Mostrando entradas con la etiqueta abuelos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta abuelos. Mostrar todas las entradas

lunes, 18 de diciembre de 2023

Jóvenes: viven peor que sus padres y abuelos

Los jóvenes menores de 35 años son “la generación perdedora” en España en este siglo, según un reciente estudio: han formado menos hogares, tienen menos ingresos y riqueza que en 2002 y posen menos viviendas, además de tener más pobres. Y en contrapartida, han mejorado ingresos y riqueza sus padres y sobre todo sus abuelos: los mayores de 65 años son “la generación ganadora” en España este siglo. Y ese mayor colchón, sobre todo por la mejora de las pensiones, les permite ayudar a hijos y nietos: un tercio de los mayores ayudaron a sus hijos  llegar a fin de mes el último año. Una red de ayuda familiar que ha evitado una mayor desigualdad intergeneracional pero que no puede ocultar el grave problema que tenemos, según alertó la OCDE: demasiados jóvenes en paro y con empleos y sueldos precarios, que no pueden emanciparse y formar una familia. Ahora tienen un nuevo Ministerio, pero faltan Planes para darles una salida vital.

                    Enrique Ortega

La primera novedad en el excelente Informe sobre la España de este siglo, elaborado por la Fundación AFI Emilio Ontiveros, es el gran aumento de población: hemos pasado de ser 40,5 millones de habitantes en el año 2000 a 47,5 millones en 2022. Un aumento de población de 7 millones de personas (+17%), muy superior al del resto de Europa: +12% en  Francia, +4% en Italia y sólo un +1% de aumento en Alemania estos 22 años. Un aumento récord de la población, a pesar de la caída de la natalidad, debido casi totalmente a la llegada de inmigrantes extranjeros (6 de los 7 millones de aumento de la población). En paralelo, también han crecido los hogares españoles, de 14,7 millones en 2002 a 18,8 millones en 2020, un +28%, el doble que aumentó la población. Y eso se debe a que ahora los hogares son más pequeños, con menos personas: de 2,8 en 2000 se ha pasado a 2,5 de media. El motivo: que ahora hay más hogares unipersonales (el 26,3% en 2020 frente al 20,8% en 2002) y con sólo 2 personas (el 30,3% frente al 25,9% en 2002), el 55% de todos los hogares hoy (cuando en 2002 eran el 45%).

Otro cambio importante, junto al menor tamaño de los hogares, es que los hogares formados por jóvenes se han desplomado: si en 2002, el 14,7% de los hogares españoles tenían de cabeza de familia a un joven (menor de 35 años), en 2020 sólo el 6,7% de las familias tenían un cabeza de familia joven. Y también ha caído el porcentaje de familias de 35 a 44 años (del 21,9% al 19,5% en 2020). Sin embargo, los hogares con un cabeza de familia mayor de 45 años han ganado peso, del 63,4 al 74,8% del total. Esto se debe no sólo al envejecimiento de la población española sino especialmente a la drástica caída de hogares jóvenes, por falta de empleo y recursos para emanciparse y formar una familia.

El estudio de la Fundación AFI resalta que España ha crecido mucho en este siglo (el PIB se ha duplicado, de 647.851 millones de euros en 2000 a 1.346.377 millones en 2022), pero ha sido básicamente por el enorme aumento de la población, porque hay mucha más gente trabajando (sobre todo inmigrantes): 21,26 millones de ocupados hoy frente a 17,81 en el año 2.000 (trabajan 3,5 millones de personas más). Pero el problema, destaca el estudio, es que España se ha estancado: produce por habitante lo mismo en 2022 (17.236 euros de renta bruta disponible per cápita)  que en 2002 (17.236 euros en términos reales). Eso significa, además, que España ha ampliado la “brecha” (distancia) de productividad con Europa: si en 2002 producíamos el 80% de la media europea por habitante, en 2022 produjimos el 72,88%. Y nos hemos distanciado también de Alemania  (67,6% de su PIB por habitante en 2002 y 58,42% en 2022) y Francia (del 78,34 al 69% ahora), aunque hemos reducido distancia con Italia (del 73,3% al 79,8% de su PIB por habitante).

