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domingo, 7 de julio de 2013

Ojo a las tarjetas: salen mucho más caras


De cara al verano, usaremos más las tarjetas, tanto para comprar como para sacar dinero. Pero cuidado, porque bancos y Cajas han subido mucho las comisiones a los plásticos,  para compensar la caída de márgenes. Y sobre todo, el interés que nos cobran cuando pagamos a crédito con la tarjeta: supera el 20%. Además, bancos y Cajas cobran más que en Europa a los comercios de comisión por las compras con tarjeta, mientras Bruselas ha abierto dos expedientes a VISA y Master Card, que se han comprometido a bajarlas. Y el Gobierno está pactando reducir las comisiones  a los comercios para compras inferiores a 10 euros. El temor de los consumidores es que bancos y Cajas rebajen los costes por tarjeta a los comerciantes y a cambio, nos suban las comisiones por uso de tarjetas. Así que ojo a lo que le cuesta tener y utilizar sus tarjetas. Hay que usarlas con cabeza.
enrique ortega

Los españoles tenemos 68,17 millones de tarjetas, casi dos por cada ciudadano mayor de edad (37,4 millones). Dos de cada tres son de crédito (40,7 millones), para pagar en 1.535.885 terminales (comercios y servicios). Y las demás (27,47 millones) son tarjetas de débito, para pagar también compras al contado y sacar dinero en los 55.360 cajeros de la red, la mayor de Europa. Con todo, la crisis ha reducido el número de tarjetas, porque los clientes se han quedado con las imprescindibles: los plásticos se han reducido en 8.230.000 desde 2.008. Sin embargo, con menos tarjetas, se compra  a  crédito más que antes de la crisis: 97.385 millones en 2012 (+9 % sobre 2008 y -0,90% sobre 2011), 11,11 millones de compras con tarjeta cada hora. A cambio, ha caído la retirada de dinero en cajeros: 110.570 millones en 2012 (-5,1% sobre 2008), aunque crecen las compras al contado con tarjetas de débito.  

Menos tarjetas de crédito que se usan más porque, con la crisis, los españoles tienen más difícil llegar a fin de mes (uno de cada ocho) o hacer frente a imprevistos (4 de cada 10), según el INE, con lo que tiran de tarjeta (los que pueden) para tapar agujeros, pagar un viaje o cambiar un electrodoméstico. Y ahí, en las compras a crédito financiadas con la tarjeta es donde bancos y Cajas les dan los palos, con intereses que llegan al 35% TAE.

Con todo, tener una tarjeta, como un coche, sale caro aunque a veces no nos demos cuenta. Y más caro en el último año y medio, porque bancos y Cajas han subido todas sus comisiones (un 40% en 2012, según el Banco de España), para compensar su caída de márgenes (somos el 2º país europeo que paga más comisiones bancarias). Y más las de las tarjetas, porque son de las comisiones que menos “se ven”. Y hay muchas.

Todas las tarjetas, de crédito y de débito (compras al contado y cajeros) pagan una comisión de emisión o renovación, con un importe fijo anual: 21,90 € de media (y máximo de 30€) para la de débito y 38,45 € de media (con máximos de hasta 70 euros) para la de crédito. Además, se paga una comisión por retirada de efectivo en cajeros de otros bancos y otras redes (entre el 3 y el 5%, con mínimos entre 2,50 y 4 euros por operación). Y si se compra o se saca dinero en el extranjero, en países no euro, se paga una comisión que puede superar el 6%.

Y luego están las comisiones que se pagan por aplazar pagos, en las tarjetas llamadas revolving (hay 3 millones más desde que empezó la crisis), aquellas donde en vez de pagar a principios del mes siguiente todo lo comprado con la tarjeta, pagamos una cantidad fija al mes o un porcentaje del crédito utilizado. En estos casos, el tipo de interés oscila entre el 15% TAE del más barato (ING) al 19,56% de BBVA, 22,48% del Popular, 26,08% de Bankia, 29,86% del Sabadell o 35,83% TAE de Santander. Y se paga más cuanto menor sea la cuota mensual y más el gasto, porque se está pagando intereses sobre lo pendiente. Además, si un cliente se retrasa en el pago de una cuota, en cualquier tarjeta, paga tres comisiones más: comisión por reclamación de posiciones deudoras (35 €), comisión por descubierto (30€ por exceder el límite en tarjetas) y pago de intereses de demora (20,4%TAE en tarjetas).

Una maraña de comisiones de las que no siempre nos enteramos bien y que son ahora más opacas, ya que bancos y Cajas no tienen obligación de publicar su Libro de tarifas desde abril de 2012 (gracias a una norma aprobada por el Gobierno Zapatero en octubre de 2011): basta con que comuniquen los  cambios en las comisiones a sus clientes, individualmente. Y muchos clientes se quejan: las tarjetas son el tercer motivo de reclamaciones al Banco de España, sobre todo por las comisiones cobradas.

