El 2º trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por la Semana Santa (cayó en abril) y por los contratos previos al verano. Este año 2025, tras un primer trimestre donde cayó el empleo (-92.500), el 2º trimestre ha seguido la tradición y se han creado 503.000 nuevos empleos, según la EPA, el 2º mayor aumento en este trimestre tras el de 2023 (+603.900 empleos). Con ello, se afianza la recuperación del empleo iniciada en el verano de 2022, tras la pandemia, y la ocupación en España supera los 22 millones de personas: exactamente, 22.268.700 personas trabajando a finales de junio, la mayor cifra de ocupados de nuestra historia. Y 2.301.800 personas más trabajando que a finales de 2019.
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jueves, 24 de julio de 2025
EPA junio 2025: 22 millones trabajando
Hoy se ha conocido un dato histórico: España tiene más de 22
millones de personas trabajando: 22.268.700 ocupados a finales de junio.
Una cifra nunca vista en España: son 10 millones más trabajando que hace 60
años y 2,3 millones más que antes de la pandemia, gracias al fuerte
crecimiento de la economía y a los efectos favorables de la reforma laboral (el
84,6% de los asalariados son ahora fijos). Además, el paro roza el 10%
(10,29%), la tasa más baja desde 2008, aunque seguimos teniendo el doble de
paro que en Europa y casi la mitad de los parados no cobran nada.
Todo apunta a que la creación de empleo seguirá fuerte este año, pero podría
“pinchar” a finales de año, por culpa de los aranceles de Trump y la
crisis geopolítica. Por eso, urge estar vigilantes y preparar medidas para
fortalecer el empleo si hay problemas. Y sobre todo, urge reformar las oficinas de empleo, porque están colapsadas y no recolocan a
los parados. Enrique Ortega
El 2º trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por la Semana Santa (cayó en abril) y por los contratos previos al verano. Este año 2025, tras un primer trimestre donde cayó el empleo (-92.500), el 2º trimestre ha seguido la tradición y se han creado 503.000 nuevos empleos, según la EPA, el 2º mayor aumento en este trimestre tras el de 2023 (+603.900 empleos). Con ello, se afianza la recuperación del empleo iniciada en el verano de 2022, tras la pandemia, y la ocupación en España supera los 22 millones de personas: exactamente, 22.268.700 personas trabajando a finales de junio, la mayor cifra de ocupados de nuestra historia. Y 2.301.800 personas más trabajando que a finales de 2019.
Para valorar el carácter histórico de los 22 millones de
ocupados basta hacer un
repaso al empleo en los últimos 60 años: en 1965 había 12
millones de personas trabajando en España (12.024.150) y una cifra similar
a la muerte de Franco (12.857.720 en 1975), para caer después a un mínimo
histórico en 1985 (11.004.200 trabajando, por la reconversión industrial) y
remontar a finales de siglo (14.689.830 ocupados en 1999). A partir de
ahí, los ocupados crecen, hasta 16,6
millones en 2002, 18,9 millones en 2005 y se alcanza el máximo en
septiembre de 2007 (20.753.500 ocupados). Con la crisis financiera, el
empleo cae año tras año hasta alcanzar el
mínimo en diciembre de 2013 (17.135.200 ocupados). Luego se
recupera poco a poco, para cerrar 2019 con 19.966.900 trabajadores. Y la
pandemia hunde el empleo a otro mínimo en 2020 (18.607.300 ocupados en
junio). Pero a partir de este suelo, el empleo se recupera con fuerza y supera
los 20 millones en marzo de 2022 (20.084.799) y los 21 millones en junio
de 2023 (21.056.600), para superar ahora los 22 millones de trabajadores, 10
millones más de personas trabajando que hace 60 años.
En el 2º
trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+364.800 empleos creados), sobre todo
la hostelería (180.500 empleos) y el turismo, pero también han creado empleo la industria (+90.300), la construcción (+45.900)
y la agricultura (+2.800 empleos). El empleo se ha creado básicamente en el sector privado (+480.500 empleos)
y poco (+22.900 empleos) en el sector público, por el fin de
contratos en enseñanza y sanidad, según
la EPA de junio. La creación de empleo se ha repartido casi por igual entre los hombres (+265.800 empleos) que
entre las mujeres (+237.500). Y ha sido porcentualmente mayor la creación de
empleo entre los menores de 25 años (+136.700 empleos) y entre los mayores de 55 años (+120.100
empleos). Esta vez, la mayoría del empleo creado ha sido para españoles
(+356.300 empleos), creciendo menos entre los de doble nacionalidad (+31.500) y
extranjeros (+115.600). Por autonomías,
donde más creció porcentualmente el empleo fue en Baleares (+91.800), creciendo
mucho en Cataluña (+91.800), Andalucía (+70.600) y Madrid (+65.400), cayendo
sólo el empleo en Canarias (-2.200).
La importante mejora del empleo en el 2º trimestre (+503.000
empleos) no se traducido toda en una bajada
similar del paro (-236.100 parados),
porque en paralelo han
aumentado los españoles activos, las personas que buscan trabajo ahora:
los “activos”
han aumentado en +267.200 personas, impidiendo bajar más las cifras del
paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay 381.800 personas
más buscando trabajo que hace un año). Y hay un récord histórico de adultos
“activos” (trabajando y
buscando trabajo): 24.821.800 activos, 1,66 millones más que antes de la
pandemia (23.158.800 “activos” a finales de 2019). Todo apunta a que seguiremos
así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el
paro bajará menos de lo que sube el empleo.
El paro ha bajado en el 2º trimestre (-236.100
parados) gracias a los servicios (-178.500 parados), por el tirón en el
turismo, la hostelería y el comercio, y a los que perdieron su primer
empleo hace un año (-42.100 parados ahora), aunque sube el paro en la
industria (+3.800) y entre los jóvenes que buscan su primer
empleo (+3.700), según
la EPA de junio. El desempleo baja más entre las personas de 25 a 54 años
(- 202.400 parados) y sólo aumenta entre los menores de 19 años (+23.200
parados). Y baja algo más el paro entre las mujeres (-129.100) que entre
los hombres (-107.000 parados), reduciéndose más entre españoles y con doble
nacionalidad (-203.200) que entre extranjeros (-32.900 parados). Por autonomías,
baja porcentualmente más en Balares (-44.500 parados), Madrid (-51.800) y
Andalucía (-50.600), subiendo el paro sólo en Navarra y Castilla la Mancha
(+2.000 parados cada una).
La cifra total de parados EPA roza los 2,5 millones (2.553.100 parados a finales de junio
2025), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.598.800 parados). Y
la tasa de paro baja al 10,29%, según
la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor
tasa de paro desde junio de 2008 (10,36%).
Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,9% en la UE-27 en mayo) y
cuadruplicamos la alemana (2,9% de paro), según
Eurostat. También baja mucho este trimestre la tasa de paro de los jóvenes
(menores 25 años), al 24,5% (14,4% en la UE-27).
Hay otros datos preocupantes del paro que también mejoran.
El primero, que hay 796.000 hogares con todos sus miembros en paro (86.100 hogares menos que hace un
año). El segundo, que seguimos con 8 regiones con más tasa de paro que la media (10,29%) : Melilla (25,91%), Ceuta (23,74%), Extremadura (15,48%), Andalucía (14,85%), Canarias (13,33%), Castilla la Mancha (13,23%), Murcia (11,61%) y Comunidad Valenciana (11,52%). Pero hay 11 autonomías con un paro
del 8% o menos (7,13% en el País Vasco y 7,41% en Baleares. Y el
tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de
1 año sin trabajo: son 991.500, el 38,8
% de los parados (eran el 40% hace un año).
Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo
y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de
pobreza extrema. En mayo de 2025, último
dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.455.261 desempleados: algo
más de la mitad (52,5%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado)
de 1.004,5 euros de media y el resto (47,5%) cobraban un subsidio asistencial
de 480 euros. Así que sólo el 60,5% de los parados registrados en las
oficinas de empleo (2.405.963 en junio) cobran algún subsidio. Pero
en realidad, con los datos del paro estimado hoy (2.553.100 parados), sólo
cobran alguna ayuda el 57% de los
parados EPA. Eso significa que casi la mitad de los parados reales (47%%) no
cobran ninguna ayuda pública, empeorando la cobertura de 2019 (no cobraban el
38,5%). Así que baja el paro, pero también los que reciben ayudas.