En términos de hogares, no de PIB por habitante, la “brecha” (distancia) de España con la Europa rica es mayor, porque en estos años se ha reducido además el tamaño de los hogares españoles. Por un lado, la renta media bruta por hogar (antes de pagar impuestos y cotizaciones), descontando el efecto de la inflación, era de 38.000 euros en 2022, inferior a los 40.000 euros por hogar en 2002, según la Fundación AFI. Esta renta media bruta no sólo ha caído en este siglo en términos reales (descontando la inflación) sino que también ha aumentado la distancia con la renta media de los hogares europeos: en 2022 era un 15% inferior a la de Alemania, un 13% inferior a la de Francia y un 10% inferior a la media de la zona euro, siendo sólo un 7% superior a la renta media por hogar de Italia.

Dentro de España, también hay una “brecha” de ingresos entre los hogares según la edad del cabeza de familia, penalizando a la generación más joven, según demuestra el estudio. Lo normal es que la mayor renta se consiga en las edades intermedias y luego baje entre los mayores: por eso, la mayor renta se obtiene en los hogares de 35 a 44 años (33.120 euros en 2022), seguida de los hogares entre 45 y 64 años (30.000 euros), los de menos de 35 años (27.500 euros), los hogares entre 65 y 74 años (25.500 euros) y los mayores de 77 años (17.500 euros). Pero la sorpresa salta cuando el Informe AFI compara estos ingresos de los hogares hoy con los de esas edades en 2002. Y resulta que en todas las edades han caído los ingresos, salvo en los hogares mayores de 65 años, cuyas rentas han crecido en este siglo: un +18,6% los hogares con el cabeza de familia de 65 a 74 años y un +25% los hogares encabezados por un mayor de 77 años. En el resto, las rentas han caído este siglo, sobre todo en los hogares encabezados por un menor de 35 años: ingresan 27.500 euros ahora frente a 32.500 euros en 2002 (-15,4%).

En consecuencia, las tres crisis de este siglo (la crisis financiera de 2008-2013, la pandemia de 2020 y la crisis por la alta inflación y la guerra de Ucrania de 2022) se han cebado sobre todo en los hogares encabezados por jóvenes (menores 35 años), que tienen empleos y sueldos más precarios,  mientras han salido ganando los hogares encabezados por mayores de 65 años, que tienen mayores ingresos, por el cobro de mayores pensiones ahora derivadas de cotizar por sueldos mayores en las décadas finales del siglo XX.

Otra peculiaridad de España frente al resto de Europa es que los hogares españoles ahorran mucho menos y con grandes altibajos, según revela el Informe AFI. En el año 2.000, los hogares españoles ahorraban sólo el 9,5% de su renta disponible, frente al 12,5% la zona euro y Francia, el 16,5% los alemanes y el 12% los italianos. En 2007, en pleno “boom”, el ahorro de los españoles cayó al 3% y en 2009, con la crisis financiera subió al 12%, para bajar después al 5% entre 2013 y 2017. Y aunque el ahorro se disparó con la pandemia, más en España (25% de la renta) que en Europa (23%), ha vuelto a caer al 8% en España en 2022, frente al 14% en la zona euro y el 21% de la renta en Alemania. Los expertos creen que en España hay “mayor propensión al consumo que al ahorro”, ayudado por un mayor apoyo entre las redes familiares y unas pensiones más “generosas” (la pensión media supone el 80,4% del salario medio en España frente al 59,9% de media en Europa, según la OCDE). 

Además de ahorrar menos y consumir más, los hogares españoles también invierten, aunque mayoritariamente lo hacen en comprar una vivienda  (representa hasta el 80% de los activos de las familias) y sólo los hogares con más renta invierten en activos financieros (que representan el 20% de las inversiones de los hogares), sobre todo en depósitos (el 40% de las inversiones financieras de las familias), los Fondos (12%) y valores y bonos (7%), con un menor peso que en Europa de las inversiones en Planes (7%) y seguros (otro 7%). Y otra diferencia con Europa: los hogares españoles se han endeudado mucho más que los europeos, sobre todo para comprar un piso, aunque también para invertir. De hecho, entre 2007 y 2010, la deuda de las familias españolas llegó a representar el 144% de la renta bruta disponible, muy por encima de la tasa de deuda europea (110%) y mundial. Eso sí, tras la crisis financiera, los hogares españoles se han desendeudado y en 2020, la tasa de endeudamiento bajó al 90% de la renta bruta disponible en España,  inferior a la de la zona euro (107%). Pero ahora, tras las 10 subidas de tipos de interés, un 15% de los hogares tienen todavía una deuda excesiva, según el Banco de España.

