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lunes, 21 de mayo de 2018

Los salarios no se recuperan


Mañana 22 de mayo, los sindicatos han convocado movilizaciones para exigir mejoras salariales, tras subir los sueldos un 0,5% en 2017 y perder el -6,30% de poder adquisitivo desde 2008. La economía lleva 4 años largos creciendo y las empresas ganan ya 100.000 millones más que antes de la crisis, pero los salarios han perdido 10.000 millones. Y ahora, la patronal ofrece subidas del 1,2 al 2%, mientras los sindicatos piden el 3,1%. Es hora de subir más los salarios, tras seis años de sacrificios, no sólo por justicia sino porque ayudaría a la economía y al empleo: las familias podrían consumir más y aumentaría el crecimiento, ahora que lo pueden frenar el petróleo y la subida de tipos. Y además, mejoraría la recaudación fiscal y las cotizaciones, ayudando a pagar las pensiones. Y no perjudicaría a la competitividad de España, porque tenemos salarios un 32% menores que la Europa del euro. Hay que competir con productos, tecnología y calidad, no siendo la China de Europa.


enrique ortega

Hasta finales de abril, los convenios firmados en las empresas han acordado subidas salariales del 1,56%, según los datos del Ministerio de Empleo, en línea con la subida de convenios de 2017 (+1,47%). Pero estos datos no son representativos de lo que están subiendo de verdad los salarios, porque cada vez se firman menos convenios (221 estos 4 primeros meses y 1.703 en todo 2017) y afectan a menos trabajadores (408.381 este año y 3.850.000 trabajadores en 2017, frente a 16 millones de asalariados que hay en España). Y es que la mayoría de empresas, sobre todo pequeñas y medianas, no negocian convenios y hay muchos trabajadores (temporales, por horas, eventuales, becarios, en prácticas...) que están “fuera de convenio”.

Por eso es más representativa la subida salarial que refleja el INE (Estadística) en su Encuesta trimestral de coste laboral. Y los datos son preocupantes: en 2017, con la economía creciendo fuerte (+3,1%), los salarios subieron sólo un 0,5%, la cuarta parte que la inflación media (2%), con lo que perdieron poder adquisitivo (-1,5%). Y en 2016, los costes salariales bajaron incluso el -0,8%, según el INE. Con ello, el coste salarial ordinario (sin cotizaciones ni horas y atrasos) en España fue de 1.641,91 euros en 2017, sólo 64,26 euros más alto que en 2008 (1.577,65 euros), según el INE. Eso significa que contratar ahora a un trabajador ha subido un 4,1% en 10 años (0,41% al año). Pero como en esos años ha subido más la inflación, los salarios de los españoles han perdido un 6,30% de poder adquisitivo desde 2008.

Este es el coste de los salarios medios (1.641,91 euros brutos al mes, unos 1.345 euros netos).Pero hay grandes diferencias según tipo de contrato, antigüedad, edad y sexo (las mujeres ganan un 22,86% menos), así como por sectores: los trabajadores de los servicios (donde trabajan tres de cada cuatro españoles) ganan un 17% menos (1.593 euros) que los de la industria (1.919 euros), según el INE. Y así, el salario medio (bruto) en la hostelería es de 990 euros al mes, en el comercio de 1.425 euros, en la construcción de 1.688 euros, en la industria de 1.919 euros, en la Administración pública de 2019 euros, en las finanzas de 3.068 euros y en la energía de 3.541 euros. Y también hay muchas diferencias regionales: en Extremadura (1.348 euros) y Canarias (1.383 euros), los trabajadores ganan un 30% menos que en el País Vasco (1.915 euros) y Madrid (1.909 euros).

Con estos sueldos, España se aleja aún más de los sueldos europeos. En salario hora, la medida que se utiliza para comparar entre países, los trabajadores españoles cobraban 15,9 euros/hora en 2017, frente a 20,3 euros/hora los trabajadores de la UE-28 y  a los 23,60 euros/hora que cobran los trabajadores de los países euro, según datos recientes de Eurostat. Con ello, España es el país nº 16 con los salarios más bajos de Europa, tras Chipre, Grecia, Portugal, Malta y 11 países del Este. Y nuestros sueldos (15,9 euros/hora) quedan muy lejos de los países con los que competimos: 26,4 euros por hora Alemania (+39,8% más que España), 24,2 euros/hora Francia (+34,3%), 21,3 euros/hora Reino Unido (+25,3%) y los 20,4 euros por hora de Italia (+22%). Y lo peor es que la brecha salarial, la diferencia de sueldos con Europa se ha agravado durante la crisis: si en 2008 era del -14,3% con la UE-28, en 2017 es del 21,66%. Y la diferencia salarial con los países del euro ha pasado del -23.1% en 2008 al 32,6% en 2017, según los datos de Eurostat.

