 13% de su renta disponible, frente al
13,6% en 2024). Y esa previsión está hecha antes de conocer los
aranceles de Trump, que han enturbiado todas las previsiones económicas
y podrían provocar inflación y recesión. Dos amenazas que llevarán a muchas
familias (las que pueden) a gastar menos y ahorrar más en 2025. Y eso
llevará a muchos paises a un menor crecimiento y a crear menos empleo.
La clave ahora es “hacer de la necesidad virtud” y aprovechar
esta alta tasa de ahorro, en Europa y en España, para financiar
el salto hacia adelante que necesita Europa para modernizarse y
competir en el mundo. El gran objetivo es “desviar”
parte de los 11 billones de euros que los europeos mantienen en cuentas y depósitos
bancarios (percibiendo unos mínimos intereses) a la inversión, conseguir
que una gran parte del ahorro de las familias se dirija a financiar la
inversión europea a largo plazo.
Para lograrlo, España y otros 6 paises europeos
(Francia, Alemania, Italia, Paises Bajos, Polonia y Luxemburgo) están
trabajando en aprobar una nueva Cuenta europea de inversión, para
que los ahorradores europeos dirijan ahí una buena parte del ahorro ahora
improductivo, para lo que contemplan ofrecerles un trato fiscal muy favorable y
una alta rentabilidad, armonizando las distintas rentabilidades europeas. Con
una parte del ahorro europeo en esta nueva Cuenta europea se podrían
financiar parte de las inversiones necesarias en digitalización, transición
energética y Defensa y Seguridad. Y evitar la fuga de ahorro europeo a Estados
Unidos: cada año, 300.000 millones de euros de financiación europea
emigra a USA para comprar acciones de empresas tecnológicas o deuda pública.
Actualmente, España y los otros 6 paises promotores están
estudiando
diversas iniciativas europeas para captar ahorro (desde la cuenta de
ahorro en Suecia al plan de Francia para
invertir en cotizadas o la compra de deuda en Italia), para configurar una Cuenta
europea de inversión que sea atractiva para los inversores, un producto de
inversión “paneuropeo” perfectamente identificable y que permita a los ahorradores
saber dónde está su dinero. El objetivo es tener diseñada esta nueva
Cuenta europea de inversión para junio
y lanzarla al mercado este otoño, para financiar parte de los múltiples
proyectos de inversión que tiene previstos la Comisión Europea para “dar el
salto” y competir mejor en el mundo.
En resumen, que las crisis nos han hecho más
ahorradores (los que pueden) y eso hace que cada año dejemos de gastar
un porcentaje mayor, “por si vienen mal dadas” en el futuro. Y 2025, con la
incertidumbre de los aranceles y la guerra comercial de Trump, lo normal es que
el ahorro vuelva a subir, en España y en Europa. Este menor consumo puede
frenar algo el crecimiento, pero el
alto ahorro puede utilizarse para financiar las inversiones que necesitan Europa
y España para modernizar su economía y ser más competitivos. Para
conseguirlo, hay que ofrecer seguridad y rentabilidad a los ahorradores. Ahorro
hay.
Europa es un continente que ahorra bastante, sobre todo los paises ricos del centro y norte. En 2024, los europeos ahorraron el 14,41% de su renta bruta disponible, aumentando su tasa de ahorro de 2023 (13,67%), según Eurostat. Se ha superado con creces la tasa de ahorro que teníamos los europeos antes de la pandemia (12,30%), aunque luego se disparó en 2020 (al 17,20% de la renta disponible) por los confinamientos y la crisis. En el caso de la zona euro (20 paises), la tasa de ahorro fue mayor: un 15,30% de la renta disponible, otro récord desde la pandemia (18,70% en 2020). Y esta alta tasa de ahorro en la zona euro contrasta con la baja tasa de Estados Unidos, donde ahorraron la tercera parte que en la zona euro (el 5,2% de su renta disponible). En general, los estadounidenses ahorran menos y gastan más, comprando más fuera (alto déficit comercial) y endeudándose : tienen una deuda pública y privada de las más altas del mundo, que financia el ahorro del resto del mundo.
