La inflación parece no ser ya el primer problema de la economía mundial, como lo ha sido en 2022 y 2023. De hecho, en la zona euro, la inflación anual ha caído al 2,2% en agosto, desde el máximo del 10,6% que subía en octubre de 2022, tras la invasión de Ucrania y la drástica subida de la energía y las materias primas. Y en EEUU, los precios subieron el 2,5% anual en agosto, la menor inflación desde febrero de 2021 y muy por debajo de la subida máxima alcanzada en junio de 2022, el 9,1%. Con ello, los bancos centrales de Europa (BCE) y USA (Reserva Federal) han visto el momento de bajar los tipos de interés, tras las drásticas subidas aprobadas en 2022 y 2023, para “atajar” la alta inflación. De hecho, EEUU subió 11 veces sus tipos de interés (entre marzo de 2022 y julio de 2023), desde el 0% al 5,25% actual. Y ahora, la Reserva Federal planea aprobar la primera bajada el próximo miércoles, 18 de septiembre. Y el BCE, que subió 10 veces sus tipos (entre julio de 2022 y septiembre de 2023), del 0 al 4,50%, ha aprobado hoy su 2ª bajada este año, del -0,25%, tras la primera hecha el 6 de junio pasado.
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jueves, 12 de septiembre de 2024
2ª bajada (mínima) de los tipos de interés
El BCE ha bajado hoy los tipos de interés, un
-0,25% (al 4%), por 2ª vez este año, tras subirlos 10 veces (del
0 al 4,50%) entre julio de 2022 y septiembre de 2023. Lo justifican porque la
inflación europea ha bajado al 2,2% (desde el 10,6% en 2022), pero no
ha sido por sus drásticas subidas sino por la bajada de energía, materias
primas y alimentos, por cambios en los mercados y medidas de los
Gobiernos. No reconocen que su “ricino monetario” ha dañado a familias
(hipotecas), empresas (créditos) y paises (deuda), beneficiando
sólo a la banca. Y ha provocado el estancamiento
de la economía europea: apenas crece (+0,2%), mientras decrecen
Alemania, Austria, Irlanda, Suecia, Letonia y Hungría. Saben que tienen que
bajar tipos, para reanimar la inversión y el consumo, pero lo hacen poco a
poco: el dinero cuesta todavía el 4%, el precio más alto desde
2007. Y así, Europa sigue estancada y crece la tercera parte que EEUU.
Enrique Ortega
La inflación parece no ser ya el primer problema de la economía mundial, como lo ha sido en 2022 y 2023. De hecho, en la zona euro, la inflación anual ha caído al 2,2% en agosto, desde el máximo del 10,6% que subía en octubre de 2022, tras la invasión de Ucrania y la drástica subida de la energía y las materias primas. Y en EEUU, los precios subieron el 2,5% anual en agosto, la menor inflación desde febrero de 2021 y muy por debajo de la subida máxima alcanzada en junio de 2022, el 9,1%. Con ello, los bancos centrales de Europa (BCE) y USA (Reserva Federal) han visto el momento de bajar los tipos de interés, tras las drásticas subidas aprobadas en 2022 y 2023, para “atajar” la alta inflación. De hecho, EEUU subió 11 veces sus tipos de interés (entre marzo de 2022 y julio de 2023), desde el 0% al 5,25% actual. Y ahora, la Reserva Federal planea aprobar la primera bajada el próximo miércoles, 18 de septiembre. Y el BCE, que subió 10 veces sus tipos (entre julio de 2022 y septiembre de 2023), del 0 al 4,50%, ha aprobado hoy su 2ª bajada este año, del -0,25%, tras la primera hecha el 6 de junio pasado.
