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jueves, 24 de julio de 2025

EPA junio 2025: 22 millones trabajando

Hoy se ha conocido un dato histórico: España tiene más de 22 millones de personas trabajando: 22.268.700 ocupados a finales de junio. Una cifra nunca vista en España: son 10 millones más trabajando que hace 60 años y 2,3 millones más que antes de la pandemia, gracias al fuerte crecimiento de la economía y a los efectos favorables de la reforma laboral (el 84,6% de los asalariados son ahora fijos). Además, el paro roza el 10% (10,29%), la tasa más baja desde 2008, aunque seguimos teniendo el doble de paro que en Europa y casi la mitad de los parados no cobran nada. Todo apunta a que la creación de empleo seguirá fuerte este año, pero podría “pinchar” a finales de año, por culpa de los aranceles de Trump y la crisis geopolítica. Por eso, urge estar vigilantes y preparar medidas para fortalecer el empleo si hay problemas. Y sobre todo, urge reformar las oficinas de empleo, porque están colapsadas y no recolocan a los parados.

                            Enrique Ortega

El 2º trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por la Semana Santa (cayó en abril) y por los contratos previos al verano. Este año 2025, tras un primer trimestre donde cayó el empleo (-92.500), el 2º trimestre ha seguido la tradición y se han creado 503.000 nuevos empleos, según la EPA,  el 2º mayor aumento en este trimestre tras el de 2023 (+603.900 empleos). Con ello, se afianza  la recuperación del empleo iniciada en el verano de 2022, tras la pandemia, y la ocupación en España supera los 22 millones de personas: exactamente, 22.268.700 personas trabajando a finales de junio, la mayor cifra de ocupados de nuestra historia. Y 2.301.800 personas más trabajando que a finales de 2019.

Para valorar el carácter histórico de los 22 millones de ocupados basta hacer un repaso al empleo en los últimos 60 años: en 1965 había 12 millones de personas trabajando en España (12.024.150) y una cifra similar a la muerte de Franco (12.857.720 en 1975), para caer después a un mínimo histórico en 1985 (11.004.200 trabajando, por la reconversión industrial) y remontar a finales de siglo (14.689.830 ocupados en 1999). A partir de ahí, los ocupados crecen, hasta 16,6 millones en 2002, 18,9 millones en 2005 y se alcanza el máximo en septiembre de 2007 (20.753.500 ocupados). Con la crisis financiera, el empleo cae año tras año hasta alcanzar el mínimo en diciembre de 2013 (17.135.200 ocupados). Luego se recupera poco a poco, para cerrar 2019 con 19.966.900 trabajadores. Y la pandemia hunde el empleo a otro mínimo en 2020 (18.607.300 ocupados en junio). Pero a partir de este suelo, el empleo se recupera con fuerza y supera los 20 millones en marzo de 2022 (20.084.799) y los 21 millones en junio de 2023 (21.056.600), para superar ahora los 22 millones de trabajadores, 10 millones más de personas trabajando que hace 60 años.

En el 2º trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+364.800 empleos creados), sobre todo la hostelería (180.500 empleos) y el turismo, pero también han creado empleo la industria (+90.300), la construcción (+45.900) y la agricultura (+2.800 empleos).  El empleo se ha creado básicamente en el sector privado (+480.500 empleos) y poco (+22.900 empleos) en el sector público, por el fin de contratos en enseñanza y sanidad, según la EPA de junio. La creación de empleo se ha repartido casi por igual entre los hombres (+265.800 empleos) que entre las mujeres (+237.500). Y ha sido porcentualmente mayor la creación de empleo entre los menores de 25 años (+136.700 empleos) y entre los mayores de 55 años (+120.100 empleos). Esta vez, la mayoría del empleo creado ha sido para españoles (+356.300 empleos), creciendo menos entre los de doble nacionalidad (+31.500) y extranjeros (+115.600). Por autonomías, donde más creció porcentualmente el empleo fue en Baleares (+91.800), creciendo mucho en Cataluña (+91.800), Andalucía (+70.600) y Madrid (+65.400), cayendo sólo el empleo en Canarias (-2.200).

La importante mejora del empleo en el 2º trimestre (+503.000 empleos) no se traducido toda en una bajada similar del paro (-236.100 parados), porque en paralelo han aumentado los españoles activos, las personas que buscan trabajo ahora: los “activos” han aumentado en +267.200 personas, impidiendo bajar más las cifras del paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay 381.800 personas más buscando trabajo que hace un año). Y hay un récord histórico de adultos “activos” (trabajando y buscando trabajo): 24.821.800 activos, 1,66 millones más que antes de la pandemia (23.158.800 “activos” a finales de 2019). Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo.