¿Por qué no suben más los salarios? Hay varias razones que lo explican. La principal, el elevado paro: con 3.796.100 parados estimados (EPA 2018), 1 de cada 6 españoles sin trabajo, las empresas tienen mucha mano de obra donde escoger pagando poco. Y como los contratos son muy precarios (el 95% temporales y por horas), pues también están mal pagados. Sobre todo los jóvenes y las mujeres, que tienen los peores sueldos.  Además, la mayoría del empleo se crea en los servicios (el 60% de todo el empleo creado en 2017), donde ya trabajan el 75% de los asalariados y que es el sector peor pagado. Y tampoco ayudan los nuevos empleos low cost, ligados a nuevos negocios y plataformas tecnológicas (Amazon, Deliveroo, Globo, Uber…), que están tirando los sueldos a la baja por su gran poder de contratación. Y por supuesto, han sido claves para tirar a la baja de los salarios dos factores más: la reforma laboral aprobada por el Gobierno Rajoy en 2012 (que daba más poder a los empresarios para fijar sueldos) y el menor poder de los sindicatos, unido a un menor peso laboral de las grandes empresas y un enorme peso de las pymes (99%), con poco “poder de negociación” de los trabajadores.

Ahora, en 2018, los salarios siguen sin recuperarse, aunque la economía siga creciendo. De hecho, la Comisión Europea prevé que los costes laborales en España crezcan el 1,1% este año, el 2º país con menos subida de sueldos de Europa tras Grecia (+0,8%), muy por detrás de la subida de sueldos prevista para la UE-28 (+2,8%), la zona euro (+2,4%) y los países con los que competimos: Alemania (+3,1%), Francia (+2,3%), Italia (+2,1%) e Italia (+2,9%). Eso supondría que los trabajadores españoles volverían a perder poder adquisitivo este año, dado que se espera una inflación media del 1,4 al 1,6%.

Por eso, los sindicatos han dicho ¡basta¡ y se van a movilizar para defender una subida de salarios del 3,1% para 2018 (1,6% para compensar la inflación y 1,5% para compensar la pérdida de poder adquisitivo de 2017). Enfrente, la patronal CEOE se enroca en una subida del 1,2 al 2%, en línea con lo que están subiendo los pocos convenios firmados este año (+1,56%, sólo para 408.381 trabajadores). Y aceptarían añadir otro 1% más ligado a mejoras en la productividad, aunque se niegan a firmar clausulas de revisión ligadas a la subida del IPC, como piden los sindicatos (que no se fían de los precios y menos con el petróleo subiendo). Todo apunta a que otro año más no habrá acuerdo y que las grandes empresas y los sectores que van mejor subirán los sueldos en torno al 1,6% y el resto de pymes mucho menos, con lo que la subida anual rondará el 1%, perdiéndose otra vez poder adquisitivo.

Los salarios deberían subir más, en torno al 3% este año. Primero, por pura justicia. Porque la economía española ha entrado en su 5º año de crecimiento, produce ya más que en 2008 y sin embargo, el reparto del pastel del crecimiento beneficia a las empresas y no a sus trabajadores. Así, los beneficios empresariales aumentaron en 98.680 millones de euros entre 2008 y 2017 (+82.811 millones se han quedado en las empresas y +15.663 millones han ido a sus accionistas, en forma de dividendos) y los salarios totales son hoy 10.214 millones de euros menos que en 2008. Con ello, las empresas han mejorado su trozo del pastel de la renta con la crisis: si en 2008 se llevaban el 41,7%, en 2017 se llevan el 42,5%. Y los trabajadores se llevan menos de la riqueza generada en España: si en 2008 se llevaban el 50,1%, en 2017 han bajado al 47,3%, según el INE (el resto, hasta el 100% de la renta, se lo llevan los impuestos, el 10,3% en 2017).

A lo claro, esto significa que la crisis ha servido para que las empresas ganen más que antes y los trabajadores menos. Y con ello, España es el país nº 12 en Europa con un menor peso de los salarios en la riqueza, según Eurostat: un 47,6% en 2016, muy por detrás de Dinamarca (52,3% de la riqueza se la llevan los salarios), Francia (52%), Alemania (50,8%), Bélgica (49,9%), Reino Unido (49,4%), Eslovenia y Estonia (49,3%), Luxemburgo (49,1%), Finlandia y Holanda (48,4%) y Austria (48,1%).