El BCE, como la Reserva Federal, creen
en la subida de tipos como en “un dogma de fe”: es la mejor
receta contra la inflación, aunque tenga el coste de hundir la actividad y
el crecimiento, frenando el empleo. En el caso de que la inflación esté
provocada por un fuerte crecimiento económico, por un exceso de consumo (“inflación
de demanda”), el “ricino” de la subida de tipos, al encarecer el
dinero, puede ayudar a “enfriar la economía”. Pero lo que ha sufrido el mundo
tras la invasión de Ucrania y la “hiperinflación” ha sido una “inflación
de oferta”, de costes, provocada por una subida disparada de la
energía (petróleo y gas), las materias primas y alimentos, con una
rotura adicional de las cadenas de suministro mundial. Y en este caso,
subir el precio del dinero no es una receta correcta, como señalan muchos expertos, porque no provoca una bajada del petróleo, el
gas o los alimentos y sí daña a las
economías, las empresas y las familias.
Pero tanto el BCE como la Reserva Federal (con
más motivo, porque la economía USA si estaba algo “recalentada”, mientras
Europa no crece) “han
seguido en sus trece”, con una subida de tipos drástica
(del 0 al 4,50 (en Europa) o al 5,25% (en USA) y muy rápida (en año y
medio), que parece haber bajado la inflación. Pero
es sólo “un espejismo”: la inflación ha bajado porque se han
ajustado los mercados energéticos (más producción de petróleo en EEUU, medidas
de ahorro, cambio en los proveedores de gas) y porque los gobiernos han tomado
medidas para bajar el precio de la electricidad y subvencionar la energía, las
materias primas y los alimentos, con ayudas a empresas y familias. Y gracias
al ajuste de los mercados y a las medidas aprobadas, se ha rebajado la
inflación, no por las subidas de tipos. Y a pesar de estas críticas, la Reserva
Federal y el BCE llevan
meses retrasando las bajadas: el BCE ha esperado a junio y EEUU
hará la primera rebaja la próxima semana. Todo por insistir en su “ortodoxia”,
en su “fundamentalismo monetario”, tan
inútil como dañino.
El BCE ya había visto que la economía europea
estaba estancada en el primer trimestre (creció
sólo un +0,3%), como lo había estado en todo 2023 (la UE creció un
+0,6%, la cuarta parte que EEUU: +2,4%), pero esperó al 6 de junio para
hacer su
1ª bajada de tipos (desde la 10ª subida, hecha el 14 de septiembre de
2023), un mínimo recorte del 0,25% (dejando los tipos al 4,25%). Su argumento
para seguir con la “ortodoxia” era que la inflación seguía alta
(ojo: está por debajo del 3% desde febrero de 2024, cuando estaba en el 10,6%
en octubre de 2022) y que temían por un repunte de los salarios
en Europa (que relanzaran la inflación). Ahora, el BCE ha decidido su 2ª
subida (mínima otra vez: -0,25%, dejando los tipos en el 4%) por
dos datos. Uno, que la inflación en la zona euro ha
bajado al +2,2%
en agosto, la más baja desde abril de 2021. Y el otro, que las
subidas salariales se han moderado (los costes salariales aumentaron un
+3,6% en el 2º trimestre, tras crecer un 4,7% en el primero).
Pero el dato que les debía haberles preocupado más
es que, tras la drástica y rápida subida de tipos (recordemos: del 0 al 4,5% en
14 meses), la economía europea está estancada: la UE-27 ha crecido sólo
un +0,2% en el 2º trimestre de 2024, según
Eurostat, menos que en el 1º (+0,3%), la tercera parte que en todo 2023
(+0,6%) y muy por debajo de lo que crecía Europa antes de la pandemia, la
invasión de Ucrania y el inicio de la drástica subida de tipos (+2,2% en 2019 y
+3,4% en 2022). Y otro dato: la UE-27 creció en el 2º trimestre (+0,2%), menos
de la tercera parte que EEUU (+0,7%), a pesar de que los tipos de la Reserva
Federal eran más altos (5,25% frente al 4,50%), lo que significa que Europa
estaba estancada mientras EEUU seguía creciendo mucho más, aunque ahora temen un estancamiento próximo.
