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jueves, 5 de diciembre de 2019

Seguimos sin aprobar inglés


Los españoles seguimos suspendiendo en idiomas: el 45,8% no conocen otra lengua, casi los mismos que hace 10 años. Y hablando inglés, estamos a la cola de Europa: ocupamos el puesto 25 entre los 33 paises del continente, según un ranking de noviembre. Lo chocante es que hablamos inglés poco y mal, a pesar de que el 100% de los niños y jóvenes españoles lo estudian al menos 12 años (de primaria a Bachillerato y FP). Eso indica que España falla en la enseñanza del inglés, como aseguran muchos expertos: demasiada gramática y vocabulario y poca conversación. Una “educación bilingüe” que no lo es y muchos profesores poco formados. Urge un Plan estatal para mejorar la enseñanza del inglés y otras lenguas, que son claves para afrontar el trabajo y el futuro en un mundo muy interconectado. Hacen falta objetivos concretos a 20 años vista, profesores y medios, en colaboración con Europa. Tenemos que aprobar de una vez esta asignatura pendiente. Let´s go.

enrique ortega

Hablar bien otra lengua es una asignatura pendiente de los españoles desde siempre: la hablan pocos y mal. En concreto, un 45,8% de los españoles adultos (25-64 años) no conocía ninguna lengua extranjera, frente al 35,4% de los europeos, según la última estadística de Eurostat (2016). Es casi el mismo porcentaje que hace 10 años (46% en 2007). Un 34,8% de españoles indican que conocen una lengua (35,2% en Europa) y sólo un 14,3% reconoce hablar dos lenguas, frente al 21% de los europeos, el 26,6% de los alemanes y el 41,2% de los daneses. Y al preguntarles a los españoles qué tal hablan otra lengua, sólo el 29,8% contesta que “muy bien”, según la estadística de Eurostat.


La lengua que más hablan los españoles, como el resto de europeos, es el inglés. Y  el último estudio mundial (2019), realizado por la multinacional sueca Education First (EF) entre 2.300.000 hablantes no nativos de 100 paises, revela que estamos a la cola de Europa en hablar inglés: España ocupa el lugar 35 en el ranking mundial y el puesto 25 entre los 33 paises europeos analizados, con una nota de 55,46 puntos sobre 100, muy alejada de los líderes de cada continente (70,27 puntos Holanda, 66,82 puntos Singapur, 65,38 puntos Sudáfrica y 58,36 puntos Argentina). Y lo peor es que hemos empeorado: en el ranking anterior (2018) teníamos 55,86 puntos y ocupábamos el puesto 32. 


De hecho, España subió de nivel de inglés en este ranking EF EPI (English Profidency Index) en 2012 (de nivel “bajo” en 2011 a “medio”) y ahí seguimos desde entonces, en ese nivel “medio”, por debajo de 12 países europeos que tienen un nivel de inglés “muy alto”, por este orden en el ranking: Holanda (país líder mundial en hablar inglés, con 70,27 puntos), Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Austria, Luxemburgo, Alemania (63,77 puntos), Polonia, Portugal(63,14 puntos), Bélgica, Grecia y Croacia. Y les siguen, con un nivel “alto(superior al de España), Hungría, Rumanía, Serbia, Suiza, Grecia (59,87 puntos), República Checa, Bulgaria, Eslovaquia y Estonia.  Sólo Francia (57,25 puntos) e Italia (55,31), entre los grandes, acompañan a España (55,46 puntos) en tener nivel “medio” de inglés. Además, España empeora su nota y su puesto, mientras otros, como Portugal, lo mejoran.


El estudio revela que, en inglés, los hombres españoles sacan algo mejor nota (56,32 puntos) que las mujeres (54,83 puntos) y que la mejor nota la sacan los jóvenes entre 26 y 30 años (54,36 puntos), por delante de los más jóvenes (53,08 puntos los que tienen entre 21 y 25 años) y los más mayores (50,79 puntos los mayores de 40 años). Por autonomías, sólo el País Vasco alcanza un nivel “alto” de inglés (58,06 puntos) y hay otras 8 autonomías que están por encima de la media española, todas en la mitad norte de España (Madrid, Navarra, Galicia, Cantabria, Asturias, la Rioja, Aragón y Cataluña), mientras las regiones del sur están por debajo y a la cola en hablar inglés Extremadura (52,59 puntos), Baleares (52,90), Murcia (53,61) y Canarias(53,92), las dos islas quizás porque estudian más alemán por su turismo. Y en cuanto a ciudades, Barcelona es la única con un nivel de inglés “alto” (57,97 puntos) y Madrid lo tiene “medio” (57,35), muy lejos de la ciudad europea  líder en hablar inglés, que es Ámsterdam (71,35 puntos), según este estudio EF EPI 2019.


