Las inversiones extranjeras han sido claves en el “milagro económico” español de los últimos años, cuando crecemos más que la de la mayoría de paises, porque han aportado recursos para modernizar el país, mejorado nuestra tecnología y competitividad y creado empleo estable. España se ha convertido tras la pandemia en un destino atractivo para los inversores extranjeros, que han apostado por participar en grandes y medianas empresas, instalar nuevos proyectos y financiar muchos sectores, desde los hoteles e inmobiliarias a las renovables, la sanidad o las residencias de ancianos. Sólo en 2023 y hasta septiembre de 2024, según Funcas, las inversiones extranjeras directas en España han sido de 71.300 millones de euros, más del doble de las recibidas por Francia, un 50% más de las que han dio a Italia y casi las mismas que Alemania (una economía tres veces mayor). Ya en 2023, las inversiones extranjeras directas en España superaron los 30.000 millones de euros (30.362 millones), por 2º año consecutivo (32.207 millones recibidos en 2022), muy por encima de las inversiones recibidas antes de la pandemia (24.197 millones en 2019) e incluso en los años del boom económico anterior a la crisis financiera (29.718 millones recibidos en 2018), según la serie histórica publicada por Comercio. Ese año 2023, el último con datos completos, la mayor inversión extranjera vino de EEUU (7.588 millones de euros), seguida de Reino Unido (3.822 millones), Alemania (3.448), Francia (2.707), Suecia (1.454), Australia (1.228), Canadá (1.199) y México (1.058 millones). La mayor parte de esta inversión extranjera directa se dirigió a Madrid (55,5%), Cataluña (15,64%), Comunidad Valenciana (11%) y País Vasco (5,13%). Y a la industria manufacturera (4.543 millones), el comercio (4.107), la industria extractiva (3.549), energía (2.789), información y comunicaciones (2.717) e inmobiliarias (2.024 millones de inversión extranjera directa).
lunes, 17 de marzo de 2025
Inversiones extranjeras: España, de moda
Las inversiones extranjeras han sido claves en el “milagro económico” español de los últimos años, cuando crecemos más que la de la mayoría de paises, porque han aportado recursos para modernizar el país, mejorado nuestra tecnología y competitividad y creado empleo estable. España se ha convertido tras la pandemia en un destino atractivo para los inversores extranjeros, que han apostado por participar en grandes y medianas empresas, instalar nuevos proyectos y financiar muchos sectores, desde los hoteles e inmobiliarias a las renovables, la sanidad o las residencias de ancianos. Sólo en 2023 y hasta septiembre de 2024, según Funcas, las inversiones extranjeras directas en España han sido de 71.300 millones de euros, más del doble de las recibidas por Francia, un 50% más de las que han dio a Italia y casi las mismas que Alemania (una economía tres veces mayor). Ya en 2023, las inversiones extranjeras directas en España superaron los 30.000 millones de euros (30.362 millones), por 2º año consecutivo (32.207 millones recibidos en 2022), muy por encima de las inversiones recibidas antes de la pandemia (24.197 millones en 2019) e incluso en los años del boom económico anterior a la crisis financiera (29.718 millones recibidos en 2018), según la serie histórica publicada por Comercio. Ese año 2023, el último con datos completos, la mayor inversión extranjera vino de EEUU (7.588 millones de euros), seguida de Reino Unido (3.822 millones), Alemania (3.448), Francia (2.707), Suecia (1.454), Australia (1.228), Canadá (1.199) y México (1.058 millones). La mayor parte de esta inversión extranjera directa se dirigió a Madrid (55,5%), Cataluña (15,64%), Comunidad Valenciana (11%) y País Vasco (5,13%). Y a la industria manufacturera (4.543 millones), el comercio (4.107), la industria extractiva (3.549), energía (2.789), información y comunicaciones (2.717) e inmobiliarias (2.024 millones de inversión extranjera directa).
jueves, 9 de diciembre de 2021
Más empresas en manos extranjeras
Enrique Ortega |
En marzo de 2020, con la pandemia, se produjo un desplome de la Bolsa, que cayó un -39,43% en menos de un mes (el IBEX pasó del 10.083,60 el 19 de febrero al 6.107,20 el 16 de marzo). Eso se tradujo en que las 35 grandes empresas que cotizan en el IBEX 35, desde Telefónica o Repsol al Santander y Meliá Hoteles, valían casi la mitad. Y lo mismo el resto de empresas que cotizan en el mercado continuo (129) o en el MAB (otras 41). Eso suponía un peligro potencial: que muchos Fondos o inversores extranjeros se hicieran más fácilmente (a bajo precio) con paquetes de acciones de control de empresas españolas. Y por eso, las grandes empresas pidieron al Gobierno que tomara medidas para defenderles.