Y lo peor, lo que tendría que haber llevado al
BCE a una mayor rebaja de tipos hoy (y en los próximos meses) es que Alemania,
la locomotora europea está “gripada”: cayó en 2023 (decreció
un -0,3%, mientras España crecía un +2,4% y Francia un +1%) y sigue
estancada (creció un 0,2% en el primer trimestre) e incluso cayendo (-0,1%
en el 2º trimestre de 2024). Y no es un caso aislado: en el 2º
trimestre ha
caído también el PIB en otros 5 paises europeos: Irlanda (-1%), Austria
(-0,4%), Suecia (-0,3%), Letonia (-0,9%) y Hungría (-0,2%). Así que la economía
UE pasa por un mal momento y no se merece que el BCE mantenga un precio
del dinero tan alto: el 4% actual es
el más elevado desde junio de 2007 (4%) y contrasta con el 0% que
costaba el dinero en Europa entre 2016 y 2022.
Así que ya sabemos a dónde nos ha llevado la “ortodoxia
monetaria” del BCE, que pone por delante la bajísima inflación (el 2% como
objetivo, que no se conseguirá hasta finales de 2025) al crecimiento, la inversión
y el empleo. Ese
debería ser el debate económico ahora: Europa debería aceptar una
inflación en torno al 3%, a cambio de tipos más bajos (del 2 al 3%) y un mayor
crecimiento y empleo en el continente. Pero casi nadie habla de esto.
Mientras, la política de tipos altos (que se mantiene),
ha tenido (y tiene) un alto
coste para familias, empresas y paises,
a los que el BCE perjudica con su ortodoxia (y lo sabe). Las familias
europeas llevan dos años largos pagando más por sus hipotecas, lo que
perjudica su poder adquisitivo y su consumo. En España lo saben bien las 4
millones de familias que están pagando una hipoteca y cuya cuota mensual les ha
subido drásticamente, de la mano del Euribor: de ser
negativo hasta marzo de 2022 (-0,237%), se puso en positivo en abril y llegó a un máximo del 4,160% en octubre
de 2023, encareciendo drásticamente las hipotecas (del
1,3% en 2021 al 3,94% en octubre de 2024). Y aunque ahora ha bajado del 3%, con las
dos bajadas de tipos del BCE y las previstas, todavía las
hipotecas son mucho más caras que hace dos años. Un ejemplo: una
hipoteca de 150.000 euros a 25 años, que paga el Euribor+1%, cuesta ahora
805,57 euros al mes, que es menos que hace un año (883,28 euros en agosto 2023)
pero mucho más que hace dos (654,12 euros en agosto 2022).
Además de pagar más por las hipotecas, a pesar de la rebaja
de agosto (84,6 euros al mes sobre agosto de 2023), las familias también han
visto subir los tipos de sus créditos al consumo, para comprar un coche,
irse de vacaciones o cambiar muebles: han subido del 6,10% en 2021 al 7,13% en
2022 y al 8,23% en octubre de 2023, aunque ahora estén en el 7,63% (julio
2024), según
el Banco de España. Y también las empresas llevan dos años pagando
más por sus créditos. Así, una pyme ha visto subir un crédito de 250.000 euros
del 1,69% en 2021 al 3,53% en 2022 y al 5,25% en noviembre de 2023, aunque
ahora paguen el 4,66%, según
el Banco de España. Y los créditos a empresas superiores al millón de euros
han subido del 1,04% (2021) al 4,95% en 2023, aunque ahora están al 4,72%.
También los paises han pagado en sus Presupuestos la
drástica subida de tipos del BCE, al encarecerse el interés que tienen que
pagar a los inversores para colocar la deuda pública. Así, el bono
español a 10 años ha pasado de pagar el 0,41% de interés en
noviembre de 2021 al 2,46% en noviembre de 2022 y un máximo del 3,94% en
septiembre de 2023, bajando al 3,41% en junio de 2024 y al 2,94% en septiembre
de 2024. Eso se traduce en que España tiene que pagar ahora más intereses
por su deuda (39.078
millones en 2024 frente a 30.175 en 2022) y por eso puede gastar menos de
lo que haría falta en sanidad, educación, dependencia, ayudas públicas o
pensiones.
