Mostrando entradas con la etiqueta mayores 45 años. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mayores 45 años. Mostrar todas las entradas

lunes, 28 de octubre de 2024

EPA verano 2024: empleo récord y mucho paro

El empleo sigue creciendo en España, aunque menos este verano que el anterior. Y tenemos 21.823.000 personas trabajando, otra cifra récord  y 2 millones más que antes de la pandemia. También bajan los parados, medio millón de parados menos que en 2019. Cara al futuro, el Gobierno ha enviado a Bruselas un Plan donde contempla crear 1,6 millones de empleos entre 2024 y 2026, gracias al fuerte crecimiento, los Fondos europeos, el tirón del consumo, turismo y exportaciones, más el dinamismo de los inmigrantes. Pero hay un punto negro: España tiene casi el doble de paro que Europa y las previsiones internacionales indican que superará el 11% en 2025. Hay que afrontar esta divergencia histórica con Europa. Urge un Plan de choque para reducir las bolsas de paro entre jóvenes, mujeres y mayores de 45 años (1,48 millones). Y eso exige un acuerdo entre Gobierno, patronal , sindicatos y autonomías, quienes gestionan (mal) las políticas de empleo. No hay que dormirse en los récords.

                                        Enrique Ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por la temporada turística y los contratos en la enseñanza. Este año también, aunque el empleo ha crecido algo menos que el verano anterior: se han creado + 138.300 empleos entre junio y septiembre de 2024, según la EPA conocida el viernes, frente a +188.000 creados el verano de 2023 y los mismos que el anterior (+138.300 el verano de 2022). Con ello, se han creado ya +433.300  empleos este año. Y en España hay ya 21.823.000 personas trabajando, otro récord histórico tras el de junio 2024 (21.648.700 ocupados), el mayor número de personas trabajando en España (hubo un máximo de 20.646.000 ocupados en junio 2008).

En el tercer trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+152.700 empleos), sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también creó empleo la industria (+23.400), estancándose en la construcción (sólo +500 nuevos empleos) y cayendo en la agricultura (-47.800 empleos). El empleo se creó solo en el sector privado (+155.500 empleos) , perdiéndose empleo público (-17.100), según la EPA. Y se ha creado casi cinco veces más empleo entre los hombres (+114.800 empleos) que entre las mujeres (+23.500), cayendo el empleo sólo entre los jóvenes de 25 a 34 años (-23.900 ocupados)  y entre los de 40 a 44 años (-13.200 empleos). Y del empleo creado (+138.300), 73.000 trabajos han sido para extranjeros y 63.300 para españoles. Por autonomías, el empleo ha crecido en 11 regiones, encabezadas por Cataluña (+53.500 ocupados), Castilla y León (+32.100), Baleares (+35.200) y Andalucía (+24.500) , cayendo en las 8 regiones restantes, sobre todo en Comunidad Valenciana (-42.300), País Vasco (-41.900) y Madrid (-12.600).

Esta nueva mejora del empleo en el tercer trimestre (+138.300) se traducido también en una mejora del paro, que bajó ligeramente en verano (-1.200 parados), cuando había subido en el verano de 2023 (+86.300) y 2022 (+31.100 parados), según la EPA. Ello se debe a que este verano han aumentado menos los españoles “activos”, que buscan trabajo: han aumentado sólo en 137.100, la mitad que el verano anterior (+274.300), permitiendo así bajar las cifras del paro. Con todo, en España hay un récord histórico de personas activas (que trabajan o buscan trabajo), un indicador del fuerte dinamismo del mercado laboral, empujado por los inmigrantes: 24.577.100  personas “activas”, 1,5 millones más que antes de la pandemia (23,08 millones en el verano de 2019).

El  paro bajó en el tercer trimestre (-1.200 parados), gracias a que encontraron trabajo muchos que lo habían perdido hace más de un año (-40.800 parados), bajando también el paro en la construcción (-12.300 parados) y los servicios (-3.600) y subiendo en la agricultura (+20.700 parados) y entre los que buscan su primer empleo (+ 41.800 parados. El desempleo bajó sólo entre las mujeres (-5.300 paradas) y aumentó  entre los hombres (+4.100 parados). Y también creció entre los más jóvenes (+53.100 parados menores de 25 años), bajando sobre todo entre 25 y 54 años (-62.600 parados). Por autonomías, el paro bajó en 12 regiones, sobre todo en Cataluña (-21.400), Castilla la Mancha (-12.600), Baleares (-10.900) y Asturias (-10.100), subiendo mucho en Madrid (+47.000 parados), Comunidad Valenciana (+35.100) y Canarias (+6.100), por el final de la temporada turística.

La cifra total de parados EPA se reduce en un millón desde el fatídico verano de 2020 (pandemia) y queda en 2.754.100 parados estimados a finales de septiembre 2024, un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro baja al 11,21%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,23%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,9% en la UE-27) y cuadruplicamos la alemana (3,5% de paro), según Eurostat.  Y baja ligeramente la tasa de paro de los  jóvenes (menores 25 años), al 26,89% (la más baja desde 2008), que casi duplica la europea (14,3% en la UE-27).

Hay otros datos preocupantes del paro que mejoran. El primero, que hay 854.500 hogares con todos sus miembros en paro (-74.800 menos que hace un año). El segundo, que baja el paro en las 6 regiones con mayor tasa de desempleo, aunque sigue alta: Ceuta (29,30% de paro), Melilla (27,29%),  Andalucía (16,06%), Canarias (14,40%), Extremadura (13,79%) y Comunidad Valenciana (13,04%). Contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea : Baleares (6,17%), Cantabria (7,17%), País Vasco (7,61%), Navarra (7,72%), Cataluña (8,83%) y Galicia (8,84%). Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.025.000 parados, el 37,21% de los parados (eran el 39,67% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019).

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En agosto de 2024, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.845.877 desempleados: la mitad cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 958 euros de media y el resto (49,8%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Eso significa que sólo dos tercios (el 67%) de los parados estimados por la EPA de septiembre (2.754.100) cobran alguna ayuda por desempleo. Y que 908.300 desempleados no cobran ningún subsidio.  Y si contamos los que están registrados como parados en el SEPE (2.575.285) , cobran ayudas el 71,67%.

La mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2024 sigue siendo menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. El balance de enero a septiembre es muy positivo: un 42,39% de todos los contratos firmados estos 9 meses (11.408.900) han sido indefinidos (4.836.300 contratos), aunque este porcentaje es ligeramente inferior al de enero-septiembre 2023 (43,56%). Y apenas sube sobre el porcentaje de indefinidos de todo 2023 (42,87% de los contratos). Pero supone un salto tremendo sobre los indefinidos antes de la reforma laboral: en 2021, sólo el 10,9%  de los contratos eran indefinidos. Y entre 2014 y 2020, sólo eran indefinidos entre el 6 y el 8% de los contratos. Además, en lo que va de año, más de la mitad de los nuevos contratos (56,30%) son a tiempo completo, más de la cuarta parte (29,42%) a tiempo parcial y el resto, fijos discontinuos (1.628.400), que son los contratos fijos que se hacen a muchos que antes eran temporales en el turismo, hostelería y construcción.