Con todo, lo más positivo sigue siendo la mejor calidad
del empleo que se crea en España, tras la reforma laboral de 2022. Este
primer semestre, el
42,67% de los contratos firmados fueron indefinidos, algo menos que hace un
año (42,87% el primer trimestre de 2024) pero un porcentaje muy superior a los
de 2023 (38,7%), 2021 (10,9%) y la media de 2014 a 2020 (sólo entre el 6 y el
8% de los contratos eran indefinidos). Con ello, ya hay 16.057.400
asalariados con contrato indefinido, el 84,6% del total,
frente al 74,61% de trabajadores fijos a finales de 2021, antes de la reforma
laboral). Lo que no mejora son los contratos a tiempo parcial (por horas o
días), que aumentan (+151.300 en el último año) y superan los 3 millones de
asalariados, sobre todo por las mujeres (el 73,16% de estos contratos), que
trabajan a tiempo parcial porque no encuentran trabajos a jornada completa o
para cuidar a hijos y mayores.
Ahora, en 2025, el Gobierno y los expertos creen que España
seguirá creando empleo, más que el resto de Europa pero menos que en 2023 y
2024, porque creceremos algo menos (+2,6%, frente al +3,2% en 2024). La
previsión enviada
por el Gobierno a Bruselas, en octubre de 2024, apostaba por crear 1,6
millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos, aunque realmente se han
creado +468.100), 2025 (548.645 empleos)
y 2026 (494.878 empleos), con el objetivo de que España roce los 23 millones de
ocupados (22.989.350 en 2026) y baje su tasa de paro del 10% en 2026 (ahora
parece más factible).
Los datos indican que estamos en el buen camino para lograr
ambos objetivos. Pero el Gobierno Sánchez no puede “lanzar las campanas
al vuelo” con el empleo y el paro, por dos razones. Una, porque
seguimos siendo el país de Europa y de la OCDE (36 paises) con la mayor tasa de
paro: 10,29 % en España frente al 5,9%
en la UE-27 y el 4,9%
en la OCDE. Y la otra, porque la tasa de empleo en España es mucho más baja
que en Europa: a finales de 2024 trabajaban el 71,4% de los que tienen entre 20
y 64 años, frente al 75,8% que trabajaban en Europa, el 75,1% en Francia o el
81,3% en Alemania, según
Eurostat. A lo claro :que España tiene todavía 1,08 millones de
personas menos trabajando que las que deberíamos tener si fuéramos como
la media europea. Y que trabajan 2,4 millones de españoles menos de los que
deberían trabajar si tuviéramos la tasa
de empleo de Alemania.
Ese es nuestro gran reto: reformar la economía
para que ofrezca empleo a más gente (entre 1 y 2 millones más) y eso permita
reducir la tasa de paro “a niveles europeos”. En eso deberíamos centrarnos a
medio plazo, sin regodearnos en los récords. Y eso implica tomar 2
medidas a corto plazo, que exigen (¡ cómo no¡ ) un pacto político
económico y social. Una, aprobar un Plan de empleo, para fomentar la
contratación de parados mayores de 45 años, mujeres y jóvenes, sobre todo en
esas 8 regiones con más paro que la media, canalizando inversiones públicas y
privadas e incentivos a las
contrataciones.
Y la otra, reformar de verdad las oficinas de
empleo, porque están
colapsadas (se tarda días en conseguir que te den por teléfono una cita
previa para solicitar el subsidio) y además no ayudan a los parados a
recolocarse. Se han cumplido 2 años de la Ley de Empleo (entró en vigor el
2 de marzo de 2023) y no ha funcionado: ni se ha hecho un perfil de los parados
ni se les ayuda individualmente a colocarse. De hecho, las oficinas de empleo sólo
colocan al 1,9% de los parados y apenas un 10% de los desempleados hacen
cursos de formación (largos y poco útiles). Y en la web del SEPE sólo hay
registradas 85.786 empresas y 32.827 ofertas de empleo. Urge reforzar la
plantilla de la SEPE (con 2.000 trabajadores menos de los necesarios),
mejorar su sistema informático (pésimo) y cambiar la operativa de estas
oficinas (gestionadas
de forma muy desigual según las autonomías), para dedicarse menos a
tareas burocráticas y más a recolocar a los parados.
En definitiva, todos debemos alegrarnos porque haya 22
millones de personas trabajando en España, 10 millones más que hace 60
años, pero todavía trabaja menos gente que en Europa (de los que
están en edad de trabajar) y muchos empleos son todavía precarios, demasiados a
tiempo parcial y con bajos salarios. Y, sobre todo, muchos empleos se
concentran en los servicios, con altibajos en las contrataciones, y todavía
pocos en la industria, las empresas tecnológicas y exportadoras, que ofrecen
empleos más estables y mejor pagados. Además, no olvidemos que hay
mucha incertidumbre en la economía mundial, por los aranceles de
Trump, y esto acabará perjudicando al empleo. Así que habrá que estar
vigilantes y dispuestos a tomar medidas para salvar esos 22 millones de
empleos y conseguir que sigan creciendo. Debería ser nuestro gran reto
como país.
El 2º trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por la Semana Santa (cayó en abril) y por los contratos previos al verano. Este año 2025, tras un primer trimestre donde cayó el empleo (-92.500), el 2º trimestre ha seguido la tradición y se han creado 503.000 nuevos empleos, según la EPA, el 2º mayor aumento en este trimestre tras el de 2023 (+603.900 empleos). Con ello, se afianza la recuperación del empleo iniciada en el verano de 2022, tras la pandemia, y la ocupación en España supera los 22 millones de personas: exactamente, 22.268.700 personas trabajando a finales de junio, la mayor cifra de ocupados de nuestra historia. Y 2.301.800 personas más trabajando que a finales de 2019.
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jueves, 1 de mayo de 2025
1º de mayo: el empleo que viene
El empleo ha “pinchado” en el primer trimestre, como es
habitual, con una pérdida de 92.500 empleos, al retrasarse la Semana
Santa a abril. Pero se espera que suba este 2º trimestre y en verano, porque
las empresas siguen contratando y hay 2 millones más de personas trabajando
que hace 5 años. Pero hoy, 1º de mayo, podríamos reflexionar
sobre el empleo del futuro, que va a cambiar drásticamente por la
tecnología y la inteligencia artificial (IA). De hecho, el Foro Económico Mundial
estima que 4 de cada 10 trabajadores españoles deberán “mejorar sus
habilidades” para tener un empleo en 2030. A lo claro: los trabajadores
tienen que reciclarse y formarse si quieren seguir trabajando en unos años. Un
reto que obliga a Gobiernos y empresas a gastarse más dinero en formación
y reciclaje profesional, para afrontar la digitalización, la descarbonización,
la robótica y la IA, un reto del que apenas hablan los sindicatos hoy.
Hay que prepararse para esta “revolución silenciosa”, la del
empleo futuro. Enrique Ortega
El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Además, este año la Semana Santa ha caído en abril y no en marzo (como en 2024), lo que ha restado empleo entre enero y marzo. Por todo ello, en el primer trimestre se perdieron -92.500 empleos, aunque son menos que en el primer trimestre de 2024 (-139.700), según la EPA publicada este lunes. Con todo, a finales de marzo había en España 21.765.400 ocupados, así que trabajan 2,08 millones de personas más que hace 5 años, antes de la pandemia (19.681.300 ocupados en marzo 2020).
El empleo ha caído sólo entre los hombres
(-94.100 ocupados), mientras aumentó algo entre las mujeres (+1.600). Y
lo han perdido los trabajadores españoles (-144.500 empleos), porque los
extranjeros han ganado empleos (+52.000). La
pérdida de empleo se ha dado casi en exclusiva en el sector público
(-92.200 empleos, por el aumento de jubilaciones) , mientras apenas caía el
empleo privado (-300). Y se ha perdido empleo entre los trabajadores maduros
(-119.800 empleos entre 40 y 54 años) y los más jóvenes (-60.800 empleos
perdieron los de 16 a 24 años). Todos los sectores han perdido empleo, salvo el
campo (+25.000), especialmente los servicios (-112.300). Y por
autonomías, han perdido más empleo Baleares (-42.400), Comunidad
Valenciana (-20.400) y Andalucía (-12.300), mientras lo ganaron Madrid
(+14.800) y País Vasco (+11.300 empleos).
La caída del empleo al inicio de 2025 ha provocado también un
aumento del paro, que subió en +193.700 desempleados, un aumento
récord desde 2013, debido a que han aumentado mucho los que buscan empleo, los
“activos”: +101.200, todo un récord en los últimos años, por el
aumento de mujeres que buscan trabajo (+118.100), mientras hay menos
hombres buscando (-16.900). Con ello, España alcanza un récord histórico de “activos”,
personas que trabajan o buscan trabajo: 24.554.500. Esto supone que, aunque
crezca el empleo en los próximos meses, el paro bajará menos, porque hay más
gente buscando trabajo.
Con este aumento del paro, son ya 2.789.200 las personas
que están en paro, un 11,36% de las personas en edad de trabajar, según la EPA, una
cifra elevada pero son 523.800 parados menos de los que había en
España hace 5 años, antes de la pandemia
(3.213.00 parados en marzo de 2020, el 14,41% de la población activa).