Como se ve, el
coste económico y social de la “ortodoxia monetaria” del BCE es muy
elevado, aunque hay un sector que sale muy beneficiado: la banca.
En España, las familias y empresas han pagado 47.971 millones de euros más
en intereses por hipotecas y créditos entre 2022 y 2023 (+14.035 millones
los hogares y +33.936 millones las empresas), según
los datos del Banco de España. Y esta subida de tipos y márgenes (más la
mayor remuneración por el dinero que tienen depositado en el BCE) ha permitido a los bancos europeos tener beneficios
récord. Así, los 6 grandes bancos españoles aumentaron un
28% sus beneficios en 2022 (20.850 millones) y otro
26,4% en 2023 (26.088 millones). Y con el retraso en las bajadas de tipos,
los 6 grandes bancos españoles han ganado en el primer semestre de 2024 otros
15.286
millones de euros (+23,4%), el primer semestre mejor de su historia.
Ahora, el BCE anticipa que hará otra pequeña
rebaja de tipos (otro -0,25%) el 12 de diciembre, con lo que
acabaríamos 2024 con un precio del dinero al 3,75%, el tipo que teníamos
en mayo de 2023 y el tipo más alto
desde octubre de 2008 (3,75%). Y que seguirá siendo “prudente” en
las bajadas durante 2025 (podría
aprobar 4 más), con lo que se cerraría el próximo año con los tipos al 2,75%.
Eso claro, si no repunta la inflación por la energía y otras causas
geopolíticas. Así que nos vaticinan tipos altos (hipotecas y
créditos caros), aunque la economía europea siga estancada: se espera un
débil crecimiento del 1% este año y un mínimo 1,7% en 2025, siempre por debajo
de EEUU.
Mientras la
economía europea no despega, algo que no parece preocupar al BCE, la
presidenta de la Comisión ultima su Gobierno y se plantea las prioridades
para los próximos 5 años. En Bruselas sí preocupa el estancamiento de
la economía europea, frente a EEUU y a China, y por eso la Comisión encargó un
informe a Mario Draghi, anterior presidente del BCE y ex primer ministro
italiano. El
informe, divulgado este martes,
apuesta por un Plan de reactivación de la economía europea, invirtiendo
800.000 millones al año (inversión privada, pública y emisión de deuda
europea) en apostar por la innovación y la tecnología, la reindustrialización,
las energías limpias, la industria de la defensa y avanzar en la integración europea, desde los
mercados de capitales a la banca y la competencia. Un
nuevo “Plan Marshall” para Europa, de origen europeo, para
mejorar la competitividad y reducir distancias con EEUU y China. Un
objetivo crucial. Pero el BCE debe contribuir al salto de la economía
europea recortando más rápidamente los tipos. Aunque suba algo la
inflación. Peor es el estancamiento económico actual, que frena el
empleo y la calidad de vida. Recapaciten.
La inflación parece no ser ya el primer problema de la economía mundial, como lo ha sido en 2022 y 2023. De hecho, en la zona euro, la inflación anual ha caído al 2,2% en agosto, desde el máximo del 10,6% que subía en octubre de 2022, tras la invasión de Ucrania y la drástica subida de la energía y las materias primas. Y en EEUU, los precios subieron el 2,5% anual en agosto, la menor inflación desde febrero de 2021 y muy por debajo de la subida máxima alcanzada en junio de 2022, el 9,1%. Con ello, los bancos centrales de Europa (BCE) y USA (Reserva Federal) han visto el momento de bajar los tipos de interés, tras las drásticas subidas aprobadas en 2022 y 2023, para “atajar” la alta inflación. De hecho, EEUU subió 11 veces sus tipos de interés (entre marzo de 2022 y julio de 2023), desde el 0% al 5,25% actual. Y ahora, la Reserva Federal planea aprobar la primera bajada el próximo miércoles, 18 de septiembre. Y el BCE, que subió 10 veces sus tipos (entre julio de 2022 y septiembre de 2023), del 0 al 4,50%, ha aprobado hoy su 2ª bajada este año, del -0,25%, tras la primera hecha el 6 de junio pasado.
