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jueves, 8 de febrero de 2024

Beneficios récord banca, por clientes y BCE

Los 6 grandes bancos españoles llevan 3 años seguidos con importantes beneficios, tras las pérdidas de 2020. En 2023 ganaron 26.355 millones, un +26% más que en 2022 y más del doble de beneficio que antes de la pandemia (2019). Los bancos ganan mucho más a costa de nosotros, sus clientes, que hemos pagado bastante más por créditos e hipotecas y que hemos cobrado poco por el ahorro, a pesar de la subida de tipos. Y nos cobran más comisiones y contienen costes, recortando plantillas y sucursales y subiendo los sueldos mucho menos que la inflación. Además, han tenido “un regalodel que no se habla: el pago del 4% por sus depósitos en el BCE (9.170 millones “extras” para la banca española). A pesar de estos beneficios récord, ofrecen subir los salarios un 8% los próximos 3 años, provocando hoy manifestaciones sindicales y una huelga en marzo. Ahora, los bancos creen que 2024 “les va a ir mejor, porque los tipos no bajarán hasta el verano. Seguiremos alimentando sus beneficios.

                  Enrique Ortega

Los 6 grandes bancos españoles, Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja, (que controlan el 77% del negocio bancario) se ha recuperado con fuerza de las pérdidas de la pandemia (- 5.536 millones en 2020, aunque en realidad sólo el Santander tuvo pérdidas ese año: -8.771 millones, por ajustes extraordinarios). Ya en 2021 tuvieron unos beneficios de +16.290 millones, sin contar ajustes extraordinarios. En 2022, con la subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE), los beneficios de los 6 grandes aumentaron un +28%, hasta los 20.849 millones. Y en 2023, acaban de publicar otro aumento de beneficios del +26,4%, ganando 26.355 millones de euros, más del doble que antes de la pandemia (habían ganado 11.904 millones en 2019). Un beneficio bancario que marca un récord histórico, porque en 2007, antes de la crisis financiera, toda la banca española ganó 18.877 millones de euros, según la patronal bancaria AEB.

¿Por qué gana tanto dinero la banca española? La respuesta corta es que estos millones han salido de nuestros bolsillos, de las familias, empresas y el Presupuesto. Precisando más, hay que recordar la esencia del milenario negocio bancario, que es simple: consiste en coger dinero con una mano (lo más barato posible) y prestarlo con la otra (lo más caro posible), reduciendo al mínimo los costes por el camino. Y lo que ha pasado, sobre todo en 2022 y 2023, es que la banca ha cobrado mucho más por los créditos, hipotecas y deuda pública (aprovechando las 10 subidas de tipos del BCE) y apenas nos ha pagado más por los ahorros, mientras recortaba plantillas y congelaba sueldos, aumentando las comisiones que nos cobra. Y encima, ha tenido un regalo extra, cobrando más por los depósitos que tienen en el BCE y el Banco de España. Veámoslo.

Los bancos europeos han encarecido el dinero que prestan siguiendo la estela del BCE, que subió 10 veces los tipos de interés (la 1ª, el 21 de julio de 2022), desde el 0% en que estaban (desde 2014), hasta dejarlos en el 4,5% en septiembre de 2023, el precio más alto del dinero desde 2001. Esto se tradujo en una subida generalizada y acumulativa de los créditos a familias, empresas y Gobiernos (deuda). En España, 4,5 millones de familias pagan una hipoteca, que se ha encarecido desde 2022. El tipo medio de las nuevas hipotecas subió del 1,82% en diciembre de 2021 al 2,66% en diciembre de 2022 y el 3,27% en noviembre de 2023, según el INE. Y el Euribor mensual con que se revisan las hipotecas antiguas subió del 0,013% en abril de 2022 al 3,018% en diciembre y al 3,679% en diciembre de 2023. Y en paralelo, subieron los créditos al consumo (del 6,10% en 2021 al 8,52% en diciembre del 2023), y el tipo de las tarjetas, según el Banco de España.

Los bancos también subieron los créditos a las empresas: a las pymes, para importes de hasta 25.000 euros, el tipo subió del 1,69% en diciembre de 2021 al 5,14% en diciembre de 2023.  Los créditos de 250.000 euros a 1 millón subieron del 1,29% (diciembre 2021) al 5,01% (diciembre 2023). Y los créditos de más de 1 millón de euros pasaron del 1,04 al 4,94%, según el Banco de España. Y también el Estado tuvo que pagar más por colocar su deuda entre los inversores (un 13% colocada en la banca). Los bonos a 10 años pasaron de colocarse al 0,76% en febrero de 2022 al 3,738% en septiembre de 2023. Y las Letras del Tesoro (el 15,5% las compran los bancos), que se colocaban al 0,078% en mayo 2022 saltaron al 3,216 un año después y al 3,30% en la última subasta de 2023. 

Esta subida de tipos de la banca a familias, empresas y al Estado ha mejorado su margen, en 2022 y 2023. Y sobre todo porque, en paralelo, la banca española apenas ha subido lo que nos paga por el ahorro. A finales de 2022, pagaban por los depósitos (a menos de 2 años) una media del 0,64%, menos de lo que pagaba toda la banca de la zona euro (1,20%). Un pago por el ahorro que era la cuarta parte de lo que cobraban entonces por una hipoteca (2,66%). En 2023, tras una “bronca” del BCE, los bancos europeos (y españoles) empezaron a pagar más por el ahorro, todavía poco: un 1,8% en diciembre en España (depósitos a menos de 2 años) frente al 2,28% de media los bancos de la zona euro. Así que las familias españolas, que tenían más de 1 billón de euros en depósitos (2022) veían que los bancos apenas se los remuneraban mientras les subían las hipotecas y créditos.

Este esquema de negocio, prestar más caro y pagar poco por el ahorro, ha permitido a los bancos españoles (y europeos) mejoren su margen, sobre todo en 2022 y 2023. Tomando los datos de los 5 grandes bancos españoles (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Bankinter), han aumentado su “margen de intereses” (lo que cobran menos lo que pagan) en 2023 un +44% en España (+20% en todo el mundo), hasta los 26.969 millones de euros, destacando el fuerte aumento del margen de BBVA (+49%), Santander (+46%) y CaixaBank (+44%).

Además del beneficio por el aumento del margen de intereses, otro ingreso importante lo han obtenido por las comisiones que nos cobran, con las que han ingresado otros 24.013 millones, un aumento de sólo el +1,3% (+9,7% en 2022), porque la subida de tipos les ha permitido subir menos comisiones a los clientes. Pero aún así, el BBVA las subió un +17% (6.288 millones ingresados), Santander un +7% (12.057 millones por comisiones) y Sabadell otro +7% (1.386 millones), mientras las bajaba un 5,1% CaixaBank (3.658 millones).