El paro ha subido en este primer trimestre más entre las mujeres
(+116.500 paradas) que entre los hombres (+77.200), más entre los
españoles (+147.900) que entre los extranjeros (+45.800) y más entre
los trabajadores maduros (+141.300 entre 25 y 44 años), cayendo entre los más
jóvenes (-12.000 parados). Por sectores, crece sobre todo en los servicios
(+124.900, la mitad por el turismo y la hostelería) y también más en Cataluña
(+47.200), Baleares (+42.800), Madrid (+23.900) y Canarias (+21.800),
bajando sólo en Murcia (-4.400), País Vasco (-4.300) y Cantabria (-1.100).
Mientras sube el paro, hay algunos datos de fondo
preocupantes. Por un lado, todavía hay 882.900 hogares donde todos
sus miembros están en paro, aunque son 95.000 menos que hace un año. Por
otro, baja el porcentaje de
parados que cobran el desempleo: cobraban
alguna ayuda en febrero 1.722.042 parados, el 66,77% de los parados
registrados en las oficinas de empleo, frente al 69,44 % hace un año. Y además,
la mayoría (813.181) cobran un subsidio asistencial (480 euros al mes),
mientras sólo 908.861 parados registrados cobran el subsidio contributivo
(1.014,90 euros mensuales). Y ha subido el número de parados que llevan más
de 1 año sin trabajo (1.065.400 parados),
con lo que el 38,10% son “parados de larga duración” y tienen mucho más difícil
recolocarse.
Lo más preocupante es que la tasa de paro ha subido
en el primer trimestre, del 10,61% en que estaba a finales de 2024 al 11,36%,
aunque es mucho más baja de la tasa de paro que teníamos hace 5 años (14,4%).
Una tasa muy alejada de Europa, donde es menos de la mitad (5,7%
en la UE-27 y 6,1% en la zona euro), siendo la tercera parte en Alemania
(3,1%), según Eurostat. Y ha subido este trimestre la tasa de paro juvenil (menores 25 años),
que en España es el 26,5%, frente al 14,5% en Europa y el 6,3% en
Alemania. Además, persiste el problema de que hay 2 Españas en el paro.
Una, 8 autonomías con alta tasa de paro: Melilla (26,6%), Ceuta
(26,1%), Extremadura (16,6%), Andalucía (16,4%), Baleares (14,78%), Canarias
(13,27%), Castilla la Mancha (13,27%) y Murcia (12,83%). Y otra, las 8
autonomías que tienen una tasa de paro casi “europea”:
Navarra (7,49% de paro), País Vasco (7,71%), Cantabria (7,86%), Aragón (8,29%),
Castilla y León (8,70%), Galicia (8,80%) y Cataluña (8,91%), según la EPA de marzo.
Con todo, lo más positivo sigue siendo la mejor
calidad del empleo que se crea en España, tras la reforma laboral de
2022. Este primer trimestre, el
43,07% de los contratos firmados son indefinidos, algo menos
que hace un año (44,5% el primer trimestre de 2024) pero un porcentaje muy
superior a los de 2023 (38,7%), 2021 (10,9%) y la media de 2014 a
2020 (sólo entre el 6 y el 8% de los contratos eran indefinidos). Con ello,
ya hay 15,7 millones
de asalariados con contrato indefinido, el 84,88% del total,
frente al 74,61% de fijos a finales de 2021). Lo que no mejora son
los contratos a tiempo parcial (por horas o días), que aumentan
(+134.400 en el último año) y superan los 3 millones de asalariados, sobre
todo por las mujeres (el 73,6% de estos contratos), que trabajan a
tiempo parcial porque no encuentran trabajos a jornada completa o para
cuidar a hijos y mayores.
Ahora, en 2015, el Gobierno y los expertos creen que España
seguirá creando empleo, más que el resto de Europa pero menos que en
2023 y 2024, porque creceremos algo menos (+2,6%, frente al +3,2% en 2024).
La previsión
enviada por el Gobierno a
Bruselas, en octubre de 2024, apostaba por crear 1,6
millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos, aunque realmente
se han creado +468.100), 2025 (548.645 empleos) y 2026 (494.878
empleos), con el objetivo de que España roce los 23 millones de ocupados
(22.989.350 en 2026) y baje su tasa de paro del 10% en 2026 (ahora
parece más factible).
Los datos indican que estamos en el buen camino para
lograr ambos objetivos. Pero el Gobierno Sánchez no puede “lanzar
las campanas al vuelo” con el empleo y el paro, por dos razones.
Una, porque seguimos siendo el país de Europa y de la OCDE (36 paises) con
la mayor tasa de paro: 11,36% en España frente al 5,7% en la
UE-27 y el 4,8%
en la OCDE. Y la otra, porque la tasa de empleo en España es
mucho más baja que en Europa: a finales de 2024 trabajaban el 71,4% de
los que tienen entre 20 y 64 años, frente al 75,8% que trabajaban en
Europa, el 75,1% en Francia o el 81,3% en Alemania, según
Eurostat. A lo claro :que España tiene 1,08 millones de
personas menos trabajando que las que deberíamos tener si fuéramos como la
media europea. Y que trabajan 2,4 millones de españoles menos de
los que trabajarían si tuviéramos
la tasa de empleo de Alemania.
Ese es nuestro gran reto: reformar la economía para
que ofrezca empleo a más gente (entre 1 y 2 millones más) y eso
permita reducir la tasa de paro “a niveles europeos”. En eso
deberíamos centrarnos a medio plazo, sin regodearnos en los récords. Y
eso implica tomar 2 medidas a corto plazo, que exigen (¡ cómo no¡ ) un
pacto político económico y social. Una, aprobar un Plan de empleo,
para fomentar la contratación de parados mayores de 45 años, mujeres y jóvenes,
sobre todo en esas 8 regiones con más paro que la media, canalizando
inversiones públicas y privadas e
incentivos a las contrataciones.
Y la otra, reformar de verdad las oficinas de empleo,
porque no ayudan a los parados a recolocarse. Se han cumplido 2 años
de la Ley de Empleo (entró en vigor el 2 de marzo de 2023) y no ha
funcionado: ni se ha hecho un perfil de los parados ni se les ayuda
individualmente a colocarse. De hecho, las oficinas de empleo sólo
colocan al 1,9% de los parados y apenas un 10% de los
desempleados hacen cursos de formación (largos y poco útiles). Y en la web del SEPE sólo
hay registradas 83.444 empresas y 29.305 ofertas de empleo. Urge cambiar
la operativa y dotar de medios a estas oficinas, gestionadas
de forma muy desigual por las autonomías.
Además, este 1º de mayo habría que pensar
también en el empleo a medio plazo, porque el mercado laboral va a
cambiar radicalmente en los próximos años. En el mundo, 59 de cada 100
trabajadores necesitarán “cualificarse” para no perder sus empleos actuales,
por la tecnología, la robotización y la inteligencia artificial (IA), según el
último informe
sobre el futuro del empleo del Foro Económico Mundial. Y en el caso de
España, este informe señala que 4 de cada 10 trabajadores españoles
deberán mejorar sus habilidades para tener empleo en 2030. Los expertos
laborales y las empresas reiteran la urgencia de formación y
reciclaje de los trabajadores, para mejorar su cualificación y afrontar
la demanda de nuevos empleos: muchos empleos actuales desaparecerán
(administrativos, secretarias, asistentes administrativos, cajeros de banco…) y
se crearán otros (analistas de datos, expertos en IA, desarrolladores de
software, técnicos ambientales, expertos en ciberseguridad…).
En definitiva, que no basta con que la economía española cree
más empleo, para conseguir una tasa de paro “europea”, sino que hay que formar
a los jóvenes en los futuros empleos que van a demandarse en los
próximos años y reciclar a los empleados actuales para que no pierdan su
empleo en el futuro. Esto exige una mayor inversión en formación y “capital
humano”, con importantes cambios en el diseño de la educación, desde la
escuela a la Universidad, y con mayor gasto en formación de las empresas y el
Estado. Hay que prepararse desde ya al empleo que viene, con
acuerdos entre Gobierno, empresas y sindicatos para configurar la oferta
de empleo que exige el futuro. Un reto del que apenas se habla este
1º de mayo, mucho más de fondo que la jornada laboral o los salarios.
El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Además, este año la Semana Santa ha caído en abril y no en marzo (como en 2024), lo que ha restado empleo entre enero y marzo. Por todo ello, en el primer trimestre se perdieron -92.500 empleos, aunque son menos que en el primer trimestre de 2024 (-139.700), según la EPA publicada este lunes. Con todo, a finales de marzo había en España 21.765.400 ocupados, así que trabajan 2,08 millones de personas más que hace 5 años, antes de la pandemia (19.681.300 ocupados en marzo 2020).