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jueves, 27 de marzo de 2025
La economía mundial, "patas arriba" por Trump
No lo hemos votado, pero ya sufrimos el desgobierno
de Trump. No sólo porque ponga en peligro la seguridad, la
democracia y el Estado del bienestar en Europa, con su apoyo
a la extrema derecha y a Putin, sino porque nos afecta al bolsillo:
el mundo crecerá menos este año y tendrá más inflación, por el
proteccionismo y los aranceles de Trump, según alerta la OCDE. Y Europa
seguirá estancada, con más inflación y sin poder bajar más los tipos,
según el BCE. El daño dependerá de los aranceles que finalmente aplique
Trump al resto del mundo (automóviles y otros), el 2 de abril. España los
sufrirá (desde el aceite y el vino a la
maquinaria), aunque menos que
Alemania, Irlanda, Italia o Francia. Es urgente que Europa reaccione con
más firmeza ante esta “epidemia Trump”, con más inversiones y proyectos
para afianzar la competitividad, la industria, la tecnología y la
descarbonización, para reanimar la economía y el empleo y asegurarnos la autosuficiencia,
la seguridad y la democracia. Trump concretará aranceles a Europa el 2 de abril
Hoy se cumplen 67 días desde la toma de posesión de Donald Trump como presidente de EEUU y parece que ha pasado un año, a juzgar por el tsunami que han provocado sus medidas (dictatoriales, contradictorias y nefastas) en EEUU y en el resto del mundo. No sólo está desmontando las bases políticas de la democracia más antigua del Planeta (249 años) sino que se ha dedicado a desmantelar la cooperación multilateral (OMS, ONU, Acuerdo del Clima …) y retornar al gobierno de la fuerza de las grandes potencias (EEUU, Rusia y China), relegando y desprotegiendo a Europa (que se ve obligada a gastar más en Defensa y Seguridad) , con ataques a su democracia liberal y su Estado del Bienestar, apoyando a la extrema derecha del continente, que defiende “menos Europa”, más nacionalismos, menos inmigrantes y no seguir luchando contra el Cambio Climático. Pero el desgobierno de Trump no sólo afecta a nuestra democracia y a nuestros derechos sociales, también a nuestro bolsillo.
La alerta la
acaba de lanzar la OCDE, el organismo que agrupa a los 35 grandes paises
de Occidente: la economía mundial va a crecer menos este año 2025, por
las políticas proteccionistas de Trump y la incertidumbre geopolítica: el
mundo crecerá el 2,2% en 2025 (-0,2% menos de lo previsto en
diciembre) y el 1,6% en 2026 (-0,5% de lo que preveían hace sólo tres
meses). El crecimiento
será este año menor al esperado en EEUU (2,1%, -0,2%), la
eurozona (1%, una rebaja del -0,3%), Alemania (0,4%, -0,3% que en
diciembre), Francia (0,8%, -0.1 sobre lo previsto), Italia (0,7%,
-0,2% frente a lo previsto antes) y Reino Unido (1,4%, -0,3% de rebaja),
aunque España será el único país que crecerá más de lo previsto
en diciembre (2,6%, +0,3%), junto con China (4,8%, +01% de lo previsto).
México entrará en recesión (-1,3%) y Canadá apenas crecerá (0,7%,
-1,3% que antes).
La otra consecuencia negativa de la incertidumbre económica
desatada por Trump y sus aranceles es que subirá la inflación en el mundo: aumentará
un 0.3% adicional en los próximos 3 años, según
la OCDE, que estima una inflación mundial del 3,8% en 2025, un 2,2%
en la zona euro (+0,1% que antes), 2,4% en Alemania (+0,4%) y un 2,8% en EEUU
(+0,7% más de lo previsto en diciembre), mientras subirá al 2,5% en España
(+0,4% sobre la previsión anterior), el 1,5% en Francia (-0,1%) y el 1,7% en
Italia (-0,4%), disparándose la inflación en Canadá (3,1%, +1,1% que en
diciembre) y México (4,4%, +1,1%).