Una vez visto donde estamos, el estudio se pregunta por qué España está a la cola en Europa en el conocimiento del inglés. Y señala varios factores. Por un lado, porque tenemos un idioma muy poderoso, el tercero más hablado del mundo (580 millones de personas), lo que nos alienta menos a estudiarlo que paises con lenguas poco utilizadas. Por otro lado, hay muchos trabajos que no piden saber bien inglés (en concreto, 2 de cada tres ofertas de empleo, según el último estudio de Infoempleo y Adecco), sobre todo los más precarios. Luego hay una tradición de ver películas y series en televisión dobladas, lo que es un hándicap frente a paises (como Portugal o los nórdicos) donde toda la población “acostumbra el oído” al inglés desde pequeño viendo películas en TV. Pero sobre todo, hay un factor decisivo: el inglés que estudiamos está volcado a la gramática y al vocabulario, es demasiado “memorístico” y se practica poco la conversación, algo difícil en clases con 25 a 30 alumnos. “El inglés se enseña como una lengua muerta”, resume gráficamente el fundador del método Vaughan. Y por último, los jóvenes tienen pocas facilidades para estudiar en el extranjero.


Realmente, lo que más choca es que España tenga un nivel “medio” de inglés y de los más bajos de Europa cuando nuestros niños y jóvenes estudian 12 años de inglés o más (desde primaria a Bachillerato o FP e incluso algunos en infantil). Eso significa que la enseñanza del inglés se hace mal, no es eficaz. Actualmente, los españoles estudian inglés de forma “reglada” por 3 caminos, además de las múltiples academias de inglés privadas: las Escuelas oficiales de idiomas, el inglés que se estudia en escuelas e institutos y la “enseñanza bilingüe”, los escolares que estudian Ciencias o Geografía e Historia en inglés.


Los estudios de lenguas en las Escuelas oficiales de idiomas han “pinchado” en los últimos años: si en el curso 2011-2012 estudiaban idiomas en estas escuelas 457.737 alumnos, la cifra subió a 516.413 en el curso 2013-2014 (había más parados y muchos buscaban así un trabajo), el máximo de matriculados, para luego caer un 23,20% hasta el curso 2017-2018, en el que estudiaron idiomas sólo 396.604 estudiantes, el 67% inglés (otro 13,5% francés, 8,7% alemán y el o,6% chino). O sea, que las Escuelas de idiomas han perdido 1 de cada 4 alumnos en los últimos 5 años, por culpa de haberse disparado el coste de las matrículas (el “tasazo”) y por haberse reducido las clases de niveles avanzados (muchos alumnos buscan el nivel C1 y C2 para ser profesores de inglés).


El estudio de inglés en colegios e institutos se ha generalizado: en el curso 2017-2018, estudiaban inglés como asignatura obligatoria el 100% de los alumnos de Primaria (frente a sólo el 57,8% en el curso 2007-2008), el 100% de los alumnos de la ESO (frente al 74,8% diez años antes) y el 96,6% de los alumnos de Bachillerato (88,2% en el curso 2007-2008), según las últimas estadísticas de Educación. Y además, ya hay un 84,1% de niños que estudian inglés en el 2º ciclo de educación infantil (3-6 años), uno de los porcentajes más altos de Europa, cuando hace diez años sólo lo estudiaban a esas edades el 57,8%. Y además, hay un alto porcentaje de alumnos que estudian una segunda lengua (generalmente francés): el 20,1% de los que estudian Primaria (en Andalucía, el 67%, en Canarias, el 36,3% y en Cantabria, el 32,5%), el 42,8% de los que estudian la ESO (un 78,9% en Canarias, un 69,9% en Andalucía y un 59,3% en Andalucía) y un 25,1% de los alumnos de Bachillerato (y el 67,1 de los bachilleres andaluces), según las estadísticas oficiales.