Y lo hizo el 17 de marzo de 2020, incluyendo en el Decreto de medidas urgentes contra la pandemia (Real Decreto 8/2020) una Disposición final 4ª que “sometía a autorización gubernamental la compra por inversores extranjeros del 10% o más del capital de empresas de sectores considerados estratégicos” : sanidad, energía, transporte, agua, materias primas, alimentación, datos, aeronáutica, defensa, finanzas, tecnológicas, inteligencia artificial, robótica, semiconductores, ciberseguridad o nanotecnología. Lo que hacía el Gobierno español era trasponer una Comunicación similar hecha por la Comisión Europea el 13 de marzo.
Por si no quedaba claro, el propio Gobierno aprobó unos días después, el 31 de marzo, otro Real Decreto (11/2020, publicado en el BOE del 1 de abril) para aclarar algunos aspectos del blindaje: se consideran inversores extranjeros a los “no comunitarios” y también a las empresas radicadas en Europa pero que sean propiedad en un 25% de extranjeros (caso de muchos Fondos USA y de terceros paises radicados en Luxemburgo o Paises Bajos). Y además, aclaraba que las compras inferiores a 1 millón de euros no necesitaban autorización. Y quitaba la referencia a que la limitación duraría lo que el estado de alarma. Era “sine die”.
El blindaje anti OPAs ha evitado “sustos” de compras hostiles a las grandes empresas españolas, que siguen a precio de saldo aunque haya subido la Bolsa. Pero compras se han hecho, con pequeñas operaciones, aumentando poco a poco las participaciones de algunos grandes Fondos en grandes empresas. Del 17 de marzo a finales de 2020 se contabilizan unos 4.500 millones de euros en pequeñas compras, según se deduce del rastreo de la web de la CNMV, a quien es obligatorio informar de las compras de acciones superiores al 3% (a al 1% si compra un Fondo a través de una empresa radicada en un paraíso fiscal). Las mayores compras extranjeras se dieron en 2020 en Cellnex Telecom (895 millones invertidos por el Fondo noruego Norges Bank, 819,5 por el Fondo norteamericano GQG y 775,4 millones del Fondo Fidelity, USA), en Amadeus (635,9 millones compró el Fondo T. Rowe Price y un 0,133% el Fondo también norteamericano FMR), en Ferrovial (el Fondo D1 Capital Partners, USA, invirtió 160 millones), en Enagás (Credit Agricole invirtió 152 millones y Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi otros 155,7 millones), en IAG (158,9 millones del Fondo norteamericano Marshall Wallace), en Bankia (BlackRock invirtió 100 millones y se hizo con el 4% del banco), Solaria (otros 69,6 millones de BlackRock) o en Bankinter (BlackRock invirtió otros 4,84 millones y controla el 5,17% del banco).
Además de estas “compras oportunistas”, pequeñas y no hostiles, se ha aprovechado la pandemia para cerrar 4 importantes operaciones. Una, la OPA amistosa sobre Mas Móvil (la 4ª teleco española) por las gestoras de capital riesgo KKR (USA), Cinven (GB) y Providence (USA), que han invertido 2.760 millones para hacerse con el 91,2% de la teleco, que ya no cotiza en Bolsa y podría ser vendida en el futuro a Vodafone. La 2ª operación, completada en junio de 2020, fue la OPA de la firma suiza SIX (gestiona la Bolsa de Zúrich) para comprar por 2.570 millones BME, la empresa que gestionaba las Bolsas españolas. La tercera operación, en septiembre, fue la compra por 1.300 millones de El Idealista por el fondo sueco EQT. Y la 4ª y última OPA aprobada, el 3 de agosto de 2021, ha sido la operación del Fondo australiano IFM sobre Naturgy, que sólo ha conseguido hacerse con un 10,8% de su capital.
Ahora, el Gobierno español ha prorrogado el blindaje anti OPAs un año más, hasta el 31 de diciembre de 2022. Lo iba a hacer seguro, pero el Consejo lo anticipó el 23 de noviembre, tras conocer que, el día antes se había lanzado una OPA sobre el 100% de Telecom Italia, por el Fondo norteamericano KKR, lo que volvía a airear los temores sobre Telefónica (que vale en Bolsa 22.039 millones, dos tercios de su valor en febrero de 2020, 32.403 millones, y la mitad que en 2017: valía entonces 42.186 millones).