El  paro ha bajado en el 2º trimestre (-236.100 parados) gracias a los servicios (-178.500 parados), por el tirón en el turismo, la hostelería y el comercio, y a los que perdieron su primer empleo hace un año (-42.100 parados ahora), aunque sube el paro en la industria (+3.800) y entre los jóvenes que buscan su primer empleo (+3.700), según la EPA de junio. El desempleo baja más entre las personas de 25 a 54 años (- 202.400 parados) y sólo aumenta entre los menores de 19 años (+23.200 parados). Y baja algo más el paro entre las mujeres (-129.100) que entre los hombres (-107.000 parados), reduciéndose más entre españoles y con doble nacionalidad (-203.200) que entre extranjeros (-32.900 parados). Por autonomías, baja porcentualmente más en Balares (-44.500 parados), Madrid (-51.800) y Andalucía (-50.600), subiendo el paro sólo en Navarra y Castilla la Mancha (+2.000 parados cada una).

La cifra total de parados EPA roza los 2,5 millones  (2.553.100 parados a finales de junio 2025), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.598.800 parados). Y la tasa de paro baja al 10,29%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde junio de 2008 (10,36%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,9% en la UE-27 en mayo) y cuadruplicamos la alemana (2,9% de paro), según Eurostat. También baja mucho este trimestre la tasa de paro de los jóvenes (menores 25 años), al 24,5% (14,4% en la UE-27).

Hay otros datos preocupantes del paro que también mejoran. El primero, que hay 796.000 hogares con todos sus miembros en paro (86.100 hogares menos que hace un año). El segundo, que seguimos con 8 regiones con más tasa de paro que la media (10,29%) : Melilla (25,91%), Ceuta (23,74%), Extremadura  (15,48%), Andalucía (14,85%),  Canarias (13,33%), Castilla la Mancha (13,23%), Murcia (11,61%) y Comunidad Valenciana (11,52%). Pero hay 11 autonomías con un paro del  8% o menos (7,13% en el País Vasco y 7,41% en Baleares. Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 991.500, el  38,8 % de los parados (eran el 40% hace un año).

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En mayo de 2025, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.455.261 desempleados: algo más de la mitad (52,5%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 1.004,5 euros de media y el resto (47,5%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Así que sólo el 60,5% de los parados registrados en las oficinas de empleo (2.405.963 en junio) cobran algún subsidio. Pero en realidad, con los datos del paro estimado hoy (2.553.100 parados), sólo cobran alguna ayuda el  57% de los parados EPA. Eso significa que casi la mitad de los parados reales (47%%) no cobran ninguna ayuda pública, empeorando la cobertura de 2019 (no cobraban el 38,5%). Así que baja el paro, pero también los que reciben ayudas.

Con todo, lo más positivo sigue siendo la mejor calidad del empleo que se crea en España, tras la reforma laboral de 2022. Este primer semestre, el 42,67% de los contratos firmados fueron indefinidos, algo menos que hace un año (42,87% el primer trimestre de 2024) pero un porcentaje muy superior a los de 2023 (38,7%), 2021 (10,9%) y la media de 2014 a 2020 (sólo entre el 6 y el 8% de los contratos eran indefinidos). Con ello, ya hay 16.057.400 asalariados con contrato indefinido, el 84,6% del total, frente al 74,61% de trabajadores fijos a finales de 2021, antes de la reforma laboral). Lo que no mejora son los contratos a tiempo parcial (por horas o días), que aumentan (+151.300 en el último año) y superan los 3 millones de asalariados, sobre todo por las mujeres (el 73,16% de estos contratos), que trabajan a tiempo parcial porque no encuentran trabajos a jornada completa o para cuidar a hijos y mayores.

Ahora, en 2025, el Gobierno y los expertos creen que España seguirá creando empleo, más que el resto de Europa pero menos que en 2023 y 2024, porque creceremos algo menos (+2,6%, frente al +3,2% en 2024). La previsión enviada por el Gobierno a Bruselas, en octubre de 2024, apostaba por crear 1,6 millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos, aunque realmente se han creado +468.100), 2025  (548.645 empleos) y 2026 (494.878 empleos), con el objetivo de que España roce los 23 millones de ocupados (22.989.350 en 2026) y baje su tasa de paro del 10% en 2026 (ahora parece más factible).