Curiosamente, los hogares españoles acumulan una mayor riqueza que los hogares europeos, porque la mayoría (el 73%) tienen su vivienda en propiedad, a diferencia de Europa (61% hogares con vivienda en propiedad en la zona euro, 78% en Italia, 59% en Francia y 43% en Alemania. Y eso aumenta su patrimonio, al haberse revalorizado mucho la vivienda en este siglo. Pero ojo, esto ya no se cumple con los hogares jóvenes: si en 2002, el 67% de los hogares jóvenes (menores 35 años) tenían su casa en propiedad, en 2020 sólo eran propietarios el 36% de los hogares jóvenes, frente al 73% de propietarios entre los hogares de 45 a 54 años y el 84% de propietarios entre los hogares hoy encabezados por mayores de 55 años (cuyo porcentaje de propiedad no ha caído apenas). Eso supone un cambio drástico en el modelo de tenencia de la vivienda y una enorme dependencia de los hogares jóvenes del alquiler, lo que reduce su renta disponible.

Otro elemento clave que analiza el Informe AFI es la riqueza de los hogares españoles, conseguida tras años de ingresos, compra de vivienda e inversiones. Y refleja 2 evidencias. Una, que la riqueza neta crece hasta determinada edad  y que luego decrece, porque las familias “tiran” de la riqueza y el ahorro acumulado. Precisamente, esa edad donde los hogares alcanzan su mayor pico de riqueza ha aumentado: si en 2002 estaba entre 55 y 64 años, ahora el pico de acumulación, el máximo de riqueza se da más tarde, entre los 65 y 74 años. Y la otra evidencia que refleja el estudio es que son los hogares encabezados por mayores de 65 años los que más han mejorado su riqueza real: un +53,8% los que tienen entre 65 y 74 años y un +70% los mayores de 70 años. El resto han visto caer su riqueza real en este siglo (por el deterioro de sus ingresos comentado antes y un menor patrimonio para revalorizar). Y otra vez más, los que han visto una mayor caída de su riqueza neta son los jóvenes (menores de 35 años): un -63%, más que los hogares entre 35 y 44 años (-41,6% caída riqueza este siglo) y los que tienen entre 45 y 54 años (-27,2%). 

En resumen, que los jóvenes aparecen con claridad como “la generación perdedora” en este siglo, con la mayor caída en el número de hogares, en la renta disponible, en la propiedad de la vivienda y en la riqueza real conseguida. Y los “ganadores” son sus abuelos, los mayores de 65 años, aunque también salen mejor parados sus padres (35 a 65 años). Ya la OCDE alertó en octubre a España de que tenemos un grave problema con los jóvenes: altísimo paro (28% entre menores de 25 años frente al 14,8% en la UE-27), baja ocupación (38,8% entre 15 y 29 años frente al 49,2% en la UE-27 y el 61,7% en Alemania), excesiva precariedad (35% contratos temporales, el triple que en Europa) y bajos salarios (el sueldo medio menores 29 años ronda los 13.830 euros brutos, la mitad que en el conjunto de trabajadores). Y eso provoca que un 22,3% de los jóvenes (16 a 29 años) estén en situación de pobreza (ganan menos del 60% de la media española), incluso trabajando, y dos tercios (el 66% de jóvenes de 18 a 34 años) sigan viviendo con sus padres, frente al 49% en Europa. E incluso, que un 16% de los jóvenes españoles tengan problemas de salud mental, según la OCDE.