Todos los paises europeos están preocupados porque la pandemia y la caída de las Bolsas aceleren las OPAs hostiles. De hecho, 18 paises europeos (entre ellos España) mantienen mecanismos de control sobre las compras de extranjeros. Y la Comisión Europea ya aprobó en 2019 un Reglamento sobre inversiones extranjeras, que es obligatorio para los 27 paises desde octubre de 2020. Bruselas quiere que todos los paises establezcan blindajes, porque Europa es el continente más abierto a las inversiones extranjeras y se quiere frenar la ofensiva de EEUU, Reino Unido, China (ha multiplicado por 6 sus inversiones en Europa) y Rusia (las ha duplicado), paises más “cerrados” que los europeos. Y además, la Comisión Europea opta por blindarse ante entradas hostiles de extranjeros mientras consigue fomentar una potente industria europea (aún más débil).
España es el 2º país europeo que más inversiones extranjeras recibió en 2020 (un 17,9% del total), tras Alemania (21,3%), por delante de Holanda (13,3%), Italia (9%) y Francia (7,1%), según los datos de la Comisión Europea. Y eso se nota en todos los sectores, empezando por la presencia extranjera en Bolsa: un 49,9% del capital de las empresas cotizadas está en manos de inversores extranjeros, frente al 41% de media en el mundo, el 42,2% en Francia y el 66% en Reino Unido, según el último informe de BME (año 2020). Y si tomamos sólo a las 35 grandes empresas del IBEX 35, la participación extranjera sube hasta el 57.8%, según BME. En 1992, tenían sólo el 30,6%. La mayor presencia de inversores extranjeros se da en energía, banca e inmobiliarias.
La inversión extranjera en Bolsa se canaliza a través de Fondos internacionales, de inversión o de pensiones, que diversifican entre paises, sectores y empresas. Y no sólo Fondos privados: en España invierten también 15 Fondos soberanos de otros tantos paises. El principal fondo inversor en España es el norteamericano BlackRock, el mayor Fondo del mundo (gestiona 9,45 billones de dólares, casi 7 veces el PIB español), presente en 18 de los 35 valores del IBEX, con una inversión total de 19.679 millones de euros, según BME. Es el mayor inversor institucional de la banca española (5,91% del BBVA, 5,42% del Santander, 3,61% de CaixaBank, 3,06% del Sabadell y 2,81% de Bankinter) y tiene participaciones importantes en Iberdrola (5,25%), Repsol (5,19%), Telefónica (4,8%) o Amadeus (5,27%).
El 2º Fondo más presente en la Bolsa española es Vanguard (USA), otro poderoso gestor de activos (5 billones de dólares y 20 millones de clientes en 170 paises) que acumula inversiones en España por valor de 12.340 millones de euros, destacando sus participaciones en BBVA (3,93%), Santander (3,35%), Sabadell (3,38%), CaixaBank (1,58%), Bankinter (2,23%), Amadeus (2,68%), Iberdrola (3,42%), Telefónica (2,57%), Enagás (2,76%), Cellnex (2,56%), ACS (2,17%),Ferrovial (1,86%) o Aena (1,36%)
El tercer Fondo internacional en nuestra Bolsa es Norges Bank, el mayor Fondo soberano del mundo, la gestora que administra el Fondo público de pensiones de Noruega, con un patrimonio de 1,2 billones de dólares y que participa en 9.123 compañías de 73 paises. En España ha invertido ya 12.000 millones de euros en empresas cotizadas, destacando sus participaciones en Iberdrola (5,235%), BBVA (4,37%), inmobiliaria Colonial (3,026%), Cellnex (3,003%), Repsol (3,03%), Indra (2,974%), Telefónica (2%), Santander (2%) o Inditex (1%).
El 4º Fondo extranjero en la Bolsa española es Fidelity (EEUU), con participaciones en Indra (9,809%), Amadeus (4,045%), Cellnex (3,217%), Grifols (2,783%), Ferrovial (2,035%) o Endesa (1,011%). Y también hay otros Fondos extranjeros con importante presencia como el Fondo soberano de Qatar (Qatar Investment, con el 8,71% de Iberdrola) y el Fondo de Abu Dabi (Mubadala Investment, dueño del 63% de Cepsa) o las gestora francesa Amundi (4,5% de Repsol), la luxemburguesa Invesco (Acciona, Amadeus, BME, IAG o Atresmedia) o la norteamericana Capital Group (Grifols, Naturgy, Iberdrola, Inditex).