El resultado evidente de la reforma laboral es que aumentan mes a mes los asalariados con contrato indefinido, que eran el 74% de los asalariados hace dos años (septiembre 2021), un 79,81% hace un año y que ahora son ya el 83,59%, con un 16,41% todavía de asalariados con contrato temporal, el mayor porcentaje en Europa (la media de temporalidad en la UE-27 es del 14,1%). Los que más se están beneficiando de los contratos fijos son los jóvenes, cuyos contratos son ahora fijos en un 75% (antes de la reforma, lo eran menos de la mitad).Y además de conseguir más contratos indefinidos, la reforma laboral está consiguiendo contratos temporales que duran más, al penalizar la cotización de los contratos por días o menos de una semana, que ahora se hacen mucho menos.

En resumen, aunque el empleo creció menos este verano (+138.300 ocupados) que en primavera (+434.700) y que el verano pasado (+188.000 ocupados), sigue mejorando, a pesar del estancamiento en Europa y los conflictos de Ucrania Y Oriente Próximo. Los expertos muestran su extrañeza por el alto nivel de empleo en todo el mundo, con la tasa de paro más baja en los 38 paises de la OCDE desde principios de siglo (4,9% en agosto de 2024, frente al 5,39%  en 2019, antes de la pandemia, el 8,58% en 2009 y el 6,75% en 2001). Una bonanza del empleo en Occidente, a pasar de la inflación, los tipos altos y la guerra, motivada por el elevado gasto público tras la pandemia, las ayudas contra la inflación, la moderación salarial y el aumento de los beneficios empresariales, el envejecimiento de la población (hay menos mano de obra disponible) y la vuelta de mucha producción de Asia y paises en desarrollo a los paises desarrollados, tras los “embudos” en las cadenas de producción post-pandemia.

Esta mejoría internacional del empleo en los últimos años ha sido mayor en España, según los datos oficiales: el 60% de todo el empleo creado en Europa en 2023 se ha creado en España. Respecto a diciembre de 2019 (antes de la pandemia), la creación de empleo aumentó más en España (+7,1% hasta septiembre 2023) que en Francia (+4,9%), Italia (+2,2%) o Alemania (+1,3%). Y si analizamos la creación de empleo desde diciembre de 2021 (antes del inicio de la guerra en Ucrania), también se ha creado más empleo en España (+5,2% hasta septiembre 2023) que en Italia (+3,2%), Francia (+1,7%) o Alemania (+1,6%). Y en los 9 primeros meses de 2024 se han creado otros 433.000 empleos. Las razones son varias: el mayor tirón del turismo y los servicios, la menor caída de las exportaciones, el menor peso de la industria (que está creando menos empleo), la menor inflación y los salarios más bajos, que mejoran nuestra competitividad.

Pero ahora, cara al 4º trimestre de 2024 y, sobre todo, ante 2025, preocupa el futuro del empleo, en Occidente y más en Europa, dado el bajo crecimiento esperado, los altos tipos (a pesar de las 3 rebajas del BCE) , la incertidumbre sobre la energía y la inflación y los conflictos geopolíticos. Por eso, tanto la OCDE como el FMI auguran una menor creación internacional de empleo en 2024  y, sobre todo, en 2025. Mientras, el Gobierno Sánchez acaba de enviar a Bruselas su Plan económico a medio plazo, donde refleja sus previsiones de empleo: prevé la creación en España de casi 1,6 millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos), 2025 (548.645) y 2026 (494.878 empleos), con lo que España rozaría los 23 millones de ocupados en 2026 (22.989.350), otro hito histórico.

El Gobierno justifica esta fuerte creación de empleo entre 2024 y 2026 en varios “motores”: el fuerte crecimiento de la economía española (+2,7% en 2024, lo mismo que en 2023, aunque el FMI cree que creceremos un +2,9%, otro +2,5% en 2025 y +2,2% en 2026), el tirón de la inversión por los Fondos europeos, la fuerza del consumo y las exportaciones españolas (que crecen más que otras europeas), las reformas económicas y laborales (reforma del desempleo en 2025) y, sobre todo, el dinamismo del empleo, gracias a la alta actividad y el empleo de los inmigrantes (y la regularización de 500.000 “irregulares” en 2025).

El punto negro de estas previsiones sigue siendo el paro, que seguirá muy alto: el Gobierno ha enviado a Bruselas una previsión de que acabará el año 2024 en el 11,2% (como está ahora), lo que casi duplica el paro previsto en la UE-27 (6,1%). Y prevé bajarlo al 10,3% en 2025 (6% en la UE-27), aunque el FMI y la Comisión Europea lo ponen en duda y creen que el paro español seguirá el año próximo por encima del 11%. La clave es cómo conseguir que nuestro mayor crecimiento aporte empleo suficiente para atender a más demandantes de empleo, conseguir que en España trabaje más gente y tener una tasa de paro “europea”. Mucho tiene que ver con el modelo económico y nos obliga a una reforma a fondo de las oficinas de empleo, que apenas ayudan a los parados a recolocarse.

Por todo esto, no hay que caer en la complacencia: crecemos más que la mayoría de los paises y creamos más empleo, pero seguimos teniendo casi el doble de paro que Europa. Y eso nos obliga a reformar y modernizar la economía, a promover la creación de empleo en múltiples empresas y sectores (que siguen “cortos de personal”), mejorar la formación y la empleabilidad de la mano de obra y aprovechar los Fondos europeos,  la digitalización y la descarbonización de la economía para crear nuevos negocios y empleos. Pero, además, el Gobierno debería promover un Plan de choque, para reducir las bolsas de paro entre los jóvenes, las mujeres y los mayores de 45 años (son 1.485.685 parados, el 57,7% de todos los parados, “un ejército de parados” a los que hay que ofrecer una salida…). Y este Plan debe negociarse con patronal, sindicatos y autonomías, que son quieres gestionan las políticas de empleo y las oficinas del SEPE (mal, con pocos medios y escasa efectividad).