En el caso específico de Europa, el
BCE acaba de lanzar otra alerta: si Trump ejecuta su
amenaza de aranceles a los productos europeos, la zona euro se estancará,
creciendo sólo un 0,4% en 2025 (frente al 0,9% que esperaban creciera hace unos
meses). Y además, subirá más la inflación, al encarecerse los productos
importados de EEUU, del 2,3% que antes se esperaba al 2,8% en 2025. Y eso,
advierte el BCE, les
dificultará nuevas bajadas de los tipos de interés, que están en el 2,5%
tras las 6 bajadas hechas en los últimos 9 meses. De hecho, el Euribor , que marca la revisión de las hipotecas, ha frenado sus
bajadas y lleva una media
mensual de 2,414%, superior al Euribor de febrero (2,407%).
Y todas estas previsiones negativas se han hecho sin
que aún sepamos realmente los aranceles (impuestos a los
productos extranjeros) que va a
imponer Trump al resto del mundo, porque en las últimas semanas se ha
dedicado a amenazar y luego desdecirse, con lo que resulta
difícil seguirle. Las decisiones
que sí ha tomado han sido subir un 10% los aranceles a China el
4 de febrero y otro 10% adicional (20% en total) el 4 de marzo. Y decretar una
subida de aranceles al acero y al aluminio del resto del mundo, desde el
12 de marzo. A partir de aquí, el resto de las subidas de aranceles las anunciará el próximo miércoles 2 de
abril , que Trump ha bautizado como “el día de la liberación”,
asegurando a los norteamericanos que va a recaudar “miles de millones de dólares”… Eso sí, como "aperitivo", ayer Trump anticipó que subirá los aranceles un 25% a todos los coches extranjeros (Europa vende 750.000 coches al año a EEUU...).
¿Qué otros aranceles va a aplicar Trump el 2 de abril ? En
un principio, su Administración ha hablado de gravar con aranceles los productos extranjeros
de algunos sectores, como los automóviles, microprocesadores,
productos farmacéuticos y alimentos y bebidas (vino, aceite). Pero ahora,
parece que los
futuros aranceles no serán tanto sectoriales como “recíprocos”:
se centrarán en los paises con los
que EEUU tiene más déficit comercial, además de los aranceles del 25% a
sus vecinos Canadá y México (aprobados ya, pero con 2 prórrogas
sobre su entrada en vigor). Eso significaría que los aranceles serían
mayores con las regiones y paises con los que EEUU tiene un mayor
déficit comercial.
Veamos cuáles son. En 2024, el “agujero” comercial de
EEUU (déficit, la diferencia entre lo que importa y lo que exporta) fue
de 1,212
billones de dólares (1.212.000.000 millones $), mayor que en
2013 (1,062 billones) y en 2022 (1,173 billones), un déficit alentado
por el fuerte consumo de los estadounidenses estos años y la pérdida de
competitividad de algunas industrias y sectores, que han aupado a Trump. La
cuarta parte de este déficit comercial USA es con
China (-295.400 millones de dólares en 2024, menor que entre 2012
y 2022), seguido del déficit comercial con la Unión Europea (-235.571
millones de dólares), México (-171.189 millones $), Vietnam
(-132.500 millones $), Taiwán (-73.900 millones $), Japón
(-68.500 millones $) y Canadá (-63.336 millones $). Así que, lo probable
es que Trump aumente más los aranceles a China, la UE, México, Vietnam, Taiwán,
Japón y Canadá.