Además de estudiar obligatoriamente inglés entre los 6 y los 18 años, muchos alumnos de colegios e institutos tienen “educación bilingüe”: les enseñan una o varias asignaturas (Ciencias y Humanidades) en inglés. La última estadística del Ministerio de Educación, referida al curso 2017-18, cifra en 1.227.276 alumnos los que reciben en España “educación bilingüe”, 6 veces los que la recibían en 2009-2010 (263.431). Eso supone casi un 20% de todos los alumnos de Primaria, ESO, Bachillerato y FP. El mayor porcentaje de “educación bilingüe” se imparte en Primaria (la reciben el 33,2% de alumnos), algo menos en la ESO (23,8%) y menos en Bachillerato (la reciben el 6,9% de alumnos). Esta enseñanza bilingüe se imparte básicamente en inglés (96%).


La “enseñanza bilingüe” se imparte en España en 6.345 Centros de enseñanza, mayoritariamente en centros públicos (67,5%  del total en Primaria, 79,2% en ESO y 92,8% en Bachillerato). Y hay grandes diferencias en la penetración de la “educación bilingüe” por autonomías, Así, en Primaria, destacan Castilla y León (53,4% de alumnos) y Asturias (51,8%). En la ESO, hay 11 autonomías que superan el 20% de alumnos en “educación bilingüe” (35% en Asturias, 34,7% en Murcia, 33% en Andalucía, 32% en Madrid y 30% en Castilla y León), mientras en 4 regiones no llega al 10%(Baleares, Comunidad Valenciana, Ceuta y Navarra). Y luego hay varias autonomías que son “trilingües”: además de implantar la “educación bilingüe” en inglés, enseñan a sus alumnos catalán, valenciano, mallorquín, euskera o gallego.


La “enseñanza bilingüe”, iniciada en el curso 2004-2005 por Madrid (un empeño político de Esperanza Aguirre, para contrarrestar la “guerra de lenguas” desatada en Cataluña), Canarias y Extremadura, se extendió después al resto de autonomías (Ceuta y Melilla en 2016-17). Y hoy, el balance que se hace es bastante negativo. Unos, como refleja con ironía este artículo de Javier Marías, porque opinan que no es ni “enseñanza” ni “bilingüe”. Precisamente, hay dos estudios, uno de la Universidad Carlos III y otro de Fedea, que coinciden en señalar que los alumnos que han estudiado una asignatura de Ciencias o Humanidades en inglés obtienen peores resultados que los que las estudian en castellano. Vamos, que no aprenden Historia y tampoco inglés. Y ambos coinciden en que el perjuicio es mayor para los alumnos con bajo nivel educativo (que no les pueden ayudar a estudiar Biología en inglés…). Sin embargo, otro estudio del Ministerio de Educación, en colaboración con el British Council, señala que los alumnos de centros bilingües obtienen mejores resultados que el resto en lectura, escritura, comprensión auditiva y oral y comprenden mejor el inglés.


En cualquier caso, la mayoría de los expertos educativos critican que la educación bilingüe se haya implantado “a toda prisa”, sin planificación, presionada por el interés político de las distintas autonomías. Y sin los profesores adecuados, la crítica más generalizada: hay centros donde los profesores dan estas clases con un nivel B1, cuando sólo las deberían dar profesores con nivel C1 y C2. Y faltan auxiliares de conversación, muchos de ellos nativos sin formación pedagógica. Y existe una enorme descoordinación en la normativa y en la aplicación del bilingüismo en las 17 autonomías. Por último, los programas no se evalúan correctamente y algunos centros y autonomías hacen “trampas” en las evaluaciones del bilingüismo.


¿Qué se puede hacer para mejorar nuestro nivel de inglés? La cuestión preocupa también a las autoridades europeas, porque casi la mitad de los europeos son incapaces de mantener una conversación en un idioma distinto a su lengua, según el Eurobarómetro. Y eso dificulta la libre circulación de personas en Europa y el poder competir mejor en una economía globalizada. Por ello, el Consejo Europeo del 22 de mayo de 2019 hizo una serie de recomendaciones a los paises europeos: potenciar los hábitos multilingües en la educación infantil, primaria y secundaria, ayudar a los jóvenes a conocer otra lengua europea promoviendo estudios en el extranjero (Erasmus +), invertir en la formación de profesores, promover herramientas digitales europeas de cooperación virtual para la enseñanza de idiomas (eTwinning) y fomentar la formación en idiomas de las empresas europeas.


