Mostrando entradas con la etiqueta Marruecos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Marruecos. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de junio de 2025

El Sahel, una región crítica para España

La seguridad de Europa no está en riesgo sólo por Putin y el imperialismo ruso. Hay otro riesgo grave en el flanco sur de Europa, que preocupa especialmente a España: el Sahel, 10 paises de África situados debajo del Sahara, donde crece la violencia y el terrorismo yihadista, forzando la inmigración hacia España (Canarias) y Europa, para huir de la guerra y el hambre. El último informe de Seguridad Nacional da la alerta: el Sahel es “una región crítica para España”, de donde proceden ya el 74% de los inmigrantes que llegan por mar. Y señala a esta inmigración ilegal como el tercer mayor riesgo de seguridad para España, tras los Ciberataques y la desinformación. El problema es que Europa se ha desentendido del Sahel, tras la marcha de fuerzas francesas y europeas, y Rusia ha ocupado su lugar, con armas y mercenarios, mientras China invierte y vende armas. España se juega mucho en el Sahel, la amenaza del sur de la que apenas hablan Europa y la OTAN.

                                                                                                                       Mapa CIDOB

El Sahel (“la costa”, en árabe) es la franja de paises situados en África, al sur del Sahara, , como la antesala entre el desierto y el verde de la sabana al sur. Lo integran 10 paises, según la estrategia de la ONU para el Sahel (UNISS), que ocupan una franja de 6.000 kilómetros de larga y 600 kilómetros de ancho, que va desde el Atlántico hasta casi el Mar Rojo (ver mapa): Senegal, Mauritania, Gambia, Guinea, Malí, Burkina Fasso, Níger, Chad, Camerún y Nigeria. Estos 10 paises tienen 7 veces el tamaño de España y alguno, como Chad, es tan grande como Francia, Alemania e Italia juntos. Tienen unos 350 millones de habitantes y una demografía explosiva : el 70% de la población en los 5 paises centrales (Mauritania, Malí, Níger, Burkina Fasso y Chad) son menores de 24 años

El Sahel es una región donde múltiples factores han llevado a la pobreza, la desigualdad y la violencia. Por un lado, las fronteras entre los paises son artificiales, creadas por las metrópolis europeas (sobre todo, Francia) , lo que agrava los conflictos étnicos entre diversos pueblos y entre agricultores sedentarios y ganaderos nómadas. Por otro, el cambio climático, las sequías y las malas cosechas han multiplicado el hambre y la pobreza en la región: el 50% de los habitantes del Sahel viven por debajo del umbral de la pobreza y 1 de cada 6 no tiene para comer, según la ONU. Y han sufrido décadas de regímenes corruptos, que se han aprovechado de las riquezas naturales y que han llevado a la violencia: 4 golpes de Estado (2 en Malí, en 2020 y 2021, otro en 2022 en Burkina Fasso y otro en Níger en 2023).

Además del hambre, la desigualdad y la corrupción política, lo que ha destruido el Sahel en los últimos años es la violencia y el terrorismo yihadista. En 2024, el 51% de las muertes por terrorismo en todo el mundo se produjeron en el Sahel, según Global Terrorism Index 2024: 3.885 muertes (10 veces las de 2019)  de un total de 7.555 en el mundo. La mayoría de estas muertes las han provocado dos grupos terroristas yihadistas: IS Sahel, la filial del Estado Islámico (con fuerte presencia en Níger) y JNIM, la rama de Al Qaeda, con fuerte presencia en Malí y Burkina Fasso. Sus actividades terroristas, sobre todo en el triangulo fronterizo entre Malí, Níger y Burkina Faso (ver mapa) han provocado más de 10.000 muertes en los últimos años y la huida de millones de personas: los desplazados internos en el Sahel superan los 3 millones, según ACNUR, y hay más de 1 millón de refugiados y solicitantes de asilo.