En resumen, sigue mejorando el empleo, pero preocupa que “pinche” en los próximos meses. Y todavía tenemos demasiado paro, concentrado en los mayores, las mujeres y los jóvenes, que siguen esperando una oportunidad. Crear más empleo y de calidad debería concentrar los esfuerzos esta Legislatura. Porque el empleo es la base de todo.

jueves, 26 de octubre de 2023

EPA septiembre 2023: empleo récord

El empleo sigue aumentando en España, a pesar del menor crecimiento, la alta inflación, los tipos de interés récord y la guerra en Ucrania y Palestina: 21.265.900 personas trabajaban en  septiembre, la cifra más alta de nuestra historia, según la EPA conocida hoy. Y aunque el paro aumenta, porque aumentan los que buscan trabajo, tenemos la tasa más baja desde 2008 (11,84%). El empleo está aguantando en todo el mundo, a pesar del parón de la economía, pero más en España: hemos creado el 60% de todo el empleo europeo este año. Pero las previsiones alertan que el empleo va a “pinchar” en los próximos meses y el Gobierno en funciones espera que se cree en 2024 la mitad de empleo que en 2023. Por eso, urge mejorar los salarios (para reanimar el consumo) y acelerar las inversiones de los Fondos europeos. Y aprobar Planes de choque para colocar a los jóvenes, las mujeres y los mayores de 45 años. No hay que dormirse en el récord.

                             Enrique Ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por la temporada turística y los contratos en la enseñanza. Este año también, a pesar del menor crecimiento económico (en España y en Europa), la alta inflación (aunque menor) y la guerra de Ucrania: se crearon + 209.100 empleos entre junio y septiembre, según la EPA conocida hoy, más del doble que el verano de 2022 (+77.700 empleos), aunque menos que en el verano de 2021 (+359.300 empleos) y que en el de 2020 (+569.600 empleos, porque salíamos del “encierro” por el COVID-19). Y más del triple de nuevos empleos que en el verano anterior a la pandemia (+69.400 empleos en 2019). Con ello, se han creado +806.000 empleos este año. Y en España hay ya 21.265,900 personas trabajando, otro récord histórico tras el de junio 2023 (21.056.700 ocupados), el mayor número de personas trabajando en España (hubo 20.646.000 ocupados en junio 2008).

En el tercer trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+138.700 empleos creados), sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también ha creado  empleo la industria (+98.800) y la construcción (+19.500) cayendo sólo el empleo en la agricultura (-47.800 empleos). El empleo se ha creado sobre todo en el sector privado (+192.200 empleos) , once veces más que en el sector público (+17.000 empleos), según la EPA. Y se ha creado casi el doble de empleo entre los hombres (+130.500 empleos), que entre las mujeres (+78.600), cayendo el empleo sólo entre los jóvenes de 25 a 34 años (-39.900 ocupados)  y entre los de 45 a 49 años (-21.100 empleos). Por autonomías, el empleo ha crecido en 12 regiones, encabezadas por la Comunidad Valenciana (+80.700 empleos), Cataluña (+62.400) y Baleares (+35.200) y ha caído en las 7 regiones restantes, sobre todo en Madrid (-15.700 empleos), Andalucía (-3.800) y Euskadi (-2.800).

La importante mejora del empleo en el tercer trimestre (+209.100) no se traducido una mejora del paro, que subió en verano (+92.700 parados), más que en el verano anterior (en 2022, el paro creció en +60.800 personas), según la EPA de hoy. Ello se debe a un fuerte aumento este verano de los españoles “activos”, que buscan trabajo: los “activos” han aumentado en +301.900 personas, impidiendo bajar las cifras del paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay más de 24 millones de activos, otro récord histórico y 962.200 personas más buscando trabajo que antes de la pandemia). Y todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo. 

El  paro subió en el tercer trimestre (+92.700 personas), por culpa de los servicios (+35.900 parados, los que se apuntaron a finales de septiembre, tras el fin de la temporada turística), los estudiantes que buscan su primer empleo (+40.900 personas) y los nuevos parados de la agricultura (+16.900) y la industria (+4.700 parados), bajando sólo el paro este verano en la construcción (-21.100 parados), según la EPA de septiembre. El desempleo aumentó poco entre los hombres (+24.400 parados) y subió mucho más  entre las mujeres (+68.400) y entre los de 25 a 54 años (+41.200 parados) y los más jóvenes (+30.600 parados entre 20 y 24 años). Por autonomías, el paro sube en 11 regiones, sobre todo en Madrid (+37.600 parados), Andalucía (+30.700), Asturias y Euskadi (+13.400), más Murcia (+10.100), bajando sólo en 8 regiones, sobre todo en Castilla la Mancha (-11.900 parados), Baleares (-8.400), Aragón (-5.600), Galicia (2.500) y Extremadura (-2.300),que se han beneficiado de un mayor turismo interior este verano.

 La cifra total de parados EPA se aleja de los 3 millones (2.855.200 parados estimados a finales de septiembre 2022), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro baja al 11,84%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,23%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,9% en la UE-27) y cuadruplicamos la alemana (3% de paro), según Eurostat.  Y baja ligeramente la tasa de paro de los  jóvenes (menores 25 años), al 27,82% (14% en la UE-27). 

Hay otros datos preocupantes del paro que mejoran. El primero, que hay 928.800 hogares con todos sus miembros en paro (-48.600 menos que hace un año). El segundo, que seguimos con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”: Ceuta (27,79% de paro), Melilla (20,89%),  Andalucía (18,67%), Extremadura (16,50%), Canarias (15,23%) y, que contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea (5,72% Baleares, 7,48% Cantabria, 7,77% Aragón, 8,32% País Vasco,  9,29% Navarra y 9,61% La Rioja). Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.132.700 parados, el 39,67% de los parados (eran el 40,29% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019). 

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En agosto de 2023, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.816.798 desempleados: menos de la mitad (48,24%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 934,40 euros de media y el resto (51,76%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Pero en esta cifra están incluidos los 11.000 trabajadores que están en ERTE y cobran las tres cuartas partes de su sueldo del SEPE. Así que, en realidad, sólo 1.805.798 parados cobra algún subsidio, el 63,25 % de los parados que refleja la EPA de hoy. Eso significa que más de un tercio de los parados (36,75%) no cobran ninguna ayuda pública, lo que mejora la cobertura de 2019 (no cobraban el 38,5%). Así que sube el paro, pero también aumentan los que no reciben ayudas. 

Visto los datos del empleo y el paro en el tercer trimestre de 2022, queda patente que España supera de momento la nueva crisis de la guerra de Ucrania, porque tenemos más ocupados (+ 1.085.000) y menos parados (- 248.600) que a finales de 2021. Concretando más, hay +495.017 afiliados más a la Seguridad Social que a principios de año, con  20.735.911 afiliados a finales de septiembre, tras 29 meses consecutivos de aumento (desde mayo de 2021). Y el paro se ha reducido, a pesar de la guerra y la inflación, en -115.185 parados este año (enero a septiembre), según Trabajo.

