Este mes de diciembre, bancos y Cajas nos bombardean con ofertas de Planes de pensiones privados. Y muchos creen que el tema no va con ellos, sobre todo los más jóvenes. Se equivocan. Por tres razones. Una, porque cuando se jubilen, van a perder un tercio de sus ingresos o incluso la mitad: la pensión media está en 878 euros y la máxima en 2.466. Dos, porque con la reforma que viene, las pensiones futuras van a ser aún menores. Y tres, porque los Planes de pensiones es la única forma de ahorro que permite desgravar a Hacienda (hasta 10.000 euros al año y 12.500 los que tienen más de 50 años) y con ello pagar menos o que la declaración salga negativa. El problema es que este año, cuando más deberíamos pensar en invertir para nuestra jubilación, la crisis no nos deja libre un euro. Pero no queda más remedio que planificarse y sacarlo para más adelante.
Actualmente, ocho millones de españoles tienen un Plan de pensiones privado, individual o de empresa, el doble que hace sólo 10 años. España es el séptimo país de Europa en planes de pensiones complementarios, un ranking encabezado por Gran Bretaña, Holanda y Suiza, seguidos por Finlandia, Alemania y Dinamarca. El mayor retraso se da en los planes de empresa, que sólo tienen el 18 % de los trabajadores españoles (en Gran Bretaña los tiene la mitad de los asalariados), una asignatura pendiente de los convenios colectivos, aunque deberían apoyarse con más incentivos públicos. En cuanto a los planes individuales, los temores al recorte de las pensiones públicas han hecho que en 2010 hayan crecido las aportaciones, aunque la crisis ha reducido en 300.000 los partícipes en Planes de pensiones en los dos últimos años.
Cualquier edad es buena para empezar a invertir en un Plan de pensiones privado, pero lo ideal es empezar a los 40 años, con aportaciones periódicas de 300 a 500 euros al mes. Para conseguir 140.000 euros al jubilarse (777 euros de pensión privada al mes durante 15 años), por ejemplo, habría que aportar 5.450 euros al año desde los 45 años. Si se hace más tarde, desde los 55 años, habría que aportar tres veces más, 16.100 euros al año. Y si se hace desde los 35, menos de la mitad, 2.360 euros al año. Eso sí, hay que saber que ese dinero no se puede tocar hasta la jubilación, salvo en tres supuestos: incapacidad laboral permanente, enfermedad grave o desempleo de larga duración (más de 1 año continuado).
A la hora de elegir un Plan, cuatro consejos sencillos. Primero, busquemos una entidad que ofrezca planes de distintas gestoras y no quiera “colocar los suyos”. Segundo, mirar la comisión que nos cobran (media: 1%), no tanto los “regalos”. Tercero, diversificar entre varios Planes, unos con más riesgo que otros, según la edad. Y cuarto, hacer seguimiento: si no va bien, se cambia de un Plan a otro, o a otra entidad (traspaso, generalmente con incentivo).Eso sí, pensando que es una inversión a 20 o 30 años, y que en ese plazo suele ser rentable: la rentabilidad media de los Planes de pensiones es, en los últimos 20 años (con tres crisis), de un 5,19% anual. Y hay que sumar los impuestos que nos hemos ahorrado.
Lo dicho, no están las cosas para ahorrar, pero hay que sacar un dinero como sea para preparar la jubilación y asegurarse una pensión privada complementaria a la pública. Mejor antes que después, porque será menos costoso. Jubilación viene de júbilo pero tendremos poco si ganamos la mitad y encima tenemos que seguir ayudando a los hijos. Así que, junto a la hipoteca, el colegio de los niños y los gastos fijos, hay que sacar para el Plan de Pensiones.
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