Los datos indican que estamos en el buen camino para lograr ambos objetivos. Pero el Gobierno Sánchez no puede “lanzar las campanas al vuelo” con el empleo y el paro, por dos razones. Una, porque seguimos siendo el país de Europa y de la OCDE (36 paises) con la mayor tasa de paro: 10,29 % en España frente al 5,9% en la UE-27 y el 4,9% en la OCDE. Y la otra, porque la tasa de empleo en España es mucho más baja que en Europa: a finales de 2024 trabajaban el 71,4% de los que tienen entre 20 y 64 años, frente al 75,8% que trabajaban en Europa, el 75,1% en Francia o el 81,3% en Alemania, según Eurostat. A lo claro :que España tiene todavía 1,08 millones de personas menos trabajando que las que deberíamos tener si fuéramos como la media europea. Y que trabajan 2,4 millones de españoles menos de los que deberían  trabajar si tuviéramos la tasa de empleo de Alemania.

Ese es nuestro gran reto: reformar la economía para que ofrezca empleo a más gente (entre 1 y 2 millones más) y eso permita reducir la tasa de paro “a niveles europeos”. En eso deberíamos centrarnos a medio plazo, sin regodearnos en los récords. Y eso implica tomar 2 medidas a corto plazo, que exigen (¡ cómo no¡ ) un pacto político económico y social. Una, aprobar un Plan de empleo, para fomentar la contratación de parados mayores de 45 años, mujeres y jóvenes, sobre todo en esas 8 regiones con más paro que la media, canalizando inversiones públicas y privadas  e incentivos a las contrataciones.

Y la otra, reformar de verdad las oficinas de empleo, porque están colapsadas (se tarda días en conseguir que te den por teléfono una cita previa para solicitar el subsidio) y además no ayudan a los parados a recolocarse. Se han cumplido 2 años de la Ley de Empleo (entró en vigor el 2 de marzo de 2023) y no ha funcionado: ni se ha hecho un perfil de los parados ni se les ayuda individualmente a colocarse. De hecho, las oficinas de empleo sólo colocan al 1,9% de los parados y apenas un 10% de los desempleados hacen cursos de formación (largos y poco útiles). Y en la web del SEPE sólo hay registradas 85.786 empresas y 32.827 ofertas de empleo. Urge reforzar la plantilla de la SEPE (con 2.000 trabajadores menos de los necesarios), mejorar su sistema informático (pésimo) y cambiar la operativa de estas oficinas (gestionadas de forma muy desigual según las autonomías), para dedicarse menos a tareas burocráticas y más a recolocar a los parados.

En definitiva, todos debemos alegrarnos porque haya 22 millones de personas trabajando en España, 10 millones más que hace 60 años, pero todavía trabaja menos gente que en Europa (de los que están en edad de trabajar) y muchos empleos son todavía precarios, demasiados a tiempo parcial y con bajos salarios. Y, sobre todo, muchos empleos se concentran en los servicios, con altibajos en las contrataciones, y todavía pocos en la industria, las empresas tecnológicas y exportadoras, que ofrecen empleos más estables y mejor pagados. Además, no olvidemos que hay mucha incertidumbre en la economía mundial, por los aranceles de Trump, y esto acabará perjudicando al empleo. Así que habrá que estar vigilantes y dispuestos a tomar medidas para salvar esos 22 millones de empleos y conseguir que sigan creciendo. Debería ser nuestro gran reto como país.

jueves, 26 de octubre de 2023

EPA septiembre 2023: empleo récord

El empleo sigue aumentando en España, a pesar del menor crecimiento, la alta inflación, los tipos de interés récord y la guerra en Ucrania y Palestina: 21.265.900 personas trabajaban en  septiembre, la cifra más alta de nuestra historia, según la EPA conocida hoy. Y aunque el paro aumenta, porque aumentan los que buscan trabajo, tenemos la tasa más baja desde 2008 (11,84%). El empleo está aguantando en todo el mundo, a pesar del parón de la economía, pero más en España: hemos creado el 60% de todo el empleo europeo este año. Pero las previsiones alertan que el empleo va a “pinchar” en los próximos meses y el Gobierno en funciones espera que se cree en 2024 la mitad de empleo que en 2023. Por eso, urge mejorar los salarios (para reanimar el consumo) y acelerar las inversiones de los Fondos europeos. Y aprobar Planes de choque para colocar a los jóvenes, las mujeres y los mayores de 45 años. No hay que dormirse en el récord.

                             Enrique Ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por la temporada turística y los contratos en la enseñanza. Este año también, a pesar del menor crecimiento económico (en España y en Europa), la alta inflación (aunque menor) y la guerra de Ucrania: se crearon + 209.100 empleos entre junio y septiembre, según la EPA conocida hoy, más del doble que el verano de 2022 (+77.700 empleos), aunque menos que en el verano de 2021 (+359.300 empleos) y que en el de 2020 (+569.600 empleos, porque salíamos del “encierro” por el COVID-19). Y más del triple de nuevos empleos que en el verano anterior a la pandemia (+69.400 empleos en 2019). Con ello, se han creado +806.000 empleos este año. Y en España hay ya 21.265,900 personas trabajando, otro récord histórico tras el de junio 2023 (21.056.700 ocupados), el mayor número de personas trabajando en España (hubo 20.646.000 ocupados en junio 2008).