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jueves, 14 de diciembre de 2023
Los tipos no bajarán hasta primavera
Hoy 14 de diciembre, el Banco Central Europeo (BCE) mantendrá estables los tipos de interés. Será el 2º mes consecutivo de “tregua”,
tras 10 subidas de tipos desde julio
de 2022, hasta el 4,50%, el tipo más alto en 22
años. La bajada de la inflación (no
por la subida de tipos sino por la bajada de energía y materias primas), ha
permitido que el BCE pare las subidas, como han hecho EEUU y Reino Unido. Pero insisten que “no hay que bajar la guardia”
y que tardarán en bajar tipos, al menos hasta la primavera (entre
marzo y junio). Y poco a poco (-1% en todo 2024), así
que el dinero será caro varios años más. El BCE pide “paciencia” con los
tipos altos a familias (que
siguen pagando más por sus hipotecas), empresas
y paises (deuda). Pero la realidad es que Europa está estancada: hay 13 paises que decrecen (7 en recesión).
Y urge bajar tipos para reanimar el
crecimiento. Dilema: inflación algo más alta o menos empleo. Enrique Ortega
Parece que este otoño ha terminado la racha de subidas de tipos de interés en el mundo. Ayer 13 de diciembre, la Reserva Federal USA volvió a tomar la iniciativa y decidió mantener estables sus tipos de interés oficiales. Era la 4ª “pausa” en la subida de tipos (tras las de junio, septiembre y noviembre), después de las 11 subidas de tipos aprobadas por la Reserva Federal USA desde marzo de 2022 (cuando los tipos eran del 0%) y que han situado el precio oficial del dinero en EEUU en el 5,25%, el tipo más alto desde marzo de 2001. Al final, la bajada de la inflación norteamericana (al 3,1% en noviembre, tras marcar un máximo del 9,1% en junio de 2022) y la debilidad del empleo y el crecimiento han llevado a la Reserva Federal USA a mantener estables los tipos (sin anunciar futuras bajadas). Y hoy 14 de diciembre, el Banco de Inglaterra ha seguido ese camino: mantener los tipos en el 5,25%, la 3ª “tregua” consecutiva (tras las de septiembre y noviembre), después de las 14 subidas de tipos aprobadas por las autoridades británicas desde diciembre de 2021.
Parece que este otoño ha terminado la racha de subidas de tipos de interés en el mundo. Ayer 13 de diciembre, la Reserva Federal USA volvió a tomar la iniciativa y decidió mantener estables sus tipos de interés oficiales. Era la 4ª “pausa” en la subida de tipos (tras las de junio, septiembre y noviembre), después de las 11 subidas de tipos aprobadas por la Reserva Federal USA desde marzo de 2022 (cuando los tipos eran del 0%) y que han situado el precio oficial del dinero en EEUU en el 5,25%, el tipo más alto desde marzo de 2001. Al final, la bajada de la inflación norteamericana (al 3,1% en noviembre, tras marcar un máximo del 9,1% en junio de 2022) y la debilidad del empleo y el crecimiento han llevado a la Reserva Federal USA a mantener estables los tipos (sin anunciar futuras bajadas). Y hoy 14 de diciembre, el Banco de Inglaterra ha seguido ese camino: mantener los tipos en el 5,25%, la 3ª “tregua” consecutiva (tras las de septiembre y noviembre), después de las 14 subidas de tipos aprobadas por las autoridades británicas desde diciembre de 2021.
El tercero en mover ficha ha sido el Banco Central Europeo (BCE), que hoy 14 de diciembre decidirá también
mantener los tipos de interés, una 2ª “tregua” consecutiva (después de la aprobada
el 26 de octubre), tras las 10 subidas de
tipos aprobadas desde el 27 de julio de 2022, que han dejado el precio
oficial del dinero (que estaba en el 0%
desde marzo de 2016) en el 4,50%, el
tipo más alto desde mayo de 2021. La
última vez que el BCE subió tipos fue el 14 de septiembre, del 4,25 al
4,50%.