Después de China, la
UE es la bestia negra de Trump, no sólo por el déficit comercial
sino también porque su Gobierno está apoyado por “la tecnocracia de
Internet” (Meta, Google, Amazon, X…), que han tenido y tienen serios “encontronazos
regulatorios” (expedientes y multas) con la Comisión Europea,
que les impone normas y Leyes. Además, el modelo político y social de la
UE es “enemigo político” de Trump y su ultraderecha, que defienden recortes
en la Administración, obligando a los norteamericanos a pagarse (aún más) la
sanidad, la educación o recortando los gastos sociales. Son “dos
modelos sociales” enfrentados y la Administración Trump pretende
debilitar a Europa recortando su papel en la OTAN (que obliga a un mayor gasto
europeo en Defensa y Seguridad y apoyando a la extrema derecha europea, para exportar
su “modelo” (antisocial, antinmigración y anti verde).
Pero los aranceles de Trump pretenden, sobre todo, debilitar
a la economía europea y forzar más compras de productos “made in USA”
(sobre todo energía) y la instalación en suelo norteamericano de más empresas
extranjeras. Por eso, los grandes objetivos de Trump en Europa
son las economías que más les venden, las que tienen un mayor superávit comercial
con EEUU. En 2024, el superávit comercial de la UE-27 con EEUU fue de +198.200
millones de euros (+26% sobre 2023), según
Eurostat, un superávit para Europa que ha ido en aumento, incluso
durante el primer mandato de Trump (en 2018 era de +136.382 millones de
euros y subió a +152.723 millones en 2020).
La mayor parte de este superávit europeo ( o del
déficit comercial de EEUU frente a Europa) se
concentra en 5 paises que serán los que más “sufran” ahora los
aranceles de Trump: Alemania (+92.247 millones de superávit comercial
con USA en 2024), Irlanda (+50.828 millones), Italia (+38.870
millones), Austria (+11.415 millones) y Suecia (+9.299 millones).
Francia apenas tiene superávit comercial con EEUU (+2.989 millones euros) y sólo
hay 2 paises de la UE que tengan déficit comercial con EEUU: Paises
Bajos (-24.758 millones) y España (-5.981 millones de déficit
comercial con EEUU en 2024).
Con estas
cifras, lo “esperable” (con Trump es mucho decir) sería que los
paises más afectados por los esperados aranceles USA a Europa sean Alemania
e Italia, también Francia (son los 3 que más les venden), y menos Irlanda,
porque allí hay instaladas muchas multinacionales USA. España podría verse menos afectada,
porque tenemos déficit con EEUU y les vendemos poco (18.971 millones de
euros en 2024), además de que estas ventas representan menos porcentaje del
total exportaciones no europeas (el 12,3%) que en el caso de Irlanda (el 53,7%
de sus exportaciones no UE van a EEUU), Austria (25,7%), Portugal (23,3%),
Finlandia (23%) y Alemania
(el 22,7% de las exportaciones no europeas van a EEUU). Pero eso no quita
para que haya preocupación en algunos sectores españoles, “amenazados”
por posibles aranceles de Trump: aceite de oliva, vino, piezas de automóvil,
medicamentos, cerámica y motores/aparatos eléctricos.
La Comisión Europea (y no los paises) es quien tiene
la competencia sobre comercio exterior y la que tiene que responder a los
aranceles de Trump. Inicialmente, Bruselas elaboró una lista de productos made in USA a los que aplicar
aranceles (impuestos) el 2 de abril: barcos de recreo, motos Harley
Davison y ropa Levis, más productos agrícolas (soja) y bourbon, una lista de
productos agrícolas e industriales que está pactando con los paises. Pero,
finalmente, la
Comisión ha decidido “posponer” 2 semanas, hasta el 16 de abril, la
lista y la entrada en vigor de estos aranceles europeos que responden a las
amenazas de Trump. Es una manera de “ganar tiempo”, para conocer la
lista USA del 2 de abril y posibles negociaciones.