Con todo, la mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2023 sigue siendo menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. El balance de enero a septiembre es muy positivo: un 43,5% de todos los contratos firmados estos 9 meses (11.575.200) han sido indefinidos (5.035.200 contratos), por encima del 37,04% de contratos indefinidos firmados entre enero y septiembre de 2022. Y supone un salto tremendo sobre el porcentaje de indefinidos antes de la reforma laboral: en 2021, sólo el 10,9%  de los contratos eran indefinidos. Y entre 2014 y 2020, sólo eran indefinidos entre el 6 y el 8% de todos los contratos. Además, este año, más de la mitad de los nuevos contratos (56,11%) son a tiempo completo, más de la cuarta parte (28,7%) a tiempo parcial y el resto, fijos discontinuos (1.755.300), que son los contratos fijos que se hacen ahora a muchos de los que antes eran temporales en el turismo, hostelería y construcción : están “fijos” en las empresas, aunque trabajen por obra o temporada (el resto del tiempo no cuentan como parados aunque estén inactivos, una norma que viene desde el año 1985).

El resultado evidente de la reforma laboral es que aumentan mes a mes los asalariados con contrato indefinido, que eran el 74% de los asalariados hace dos años (septiembre 2021), un 79,81% hace un año y que ahora son ya un 82,74%, con un 17,26% todavía de asalariados con contrato temporal, el mayor porcentaje en Europa (la media de temporalidad en la UE-27 es del 14,1%). Los que más se están beneficiando de los contratos fijos son los jóvenes, cuyos contratos son ahora fijos en un 75% (antes de la reforma, lo eran menos de la mitad).Y además de conseguir más contratos indefinidos, la reforma laboral está consiguiendo contratos temporales que duran más, al penalizar la cotización de los contratos por días o menos de una semana, que ahora se hacen mucho menos.

En resumen, aunque el empleo creció menos este verano (+209.100) que en primavera (+603.900), sigue mejorando, a pesar de que la economía crezca menos, en España y en Europa, la alta inflación, la drástica subida de los tipos de interés y los conflictos geopolíticos (20 meses de guerra en Ucrania y ahora la guerra en Palestina). Los expertos muestran su extrañeza por el alto nivel de empleo en todo el mundo, con la tasa de paro más baja en los 38 paises de la OCDE desde principios de siglo (4,81% en agosto de 2023, frente al 5,39%  en 2019, antes de la pandemia, el 8,58% en 2009 y el 6,75% en 2001). Una bonanza del empleo en Occidente, a pasar de la inflación, los tipos altos y la guerra, motivada por el elevado gasto público tras la pandemia, las ayudas contra la inflación, la moderación salarial y el aumento de los beneficios empresariales, el envejecimiento de la población (hay menos mano de obra disponible) y la vuelta de mucha producción de Asia y paises en desarrollo a los paises desarrollados, tras los “embudos” en las cadenas de producción post-pandemia.

Esta mejoría internacional del empleo en los últimos años ha sido mayor en España, según los datos oficiales: el 60% de todo el empleo creado en Europa en 2023 se ha creado en España. Respecto a diciembre de 2019 (antes de la pandemia), la creación de empleo aumentó más en España (+7,1% hasta septiembre 2023) que en Francia (+4,9%), Italia (+2,2%) o Alemania (+1,3%). Y si analizamos la creación de empleo desde diciembre de 2021 (antes del inicio de la guerra en Ucrania), también se ha creado más empleo en España (+5,2% hasta septiembre 2023) que en Italia (+3,2%), Francia (+1,7%) o Alemania (+1,6%). Las razones son varias: el mayor tirón del empleo del turismo y los servicios, la menor caída de las exportaciones, el menor peso de la industria (que está creando menos empleo), la menor inflación y los salarios más bajos en España, que mejoran nuestra competitividad.

Pero ahora, cara al 4º trimestre de 2023 y, sobre todo, ante 2024, preocupa el futuro del empleo, en Occidente y más en Europa y España, dado el bajo crecimiento esperado, los altos tipos, la incertidumbre sobre la energía y la inflación y los conflictos geopolíticos. Por eso, tanto la OCDE como el FMI auguran una menor creación internacional de empleo este año y, sobre todo, en 2024. En paralelo, el Gobierno en funciones ha enviado a Bruselas, en octubre, su Plan presupuestario para 2024, donde hace 2 previsiones. Una, que se crearán 722.905 empleos entre 2023 (438.028) y 2024 (284.877), una cifra importante, pero mucho menor que el año pasado (sólo en 2022 se crearon 710.400 empleos). Y la otra, que la tasa de paro seguirá bajando, a pesar del aumento de activos (24 millones en 2024), quedando por debajo del 11% de paro a finales de 2024 (la tasa más baja desde 2008). Un aumento del empleo que será mayor que en el resto de Europa, por el empujón del turismo y los Fondos europeos.

Así que el empleo seguirá creciendo, pero mucho menos, sobre todo este invierno y hasta la primavera que viene. Por eso, resulta importante no bajar la guardia en las ayudas contra la inflación, que están ayudando a muchas familias a bajar menos su consumo y mantener el crecimiento, aunque sea menor. Y, sobre todo, dinamizar las inversiones ligadas a los Fondos europeos, claves para sostener muchos empleos (y aumentarlos). Además, el próximo Gobierno (si se constituye, algo difícil hoy) tendría que aprobar un Plan de choque por el empleo, para facilitar la contratación de los colectivos con más problemas para trabajar: jóvenes, mujeres y mayores de 45 años. En el programa de Gobierno pactado por el PSOE y Podemos se incluye aprobar 2 Planes de empleo para jóvenes y parados de más de 45 años, pero necesitarán apoyos políticos, recursos y la colaboración de las 11 autonomías del PP (y VOX), que gestionan el día a día de las políticas de empleo en España.

En resumen, sigue mejorando el empleo, pero preocupa que “pinche” en los próximos meses. Y todavía tenemos demasiado paro, concentrado en los mayores, las mujeres y los jóvenes, que siguen esperando una oportunidad. Crear más empleo y de calidad debería concentrar los esfuerzos la próxima Legislatura. Porque el empleo es la base de todo.

jueves, 27 de julio de 2023

EPA junio 2023: empleo histórico

En España hay ya más de 21 millones de personas trabajando, la mayor cifra de nuestra historia y 303.300 más que en 2007, según los datos de la EPA conocidos hoy. El empleo se ha disparado en el 2º trimestre (+603.900 ocupados), por la Semana Santa y las contrataciones para el verano. Y hay 2,10 millones de trabajadores fijos más que antes de la reforma laboral. Son datos impresionantes, pero no podemos echar las campanas al vuelo: España tiene el doble de paro que Europa, aquí hay 1,7 millones de personas menos trabajando de las que debería y todavía hay muchos parados que no cobran ningún subsidio (40%) y que no encuentran trabajo (mayores de 45 años y muchas mujeres y jóvenes). Además, todo apunta a que después del verano, crecerá menos la economía y el empleo, por la subida de tipos y el estancamiento en Europa. Por eso, el futuro Gobierno, la patronal y los sindicatos deberían pactar un Plan de empleo, para llegar a los 22 millones de trabajadores.