La nueva decisión del BCE de no subir más los tipos (de momento) se basa sobre todo en que se ha
moderado la inflación en la zona euro: en noviembre, los 20 paises del
euro tenían una inflación media del 2,4%,
-0,5% que en octubre y la cuarta parte de inflación que un año
antes (+10,1% de inflación en
noviembre de 2022). Y ha bajado aún más
en Alemania (+2,3% en noviembre, frente al +11,3% un año antes), Italia (+0.7% frente al +12,6% en
noviembre de 2022), Holanda (+1,4%
frente al +11,3%) y Bélgica (-0,7%
de inflación anual en noviembre, frente a +10,5% un año antes), aunque es más
alta que la media euro en Francia
(+3,8% frente al +7,1% un año antes) y España
(+3,2% frente al +6,7%), según
Eurostat.
Pero ojo, la inflación se ha moderado en la
zona euro no por la drástica subida de los tipos de interés del BCE sino
porque se
han moderado las subidas de la energía, los alimentos y las materias primas.
Por un lado, han surtido efecto las medidas
tomadas para aumentar las reservas de gas y petróleo (tras el bloqueo de
compras a Rusia), se ha frenado también la demanda en los paises (por un
invierno más suave) y, sobre todo, han sido muy efectivas las ayudas contra la inflación aprobadas
por los paises europeos, además de medidas específicas como la excepción
ibérica (tope al precio del gas en la generación de electricidad). La realidad
es que ahora, el precio del crudo está a la baja, como el del gas, y también
los precios de muchas materias primas y alimentos, lo que ha rebajado la inflación
en Europa, más baja (2,4%) incluso que en EEUU
(3,1%) y Reino Unido (4,6%).
Pero ahora el problema
no es la inflación sino que estas 10
subidas de tipos han agravado
el estancamiento de la economía europea. El dinero caro ha frenado el
consumo de las familias (se encarece el crédito y las hipotecas) y la inversión empresarial, así como el coste
de la deuda de los paises (limitando sus gastos), lo que ha recortado la actividad,
que ya era débil antes de las subidas de tipos, por la “resaca” de la pandemia.
Pero ahora, el “parón económico” es evidente, como atestiguan las
previsiones de invierno de la Comisión Europea: la zona euro (20 paises) ha decrecido un -0,1% en el tercer trimestre
de 2023, tras apenas crecer (+0,1%) en los dos primeros trimestres (y caer
otro -0,1% en el 4º trimestre de 2022), según
Eurostat.
Así que la zona euro lleva
un año estancada. Y si tomamos toda
la UE (27 paises), su economía no ha crecido nada (+0%) en el tercer trimestre de 2023. Pero lo peor es que hay 13 paises europeos cuya economía cayó en el
último trimestre (3º de 2023): Alemania
(-0,1%), Francia (-0,1%), Chequia
(-0,5%), Dinamarca (-0,1%), Estonia
(-1,3%), Irlanda (-1,9%), Luxemburgo (-0,1%), Paises Bajos (-0,2%), Austria (-0,5%), Portugal (-0,2%), Eslovenia (-0,2%), Finlandia (-0,9%) y Suecia
(-0,3%), mientras España creció un
+0,3% y Bélgica un +0,4%, según
Eurostat. Y lo peor: hay 7 paises
europeos que están en recesión, con su economía cayendo los 2 últimos trimestres: Paises Bajos, Austria, Luxemburgo, Dinamarca, Suecia, Irlanda y Estonia.