Pero no sólo es injusto que los salarios no se recuperen y los beneficios empresariales sí. Es que además, con la crisis ha aumentado la desigualdad entre los salarios de los altos directivos y los trabajadores normales: los ejecutivos de las empresas del IBEX ganaron 98 veces lo que sus trabajadores en 2017 (36 veces en 2008), según un detallado estudio de El País. Una media de 5,03 millones al año, sin contar lo guardado para sus pensiones millonarias futuras. Y hay empresas con salarios de altos directivos escandalosos, como Inditex (ganan 445 veces lo que sus empleados), Acciona (356 veces), Abertis (278), Indra (211) y Santander (171 veces).

Por si esto no fuera escandaloso e injusto, veamos otro dato: crecen los trabajadores pobres, los españoles que tienen un trabajo pero aún así son pobres porque su salario es paupérrimo. España es el país europeo con más trabajadores pobres: el 14,8% de los hogares (2,75 millones de familias) tienen alguno de sus miembros bajo el umbral de la pobreza, ganando menos del 50% de los ingresos medios del país, según la OCDE, frente a una media del 8% en Occidente, el 5,9% de hogares con trabajadores pobres en Reino Unido, el 7,1% en Francia o el 3,7% en Alemania, por delante incluso de Grecia (13,1% de trabajadores pobres), Italia (12,2%), Portugal (9%) y todos los países del Este.

Pero los salarios no sólo deberían subir más por justicia sino también porque sería bueno para la economía y los españoles. Y para las empresas. Porque unos trabajadores mejor pagados son trabajadores más motivados, que trabajan mejor. Y los salarios más altos atraen el talento y la creatividad, mejorando la innovación y la productividad de las empresas. Pero además, subir más los salarios mejoraría el consumo y las ventas de las empresas, en definitiva, sus beneficios y su posibilidad de invertir y expandirse. Y en la medida que crezca el consumo, la economía española podría crecer más y crear más empleo, sobre todo en un momento de incertidumbre exterior, por la subida del petróleo (se acerca a los 80 dólares barril, lo que restará 0,7% de aumento al PIB) y la esperada subida de tipos.

Pero además, subir más los salarios permitiría al Estado recaudar más, lo que hace mucha falta para gastar más en empleo, pensiones, educación, sanidad, Dependencia, ayudas sociales, tecnología, infraestructuras y tantas cosas que nos hacen falta. Y ayudaría a tapar el “agujero” de las pensiones (-17.500 millones este año), porque salarios más altos son más cotizaciones para la Seguridad Social. Y permitiría a los jóvenes independizarse, formar una familia y tener hijos, que bastante falta hacen a un país envejecido que pierde población.

El riesgo, señalan algunos, es que subir más los sueldos dificulte a España competir fuera y exportar. Pero recordemos que hay margen, porque los sueldos españoles son un 32% más bajos que los de la Europa del euro, según Eurostat. Y aún así, España ocupa el puesto 34º del mundo en competitividad y somos el 15º país menos competitivo de Europa, por detrás de Suiza (1º), Holanda (4º1), Suecia (7º), Reino Unido (8º), Finlandia (10ª), Noruega (11º), Dinamarca (12º), Austria (18º), Luxemburgo (19º), Bélgica (20º), Francia (22º), Irlanda (24º), Islandia (28º) y República Checa (31º), según el Foro Económico Mundial (2018).

Y es que para ser competitivos no sólo hay que mirar los salarios, sino otros costes y factores. Como los costes de la energía, más altos en España (la luz para la industria es un 21,7% más cara en España que en la UE-28, según datos de Industria), y los costes financieros, también más altos para las empresas españolas. Y a la hora de competir, juegan en nuestra contra el menor tamaño de nuestras empresas (más pymes), la menor industria y el mayor peso de los servicios, la menor innovación y tecnología, la peor formación de los adultos, el coste extra de estar en un extremo de Europa, los mayores desequilibrios regionales y el menor peso de la exportación. Factores todos ellos que lastran más la competitividad que unos sueldos que están a la cola de Europa.