Enrique Ortega

El 2º trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por la Semana Santa y los contratos previos al verano, salvo en 2020, cuando la ocupación cayó en picado entre abril y junio (-1.074.000 empleos), por la pandemia y el confinamiento. Este año 2023, tras un primer trimestre donde cayó el empleo (-11.100), el 2º trimestre ha dado la sorpresa y el empleo ha crecido en 603.900 personas, según la EPA, casi el doble que en la primavera pasada (+383.300 empleos) y la mayor subida en este trimestre de nuestra historia, a pesar de la guerra de Ucrania y la alta inflación. Con ello, se afianza  la recuperación del empleo iniciada el verano pasado y la ocupación aumenta en 588.700 empleos en el último año, con 21.056.700 personas trabajando en España a finales de junio, la mayor cifra de ocupados de toda nuestra historia (el anterior máximo fue en septiembre 2007: 20.753.400 ocupados).

En el 2º trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+606.000 empleos creados), sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también ha creado mucho  empleo la construcción (+60.900) y la agricultura (+1.500 empleos), bajando sólo en la industria (-64.500).  El empleo se ha creado sólo en el sector privado (+610.100 empleos), mientras bajaba en el sector público (-6.200), por el fin de contratos en enseñanza y sanidad, según la EPA. La mayor creación de empleo se haya dado entre los hombres (+332.200 empleos frente a +271.800 entre las mujeres) y entre los jóvenes (+292.100 empleos, casi la mitad, se los llevaron los menores de 35 años) y los mayores de 45 años (+259.500 nuevos empleos). Y por autonomías, el empleo ha crecido en el 2º trimestre en todas, salvo en Ceuta (-1.200), subiendo más en Cataluña (+132.700), Baleares (+108.100), Madrid (+77.300) y Andalucía (+52.600).

La importante mejora del empleo en el 2º trimestre (+ 603.900 empleos) no se traducido toda en una bajada similar del paro (-365.300 parados, la mayor reducción en este trimestre de nuestra historia) porque en paralelo han aumentado los españoles activos, las personas que buscan trabajo ahora, tras lo peor de la pandemia: los “activos” han aumentado en 238.600 personas, impidiendo bajar más las cifras del paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay 431.700 personas más buscando trabajo que hace un año). Y ya hay más adultos “activos” (trabajando y buscando trabajo) que en 2019: 23.819.200 frente a 23.158.800 a finales de 2019. Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo.

El  paro ha bajado en el 2º trimestre (-365.300 parados) gracias sobre todo a los servicios (-208.600 parados), por el tirón en el turismo, la hostelería y el comercio, y a los que perdieron su primer empleo hace un año (-86.200 parados ahora), bajando también el paro en la industria (- 19.100) y la agricultura (- 5.700) y sobre todo, en la construcción (-23.400 parados), según la EPA de junio. El desempleo baja sobre todo entre las personas de 25 a 54 años (- 328.500 parados) y sólo sube entre los jóvenes de 16 a 19 años (+ 700 parados). Y también baja más el paro entre las mujeres (-213.300) que entre los hombres (- 152.000 parados). Por autonomías, baja en todas, salvo en Ceuta (+1.400 parados), destacando la bajada del paro el 2º trimestre en Cataluña (-70.400), Baleares (-68.600), Madrid (-49.900) y Canarias (-22.700 parados).      

La cifra total de parados EPA sigue por debajo de los 3 millones (2.762.500 parados a finales de junio 2023), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro baja al 11,60%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,33%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,7% en la UE-27) y casi cuadruplicamos la alemana (2,9% de paro), según Eurostat. También baja algo este trimestre la tasa de paro de los jóvenes (menores 25 años), al 27,94% (13,9% en la UE-27).

Hay otros datos preocupantes del paro que también mejoran. El primero, que hay 916.000 hogares con todos sus miembros en paro (-139.300 hogares menos que el trimestre pasado). El segundo, que seguimos con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”, aunque ahora casi todas bajan del 20%: Ceuta (27,37%), Melilla (19,42%), Andalucía (18,05%), Extremadura (17,05%) y Canarias (15,25%), que contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea (7,13% el País Vasco, 7,15% Baleares, 8,12% Cantabria, 8,59% Aragón, 8,79% Navarra y 8,94% Cataluña). Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.113.200 parados, el  40,29 % de los parados (eran el 41,72% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019).

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En mayo de 2023, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.668.948 desempleados: menos de la mitad (41,8%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 954,70 euros de media y el resto (58,14%%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Así que sólo el 62,07% de los parados registrados en las oficinas de empleo cobran algún subsidio. Pero en realidad, con los datos del paro estimado hoy (2.762.500 parados), sólo cobran alguna ayuda el  60,41% de los parados EPA. Eso significa que más de un tercio de los parados (39,59%) no cobran ninguna ayuda pública, empeorando la cobertura sobre 2019 (no cobraban el 38,5%). Así que baja el paro, pero también los que reciben ayudas.

Visto los datos del empleo y el paro en el 2º trimestre de 2023, queda patente que España supera la crisis de la guerra de Ucrania y la inflación, porque tenemos más ocupados (+ 871.800) y menos parados EPA (- 341.300) que a finales de 2021. Concretando más, desde el inicio de la guerra (24F) hasta finales de junio, hay 1.045.028 afiliados más a la Seguridad Social, con un récord de 20.869.939 afiliados, tras 17 meses consecutivos de aumento (desde febrero de 2021). Y el paro registrado se ha reducido, a pesar de la guerra y la inflación, en -1.319.947 parados desde febrero 2021 hasta junio 2023, según Trabajo.

Con todo, la mejor noticia es que el empleo que se sigue creando en 2023 es menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. Ahora, con los datos de Trabajo del primer semestre, el balance es espectacular: el 44,71% de todos los contratos firmados de enero a junio fueron indefinidos (3.426.400 contratos), muchos más que el 38,37% de contratos fijos hechos en 2022 (la reforma laboral entró en vigor el 31 de marzo) y cuatro veces los contratos fijos hechos en 2021 (sólo el 10,9% fueron indefinidos).  Y siete veces los contratos fijos hechos entre 2014 y 2020 (entre el 6 y el 8% de los contratos fueron indefinidos). Más de la mitad de los nuevos contratos son a tiempo completo (4.324.800, el 56,4% del total), mientras bajan los contratos a tiempo parcial (2.170.300 este año) y crecen también los fijos discontinuos (1.167.700), sobre todo en turismo y hostelería para trabajadores que son fijos aunque trabajan sólo unos meses al año (y el resto del tiempo no cuentan como parados aunque estén inactivos, una norma que viene de 1985).