En el tercer trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+138.700 empleos creados), sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también ha creado  empleo la industria (+98.800) y la construcción (+19.500) cayendo sólo el empleo en la agricultura (-47.800 empleos). El empleo se ha creado sobre todo en el sector privado (+192.200 empleos) , once veces más que en el sector público (+17.000 empleos), según la EPA. Y se ha creado casi el doble de empleo entre los hombres (+130.500 empleos), que entre las mujeres (+78.600), cayendo el empleo sólo entre los jóvenes de 25 a 34 años (-39.900 ocupados)  y entre los de 45 a 49 años (-21.100 empleos). Por autonomías, el empleo ha crecido en 12 regiones, encabezadas por la Comunidad Valenciana (+80.700 empleos), Cataluña (+62.400) y Baleares (+35.200) y ha caído en las 7 regiones restantes, sobre todo en Madrid (-15.700 empleos), Andalucía (-3.800) y Euskadi (-2.800).

La importante mejora del empleo en el tercer trimestre (+209.100) no se traducido una mejora del paro, que subió en verano (+92.700 parados), más que en el verano anterior (en 2022, el paro creció en +60.800 personas), según la EPA de hoy. Ello se debe a un fuerte aumento este verano de los españoles “activos”, que buscan trabajo: los “activos” han aumentado en +301.900 personas, impidiendo bajar las cifras del paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay más de 24 millones de activos, otro récord histórico y 962.200 personas más buscando trabajo que antes de la pandemia). Y todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo. 

El  paro subió en el tercer trimestre (+92.700 personas), por culpa de los servicios (+35.900 parados, los que se apuntaron a finales de septiembre, tras el fin de la temporada turística), los estudiantes que buscan su primer empleo (+40.900 personas) y los nuevos parados de la agricultura (+16.900) y la industria (+4.700 parados), bajando sólo el paro este verano en la construcción (-21.100 parados), según la EPA de septiembre. El desempleo aumentó poco entre los hombres (+24.400 parados) y subió mucho más  entre las mujeres (+68.400) y entre los de 25 a 54 años (+41.200 parados) y los más jóvenes (+30.600 parados entre 20 y 24 años). Por autonomías, el paro sube en 11 regiones, sobre todo en Madrid (+37.600 parados), Andalucía (+30.700), Asturias y Euskadi (+13.400), más Murcia (+10.100), bajando sólo en 8 regiones, sobre todo en Castilla la Mancha (-11.900 parados), Baleares (-8.400), Aragón (-5.600), Galicia (2.500) y Extremadura (-2.300),que se han beneficiado de un mayor turismo interior este verano.

 La cifra total de parados EPA se aleja de los 3 millones (2.855.200 parados estimados a finales de septiembre 2022), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro baja al 11,84%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,23%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,9% en la UE-27) y cuadruplicamos la alemana (3% de paro), según Eurostat.  Y baja ligeramente la tasa de paro de los  jóvenes (menores 25 años), al 27,82% (14% en la UE-27). 

Hay otros datos preocupantes del paro que mejoran. El primero, que hay 928.800 hogares con todos sus miembros en paro (-48.600 menos que hace un año). El segundo, que seguimos con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”: Ceuta (27,79% de paro), Melilla (20,89%),  Andalucía (18,67%), Extremadura (16,50%), Canarias (15,23%) y, que contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea (5,72% Baleares, 7,48% Cantabria, 7,77% Aragón, 8,32% País Vasco,  9,29% Navarra y 9,61% La Rioja). Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.132.700 parados, el 39,67% de los parados (eran el 40,29% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019). 

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En agosto de 2023, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.816.798 desempleados: menos de la mitad (48,24%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 934,40 euros de media y el resto (51,76%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Pero en esta cifra están incluidos los 11.000 trabajadores que están en ERTE y cobran las tres cuartas partes de su sueldo del SEPE. Así que, en realidad, sólo 1.805.798 parados cobra algún subsidio, el 63,25 % de los parados que refleja la EPA de hoy. Eso significa que más de un tercio de los parados (36,75%) no cobran ninguna ayuda pública, lo que mejora la cobertura de 2019 (no cobraban el 38,5%). Así que sube el paro, pero también aumentan los que no reciben ayudas. 

