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jueves, 9 de julio de 2015

Sube la luz antes de pagarla por horas


El Gobierno vende que somos el único país de Europa que va a pagar la luz por horas, con lo que ahorraremos si gastamos de noche o por la mañana. El nuevo sistema, en vigor desde el 1 de julio, no se aplicará totalmente hasta octubre, y sólo para la mitad de usuarios, los 10,7 millones que tienen contadores inteligentes con telemedida. El resto tendrá que esperar a que se lo instalen (van por el 40%) y el plazo acaba en 2018. Entre tanto, el recibo de la luz subió  en junio un 5,2% y un 3,6% en la primera mitad de 2015. Y volverá a subir este verano, para bajar en otoño. España es el cuarto país con la luz más cara de Europa, para familias y para empresas. Y eso porque pagamos muchos costes de más, que ni ZP ni Rajoy se han atrevido a quitar a las eléctricas, engordando sus beneficios. Un gran reto para el próximo Gobierno.
 

enrique ortega


El próximo recibo de la luz viene con subida. En junio, el coste de producir electricidad se disparó, por el aumento de la demanda y la menor aportación de las energías eólica e hidráulica (por la climatología). Y como el coste repercute algo más de un tercio en el recibo, subió un 5,2% en junio. Una fuerte subida (la mayor del año) que contrasta con la bajada del -1,5% en mayo y la subida del +1,8% en abril, según las estimaciones de la calculadora Lumios de Red Eléctrica. Con ello, el recibo de la luz habrá subido una media del 5,5 % en el segundo trimestre, tras haber bajado un 1,9% en el primer trimestre. En consecuencia, el recibo de la luz lleva este año una subida media del 3,6%, un aumento de 3 euros por recibo mensual (70 euros) para una familia con dos hijos que consuma 3.900 kW/h anuales.

Ahora, los expertos apuestan por nuevas subidas de costes en la producción de electricidad este verano y una ligera bajada en otoño, con la previsión de cerrar 2015 con una subida del recibo de la luz del 4 al 5%, tras haber bajado un 4,9% en 2014 (según Industria). Aún falta por ver si una serie de factores “externos” no suben más los precios: el aumento del consumo, la repercusión de las ayudas a las grandes empresas consumidoras (550 millones que ahora se cargan como costes en la producción de electricidad), el regalo de la mitad de los peajes que pagaban las empresas vascas (en contrapartida a que el PNV apoyara  en 2013 la Ley del sector eléctrico del Gobierno), el pago de los 200 millones del bono social (que antes pagaban las eléctricas y que ahora van a costes de producción) y, sobre todo, el aumento en el coste de producir electricidad eólica, al haberles quitado ayudas el Gobierno. Y por si fuera poco, el Tribunal Supremo acaba de decidir que los impuestos medioambientales que aplican tres autonomías (Castilla y León, Castilla la Mancha y Galicia) tendrán que pagarlos los consumidores que vivan en esas autonomías y no el resto, con lo que a ellos les subirá aún más el recibo de la luz mientras les baja algo al resto.

Mientras sube la luz, el Gobierno desvía la atención con el nuevo sistema de facturación por horas, vendiendo que es “una innovación en Europa”. Teóricamente, entró en vigor el 1 de julio, pero las eléctricas tienen tres meses para ponerlo en marcha, hasta el 1 de octubre. Y no se aplicará a todos los usuarios, sólo a los que cumplan dos condiciones. Una, tener un contrato de luz con precio regulado (precio regulado al pequeño consumidor, PVPC), con una potencia contratada inferior a 10 kWh, un contrato que tienen 17 millones de los 25,4 millones de españoles con contrato de luz (el resto son contratos “libres”). La otra condición es tener instalado un contador inteligente con telemedida, que envía los datos a la comercializadora o a la eléctrica. De momento, sólo hay instalados 10,4 millones de contadores inteligentes con telegestión, a un 40% del total de clientes. El resto tendrá que esperar a que las eléctricas se lo instalen y tienen de plazo hasta finales de 2018. Eso sí, todos tendrán que pagar un alquiler por el nuevo contador de 1 euro al mes (ahora pagamos 60 céntimos).