La región del Sahel se ha convertido en “el epicentro mundial del terrorismo”, según este informe de CIDOB, que destaca el nefasto papel de los Gobiernos de la región (dictaduras militares) para acabar con la violencia yihadista, que sólo en el último mes ha atacado cuarteles y matado a 300 soldados en Malí, Burkina Fasso y Níger. En 2024 abandonaron el Sahel las últimas tropas europeas y de Francia, por imposición de los Gobiernos militares que gobiernan el G5 Sahel (Malí, Burkina Fasso, Níger, Chad y Mauritania). Y su lugar lo ha ocupado Rusia, que asesora militarmente a estos Gobiernos, les vende armas y les ofrece los servicios de los mercenarios del Grupo Wagner (y su nuevo grupo, África Corps).

Tras Ucrania, el Sahel es el 2º teatro de confrontación que Putin ha elegido para desestabilizar Europa, a la que el Sahel exporta terrorismo, droga y refugiados, dirigidos por mafias. Rusia tiene acuerdos de cooperación militar con 43 paises africanos, pero cada vez está más centrado en el Sahel. Además de los acuerdos militares y la provisión de mercenarios a Níger, Burkina Fasso y Mali, Rusia tiene excelentes relaciones militares y económicas con Chad, República Centroafricana, Sudán y Gabón, además de Libia y Sudán. Incluso, se constata la presencia de buques de guerra de Rusia en el Golfo de Guinea, en paralelo a su despliegue en Guinea Ecuatorial, donde mercenarios rusos apuntalan al dictador Teodoro Obiang. En todos los casos, el interés de Putin en el Sahel pasa por vender armas y controlar Gobiernos, para asegurarse el acceso a materias primas básicas (uranio en Níger, petróleo en Gabón y Nigeria, oro y algodón en Malí…). Lo mismo, pero más discretamente hace China: vende armas a varios paises del Sahel e invierte en infraestructuras (puertos y trenes).

Para España, el Sahel es “una región crítica, según el Informe 2024 de Seguridad Nacional (SN). Sobre todo porque está “alimentando” las últimas “oleadas” de inmigrantes ilegales que llegan a Canarias. Los datos del informe de SN son muy claros y revelan que el conflicto del Sahel ha cambiado el panorama de la inmigración ilegal de África hacia España: si hace unos años la mayoría de la inmigración ilegal venía del Magreb (por la ruta del Estrecho y el Mediterráneo), ahora vienen por el Atlántico hacia Canarias y la mayoría son inmigrantes irregulares del Sahel, que huyen de la violencia, la guerra y el hambre.

Veamos los datos. En 2024, el grueso de la inmigración ilegal a España (64.019 personas, un récord histórico) ha llegado por vía marítima (61.372 entradas, el 95,8%). Y la mayoría de esta inmigración ilegal por mar ha llegado a Canarias (46.843 llegadas en 2024, otro récord histórico, +17,4% que en 2023). Y lo más llamativo, según alerta el informe de Seguridad Nacional es que el 72% de los inmigrantes ilegales que llegaron por mar vinieron del Sahel (frente al 62% en 2023). En 2024, la mayoría de estos inmigrantes que llegaron en cayucos eran de Malí (15.261 inmigrantes, +543% que en 2023) y Senegal (11.284 inmigrantes, -45%), muy por delante de los inmigrantes de Argelia (9.552,+36%) y de Marruecos (6.945 inmigrantes, -50%). Y les siguen inmigrantes de otros paises del Sahel: 3.890 de Guinea (+38%), 2.804 de Mauritania (+196%), 2.545 de Gambia y 1.006 de Costa de Marfil.

El otro gran cambio, además del tremendo flujo de inmigrantes del Sahel (frente a los del Magreb) es que estos inmigrantes solicitan asilo en España (en Canarias), porque en la mayoría de los casos no es una inmigración “económica” (como la de Marruecos o Argelia) sino una inmigración que huye de la guerra y la violencia, además del hambre. Por eso, se han disparado las peticiones de asilo en España: en 2024 fueron 165.398 solicitudes, el 2º país europeo con más peticiones de asilo tras Alemania (237.000). La mayor parte de estos “refugiados” del Sahel parten hacia Canarias desde Mauritania (25.081 salidas de los 46.843 inmigrantes marítimos llegados a Canarias en 2024) , donde está el campo de refugiados de M´Berra (con casi 300.000 refugiados: ver foto).