Visto los datos del empleo y el paro en el tercer trimestre de 2022, queda patente que España supera de momento la nueva crisis de la guerra de Ucrania, porque tenemos más ocupados (+ 1.085.000) y menos parados (- 248.600) que a finales de 2021. Concretando más, hay +495.017 afiliados más a la Seguridad Social que a principios de año, con  20.735.911 afiliados a finales de septiembre, tras 29 meses consecutivos de aumento (desde mayo de 2021). Y el paro se ha reducido, a pesar de la guerra y la inflación, en -115.185 parados este año (enero a septiembre), según Trabajo.

Con todo, la mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2023 sigue siendo menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. El balance de enero a septiembre es muy positivo: un 43,5% de todos los contratos firmados estos 9 meses (11.575.200) han sido indefinidos (5.035.200 contratos), por encima del 37,04% de contratos indefinidos firmados entre enero y septiembre de 2022. Y supone un salto tremendo sobre el porcentaje de indefinidos antes de la reforma laboral: en 2021, sólo el 10,9%  de los contratos eran indefinidos. Y entre 2014 y 2020, sólo eran indefinidos entre el 6 y el 8% de todos los contratos. Además, este año, más de la mitad de los nuevos contratos (56,11%) son a tiempo completo, más de la cuarta parte (28,7%) a tiempo parcial y el resto, fijos discontinuos (1.755.300), que son los contratos fijos que se hacen ahora a muchos de los que antes eran temporales en el turismo, hostelería y construcción : están “fijos” en las empresas, aunque trabajen por obra o temporada (el resto del tiempo no cuentan como parados aunque estén inactivos, una norma que viene desde el año 1985).

El resultado evidente de la reforma laboral es que aumentan mes a mes los asalariados con contrato indefinido, que eran el 74% de los asalariados hace dos años (septiembre 2021), un 79,81% hace un año y que ahora son ya un 82,74%, con un 17,26% todavía de asalariados con contrato temporal, el mayor porcentaje en Europa (la media de temporalidad en la UE-27 es del 14,1%). Los que más se están beneficiando de los contratos fijos son los jóvenes, cuyos contratos son ahora fijos en un 75% (antes de la reforma, lo eran menos de la mitad).Y además de conseguir más contratos indefinidos, la reforma laboral está consiguiendo contratos temporales que duran más, al penalizar la cotización de los contratos por días o menos de una semana, que ahora se hacen mucho menos.

En resumen, aunque el empleo creció menos este verano (+209.100) que en primavera (+603.900), sigue mejorando, a pesar de que la economía crezca menos, en España y en Europa, la alta inflación, la drástica subida de los tipos de interés y los conflictos geopolíticos (20 meses de guerra en Ucrania y ahora la guerra en Palestina). Los expertos muestran su extrañeza por el alto nivel de empleo en todo el mundo, con la tasa de paro más baja en los 38 paises de la OCDE desde principios de siglo (4,81% en agosto de 2023, frente al 5,39%  en 2019, antes de la pandemia, el 8,58% en 2009 y el 6,75% en 2001). Una bonanza del empleo en Occidente, a pasar de la inflación, los tipos altos y la guerra, motivada por el elevado gasto público tras la pandemia, las ayudas contra la inflación, la moderación salarial y el aumento de los beneficios empresariales, el envejecimiento de la población (hay menos mano de obra disponible) y la vuelta de mucha producción de Asia y paises en desarrollo a los paises desarrollados, tras los “embudos” en las cadenas de producción post-pandemia.

Esta mejoría internacional del empleo en los últimos años ha sido mayor en España, según los datos oficiales: el 60% de todo el empleo creado en Europa en 2023 se ha creado en España. Respecto a diciembre de 2019 (antes de la pandemia), la creación de empleo aumentó más en España (+7,1% hasta septiembre 2023) que en Francia (+4,9%), Italia (+2,2%) o Alemania (+1,3%). Y si analizamos la creación de empleo desde diciembre de 2021 (antes del inicio de la guerra en Ucrania), también se ha creado más empleo en España (+5,2% hasta septiembre 2023) que en Italia (+3,2%), Francia (+1,7%) o Alemania (+1,6%). Las razones son varias: el mayor tirón del empleo del turismo y los servicios, la menor caída de las exportaciones, el menor peso de la industria (que está creando menos empleo), la menor inflación y los salarios más bajos en España, que mejoran nuestra competitividad.

Pero ahora, cara al 4º trimestre de 2023 y, sobre todo, ante 2024, preocupa el futuro del empleo, en Occidente y más en Europa y España, dado el bajo crecimiento esperado, los altos tipos, la incertidumbre sobre la energía y la inflación y los conflictos geopolíticos. Por eso, tanto la OCDE como el FMI auguran una menor creación internacional de empleo este año y, sobre todo, en 2024. En paralelo, el Gobierno en funciones ha enviado a Bruselas, en octubre, su Plan presupuestario para 2024, donde hace 2 previsiones. Una, que se crearán 722.905 empleos entre 2023 (438.028) y 2024 (284.877), una cifra importante, pero mucho menor que el año pasado (sólo en 2022 se crearon 710.400 empleos). Y la otra, que la tasa de paro seguirá bajando, a pesar del aumento de activos (24 millones en 2024), quedando por debajo del 11% de paro a finales de 2024 (la tasa más baja desde 2008). Un aumento del empleo que será mayor que en el resto de Europa, por el empujón del turismo y los Fondos europeos.