Es hora de que suban más los salarios. Lo dicen muchos expertos y lo pidió en noviembre de 2017  la Comisión Europea, como requisito para “apuntalar la recuperación incompleta de la zona euro”, que por cierto sólo ha crecido un 0,4% este primer trimestre de 2018 (frente al 0,7% los tres trimestres anteriores), según Eurostat. España también ha enfriado algo su crecimiento este 2018 (un 2,9% anual frente al 3,1% de 2017). Haría falta acordar tres medidas. Una, pactar subidas salariales del 3% para los próximos dos años. Dos, subir el salario mínimo más de lo previsto, hasta los 1.000 euros en 2020 (en Alemania y Francia está ya hoy en 1.480 euros). Y tres, aprobar un Plan urgente contra la precariedad laboral, reduciendo los contratos temporales y por horas, que están detrás de muchos sueldos miserables. Y sobre todo, cambiar la mentalidad de las empresas, para que concilien sueldos decentes con beneficios decentes. No vale malpagar a los trabajadores como el camino elegido para conseguir beneficios desmesurados y sueldos escandalosos a los directivos. Urge conseguir un crecimiento más justo.  

lunes, 2 de mayo de 2016

Los salarios tienen que subir más


Los sueldos han empezado a subir, tras estar tres años congelados o bajando. Pero suben muy poco: un 0,74% en 2015. Y para 2016, se espera que suban poco más del 1%. Además, aumentan las diferencias entre el sueldo de la mayoría y los directivos, que ya ganan 104 veces más, lo que ha reducido la parte de los trabajadores en el reparto de la renta nacional. Y sobre todo, los sueldos españoles se alejan más de Europa: ganamos un 28% menos que un europeo y un 36% menos que un alemán. Y uno de cada tres trabajadores españoles son mileuristas. Un panorama injusto que además supone un obstáculo muy serio para la recuperación de la economía y el empleo: si no suben más los salarios, no crecerá lo suficiente el consumo y habrá menos crecimiento y empleo. No se puede competir tirando salarios, siendo la China de Europa. Las empresas que puedan, deben pagar mejor. Para así salir antes de la crisis.
 
enrique ortega


Los sueldos de los españoles subieron entre 2007 y 2009, como si no hubiera crisis y las empresas reaccionaron con despidos (3  millones). En 2010, los sindicatos pactaron moderación salarial y los sueldos apenas crecieron ese año y en 2011. En 2012 hubo otro pacto salarial y el Gobierno Rajoy aprobó unilateralmente una reforma laboral que forzó la caída y congelación de salarios, al menos hasta 2014, con una rebaja media de sueldos del 15%. Y en 2015, los sueldos empezaron a subir, aunque tímidamente: la subida media pactada en los convenios fue del  0,74%, según datos del Ministerio de Empleo. Un aumento que está por debajo del tope de subida del 1%, pactado en junio por sindicatos y patronal. Ahora, para 2016, el pacto fija una subida máxima del 1,5%, pero la propia patronal cree que la subida salarial de este año estará más cerca del 1% que del 1,5%. Y más con la economía creciendo menos.

Con todo, estas son las subidas en convenio, la mayoría para trabajadores con antigüedad y contratos estables. Pero una gran parte de los empleos creados en 2014, 2015 y 2016 son empleos precarios, temporales y por horas, con sueldos de entrada mucho más bajos y la mayoría al margen de los grandes convenios. Por eso, los expertos creen que el salario medio ha seguido cayendo en 2015 y seguirá cayendo hasta 2017.

No es sólo que los sueldos suban poco sino que suben menos que en Europa, con lo que aumenta la brecha con los salarios europeos. De hecho, España es el 7º país europeo donde menos subieron los salarios en 2015 (+0,3%), muy por debajo de la media europea (+2%) y de los países euro (+1,5%) y sólo por delante de Noruega (-5,1%), Chipre (-1%), Italia (-0,5%), Bélgica, Luxemburgo y Suecia (los tres, +0,1%), según los últimos datos de Eurostat. Con ello, los trabajadores españoles ganan una cuarta parte o menos que la mayoría de europeos. Así, el pago por hora trabajada fue de 15,8 euros en España (2015), frente a 19 euros en Europa (UE-28), 21,8 euros en la zona euro (UE-19), 20 en Italia, 22 en Reino Unido, 24 en Francia, 25 en Alemania y 35,6 euros por hora en Dinamarca. O sea, que ganamos un 28% menos que un trabajador de la zona euro, un 36% menos que un alemán y menos de la mitad que un danés. Y esa distancia salarial es hoy mayor que en 2008, que antes de la crisis.

Y no sólo eso. Las empresas españolas también tienen una mano de obra más barata que las demás empresas europeas, si a los sueldos anteriores sumamos el coste de cotizaciones e impuestos más otros cargos no salariales. Así, el coste por hora trabajada en España fue de 21,2 euros en 2015, por debajo de los 25 euros en Europa (UE-28), de los 29,5 euros en la zona euro (UE-19) o de los 32,2 euros por hora de costes laborales en Alemania, los 35,9 euros en Francia, los 28,1 de Italia, los 25,7 de Reino Unido o los 51,2 euros de Noruega. Así que nuestras empresas tienen “un colchón” de menos costes laborales para competir.

