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enrique ortega |
Pero ese no es el único problema. Además de construir nuevas escuelas infantiles, hay que mantenerlas, pagando profesores, gastos y material. Y los Ayuntamientos, que gestionan normalmente las guarderías públicas han sufrido los recortes de las autonomías, sobre todo este curso, donde se han reducido profesores, horarios y material, sobre todo en Madrid, Valencia, Canarias, Castilla y León, Murcia, Baleares y Navarra. Y se han reducido las subvenciones (cheques bebé) a las familias.
El resultado es que unos 100.000 menores de 3 años se han quedado sin plaza en las escuelas infantiles públicas (25.000 en Madrid, 14.000 en la Comunidad Valenciana y 16.000 en Castilla la Mancha), según los sindicatos. Y los que han podido, han mandado a sus niños a guarderías privadas, que son ya mayoría (4.122 de los 8.062 escuelas infantiles, un 51,12% cuando en el conjunto de la enseñanza, la privada supone el 32%).En varias autonomías gobernadas por el PP (en especial Madrid), se recortan presupuestos a las escuelas públicas y aumentan a las guarderías privadas y concertadas. Y se privatiza la gestión de las públicas, dando entrada a empresas de servicios y restauración, que ganan concursos por precio frente a cooperativas de profesores, en perjuicio de la calidad.
La mayoría de los padres que llevan a sus hijos a una guardería privada lo intentaron primero en una pública, según una encuesta de la OCU, que revela enormes diferencias de precios por autonomías y un coste de 200 euros más al mes en las privadas (sobre 400 euros mes). Las públicas, además de ser escasas y con horarios muy estrechos, no son accesibles a la clase media y media-baja, porque resulta difícil conseguir plaza ganando más de 15.000 euros anuales. Al final, un 35% de los encuestados deja a los niños en casa o con los abuelos (el 70% cuida a sus nietos). Y más con la crisis.
La falta de escuelas infantiles, sobre todo entre 0 y 2 años, es grave por dos razones. Una educativa: los alumnos de 15 años que han ido a preescolar obtienen notas de lectura 40% superiores a los niños que no, según un informe de la OCDE. Y tienen menos fracaso escolar. La otra razón es económica: las escuelas infantiles fomentan el trabajo de la mujer, que en España tiene más paro que el hombre y una de las tasas de actividad más bajas de Europa (un 48% son inactivas frente al 27% en Suecia, por ejemplo). Además, en España, un 23% de las mujeres con niños menores de 5 años han dejado su empleo para atenderlos, por la escasez de guarderías asequibles pero también por la escasa ayuda de sus maridos (somos el sexto país de los 32 países de la OCDE donde menos ayudan los hombres en casa).
Un reciente estudio de la OCDE denuncia que en España resulta difícil combinar trabajo y vida familiar: Y resalta que no hay suficientes guarderías fuera del horario escolar, pidiendo más ayudas públicas a la familia, para aumentar la tasa de natalidad (1,4 hijos por mujer frente a 1,74 de media en la OCDE) y el trabajo de la mujer. De hecho, España gasta poco en protección a la familia (el 0,7% del PIB frente al 2,3% en la UE).
El nuevo Gobierno ha prometido, en campaña electoral, “impulsar la educación infantil”. Habrá que verlo y si lo que se fomentan son guarderías privadas estilo “aparcamiento de niños”, caras y subvencionadas con dinero público, en vez de escuelas infantiles de calidad. Hacer un Plan de choque para construir las 150.000 guarderías públicas que faltan costaría 500 millones de euros. Es poco: la cuarta parte de lo que nos cuestan las TV autonómicas. Hay que volcarse en ello: es la semilla de nuestra educación y del empleo de la mujer. Dos puntos clave para salir de la crisis.