Así que el empleo seguirá creciendo, pero mucho menos, sobre todo este invierno y hasta la primavera que viene. Por eso, resulta importante no bajar la guardia en las ayudas contra la inflación, que están ayudando a muchas familias a bajar menos su consumo y mantener el crecimiento, aunque sea menor. Y, sobre todo, dinamizar las inversiones ligadas a los Fondos europeos, claves para sostener muchos empleos (y aumentarlos). Además, el próximo Gobierno (si se constituye, algo difícil hoy) tendría que aprobar un Plan de choque por el empleo, para facilitar la contratación de los colectivos con más problemas para trabajar: jóvenes, mujeres y mayores de 45 años. En el programa de Gobierno pactado por el PSOE y Podemos se incluye aprobar 2 Planes de empleo para jóvenes y parados de más de 45 años, pero necesitarán apoyos políticos, recursos y la colaboración de las 11 autonomías del PP (y VOX), que gestionan el día a día de las políticas de empleo en España.

En resumen, sigue mejorando el empleo, pero preocupa que “pinche” en los próximos meses. Y todavía tenemos demasiado paro, concentrado en los mayores, las mujeres y los jóvenes, que siguen esperando una oportunidad. Crear más empleo y de calidad debería concentrar los esfuerzos la próxima Legislatura. Porque el empleo es la base de todo.

jueves, 27 de octubre de 2022

EPA septiembre 2022: se frena el empleo

La crisis desatada por la inflación y la guerra empieza a afectar al empleo, que crece menos, según la EPA publicada hoy : +77.700 empleos creados este verano, la quinta parte que el verano anterior, porque se creó menos empleo en el turismo y se perdió en agricultura y construcción, sobre todo de mujeres y jóvenes. Y subió el paro este verano, cuando normalmente baja, porque hay más “activos” buscando. Como muchos llevan más de un año parados, el 40% de los desempleados no cobra subsidio. Ahora, se teme que el empleo caiga en el 4º trimestre, tras haberse “salvado” de esta crisis: hay 360.800 ocupados más que antes de la invasión de Ucrania (la mayoría, empleos fijos, ahora el 80% de los asalariados). Urge proteger los empleos, sobre todo los más vulnerables (mujeres y jóvenes), con un pacto social que evite despidos, apoyándose en el mecanismo RED (los nuevos ERTES). Y subir (moderadamente) los salarios para que no se desplome más el consumo y evitemos la recesión. Salven los empleos.

Enrique Ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por la temporada turística y los contratos en la enseñanza. Este año también, pero se ha frenado la subida de años anteriores, por la incertidumbre económica provocada por los altos precios y la guerra de Ucrania: se crearon +77.700 empleos entre junio y septiembre, según la EPA conocida hoy, la quinta parte que en el verano de 2021 (+359.300 empleos), muchos menos que en el de 2020 (+569.600 empleos, porque salíamos del “encierro” por el COVID-19) y algunos más que en el último verano anterior a la pandemia (+69.400 empleos en 2019). Con ello, se han creado +360.800 empleos este año, a pesar de la crisis desatada por la alta inflación y la guerra de Ucrania. Y en España hay ya 20.545.700 personas trabajando, todo un récord de empleo desde antes de la crisis financiera (20.646.000 ocupados en junio 2008).

En el tercer trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+114.300 empleos creados), sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también ha creado  empleo la industria (+33.100), cayendo mucho la ocupación en la agricultura (-60.300 empleos) y en la construcción (-9.400). El empleo se ha creado menos en el sector privado (+25.400 empleos) que en el sector público (+52.300 empleos), por los nuevos contratos en enseñanza y sanidad, según la EPA. Y sorprende que la creación de empleo se haya dado sólo entre los hombres (+138.400 empleos), mientras las mujeres perdían empleo (-60.700 ocupadas), lo mismo que los jóvenes (-56.700 empleos entre 20 y 29 años), aumentando sobre todo la ocupación de los mayores de 55 años (+92.900 empleos, sobre todo hombres). Y por autonomías, el empleo ha crecido en el tercer trimestre en 12 regiones, encabezadas por Baleares (+41.700 empleos) y Cataluña (+38.800) y ha caído en las cinco restantes, sobre todo en Madrid (-64.400 empleos) y Murcia (-18.300).