Entre tanta cifra, ¿qué sueldos tenemos en España? Pues la radiografía salarial del INE, con datos de la EPA 2015, es muy reveladora: el salario medio bruto (2014) era de 1.881,30 euros al mes. Y el sueldo más habitual, el que cobran más trabajadores, es de 1.602,5 euros el mes brutos (“limpios”, descontando cotizaciones y quitando efecto extras, se quedaría en unos 1.280 euros netos mensuales). Pero son sueldos medios. Las mujeres y los jóvenes ganan un 24% menos. Y lo mismo los que tienen contratos temporales (15.433 euros de sueldo frente a 24.333 euros los fijos)  o por horas. Y hay muchísimas desigualdades según el sector donde se trabaje (52.827 euros brutos anuales en las eléctricas frente a 13.851 euros en la hostelería), el puesto (51.594 los directivos frente a 15.240 una cuidadora), la nacionalidad (23.181 euros los españoles frente a 13.727 euros los emigrantes) o la zona donde se trabaje (26.915 euros de sueldo medio en el País Vasco frente a 19.129 en Extremadura).

Al final, el resultado es que un 30% de los trabajadores ganan menos de 1.221 euros brutos al mes, según las estadísticas del INE. Eso significa que casi un tercio de todos los trabajadores, unos 4,5 millones, son mileuristas: ganan menos de 1.000 euros netos al mes. Y hay otro 30% que gana más de 2.173,5 euros brutos al mes, casi el doble. Además, una buena parte de estos mileuristas son considerados “trabajadores pobres”, porque no llegan a ganar el 60% de la media de los españoles (961 euros brutos). Por ello, España tiene un 22,2% de trabajadores pobres, según datos de la OIT: serían 3.215.226 españoles que tienen trabajo pero a los que se considera “pobres”. Y tenemos el mayor porcentaje de trabajadores pobres de Europa, sólo detrás de Rumanía y Grecia.

No es solo que los salarios españoles sean bajos y en buena parte mileuristas. Es que además, con la crisis se han agravado las desigualdades de sueldos, porque han caído más o se han congelado los sueldos bajos, mientras crecían los altos. Así, entre 2009 y 2015, los sueldos de los empleados normales cayeron un 1,1% mientras los de los directivos subían un 6,8%, según un estudio de ICSA. Y siguen ganando 3,5 veces más. Pero la brecha salarial con los grandes ejecutivos de las empresas del IBEX se ha agravado mucho más: su sueldo creció un 80% en 2014 (último dato disponible) y su sueldo es ya 104 veces mayor que el de sus empleados, según un estudio de El País. Y en 2014 hubo 119 banqueros españoles que ganaron más de 1 millón de euros, según la autoridad bancaria europea (EBA). Eso sí, esa misma banca con sueldos millonarios acaba de  pactar con los sindicatos un contrato para los nuevos empleados de 18.000 euros brutos el primer año (1.000 euros netos al mes).

Este panorama de salarios muy bajos, estancados y desiguales choca con una realidad: la mayoría de las empresas españolas están mejor, venden más y tienen beneficios. Las empresas tocaron fondo en 2012, recuperaron ventas y beneficios en 2013 (aumentaron un 63,9%, según el Banco de España), en 2014 (las empresas cotizadas aumentaron sus beneficios un 64%) y también en 2015 la mayoría, aunque las pérdidas de algunas grandes (Repsol, FCC, Arcelor o Indra) hayan bajado los beneficios de las empresas del Ibex (-23,4%). Y la banca ha ganado un 5,6% más en 2015, mientras los 6 grandes bancos aumentaron sus beneficios un 7,3%. Todo ello se traduce en que los beneficios empresariales han aumentado su trozo de pastel en el reparto de la renta nacional, a costa de los salarios: si en 2008 se llevaban el 41,3%, en 2015 era ya el 42,2%, según el INE. Y los salarios han perdido: del 49,9% de la renta al 47,2% (el resto del pastel se lo llevan los impuestos, que también han aumentado su "ración" con la crisis, del 8,8 al 10,6%).

