La crisis también
ha llegado a los móviles: se venden menos y más baratos, mientras Movistar
y Vodafone ya no los regalan como
gancho comercial, por su alto coste. Y porque sus ingresos han caído un 4%. Pero sigue la guerra de precios y el robo de clientes: cada mes, más de medio millón cambian de compañía.
Todavía deben bajar más los precios,
más altos que en Europa, pero las operadoras temen que esta guerra les impida invertir en redes, que pueden colapsarse
si no se amplían y se hacen más veloces, por el vertiginoso aumento del tráfico de datos. La pelea es quien paga esas inversiones, ya que
Google, las redes sociales y las empresas de contenidos son los que más ganan
con las redes y no invierten. Al final, acabaremos
pagándolo también los usuarios, pero
indiscriminadamente.
El negocio de la telefonía
móvil es un mercado maduro y saturado,
porque no puede crecer mucho: hay 56,2
millones de líneas y 36 millones de usuarios, con lo que tienen móvil el 92% de los mayores de 16 años. La crisis y la
guerra de precios ha bajado un 4% los
ingresos de las operadoras de móviles
(13.461 millones en 2011), que suponen el 58% del negocio de las
telecomunicaciones y 2,5 veces los ingresos de la telefonía fija.
La guerra
de precios, agravada desde el verano, agudizó la fuga de clientes: 5,5
millones en 2011 y unos 540.000 al mes en 2012, con lo que somos el país con los clientes más infieles de
Europa. Y pierden
más los que más clientes tienen: Movistar
(perdió 2,15 millones de clientes en 2011 y tiene un 39,6% de cuota, frente
al 60% en 1999), Vodafone (-1,6
millones y 28,2% cuota) y Orange (-1,1
millones perdidos, aunque ganó 1,4 y tiene 20,06 % de cuota), mientras los
ganan Yoigo (la sueca Telia Sonera,
que entró en 2007, ganó 779.000 clientes, con el 5,34% de cuota) y los operadores
móviles virtuales (MasMóvil, Simyo, Jazztel, Pepephone, Happy Móvil ,
Labara, Eroski móvil, Carrefour online y hasta 30 en total), que alquilan las
redes de los grandes y les robaron 1.224.212 clientes (tienen 6,78% de cuota).
Un mercado que no
crece para unos 40 operadores
que pelean cada día por el cliente a
golpe de tarifas y con el caramelo de
regalar terminales, sobre todo
teléfonos inteligentes (Smartphones). Pero tanto Movistar como Vodafone ya no
regalan teléfonos a nuevos clientes, sólo a los clientes fieles, para
que no se vayan. Eso sí, ofrecen a los clientes nuevos financiarles el nuevo terminal (sin intereses y en cuotas mensuales)
y pagarles por su viejo teléfono si lo
cambian. Y además, como ha caído
la venta de móviles (-10% en 2011), están vendiendo Smartphones usados (con 40% de descuento) y Movistar se
ha aliado con Mozilla, Qualcomm y Adobe para fabricar un Smartphone
low cost, de 100 dólares
(unos 70 euros).
Las operadoras fomentan
el uso de los teléfonos inteligentes porque el negocio no está en las llamadas
sino en los datos, en el acceso a Internet. Pero el Smartphone y los
dispositivos móviles (tablets y videoconsolas con acceso a la red) pueden colapsar sus redes y les obligan
a cuantiosas inversiones, unos
150.000 millones para todas las operadoras europeas. El tráfico de datos se va a multiplicar por 18 en cinco años, según
un estudio
de Cisco. Eso obliga a las operadoras
europeas a invertir en redes de
cuarta generación (4G),
con una velocidad superior a 100 megas (diez veces más que las redes 3G), que Movistar tiene en pruebas en Madrid, Barcelona
y Londres.
Mientras, la batalla
de cada día se da en las tarifas, cada vez más enrevesadas para atraer al cliente que busca ahorrarse el céntimo.
La guerra ha provocado ya que los precios hayan caído
casi la mitad (-43% desde 2007), pero todavía
son más altos que en Europa: la telefonía móvil es un 60% más cara en España,
según Eurostat.
Y deberá bajar a partir de abril y
sobre todo en enero de 2014, por imperativo dela Comisión
Europea, que obliga a las compañías a bajar (de 4 céntimos a 1,09) las
tarifas que se cobran entre ellas,
lo que debería repercutir (aunque sólo un 20%) en los clientes.
Pero lo fundamental no son las tarifas escaparate (que
bajaron otro 10% en 2011), sino lo que realmente pagan los usuarios, con los trucos
de las tarifas planas: si hablan más
de lo contratado (muy habitual), se pasa de pagar de 6 o 8 céntimos a 12 o 18,
más el establecimiento de llamada (15 céntimos). Y están las cuotas fijas,
consumo mínimo, coste SMS,
exigencia de permanencia, limites de navegación…, que al final suben la
factura. Por eso, crece el móvil
de prepago: lo tienen el 70 % de clientes en compañías low cost y un
tercio en las grandes.
Los clientes se beneficiarán del aumento de competencia que
supondrá poder cambiar
de compañía en un día (ahora son 4) desde junio de 2012. Pero ojo: las
operadoras van a tener que hacer cuantiosas inversiones en redes y 4G y tendrán
que sacar el dinero de algún sitio. Por eso, los Gobiernos y la UE les tendrán que ayudar con las tarifas.
Y los operadores tendrán que seguir peleando
duramente con Google, Apple, Microsoft y las redes sociales, que son los que
sacan más ingresos de Internet, para que ayuden a financiar unas redes que son
la clave de su negocio: sin carreteras no
hay tráfico.
Pero al final, lo
fácil es que lo paguemos los usuarios, indiscriminadamente. Porque un 80% de
internautas usan poco la Red y pagan casi como el resto. Ahí está la clave:
quien consuma más redes, más datos, más vídeos, más contenidos y aplicaciones,
sobre todo empresas y profesionales, que pague más por su móvil conectado a
Internet. Y sobre todo, los que hacen negocio con los móviles y la Red. No
tarifas planas iguales para todos. Sería
injusto.