Los bancos no sólo ganan más dinero porque presten más caro, paguen poco por el ahorro y nos cobren comisiones por casi todo. En 2022 y 2023, una parte de sus mayores beneficios han sido gracias a sus empleados, a que han recortado plantillas y apenas han subido los salarios. La banca viene ajustando plantillas desde 2009, por la crisis financiera: pasaron de tener un máximo de 278.000 empleados en 2008 a menos de la mitad en 2022 (130.000), tras cerrar 24.000 sucursales (de 43.000 a menos de 19.000). Sólo en 2022, los 6 grandes bancos recortaron sus plantillas en 5.900 empleados (hasta 120.600) y cerraron 1.360 sucursales, lo que les ayudó a recortar costes y aumentar beneficios. Además, congelaron salarios en 2019 y 2020, firmando en enero de 2021 un convenio que subió los sueldos de la banca +0,25% en 2021, +1% en 2022 y +1,25% en 2023, con lo que sus empleados perdieron poder adquisitivo estos dos últimos años de alta inflación (aunque en noviembre pasado revisaron la subida salarial de 2023, que acabó siendo del +4,5%).

Por si no fuera bastante con los tipos, las comisiones y el recorte de costes, en 2023 (y en 2022), los bancos tuvieron un regalo extra, del que apenas se habla: el BCE (y el Banco de España en nuestro caso) les pagaron un alto interés, del 4%, por las reservas que los bancos españoles tienen depositadas. Una remuneración que beneficia a todos los bancos europeos: ganaron 140.000 millones de euros “extras” en 2023 por los 3,7 billones que tienen en reservas en el BCE y en sus bancos centrales. A los bancos españoles, les ha supuesto un ingreso extra de 9.170 millones de euros en 2023, un tercio de sus beneficios (los bancos alemanes se han llevado 49.107 millones y los franceses 35.925 millones). Un dinero público que se les abona con total seguridad y ningún riesgo, mientras los bancos beneficiados apenas pagan una media del 0,35% a sus ahorradores. Por ello, un grupo de expertos y diputados europeos mandaron una carta en diciembre al BCE quejándose de esta “ayuda a la banca” y exigiendo que aumenten las reservas bancarias no remuneradas.

Hasta aquí los caminos por los que la gran banca española ha conseguido 26.355 millones en 2023, más del doble que en 2019. Unos beneficios que se reparten de una forma muy desigual. Este año, la mitad del beneficio irá a los 5,6 millones de accionistas de la banca, que recibirán esos 13.000 millones en forma de dividendos (un pago por acción que les abonan dos veces al año) y recompra de acciones: los bancos compran acciones propias, para reducir su número y conseguir así que suban de precio (cotización). Ya en 2022, los 6 grandes bancos destinaron un 44% de sus beneficios (8.340 millones) a dividendos y recompra de acciones, pero el BCE y el Banco de España, les pidieron moderación, destinar más beneficios a aumentar su solvencia y su capital. Este año, no les han hecho caso y reparten más, en perjuicio de su ratio de capital, inferior al de otros grandes bancos europeos.

Otra parte del beneficio se destina a los presidentes y directivos de los grandes bancos, que cada año ganan más. Ya en 2022, tres de los cuatro banqueros mejor pagados de Europa fueron españoles:  Ana Patricia Botín, Presidenta Santander (11,74 millones), José Ángel González, consejero delegado BS (9,57 millones), Christian Sewing, consejero delegado Deutsche Bank (8,93 millones) y Carlos Torres, Presidente BBVA (8,29 millones), seguidos por Omur Genç, consejero delegado BBVA, el 6º del ranking (7,15 millones), Gonzalo Cortázar, consejero delegado CaixaBank, en 10º lugar (3,90 millones) y César González Bueno, consejero delegado de Sabadell, en el puesto 13º (2,47 millones). Ya en 2021, 221 banqueros españoles ganaron más de 1 millón de euros, según la EBA, con un ingreso medio de 2,16 millones de euros.

Pero hay más. El sueldo medio de los equipos de alta dirección del Banco de Santander fue de casi 3,6 millones por cabeza en 2021, 64,5 veces el salario medio de la plantilla del banco (55.673 euros) Y en el BBVA, la remuneración media de la alta dirección fue de 1,58 millones anuales, 18,6 veces el sueldo medio de la plantilla (34.000 euros), según un estudio hecho por CCOO sobre los directivos de las empresas del IBEX. Y el primer ejecutivo del Sabadell gana 412 veces la media de su plantilla, 220,7 veces el del Santander, 181,8 veces en el BBVA, 54,4 en CaixaBank y 20,2 veces en Bankinter.

Mientras, los grandes banqueros se quejan de que una parte (mínima) de sus beneficios se los lleva el Gobierno Sánchez, que aprobó un impuesto extraordinario sobre los beneficios de la banca para 2022 y 2023 (prorrogado para 2024), impuesto recurrido ante la Audiencia Nacional. En 2023, toda la banca pagó 1.260 millones por este impuesto extraordinario, de ellos 1.045 millones pagados por los 5 grandes (el 5,07% de los 20.589 millones ganados en 2022). Y en 2024, se estima que toda la banca pagará otros 1.650 millones por este impuesto extraordinario, de ellos 1.450 los 5 grandes bancos (el 5,55% de los 26.088 millones ganados por ellos en 2023). El año pasado, CaixaBank pagó 373 millones extras (7,7%), Santander 224 millones (2 de cada 100 euros de beneficio), BBVA 215 millones (2,6%), Sabadell 256 y Bankinter 77,5 millones.

En medio de tan abultados beneficios, dividendos y sueldos de directivos, la plantilla de la banca acaba de recibir una rácana oferta de convenio para los próximos tres años: +8% de subida salarial entre 2024 y 2027 (+2,75% de subida en 2024, cuando se prevé una inflación del +3,3%, 2,25% para 2025 y +1,5% de aumento en 2026 y 2027). Enfrente, los sindicatos piden una subida del +23% en estos cuatro años (+17% fijo y otro 6% en función del IPC y de los resultados de la banca). Y como no ven posibilidades de acuerdo, han convocado manifestaciones para hoy 8 de febrero y amenazan con una huelga en marzo.