Al final, habrá
que esperar al 2 de abril para ver hasta donde llegan los
aranceles de Trump y la respuesta europea. Pero mientras, hay
varias cuestiones claras. Una, que parte del daño está hecho,
por el aumento de la incertidumbre económica, que está hundiendo el crecimiento
y avivando la inflación. Dos, que los
aranceles no benefician a nadie, tampoco a Europa, aunque Trump
sólo entiende las respuestas enérgicas y habrá que responderle con aranceles
que dañarán, no sólo a los norteamericanos sino también a los europeos. Y tres,
que Europa está ante otro “momento crítico”, como cuando llegó la
pandemia o Rusia invadió Ucrania. Y como en estas dos crisis, ha de reaccionar
unida y tomando medidas contundentes.
Si el desgobierno de Trump y el avance de las autocracias
parece imparable, Europa tiene que reforzarse, no sólo políticamente
(reforzando la integración europea y consiguiendo una
mayor autonomía en Defensa y Seguridad) sino sobre todo económicamente.
Si la epidemia del COVID dio lugar al Plan de Recuperación, la “epidemia
Trump” debe obligar a poner en marcha otro
Plan ambicioso, que permita invertir en modernizar la economía
europea, con más tecnología, innovación , digitalización y descarbonización, que
permita remontar los daños de los aranceles y mejorar el crecimiento y la
competitividad europea en el mundo, buscando nuevos socios e inversores
(Canadá, Latinoamérica, Australia, Asia) al margen de EEUU. Urge poner
en marcha el Plan Draghi para asegurar el futuro de Europa.
No parece que Europa, con la crisis política en Alemania,
Francia e Italia, haya optado por esta vía y de momento sólo avanza en la
mejora de la seguridad, “asustada” por Rusia. Pero urge poner en marcha un
2º Plan de Recuperación europeo, avanzando en un tema clave:
Europa necesita más recursos públicos (el Presupuesto europeo es ridículo:
el
1% del PIB, mientras el Presupuesto Federal USA asciende
al 38,5% de su PIB ) y más inversión privada (urge la reforma de los
mercados de capitales y promover multinacionales europeas) para financiar este “saldo
adelante” que necesitamos. Y sobre todo, avanzar en una Europa más unida,
frente al avance de la ultraderecha nacionalista. No son tareas
fáciles.
Hoy se cumplen 67 días desde la toma de posesión de Donald Trump como presidente de EEUU y parece que ha pasado un año, a juzgar por el tsunami que han provocado sus medidas (dictatoriales, contradictorias y nefastas) en EEUU y en el resto del mundo. No sólo está desmontando las bases políticas de la democracia más antigua del Planeta (249 años) sino que se ha dedicado a desmantelar la cooperación multilateral (OMS, ONU, Acuerdo del Clima …) y retornar al gobierno de la fuerza de las grandes potencias (EEUU, Rusia y China), relegando y desprotegiendo a Europa (que se ve obligada a gastar más en Defensa y Seguridad) , con ataques a su democracia liberal y su Estado del Bienestar, apoyando a la extrema derecha del continente, que defiende “menos Europa”, más nacionalismos, menos inmigrantes y no seguir luchando contra el Cambio Climático. Pero el desgobierno de Trump no sólo afecta a nuestra democracia y a nuestros derechos sociales, también a nuestro bolsillo.
Así que las
medidas de Trump y la incertidumbre geopolítica que ha desatado
supondrán un menor crecimiento de la mayoría de paises, que afectará
a España (exportaremos menos y los turistas tendrán menos dinero para
visitarnos y gastar, retrayendo además las inversiones extranjeras hacia España),
nos subirá la inflación (por el encarecimiento de las importaciones,
entre ellas la energía) y evitará
que nos bajen más las hipotecas, lo que acabará frenando el consumo,
la inversión y el empleo, con el riesgo de que el mayor gasto en Defensa y
Seguridad que nos exigirá Europa obligue a relegar otras inversiones y gastos
sociales. Demasiadas consecuencias como para no preocuparse.