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jueves, 30 de enero de 2025
EPA 2024: empleo y paro récords, pero...
El empleo cerró 2024 con la creación de 468.100
nuevos empleos, la 3ª mayor subida, tras 2021 (+840.600 empleos) y 2023 (+783.000). Y lo
más llamativo: el paro bajó al 10,61%, la menor tasa desde junio de
2008. Además, el empleo es de calidad: el 84,5% de los
asalariados tienen ahora un contrato indefinido. Pero no podemos
olvidar dos datos que pesan como una losa: España es el país con más
paro de Europa y la OCDE y tenemos una baja tasa de empleo, por lo
que necesitamos que trabajen otro millón largo de españoles más. No podemos “dormirnos
en los laureles”. Hay que seguir modernizando la economía e invirtiendo para
que trabaje más gente y baje más el paro. Habría que aprobar dos
medidas: un Plan de choque para los parados mayores, mujeres, jóvenes
y 6 regiones con alto paro y una reforma a fondo de las oficinas de empleo,
gestionadas por las autonomías, que no funcionan. Pero ambas medidas
exigen algo hoy imposible: acuerdos políticos, económicos y sociales. Enrique Ortega
Otro año más, las Navidades no han sido buenas para el empleo, que sólo creció en +34.800 personas en el 4º trimestre, un pequeño aumento, aunque mejor que en las Navidades de 2023 (-19.000 empleos) y 2022 (-81.900 empleos). Pero como el resto del año fue bueno para el empleo, sobre todo la primavera (+434.700 empleos en el 2º trimestre), 2024 se ha cerrado con 468.100 personas más trabajando en España, según la EPA publicada el martes. Es el tercer mejor año para el empleo desde la pandemia, tras los anteriores récords de 2021 (+840.600 ocupados) y 2023 (+783.000 ocupados). Con este nuevo aumento, ya trabajan en España 21.857.900 personas, otro récord histórico, que supera con creces el mejor dato de nuestra historia, las 20.646.000 personas que trabajaban en junio de 2008. Y desde antes de la pandemia (2019), España ha creado 1.891.000 nuevos empleos.
En 2024, el aumento del empleo (+468.100
ocupados) se ha dado más entre los hombres (+260.700) que entre las
mujeres (+207.400), concentrándose sobre todo en los mayores de 50 años
(+328.100 empleos, el 70% del total) y entre los más jóvenes (+104.300
empleos entre los menores de 24 años), cayendo sólo la ocupación entre 40 y 45
años. Un dato relevante es el mayor aumento del empleo entre los
extranjeros (+189.900 empleos, +5,72%) y con doble nacionalidad (+218.800 empleos, +21,95%) que entre los españoles
(+59.400 empleos, +1,30%), según el INE. Eso significa que sólo 1 de cada 8 empleos creados en 2024 han ido a españoles (el 12,6%), mientras el 87,4% del nuevo empleo fue para extranjeros y trabajadores con doble nacionalidad. Y que el 15,17% de los ocupados en
España (1 de cada 6,6 trabajadores) son extranjeros.
La mejora del empleo en 2024 se ha debido casi toda al sector
privado (+453.500 empleos) y apenas creció el empleo público
(+14.600 ocupados). Y el motor del empleo volvieron a ser los servicios (+424.600
empleos), sobre todo por el turismo, la hostelería, el comercio, creciendo
también en la industria (+55.300) y la construcción (+44.800), aunque cayó en
el campo (-56.600 ocupados en agricultura). Por autonomías,
el mayor aumento porcentual del empleo se ha dado en Asturias(+8,58%:
+33.900 empleos), Baleares (+5,80%: +32.700 empleos) y Navarra (+5,32%: +16.100 empleos),
aunque en cantidad total, quienes crearon más empleo fueron Madrid (+139.500),
Andalucía (+86.100) y Cataluña (+55.200). Y choca la caída del empleo en
el País Vasco (-43.200) y Murcia (-6.600) y Extremadura (-900).
El paro en 2024 ha bajado más entre las mujeres
(-167.100) que entre los hombres (-98.200), aunque hay más paradas
(1.362.600 frente a 1.232,900 parados) y tienen una mayor tasa de paro
(11,83% frente al 9,53% los hombres). Y el paro ha bajado especialmente entre
los que tienen de 25 a 54 años (-194.300 parados, el 73% de la bajada
total), bajando mucho menos entre los menores de 24 años (-26.600 parados). Con
ello, ha mejorado algo el paro entre los menores de 25 años
(del 28,36 al 24,90%), aunque sigue siendo altísimo y casi duplica al paro
juvenil en Europa (15,3% en la
UE-27), cuadruplicando el alemán (6,4%).
La histórica bajada del paro al 10,61% de los
activos no puede hacernos olvidar que hay 6 regiones con
una tasa de paro muy superior: Melilla (25,80%), Ceuta
(21,79%), Andalucía (15,76%), Extremadura (15,26%), Comunidad
Valenciana (12,33%) y Canarias (11,91%), mientras hay otras 8
autonomías que tienen una tasa de paro “casi europea”(5,9%
es la tasa paro UE-27): Navarra (6,60%), Aragón (7,62%), Cataluña
(7,87%), Asturias (8,09%, cuando tenía el 11,81% en 2023), País Vasco
(8,11%, aunque tenía el 6,33% de paro en 2023), Baleares (8,20%), Castilla
y León y Cantabria (8,23%), además de Madrid (8,58% de paro en
2024). Tampoco podemos olvidar que hay 833.500 hogares (el 4,3% del
total) con todos sus miembros en paro (la cifra más baja desde 2008).
Pero hay otros datos del paro que son muy
positivos. Uno, que ha subido el número de parados que reciben un
subsidio, tras la reciente reforma del desempleo: son 1.802.483
parados, el 70,38% de los parados registrados (eran el 61,53% en
2019) los que se benefician de
alguna ayuda, según
Trabajo (881.656 cobran un subsidio contributivo que ya está en 1.007
euros mensuales y el resto reciben un subsidio asistencial de 463
euros). Y otro, que siguen bajando los parados de larga
duración, los que llevan más de un año sin encontrar trabajo:
eran 999.700 parados a finales de 2024, el 38,51% de todos los
parados, la mayoría de ellos parados mayores de 45 años y mujeres (558.300).
Junto a la bajada histórica de la tasa de paro (al
10,61%), el
otro gran dato relevante de esta EPA 2024 es la calidad del empleo que
tenemos, no solamente que la cantidad (21.857.900 ocupados)
sea récord. Así, gracias a la reforma laboral (que entró en vigor en
marzo de 2022), en 2024 no sólo trabaja mucha más gente sino que sigue
aumentando el número de asalariados con contrato indefinido: eran 15.712.500
trabajadores, el
84,52% del total, cuando eran el 83,50% a finales de 2023 (y el 74,6%
a finales de 2021). En cambio, han bajado algo los ocupados a tiempo
completo (del 86,5% al 86%) y aumentan algo los trabajadores con contrato
a tiempo parcial (del 13,50 al 14%), que ya han superado los 3
millones a finales de 2024 (de esos 3.059.000 empleos parciales, 2.121.000
los tienen mujeres).
Ahora, en 2015, el Gobierno y los expertos creen que España
seguirá creando empleo, más que el resto de Europa pero menos que en
2023 y 2024, porque creceremos algo menos (+2,4%, frente al +3,2% en 2024).
La previsión
enviada por el Gobierno a
Bruselas, en octubre de 2024, apostaba por crear 1,6
millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos, aunque realmente
se han creado +468.100), 2025 (548.645 empleos) y 2026 (494.878
empleos), con el objetivo de que España roce
los 23 millones de empleos (22.989.350 en 2026) y baje su tasa de
paro del 10% en 2026 (ahora parece más factible).
Los datos
de la EPA 2024 indican que estamos en el buen camino para lograr
ambos objetivos. Pero el Gobierno Sánchez no puede “lanzar las
campanas al vuelo” con el empleo y el paro, por dos razones.
Una, porque seguimos siendo el país de Europa y de la OCDE (36 paises) con
la mayor tasa de paro: 10,61% en España frente al 5,9% en la
UE-27 y el
4,9% en la OCDE. Y la otra, porque la tasa de empleo en
España es mucho más baja que en Europa: a finales de 2023 trabajaban el
70,5% de los que tienen entre 20 y 64 años, frente al 75,3% que
trabajaban en Europa, el 74,4% en Francia o el 81,2% en Alemania, según
Eurostat. A lo claro :que España tiene todavía 1,14 millones de
personas menos trabajando que las que deberíamos tener si fuéramos como la
media europea. Y que trabajan 2,5 millones de españoles menos de los que
deberían trabajar si tuviéramos la tasa
de empleo de Alemania.