La pequeña mejora del empleo en el tercer trimestre (+77.700) no se traducido una mejora del paro, que subió en verano (+60.800 parados, el único verano en que ha subido el desempleo desde 2014, con la excepción del de 2020, por la pandemia. Ello se debe a un fuerte aumento este verano de los españoles “activos”, que buscan trabajo: los “activos” han aumentado en +138.500 personas, impidiendo bajar las cifras del paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay 367.100 personas más buscando trabajo que antes de la pandemia). Y todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo.

El  paro subió en el tercer trimestre (+60.800 personas), por culpa de los servicios (+85.700 parados, los que se apuntaron a finales de septiembre, tras el fin de la temporada turística), los estudiantes que buscan su primer empleo (+50.800 personas) y los nuevos parados de la agricultura (+14.400) y la industria (+6.400 parados), bajando sólo el paro este verano en la construcción (-14.900 parados), según la EPA de septiembre. El desempleo bajó entre los hombres (-18.500 parados), pero subió este verano entre las mujeres (+79.300) y entre los más jóvenes (+64.100 parados entre 20 y 24 años), bajando entre los mayores de 55 años (-52.800 parados). Por autonomías, el paro sube en la mayoría, sobre todo en Madrid (+38.300), Comunidad Valenciana (+23.300) y Murcia (+17.600) y baja en Baleares (-22.500 parados), Castilla y León (-14.400) y las regiones del norte, la Rioja y Aragón, que se han beneficiado de un mayor turismo interior este verano.  

La cifra total de parados EPA roza los 3 millones (2.980.200 parados estimados a finales de septiembre 2022), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro baja al 12,67%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,23%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (6% en la UE-27) y cuadruplicamos la alemana (3% de paro), según Eurostat.  Y es muy preocupante el salto en la tasa de paro de los  jóvenes (menores 25 años): pasa del 28,52% al 31,01% (13,8% en la UE-27).

Hay otros datos preocupantes del paro que mejoran. El primero, que hay 977.400 hogares con todos sus miembros en paro (-12.900 menos que el trimestre pasado). El segundo, que seguimos con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”, aunque ahora casi todas bajan del  20%, salvo Ceuta (30,82% de paro) : Andalucía (18,98%), Melilla (18,16%), Canarias (17,73%) y Extremadura (15,85%), que contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea (5,79% Baleares, 8,03% Rioja, 8,29% País Vasco, 8,61% Cantabria, 8,99% Navarra y 9,08% Aragón) . Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.256.600 parados, el 42,16% de los parados (eran el 47,78% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019).

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En agosto de 2022, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.796.339 desempleados: menos de la mitad (47,34%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 872,20 euros de media y el resto (52,66) cobraban un subsidio asistencial de 463,21 euros. Pero en esta cifra están incluidos los 18.098 trabajadores que están en ERTE y cobran las tres cuartas partes de su sueldo del SEPE. Así que, en realidad, sólo 1.778.241 parados cobra algún subsidio, el 59,66 % de los parados que refleja la EPA de hoy. Eso significa que casi la mitad de los parados (40,34%) no cobran ninguna ayuda pública, empeorando la cobertura sobre 2019 (no cobraban el 38,5%). Así que sube el paro y también los que no reciben ayudas.

Visto los datos del empleo y el paro en el tercer trimestre de 2022, queda patente que España supera de momento la nueva crisis de la guerra de Ucrania, porque tenemos más ocupados (+ 360.800) y menos parados (- 123.600) que a finales de 2021. Concretando más, hay 385.000 afiliados más a la Seguridad Social que a principios de año, con un récord histórico de 20.224.355 afiliados a finales de septiembre, tras 17 meses consecutivos de aumento (desde mayo de 2021). Y el paro se ha reducido, a pesar de la guerra y la inflación, en -181.159 parados desde finales de enero hasta finales de septiembre, según Trabajo.

Con todo, la mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2022 es menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. Ya en el primer trimestre de 2022, el 22,7% de todos los contratos firmados fueron indefinidos, frente a sólo el 10,9% de los firmados en todo 2021, según los datos de Trabajo. En el 2º trimestre, el avance fue aún mayor: el 34,28% de todos los contratos firmados de enero a junio fueron indefinidos (3.281.900 contratos), más del triple que en todo el año 2021 (el 10,9%) y cinco veces más que entre 2014 y 2020 (sólo entre el 6 y el 8% de los contratos fueron indefinidos). Y ahora, en el tercer trimestre ha habido otro salto en la contratación indefinida y el balance anual es impresionante: un 37,04% de los contratos firmados entre enero y septiembre han sido indefinidos (5.250.400 contratos fijos firmados). Y sólo en septiembre de 2022, casi la mitad de los contratos firmados (el 46,72%) fueron indefinidos (775.856 contratos fijos), gracias al fuerte aumento de los contratos fijos discontinuos (han crecido un +811% este año), que son los contratos fijos que se hacen ahora a muchos de los que antes eran temporales en el turismo, hostelería y construcción : están “fijos” en las empresas, aunque trabajen por obra o temporada (el resto del tiempo no cuentan como parados aunque estén inactivos, una norma que viene desde el año 1985).