Cara a 2024, los grandes banqueros españoles se muestran muy optimistas.” Si 2023 ha sido bueno, 2024 va a ser aún mejor”, ha dicho sin rubor Ana Patricia Botín, del BS. “El beneficio seguirá creciendo”, ha añadido el presidente del BBVA.  Y esperan ganar más por tres razones. Una, porque se prevé que el BCE no baje los tipos hasta el verano y poco (sólo un -0,5% en 2024, según la OCDE). Dos, porque todavía habrá mejora de márgenes en la primera mitad del año, por la revisión de algunos créditos e hipotecas, mientras seguirán sin pagar más por el ahorro. Y la tercera, porque van a vigilar los costes (con subidas salariales mínimas) y aumentarán las comisiones, mientras este año no tendrán que hacer aportaciones al Fondo de Garantía de Depósitos y al Fondo Único de Resolución (2.500 millones de ahorro).

En resumen, que la banca española lleva 3 años de fuertes beneficios y va a por el 4º, a costa de clientes, empresas, deuda y empleados. Es bueno que la banca tenga beneficios y no pérdidas (porque las acabamos pagando los contribuyentes), pero ya es hora de ajustar las estructuras, los dividendos y los sueldos de los directivos para que la banca pueda ser rentable de una forma “moderada” y racional, buscando un mejor servicio a los clientes, una financiación más flexible y barata a las empresas y una gobernanza más transparente. Beneficios sí, pero sin abusar de su posición dominante y beneficiando a familias, empresas y economía. Quizás sea mucho pedirles, pero si no lo hacen, que luego no se quejen de los impuestos.

jueves, 28 de noviembre de 2019

Cae el crédito a empresas y familias


Otro indicador del “enfriamiento” de la economía: hay menos demanda de crédito. Las peticiones de crédito de empresas y familias han caído en el tercer trimestre, algo que no pasaba en España desde 2013. La razón es doble. Primero, los bancos redujeron los préstamos personales, porque estaban “peligrosamente disparados” (según el Banco de España), y las hipotecas, porque ahora tienen más costes. Pero después, a partir del verano, son las familias y las empresas las que se retraen a pedir créditos, porque no ven claro el futuro. Endeudarse menos es bueno, pero el riesgo es que con ello caiga el consumo y, sobre todo, la inversión empresarial, clave para el empleo. Y también, que si tienen menos negocio, lo sufran los bancos y algunos entren en crisis. De momento, reaccionan a la caída del crédito con más despidos y cierre de sucursales. Y nos cobrarán más comisiones desde enero. Así que la caída del crédito es otro nubarrón más en el horizonte de la recuperación.


enrique ortega

España es un país “adicto al crédito”, uno de los paises más endeudados del mundo: estamos en el puesto 15º en el ranking mundial de deuda pública y privada, según McKinsey Global. Y este endeudamiento es hoy mayor que antes de la crisis, aunque su peso en la economía se ha reducido algo: en 2008, la deuda total de España era de 2.612.158 millones de euros (el 235% del PIB) y en 2018 ha sido de 2.763.647 millones (el 228% del PIB). El gran cambio en la última década ha sido que el Estado ha triplicado su deuda (de 440.620 millones adeudados en 2008 pasó a 1.173.107 millones en 2018) mientras reducían su endeudamiento las empresas (un -29,77%: de 1.261.000 millones que debían en 2008 a los 885.531 millones en 2018) y las familias españolas (un -22,57%: de 910.158 millones adeudados en 2008 a 705.009 en 2018).


En definitiva, que las empresas y familias españolas han aprovechado la última década para dedicar beneficios e ingresos a devolver deuda y no pedir mucha más, mientras el sector público (Estado, autonomías y Ayuntamientos) se endeudaban para financiar sus déficits, provocados por la crisis (menos ingresos y más gastos). Este desendeudamientode empresas y familias es bueno, porque les quita una losa de pagos y les permite invertir más y consumir más, dos motores claves del crecimiento y del empleo. Pero en la segunda mitad de 2018 y en 2019, las empresas y familias volvieron a endeudarse, olvidando los “malos tiempos” y  aumentando su saldo de crédito. Sin embargo, a partir de este verano, “no lo han visto claro” (temor a otra crisis) y se han retraído de pedir nuevos créditos: las empresas desde abril y las familias desde junio.


El resultado es que la demanda de crédito ha caído durante el tercer trimestre de 2019, según el Banco de España, algo que no pasaba desde 2013 (en lo peor de la crisis). La demanda total de crédito, estancada desde mayo, cayó un -0,4% en septiembre, cuando crecía el 5,5% un año antes. Y cae mucho más la demanda de crédito de las empresas, un -1,1% en septiembre frente al 3,5% que crecía su endeudamiento un año antes. Las familias siguen endeudándose, pero el crédito que piden para el consumo creció sólo un 5% en septiembre (frente al 19,3% que creció un año antes) y las nuevas hipotecas sólo crecían un 0,2% en septiembre (frente al 12,5% que crecían un año antes). En definitiva, que el crédito, que parecía recuperarse, se ha vuelto a aletargar. 


¿Qué está pasando? La caída del crédito desde el verano es fruto de dos causas. La primera, una mayor “prevención” de la banca a prestar a las familias, empujada por el Banco de España (que les alertó del “excesivo” aumento de los créditos personales, que aumentaron un 17% en 2018), el aumento de la morosidad (un aumento del 25% en los clientes que no pagan) y, sobre todo, los cambios legales en las hipotecas, que ahora son “menos rentables” para la banca. El 16 de junio de 2019 entró en vigor la nueva Ley Hipotecaria, que obliga a las entidades a unos criterios más estrictos en la concesión de hipotecas y a asumir gastos e impuestos que antes pagaban los clientes. Además, en septiembre, el Tribunal Supremo dictaminó que los bancos no podrán ejecutar una hipoteca hasta que el cliente cumpla un año de impagos. Factores todos que han frenado las hipotecas.


Además, hay otra causa que explica la caída del crédito: los temores a “otra crisis” han hecho que las familias se piensen mucho más el pedir un crédito, tanto para consumo como para comprar una vivienda, cuyas ventas también se han “enfriado” (de enero a agosto se han vendido 8.000 viviendas menos que el año pasado, un 2,2% de caída, algo que no sucedía desde 2014). Y las empresas, preocupadas por la caída del consumo y de las exportaciones en el tercer trimestre, también se han retraído a la hora de pedir préstamos para ampliar su actividad.