Un panorama económico desolador
en Europa, mientras EEUU
crece algo más pero poco (+1,3%
en el tercer trimestre) y Reino Unido también se
estanca (+0% en el último trimestre). Este estancamiento lleva a algunos
expertos a pedir que el BCE empiece ya a
bajar los tipos, para “reanimar” la débil economía europea. Pero las autoridades
monetarias europeas, tan “ortodoxas” ellas, no están por la labor: “No es
el momento de cantar victoria sobre la inflación”, declaró
el 21 de noviembre Christine Lagarde, la presidenta del BCE. Y después
recordó que el objetivo del BCE (como el de la Reserva Federal USA) es que la inflación no supere el 2%, algo que no se espera hasta 2025. Por
eso mantienen los tipos y no los bajan. Su
receta, reiteró Lagarde, es “tipos altos, paciencia y perseverancia”.
Es la filosofía que defienden los demás bancos centrales, en especial la
Reserva Federal USA.
A todos les preocupa
que la inflación repunte este
invierno, con una posible subida de la energía (algo que los expertos en crudo y
gas no contemplan, mientras la OPEP y Rusia recortan sus producciones para que
no caigan más los precios), las materias primas (el indicador de
precios de Bloomberg cae un -10% desde septiembre) o los alimentos (el
índice de precios de alimentos de la FAO ha caído un -10,7% en el último año),
junto a los posibles “ imprevistos” por los conflictos geopolíticos
(Gaza y Ucrania).
Pero, en realidad, las
autoridades del BCE tienen dos
preocupaciones menos “confesables”. Una, que
suban los salarios (están subiendo más que en los dos años pasados) y eso provoque
que las empresas suban precios (no
les preocupó que las empresas subieran sus márgenes y eso haya sido la causa
principal de la inflación en 2022). Y la otra, que Europa no ajuste sus cuentas públicas, que los Gobiernos no
recorten las ayudas aprobadas a familias y empresas y no se aprueben a tiempo
las anteriores reglas fiscales (que el
déficit no supere el 3% del PIB), que deberían regir en la zona euro en
2024. De momento, la
estimación es que Bélgica tenga en 2024 un déficit público del -4,9% del
PIB, Francia e Italia mantengan un -4,4% de déficit público y España no lo baje
del -3,2% en 2024 (aunque el Gobierno promete bajarlo al -3%). Y por eso, el
BCE amenaza: o recortáis
gasto público o mantengo los tipos altos. Y lo mismo con los salarios: o se
moderan las subidas (+5%
este año, tras varios años perdiendo poder adquisitivo los trabajadores
europeos) o el BCE seguirá con los tipos altos. Todo por bajar como sea la inflación.
Así que, por ahora, los
tipos de interés no
suben pero tampoco bajan. Las estimaciones de los expertos en política
monetaria apuestan porque no habrá
bajada de tipos hasta la próxima primavera: el BCE podría aprobar la
primera bajada en su reunión del 7 de marzo (como pronto), dejarla
para el 11 de abril o retrasarla al 6 de junio, según cómo
evolucione la inflación, los salarios y el gasto público en Europa. Y lo mismo
la Reserva Federal USA, donde no se esperan rebajas de tipos hasta primavera. Y en ambos casos, las
rebajas serán poco a poco y reducidas. La Reserva Federal estima que los tipos bajarán -0.75% en 2024 (al 4,50%), otro -1% en 2025 (hasta el 3,50%) y un recorte adicional del -0,75% en 2026 (hasta el 2,75%). Eso significa que si los tipos están
hoy al 4,50% en Europa, podían estar
dentro de un año en el 3,5% como mucho. Y los tipos no
bajarían del 3% hasta 2025. Y volver
a los tipos cero de antes, será algo impensable en años.