Con los nuevos contadores, la luz se cobrará a un precio diferente cada hora (24 tarifas al día), precio que se podrá consultar a las 20,30 horas  del día anterior en la web de Red Eléctrica. Los precios variarán de un día a otro y según la estación y la climatología, siendo más bajos entre enero y mayo y más caros en el resto del año. Las horas más caras serán entre 12 y 22 horas (invierno) o entre 13 y 23 horas (verano), destacando como franjas horarias más caras las que van de 20 a 23 horas, sobre todo los lunes y entre semana. Y las horas más baratas serán desde las 12 de la noche a las 12 de la mañana, siendo la luz más barata los fines de semana y sobre todo el domingo entre las 15 y 18 horas. Los expertos aconsejan que empecemos a cambiar los hábitos de consumo y pongamos algunos electrodomésticos (lavadora, friegaplatos, horno) y la calefacción por la noche y los fines de semana, para poder ahorrar hasta un 5%. Claro que para sacar el máximo partido a la tarifa horaria habrá que estar mirando los precios cada día, algo un poco obsesivo.

Con o sin tarifa horaria, la luz está muy cara en España, tras haber subido un 71% entre 2003 y 2013, según Industria. Y después  ha subido el doble en España, entre el 2º semestre de 2013 y el 2º semestre de 2014: un +4,1% frente al +2,7% de la zona euro y el +2,9% de Europa (UE-28), segúnEurostat. Con ello, España era, a finales de 2014, el cuarto país europeo con la electricidad para uso doméstico más cara (0,237 €/kWh), sólo por detrás de Dinamarca (0,304 €/kWh), Alemania (0,237 €/kWh) e Irlanda (0,254€/kWh) y muy alejada del precio medio de la electricidad en Europa (0,208 €/kWh en UE-28, un 14% más barata) y en la zona euro (0.221 €/kWh, un 7,2% más barata que en España). Y peor lo tienen las empresas españolas, que pagan la electricidad un 20% más cara que las alemanas, un 30% más que las francesas o un 50% más que las chinas.

¿Por qué los españoles pagamos la luz más cara? Básicamente, porque en el recibo de la luz estamos pagando costes de más, extracostes que el Gobierno mantiene (hoy Rajoy y antes ZP) desde la época de Aznar, en dos de las tres partes del recibo. En la parte que pagamos el coste de producción la electricidad (37,48% del recibo), pagamos de más los kilovatios que producen las centrales hidroeléctricas y nucleares (un sobreprecio que les garantizó Aznar en 1997), así como el exceso de centrales (pagamos ayudas a las centrales de gas y carbón sólo porque estén disponibles, aunque no funcionen) en unos años donde sobra potencia instalada (duplica con creces el consumo) y la compensación a las grandes empresas consumidoras (550 millones de subvenciones a siderurgias, cementeras, aluminio, etc., por compensarles de posibles “cortes de suministro” que no se dan nunca).


En la parte de precios regulados (41,14% del recibo), pagamos otros extracostes que deberían suprimirse o pagarse en los Presupuestos: ayudas a las renovables (7.100 millones) o al carbón nacional, ayudas al transporte (1.689) y a la distribución de electricidad (5.000 millones, 6 céntimos por kW cuando en Europa se paga medio céntimo a la distribución), ayudas al parón nuclear y la hipoteca de la deuda eléctrica (22.000 millones que quedan por pagar y suponen un extracoste anual de 2.900 millones hasta 2030, un 6,5% de todo el recibo de la luz). Y en la tercera parte del recibo (el 21,38% restante), los impuestos, los españoles pagamos menos impuestos que el resto de europeos (32% del recibo son impuestos en la UE-28 y el 36% en la zona euro).