El resultado es que ha caído el crédito en los últimos meses. Las empresas, que acabaron 2018 con 885.778 millones de deuda, la aumentaron hasta los 897.584 millones en abril, pero luego se han “desendeudado” y debían 894.427 millones en septiembre de 2019, según el Banco de España. Y eso que las empresas están en mucha mejor situación para endeudarse que antes, porque sus beneficios han aumentado un +13,7% desde 2008 (509.687 millones en 2018). Eso supone que ahora sólo destinan un tercio de sus beneficios a pagar la deuda, cuando en 2008 les comía el 72% de sus ganancias, según un estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Pero, a pesar de eso, han frenado su endeudamiento y, con ello, sus proyectos de inversión, lo que es preocupante para el crecimiento y el empleo.


En cuanto a las familias, han frenado sobre todo la petición de créditos personales: sólo han pedido 26.236 millones entre enero y septiembre, un 3,6% más que el año pasado, cuando en todo 2018 estos créditos aumentaron un 17%, según el Banco de España. El crédito con tarjetas crece un 5% en los 9 primeros meses y donde más se nota el parón es en las hipotecas: se han concedido 31.250 millones entre enero y septiembre de 2019, sólo un 1,8% más que el año pasado, cuando en todo 2018 el dinero prestado con hipotecas creció seis veces más, el 10,8%, según los datos del Banco de España.


Al final, este “enfriamiento” del crédito tiene una parte positiva (menos “agobio de pagos” por intereses para familias y empresas) pero tiene otra parte muy negativa: si las familias no se endeudan, muchas consumen menos y compran menos viviendas, lo que retrae el crecimiento (y el empleo). Y si las empresas no se endeudan, les será más difícil invertir en maquinaria, tecnología y mano de obra, lo que reduce su productividad y frena el crecimiento y el empleo. Además, esa menor demanda de crédito de las que pueden pedirlo se suma a las muchas empresas que tienen problemas para financiarse, con lo que tampoco invierten. De hecho, el 20% de las microempresas (1-9 trabajadores) españolas (hay 1.143.000 microempresas, que aportan el 20% de todos los empleos) no tienen acceso al crédito y otro 51% tienen problemas para conseguirlo, según un estudio del BBVA e Ivie


Pero hay otra consecuencia más del frenazo del crédito: el daño a la banca, cuyo negocio es prestar. Además, si tienen exceso de liquidez (porque les piden menos crédito), el BCE ahora les penaliza, porque les cobra por los depósitos que tienen en el Banco Central Europeo (un 0,5%). Y además, como los tipos están bajos, les han bajado los márgenes. El resultado es que los 6 grandes bancos españoles (Santander, Caixabank, BBVA, Bankia, Sabadell y Bankinter) han tenido una bajada de sus beneficios: 7.536 millones en el primer semestre de 2019, un 11,19% menos que en la primera mitad de 2018. Y de seguir el crédito débil y si volvemos a entrar en crisis, alguno podría volver a tener problemas (y el rescate lo pagaríamos todos). Pero no hay que llegar a tanto. La situación actual ya nos afecta, por tres vías que buscan los bancos para ajustar sus cuentas: despidos, cierre de oficinas y más comisiones


Ante los tipos bajos y el debilitamiento del crédito, los grandes bancos ya han anunciado más cierre de oficinas y más despidos (que ellos disfrazan como “jubilaciones anticipadas). Ya entre 2007 y 2017, la banca española cerró un tercio de sus oficinas (el 38%) y redujo casi un tercio su plantilla (un 31%). Y sigue por ese camino.  En el primer semestre de 2019, la gran banca cerró 426 oficinas y redujo su plantille en 2044 personas. Y en 2020, Sabadell prevé cerrar 200 oficinas más, BBVA otras 195 y Santander completar el cierre de las 1.200 previstas, lo que se unirá  a un recorte de plantilla de 6.200 personas más. Y la tercera medida será aumentarnos las comisiones, que ya les aporten una cuarta parte de los ingresos totales. De momento, Santander, BBVA y Sabadell ya han anunciado a sus clientes que les subirán las comisiones en enero, sobre todo a los clientes menos "vinculados".


Ahora, los expertos creen que el crédito volverá a caer en el cuarto trimestre de 2019, porque sigue la incertidumbre económica internacional y no se despeja la incertidumbre política en España, lo que disuade a empresas y familias a endeudarse. Es posible que se recupere algo el crédito a las familias, porque los bancos “necesitan con urgencia prestar”. Por eso, están metidos en una cierta “guerra de créditos”, sobre todo para vender hipotecas, aprovechando la subida de los alquileres  (cuanto más altos, más compensa comprar casa) y los bajos tipos de interés (el Euribor lleva meses en negativo y ha caído del -0,116% en enero al -0,304% en octubre). Además, los bancos “ganan mucho” con las hipotecas, porque los tipos que cobran son de los más altos de Europa (el 2,04% TAE en septiembre, frente al 1,78% en la zona euro, según el Banco de España) y porque la hipoteca les permite “tener un cliente cautivo 25 años”, que le reporta otros ingresos vía nómina, domiciliación de recibos, tarjetas, seguros y cobro de múltiples comisiones. Eso sí, cada vez más, la banca “elige” a quien concede las hipotecas, personas con trabajo estable y sueldos “decentes”. 


En los créditos al consumo (compra coche, muebles, vacaciones...), los bancos van a ser más cautelosos (son créditos más “peligrosos”, con más morosidad), aunque también los necesitan para mantener su negocio, sobre todo porque son muy rentables: los bancos españoles cobran por ellos un 8,04% TAE (recordemos que el precio oficial del dinero es el 0%), bastante más que el 5% que cobran los bancos de la zona euro, según el Banco de España. Y sobre todo, les interesa el negocio de las tarjetas, donde cobran un 19,67% TAE por el dinero disponible (tarjeta revolving), frente al 16,61% en la zona euro.


Lo que no parece posible es que los bancos apuesten por prestar a las empresas, algo de lo que salieron muy “escaldados” con la crisis. En unos casos, las empresas grandes, no acuden a financiarse a los bancos y lo hacen “en los mercados”, emitiendo bonos y deuda que ahora pueden colocar barata. Y en el caso de las pymes y microempresas, se junta el que ellas no se atreven a endeudarse con que tienen muy difícil conseguir un crédito. El resultado es que no invierten: el 75% de las empresas que necesitarían invertir tienen problemas para financiarse, según el estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Y si las empresas no invierten, no se renuevan ni crean empleo. Y con ello, España sigue a la cola de la competitividad  en Europa, tenemos el doble de paro y menos renta.