El reciente informe de Seguridad Nacional alerta que la inmigración irregular es el tercer mayor riesgo de seguridad para España, tras los Ciberataques y la desinformación. Y señalan que el epicentro de este riesgo es el Sahel, donde Putin puede utilizar la “bomba migratoria” para desestabilizar a Europa (sobre todo a España, Italia y Francia). Y que el problema se agravará en los próximos años, porque el terrorismo yihadista y las guerras civiles se están extendiendo a paises vecinos del Sahel (Golfo de Guinea, Sudán, Eritrea, Gabón y República Centroafricana), alimentadas por Rusia y China.

Frente a esta grave problema en el Sahel, Europa ha actuado muy mal en las últimas décadas, como refleja el libro “El fracaso de Occidente en África”, de Beatriz Mesa. Desde 2011, la UE ha desplegado 3 estrategias para el Sahel, centradas más en buscar la seguridad con fuerzas militares que en apoyar la cooperación y el desarrollo (desde 2014, la UE ha aportado 8.000 millones de euros, de ellos 1.160 en ayuda humanitaria y 4.600 en cooperación). Ha habido 3 misiones europeas de Seguridad y Defensa, lideradas por Francia, que se han dedicado a formar y profesionalizar los ejércitos de estos paises. Al final, eso ha llevado a 4 golpes de Estado, donde los militares han optado por echar a Francia y a los militares europeos: Francia retiró todas sus tropas (tenía 10.000 militares hace 5 años) y los militares europeos se fueron en mayo de 2024, dejando vía libre a Rusia y sus mercenarios, junto a China y sus inversiones.

El gran error de Europa en el Sahel, según este informe de CIDOB, ha sido centrarse en un enfoque militarista y de control de los flujos migratorios más que en ser “un actor político y económico en la región”, ayudando a los paises con la miseria y la pobreza, que son las bases de la violencia y el terrorismo. Esta política ha fortalecido a unos ejércitos que han acabado siendo golpistas y antieuropeos, reforzando a élites corruptas. Ahora, la nueva Comisión Europea está más obsesionada por la seguridad en el Este de Europa que en reforzar el flanco sur de la OTAN y de Europa, que es el Sahel. Pero Europa debe cambiar de actitud y reforzar la cooperación económica y social con el Sahel, para quitar bazas a Putin. Y apostar por una nueva presencia en la región, asentada en la cooperación, la lucha contra la pobreza y el Cambio Climático y el desarrollo.

Estos eran los objetivos de la visita que hizo la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen a Mauritania, en febrero de 2024, acompañada del presidente español, Pedro Sánchez. Allí firmaron una declaración conjunta UE-Mauritania y compromisos de cooperación (210 millones de euros), que se quiere continuar con Senegal y Gambia, los tres paises de origen de la mayoría de inmigrantes ilegales a Canarias y Europa.

En paralelo, el Gobierno español lleva varios años “obsesionado” con el Sahel, sobre todo ahora tras el último informe de Seguridad Nacional. El presidente Sánchez visitó en agosto de 2024 Mauritania, Senegal y Gambia, donde firmó compromisos de cooperación y para reducir la inmigración ilegal. Además España tiene presencia de la Guardia Civil en Mauritania, Senegal y Gambia, para apoyar a sus militares en el control de fronteras , mientras también hay cooperación con esos paises de la Policía Nacional. Y Defensa participa en programas de formación y capacitación militar en paises del Sahel y del Golfo de Guinea. Además, España participa en programas financiados por la UE para luchar contra las redes de tráfico de inmigrantes en el Sahel y el Magreb. Y dentro de los programas internacionales de la Cooperación Española, el Sahel será una zona prioritaria, a la que España ha destinado 994,4 millones de euros desde 2010 a 2023.