El resultado evidente de la reforma laboral es que aumentan mes a mes los asalariados con contrato indefinido, que eran el 74% de los trabajadores hace un año (septiembre 2021) y que ahora son ya un 79,81%, con un 20,19% todavía de asalariados con contrato temporal, el mayor porcentaje en Europa (la media de temporales es del 15% de los asalariados). Y el ministro Escrivá ha anticipado que el 84% de los contratos firmados en octubre habrán sido indefinidos. Los que más se están beneficiando de los contratos fijos son los jóvenes, cuyos contratos son ahora fijos en un 75% (antes de la reforma, lo eran menos de la mitad).Y además de conseguir más contratos indefinidos, la reforma laboral está consiguiendo contratos temporales que duran más, al penalizar la cotización de los contratos por días o menos de una semana, que ahora se hacen mucho menes.

Otro fruto de la reforma laboral es que está aflorando “empleo sumergido, se están “regularizando empleos” que antes no estaban legalizados ni reconocidos, que formaban parte de la “economía sumergida”. Trabajo estima que, desde finales de 2019 hasta ahora, han aflorado 285.000 empleos “ilegales”, un tercio de los nuevos afiliados (850.000 desde el inicio de la pandemia). Y eso porque las ayudas públicas y los ERTES han compensado a muchas empresas (250.000 asalariados “legalizados) y autónomos (35.000 han aflorado) a darse de alta en la Seguridad Social para poder recibirlas. Y esto, además de aumentar las cifras de ocupados (y reducir las de parados) ha aumentado las cotizaciones de la Seguridad Social (+2.900 millones) y los ingresos fiscales (sobre todo en IRPF).

Ahora, se teme por el empleo en el 4º trimestre, ante las previsiones de que caiga el crecimiento económico, en Europa y en España, lo mismo que en el primer trimestre de 2022, por la inflación (frena el consumo)  y la subida de tipos de interés. Sin embargo, en octubre, la Seguridad Social espera otro aumento de afiliados, +15.000 nuevos, con lo que aumentará en 400.000 los afiliados ya este año. El Gobierno cree que el empleo mantiene su dinamismo, a pesar de la inflación y la guerra. Y su previsión es que, aunque crezcamos poco, el empleo siga aumentando, aunque menos: unos 400.000 nuevos empleos este año 2022, frente a los 840.600 empleos creados en 2021.

Se confía en que el empleo aguante, aunque la economía “pinche” en los próximos 6 meses,  porque las ventas de las empresas siguen altas en muchos sectores (y sus beneficios) y   las exportaciones (con el euro débil)  están ayudando mucho, lo mismo que la moderación de los salarios (han subido un 2,61% los convenios firmados hasta septiembre), aunque les hayan aumentado la mayoría de los costes y se frene el consumo. Y, sobre todo, porque los sectores o empresas con más problemas tienen a mano un nuevo mecanismo para afrontar crisis coyunturales sin despedir: el mecanismo RED. Se trata de una medida incluida en la reforma laboral, que prorroga y adapta el viejo sistema de los ERTEs: permite a las empresas con problemas solicitar una reducción de jornada o una suspensión temporal de contratos, con exenciones de cuotas y desempleo para los trabajadores temporalmente afectados. Ya se ha activado para las agencias de viajes.

Nos esperan unos meses difíciles, también para el empleo. Pero hay que hacer todo lo posible para que no se pierdan puestos de trabajo, una mayor prioridad en España que en el resto de Europa por dos razones: tenemos el doble de paro y aquí trabaja menos gente, unos 1,8 millones menos de los que deberían trabajar con la tasa de empleo europea. Así que no podemos dejar que esta nueva crisis, desatada por la inflación, destruya empleo, como se consiguió evitar con la pandemia (ahora trabajan 578.800 españoles más que en 2019). Y eso pasa por mantener las ayudas públicas a familias y empresas y relanzar el pacto social entre patronal y sindicatos, pactando subidas salariales “razonables” para 2023 y un nuevo salario mínimo, que contrarresten la inflación y sostengan el consumo, las ventas y el empleo. Y sobre todo, remar todo el país en la misma dirección: afrontar solidariamente la crisis, repartir sus costes y salvar los empleos. Son sagrados.