Vista ya la presencia extranjera en Bolsa, analicemos su importante participación en muchos sectores, algunos estratégicos. Ya hemos visto la banca, donde los tres grandes Fondos extranjeros tienen paquetes de control. También es decisiva su presencia en la energía. La última novedad ha sido en REPSOL, donde los mayores accionistas son extranjeros tras vender la española Sacyr, en octubre, parte de sus acciones (del 8,034 pasa al 3,96%), con lo que el primer accionista es ahora el banco norteamericano JP Morgan (6,855%), seguido de BlackRock (5,194%), la francesa Amundi (4,5%), el fondo noruego Norges Bank (3,03%), y Vanguard (2,51%), 5 Fondos extranjeros que controlan el 22,08% de Repsol y su gestión. La otra gran petrolera, CEPSA, está controlada por el Fondo de Abu Dabi (Mubadala tiene el 63%) y el Fondo norteamericano The Carlyle Group (37% restante).
En las eléctricas, la presencia extranjera es mayoritaria. Endesa es propiedad en un 70,101% de Enel, perteneciente al Estado italiano, junto a un 1,49% que tiene BlackRock (USA) y un 1,011% el Fondo Fidelity (USA). En Iberdrola, el Fondo soberano de Qatar tiene un 8,71% del capital, junto al 5,235% que tiene BlackRock, 3,42% Vanguard y 3.117% Norges Bank. Y en Naturgy, el primer accionista es CaixaBank (26,7%), pero el resto lo controlan Fondos extranjeros: el británico CVC Capital Partners (20%), el norteamericano Global Infraestructure Partners (20%), Capital Group (2,98%) y Norges Bank (1,43%), además del recién incorporado Fondo australiano IFM Global (10,8% capital). En Red Eléctrica, el Estado controla el 20% pero hay un 66% en manos de inversores institucionales (44% de EEUU y Reino Unido). Y en Enagás, además del 5% del Estado y del 1% de Amancio Ortega, hay muchos Fondos internacionales: BlackRock (3,38%), Bank of America (3,61%), Vanguard (2,76%), State Street Corporation (3,008%), Credit Agricole (3,06%), Mubadala Investment (3,103%), Bank of NY Mellon (3,045%) y Norges Bank (0,84%).
El sector inmobiliario está en un 60% en manos de inversores extranjeros. Por un lado, las inmobiliarias, a través de SOCIMI (sociedades de inversión): Inmobiliaria Colonial (20,2% Fondo de Qatar, 16% Fondo mexicano Finaccess, 6% financiero colombiano Águila LTD, 4,3% fondo alemán DIC, 4,2% Deutsche Bank, 3,7% BlackRock), Merlín Properties (3,99% BlackRock, 2,46% Vanguard y 1,98% Norges Bank), Lar España (73% extranjeros), Arima (4,64% Fidelity, 0,60% Vanguard), GM Property (GIC, Fondo soberano de Singapur) y Testa Residencial (pisos alquiler, 70% del Fondo norteamericano Blackstone). Y también están plagadas de Fondos las 10 grandes promotoras inmobiliarias: Vía Celere, Neinor, Aedas, Metrovacesa (fondo británico Helikon y Qatar Investment), Kronos o Hábitat.
Los fondos e inversores extranjeros también están presentes en la Sanidad. Estaban presentes en Capio y Quirón, antes que el grupo Quirón, primer grupo hospitalario privado, lo comprara el grupo alemán Fresenius. Y Sanitas es una filial del grupo británico Bupa. Mientras el 90% del grupo Ribera Salud (hospitales en Levante) pertenece al fondo USA Centene Corporation. En 2019, el fondo holandés DIF compró el Hospital Infanta Leonor en Madrid , el Fondo Aberdeen (de Lloyds) compró el Hospital del Sudeste (Arganda, Madrid) y el Fondo Magnum Capital el Hospital de la Caridad en Cartagena. Y en 2020, en plena pandemia, el fondo canadiense Brookfield compró el hospital madrileño de Puerta de Hierro, el fondo australiano McQuarie tomo el control de Viamed Salud y el Fondo francés Meridian compró el Hospital Cunqueiro de Vigo.
La inversión extranjera y los Fondos llevan años comprando colegios privados y Centros de enseñanza, pero ahora están a la caza de Universidades privadas y centros de Formación Profesional. Ya en 2018, el Fondo norteamericano Permira compró la Universidad Europea de Madrid y este verano, el Fondo KKR (USA) compró la red de centros de FP Medac. Antes, en mayo de 2021, la gestora europea Invesindustrial compró CEAC y en septiembre, el grupo inversor suizo Crescendo compró Deusto Formación CCC. Y el Fondo Magnum ha comprado dos centros para crear Metrodora Education, para formación sanitaria.