Son pequeños avances pero insuficientes ante una región de la que proceden el 72% de los inmigrantes que llegan por mar a España (Canarias). Es urgente que el Sahel deje de ser “una obsesión de España” para ser “una obsesión de Europa”, porque es la principal vía de inestabilidad en su flanco sur. Para ello, es clave que el Sahel sea, junto con Ucrania, uno de los protagonistas de la próxima Cumbre de la OTAN en la Haya (24 y 25 de junio), que celebrará su 75 Aniversario y sentará las bases de un futuro “más europeo y menos USA”. Hay que fijar prioridades y medios para frenar la llegada de inmigrantes, terrorismo y droga del Sahel a Europa, algo vital para España (y también para Italia y Francia). España debe seguir presionando sobre este problema en Bruselas y en la OTAN, porque somos los primeros perjudicados si el Sahel arde en llamas.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Y luego dicen que el pescado es caro


España es la primera potencia pesquera de Europa y el quinto consumidor de pescado del mundo. Pero no hay peces, ni en aguas europeas ni en la mayor parte de los mares, porque se han esquilmado las especies. Y porque los países venden caro pescar en sus caladeros o nos echan, como ha pasado en Marruecos y va a pasar en Mauritania. Con todo, el mayor problema es que la Comisión Europea quiere recortar un 40% las capturas en aguas comunitarias y un tercio las ayudas a las flotas, lo que va a perjudicar sobre todo a España. Con ello, el pescado va a ser cada vez más caro y de importación o piscifactoría.

enrique ortega

La flota española que faena en Marruecos, 70 barcos andaluces y canarios, llevan ya más de tres meses amarrados a puerto, cobrando ayudas (100 € diarios los armadores y 45 los 600 tripulantes), al haber vetado el Parlamento europeo la prórroga del acuerdo pesquero, por su alto coste y para defender los intereses saharauis. Lo mismo pasará en julio con la flota que faena en Mauritania, al haberse roto en diciembre las negociaciones para renegociar un acuerdo que afecta a 61 buques gallegos, andaluces y canarios.

Son sólo dos ejemplos de un problema que se agrava: cada día es más difícil llegar a acuerdos con terceros países para pescar en sus aguas, desde que en 1994, la ONU creara las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), 200 millas de pesca exclusiva alrededor de cada país. La Unión Europea mantiene acuerdos con más de 20 países, que benefician sobre todo a la flota industrial española, la mayor del continente, con 424 barcos que pescan en los trópicos, el Atlántico Norte y la costa oeste africana (Marruecos, Mauritania, Senegal, Namibia y Guinea Bissau), el Atlántico Sur, Indico y Pacífico.

El mayor problema es que no hay peces en los mares: el 77% de las poblaciones están sobrexplotadas o completamente explotadas, según la FAO. Y en Europa, el 83% de las especies del Mediterráneo y el 63% del Atlántico están sobrexplotadas, con una tercera parte de especies en peligro, como el bacalao o el atún rojo (por la fiebre del sushi). Con ello, la producción comunitaria de pescado ha caído casi a la mitad (de 10,6 millones de Tm en 1988 a 6,5 en 2009), con una pérdida del 50% de los barcos y del 47% de los empleos.

Una crisis especialmente grave para España: tenemos la primera flota pesquera de Europa (10.600 barcos, con sólo un tercio de sus capturas en aguas comunitarias) y somos el quinto país consumidor de pescado del mundo y el segundo de Europa (tras Portugal), con 44,8 kilos persona/año (frente a 22,1 kg. en Europa y 17,1 de media mundial). Los españoles comemos pescado 18 días al mes: 9 días fresco, 5,7 días congelado y 3,5 días preparado, según un estudio del Ministerio de Agricultura.

Como no hay peces en Europa y resulta difícil pescarlos en terceros países, dos terceras parte del consumo se cubre con importaciones, cuando en 1990 era la mitad. España es el tercer importador del mundo de pescado, por detrás de Japón y EEUU: importamos 1,6 millones de Tm de pescado, por  5.000 millones de euros, mucho congelado, sobre todo de Argentina, Namibia, Sudáfrica, Mauritania, Marruecos. Y peces cultivados de Asia, sobre todo panga de Vietnam y China, un pescado que EEUU ha prohibido importar por razones sanitarias y en el que se han encontrado bacterias en España.  