Al final, el enfriamiento del crédito es otro indicador clave de que la economía se debilita, aunque siga creciendo. Es una locura endeudarse como lo hicieron empresas y familias en los años de “vacas gordas”. Pero no endeudarse, sobre todo las empresas, ahora que tienen cuantiosos beneficios y deberían modernizarse para afrontar una competitividad global, es un suicidio a medio plazo. Habría que “desatascar” los mecanismos del crédito, para que las pymes lo consigan y también las familias que lo necesiten. Es una tarea del BCE, del Banco de España y del próximo Gobierno. Que el exceso de liquidez y los tipos bajos ayuden a invertir y crear empleo, no a esterilizarse en depósitos y en la Bolsa. Que fluya el crédito.

jueves, 3 de mayo de 2018

Banca: más crédito a familias y más comisiones


Por primera vez en su historia, el crédito supuso menos de la mitad del negocio bancario en 2017. Se dedicaron más a la compraventa de deuda, futuros, Bolsa y derivados, Fondos y seguros. Y mientras, el crédito a empresas y familias sigue por debajo de 2008, a pesar de la recuperación. Ahora, la banca ha abierto la mano en el crédito a las familias, sobre todo los préstamos al consumo (con tipos muy altos) y las hipotecas. Pero siguen sin dar préstamos a las empresas, sobre todo a pymes, mientras sí se los dan en Europa. Con todo, los bancos ganaron un 51% más en 2017, gracias al cobro de comisiones (por casi todo, algunas "abusivas"), a los créditos a familias, el recorte de gastos (despidos y cierre de sucursales) y a menores saneamientos. Y nos siguen “breando” a comisiones mientras fomentan las tarjetas, que baten récords. Hace falta más transparencia en las comisiones y que la banca se moje en la recuperación, dando créditos para crear empleo no sólo para comprar coches o pisos.



                                                                                                                                         enrique ortega

El negocio de la banca es coger dinero con una mano (lo más barato posible) y prestarlo con la otra (lo más caro posible). Pero la crisis de 2008 lo cambió también drásticamente, porque los bancos se vieron inundados de créditos incobrables y los clientes, empresas y familias, se dedicaron a devolver los préstamos y tratar de no endeudarse más. El resultado es que el crédito que daba la banca, el 60% de su negocio en 2008, cayó en picado: de 1.842.000 millones de euros en 2008 a 1.469.000 millones en 2013 y a 1.273.000 millones en 2017, donde ya supuso el 49,9% de su negocio, menos de la mitad por primera vez en su historia, según los datos del Banco de España. El mayor desplome se ha dado en el crédito a las empresas, que ha caído casi a la mitad (de 950.724 millones en 2008 a un saldo vivo de 519.941 millones en 2017). Le sigue el crédito a la vivienda, las hipotecas, que han pasado de 649.714 millones en 2008 a un saldo de 483.169 millones en 2017. Y por último, los créditos al consumo, que han pasado de 224.935 millones en 2008 a 175.431 en 2017.

La banca española ha tenido que hacer frente a este desplome del crédito, que les ha quitado un 31% de su negocio, buscando otras vías alternativas para operar: compra y venta de deuda pública (el déficit público de España, tan criticado, ha sido “un buen negocio” para la banca española) y también deuda privada, operativa en Bolsa, derivados y futuros, ingeniería financiera internacional, Fondos, Planes de pensiones y sobre todo, seguros, “colocar” seguros entre los clientes. Además, han recortado costes de forma drástica: han cerrado el 40% de sus oficinas (de 45.662 en 2008 a 27.320 en 2017) y se han quitado a un tercio de la plantilla (81.000 trabajadores), recortes que van a seguir. Además, han aprovechado la bajada de tipos para coger dinero sin casi pagar por él: así, en enero de 2018, la banca española pagaba un 0,04% de interés en las cuentas corrientes y libretas, un 0,17% en los depósitos a un año (la banca europea, el 0,37%) y un 0,10% en los depósitos a 2 años (0,72% en Europa), según los datos oficiales publicados por el Banco de España.

Y luego están los ingresos por comisiones, muy importantes. En 2017, por ejemplo, la banca española tuvo unos beneficios netos de 12.060 millones, un 51,3% más que en 2006. Pues bien, de todos los ingresos conseguidos (margen de intereses), 59.009 millones, casi un tercio fueron por comisiones netas: 19.107 millones, un 7,2% más que en 2016, según la AEB. Y en el caso de los 5 grandes bancos, el aumento de comisiones supuso más de la mitad del aumento de beneficios. El líder en comisiones es el Santander (subió el ingreso por comisiones un 16,4%), seguido del Sabadell (+10,3%), CaixaBank (+6,3%), BBVA (+5,5%) y Bankia (+5,3%). Y en 2018, las comisiones también están ayudando mucho a mejorar beneficios: más de una cuarta parte (el 28,3%) del margen bruto de los 10 grandes bancos se debe a los ingresos por comisiones.

La banca da pocos créditos y los tipos que cobra son más bajos que nunca, porque el precio oficial del dinero es el 0%, con lo que su “margen” se deteriora y tiene que buscar “otros negocios” y cobrar más comisiones a particulares y empresas. Este año 2018, muchos grandes bancos (Bankia, BBVA, Santander y Caja España entre ellos) han anunciado que subían en enero las comisiones por mantenimiento de cuenta, tarjeta o descubierto. Pero son muchas las comisiones que pagamos cada día “sin enterarnos”. En general, la política de los bancos es tratar de que domiciliemos las nóminas y recibos y que contratemos tarjetas, ofreciéndonos a cambio no pagar comisiones. Y si no lo hacemos, nos cobran por casi todo: por mantenimiento de cuenta (45 euros de media al año, según Facua), por apunte (0,36 euros), por tarjeta de crédito (de 30 a 45 euros anuales), por transferencia (0,3%, con un mínimo de 3 euros), por operar en Bolsa, por Fondos y Planes y una comisión por descubierto, que afecta a 1 de cada 7 clientes (hay una doble comisión: una fija por la reclamación, de 25 a 45 euros, y otra variable, del 2 al 4,5% del importe y un mínimo de 15 a 18 euros).

Mientras la banca no deja de “ordeñar” las comisiones para ajustar sus cuentas, en los dos últimos años ha visto un nuevo resquicio de negocio: los créditos al consumo, para comprar coche, vacaciones, gastos de casa o estudios, al amparo de que hay más españoles con trabajo (2 millones más que en 2014) que ahora pueden pagar un crédito. Así, han multiplicado su oferta de pequeños créditos a los clientes y el importe ha dado un gran salto: de los 12.811 millones de euros concedidos en 2012 se pasó a 24.706 en 2016 y a 29.121 millones en 2017, según el Banco de España. Son créditos al consumo fáciles de conseguir (si se justifica un trabajo, claro), rápidos, y que se devuelven en 1 a 5 años. Eso sí, el coste es elevado, con lo que son un gran negocio para la banca (que consigue el dinero casi al 0%): el tipo medio era del 8,52% en enero 2018 (5,21% de media en la UE), según el Banco de España.