Las quejas por las comisiones de las tarjetas es algo histórico en los comerciantes, que llevan años peleando con bancos y Cajas. En Europa, las denuncias del comercio han llevado a la Comisión Europea a abrir varios expedientes contra MasterCard y Visa, acusadas de aplicar comisiones abusivas (también en EEUU tienen un litigio pendiente de los tribunales). Mientras Master Card podría ser multada, VISA trata de evitar la sanción de Bruselas prometiendo (en mayo) que va a rebajar sus comisiones al comercio en compras transfronterizas y en10 países (donde las fija ella y no los bancos, como en España), para dejarlas en el 0,30% (tarjeta crédito) y 0,20% (débito).

Mientras, en España, las comisiones que cobran bancos y Cajas a los comercios son más altas que en Europa: la media de tasa en las tarjetas de crédito está entre 0,74 % y 0,59%, según el Banco de España, aunque son casi la mitad que en 2006 (del 1,30% al 0,65%). Y en débito, las tasas a los comercios oscilan del 0,30% al 0,16% (aquí la rebaja ha sido menor: en 2006 oscilaban entre el 0,40% y el 0,25%). Pero estas medias esconden grandes diferencias, en perjuicio de algunos negocios y las tiendas más pequeñas. Los comercios que más pagan son las farmacias (tasa del 1,04%), supermercados (0,90%), restaurantes (0,88%) y compras inferiores a 15 € (0,83%). Y los que menos, las autopistas (0,26%), los híper (0,45%), gasolineras (0,49%) y agencias de viaje (0,51%).

Los comerciantes culpan a estas altas comisiones de que en  España se compre menos con plásticos: sólo un 16% de las compras, la mitad que en Francia (32%) y un tercio que en Reino Unido, Portugal o Suecia (47%). En 2005, el Gobierno ZP pactó con las entidades una bajada de tasas (al 1,4% máximo). Y ahora, en junio, el Gobierno Rajoy ha aprobado un Plan integral de apoyo al comercio que contempla negociar con las entidades financieras para bajar las tasas  a las operaciones de menos de 10 euros (23% de los pagos), que apenas se pagan con tarjeta en España (sí fuera) porque tienen un comisión abusiva para el comercio: 25 céntimos en un pago de 3 euros, por ejemplo.

Los consumidores temen que bajen las tasas a las compras con tarjeta, por pacto con el Gobierno o por imposición de Bruselas, a la vista de lo que ha pasado con la rebaja de 2005: los bancos compensaron los menores ingresos de los comercios subiendo las comisiones a los clientes y además, los comercios no rebajaron sus  precios, según denuncia ADICAE. Y ahora, con bancos y Cajas sumidos en una guerra por poner datafonos, a costa de ofertas y rebajas de comisiones, temen que lo paguemos los usuarios de tarjetas, con más comisiones.

Suban más o no, las tarjetas ya nos suponen un alto coste, cada año mayor, aunque su servicio sea imprescindible. Pero hay que vigilar su uso, utilizar sólo las tarjetas necesarias, no retrasar demasiado los pagos y vigilar los intereses, comisiones y cuotas anuales, negociando con nuestra entidad para rebajar costes a cambio de nuestra vinculación. Tarjetas sí, pero rigurosamente vigiladas para que no nos den sustos. Úsenlas con cabeza.

miércoles, 23 de enero de 2013

Bancos: suben comisiones y bajan los depósitos


El Gobierno y el Banco de España han hecho un regalo de Reyes a la banca: les han pedido  que bajen los intereses que pagan por el ahorro, desde el 4% al 1,75% o el 2,75% como máximo. Una medida con la que se embolsarán 10.000 millones, a costa de las familias que tienen ahorros (hay 760.000  millones  en  depósitos). Además, los bancos llevan años subiendo las comisiones que cobran a los clientes, que ya suponen un 30% de sus ingresos. España es el segundo país europeo donde más comisiones bancarias se pagan, 300 euros al año por cliente. A pesar de cobrar más comisiones, pagar menos por el ahorro y recibir cuantiosas ayudas públicas, no se consigue que la banca dé créditos asequibles a empresas y particulares. Porque para que haya crédito, el consumo y la inversión tienen que reanimarse. Y aquí sólo hay recortes.
enrique ortega

El negocio bancario, en esencia, es simple: coger el dinero con una mano (lo más barato posible) y prestarlo con la otra (lo más caro posible), cobrando en el camino comisiones por la mayoría de servicios. Con la crisis, a los bancos les ha caído el negocio (crédito), se les ha encarecido el dinero  y les han aumentado los morosos, lo que ha deteriorado sus márgenes (beneficios). Y para compensarlo, han aumentado las comisiones que cobran a sus 20 millones de clientes: han crecido un 46,88% entre 2007 y 2012, según ADICAE.