En definitiva, los jóvenes españoles han sufrido duramente las crisis de este siglo y viven hoy peor de lo que vivían sus padres en el año 2.000. Mientras, sus padres y abuelos, que viven mejor, les están ayudando, lo que evita que su situación sea aún peor, según revela una Encuesta hecha por la Fundación BBVA a 1.127 mayores de 60 años. De hecho, un 37% de los mayores de 60 años afirma haber ayudado a sus hijos en el último año para afrontar gastos cotidianos, como hacerles la compra, pagarles los recibos de luz o agua o darles dinero para llegar a fin de mes. Sin olvidar que un 51% reconoce haber ayudado a sus hijos a independizarse, un 72% les ha prestado ayuda para formarse y otro 16% les ha ayudado económicamente para emprender un negocio o invertir. El estudio concluye que estas ayudas de los mayores a sus hijos han sido claves para que en España no haya más pobreza y desigualdad, para que muchos jóvenes hayan sobrevivido a las crisis.

A pesar de estas ayudas, que “parchean” la situación, España tiene un grave problema con los jóvenes, según alertó en octubre la OCDE: su preocupante situación es “un lastre para el potencial de crecimiento futuro” del país. Y por eso, pedían al Gobierno medidas educativas (mejora de la formación, desde la escuela a la FP y la Universidad), medidas laborales (para promover la empleabilidad de los jóvenes y el relevo de los mayores) y medidas en la vivienda, para mejorar las ayudas al alquiler y promover viviendas para familias jóvenes, con financiación accesible y avales públicos. También urgen otras políticas, desde el ocio a la integración social y política de la juventud, para evitar su aislamiento social o su deriva a posiciones extremistas o populistas. Ahora, por primera vez, España tiene un nuevo Ministerio de Infancia y Juventud, pero falta un Plan de medidas (urgentes y a medio plazo), para que los jóvenes de dentro de 20 años vivan mejor que sus padres hoy.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Guarderías a precios imposibles


Las familias de los 450.000 niños (0-3 años) que van a una guardería lo han tenido difícil este curso: fuertes subidas (25% de media y hasta el 77%), menos ayudas, menos profesores y más niños por clase. Otros 100.000 niños se han quedado sin guardería, por falta de plaza o porque no podían pagarla y han tenido que quedarse con sus madres o abuelos. Tres años de recortes están afectando gravemente a la educación infantil, aunque está mejor en España que en la mayoría de Europa. El Gobierno Rajoy ha suprimido la construcción de nuevas guarderías, aunque faltan 150.000 plazas. Y ha aplazado la ampliación del permiso de paternidad, mientras las empresas han reducido un 40% sus ayudas a la conciliación laboral. Lo pagan las mujeres, que trabajan menos que en Europa, y los niños, dos palancas claves para salir de la crisis.
enrique ortega

Las guarderías públicas se financian mayoritariamente con recursos de las autonomías y Ayuntamientos, que han recortado drásticamente sus aportaciones en 2011 y 2012, obligando a un mayor pago de las familias. En Zaragoza, por ejemplo, el Ayuntamiento financiaba el 50% de las guarderías municipales, la autonomía el 25% y las familias otro 25%. Este año, el Gobierno regional recorta su aportación un 20% y los padres pagarán hasta 50 euros más al mes. En Cataluña, la Generalitat pagaba un tercio del coste de cada plaza en educación infantil (5.400 euros al año), 1.800 euros en 2.010, repartiéndose los otros dos tercios entre los Ayuntamientos y familias. En los últimos años, el gobierno autonómico ha recortado su aportación, que este curso será de 875 euros por niño, lo que obliga a los Ayuntamientos a subidas en las guarderías del 10% (Barcelona), 40% (Sabadell) y 44% (Badalona).

En toda España, la media de subida en las guarderías este curso se estima en un 25,6%, con grandes diferencias entre Andalucía (+3,5%), Valladolid (+10%), Galicia (+19%, aunque para rentas medias suben el 70,45%), Castilla la Mancha (+42% en algunos municipios) o Murcia (+77% en Cartagena). Pero la subida más llamativa se ha dado en Madrid: para las rentas más bajas, el coste de una guardería pública (con comida) sube de 142,40 a 234,20 euros (+77%), para bebés de menos de un año, por los que ahora cobran una cuota extra de 60 euros. Y los de más renta pasan de pagar 205,40 euros a 334,20 (+62%).