La otra vía de prestar dinero a corto, aún más rentable, son las tarjetas de crédito, que han batido todos los récords: había 52,35 millones de tarjetas de crédito a finales de 2017, casi 10 millones más que en 2007 (43,49 millones). Y una buena parte son las llamadas “tarjetas revolving”: en lugar de pagar al mes siguiente todo lo gastado, operan como un crédito y se paga una cantidad establecida cada mes, a cambio de pagar un elevadísimo interés, de hasta el 20% anual (1,5% mensual). Por este sistema, la banca española ha financiado compras por importe de 13.290 millones de euros en 2017 (la mitad que con los créditos al consumo), un gran salto desde los 8.343 millones financiados en 2012, según el Banco de España.

En paralelo a este tirón de los préstamos al consumo (directamente o a través de las tarjetas), la banca ha explorado en 2017 otra vía de negocio: volver a dar hipotecas, tras las malas experiencias de impagos y stock de pisos desde 2008. El año pasado, el saldo vivo de hipotecas (las que se amortizan menos las nuevas concesiones) volvió a caer (-13.166 millones), pero las nuevas hipotecas crecen más cada año: de 21.853 millones concedidos en 2013 a 36.506 millones de euros en hipotecas nuevas en 2017, según el Banco de España. La banca aprovecha el buen momento del mercado de la vivienda y la fuerte subida de los alquileres (teniendo que pagar 900 euros de alquiler, mucha gente vuelve a pensar en comprar) para volver a “colocar hipotecas”, ahora que los tipos están bajos: el tipo medio estaba en enero en el 2,66%, según el INE.

En estos meses de 2018, la banca “ha abierto la mano” en la concesión de hipotecas, según reconoce textualmente el Banco de España, que no está especialmente preocupado, porque se conceden unas 28.000 al mes (febrero 2018), la cuarta parte que en los años de la burbuja (103.250 al mes en 2007). Todo indica que 2018 va a ser el año de “la guerra de las hipotecas” y ya hay entidades (como BBVA) que han bajado sus “tipos escaparate” (Euribor +0,89 = 0,70% el primer año), como “gancho. Pero la mayoría de los bancos llevan años comentando a sus clientes que “los tipos van a subir” y que les conviene contratar hipotecas a tipo fijo (al 3% y más), para prepararse a los futuros tipos altos (algo no recomendable). La campaña parece haber tenido éxito, porque un tercio de todas las hipotecas están ya a tipos fijos (del 3,05% de media), lo que son ganancias fijas mientras los tipos no suben.

Las hipotecas tienen otra ventaja adicional para la banca, si las hacen con cuidado y mirando mucho al cliente, como ahora sucede: “atan” al cliente con la entidad. Porque generalmente le “obligan” a domiciliar la nómina y los recibos y, últimamente, a contratar tarjetas y un seguro de vida. Todo ello son más comisiones futuras, sin olvidar que la propia hipoteca es una fuente de comisiones: de estudio, de apertura (hasta del 1% y considerada nula por "abusiva" en una reciente sentencia de la Audiencia de Castellón), de cancelación parcial o total…Claro que también les reportan muchos conflictos: la asociación de consumidores ADICAE va a presentar casi 60 demandas colectivas a los Tribunales para intentar recuperar los gastos hechos en la formalización de 6 millones de hipotecas, gastos considerados “abusivos”.

Mientras los créditos personales se disparan y las hipotecas despiertan, no mejoran los préstamos de la banca a las empresas: en 2017, el saldo vivo (reembolsos menos nuevos créditos) volvió a caer otros 13.166 millones de euros, porque las empresas siguen reduciendo su deuda. Por dos razones. Una, porque están escaldados de la crisis y no quieren endeudarse, sólo financiarse día a día. Y la otra, porque la banca tampoco quiere financiar a las empresas, sobre todo a las pymes, porque no se fía que se hayan saneado. El resultado es que la banca no ha abierto la mano del crédito a las empresas ni estas piden más, lo que sí pasa en Europa, según dice el Banco de España. Y así, mientras el crédito empresarial se recupera en Europa, aquí sigue cayendo, aunque tengamos menos empleo y más del doble de paro. Y encima, cuanto menor es el préstamo, mayor es el tipo (1,51% de interés los créditos de más de 1 millón y 2,33% los de menos de 250.000 euros), lo que perjudica más a las pymes: pagan de media un 2,35% (y el 4,10% las microempresas de menos de 10 trabajadores), frente al 2,2% que pagan las grandes empresas.

En resumen, la banca española, tras ser saneada con mucho dinero público irrecuperable (56.803 millones de euros), ha “bandeado” la crisis y mejora sus beneficios (+15% en 2018 los 5 grandes), a costa de subirnos las comisiones (los 5 grandes ya han ingresado con ellas 5.394 millones en estos tres primeros meses, un 4,6% más)  y de los créditos a las familias, que han vuelto a endeudarse para consumir y comprar vivienda. Pero no "tira" el crédito a las empresas, que debería ser uno de los motores de la modernización del país y del empleo futuro. Y mientras, los clientes pagamos más por una atención personal que se deteriora, por el tremendo cierre de oficinas. Tal es así que la mitad de los municipios del país no tienen ya una oficina bancaria: 4.114 de 8.117 pueblos, según un estudio de IVIE, con datos del Banco de España, lo que deja sin servicio directo a 1.256.590 españoles, sobre todo en Castilla y León (79,7% de municipios sin banco), Navarra (55,9%) y la Rioja (50%). De hecho, los bancos se están pensando abrir oficinas conjuntas, sin marca, para recuperar parte de este negocio rural perdido.

Ahora, la banca espera como agua de mayo que suban los tipos de interés en Europa, en 2019 y 2020, como en EEUU, una mala noticia para la economía (España es uno de los países más endeudados del mundo y el Estado, las empresas y las familias tendrán que pagar más intereses) pero buena para la banca, que espera así subir sus tipos y márgenes de beneficios, aún a riesgo de que muchas familias puedan verse otra vez “pilladas”. Además, la banca va a continuar cerrando oficinas y despidiendo plantilla, en un proceso de digitalización del negocio que va muy atrasado y donde la competencia es muy poderosa: Amazon, Google, Apple y las grandes telecos (Orange lanzará su banco en España a principios de 2019) ya se están posicionando para manejar nuestro dinero. Y son muy eficaces, además de tener mejor reputación que la banca española, acosada por la “mala imagen” generada en la crisis, el aumento de quejas (les han presentado más de un millón de reclamaciones en 2017) y las demandas de clientes que colapsan los Juzgados (165.000 demandas hipotecarias presentadas sólo en 2017).