Ese es nuestro gran reto: reformar la economía para
que ofrezca empleo a más gente (entre 1 y 2 millones más) y eso
permita reducir la tasa de paro “a niveles europeos”. En eso
deberíamos centrarnos a medio plazo, sin regodearnos en los récords. Y
eso implica tomar 2 medidas a corto plazo, que exigen (¡ cómo no¡ ) un
pacto político económico y social. Una, aprobar un
Plan de empleo, para fomentar la contratación de parados mayores de 45
años, mujeres y jóvenes, sobre todo en esas 6 regiones con más paro que la
media, canalizando inversiones públicas y privadas e incentivos a las contrataciones.
Y la otra medida, reformar
de verdad las oficinas de empleo, porque no ayudan a los parados a
recolocarse. Pronto van a cumplirse 2 años de la
Ley de Empleo (entró en vigor el 2 de marzo de 2023) y no ha
funcionado: ni se ha hecho un perfil de los parados ni se les ayuda
individualmente a colocarse. De hecho, las oficinas de empleo sólo
colocan a menos del 3% de los parados y menos
del 10% de los desempleados hacen cursos de formación (largos y poco
útiles). Y en la web del
SEPE sólo hay registradas 81.000 empresas y 26.227 ofertas de
empleo. Urge cambiar la operativa y dotar de medios a estas oficinas, gestionadas
por las autonomías (cada una a su aire).
En resumen, España crece y crea más empleo que el resto de
Europa, pero no podemos "dormirnos" en los récords. Porque seguimos con un grave problema de fondo: trabaja menos gente y tenemos más paro que Europa. Resolverlo debería ser el gran reto y el primer objetivo de todo lo que hagamos, porque
es la clave para mejorar el futuro. Pero no podemos hacerlo sin grandes
acuerdos económicos, políticos y sociales. Y hoy son imposibles.
Otro año más, las Navidades no han sido buenas para el empleo, que sólo creció en +34.800 personas en el 4º trimestre, un pequeño aumento, aunque mejor que en las Navidades de 2023 (-19.000 empleos) y 2022 (-81.900 empleos). Pero como el resto del año fue bueno para el empleo, sobre todo la primavera (+434.700 empleos en el 2º trimestre), 2024 se ha cerrado con 468.100 personas más trabajando en España, según la EPA publicada el martes. Es el tercer mejor año para el empleo desde la pandemia, tras los anteriores récords de 2021 (+840.600 ocupados) y 2023 (+783.000 ocupados). Con este nuevo aumento, ya trabajan en España 21.857.900 personas, otro récord histórico, que supera con creces el mejor dato de nuestra historia, las 20.646.000 personas que trabajaban en junio de 2008. Y desde antes de la pandemia (2019), España ha creado 1.891.000 nuevos empleos.
El aumento del empleo (+468.100) ha sido mayor que la
bajada del paro, que se ha reducido en -265.300 personas en todo 2024, debido
a que han vuelto a subir “los activos”, las personas que se han
“animado” a buscar trabajo (han crecido en +202.800), alcanzando otro récord
histórico (24.453.300 “activos”). Con todo, este año 2024 ha habido muchas
menos personas que se han “animado” a buscar trabajo, sólo +202.800 frente a +682.400
en 2023 (la tercera parte). Eso puede deberse a una menor entrada de
extranjeros y a que hay menos mujeres y jóvenes que buscan ahora trabajo. La
consecuencia es que tenemos una cifra de parados de las más bajas de nuestra
historia: 2.595.500
parados a finales de 2024. Y
una tasa de paro del 10,61%, que ha bajado del 11% por primera vez
desde junio de 2008 (entonces era del 10,36%), aunque todavía no hemos
alcanzado “el suelo” de junio de 2007 (cuando la tasa de paro era del 7,93%).
El paro ha bajado
sobre todo en los servicios (-100.000 parados) y entre los que perdieron
su empleo hace más de un año (-109.100 parados) y los que lo buscan por 1ª vez
(-56.200 parados), estancándose la cifra de parados en industria, construcción
y agricultura. Y resalta la bajada del paro en Asturias
(-27,32%), Navarra (-26,99%), Canarias (-26.67%) y Baleares
(-24,75%), quizás por el turismo, mientras destaca la subida del paro en
2024 en el País Vasco (+24,88%). Murcia (+18,32%) y Cantabria (+14,69%), según la EPA.
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lunes, 28 de octubre de 2024
EPA verano 2024: empleo récord y mucho paro
El empleo sigue creciendo en España, aunque menos este verano que el
anterior. Y tenemos 21.823.000
personas trabajando, otra cifra
récord y 2 millones más que antes de
la pandemia. También bajan los
parados, medio millón de parados
menos que en 2019. Cara al futuro, el
Gobierno ha enviado a Bruselas un
Plan donde contempla crear 1,6
millones de empleos entre 2024 y 2026, gracias al fuerte crecimiento, los Fondos europeos, el tirón del
consumo, turismo y exportaciones, más el dinamismo de los inmigrantes. Pero hay
un punto negro: España tiene casi el doble de paro que Europa y las previsiones internacionales indican que superará el 11% en 2025. Hay que afrontar esta divergencia histórica con Europa. Urge un Plan de choque para
reducir las bolsas de paro entre jóvenes, mujeres y mayores de 45 años (1,48
millones). Y eso exige un acuerdo entre Gobierno, patronal , sindicatos y autonomías, quienes gestionan (mal) las políticas de empleo. No hay que dormirse
en los récords.
El verano suele ser una buena época para el empleo, por la temporada turística y los contratos en la enseñanza. Este año también, aunque el empleo ha crecido algo menos que el verano anterior: se han creado + 138.300 empleos entre junio y septiembre de 2024, según la EPA conocida el viernes, frente a +188.000 creados el verano de 2023 y los mismos que el anterior (+138.300 el verano de 2022). Con ello, se han creado ya +433.300 empleos este año. Y en España hay ya 21.823.000 personas trabajando, otro récord histórico tras el de junio 2024 (21.648.700 ocupados), el mayor número de personas trabajando en España (hubo un máximo de 20.646.000 ocupados en junio 2008).
En el tercer trimestre,
el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+152.700 empleos),
sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también creó empleo la industria (+23.400), estancándose en la construcción
(sólo +500 nuevos empleos) y cayendo en la
agricultura (-47.800 empleos). El empleo se creó solo en el sector privado (+155.500 empleos) , perdiéndose empleo
público (-17.100), según
la EPA. Y se ha creado casi cinco veces más empleo entre los hombres (+114.800
empleos) que entre las mujeres (+23.500), cayendo el empleo sólo entre los jóvenes de 25 a 34 años (-23.900 ocupados) y entre los de 40 a 44 años (-13.200
empleos). Y del empleo creado (+138.300), 73.000 trabajos han sido para extranjeros
y 63.300 para españoles. Por autonomías,
el empleo ha crecido en 11 regiones, encabezadas por Cataluña (+53.500 ocupados),
Castilla y León (+32.100), Baleares (+35.200) y Andalucía (+24.500) , cayendo en
las 8 regiones restantes, sobre todo en Comunidad Valenciana (-42.300),
País Vasco (-41.900) y Madrid (-12.600).
Esta nueva mejora del empleo en el tercer trimestre (+138.300)
se traducido también en una mejora del paro,
que bajó ligeramente en verano (-1.200
parados), cuando había subido en el
verano de 2023 (+86.300) y 2022 (+31.100 parados), según la EPA. Ello se
debe a que este verano han aumentado menos los españoles “activos”, que buscan
trabajo: han aumentado sólo
en 137.100, la mitad que el
verano anterior (+274.300), permitiendo
así bajar las cifras del paro. Con todo, en España hay un récord
histórico de personas activas (que trabajan o buscan trabajo), un
indicador del fuerte dinamismo del mercado laboral, empujado por
los inmigrantes: 24.577.100 personas “activas”,
1,5 millones más que antes de la pandemia (23,08 millones en el verano
de 2019).
El paro bajó en el tercer trimestre (-1.200 parados),
gracias a que encontraron trabajo muchos que lo habían perdido hace más de
un año (-40.800 parados), bajando también el paro en la construcción
(-12.300 parados) y los servicios (-3.600) y subiendo en la agricultura
(+20.700 parados) y entre los que buscan su primer empleo (+ 41.800 parados. El
desempleo bajó sólo entre las mujeres (-5.300 paradas) y aumentó entre los hombres
(+4.100 parados). Y también creció entre los más jóvenes (+53.100
parados menores de 25 años), bajando sobre todo entre 25 y 54 años (-62.600
parados). Por autonomías, el paro bajó
en 12 regiones, sobre todo en Cataluña (-21.400), Castilla la Mancha (-12.600),
Baleares (-10.900) y Asturias (-10.100), subiendo mucho en Madrid (+47.000
parados), Comunidad Valenciana (+35.100) y Canarias (+6.100), por el
final de la temporada turística.