En España, urge que el Gobierno y la comunidad educativa acuerden un Plan estatal  por la mejora en el conocimiento de idiomas, en especial el inglés, una lengua que ya hablan más de 1.000 millones de personas y que es la “lengua franca” del mundo a nivel económico, comercial, investigador, cultural y de contenidos audiovisuales. Esto exige revisar a fondo el inglés que se imparte en la educación, incluyendo la pretendida “educación bilingüe”, concentrando los esfuerzos en una enseñanza más dirigida a la conversación, con programas específicos para formar profesores y captar profesionales nativos. Y dedicando más recursos a la recuperación y apoyo de los alumnos con problemas. Además, debería incorporarse mucho más el inglés en la Universidad, fomentando los estudios en otros paises. Y reforzar el nivel de inglés de parados y trabajadores, con cursos más prácticos y eficaces, incentivando en las empresas a los empleados que mejoren su inglés. Y por supuesto, evaluar de forma objetiva e independiente el resultado de los programas lingüísticos. Además, sería útil un acuerdo con las TV para que emitieran películas y series en inglés con subtítulos.


En definitiva, tenemos que aprobar esta asignatura pendiente, la de hablar mejor inglés y otras lenguas, algo imposible ya para las generaciones mayores pero que tienen que conseguir las futuras. Es un gran reto a 20 años vista, para los niños y jóvenes actuales, que se juegan en ello su trabajo y el poder compartir mejor el mundo. Hay que tomárselo en serio y poner los medios humanos y el dinero para conseguirlo. Let´s go.

lunes, 27 de junio de 2016

No apreciamos el valor del español


Mientras nos reponemos de los resultados electorales y los partidos preparan sus pactos, los españoles seguimos con nuestra vida .Y utilizando cada día más palabras inglesas, con los anglicismos presentes ya en un tercio de los anuncios que vemos. Y vamos a Eurovisión con una canción 100% en inglés. No apreciamos el valor del español, el segundo idioma más hablado del mundo y con un gran valor económico: aporta un 15% del PIB, por las actividades educativas, audiovisuales o de edición y su ayuda en el comercio y las inversiones internacionales. Tenemos una lengua con un gran potencial, pero no la apoyamos, ni dentro ni fuera de España. Y así, somos una lengua marginal en la Unión Europea y hasta en la UEFA. Urge un gran acuerdo nacional para apoyar el español como vehículo de penetración de España en el mundo. Pero para eso, tenemos que creerlo nosotros y apoyarlo aquí, huyendo del papanatismo de tantos anglicismos inútiles. Apostemos por el valor de la ñ.
 
enrique ortega

Cada vez hablamos peor, con un vocabulario más pobre y repleto de palabras inglesas, que parecen utilizarse como símbolo de distinción y “nivel”. Los anglicismos dominan nuestro lenguaje cotidiano, desde el deporte (“jogging”, “crack”, “hat trick”, “play off”, “boxes”, “paddock”, “foto finish”, “gym”, “knock out”, “smash”) al de la moda (“fashion”, “casual”, “oulet”, "cool", “shopping”) o el espectáculo (“celebrity, “it girl”, “top model”, “backstage”, “casting”, “performance”), la vida social (“feeling”, “stress”, “break”, “freak”, “feedback”, “week end”, “party”), la economía (“low cost”, “off shore”, “merchandising”, “bussines”, “know how”, “head hunter”, “call center”, “rating”, “manager”, “ranking”, “break even”) y, sobre todo, en el mundo digital e Internet (“click”,”banner”, “password”, “tag”, “hashtag”, “mouse”,”trending topic”, “tweet”, “followers”, “community manager”, “gadget”, “chat”, “copy”, “roaming”, “chequear”, “glogear”…). Y estamos llenos de negocios, tiendas, bares y restaurantes con nombres, promociones y reclamos en inglés.

El colmo de tanta pasión por el inglés fue la decisión de TVE (ojo, TV española, la pública) de elegir una canción totalmente en inglés (“Say Yay”) para representar a España en el pasado Festival de Eurovisión, una decisión duramente criticada por la Real Academia de la Lengua. Y además para nada, ya que Barei quedó en el lugar 22 de 26 paises… Era el final de un proceso iniciado en 1984, cuando España envió a Eurovisión la primera canción con título en inglés (“Lady, Lady”, de Bravo) y algunas palabras inglesas en medio de una canción en español, como en 1988 y 2002. Ya en 2007 se dio un paso más (“I love you mi vida, del grupo D´Nash), enviando canciones en “spanglish” (mitad, mitad), como en 2009 y 2014. Pero ahora ya no hubo medias tintas y, por primera vez, toda la canción que representaba a España era en inglés… Como la de Francia y muchos otros países “europeos” en un pretendido "Euro festival".