Como puede verse, son muchos extracostes que disparan nuestro recibo de la luz y la mayoría acaban en los beneficios de las eléctricas, que son las compañías del sector más rentables de Europa (las 4 grandes ganaron 8.166 millones en 2014) y con mayor dividendo. Lo normal sería realizar una auditoría de costes del sector eléctrico, para que los usuarios pagáramos en el recibo lo que realmente cuesta producir, transportar y distribuir la electricidad, no extracostes que se van sumando y se pagan injustificadamente desde hace 18 años. Un reto que no ha querido afrontar ningún Gobierno, porque supone enfrentarse a un sector con gran poder económico, político y mediático y a un verdadero oligopolio, donde la competencia es inexistente: las tres grandes eléctricas (Endesa, Iberdrola y Gas Natural-Fenosa) acaparan el 92% de los consumidores domésticos y un 72% del mercado empresarial.

Así que, al margen de la luz baje o suba (como este año), de que cueste más de día que de noche, el problema de fondo es que estamos pagando de más por la luz y ningún Gobierno se plantea hacer una auditoría de costes independiente y poner el cascabel al todopoderoso gato eléctrico. Y así, la luz cuesta muy cara y un 42% de las familias tienen ya problemas para pagar el recibo cada dos meses, mientras hay 1,8 millones de familias en riesgo de pobreza energética, 1 de cada 10 hogares. Y las empresas tienen que pagar un extracoste por la electricidad que les impide ser más competitivos al vender, en España y fuera, mientras se pelean por no subir más de un 1% los salarios. En definitiva, los extracostes de la luz son una rémora para la economía y la recuperación. Un grave problema  que urge resolver y que debía ser un tema central de debate para las próximas elecciones y uno de los principales retos para el futuro Gobierno. ¡Luz sobre el recibo!   

lunes, 31 de marzo de 2014

Nadie sabe lo que costará la luz


El nuevo sistema para fijar el precio de la luz no entra en vigor este 1 de abril, como dijo el Gobierno, sino el 1 de julio. Entonces pagaremos la luz por el precio que tiene cada día en el mercado eléctrico, lo que supondrá tremendos vaivenes de precios: será imposible saber lo que nos cuesta hasta que llegue el recibo. En el de junio, además, nos devolverán dinero (unos 34 euros por recibo) por haber pagado de más este primer trimestre. Y nos dirán cuánto devuelven el 15 de mayo, diez días antes de las elecciones europeas... Sube además el pago por potencia contratada, gastemos o no luz. Y las familias más pobres, con bono social, pagarán más. Este  cambio en el recibo (pagar el precio de la luz cada día) no evita el problema de fondo: seguimos pagando muchos extracostes con el recibo, en beneficio de las eléctricas. Y eso, el Gobierno no se atreve a cambiarlo.
                         
                
                                                                                        Enrique Ortega
El recibo de la luz tiene tres partes: un 37,48% va a pagar los costes de producirla, un 41,14 % a pagar su transporte y comercialización más un montón de subvenciones (a las islas, Red Eléctrica, comercializadoras, renovables, eléctricas y empresas) y el 21,38% restante son impuestos. Ahora, el cambio en el recibo de la luz, que entrará en vigor el 1 de julio (y no el 1 de abril, como anunció el Gobierno en diciembre), afecta solo a la primera parte de la factura, al cálculo de lo que sube producir la electricidad.

Hasta diciembre, la subida de producir la luz se fijaba en una subasta trimestral, donde productores de electricidad y brókeres financieros pujaban por los precios que se ofrecían para el trimestre siguiente. Era un mercado muy especulativo, tanto que Industria calcula que los consumidores hemos pagado 1.671 millones de más por la luz entre 2009 y 2013, un 3% de la subida del recibo. Tras el subidón en la subasta de diciembre, invalidada por el Gobierno, se estableció una subida de la luz del 2,3% para el primer trimestre y se decidió fijar un nuevo sistema para establecer las siguientes subidas: cobrar la luz por lo que valía cada hora en el mercado eléctrico. Para ello, hacía falta que los usuarios tuvieran unos contadores inteligentes. Pero sólo hay 7 millones instalados, la mayoría sin lectura online. Y así, el Gobierno tuvo que volver a cambiar sus planes: ahora nos cobrarían la luz por lo que cuesta cada día en el mercado eléctrico mayorista, según los datos de Red Eléctrica. Y para dar tiempo a las eléctricas para adaptarse, el nuevo sistema entra en vigor el 1 de julio.