En paralelo, los Fondos extranjeros llevan años invirtiendo en residencias de estudiantes, para recoger el aumento de estudiantes extranjeros y Erasmus. Sólo en 2020 invirtieron en residencias 904 millones de euros, según la consultora CBRE. Y seguirán haciéndolo, porque esperan que las 97.000 camas actuales pasen a ser 118.000 en 2023. El líder del sector en España es la empresa norteamericana Greystar (11.000 plazas en 40 residencias de 20 ciudades), seguida de la española Urbania y los Fondos V Student Aulis y Stoneshield.
Otro sector que interesa a la inversión extranjera son las residencias de ancianos. La empresa líder, DomusVi, es propiedad del grupo francés SRS y el fondo británico ICG. La 2ª, Orpea, es filial del grupo francés Orpea, con participación del Fondo canadiense CPPIB. Y la tercera, Vitalia, está controlada por el fondo británico CVC (presente en Naturgy y Deloleo). Y hay varios fondos a la caza de pequeñas residencias de ancianos. Además, para “cerrar el ciclo”, también invierten en funerarias: el líder del sector, el grupo Mémora (130 tanatorios), comprado en 1998 por el Fondo británico 3i, se vendió en 2017 a otro Fondo de los profesores de Ontario (Ontario Teachers´ Pension Plan).
Ya se ve que la inversión extranjera está muy presente en nuestras vidas, del nacimiento a la tumba. Eso tiene mucho de positivo, sobre todo la llegada de inversión que dinamiza la actividad y el empleo. Pero también tiene muchos riesgos: el principal, que las decisiones se toman lejos y muchas inversiones son especulativas, buscan el beneficio a corto y vuelan cuando han captado la plusvalía. Y además, pueden interferir en la gestión de empresas estratégicas, forzando a los gestores a seguir sus pautas de dirección. Y presionan a los Gobiernos, porque muchos Fondos tienen más poder que los paises. Por todo ello, parece lógico defender y promover las empresas españolas y europeas, para no acabar siendo filiales de EEUU, Reino Unido o China. Globalización sí, pero interés nacional también.
lunes, 16 de noviembre de 2020
Fondos cazan "gangas" en plena pandemia
En esta pandemia, la mayoría miramos los datos de contagios y muertes, pero otros (Fondos e inversores) se dedican a mirar la Bolsa. Y eso, porque el coronavirus desplomó las cotizaciones (-40% en marzo) y muchas empresas valen ahora la mitad, con lo que es más barato controlarlas. Ante las primeras compras especulativas, el Gobierno incluyó en el Decreto del 17 de marzo una disposición para exigir autorización a las compras de extranjeros superiores al 10%. Eso frenó OPAS hostiles, pero estos meses se han hecho pequeñas compras de empresas por 4.000 millones. Y la vigilancia sigue, dado que antes de la pandemia, en 2019, un 50,2% de la Bolsa española estaba en manos de inversores extranjeros, sobre todo de Black Rock (EEUU), Norges (Noruega) y otros fondos USA. Mientras, la Comisión Europea ha aprobado un Reglamento para vigilar las inversiones extranjeras (China, Rusia y EEUU) en sectores estratégicos. Defendernos o no, ese es el debate en Europa, con o sin COVID. Lea y opine informado.
Una de las primeras consecuencias de la pandemia, con la caída de la actividad y el confinamiento, fue el desplome de la Bolsa: el IBEX 35 cayó un -39.43% en menos de un mes, entre el máximo del 19 de febrero (índice 10.083,60) y el mínimo el 16 de marzo (6.107,20), con el estado de alarma. Esto se tradujo en que las 35 grandes empresas españolas que cotizan en el IBEX 35 (y el resto) valían casi la mitad: era el caso de Telefónica (valía 18.242 millones frente a 32.403 el 19 de febrero), Repsol (9.745 millones frente a 20.071 millones un mes antes), Santander (36.128 frente a 61.986), BBVA (17.565 frente a 34.495), Mapfre (3.874 millones frente a 6.795) o Meliá Hoteles (675 millones de valor bursátil el 16 de marzo frente a 1.560 el 19 de febrero). Y lo mismo el resto de empresas que cotizan en el mercado continuo (129 en total) o en el MAB (41 empresas).