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lunes, 22 de diciembre de 2014
Cumbre UE: palo y zanahoria al crecimiento
Europa sigue estancada
(crece el 0,2% frente al 4,2% de
EEUU) mientras Grecia, Rusia y la baja
inflación (agravada por el desplome
del petróleo) amenazan con una tercera
recesión. Pero la Cumbre europea
del jueves duró menos de 8 horas y se limitó a dar luz verde (con reticencias de Merkel) a un Plan de inversiones de 315.000
millones para 2015-2017. Este Plan
Juncker llega tarde y con pocos recursos: sólo se ponen 21.000
millones de dinero público (ni un euro
nuevo) y se espera que la inversión privada aporte los 294.000 millones restantes.
Si se consigue, el Plan será una gota de agua en el océano de la
crisis: España podría llevarse
inversiones por 8.000 millones anuales,
una ayuda escasa para nuestro elevadísimo paro. Y frente a esta zanahoria para el crecimiento, el palo: la Comisión Europea ha pedido a
7 países (incluida España) que recorten más su déficit en 2015, lo
que frenará el crecimiento. La nueva Comisión
sigue empecinada en su inútil austeridad. Urge reanimar la
economía europea con un ambicioso Plan de choque. Y olvidarse de más recortes.
![]() |
enrique ortega |
De Cumbre en Cumbre, Europa va a peor. Si en la Cumbre
de octubre planeaba el fantasma
de la tercera recesión, en esta mini Cumbre de diciembre (tarde-noche
del jueves 18) se confirma el estancamiento económico y se agrava el panorama, por los temores
sobre Grecia, la crisis de Rusia
y el desplome
del petróleo, una buena noticia que puede agravar otro
grave problema europeo, la bajísima
inflación, claro síntoma de que la economía está paralizada.
Los últimos datos
económicos (Eurostat,
diciembre) confirman que la economía
europea está estancada: crece un 0,3%
en el tercer trimestre y la zona euro
aún menos (+0,2%, frente al +0,1%
del segundo). Lo peor es que las grandes
economías no tiran (Alemania
crece sólo el 0,1%, Francia el 0,3%
e Italia está en recesión, cayendo el
-0,2% y -0,3% el segundo y tercer trimestre). Y del resto, sólo se salvan Reino
Unido (+0,7%) y algunos países del Este (Polonia +0,9%), con Austria cayendo
(-0,3%) y Chipre (-0,4%). Y lo peor es
que este estancamiento europeo va para largo: según
el BCE,
la zona euro sólo crecerá un 0,8% este año, un 1 % en 2015 y un 1,5% en 2016,
cuando EEUU
crece este año al 4,2%. Y así, no hay manera de rebajar un
paro histórico, del 11,5% (5,8% en USA).
Otro síntoma del
estancamiento europeo es la baja
inflación: está
en el 0,3% y lleva más de un año por
debajo del 1%, con 10 de los 18 países
euro con inflación negativa (España). Y será negativa en toda Europa los próximos meses, según vaticina el vicepresidente del BCE. En parte es por el desplome del petróleo, pero
buena parte se debe a la falta de consumo, a que no hay demanda, ni inversión ni crédito (los bancos
sólo han pedido al BCE la mitad de los 400.000 millones que tenía para
prestarles a bajo interés). Y la
actividad empresarial de la eurozona cayó en noviembre a mínimos de 16
meses, según el
índice PMI, dato que sugiere dos cosas: que el crecimiento podría bajar
este cuarto trimestre y que la zona euro podría incluso contraerse a principios de
2015.
En este deprimente
contexto europeo, Rajoy saca pecho y dice que España
“lidera el crecimiento europeo”, con ese mínimo +0,5% que crecimos el segundo
y tercer trimestre (y que podría bajar al 0,4% para este cuarto). Primero, no es verdad: hay seis
países europeos que crecieron más en el tercer trimestre: Rumanía (+1,8%),
Polonia (+0,9%), Eslovenia (+0,7%), Reino Unido (+0,7%), Grecia (+0,7%) y Eslovaquia
(+0,6%), según Eurostat. Y segundo, España
tiene una serie de datos económicos que nos hacen muy
vulnerables, además de tener más del doble de paro
que Europa (23,67%). Uno, nuestra elevada deuda pública (1.016.969
millones de euros, un 96,4% del PIB), que nos obliga a depender de los
inversores extranjeros, a los que pagamos 100 millones de euros diarios en intereses (más si sube la
prima de riesgo). Otro, nuestro creciente déficit
comercial (21.094
millones €), que también hay
que financiar y que se debe a que compramos mucho más fuera de lo que
vendemos, tras haber pinchado las
exportaciones. Y el tercero, nuestro déficit
público, el 3º más elevado de
la zona euro, duplicándolo (5,6% en 2014 frente al 2,9% de UE-18).