Tras esta nueva subida del empleo indefinido en el 2º trimestre, aumentan los asalariados con contrato fijo (indefinido): eran ya 14.760.700 asalariados a finales de junio, el 82,67 % del total,  2,10 millones de trabajadores fijos más que antes de la reforma laboral (había 12.665.800 asalariados fijos a finales de 2021, el 74,61% del total). Y el porcentaje de trabajadores temporales baja del 25,39% al 17,32% ahora, todavía más alto que la media de temporalidad en Europa (12,1% en 2022).

Ahora, es espera que el empleo siga mejorando en el tercer trimestre, aunque menos que en este 2º (el verano pasado se crearon +77.700 empleos), gracias a un récord de turistas y al empujón de las exportaciones y los Fondos europeos. El problema puede venir en otoño, cuando se acabe el tirón turístico y llegue la incertidumbre por la formación de un nuevo Gobierno. Y sobre todo, si persiste el estancamiento en Europa, agravado por las 9 subidas de tipos de interés: el FMI apuesta por un mínimo crecimiento del  0,9% en la zona euro (y recesión en Alemania) que puede frenar las exportaciones españolas y el turismo, responsables de dos terceras partes del crecimiento español (2,5% prevé el FMI este año) y el empleo. Estos factores, más la guerra comercial entre EEUU y China (que está creciendo menos), hacen temer una menor creación de empleo en otoño e invierno. Con todo, la última previsión del Gobierno Sánchez enviada a Bruselas, en abril, con el Plan de estabilidad 2023-2026, estimaba una creación de empleo de 450.000 nuevos empleos este año 2023, casi el doble de los 279.000 creados en 2022, por la alta inflación y la guerra en Ucrania.

En definitiva, tenemos datos récord de empleo y paro en España, a pesar del estancamiento en Europa, la inflación y la guerra, pero no podemos echar las campanas al vuelo. Primero, porque seguimos teniendo el doble de paro que Europa, sobre todo entre los jóvenes. Segundo, porque en España trabaja menos gente que en el resto de Europa, con lo que deberíamos conseguir igualarnos en empleo para igualarnos en renta y riqueza. Los datos son impactantes: el España sólo trabajan el 64,4% de los mayores de 16 años, frente al 69,4 % de media en la UE-27 y el 76,9% en Alemania. Eso significa, a lo claro, que si nos equiparáramos a Europa, tendrían que trabajar 1.715.000 españoles más. Y si aspiráramos al nivel de empleo de Alemania, tendrían que trabajar 2.450.000 españoles más.

Así que el gran reto de España sigue siendo crear más empleo y bajar el paro a la mitad, para equipararnos a Europa. Eso exigiría un gran Pacto por el empleo en la próxima Legislatura, para la que el anterior Gobierno Sánchez prometió a Bruselas crear 1,1 millones de empleos y bajar el paro del 10% (9,8% en 2026). Todo va a depender de que se consiga configurar un Gobierno estable (algo difícil) y que los políticos, empresarios y sindicatos apuesten porque esta sea “la Legislatura del empleo”. Para ello, habría que actuar en dos frentes: ampliar y rejuvenecer las plantillas, ahora que la mayoría de las empresas han recuperado con creces sus ventas y beneficios de antes de la pandemia.

El primer reto es  ampliar las plantillas, porque en la mayor parte de los sectores y empresas hay una escasez de personal, debido a que han aumentando las ventas y la actividad más que las plantillas, lo que se nota en las colas y el nivel de atención a los usuarios. Baste un dato: la producción española (PIB) ha aumentado un +6,6% entre 2019 y 2022 (produjimos por valor de 1.245.513 millones antes de la pandemia y 1.327.108 millones el año pasado), mientras el empleo ha crecido sólo un +2,5% (+497.000 ocupados en estos 3 años). Eso ha permitido aumentar la productividad  y los beneficios de las empresas (un +43%, según Intermón Oxfam), pero no tanto el empleo, que sigue “corto” en muchas empresas y sectores. Y aunque la patronal y algunas empresas se quejan de que “no encuentran trabajadores formados”, la realidad es que muchas empresas no quieren ampliar plantillas, sobre todo ahora que tienen que pagar salarios más altos (+4,4% este año).

El segundo reto que tenemos, junto a crear más empleo, es rejuvenecer las plantillas, sustituyendo a unos trabajadores mayores por jóvenes, que siguen con pocas oportunidades de empleo. Aquí, el dato es también muy esclarecedor: los trabajadores con más de 45 años han pasado de ser un tercio del total (32,27% en 2007) a casi la mitad (49,67% en 2023). Y un 20,50% de los trabajadores actuales tienen más de 55 años, cuando sólo eran el 11,22% en 2007. Esto obliga a ir preparando su relevo, con contratos de jóvenes ligados a mayores para sustituirlos en la próxima década. Un relevo generacional que no se está dando.

Y hay un tercer reto, del que apenas se habla: hay que promover la creación de empleo en tres colectivos que tienen serios problemas hoy para trabajar: los mayores de 45 años, las mujeres y los jóvenes. El problema de los parados mayores es un drama: suponen ya 1.146.400 desempleados, casi la mitad de los parados  (son el 41,5% del total)  y no ven una salida, porque las empresas no quieren ni sus currículos. En cuanto a las mujeres, todavía hay 1.485.000 en paro, una tasa de desempleo del 13,6% (frente al 10,2% los hombres). Y además, tienen peores contratos (más temporales y a tiempo parcial) y por eso ganan un 18,4% menos. Y los jóvenes siguen con una tasa de  paro elevadísima (27,94%, frente al 13,9% en Europa y el 6,1% en Alemania) y sin facilidades para trabajar, sobre todo los menos formados, lo que exige un Plan específico de empleo juvenil y promover contratos de relevo.

En resumen, debemos felicitarnos porque en España trabaje más gente que nunca, pero todavía tenemos poco empleo y demasiado paro, sobre todo concentrado en los mayores, las mujeres y los jóvenes, que siguen esperando una oportunidad. Esto es lo que debería concentrar los esfuerzos la próxima Legislatura. Porque el empleo es la base de todo.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Urge aprobar un Plan de empleo


Rajoy y su Gobierno se fueron de vacaciones eufóricos con el empleo, por la EPA y los contratos de julio. Pero al volver, el jarro de agua fría: agosto sufrió el mayor aumento del paro desde 2008. El empleo es un tobogán, con millones de contratos que se firman y luego se rescinden a la semana o al mes. Crece el empleo, pero es inestable y precario. Mientras, más de la mitad  de los parados no cobran nada y el 15 de agosto se suspendió el Plan Prepara, las ayudas a los parados “viejos” con familia. Urge aprobar un Plan de empleo con 4 patas: más ayudas a los parados, formación e incentivos a la contratación de jóvenes, mujeres y mayores de 45 años, reforma de las oficinas de empleo y medidas contra el empleo precario y el fraude en los contratos. Con más dinero para políticas de empleo, tras los recortes impuestos desde 2012. No podemos seguir con el doble de paro y el empleo más precario de Europa.