Lo dicho: la banca española se recupera, pero ojo a las comisiones que les cobran y a los créditos que les dan, porque muchos están pagando demasiado mientras el dinero no fluye a la inversión productiva y al empleo. Si queremos consolidar la recuperación, modernizar la economía y hacer más competitivas e innovadoras las empresas, la banca tiene que mojarse, con garantías públicas. Hace falta que financien el futuro y no sólo coches o casas. Es un negocio, pero tienen una función económica y social clave. Cumplan con ella. Porque sólo para darnos una tarjeta o facilitar los pagos puede haber otros. La banca debe ser “otra cosa”. Y si no, en vez de privatizar Bankia en 2019, utilícenla, con el crédito oficial (ICO), para configurar una potente banca pública que financie el futuro del país. Así de claro.

lunes, 20 de noviembre de 2017

Banca: más beneficios por comisiones y despidos


Los cinco grandes bancos españoles ganaron hasta septiembre 11.400 millones de euros, más que en todo el año 2016. Y eso ha sido gracias a que nos han cobrado un 11% más en comisiones, sobre todo de tarjetas, cajeros, cuentas, fondos y Bolsa. Y también porque han abierto la mano en créditos al consumo, cobrando tipos más altos que en Europa, aunque sólo nos pagan el 0,1% por los depósitos (donde tenemos 775.000 millones de euros). Además, les ha ayudado a ganar más el seguir cerrando oficinas y despidiendo empleados, 81.500 ya desde 2008. Ahora, la banca ya ha anunciado nuevos despidos (1.585 el Santander, tras absorber el Popular) y seguirá subiendo las comisiones, mientras espera que 2018 sea un año de grandes beneficios, porque subirán los tipos de interés (BCE). Es bueno que la banca sanee sus cuentas, pero, tras las cuantiosas ayudas públicas recibidas, debería cambiar: ser más transparente, más ética y más eficiente, no “brearnos” a comisiones. Necesitamos otra banca.


enrique ortega

La banca sí ha salido de la crisis, mientras el 70% de los españoles afirman que todavía no notan la recuperación. Los cinco grandes bancos (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell) han conseguido, de enero a septiembre de 2017, unos beneficios netos de 11.400 millones de eurosun 24,3% más que en los nueve primeros meses del año pasado y más beneficios que en todo 2016 (8.755 millones), año que les cayeron los beneficios  (-22,3%) por las pérdidas del Banco Popular. Casi la mitad de estos beneficios de 2017 los tiene el Santander (5.077 millones), seguido de BBVA (3.449 millones), CaixaBank (1.488), Bankia (739) y Sabadell (654 millones). Con todo, el beneficio de los cinco grandes bancos españoles aún no ha recuperado el nivel de antes de la crisis (15.093 millones enero-septiembre 2008).

Tomando a toda la banca española, los últimos datos de la patronal AEB son del primer semestre de 2017: ganaron 6.964 millones de euros, un 18,6% más que en el primer semestre del año pasado y casi tanto como lo ganado en todo 2016 (7.987 millones).  Eso sí, todavía están lejos de recuperar los beneficios de antes de la crisis, los 9.712 millones ganados en el primer semestre de 2008.

Los beneficios de la banca mejoran sensiblemente este año por varias razones. La principal, porque siguen aumentando los ingresos por comisiones que cobran a los clientes. Los cinco grandes bancos han ingresado por comisiones 15.716 millones en los nueve primeros meses de 2017, un 11% más que en 2016, destacando el tirón de las comisiones en Santander (8.648 millones, +14,6%), BBVA (3.705 millones, +4,2%), CaixaBank (1.867 millones, +20,8%), Sabadell (904 millones, +5,1%) y Bankia (636 millones, +4,1%). Para toda la banca española, tenemos los datos del primer semestre: 7.265 millones ingresados por comisiones, un 8,77% más, casi tanto como antes de la crisis.

La banca española ha conseguido en 2017 aumentar sus ingresos por comisiones en casi todo, desde lo que cobran por transferencias, descubiertos o mantenimiento de cuenta a las comisiones por venta de seguros, fondos y Planes de pensiones, sin olvidar el fuerte aumento en las comisiones por operar en Bolsa. Y sobre todo, han aumentado mucho los ingresos por sacar dinero en los cajeros y por la operativa de las tarjetas de crédito, sin olvidar las comisiones que cobran en los créditos personales e hipotecas.

Muchos bancos han aumentado la comisión que cobran por tener una cuenta corriente, sobre todo a los clientes “no vinculados”, los que no tienen la nómina domiciliada ni contratan otros servicios (el Santander, por ejemplo, con la Cuenta 1,2,3). E incluso varios cobran por algunas operaciones hechas en las oficinas, en un intento de que vayan menos los clientes y usen los canales “online”. También han subido las comisiones por descubierto, que son dos: una fija (entre 30 y 45 euros) y otra variable, sobre el importe del descubierto, que ronda el 4,5% (con un mínimo de 15 a 20 euros). Y suben las comisiones por hacer transferencias, que pueden ser gratis (banca online) hasta un 0,35% de lo transferido (con mínimos de 3 a 8 euros por operación). A partir del 21 de noviembre, las transferencias serán instantáneas (10 segundos), al entrar en vigor el nuevo sistema europeo de transferencias, pero no gratuitas (el cargo, 3 euros o más por transferencia, dependerá de cada banco y cliente).

Este año 2017, una gran fuente de comisiones son las operaciones en los cajeros (455.000 operaciones en el primer semestre, un 1,5% menos que el año pasado), tras la aprobación de las nuevas tarifas en enero de 2016.Los grandes bancos cobran entre 1,80 (BBVA) y 2 euros (CaixaBank) a los clientes de otras entidades que usan sus cajeros, mientras Bankia y las cajas de la red Euro 6.000 cobran entre 0,65 y 1,80 euros por operación de clientes de terceras entidades. Ahora, tras la reciente fusión de 4B, Servired y Euro 6000, operativa a partir de enero, podrían incluso endurecerse los cobros, al gestionar una única sociedad (un monopolio de hecho) los 50.193 cajeros existentes.