Hay otros datos
preocupantes del paro que mejoran. El primero, que hay 854.500 hogares con todos sus miembros en
paro (-74.800 menos que hace un año). El segundo, que baja el paro
en las 6 regiones con mayor tasa de desempleo, aunque sigue alta: Ceuta (29,30% de paro), Melilla (27,29%), Andalucía
(16,06%), Canarias (14,40%), Extremadura (13,79%) y Comunidad
Valenciana (13,04%). Contrastan con 6
autonomías que tienen una tasa de
paro casi europea : Baleares (6,17%), Cantabria (7,17%), País Vasco
(7,61%), Navarra (7,72%), Cataluña (8,83%) y Galicia (8,84%). Y el tercero, que
bajan los parados de
larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.025.000
parados, el 37,21% de los
parados (eran el 39,67% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019).
Esto provoca que a muchos
parados se les acabe el desempleo y no
cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema.
En agosto de 2024, último
dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.845.877
desempleados: la mitad cobraban un subsidio contributivo (según lo
cotizado) de 958 euros de media y el resto (49,8%) cobraban un subsidio
asistencial de 480 euros. Eso significa que sólo dos tercios (el 67%) de los
parados
estimados por la EPA de septiembre
(2.754.100) cobran alguna ayuda por desempleo. Y que 908.300 desempleados
no cobran ningún subsidio. Y si
contamos los que están registrados como parados
en el SEPE (2.575.285) , cobran ayudas el 71,67%.
La mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2024 sigue siendo menos precario, de más
calidad, gracias
a la reforma laboral aprobada a
finales de 2021. El balance de enero a
septiembre es muy positivo: un 42,39%
de todos los contratos firmados estos 9 meses (11.408.900) han
sido indefinidos (4.836.300 contratos), aunque este porcentaje es
ligeramente inferior al de enero-septiembre 2023 (43,56%). Y apenas sube sobre
el porcentaje de indefinidos de todo 2023 (42,87% de los contratos). Pero
supone un salto tremendo sobre los indefinidos antes de la reforma laboral: en
2021, sólo el 10,9% de los contratos eran indefinidos. Y entre 2014 y 2020, sólo eran
indefinidos entre el 6 y el 8% de los
contratos. Además, en lo que va de año, más de la mitad de los nuevos contratos
(56,30%) son a
tiempo completo, más de la cuarta parte (29,42%) a
tiempo parcial y el resto, fijos
discontinuos (1.628.400), que son los contratos fijos que se hacen a
muchos que antes eran temporales en el turismo, hostelería y construcción.
El resultado evidente de la reforma laboral es que aumentan
mes a mes los asalariados con contrato
indefinido, que eran el 74% de
los asalariados hace dos años (septiembre 2021),
un 79,81% hace un año y que ahora son ya el 83,59%, con un 16,41% todavía de asalariados con contrato temporal, el mayor porcentaje
en Europa (la media de temporalidad en
la UE-27 es del 14,1%). Los que
más se están beneficiando de los contratos fijos son los jóvenes, cuyos contratos son
ahora fijos en un 75% (antes de la reforma, lo eran menos de la mitad).Y además
de conseguir más contratos indefinidos,
la reforma laboral está consiguiendo contratos temporales que duran más,
al penalizar la cotización de los contratos por días o menos de una semana, que
ahora se hacen mucho menos.
En resumen, aunque el
empleo creció menos este verano (+138.300
ocupados) que en primavera (+434.700) y que el verano pasado (+188.000
ocupados), sigue mejorando, a
pesar del estancamiento en Europa y los conflictos de Ucrania Y Oriente
Próximo. Los expertos
muestran su extrañeza por el alto
nivel de empleo en todo el mundo, con la
tasa de paro más baja en los 38
paises de la OCDE desde principios de siglo (4,9% en agosto de 2024, frente al
5,39% en 2019, antes de la pandemia, el
8,58% en 2009 y el 6,75% en 2001). Una bonanza del empleo en Occidente, a pasar de la inflación,
los tipos altos y la guerra, motivada
por el elevado gasto público tras
la pandemia, las ayudas contra la inflación,
la moderación salarial y el aumento de
los beneficios empresariales, el
envejecimiento de la población (hay menos mano de obra disponible) y la vuelta de mucha producción de Asia y paises
en desarrollo a los paises desarrollados, tras los “embudos” en las cadenas de producción post-pandemia.
Esta mejoría internacional del empleo en
los últimos años ha sido mayor en España,
según
los datos oficiales: el 60% de todo el empleo creado en Europa en
2023 se ha creado en España. Respecto a diciembre de 2019 (antes de la pandemia), la
creación de empleo aumentó más en España (+7,1% hasta septiembre 2023) que en Francia (+4,9%), Italia
(+2,2%) o Alemania (+1,3%). Y si
analizamos la creación de empleo desde diciembre de 2021 (antes del inicio de la
guerra en Ucrania), también se ha
creado más empleo en España (+5,2%
hasta septiembre 2023) que en Italia (+3,2%), Francia (+1,7%) o Alemania
(+1,6%). Y en los 9 primeros meses de 2024 se han
creado otros 433.000 empleos. Las razones son varias: el mayor tirón del turismo y los
servicios, la menor caída de las exportaciones, el menor peso de la industria
(que está creando menos empleo), la menor inflación y los salarios más bajos, que mejoran nuestra competitividad.
Pero ahora, cara al 4º
trimestre de 2024 y, sobre todo, ante
2025, preocupa el futuro del empleo, en Occidente y más en Europa,
dado el bajo crecimiento esperado, los altos tipos (a
pesar de las 3 rebajas del BCE) , la incertidumbre sobre la energía y la
inflación y los conflictos geopolíticos. Por eso, tanto la OCDE como el FMI auguran una menor creación internacional
de empleo en 2024 y, sobre todo, en
2025. Mientras, el Gobierno Sánchez acaba de enviar a Bruselas su Plan
económico a medio plazo, donde refleja sus previsiones de empleo: prevé
la creación en España de casi 1,6 millones de empleos entre 2024 (+556.132
empleos), 2025 (548.645) y 2026 (494.878 empleos), con lo que España rozaría
los 23 millones de ocupados en 2026 (22.989.350), otro
hito histórico.
El Gobierno
justifica esta fuerte creación de empleo entre 2024 y 2026 en varios “motores”:
el fuerte crecimiento de la economía española (+2,7% en 2024, lo mismo
que en 2023, aunque el FMI cree que creceremos un +2,9%, otro +2,5% en 2025 y
+2,2% en 2026), el tirón de la inversión por los Fondos europeos, la
fuerza del consumo y las exportaciones españolas (que crecen más
que otras europeas), las reformas económicas y laborales (reforma
del desempleo en 2025) y, sobre todo, el dinamismo del empleo, gracias a la
alta actividad y el empleo de los inmigrantes (y la regularización de
500.000 “irregulares” en 2025).
El punto negro de estas previsiones sigue
siendo el
paro, que seguirá muy alto: el
Gobierno ha enviado a Bruselas una previsión de que acabará el año 2024 en el 11,2%
(como está ahora), lo que casi duplica el paro previsto en la UE-27 (6,1%).
Y prevé bajarlo al 10,3% en 2025 (6% en la UE-27), aunque el FMI y la
Comisión Europea lo ponen en duda y creen que el paro español seguirá
el año próximo por
encima del 11%. La clave es cómo conseguir que nuestro mayor crecimiento aporte empleo suficiente para atender a más demandantes de empleo, conseguir
que en España trabaje más gente y tener una tasa de paro “europea”.
Mucho tiene que ver con el modelo económico y nos obliga
a una reforma a fondo de las oficinas de empleo, que apenas
ayudan a los parados a recolocarse.
Por todo esto, no hay que caer en la complacencia:
crecemos más que la mayoría de los paises y creamos más empleo, pero seguimos
teniendo casi el doble de paro que Europa. Y eso nos obliga a reformar
y modernizar la economía, a promover la creación de empleo
en múltiples empresas y sectores (que siguen “cortos de personal”), mejorar
la formación y la empleabilidad de la mano de obra y aprovechar los Fondos
europeos, la digitalización y la
descarbonización de la economía para crear nuevos negocios y empleos. Pero,
además, el Gobierno debería promover
un Plan de choque, para reducir las bolsas de paro entre los jóvenes,
las mujeres y los mayores de 45 años (son 1.485.685
parados, el 57,7% de todos los parados, “un
ejército de parados” a los que hay que ofrecer una salida…). Y este Plan
debe negociarse con patronal, sindicatos y autonomías, que son quieres
gestionan las políticas de empleo y las oficinas del SEPE (mal, con pocos
medios y escasa efectividad).