Además, la inflación en
España lleva cayendo cinco meses
consecutivos (desde julio), con el IPC anual en el -0,4%,
un claro indicador de que no hay consumo
ni inversión, que la economía está estancada, aunque Rajoy diga que “la
crisis ya es historia”. Otro indicador es que el crédito sigue cayendo, más por falta de
demanda solvente que de liquidez. Y también caen
los salarios y 1.200 parados
pierden cada mes su subsidio, lo que dificulta la recuperación del consumo y agrava la pobreza y la desigualdad, más
en España que en el resto de Europa. Y si
sigue el desplome del petróleo, podría agravar
el estancamiento de México, Brasil, Venezuela y Ecuador,
afectando mucho a empresas y bancos
españoles.
La situación no está,
pues, para triunfalismos, ni en España ni en Europa. Por eso, los líderes europeos quisieron insuflar
un poco de optimismo en la reciente
Cumbre Europea, aprobando un Plan de
inversiones de 315.000 millones para los próximos 3 años, que podría
aumentar un 3% el crecimiento anual y crear
3,3 millones de empleos. Una buena iniciativa, (aunque tardía) pero que está en el alero y es
insuficiente. En el alero,
porque los líderes europeos sólo
aportarán 21.000 millones de dinero público (16.000 millones del
Presupuesto y otros 5.000 del Banco Europeo de Inversiones), ni un
euro nuevo, por cierto. Y el resto, nada menos que 294.000 millones,
esperan que los aporten empresas privadas. Es el milagro de la multiplicación
de los euros: con 1 euro
público atraerán 15 euros privados. Está por ver. Pero aunque lo consigan, la cantidad es insuficiente: 105.000
millones de inversión anual es un 0,8%
del PIB europeo, una gota en el océano de la crisis. Y Merkel se opuso a que los Estados puedan poner más dinero para el Plan a cambio de que esa aportación extra no cuente como déficit público. La ortodoxia antes que el crecimiento.
Ahora queda ver cómo
se reparte este dinero, a qué países
y a qué proyectos. Se habla de apoyar inversiones europeas en energía,
transportes, economía digital, tecnología (I+D) y pymes. Y que ya se han
presentado por los 28 países unos
2.000 proyectos, con 1,3 billones de inversión. Ahora queda fijar
los criterios de reparto, que estarán en marzo. Y los planes se aprobarían en
la Cumbre de junio de 2015, para empezar
en julio (medio año perdido).
España ha
presentado ya proyectos por valor de 53.000
millones, casi la mitad para energía, donde se
ha pactado (en esta Cumbre) con
Francia y Portugal para presentar proyectos conjuntos de interconexión
eléctrica entre los tres países. Otros
proyectos españoles son para el mercado digital (conexión Internet zonas
rurales), tecnología y sobre todo infraestructuras de transporte (17
proyectos), muchos de ellos ligados al
tren y al AVE. La pelea por las
inversiones del Plan Juncker va a ser dura, con Alemania y Francia como líderes,
y España teniendo que borrar
su pasado “derrochador” de fondos europeos (aeropuertos sin
aviones, AVES sin viajeros, autopistas sin coches, puertos sin barcos…). Si nos
atenemos a que España supone el 8% del
PIB europeo, podríamos aspirar a conseguir
25.000 millones de inversiones, unas 8.000 al año como mucho. Ayudaría, pero no es para tirar cohetes.