Mientras, este segundo trimestre, se prorroga el precio de la luz del primer trimestre. Pero habrá otros dos cambios, que se traducen en subidas de los próximos recibos . El primero, que desde el 1 de febrero se cambia la factura: sube la parte fija, que se paga por la potencia instalada (supondrá el 60% del recibo, cuando hace un año era el 35%) y baja la parte variable, la que se paga por el consumo (pasa del 65 al 40% de la factura). En definitiva, que por tener un contrato se paga más y menos por consumir  luz, lo que perjudica a los que gasten menos, a las segundas viviendas y a los pisos vacíos. Es una manera de compensar a las eléctricas de la caída del consumo de luz desde hace cinco años. El otro cambio afecta a 2,5 millones de españoles (pensiones bajas, parados y familias numerosas) que tienen un bono social y pagan menos por la luz: se les va a cobrar ahora la cuota fija y se les reduce la rebaja del recibo, lo que aumentará los cortes de luz por impago (1,4 millones).

El Gobierno dice que el nuevo sistema bajará la luz un 3%, el extracoste que suponía la subasta trimestral. Pero no está claro, ya que cuenta mucho más la subida por potencia instalada (+2,3%) y los recortes al bono social (+2%). En cualquier caso, el nuevo sistema, que tiene en cuenta el precio de la luz cada día, es muy volátil: el mercado eléctrico español es el que tiene más altibajos en los mercados europeos: en 2013 tuvo días con precios de 90 euros Mwh y días con precio cero. Altibajos que acabarán en nuestro recibo, haciendo imposible saber lo que nos va a costar la luz. Con una ventaja para el Gobierno: en lugar de afrontar un titular cada trimestre (“La luz sube tanto”…), ahora no sabremos lo que nos sube (o baja) la luz hasta que veamos el recibo. Y será muy distinto según el peso de nuestro consumo.

Con ello, el recibo, ya de por sí complicado, va a ser una fuente de sorpresas, sobre todo este año. En el recibo de junio nos deberían devolver lo que nos han cobrado de más en el primer trimestre (la luz ha subido menos de lo fijado en la subida de enero). Este reajuste de precios asciende a 300 millones de euros según Industria (unos 34 euros por recibo, según el sector) y nos lo concretarán hacia el 15 de mayo, como un “regalo” del Gobierno a diez días de las elecciones europeas. Luego, en julio nos llegará el primer recibo con cambios : desde el 1 de julio, nos cobrarán la luz por el precio diario que tenga en el mercado eléctrico.Y en los siguientes recibos, nos seguirán cobrando el precio diario de la luz, pero además, en el recibo de agosto nos harán “el segundo regalo”: nos tendrán que devolver (o cobrar) lo que nos hayan cobrado de más (o de menos) en este segundo trimestre, cuando se prorrogan los precios del primer trimestre. Luego, en los sucesivos recibos, no habrá ya más devoluciones: nos cobrarán los precios diarios desde julio y los cambios en la potencia-consumo y el bono social.

Así durante los próximos meses, mientras el Gobierno prepara el cambio “definitivo”: cobrar la luz por lo que vale cada hora, algo que según las eléctricas no podrá hacerse a todos hasta finales de 2018, cuando se terminen de instalar todos los contadores inteligentes (que nos costarán un alquiler de 0,85 a 1,15 euros/mes, frente a 0,5 euros del alquiler actual). Pero antes, desde el 15 de abril de 2014el Gobierno quiere que las eléctricas ofrezcan a los usuarios una tarifa plana anual por la luz, parecida a la del teléfono: pagas una cantidad fija por un consumo hasta tantos kilovatios al año. La ventaja es que así sabemos de antemano lo que vamos a pagar. La desventaja es que, como las eléctricas no se van a pillar los dedos, estas tarifas planas serán más caras que la tarifa diaria, porque tienen que cubrirse del riesgo de un mayor gasto. Y además, si rescindimos el contrato antes de terminar el año contratado, nos penalizarán (hasta el 5% del consumo pendiente).