Con el desplome de las cotizaciones, muchos Fondos e inversores estaban con la vista puesta en “cazar gangas”, para aumentar su participación en las empresas a mitad de precio. Por un lado, los grandes Fondos internacionales, que se dedican a invertir por todo el mundo el dinero que les aportan grandes inversores o Fondos de pensiones. El 20 de marzo, dos de ellos comunicaron a la Comisión que vigila la Bolsa (CNMV) dos operaciones hechas antes de decretarse el estado de alarma. Una de JP Morgan Chase, el mayor banco de inversión USA, que había comprado el 4,731% de Repsol (unos 500 millones) con lo que ya tenía el 6.855% del capital y se convertía en el 2º accionista de la petrolera, tras la española SACYR (8,20%). La otra, la compra del 0,085% de Telefónica (20,5 millones) por Black Rock (USA), la mayor gestora de fondos del mundo, que elevaba así al 5,295% su participación en la teleco española, reforzándose como 2º accionista, tras el BBVA (6,96%).
No fueron las únicas “compras oportunistas” antes del estado de alarma. Black Rock hizo dos compras de ACS en febrero y marzo, operando después hasta agosto, para aumentar su participación del 3,1773% de febrero al 4,998% actual, colocándose como el 6º mayor accionista de la empresa de Florentino Pérez. El mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, compró el 9 de marzo un 2,449% (31,4 millones) de la inmobiliaria Metrovacesa, con lo que ya tiene el 5,495% del capital y se consolida como el 3º mayor accionista, tras Santander (49,362%) y BBVA (20,849%). Y el fondo Fidelity (USA) amplió el 10 de marzo al 1,017% su participación en Amadeus. Además, varios inversores españoles y empresas familiares aprovecharon la pandemia para aumentar el paquete de acciones de sus empresas: el inversor Daniel Bravo amplió en febrero y marzo su participación en CAF (al 5%), la familia Grifols compró el 16 de marzo un 0,041% de su empresa y la familia Riberas, el 17 de marzo, 1,6 millones de acciones (3,6 millones €) de su empresa, Gestamp.
Muchas empresas
estaban preocupadas ante compras hostiles y se lo trasladaron a la
vicepresidenta Calviño, a principios de marzo. Y pidieron
al Gobierno medidas para prevenir posibles OPAS hostiles. Por eso,
el Consejo de Ministros incluyó en el Decreto
de medidas urgentes del 17 de marzo (Real Decreto
8/2020) una Disposición final 4ª que sometía a autorización gubernamental la compra por inversores
extranjeros del 10% o más del capital de empresas de sectores considerados
estratégicos (sanidad, energía, transporte, agua, materias primas,
alimentación, datos, aeronáutica, defensa, finanzas, tecnológicas, inteligencia
artificial, robótica, semiconductores, ciberseguridad o nanotecnología). Lo que
hacía el Gobierno era trasponer una Comunicación similar hecha
por la Comisión Europea el 13 de marzo.
Por si no quedaba claro, el propio Gobierno aprobó unos días después, el 31 de marzo, otro Real Decreto (11/2020, publicado en el BOE del 1 de abril) para aclarar algunos aspectos del blindaje: se consideran inversores extranjeros a los no comunitarios y también a las empresas radicadas en Europa pero que sean propiedad en un 25% de extranjeros (caso de muchos Fondos USA y de terceros paises radicados en Luxemburgo o Países Bajos). Además, se aclaraba que las compras inferiores a 1 millón no necesitaban autorización. Y se quitaba la referencia a que la limitación duraría lo que el estado de alarma. Es “sine die”.
El blindaje ha evitado “sustos” de compras hostiles a las grandes empresas españolas, que siguen a precio de saldo, pero no ha evitado compras especulativas, que se han seguido haciendo desde el 17 de marzo hasta hoy, por un importe de 4.000 millones de euros, según se deduce rastreando la web de la CNMV, a quien es obligatorio informar de las compras superiores al 3% o al 1% si compra un Fondo a través de una empresa radicada en un paraíso fiscal. Las mayores compras se han dado en Cellnex Telecom, la 4ª mayor empresa española por capitalización bursátil: 895 millones invertidos por el fondo noruego Norges Bank (controla ya el 3,516% de la teleco española), 819,5 millones invertidos por el Fondo norteamericano GQG (controla el 3.219%) y 775,4 millones comprados por Fidelity (el Fondo USA alcanza ya el 3,002% capital de Cellnex). Le siguen las compras en Amadeus: 635,9 millones el Fondo T. Rowe Price (3,01% capital) y el también norteamericano FMR (que sube del 2,954 al 3,087% del capital). En Ferrovial: D1 Capital Partners, el fondo de moda USA que invierte en Netflix o Facebook, ha gastado 160 millones para controlar el 1,08% del capital. En Enagás: Credit Agricole ha invertido 152 millones y Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi otros 155,7 millones, para hacerse cada uno con algo más del 3% del capital. Y más operaciones en IAG (158,9 millones invertidos por el fondo norteamericano Marshall Wallace, que se hace con el 3,02%), en Bankia (Black Rock invierte 100 millones más y se hace con el 4% del banco), en Solaria (Black Rock invierte 69,6 millones y controla el 3,171%) o en Bankinter (Black Rock invierte otros 4,89 millones y alcanza el 5,17% del banco).