En resumen, sigue mejorando el empleo, pero preocupa que
“pinche” en los próximos meses. Y
todavía tenemos demasiado paro,
concentrado en los mayores, las mujeres y los jóvenes, que siguen esperando una oportunidad. Crear más empleo y de calidad debería concentrar los esfuerzos esta
Legislatura. Porque el empleo es la base
de todo.
Enrique Ortega
El verano suele ser una buena época para el empleo, por la temporada turística y los contratos en la enseñanza. Este año también, aunque el empleo ha crecido algo menos que el verano anterior: se han creado + 138.300 empleos entre junio y septiembre de 2024, según la EPA conocida el viernes, frente a +188.000 creados el verano de 2023 y los mismos que el anterior (+138.300 el verano de 2022). Con ello, se han creado ya +433.300 empleos este año. Y en España hay ya 21.823.000 personas trabajando, otro récord histórico tras el de junio 2024 (21.648.700 ocupados), el mayor número de personas trabajando en España (hubo un máximo de 20.646.000 ocupados en junio 2008).
La cifra total de parados
EPA se reduce en un millón desde el
fatídico verano de 2020 (pandemia)
y queda en 2.754.100 parados
estimados a finales de septiembre 2024, un
dato que no se veía desde septiembre de
2008 (2.600.700 parados). Y la tasa
de paro baja al 11,21%, según la EPA,
mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,23%). Eso sí,
todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,9% en la UE-27) y
cuadruplicamos la alemana (3,5% de paro), según Eurostat. Y baja
ligeramente la tasa de paro de los jóvenes (menores
25 años), al 26,89% (la
más baja desde 2008), que casi duplica la europea (14,3%
en la UE-27).
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jueves, 10 de octubre de 2024
Universidad: alumnos récord, financiación escasa
Más de 1,8 millones de universitarios han iniciado
otro curso, un récord histórico de alumnos, sobre todo en Masters y
Grados online. Pero las Universidades públicas están faltas de
recursos (secuela de los recortes desde 2010), incluso con problemas
para pagar nóminas (los 6 Rectores de Madrid han pedido 200 millones
a Ayuso), calefacción y servicios. Los rectores han pedido a las
autonomías, que financian el 65% de las Universidades, que firmen Planes
plurianuales, para asegurarles financiación suficiente y reforzar
plantillas (el 49% docentes son “temporales”) y estudios. Exigen que se cumpla
la nueva Ley de Universidades (LOSU), de 2024, que promete invertir un
1% del PIB en Universidades (frente al 0,76% actual), 3.596 millones más.
El problema es quien lo paga. Porque las autonomías “se
escaquean”, mientras las del PP apoyan nuevas Universidades privadas (13
en Madrid, 4 en Andalucía y 43 en toda España) .Y el Gobierno no
consigue aprobar el Presupuesto 2025, clave para aportar más fondos.
Urge apostar por la Universidad, financieramente asfixiada. Enrique Ortega
Este Curso 2024-25 han iniciado la Universidad los jóvenes nacidos en 2006, un año con un récord de nacimientos (482.957), lo mismo que entre 2005 y 2010 (486.575), lo que ha alimentado el número de universitarios: de 1.548.369 matriculados en 2015-16 se pasó a 1.762.459 el curso 2023-2024 y este Curso se espera superar los 1.800.000 universitarios, entre los que estudian un Grado (1.400.000), un Master (casi 300.000) o un Doctorado (otros 100.000). Son 256.000 universitarios más que hace 8 Cursos (2015-16), gracias al aumento de jóvenes en España, a su mayor ingreso en la Universidad (el 31,6% de los que tienen entre 18 y 24 años, cuando eran el 30,3% de los jóvenes en 2013) y al aumento de alumnos internacionales (de 101.000 a casi 180.000 este Curso).
Con este récord histórico de universitarios para
2024-25, España se consolida como uno de los paises de Europa y del mundo
con más universitarios, mayores y jóvenes. En el conjunto de la
población (25 a 64 años), tenemos un 41,4% de universitarios, frente al 40,7% en
la OCDE y el 37,7% en la UE-25 (42,4% en Francia, 33,9% en Alemania y 21,3% en
Italia), según
el último informe educativo de la OCDE (datos 2023). Y si miramos sólo a
los jóvenes (25 a 34 años) el porcentaje de universitarios es aún mayor: 52%
en España, frente al 47,4% en la OCDE (51,85% en USA y más del 57% en
Japón, Irlanda, reino Unido o Noruega) y el 44,2% en la UE-25 (51,8% Francia,
38,5% Alemania o 30,75% Italia).
Este liderazgo universitario de España
contrasta con las quejas
constantes de falta de financiación de los rectores de las
Universidades españolas (CRUE). Según
sus informes, no se han recuperado todavía de los recortes
presupuestarios (-30% de transferencias) hechos a partir de 2009 por el Gobierno (ZP y sobre todo Rajoy) y por
las autonomías. Y aseguran que, descontando la inflación, hoy
reciben entre un 15 y un 20% menos que en 2009, aunque tienen 256.000 universitarios
más. Eso les ha obligado estos años a no cubrir jubilaciones, a hacer
contratos basura a los profesores (el 49% de los docentes universitarios
tienen contratos temporales, frente al 23% los camareros), a no poder
ampliar programas y Master y a tener problemas para pagar la luz o la
calefacción…
Un grave problema económico y financiero para la
Universidad que no se debe solo a los recortes sino a un problema
estructural: España financia menos la Universidad que otros paises. Así,
el gasto total por estudiante universitario en España era de 15.654
dólares en 2021 (último
dato de la OCDE), frente a 20.499 dólares en la OCDE (36.274 en USA y
33.574 en Reino Unido) y 20.027 dólares en la UE-27, un 28% más que
nosotros (27.756 dólares por universitario en Suecia, 23.864 en Paises Bajos, 21.963
en Alemania, 20.458 en Francia y 13.717 en Italia), homogeneizando en todos
la inflación. Eso se traduce en que Europa destina un 1% de su PIB a
financiar sus Universidades, mientras España destina el 0,76%.
Pero no sólo financiamos menos la Universidad. También lo
hacemos de forma diferente, con menos peso de la inversión
pública y más aportación de los estudiantes y sus familias (tasas y
matrículas). Así, el gasto público en Universidades supone en España el
67% del gasto universitario, frente al 68% en la OCDE y el 76% en la UE-25 (84%
en Alemania, 79% en Francia o 60% en Italia). Y el 28,8% del gasto universitario
es privado, frente al 19,2% en la OCDE y el 13% en Europa. Y la
mayoría de esta aportación privada, un 19% de la financiación total, la
aportan los alumnos y sus familias (pagando matrículas y tasas).
Otro problema de España es que hay una gran desigualdad
en la financiación universitaria por autonomías (que tienen la competencia
y aportan, de media, el 65% de la financiación total). Así, hay una serie de autonomías
que transfieren a sus Universidades menos que la media (7.378 euros/universitario
en 2021-22) : Madrid (6.005 euros por universitario, -19,6%), Murcia
(6.712), Cataluña (6.756), Baleares (6.907) y Extremadura
(6.959 euros), según
el Informe CYD 2023. Y entre las autonomías que mejor financian sus
Universidades destacan La Rioja (10.068 euros/universitario), País
Vasco (9.995), Cantabria (9.775) y Navarra (9.625 euros). En
contrapartida, las que menos aportan son las autonomías donde los alumnos
pagan más tasas y matrículas: Madrid (2.009 euros/alumno), Cataluña
(1.970), Navarra (1.740) y Comunidad Valenciana (1.713 euros). Y mientras, hay
otras donde pagan en tasas y matriculas poco más de 1.000 euros (la
mitad que Madrid): Canarias (1.049), Galicia (1.059), Andalucía (1.150),
Baleares (1.157) y Asturias (1,190 euros/alumno).
A la vista de este panorama (más alumnos y
cursos y escasa financiación), la mayoría de las universidades públicas
tienen serios apuros económicos, otro Curso más. La situación
financiera más penosa se da en las 6 Universidades públicas de Madrid,
la autonomía que menos financia a sus universitarios (y la más cara). Los Rectores
acaban de lanzar un SOS:
necesitan 200 millones extras para seguir funcionando, para pagar sus
nóminas. Y piden al Gobierno regional que pague a sus profesores como
hace con el personal sanitario público y docentes de Colegios e institutos
públicos. Argumentan que las transferencias de la Comunidad son menores que las del resto (suponen un
0,4% del PIB regional, frente al 0,55% de media) y los gastos crecen cada año. Y
no saben todavía lo que les aportarán en 2025, porque no hay Presupuesto. Además,
temen que la presidenta Ayuso retrase concretar su aportación hasta que no
apruebe la Ley
de Universidades regional, con la que están enfrentados los
Rectores madrileños, porque creen que ”invade
su autonomía”.