Y no es sólo que los trabajadores tengan ahora un sueldo bajo y menos pastel de la renta, es que además, los impuestos se llevan ahora una parte mayor de sus ingresos, tras la fuerte subida hecha en 2012 por el Gobierno Rajoy (y que no han compensado las bajadas electorales de impuestos de 2015 y 2016). Con ello, España no sólo tiene los sueldos más bajos de Europa sino que es el país nº 13 entre los 34 países dela OCDE que paga más impuestos por el trabajo. Un asalariado sin hijos paga entre impuestos y cotizaciones un 39,6% de su salario bruto, frente a un 35,9% de media en la OCDE. Y un trabajador casado y con dos hijos paga el 33,8% de su salario bruto, frente al 26,7% de media en la OCDE.

El resultado de todo esto es que los trabajadores españoles tienen menos dinero para gastar, entre la congelación o moderación salarial y los impuestos. Y eso no es sólo injusto sino que es además una enorme hipoteca para la economía, frena la recuperación. Básicamente porque los trabajadores son la base del consumo y el consumo supone el 60% del crecimiento de la economía: si no se puede gastar más, las empresas no suben ventas, tienen que tirar precios, ganan y crecen poco y no crean apenas empleo (o trabajos muy precarios). Así que los salarios de penuria y las subidas salariales mínimas son un mal negocio, para las empresas y para la economía en su conjunto, sobre todo para el empleo. Como decía Henry Ford: “tengo que subir los sueldos para que mis trabajadores compren coches”. Fácil de entender.

Pero empresarios y muchos expertos reiteran que la moderación salarial es clave para competir y exportar. Primero, recordemos que los costes laborales en España son ya mucho más bajos que en Europa, que hay “un colchón” para poder subir más los salarios sin que por ello se resienta la competitividad. Y sobre todo, hay que insistir en que la competitividad no depende sólo de los salarios. Por un lado, hay otros costes que son tan importantes o más, como la energía (en España, la luz industrial es un 25% más cara que en Europa), el transporte o los impuestos. Y por otro, hay factores que pesan más que los salarios, como la cotización del euro: la moneda europea ha subido ya este año un 3,75% frente al dólar, lo que ha encarecido en ese porcentaje los productos españoles (aunque se hayan moderado los salarios). Además, hay que denunciar que muchas empresas, sobre todo las que operan en sectores monopolísticos (energía, petróleo, comunicaciones) han aprovechado la rebaja y moderación de salarios no para bajar precios sino para subir sus márgenes, sus beneficios. Y la mayoría, no ha creado más empleo a cambio de salarios más bajos.

En definitiva, no es verdad que la moderación salarial mejore la competitividad y cree empleo. Hay que crecer más y competir con empresas más eficientes, de mayor tamaño, volcadas a la exportación, más innovadoras y mejor organizadas, no competir a costa de “tirar los salarios”, de pagar unos sueldos miserables, de querer ser “la China de Europa”.

Y por eso, ha llegado la hora de subir más los salarios, por encima del 2% en los sectores y empresas con beneficios. Mal ejemplo acaba de dar la banca española , uno de los sectores con más beneficios (10.389 millones en 2015), pactando con los sindicatos una subida salarial del 1,25% para 2016 y el 1,5% para 2017. Ahora, el próximo Gobierno tendría que marcar un cambio salarial , con dos medidas: una mayor subida a los funcionarios (más del 1% fijado, a cambio de aumento de horarios efectivos y mejoras de productividad) y una fuerte subida del salario mínimo, que es una vergüenza en España: está en 655,20 euros (por 14 pagas), el más bajo de toda Europa salvo Grecia, Portugal, Malta y 10 países del Este. Baste decir que el salario mínimo en España (757 euros en 12 pagas) es menos de la mitad que el de Reino Unido (1.510 euros), Alemania (1.473) o Francia (1.923) y la tercera parte que en Luxemburgo (1.923 euros). Y además, el próximo Gobierno debería propiciar un nuevo acuerdo patronal-sindicatos para subir más los salarios donde se pueda. Y vigilar con los inspectores de trabajo para suprimir las horas extras gratis: 3,5 millones a la semana, equivalentes a 89.150 empleos que se dejan de crear.