Así que la rebaja de tipos no será una ayuda en los próximos meses, al menos para familias, empresas y paises. En España,
la no subida de tipos del BCE (en octubre y ahora en diciembre) han servido
para bajar el tipo del Euribor, el
interés al que se prestan los bancos europeos entre así. Si octubre 2023 cerró con un Euribor mensual en máximos (4,160%), en noviembre
bajó al 4,022% y en diciembre ronda el 3,75% (3,758% ayer). Pero esta bajada
del Euribor no ayuda a las familias, que ven aumentar el coste mensual
de sus hipotecas cuando les toca la revisión anual, dado que el Euribor está
mucho más alto que hace un año. Así, los
que revisen su hipoteca en diciembre, con el Euribor mensual de noviembre
(4,022 frente a 2,828 en noviembre de 2022), tendrán
una subida de 133 euros al mes (1.236 euros al año), para una hipoteca
media (150.000 euros a 25 años al Euribor+1%). Y esta subida de la hipoteca será la segunda, porque ya hace un año les subió la mensualidad, una media de 250 euros
(3.000 anuales). Así que ahora pagarán de media 880 euros al mes por su hipoteca, cuando hace dos años pagaban 527 euros (+67%).
Este es el efecto más evidente de la subida de tipos del BCE
sobre los 4 millones de españoles hipotecados. Pero además, la subida de tipos
(y el retraso en la bajada) desalienta a otras familias y jóvenes que
necesitan una hipoteca, ahora más cara y difícil de conseguir, porque
los bancos están restringiendo su concesión y prestando menos: sólo
financian el 62,2% del dinero que se necesita cuando en 2004 financiaban el
65,3% (y a muchos, casi el 100%). Esta subida de tipos ya ha provocado una caída de las hipotecas
concedidas (de febrero a septiembre) y una caída
en la venta de pisos (que frena la actividad constructora y el empleo).
Además, los tipos tan altos han encarecido
también el crédito al consumo de las familias, para un viaje o comprar
coche: del 6,10% que pagaban en 2021 han pasado a pagar el 8,23% en octubre, según
el Banco de España. Y también el coste de las tarjetas de crédito (se paga un interés ahora del 18,19%).
Menos consumo, menos crecimiento, menos empleo.
Las empresas
también están sufriendo los altos tipos al tener que pagar créditos más caros. Las
pymes pagan ahora por un crédito de hasta 250.000 euros un tipo del 5,11%,
frente al 1,69% que pagaban en 2021, según
el Banco de España. Los créditos de 250.000 euros a 1 millón han subido el
1,29 al 4,94%. Y los créditos de más de 1 millón de euros, para grandes
empresas, del 1,04 al 5,14%. Menos inversión, menos empleo. Y también se encarece el coste de la deuda pública:
si el bono a 10 años se colocaba en febrero de 2022 pagando un interés del
0,76%, en diciembre de 2022 ya había que pagar un 3,657%. Y aunque ha bajado
algo, ayer
había que pagar un interés del 3.115%. Estos altos tipos, mantenidos por el
BCE, obligarán a destinar 31.275 millones en 2023 al pago de intereses
de
la deuda pública, la 2ª mayor partida del gasto público tras las
pensiones.
En definitiva, que las familias, empresas y paises estamos
pagando una elevada factura por estos altos
tipos de interés, los más caros de
los últimos 22 años. Y la consecuencia es que la economía europea
está estancada y hay 13 paises con sus economías cayendo (y 7 de ellos en recesión), con España
creciendo un mínimo del +0,3% trimestral. Urge un debate sobre si el BCE sigue con su ortodoxia
(aunque sea “independiente”, lo que significa también que sus directivos no se
eligen democráticamente) o “levanta el
pie” y ayuda a reanimar la economía,
empezando a bajar los tipos ya y con fuerza.
El
dilema es claro: o se empecinan en bajar la inflación al 2%
(y eso supone tipos altos, por encima del 3% hasta finales de 2025) o flexibilizan ese objetivo, buscando
contener la inflación en el 3%, por ejemplo, a cambio de crecer algo más y con
ello crear más empleo. Se trata de elegir
entre ese 2% de inflación a costa
del estancamiento y el freno al empleo o algo más de inflación a cambio de reanimar
la economía, la inversión y el empleo en los próximos meses. Por desgracia, hoy casi nadie plantea este debate y este
dilema. Pero afecta mucho nuestras
vidas. No lo olviden cuando oigan a expertos defender “el
rigor” (mortis...) del BCE. Es otro “ajuste”, el monetario.
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