Si la situación financiera de la mayoría de
Universidades es precaria, lo será más este Curso y los siguientes,
porque entra en vigor la nueva
Ley de Universidades, la LOSE, la 4ª de la democracia (BOE 22 marzo 2024).
Su objetivo es reorganizar las Universidades, mejorando y
estabilizando las plantillas docentes, mejorar los programas e
internacionalizarlas. Objetivos que supondrán una mejora de la calidad y la
formación universitaria pero tendrán más coste. Sólo el tema de regularizar
plantillas (el 49% de los docentes son temporales), cubrir vacantes y
jubilaciones les supondrá a las Universidades un
coste extra de 843 millones de euros, según los Rectores (CRUE). Y
luego están los costes extras de las mejoras docentes y los programas de investigación
e internacionalización. Los rectores insisten en que, hoy, no
saben quien lo va a pagar ni cuándo. Y temen que su situación vaya a peor.
La propia LOSU establece, en su artículo 55, que “las
Administraciones públicas dotarán a las Universidades de los recursos necesarios,
de acuerdo con las disponibilidades presupuestarias de cada ejercicio”, pero
no concreta ni quién ni cuándo. Sí concreta el cuánto: “dedicar
como mínimo el 1% del PIB en gasto
público en educación universitaria pública para todo el Estado”. Como ahora ese
gasto es del 0,76% del PIB, subirlo al 1% supone gastar 3.596 millones
adicionales (con el nuevo PIB de 2023). Pero sigue
sin concretarse quien lo paga, aunque el Gobierno ha propuesto que
cada Universidad firme un Acuerdo Plurianual con su Gobierno
regional y que el Presupuesto del Estado lo complete.
Pero de momento, casi ninguna autonomía (salvo
Andalucía) ha firmado ningún acuerdo de financiación a medio plazo con
sus Universidades, que insisten en saber cuanto antes el dinero con que pueden
contar para planificar su gestión, desde la política de personal (que se lleva
dos tercios del gasto) a los nuevos programas. Y, en paralelo, el Gobierno Sánchez
no
consigue aprobar los Presupuestos 2025, con lo que va a tener difícil
aportar más recursos. De momento, ha aprobado 1.300 millones para becas
universitarias en 2024-25 (que benefician a medio millón de
universitarios), pero queda
reformar el sistema de becas, porque los umbrales son demasiado altos para
muchas familias (con la inflación) y la dotación es insuficiente (con el aumento de costes
del alquiler). Otra medida que sí está en marcha es el
programa María Goiri, por el que el Estado y las autonomías van
a financiar 5.600 plazas de profesores y ayudantes doctores en las
Universidades públicas españolas.
Pero la mayor parte de la nueva financiación de las
Universidades, obligada por la LOSU, “sigue en el aire”,
aunque el Curso 2024-25 lleve un mes en marcha. El problema concreto es que la
mayor parte de la financiación pública (el 82%) la aportan las autonomías y las
11 gobernadas
por el PP no están de acuerdo con la
LOSU y no quieren financiarla ni poner más recursos para las
Universidades públicas. Y varias autonomías del PP se están dedicando a
promover y autorizar Universidades privadas.
El caso más llamativo es Madrid:
tiene 6 Universidades públicas y 13 Universidades privadas, con
la intención de aprobar este otoño la Universidad privada nº 14 (la
Universidad Abierta de Europa, virtual), a pesar del voto negativo de 10
miembros (7 del PP) en la última Conferencia de Política Universitaria estatal.
Y hay otras 4 Universidades privadas que esperan su turno… (serían 18).
En
Andalucía, se acaba de aprobar el desembarco de la 4ª Universidad
privada en los últimos 10 meses (a las que habría que sumar una 5ª, la
entrada de la Universidad de Comillas). Canarias tiene otras 4, Castilla
y León 5, País Vasco 3, Aragón 2 y Cataluña sigue con 7,
mientras tienen 1 Universidad privada las restantes (salvo Asturias,
Baleares, Extremadura y Castilla la Mancha, donde no se ha autorizado ninguna
privada). En total, 43
Universidades privadas, frente a las 17 en 1977, mientras se mantienen
(desde 1.998) las 50 Universidades
Públicas.
El exministro Castell aprobó en 2021 un Decreto
para garantizar la calidad de las nuevas Universidades que se aprobaran, para
evitar la proliferación de Universidades privadas poco profesionales, sobre
todo virtuales, sin medios ni programas ni profesorado. Pero las nuevas
Universidades han sabido adaptarse y conseguir aprobar nuevos proyectos, que la
mayoría de los Rectores critican duramente, considerándolas de baja calidad.
Por eso, el Gobierno estudia
ahora cambiar el Decreto, para frenar la proliferación de
Universidades privadas “low cost”. Pero el PP y sus Gobiernos las apoyan,
como al resto de enseñanza concertada y privada. Y, además, muchos están bajando
impuestos y reduciendo recaudación, con lo que no están a favor de
aumentar mucho su financiación a las Universidades públicas.
Pero la Universidad española, básicamente la pública,
tiene un problema estructural: va a tener cada año más alumnos,
al menos hasta 2041 (cuando accedan una parte de los nacidos en 2023, 322.075
niños, 160.000 menos que los nacidos en 2006 y que ingresan
ahora) y van a tener más gastos, para renovar profesores, programas y poder
competir por alumnos en Europa y el mundo. Y sólo hay dos opciones: o
los alumnos de las universidades públicas pagan más (ya pagan más que en
la mayoría de Europa) o reciben más financiación pública, del Estado
central y las autonomías, lo que exige recaudar más (no menos) y destinar más
recursos a formar mejor a nuestros universitarios. También ayudaría que empresas y bancos financiaran más la Universidad pública, como en muchos
paises. Lo que no podemos es dejar que las Universidades sigan en
pérdidas.
Aumentar la financiación a las Universidades públicas es un requisito básico para mejorarla y que no
quiebre a medio plazo, en beneficio de las Universidades privadas (carísimas).
Pero no es suficiente. Las Universidades (todas) han
de afrontar una profunda reforma, para conseguir que los 200.000
licenciados que producen cada año tengan futuro. Porque actualmente, tienen
más trabajo y menos paro que los jóvenes que no son universitarios, pero
todavía están mucho peor que los universitarios europeos. Por un lado,
sólo el 83% de los universitarios españoles de 25 a 24 años está
trabajando, frente al 87% en la OCDE y en la UE-25, el 88% en Francia, el
89% en Alemania, el 91% en Reino Unido y el 92% en Paises Bajos, según
la OCDE. Y los universitarios españoles (25 a 34 años) tienen un
9% de paro, frente al 5% en la UE-25 y el 3% en Alemania.
Corregir este “drama”, que la Universidad
siga siendo “una
fábrica de parados”, exige no sólo tener más financiación sino
hacer un cambio estructural, con múltiples medidas:
derivar más alumnos a carreras técnicas y con más empleabilidad, modificar los
planes de estudio con la colaboración de empresas e instituciones, reducir la
endogamia y aumentar la presencia de profesores que trabajan en empresas e
instituciones, mejorar la formación práctica y los periodos de formación en
empresas y en el extranjero, flexibilizar las pasarelas de acceso e intercambio
a la FP de Grado Superior y realizar auditorías externas, sobre la
enseñanza, el gasto y la gestión, para que los recursos públicos y los años de
enseñanza sean más eficaces. Parte de estas medidas se incluyen en la LOSU,
pero el resto deben ser fruto de una
mayor implicación de la Universidad con la economía y la sociedad.
Podemos estar orgulloso de ser líderes en universitarios, pero también lo somos
en parados. Hay que analizar propuestas, conseguir recursos y agilizar
los cambios. Pactar entre todos otra Universidad.
Este Curso 2024-25 han iniciado la Universidad los jóvenes nacidos en 2006, un año con un récord de nacimientos (482.957), lo mismo que entre 2005 y 2010 (486.575), lo que ha alimentado el número de universitarios: de 1.548.369 matriculados en 2015-16 se pasó a 1.762.459 el curso 2023-2024 y este Curso se espera superar los 1.800.000 universitarios, entre los que estudian un Grado (1.400.000), un Master (casi 300.000) o un Doctorado (otros 100.000). Son 256.000 universitarios más que hace 8 Cursos (2015-16), gracias al aumento de jóvenes en España, a su mayor ingreso en la Universidad (el 31,6% de los que tienen entre 18 y 24 años, cuando eran el 30,3% de los jóvenes en 2013) y al aumento de alumnos internacionales (de 101.000 a casi 180.000 este Curso).
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