Lo que ha hecho saltar las alarmas de la Real Academia de la Lengua (RAE) ha sido el aumento de los anglicismos en la publicidad. Según un reciente estudio encargado por la RAE, en 2015 había 322 marcas que utilizaban el inglés en sus anuncios en España, diez veces más que en 2003 (sólo lo hacían 30 marcas). Y esos anuncios con anglicismos suponen ya el 18,9% de los impactos publicitarios y el 20% de la inversión publicitaria. La publicidad con palabras en inglés se utiliza sobre todo en los productos de lujo, perfumes, informática y telecos, belleza y moda y, especialmente, en el automóvil: un 65% de marcas usan eslóganes en inglés, incluidas marcas francesas que venden en España (“Passion for Life” de Reanult o "Motion & Emotion de Peugeot).

Según un estudio cualitativo también encargado por la RAE, se utiliza el inglés en los anuncios por considerarlo más “moderno”, porque hace al producto más “deseable”, “superior”, algo “difícil de alcanzar”, con más “prestigio” que si se anuncia sólo en español. Y se piensa que este mensaje con anglicismos interesa así más  a los jóvenes (que no valoran el español como una lengua internacional), aunque menos a los mayores y a las personas poco formadas. Pero otros expertos  señalan que este abuso del inglés en la publicidad es un “papanatismo”, propio de un país “un tanto paleto”, que además sabe muy poco inglés. Para ridiculizar el papanatismo de esta publicidad en español con frases en inglés, la RAE ha encargado unos anuncios donde se venden unas gafas “Sunset style with blinf effect” (gafas con efecto ciego… vamos, que no ves…) y un perfume “Swine. New fragance, new woman” (perfume con olor a puerco…). Véanlos aquí, no tienen desperdicio.
                                Anuncios de la RAE contra anglicismos en la publicidad


Este abuso de los anglicismos en España choca con un dato cierto: somos el cuarto país europeo donde menos adultos hablan idiomas, sólo por delante de Hungría, Italia y Portugal. Y sólo el 22% de los españoles puede mantener una conversación en inglés, según el Eurobarómetro 2012. Pero además, lo hablamos mal: sólo el 19% de los que hablan inglés se muestra capaz de mantener una conversación sin dificultad, según el Barómetro del CIS de 2014. Así que hablamos inglés poco y mal, pero sin embargo nos encanta soltar algún anglicismo o que nos vendan un coche o una colonia con un eslogan  en inglés. Puro complejo de inferioridad…

Y todo esto pasa con un idioma, el español, que es el segundo más hablado del mundo. Por un lado, como idioma materno, el español es la primera lengua de 450 millones de personas en el mundo, sólo por detrás del chino mandarín (1151 millones), el inglés (375 millones), el hindi (311 millones), el árabe (250 millones) y el portugués (216 millones). Y como idioma utilizado internacionalmente, es también el segundo del mundo: lo hablan unos 550 millones de personas, sólo por detrás del inglés (1.000 millones de personas lo utilizan), por delante del árabe (600 millones), el hindi (500 millones), el ruso (280 millones), el portugués y el francés (unos 250 millones de hablantes cada uno). Además, frente a otras lenguas (como el inglés, el francés o el chino), el español tiene una gran fortaleza lingüística, porque es de los pocos que no se ha ramificado dialectalmente tras mil años de historia. De cada 100 vocablos en español, 95 son comunes a toda la comunidad hispanohablante, tienen un diccionario, una ortografía y una gramática comunes, según los filólogos. Y eso le da mucha fuerza.

Pero el español tiene además un gran valor económico, según distintos estudios realizados por economistas. Nuestro idioma es la base de empresas de  educación, edición e industrias audiovisuales, así como de numerosas exportaciones e inversiones que se hacen gracias a tener la misma lengua que el país comprador. Todo ello aporta el 15% del PIB de España (y del 6% del PIB de México), según un estudio del equipo de Ángel Martín Municio. Y la capacidad de compra del mundo hispanohablante supone el 10,80% del PIB mundial, sólo por detrás de la comunidad anglófila (22,7% del PIB mundial) y china (12,4%). Además, la lengua española tiene un efecto económico multiplicador : ayuda a multiplicar por cuatro nuestras ventas y por siete las inversiones españolas en el extranjero, según los estudios realizados por el economista García Delgado para la Fundación Telefónica.