Ya basta de moderación salarial, un eufemismo que esconde abusos empresariales y mucha precariedad, demasiados trabajadores pobres. Es hora de sentar las bases de una “economía decente”, con sueldos dignos a cambio de un trabajo eficiente. No sólo por justicia, sino también por razones económicas, para reanimar el consumo, la economía y el empleo. Hay que salir del “círculo vicioso de la austeridad”, también en los salarios. Solo acarrea desigualdad, penurias y una economía que no acaba de despegar. Cambien ya.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Es hora de subir los salarios


Sindicatos y patronal tienen que llegar a un acuerdo en diciembre sobre las subidas salariales para 2015 y 2016. Ha llegado la hora de subir los salarios, tras cinco años de bajadas. Primero, porque las empresas llevan dos años teniendo beneficios. Segundo, porque si no mejoran los ingresos de las familias, no se reanimará el consumo y España crecerá poco (+0,5% ahora) y no creará empleo suficiente para 5,4 millones de parados. Y también por pura justicia: durante la crisis han subido los sueldos de los directivos y el número de millonarios, mientras casi la mitad de los trabajadores son mileuristas. Hay que subir el salario mínimo (de 645 euros, la mitad del alemán, a 800) y acabar con las horas extras gratis, un fraude que roba empleo. Y en las empresas con beneficios, subidas salariales razonables. Con mejores sueldos, se trabajará mejor, habrá más consumo y más empleo. No podemos ser la China de Europa.
 
enrique ortega

La devaluación de los salarios empezó en 2010, se aceleró en 2012 con la reforma laboral y ha continuado más suavemente en 2014, con una rebaja media del 15% en esta crisis: una caída del 4,19% entre 2010 y 2011, según el estudio EADA-ICSA, y un 10% más de caída entre 2012 y 2013, por la reforma laboral, según la Fundación Sagardoy y Adecco. Incluso la bajada podría ser mayor, según el Banco de España, porque con la crisis se han perdido más los puestos de trabajo con peores salarios y ahora son los salarios más altos (que han bajado menos) los que más cuentan en las estadísticas. Además, los trabajadores no sólo han perdido ingresos por la bajada de salarios sino también porque dejaron de cobrar incentivos y horas extras, que ahora se hacen muchas veces gratis, sobre todo en los contratos precarios. Así, las horas extras gratis han pasado de 2,7 millones a la semana (2009) a 3,38 millones (2013), según el INE. Si no se hicieran, las empresas podrían emplear a 150.000 trabajadores más.

Con esta rebaja, España es el segundo país occidental que más ha bajado los salarios con la crisis, según la OCDE: una media del 1,8% anual entre 2009 y 2013, sólo superada por Grecia (-5% anual) y equiparada a la rebaja de Eslovenia o Irlanda, mientras los 24 países de la OCDE subían sus salarios un 0,2% y la zona euro -0,1%. Y en cuanto a los costes laborales, en España cayeron un -2,1% anual entre 2007 y 2013, frente al -0,2% en la OCDE y la subida en Alemania (+0,8% anual) o Francia (+0,5% anual).

Y no es sólo que hayan caído los sueldos, sino que la rebaja ha sido desigual durante la crisis: han caído un -20% a los españoles con contratos temporales (un tercio de los trabajadores) y un -5% a los que tienen contrato fijo, según la Comisión Europea. Además, les han bajado más a las mujeres que a los hombres: si en 2008 ganaban un 21,9% menos, en 2013 ganaban ya un 24% menos. Y han crecido las diferencias salariales por el sector donde se trabaja (en las eléctricas ganan 3,7 veces lo que en el sector servicios), el puesto (un directivo gana 4,14 veces más que un trabajador no cualificado), la edad (los menores de 30 años ganan un 44% menos que los que tienen entre 35 y 50 años, la nacionalidad (los inmigrantes no europeos ganan un tercio menos que los españoles) y la región donde trabajen (en Jaén, el salario medio, 11.779 euros, es menos de la mitad que en Madrid, con 24.571 euros), según los datos (2012) de la última encuesta de salarios del INE.

Quizás lo más llamativo es que se han disparado los trabajadores pobres: un 13,4% del total, 2.271.130 trabajadores son pobres, porque ganan menos del 60% del sueldo medio de los españoles (menos de 17.040 euros brutos al año una familia con dos hijos). Y hay otro dato preocupante: el salario más frecuente entre los españoles (2012) era de 15.500 euros brutos al año (según el INE), el mismo que en 2008 (supone, con la inflación acumulada, que ganan un 9,1% menos). Son 1.107 euros brutos al mes (en 14 pagas), que descontando retenciones y Seguridad Social, se queda en un sueldo neto por debajo de los 1.000 euros. Luego España se ha convertido en un país de mileuristas y minieuristas (la mitad de ellos ganan entre 400 y 800 euros netos al mes). Una realidad que se traduce en las declaraciones de Hacienda: en la de 2013, el 34% de los trabajadores declaró ganar el salario mínimo o menos (son 5,7 millones de personas), según la Agencia Tributaria. Y casi la mitad  (un 46,3% de declarantes, 7.733.681 trabajadores) confesó a Hacienda ganar menos de 1.000 euros netos al mes.