Además de las subidas, las familias se han encontrado este curso con menos profesores, más niños por aula (desde 2008, han subido un 10% en 1-2 años y un 20% en 2-3 años) y menos medios. Y han visto recortadas las ayudas y becas, el cheque guardería y las ayudas al transporte, aunque ya era bastante difícil conseguir plaza en una guardería pública ganando más de 15.000 euros anuales. Además, siguen faltando plazas: 5.300 en Galicia, 25.000 en Madrid o Cataluña, 60% de solicitudes sin plaza en Zaragoza, un 40% en Valladolid… En total, habrán faltado unas 100.000 plazas, según fuentes sindicales, aunque este año, los altos precios y la crisis han bajado sensiblemente la demanda.

Con estos precios, las familias que pueden se han ido a las guarderías privadas, que intentan ajustar precios, entre 400 y 450 euros con comida. Así, más de la mitad de las guarderías (unas 8.000 en total) son ya privadas y en muchas autonomías (Madrid, Valencia, Galicia, Castilla la Mancha) se está privatizando la gestión de las guarderías públicas, dejándola en manos de empresas de servicios y restauración, que ganan concursos por precio frente a cooperativas de profesores, en perjuicio de la calidad. Y proliferan las “guarderías piratas”, aparcaderos low cost de niños sin autorización de Educación.

Al final, las familias echan cuentas y si tener dos niños en guardería o colegio les cuesta 600 euros, la mujer se piensa dejar de trabajar y ahorrarse eso, el transporte y otros gastos (800 €) a cambio de su sueldo mileurista. O dejar al niño con los abuelos: un tercio de las abuelas y una cuarta parte de los abuelos cuidan a sus nietos cada semana. Este abandono de las guarderías tiene dos costes. Uno, educativo: los niños que han ido a preescolar obtienen mejores notas de mayores, según un informe de la OCDE. Y otro, sobre la mujer y la economía: en España, hay un 48% de mujeres que son inactivas (9.197.600 mujeres que ni trabajan ni buscan trabajo), frente a un 42% en Europa. Y el 23% dejaron su trabajo por atender a sus hijos menores de 5 años. Un despilfarro humano y económico, que la situación de las guarderías agrava.

Los ajustes están dando al traste con una educación infantil que tiene en España un peso mayor que en la mayoría de Europa (salvo países nórdicos), gracias al empujón de la última década: se ha pasado de 88.926 niños (curso 1.999-2000) a unos 450.000 este curso. La escolarización es mínima hasta un año (7,6%), baja en un año (27,6%), media en 2 años (44,8%) y muy elevada en 3 años (99,1%), donde superamos con creces la media europea (77,2%), por encima de Alemania (88%) o Reino Unido (79,8%) y sólo por debajo de Francia (100%). El problema son las disparidades regionales: hay diez autonomías con 100% de escolarización a los 3 años, pero otras por debajo del 90% (Madrid, Canarias o Baleares).

Sin embargo, las plazas de educación infantil son insuficientes y en 2008, el Gobierno Zapatero puso en marcha el Plan Educa-3, para crear 300.000 nuevas plazas entre 2008 y 2012, con una inversión de 1.087 millones, financiados a medias entre el Estado y las autonomías. Pero los recortes autonómicos se lo llevaron por delante (el Estado ha aportado sus 100 millones al año) y sólo se han construido 71.000 plazas hasta 2010. Este año, el Gobierno Rajoy ha eliminado el Plan Educa-3 del Presupuesto 2012, quitando los 100 millones para nuevas guarderías. Y además, ha aplazado otro año más, hasta 2013 (Zapatero lo aplazó a 2012) la ampliación de 2 a 4 semanas del permiso de paternidad, en perjuicio de la conciliación y del trabajo de la mujer. Y con la crisis, las empresas, bancos y Cajas han recortado un 40% (unos 85 millones) sus ayudas a guarderías y conciliación laboral, incluyendo menos incentivos en los nuevos convenios.

Al final, el recorte en educación infantil es un suicidio económico y social, que busca ahorrar en dos palancas clave de futuro: los niños y el trabajo de la mujer. Hacer 100.000 guarderías y subvencionar su precio a las familias es una inversión para salir de la crisis. Y costaría unos 500 millones, menos de un tercio del crédito extraordinario (1.782 millones) recién aprobado por el Gobierno para pagar armamentoEstamos perdiendo el norte.