Pero la gran fuente de comisiones son las tarjetas de crédito, que han batido en 2017 todos los récords: 77,25 millones de tarjetas en junio (50,85 de crédito y 26,40 de débito). Y con las tarjetas, la banca ingresa por todos los lados: desde que las coloca al cliente (comisión anual de 35 a 45 euros al año) hasta lo que cobra a la tienda por el TPV y las compras (el 0,3% por operación en las tarjetas de crédito y un 0,2% en las de débito, más de 3 millones de operaciones al año) más los ingresos por descubierto, cuando nos pasamos en el límite de compras. Y luego están las compras que se hacen a crédito, con las tarjetas revolving: se paga cada mes una cantidad fija, que es como un crédito por el que se pagan intereses (rozan el 20% anual). Este uso de las tarjetas para comprar a crédito se ha disparado y supuso un gasto de 12.765 millones al mes en septiembre, según el Banco de España (frente a 10.432 millones en septiembre de 2016), por el los bancos cobraron jugosos intereses.

También ayuda a engordar las comisiones que la banca haya empezado a dar más créditos a las familias (no a las empresas). Por un lado,  los bancos llevan dos años y medio concediendo más créditos al consumo, para comprar coche, pagar estudios o irse de vacaciones, con importes bajos y plazos cortos. Este año, de enero a septiembre, la banca española concedió 21.056 millones en crédito al consumo, un 15,6% más que el año pasado y el doble que en todo 2012. Unos créditos donde la banca cobra de media el 8,83%, bastante más que los bancos de la zona euro (6,20%), según datos del BCE. Y donde además carga comisiones y a veces exige contratar un seguro (más comisiones). Por otro lado, la banca está concediendo más hipotecas (26.500 al mes, el doble que hace cuatro años), en las que cobra un interés similar al de la banca europea (2,21% frente a 2,20%), mientras intenta que los clientes contraten a tipos fijos (ya lo tienen el 40% de las hipotecas), que les dejan más rentabilidad. Y además, también por las hipotecas cobran comisiones: de estudio, de apertura (hasta 2.000 euros), de cancelación parcial o total (0,25 al 0,50%)…

Y todo este dinero que presta la banca, en crédito al consumo o hipotecas, es dinero que no le ha costado nada: los tipos de interés oficiales del dinero están en el 0% y el dinero que les dejan los clientes en depósitos (775.000 millones de euros) sólo les cuesta el 0,1 % de media, según datos del BCE. En los depósitos a un año, por ejemplo, la banca española paga el 0,09% a sus clientes, muy por debajo de la media que paga la banca europea (0,37%). Y en las cuentas a la vista, pagan el 0,04% (el 0,05% en la zona euro).

En resumen, la banca española consigue aumentar sus beneficios (un +24,3% los cinco grandes) gracias a que ingresan más por comisiones y a que prestan más dinero que no les cuesta. Además, en 2017 siguen haciendo caja con la venta de viviendas con las que se habían quedado a la fuerza (de promotores y clientes morosos): en los primeros 9 meses ya se han desprendido de 52.000 millones en activos inmobiliarios, 30.000 el Santander, del Popular), frente a 22.000 millones ingresados en 2016. Y se espera que sigan vendiendo inmuebles en 2018, con el objetivo de que el ladrillo deje de ser un lastre para la banca en 2019. Y otra vía de mejorar beneficios ha sido recortar costes, cerrando oficinas y despidiendo empleados. Entre 2008 y 2016, la banca española ha cerrado 16.000 oficinas (1 de cada 3) y ha recortado 81.575 empleos (3 de cada 10), según el Banco de España. Y el ajuste no ha terminado: Santander ha anunciado 1.585 despidos más (por la absorción del Popular), Bankia otros 1.300 (por la fusión con BMN) y Evo Banco otros 270, mientras los expertos creen que la banca recortará otro 30% sus plantillas en los próximos 10 años.

Bueno, ya sabemos por qué la banca española recupera sus beneficios de siempre. Ahora se espera que los beneficios se disparen en 2018 y 2019, porque la mayoría del ajuste está hecho (ya no tienen que dedicar tanto dinero a saneamientos y provisiones), porque “harán la digestión” de las fusiones (más negocio y menos costes) y, sobre todo, porque subirán los tipos de interés en Europa (BCE), la clave del negocio bancario: poder cobrar más por el dinero. Eso sí, el crédito no despega y llevamos ya casi 9 años de caída del crédito "vivo" (el crédito nuevo que se concede es menor que el que se devuelve o amortiza): un recorte del crédito a empresas y familias del 33% (-611.000 millones) desde 2008, según el Banco de España. Y todavía habrá que esperar a que crezca, porque falta que se recupere el crédito a las empresas, porque la banca tiene miedo de prestar y porque hay pocas empresas solventes que se lancen a endeudarse para invertir más.

Por ello, los bancos van a seguir centrando su negocio en los préstamos personales y en conceder algunas hipotecas más (solo a clientes con trabajos fijos y sueldos decentes), pero sobre todo en cobrar más comisiones a la mayoría de los clientes, la principal fuente de sus beneficios. “En la próxima década, el cobro de los servicios prestados será la norma”, advirtió  el año pasado la patronal bancaria AEB, mientras la mayoría de entidades, ante la apatía del crédito,  busca más ingresos en el negocio no específicamente bancario, como  los seguros, los fondos de inversión, la operativa de Bolsa y sobre todo, las tarjetas de crédito, vía comisiones crecientes. Y en la operativa diaria, buscan cargar más comisiones a los clientes no vinculados (sin nómina, tarjetas, créditos o productos), los que no aportan negocio.

Es la estrategia de la banca española, mientras se enfrenta a dos problemas de fondo: recuperar su mala imagen entre los clientes (se presentan más de 1.000 demandas diarias contra la banca en los Juzgados, sólo por hipotecas) y afrontar la digitalización, un reto en el que afrontan la creciente competencia de los grandes de Internet (Google, Apple, Facebook, Amazon), que cada vez ofrecen más medios de pago y servicios financieros. Para afrontarlos, necesitan crear una nueva banca, más dinámica, más ágil, más transparente y, sobre todo, más cercana al cliente, que no les perdona que les hayan engañado (venta de acciones preferentes, cláusulas suelo) y que les quieran cobrar por todo, sobre todo después de haber sido rescatados con dinero público que mayoritariamente no se podrá recuperar (41.150 millones). España necesita una banca rentable para financiar la recuperación, pero no a costa de “brear” al cliente con comisiones y tipos más altos que en Europa. Necesitamos una banca más eficiente, justa,  transparente y más comprometida con la recuperación y el empleo. Urge tener una banca “nueva”.