Los datos son apabullantes y reflejan un país con los sueldos por los suelos. En el caso de los trabajadores, no de los directivos de las grandes empresas: su retribución media fue de 789.721 euros en 2013, con una subida del 3,5% (+7,6% en 2012), según un documentado informe de CCOO. Y en 10 de estas empresas del IBEX, el salario medio de los directivos superó el millón de euros, llegando a 3.222.174 euros los directivos del Banco Santander (90 veces el de uno de sus empleados medios). En el caso de los consejeros ejecutivos de las empresas del IBEX (los que suelen pedir “moderación salarial”), la remuneración media subió un 6% en 2013 y ascendió a 2.530.802 euros. En paralelo, los inversores han ganado este año en Bolsa un 10% mientras se han duplicado los dividendos percibidos. Y para completar el panorama, los millonarios españoles han aumentado un 24% en 2014 y son ya 161.400.

Sacrificios salariales para unos pero no para otros, lo que ha agravado la desigualdad : España es el  país desarrollado donde más ha crecido la desigualdad entre 2006 y 2010, por la caída de los salarios y el paro, según un reciente informe de la OIT Y mientras, las empresas “han dejado atrás la crisis”, según el Banco de España: los beneficios empresariales aumentaron un 62,4% entre enero y septiembre 2014, según la Central de Balances, tras crecer un 2,3% en 2013. Y los beneficios de las empresas del IBEX crecían hasta septiembre un 11% (+16% sin bancos), tras subir un 57% en 2013 (sin Bankia).

Ante este panorama, urge subir de nuevo los salarios, no sólo por pura justicia (los trabajadores han sufrido lo peor de la crisis), sino por razones económicas: hay que crecer más (por encima del 2%), para crear más empleo, y eso sólo se conseguirá aumentando el consumo, para que las empresas vendan e inviertan más. Y para eso, las familias tienen que tener mejores sueldos, que ahora las empresas pueden pagar  porque tienen beneficios, están menos endeudadas y tienen menos costes (financieros, energéticos e impuestos). Es lo que defiende incluso el Banco de España, la OCDE y la OIT, aunque el FMI sigue pidiendo moderación salarial, igual que la Comisión Europea: ahora quiere que la rebaja de salarios llegue a los trabajadores fijos, según su informe de noviembre. Y el Gobierno también defiende moderar los salarios, que ha congelado (por 5º año) a los funcionarios para 2015.

Este mes de diciembre, sindicatos y patronal tienen que renovar un pacto salarial para 2015 y 2016, que sustituya al firmado en 2012: acordó moderación salarial para 2012 (+0,5% de subida), 2013 y 2014 (+0,6%), subidas que muchas empresas no han hecho porque la reforma laboral (febrero 2012) les permitía bajar salarios y recortar horas e incentivos. Ahora, la patronal CEOE no quiere subidas mayores del 0,6% para 2015, mientras UGT y CCOO piden subidas mayores en las empresas con beneficios, negociadas empresa a empresa.

La batalla está ahí y siguen siendo muchos los que defienden continuar con salarios bajos, aunque eso agrave el estancamiento de la economía. Hay que subir los salarios para crecer más y crear empleo. Y eso pasa por actuar en varios frentes. El primero, subir el salario mínimo, congelado por Rajoy en 645 euros al mes (14 pagas), la mitad del salario mínimo de Alemania o Francia (1.445 euros en 12 pagas). Una opción es cumplir el compromiso adquirido por España con el Consejo de Europa: que el SMI sea el 60% del salario europeo, lo que supondría subirlo a 800 euros. Además, la subida salarial en empresas con beneficios debería rondar el 2%, con mejoras adicionales para los contratos más precarios. Y urge iniciar una campaña de vigilancia de la inspección de Trabajo para acabar con las horas extras gratis que encubren jornadas más largas sin pagar, a costa de no crearse más empleo.

Subir los salarios, a cambio de mejorar la productividad en las empresas, es perfectamente posible y más ahora en que han vuelto los beneficios. Y no las impediría competir, porque España tiene los costes laborales más bajos de Europa: se pagan 20,90 euros por hora trabajada (2013), un 12% menos que la media europea (23,70 euros) y bastante menos que en Francia (35€ hora), Alemania (31€), Italia (28€) o Reino Unido (21,1€). No podemos seguir con una economía que sólo puede competir tirando precios: hay que competir en producto y en calidad. No podemos sobrevivir a costa de ser la China de Europa. Nos hunde el consumo, el crecimiento y el empleo. Y la motivación de los trabajadores. Además de ser muy injusto.