Mientras digerimos este galimatías eléctrico, recordemos que estos cambios afectan sólo a la primera parte del recibo (37,48%), pero que el Gobierno no afronta los otros dos problemas de fondo del sistema eléctrico español. Uno, el sistema de precios fijado por Aznar con la Ley eléctrica de 1997: se paga por la luz lo que cuesta producirla en la central más cara (térmicas de gas, fuel y carbón), lo que beneficia a las centrales con menos costes (hidráulicas y nucleares). Es como pagar lo mismo por la carne picada al que la hace con pollo o cerdo que con chuletón de ternera. Con ello, estamos pagando un extracoste a la luz que procede de las centrales hidráulicas y nucleares (ya casi amortizadas). Y este sistema de  precios, que está detrás de los precios del mercado, no se ha tocado, aunque ahora se haya cambiado la subasta trimestral por el precio diario en el mercado mayorista.

El otro problema, tampoco abordado, es que en la segunda parte del recibo (41,14%)estamos pagando unos extracostes que en su mayoría no están justificados: primas a las renovables (17,21%, que debían ir con cargo al Presupuesto), subvenciones al transporte y a la comercialización, ayudas a las eléctricas (9,33% por pago déficit de tarifa, parón nuclear, compensación uso carbón, compensación por centrales de gas), a grandes empresas consumidoras (0,94%) o ayudas a las islas (4,14%) y al bono social (0,41%), que debía pagar también el Presupuesto y no nuestro recibo.

Unos y otros son extracostes que no debíamos pagar en el recibo y pagamos, al margen de lo que suba o baje el coste de producir electricidad. Y tampoco ha resuelto el Gobierno dos problemas más que encarecen la luz. Uno, el exceso de centrales, sobre todo térmicas de gas (27.206 Mw), que las eléctricas construyeron la pasada década al amparo de ayudas públicas y que ahora pagamos aunque sólo funcionen al 10%. De hecho, tenemos 108.148 Mw instalados y sólo consumimos un máximo de 40.277 (27 de febrero 2013), con lo que sobran la mitad de las centrales que estamos pagando. Además, España es una “isla” a efectos eléctricos: sólo se puede importar/exportar un 3% de la luz, con lo que no puede recurrirse a comprar luz a Francia o a Portugal (más baratas) para bajarnos el recibo.

Todo este “caos eléctrico explica por qué la luz ha subido en España un 60% desde 2007 y por qué España es el tercer país de Europa con la luz más cara, tras Chipre e Irlanda (dos islas): estamos pagando la luz un 27,6% más cara que la media europea, según Eurostat. Y esto es una tremenda losa sobre la mayoría de nuestras empresas a la hora de competir en Europa: nos bajan los sueldos para bajar costes y ese sacrificio se lo come (con creces) la subida de la luz. Y una losa sobre las familias: España es el tercer país UE (tras Rumanía y Malta) con más “pobres energéticos”, 7 millones de españoles, según ACA. Eso sí, las eléctricas españolas consiguen ser las más rentables de Europa: tienen un 6,78% de margen sobre ventas frente al 2,62% del resto de eléctricas europeas.

Y todo ello para que encima, estos altos precios no cubran los costes reconocidos y tengamos una deuda con las eléctricas (el déficit de tarifa) que sigue creciendo (+4.098 millones en 2013, 400 millones más de lo esperado), una hipoteca a 25 años que también pagamos con el recibo.

Todos estos problemas siguen ahí, sin resolver, a pesar del último cambio en el recibo que ahora nos cobra el precio diario de la luz. Estamos pagando extracostes de más por la luz, desde 1.997, y el Gobierno sigue sin remediarlo. Habría que hacer una auditoría de costes, para pagar la luz por lo que efectivamente cuesta producirla (un 20% menos). Y si hay que ayudar a las renovables, que sea con cargo al Presupuesto. Y cerrar las centrales que no hacen falta, para pinchar la “burbuja eléctrica”, que tan cara nos cuesta. Claro que todo esto supondría recortar los beneficios a las eléctricas, un lobby poderoso, con expresidentes y políticos a sueldo en sus Consejos. Y no hay Gobierno que se atreva. Así nos va con el recibo.