                                                                                                                                  enrique ortega

A finales de julio, el Gobierno Rajoy reiteró su habitual triunfalismo sobre el mucho empleo que estaban creando: 375.000 empleos en el segundo trimestre (EPA), más que el año anterior (+271.400), aunque eran menos que los empleos creados en la primavera de 2015 (+411.800) y 2014 (+402.400). Y luego mostraron su euforia con los contratos firmados en julio, al calor del récord turístico: 222.862 altas netas a la Seguridad Social. El jarro de agua fría vino con el final de agosto: el 31 de agosto se perdieron 313.141 contratos, el día con más pérdida de empleo de nuestra historia. Y con ello, el número de parados registrados creció en 46.000 personas, la mayor subida en agosto desde 2008.

¿Qué pasa? Pues que se crea empleo pero es muy inestable y vulnerable, porque el 92,5% del empleo que se crea es temporal, muy ligado a la temporada turística, a las rebajas, las tareas agrícolas o al calendario escolar. Y así, un mes se firman muchos contratos que se rescinden a la semana, al mes o al final de temporada. Y se hacen hasta 36 contratos por cada empleo. De hecho, la cuarta parte de los empleos temporales son por una semana o menos, según las oficinas de empleo (SEPE). Así que los datos de empleo son un tobogán: suben mucho unos meses y bajan mucho otros, generando enorme precariedad en las personas contratadas.

El Gobierno Rajoy presume de que lleva cuatro años creando empleo, más que en el resto de Europa. Y es verdad. Pero hay dos cosas que no dice. Una, que es uno de los pocos paises europeos que aún está lejos de recuperar el empleo perdido (también más que en el resto de Europa). Así, España perdió 3.802.800 empleos entre septiembre de 2007 y marzo de 2014. Y sólo se han creado1.678.100 nuevos empleos entre la primavera de 2014 y junio de 2017, así que quedan pendientes de recuperar 2.124.700 empleos, el 55,8% del empleo perdido. Y la otra cuestión que no dice es que la mayoría del empleo creado es precario: sólo el 5,6% de los contratos firmados en 2017, hasta agosto, son fijos y a jornada completa. Y lo mismo entre 2014 y 2016: el 95% de los contratos fueron temporales o a tiempo parcial.

De hecho, España es el segundo país europeo donde hay más asalariados con contratos temporales: un 26,8% en 2017 (4.206.100 trabajadores), tras Polonia (27,5% de trabajadores temporales), muy por encima de la media europea (14,2%) y de paises como Alemania (13,2% temporalidad), Francia (16,1%), Italia (14%) o Portugal (22,3%), según Eurostat. Pero además, la mayoría de estos trabajadores tienen un empleo temporal de forma forzosa, porque no encuentran un trabajo fijo. España es el 2º país europeo con más empleo temporal no deseado: un 91,4% de los trabajadores temporales, tras el 92,2% de Chipre y muy por encima del 62% de media en Europa. Y si hablamos de trabajos a tiempo parcial, por horas, los tienen el 15,25% de los trabajadores, menos que la media en Europa (19,5%), pero hay dos datos preocupantes. Uno, que España es el país europeo donde más ha crecido el trabajo a tiempo parcial durante la crisis. Y el otro, que el 60% de los españoles que trabajan a media jornada o por horas preferirían trabajar a jornada completa, frente a sólo un 27,5% de trabajadores europeos que trabajan forzosamente por horas, según la OIT.

Esta enorme precariedad se traduce además en salarios muy bajos: los trabajadores temporales cobran un 36,6% menos que los indefinidos (15.680 euros frente a 24.746) y los que trabajan a tiempo parcial ganan un 63,7% menos que los empleados a jornada completa (9.794 euros brutos anuales frente a 26.965), según la Encuesta de estructura salarial del INE. El resultado es que han aumentado los “trabajadores pobres: tenemos un 12,5% de trabajadores pobres (2.196.137 empleados, 1 de cada 8 asalariados), un porcentaje superior al de trabajadores pobres en Europa (9,5%), según la OIT.

La enorme precariedad laboral acarrea también otros graves problemas. Aumenta la incertidumbre sobre el futuro, lo que está reduciendo las familias y la natalidad (España lleva 5 años perdiendo población), así como la independencia de los jóvenes (el 80,3% sigue viviendo con sus padres, frente al 70% en Europa) y su capacidad para consumir y alquilar o comprar una vivienda. Pero, sobre todo, la precariedad laboral merma la recaudación de impuestos y recorta las cotizaciones de la Seguridad Social, provocando un enorme déficit de las pensiones (-18.898 millones en 2016) y ensombreciendo su futuro. Y para los trabajadores precarios, se reduce su seguro de desempleo y su futura pensión.

Pero no sólo el empleo es mucho más precario en España. El paro español es el segundo más elevado en Europa: 17,22% de la población activa, tras el 21,7% de Grecia y muy por encima del 7,7% de la UE-28 y del 9,1% de la zona euro, por no hablar del 3,7% de Alemania, el 4,4% de Reino Unido, el 9,8% de Francia, el 11,3% de Italia o el 9,1% de Portugal, según Eurostat (julio 2017).Y tenemos otro problema: más parados “de larga duración, que llevan mucho tiempo sin trabajar, lo que les aleja más de la posibilidad de ser contratados. De hecho, 2.135.600 parados, el 54,5% de los parados EPA, llevan más de un año sin trabajo (en la UE-28, son el 44%). Y de ellos, 1.593.000 llevan parados más de 2 años y casi 1,2 millones llevan más de 4 años, según un estudio de Fedea. Son una enorme bolsa de “parados crónicos”, que tienen muy difícil volver a trabajar algún día. Y más si tienen poca formación: el 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO o incluso menos.

Esta enorme bolsa de parados que llevan más de un año sin trabajo lleva a otro problema: a muchos se les ha acabado el paro y no cobran ningún subsidio. De hecho, en julio de 2017, había 2.063.125 parados que no cobraban nada, el 52,7% de los parados EPA (junio). Y de los 1.851.175 parados que sí cobraban algo, sólo un 41% tenían un subsidio contributivo, de 776 euros al mes (42 euros menos que en enero) y la mayoría tenían un subsidio asistencial de 426 euros. Este porcentaje de parados que no cobran (recordemos, el 52,7%) ha ido aumentando mes a mes desde 2012, ya que al llegar Rajoy a la Moncloa cobraban subsidio el 55,4% de los parados EPA y hoy lo cobran sólo el 47,3% de los parados estimados.