El problema es que los líderes europeos no sólo han aprobado el Plan Juncker, la
zanahoria para reanimar el
crecimiento. La nueva
Comisión Europea, más
fundamentalista del déficit que la anterior, ha llamado
la atención a 7 países por “riesgo de incumplimiento” de los compromisos
de déficit en los Presupuestos para
2015: son
Francia, Italia, Bélgica, Malta,
Austria, Portugal y España,
donde creen que existe el riesgo de que el déficit público de 2015 sea el 4,6%
en vez del 4,2% prometido por Rajoy. Y a
todos les
piden más recortes, que Francia, Italia y Bélgica ya
han iniciado, provocando incluso dos huelgas
generales. Ahora van a hacer un seguimiento y en
marzo 2015 dirán si han cumplido o no y si hay sanciones. Si se ponen duros y exigen más recortes
a estos 7 países (sobre todo a Francia, Italia y España), la Comisión sumirá a Europa en la tercera recesión.
Es el palo que complementa la zanahoria del Plan Juncker.
Reanimar la economía europea sí, pero sin gastar apenas (“keynesianismo barato”) y no bajando la guardia contra el déficit.
La ideología, el
fundamentalismo del déficit y los recortes, frente al realismo de una Europa que exige un Plan de choque valiente
contra la recesión. Lo absurdo de esta política puede verse en España: nos concederían 8.000 millones de inversión para reanimar la
economía (que en su mayoría van a beneficiar a eléctricas y grandes constructores) y a la vez nos obligan a recortar
4.000 millones más en 2015 (sobre los recortes
ya aprobados por Rajoy), recortes que afectarían
sobre todo a sanidad, educación, gastos sociales y desempleo. Y que
servirán, como ha pasado estos
cuatro años, para frenar el
crecimiento y el empleo.
Juncker y la nueva
Comisión dicen que quieren
“recuperar la confianza de los ciudadanos”. Pero los europeos no lo ven claro: el
63% considera que la situación económica es mala y sólo el 34% la ve
positiva, según el Eurobarómetro
de otoño. Y los más pesimistas son
los griegos (98% la ven mal) y los
españoles (97%). Además, casi la
mitad de los europeos (48%) creen que la
crisis y el desempleo irán a peor. Un estado
de ánimo que alimenta el “euroescepticismo”, el populismo y los partidos de
extrema derecha.
Cada vez es más evidente (incluso para el
FMI y la
OCDE), que Europa
debe cambiar de política, dejar
atrás los prejuicios
ideológicos y lanzarse a combatir con decisión el estancamiento, el paro y
la baja inflación. Y para ello, hace falta un
ambicioso Plan de inversiones públicas, con diez veces los recursos del Plan Juncker, recursos que deben salir
de otra política fiscal en Europa,
que recaude
más de las grandes empresas, multinacionales y los más ricos. En paralelo,
hay que forzar a la Europa rica, sobre todo a Alemania, a
gastar más, para tirar del crecimiento de la Europa pobre. Y reducir el
peso de la deuda a la Europa del sur, compartiendo la deuda para pagar menos
por ella (eurobonos).
Y en España, aumentar también los ingresos fiscales (se pueden recaudar 50.000 millones más) para
dedicar más recursos a la inversión pública, la reindustrialización,
la exportación, el turismo y la tecnología, junto a un Plan de choque para mejorar la formación
y “empleabilidad” de los 5,4 millones de parados.
Sin olvidar mejorar salarios
y reducir el peso
de la deuda de empresas y particulares, para reanimar el consumo y la
inversión. Y dedicar más recursos a ayudar a los 5 millones de españoles en
riesgo de pobreza,
un escándalo social.
Otra Cumbre más,
los líderes europeos hacen lo que Rajoy en España: ganar tiempo y esperar a
ver si la economía mejora, más con declaraciones que con medidas suficientes. Y
así, Europa
puede estancarse
durante varios años, languideciendo como Japón. No es lo que
queremos los europeos. Ya lo dijimos en las elecciones
de mayo. Pero no escuchan.
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