Además de estas “compras oportunistas”, pequeñas y no hostiles, se ha aprovechado la pandemia para cerrar otras 3 importantes operaciones. Una, la OPA amistosa sobre MasMóvil (la 4ª teleco española) por parte de las gestoras de capital riesgo KKR (USA), Cinven (GB) y Providence (USA), que han invertido 2.760 millones para hacerse con el 91,2% de la teleco, que ya no cotiza en Bolsa y que podría ser vendida a Vodafone más tarde. La segunda operación, gestada antes de la pandemia y completada en junio, ha sido la OPA de la firma suiza SIX (gestiona la Bolsa de Zúrich) para comprar por 2.570 millones BME, la empresa que gestiona las Bolsas españolas. Y la tercera operación, en septiembre, la compra por 1.300 millones de El Idealista por el fondo sueco EQT.
Como se ve, la pandemia no ha frenado a los inversores, que siguen a la caza de “gangas”, dado que las empresas siguen a precios de saldo, aunque la Bolsa se ha recuperado algo en los últimos meses. Pero cae un 18,5% desde enero (IBEX en 7.783 el viernes) y las cotizaciones de las grandes empresas del IBEX son entre la mitad y un tercio más baratas que a principios de año: Telefónica cotiza a 3,36 €/acción (frente a 5,97), Repsol a 7,26 (frente a 13,14), Santander a 2,38 ( frente a 3,73), BBVA a 3,17 (frente a 4,71), Mapfre a 1,57 (frente a 2,27) o Meliá Hoteles a 4,65 €/acción (frente a 7,86 el 31 de diciembre). Por eso, el Gobierno mantiene su blindaje a las compras del 10% o más, en línea con Europa.
Ya antes de la pandemia, las autoridades europeas estaban preocupadas por la entrada de inversores extranjeros (sobre todo de China, Rusia y Estados Unidos) en sectores y empresas estratégicas de Europa. Y esa preocupación se agravó con la COVID 19. Ya el 26 de febrero, el Parlamento Europeo aprobó una nueva regulación sobre la inversión extranjera directa en sectores estratégicos, con la intención de proteger la energía, el transporte, la industria aeroespacial, las comunicaciones, las finanzas, el manejo de datos, la robótica, la fabricación de semiconductores, la defensa, los medios de comunicación, el agua y la seguridad alimentaria, la biotecnología y, muy especialmente, la industria sanitaria. El 13 de marzo, la Comisión Europea mandó su primera Comunicación a los paises, para que tomaran medidas de blindaje (como hizo España el 17 de marzo) y el 26 de marzo aprobó esta Comunicación donde concreta y explica las orientaciones sobre el blindaje ante las futuras inversiones extranjeras, que se concretarán en un próximo Reglamento.
Europa es la región del mundo más abierta a las inversiones extranjeras, que superan los 7 billones de euros. Pero las autoridades comunitarias se han dado cuenta de que han de tomar medidas, porque en los últimos 20 años, China ha multiplicado por 6 sus inversiones en la UE y Rusia las ha duplicado, aumentándolas también EEUU, todos más que las inversiones europeas fuera, que chocan con muchas limitaciones “encubiertas”. Así que, a falta de fortalecer la industria europea, sólo competitiva en algunos campos (como el automóvil y la industria aeroespacial) pero “en pañales” en inteligencia artificial, biotecnología o comunicaciones e Internet, la Comisión Europea prefiere blindarse ante entradas hostiles, mientras consigue fomentar una potente industria europea.
En España, el peso de la inversión extranjera es muy importante en algunos sectores, como se ve en la Bolsa: antes de la pandemia, en 2019, los inversores extranjeros controlaban un 50,3% de las empresas del IBEX, según el último informe de BME, que resalta el gran salto producido desde 2007, cuando los extranjeros controlaban el 36,8% de la Bolsa española. Una participación que es mayor que en otros paises: en Francia, por ejemplo, los extranjeros controlan el 42,2% de la Bolsa. La mayor parte de este control extranjero se hace a través de inversores institucionales: gestoras de fondos de inversión y de planes de pensiones, compañías de seguros y bancos de inversión, sobre todo de EEUU, Europa y Asia.