Y la situación ha empeorado en agosto, al paralizarse las ayudas del Plan Prepara, un programa creado en febrero de 2011 por el Gobierno Zapatero para los parados de larga duración con cargas familiares y del que se han beneficiado (400/450 euros al mes) 952.000 parados en estos años. Pero el 27 de julio, una sentencia del Tribunal Constitucional daba la razón a un recurso del Gobierno vasco, estimando que son las autonomías quienes han de gestionar el Plan, lo que ha llevado al Gobierno Rajoy a paralizarlo el 15 de agosto, con lo que ningún parado puede ahora solicitar esta ayuda (sí cobrarla los que la tenían, los 6 meses que les corresponde). Los sindicatos han  pedido al Gobierno que resuelva el problema y Empleo propone que las autonomías firmen una autorización para que las oficinas de Empleo (SEPE) lo gestionen hasta el 30 de abril y estos meses se aprueben nuevos Planes de ayudas, legalmente aceptables. Pero de momento, las ayudas del Plan Prepara están paralizadas.

La cuestión de fondo es que el Gobierno Rajoy ha recortado drásticamente las ayudas a los parados y a las políticas de empleo. Si en 2010 España gastaba 38.717 millones de euros, en 2017 gasta sólo 23.806 millones de euros, un 38,5% menos, a pesar de que sólo hay un 14,7% menos de parados (600.000 menos), según UGT. La mayor parte de esta factura se destina a prestaciones a parados, que han caído de 30.974 millones que se pagaban en 2010 a 18.318 millones que pagarán en 2017 (un 40,8% menos). Y también ha caído  mucho el dinero para  políticas activas de empleo (orientación a parados, formación, bonificación cotizaciones y SEPE), que ha pasado de 7.742 millones en 2010 a 5.487 millones este año, un 29,12% de caída (el doble de lo que cayó el paro). Comparado con otros paises, España gasta en desempleo un 2% del PIB, lo mismo que Francia (con el 9,8% de paro) y casi lo mismo que la zona euro y Alemania (gastan el 1,7% del PIB), cuando tienen la mitad y la quinta parte de paro. Y en políticas activas de empleo, en fomentarlo, España gasta el 0,5% del PIB, menos que Francia (0,9%), Alemania (0,64%) o Dinamarca (1,81), según datos de la OCDE.

Así que tenemos un doble problema: se crea un empleo mucho más precario que en Europa y tenemos el doble de paro, con unos parados que en su mayoría no cobra y a los que destinamos menos recursos, tanto en ayudas como en políticas de empleo para colocarlos. Habría que dejarse de triunfalismos y aprobar con urgencia un Plan de empleo con cuatro patas: aumentar el número de parados que cobran ayudas, mejorar las políticas de empleo para colocar a los parados que lo tienen más difícil (jóvenes, mujeres y mayores de 45 años), reformar a fondo las oficinas de empleo y luchar contra la precariedad laboral.

El primer objetivo del Plan, que cobren más parados, exige unificar los distintos programas de ayuda que hoy existen (Prepara, Programa de activación en el empleo, Renta activa de inserción) y ampliar las ayudas a muchos parados que hoy no las cobran, al menos a 1 millón de parados de los 2.063.125 parados EPA  que hoy no cobran nada.  Eso supone un gasto adicional de 5.000 millones anuales, para que haya menos “parados pobres”. Eso debería complementarse con la segunda pata del Plan, más políticas activas de empleo para ayudar a que los parados consigan un empleo: más formación y orientación profesional, incentivos a la contratación y coordinación con las empresas y entre autonomías. Eso exigiría gastar unos 2.500 millones más en promover mejor el empleo, sobre todo de jóvenes, mujeres y mayores de 45 años, especialmente en las 5 autonomías con más del 22% de paro (Melilla, Extremadura, Andalucía, Canarias y Castilla la Mancha).

La tercera pata del Plan sería la reforma a fondo de las oficinas de empleo (SEPE). No funcionan (sólo encuentran trabajo al 1,8% de parados, frente al 10% en Europa), no asesoran ni orientan (sólo al 8,7% de parados), no dan formación (sólo el 5% de parados dan cursos) y además no tienen medios: cada empleado atiende a 473 parados cuando en Alemania atienden a 47 y a 22 parados en Reino Unido. Haría falta ampliar plantilla y modernizar su gestión, con al menos 1.000 millones más al año. Y la cuarta pata del Plan debería ser luchar contra la precariedad laboral, con el palo y la zanahoria. El palo de la inspección de Trabajo, para frenar los abusos en la contratación, acabar con esos contratos temporales que son para puestos fijos o contratos por 4 horas donde se acaba trabajando 10 y cobrando 8. Eso exige también reforzar la Inspección de trabajo, donde hay 1 inspector por cada 15.000 asalariados, la mitad que en Europa (1 inspector por cada 7.300 trabajadores). Y la zanahoria serían incentivos (fiscales y de cotización) para fomentar la contratación estable.

En total, habría que gastar unos 10.000 millones más en este Plan de empleo. Y en paralelo, reanimar la economía para crecer más y crear más empleo, porque al ritmo actual harían falta todavía 50 meses para recuperar el empleo perdido con la crisis, hasta el otoño de 2021. Demasiado tiempo. Por eso, además de aprobar un urgente Plan de empleo, Gobierno y oposición deberían pactar un Plan para reanimar la economía, no seguir con el ajuste previsto por Rajoy para 2018 (recortando el déficit al 2,2%, por debajo incluso del 3% que es el tope de Bruselas). Eso obliga a gastar más en lo que hace falta (infraestructuras, tecnología, educación y formación, industrialización y medio ambiente), para reanimar la inversión pública y privada y que tiren más del empleo. Y subir más los salarios, por encima del 2%, para reanimar el consumo y el empleo.

Este Plan de empleo y esta política para reanimar la economía tienen un coste, unos 30.000 millones de euros extras, pero se pueden financiar si España recauda mejor, como el resto de Europa: hoy recaudamos el 37,5% del PIB, frente a 46,1% Europa, según Eurostat. O sea, que Hacienda ingresa 94.000 millones de euros menos cada año que el resto de europeos. Se podrían recaudar 40.000 millones más cada año, para gastar en crecer más y recuperar el empleo, sólo con reducir el fraude fiscal y conseguir que paguen más los que pagan poco (multinacionales, grandes empresas y los más ricos), sin subir los impuestos a la mayoría.

El empleo y el paro son la primera preocupación de los españoles, no Cataluña ni el terrorismo yihadista. En ello deberían volcarse el Gobierno y la oposición. No se puede seguir con el triunfalismo de unos y la parálisis de los otros, mientras España es el segundo país europeo con empleo más precario y con más paro, a pesar de la cacareada recuperación. La precariedad de los que trabajan y  la angustia de los parados (que en su mayoría no cobran) piden a gritos soluciones, aprobar un urgente Plan de empleo con dinero y medidas eficaces. Es la gran tarea pendiente de este otoño.