El español es un idioma muy hablado en el mundo, pero con poco peso en las instituciones internacionales. Es una de las 6 lenguas oficiales de la ONU, sí, pero los idiomas de trabajo de esta institución que representa a 193 países siguen siendo el inglés y el francés. Y lo mismo pasa en la mayoría de organismos internacionales, desde la OMS, el FMI o la OCDE hasta la UEFA: España es una potencia futbolística, pero los tres idiomas oficiales de la UEFA son el inglés, el francés y el alemán, no el español. Pero la mayor vergüenza es el retraso del español en las instituciones europeas, en la UE y en Bruselas, donde hay tres lenguas que dominan las reuniones y los documentos oficiales: el inglés, el francés y el alemán.

La Unión Europea es una “torre de Babel”, con 24 lenguas oficiales, pero en realidad funciona con “régimen trilingüe” (inglés, francés y alemán), aprobado en 2005 por la Comisión Europea para las ruedas de prensa de los Comisarios europeos. Además, sólo se traducen a todas las lenguas los documentos esenciales y eso a partir de los originales francés e inglés (lenguas “bisagra”). Un dato revelador: la traducción de documentos de la UE a partir del español son sólo el 4,5% del total. Y para los intérpretes, hay una asignación por cada lengua y si se gasta más lo tiene que pagar cada país. De hecho, en 2005, la Comisión recortó la plantilla de traductores (España perdió el 33%) y quedaron 67 traductores de español en Bruselas, casi como Malta (60 traductores), frente a 122 de inglés y 126 de francés. Y las patentes se registran en los tres idiomas dominantes (inglés, francés y alemán), además de en los paises que se desee, habiendo rechazado la Comisión la propuesta de España de registrar las patentes sólo en inglés y en otra lengua (hubiera sido más barato).

España intentó en 2005, con Zapatero, que la Unión Europea diera más cabida al español en las instituciones, reuniones y documentos. Pero no consiguió nada y posteriormente no se han lanzado apenas iniciativas. Mientras, Francia y Alemania firmaron en el año 2.000 un pacto de cooperación y defensa lingüística mutua, que ha consolidado el sistema “trilingüe” en Europa, en perjuicio del español, el cuarto idioma más hablado del continente y el segundo del mundo. Claro que los grandes paises luchan por su lengua, sobre todo Francia, que sabe que tiene una lengua en declive mundial: cada año, el Gobierno envía un informe al Parlamento sobre el uso del francés en la UE y en el mundo. Mientras, en España, ningún Gobierno ha apostado de verdad por una defensa del español, salvo los esfuerzos (sin recursos, por los recortes) del Instituto Cervantes y la RAE.

El español tiene un gran futuro pero hay que ayudarle. La gran esperanza está en Estados Unidos, donde ya hay 55 millones de hispanos y que puede convertirse en 2050 en el primer país hispanohablante del mundo (hoy lo es México). Eso sería un gran salto cualitativo del español en el mundo, aunque tenemos la asignatura pendiente de Asia y África, los continentes donde se va a jugar el futuro, controlados por el inglés y el francés. Haría falta un gran Pacto de Estado en defensa del español, dentro de España y con los paises latinoamericanos, con una hoja de ruta que consolide el español en el mundo, como vehículo no sólo de una cultura sino como forma de consolidar nuestro crecimiento y empleo futuros.

Hacen falta más medios y una política decidida de promoción internacional del español, con programas de aprendizaje internacional, hay que unificar estrategias para la defensa del uso del español en los organismos internacionales, construir potentes plataformas digitales en español para que sea un idioma clave en Internet, fomentar la investigación y las publicaciones científicas en español y comprometer a las empresas y multinacionales españolas a utilizar el español como vehículo de su expansión internacional.

Pero para que el español gane peso fuera, primero tenemos que respetarlo y apoyarlo dentro. Hay que poner en marcha una campaña pública contra los anglicismos y en defensa del español, desde los colegios a la Universidad y las empresas pero sobre todo en Internet, para que los españoles valoren su lengua. Y que su defensa no se vea como un ataque a las lenguas autonómicas (que también hay que defender: son la cultura de muchos españoles). Y hay que concienciar a todos los que tengan un cargo público o un lugar público relevante , desde el Rey a Rafa Nadal o Pau Gasol , que han de llevar siempre el español por el mundo, que han de hablar siempre institucionalmente en español (aunque sepan inglés), como hacen siempre los franceses. Y no más errores como el de Eurovisión. El español es un recurso muy importante, que debemos aprovechar mejor, no sólo para salvaguardar y extender nuestra cultura, sino para hacer negocios, para crecer y vivir mejor. El valor de la ñ.