Otra vía de cubrir la demanda es la pesca ilegal, que mueve 10.000 millones de euros al año, en la mayoría de los mares, con barcos de bandera de conveniencia, también europeos (y la mitad españoles). En aguas europeas se estima que el 66% de las capturas del Mar del Norte y la mitad de los desembarques de atún y pez espada del Mediterráneo son pescados ilegalmente, sin respetar normas y cuotas. Y la flota española es de las que tienen peor fama por el mundo. De hecho, el Ministerio de Agricultura ha comunicado a la flota española que se pasó de capturas en 2011 y que ello supondrá multas en forma de recorte de capturas para 2012 en jurel, bacaladilla, rape o caballa (ya se ha consumido el cupo de este año). Y han prometido a Bruselas que se va a coordinar un Plan con las autonomías para inspeccionar a la flota, con más inspectores en los puertos, para “intentar recuperar credibilidad en Europa”.

Mientras, la Comisión Europea prepara una reforma de la política pesquera comunitaria (PPC), con recortes de cuotas de hasta el 40% para 2015 y recortes de un tercio de las ayudas. Dos medidas que afectarán gravemente a la flota española, la que más ayudas recibe (322 millones anuales desde el 2000). Ello obligará a una nueva reconversión de la flota (ya pasó de 21.000 barcos en 1986 a 10.600), poniendo en peligro un sector que mantiene 100.000 empleos directos y otros 500.000 indirectos. Claro que si no se preservan los caladeros europeos, para 2020 estarían esquilmadas 168 de las 176 pesquerías y habría que desmantelar el 60% de los barcos comunitarios, según la Comisión.

En paralelo, habrá que seguir apostando por la acuicultura, que cubre ya el 10% del consumo en España, con un 95% del mercado en dorada, lubina, rodaballo y corvina, a precios muy asequibles. España es el primer productor de acuicultura de  la UE en toneladas y el tercero en valor del pescado, por detrás de Reino Unido y Grecia.

Al final, con el pescado pasa como con las frutas y hortalizas: Europa no produce y prefiere importar pescado de otros países (con menos calidad y seguridad) a gastar millones en subvenciones y comprar pescado europeo más caro. Pero para España, la pesca en un sector clave y tenemos que pelear por él con el resto de la Europa del sur. Pero hace falta la ayuda de los consumidores, comprando pescado español de calidad, que es y será cada vez más caro. De lo contrario, un día sólo comeremos pescado importado, de piscifactorías asiáticas, y nuestros puertos morirán. No digamos que el pescado es caro.

domingo, 4 de marzo de 2012

Frutas y hortalizas: otro palo a la Europa del sur



Francia y los países del centro y norte de Europa acaban de meterle otro rejón a la Europa del sur, sobre todo a España: un nuevo acuerdo agrícola con Marruecos, que facilita la entrada de aceite, frutas y hortalizas a precios más bajos. A cambio, Francia, Alemania, Holanda y Reino Unido colocarán mejor sus excedentes de cereales, leche y carnes en Marruecos, además de importar alimentos más baratos. Los agricultores españoles se quejan de competencia desleal y de falta de control a los productos marroquíes, que van a hundir los precios del tomate, las frutas y el aceite en España, con pérdida de empleos en Andalucía, Canarias, Comunidad Valenciana y Murcia. Los consumidores tenemos que mirar el origen de lo que compramos, porque si no, un día nos quedaremos sin alimentos de aquí, sin agricultura.

El acuerdo agrícola UE-Marruecos, aprobado  por el Parlamento Europeo (369 votos a favor, y 255 en contra), facilita la entrada de alimentos marroquíes en los próximos 10 años. Su aceite podrá entrar ahora en la UE sin limitaciones de cantidad (contingentes) y sin aranceles (pagaba 1,25 € por Tm), mientras que el aceite comunitario (y español) tendrá aranceles en Marruecos a partir de las 2.000 Tm. Las naranjas marroquíes ya no tendrán contingentes en la UE y baja su precio de entrada un 30%, lo que hace imposible competir a las españolas. En clementinas, también se les sube el contingente y se baja el precio de entrada. Se quitan los contingentes a los pimientos, sandías y melones marroquíes. Y se aumentan los de calabacín (duplican), pepino (triplican), ajo y fresa, una fruta que podrán exportar más en abril y mayo, compitiendo con la española. Y el resto de frutas y verduras, exportación libre.