El informe de BME destaca 2 Fondos que controlan la mayor parte de esta inversión extranjera en España: el norteamericano Black Rock, el mayor Fondo de inversión del mundo (con 6,6 billones de patrimonio, 6 veces el PIB de España), que tiene invertidos 18.000 millones en 20 compañías españolas, y Norges Bank, el fondo de Noruega, el mayor fondo soberano del mundo (que invierte en 9.000 compañías de 73 paises, con un patrimonio que ronda 1 billón de euros), con 8.000 millones invertidos en empresas españolas en 2019. Les siguen, de lejos, el fondo británico CVC (4.489 millones invertidos y 2º accionista de Naturgy, con el 20,41%), el norteamericano Global Infraestructure (con 4.473 millones y 3º accionista de Naturgy, con el 20% del capital), el fondo soberano de Qatar (con 3.588 millones invertidos, en el 10,01% de Amadeus y el 5,02% de Aena), el Deutsche Bank (2.306 millones, en el 4,85% de Amadeus, el 4,39% de Aena y el 4,16% de Colonial) y el fondo norteamericano Massachusetts Finantial (1.905 millones, el 5,02% de Amadeus y el 3,05% de Aena).
Lo más impresionante es el peso de Black Rock en las empresas españolas. Es accionista de los 6 grandes bancos: el primer accionista del Santander (5,426%, frente al 0,171% que tiene Ana Patricia Botín) y del BBVA (el 5,917%), el 2º de CaixaBank (3,078%) y Bankia (4%), el 3º de Bankinter (5,173%) y el 8º del Sabadell (3,378%). Y es el 1º accionista de Amadeus (6,153%), el 2º mayor accionista de Telefónica (4,983%), Iberdrola (5,251%) y Red Eléctrica (3,147%), el 3º de Repsol (4,998%) y Merlin (3,996%) y el 4º mayor accionista de Aena (3,244%), Enagás (3,383%) y Mediaset (2,988%). No entra en la gestión de ninguna compañía, pero su “vigilancia” es permanente y eficaz. Lo mismo hace el Fondo noruego Norges, con un tremendo peso en nuestra economía: es el 2º mayor accionista de BBVA (3.366%), el 3º mayor de Iberdrola ( 3,117%) y del Santander (2,5% ), el 4º de Telefónica (2,88%) y ACS (2,74%), el 7º mayor de Inditex (0,62%), Amadeus (2,88% ), Repsol (1,50%) y Aena ( 1,62%) y el 9º de Naturgy (0,93%).
La inversión extranjera tiene un aspecto muy positivo: es un ahorro exterior que ayuda a crear riqueza y empleo en España. Pero tiene dos aspectos que pueden ser negativos: a veces es una inversión muy especulativa (algunos Fondos, sólo buscan hacer dinero rápido: entrar barato y salir cuando antes, como los Fondos inmobiliarios) y siempre toman las decisiones fuera, al margen de lo que interese a España. Y si algo no les gusta, venden y se van y nos dejan compuestos y sin la inversión. Tenemos una parte importante de muchas empresas, y por tanto, de nuestra economía, en manos de terceros. Y eso tiene un riesgo, como se ha visto en España con el automóvil: el no tener a Seat hace que la decisión de abrir o cerrar una planta se tome en Wolfsburgo, París, Seúl, Tokio o Detroit. Y lo mismo ha pasado con el aluminio (cierre de Alcoa) o el acero (plantas de Arcelor Mittal), por no hablar del turismo, donde nuestra industria está en manos de tour operadores alemanes o británicos.
Por eso es tan importante para España contar con grandes multinacionales (como Repsol, Telefónica, Iberdrola, Cellnex, Enagás, ACS, Ferrovial o Grifols) y grandes bancos, claves para la reconstrucción del país. Y por eso es prioritario defenderlos ante posibles compras hostiles, ahora que con la recesión valen la mitad. No se trata de ser proteccionistas o liberales, sino de garantizar mejor el futuro, con un peso creciente de las compañías españolas. Pero no hay que hacerlo sólo con Recomendaciones y Decretos: hay que promover una potente industria europea, gastando más en investigación y tecnología, en formación, en compras públicas, en promover fusiones y fomentar las exportaciones y la promoción exterior. Blindarnos siendo más competitivos.
lunes, 31 de octubre de 2016
Poco ahorro y mal pagado
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enrique ortega |