España, por su clima, produce frutas y hortalizas en las mismas fechas que Marruecos, pero a precios más altos. Primero, porque un obrero marroquí cobra 5 euros al día recogiendo tomates y en Almería ganan 50 €. Y la empresa cotiza por él y paga impuestos, mucho más que en Marruecos. Además, nuestros productos tienen más controles fitosanitarios, mientras Marruecos utiliza pesticidas prohibidos en la UE. Al final, todo esto se traduce en que un kilo de tomate español para la exportación cuesta 0,85 € mientras el marroquí entra a 0,46 €. Y menos, ya que nuestros  agricultores se quejan de que las aduanas europeas son “un coladero”, donde no se vigilan ni precios de entrada ni cantidades en las importaciones agrícolas marroquíes. Que hay un fraude generalizado, denunciado por los propios servicios antifraude de la UE (OLAF).

Al final, los agricultores españoles se quejan de competencia desleal de Marruecos, que va a tirar los precios de nuestras frutas y verduras en Europa, donde exportamos 8.100 millones de euros (2011). El mayor daño lo tendrá el  aceite (exportamos 2.000 millones €), que ya sufre la caída de ventas y precios, con grandes excedentes. Luego se verán muy afectados los productores de naranjas (exportamos 864 millones a la UE), mandarinas (756), nectarinas (433) y fresa (575). Y  los productores de tomate (800 millones exportación a Europa), pimientos (547), pepino (273), calabacín (160) y ajo (148).

Al final, son 450.000 agricultores de frutas y hortalizas, más los del aceite, que venderán menos y a menos precio, lo que puede suponerles perder 3.500 millones €  al año. Y peligran unos 50.000 empleos (cada 1.000 Tm de tomate que se deja de exportar son 50 empleos), en Andalucía, Canarias, Murcia y Comunidad Valenciana, algunas ya con más del 30% de paro. Por eso, los agricultores piden más controles y compensaciones a la UE por este acuerdo, que van a denunciar ante el Tribunal europeo de Luxemburgo.

Teóricamente, este acuerdo beneficia a Marruecos y se ha vendido como “una ayuda a su desarrollo y democratización”. Pero los expertos destacan que la agricultura exportadora del país vecino gira en torno a grandes empresas, ligadas al rey marroquí y a empresas mixtas con europeos (incluso empresas españolas están plantando olivos en Marruecos). Y que no beneficia ni al pequeño agricultor marroquí ni a sus consumidores, ya que el país importa alimentos básicos para poder exportar otros a Europa.

A quien beneficia el acuerdo es a Francia, sobre todo, y a Alemania, Países Bajos y Gran Bretaña, que ahora podrán exportar mejor a Marruecos sus excedentes de cereales, leche, carnes y aceites de semilla. Por eso, Francia quiere extender este acuerdo a Túnez, Egipto y Jordania. También ganan los países del centro y norte de Europa, ya que no producen aceite, frutas y hortalizas y ahora las podrán consumir más baratas. Y Bruselas trata de ahorrarse ayudas a la Europa del sur, preparando ya los recortes de la PAC en 2013.

Los consumidores españoles también salimos ganando, en teoría, ya que los alimentos marroquíes van a tirar a la baja de los precios. Pero habrá que ver si la rebaja se traslada al consumidor, o aumenta el margen de la distribución: de hecho, pagamos los alimentos cinco veces más caros que el precio que recibe el agricultor, según el observatorio de COAG. Y hay  que pedir a esos mismos distribuidores que informen sobre lo que comemos: si compramos tomate, aceite, naranjas o fresas marroquíes, que sea sabiéndolo. Y sabiendo que contribuimos a cargarnos el campo español.

El problema es que llueve sobre mojado: este acuerdo con Marruecos se suma a la crisis del pepino (E.coli) y al aumento de importaciones agrícolas de terceros países, un proceso imparable que ha provocado una caída del 11 % del valor de la producción de frutas y verduras, un tercio de nuestra agricultura, donde la renta ha caído otro 4,5 % en 2011. Hay que tomárselo en serio y planificar el futuro. Y como consumidores, saber que o cuidamos a nuestros agricultores, eligiendo sus productos y su calidad, o desaparecerán. Nuestro campo se deteriorará (ellos cuidan el medio ambiente) y dependeremos de otros países para alimentarnos, con otro sabor y menos calidad  y seguridad. Podemos evitarlo.