Los ingresos bancarios por comisiones han pasado de 13.594 millones en 2007 a 14.075 sólo en los nueve primeros meses de 2012, con lo que suponen ya un 30% de sus ingresos (cuando en 2007 eran el 20,9%). En 2012, las comisiones bancarias subieron de media un 40%, según el Banco de España. Y en diciembre, los bancos han vuelto a informar a sus clientes que les suben las comisiones, más las Cajas en reconversión (un 50% Bankia). Con ello, el cliente pagaba en 2012 una media de  300,98 euros al año en comisiones (243 en bancos saneados y 328 en bancos rescatados), según ADICAE. Ya en 2010, la Comisión Europea estimaba que España era el segundo país que más comisiones bancarias pagaba: 178 euros, tras Italia (253€) y por encima de la media UE (111€), de Alemania (90 €) o Bélgica (60€).

Los bancos no sólo han subido sus comisiones con la crisis, sino que las cobran cada vez por más servicios. Las más frecuentes son las comisiones por mantenimiento de cuenta (42,72€ de media y máximo de 60€) y por apuntes (21,60€), por mantenimiento de libreta (42,72€ de media y máximo de 60€), por tarjeta de débito (21,90 € de media y máximo de 30 €), por disposición en cajeros de otras redes, por tarjeta de crédito (38,45 € de media y un máximo de 52 €), por transferencias bancarias (desde 1 €), por cobro de cheques y distintas comisiones por estudio y concesión de hipotecas y préstamos personales, así como por cancelación anticipada. Y destacan las tres comisiones que cobran por un descubierto, en cuenta o en tarjeta: comisión por reclamación de posiciones deudoras (35 €), comisión por descubierto (13,25€ y 30 € por exceder límite en tarjetas) y pago de intereses de demora (29% TAE en cuentas y 20,4% TAE en tarjetas). Al final, por un descubierto en cuenta de 200 euros pagamos 64,14 euros (y 76,17€ en una tarjeta).

El Gobierno Zapatero aprobó en octubre de 2011 una norma (Orden EHA 2899/2011), en vigor desde abril de 2012, con la que se liberalizaban aún más las comisiones bancarias: los bancos ya no tienen que publicar su Libro de tarifas y comunican los cambios en las comisiones a sus clientes, individualmente. Con ello, las entidades siguen imponiendo sus tarifas y ahora es más difícil hacerlas un seguimiento, aunque la norma obliga a que desde enero de 2014, los bancos nos envíen un extracto con las comisiones cobradas cada año. Pero poco puede hacerse, más que reclamar y protestar para ver si nos quitan alguna, aunque para ello tengamos que ser “buenos clientes” y darles a cambio la nómina, los recibos y contratar otros servicios (Fondos, Planes, Bolsa. Seguros), por los que sacan jugosas comisiones.

Como a los bancos no les llega con la subida de comisiones (por la caída del negocio y la necesidad de recapitalizarse), el Gobierno y el Banco de España les acaban de pedir que bajen el interés que paguen por el ahorro, que dejen la guerra del pasivo ahora que parece que los mercados empiezan a abrirse para financiarse. No es una orden por escrito (¡por Dios, eso sería “intervencionismo”¡), sino una recomendación verbal (con penalización discrecional para exigirles más capital si no la cumplen) : que dejen de pagar el 4% (y hasta el 4,5%) por las supercuentas y abonen un 1,75% para cuentas hasta 2 años y el 2,75% a más plazo. Y todos se han lanzado a bajar sus cuentas, porque con cada punto de rebaja se ahorran 7.600 millones en pagar intereses a sus clientes.

En total, serán unos 10.000 millones más de ingresos, a costa de las familias que tienen sus ahorros en cuentas y depósitos (hay 760.000 millones de euros). Sólo los mejores clientes, los que tengan más dinero para negociar, podrán conseguir algo más de rentabilidad, porque se permiten tipos más altos en un 15% de las renovaciones. El resto, los pocos que pueden ahorrar (el ahorro de las familias está al nivel más bajo desde el año 2.000), tendrán que conformarse con recibir un interés del 1,75%, que se come con creces la inflación (2,9%). O buscar inversiones de más riesgo, comprando acciones, Fondos, Planes o deuda pública (y pagando comisiones crecientes).

Con este regalo de Reyes, más la subida de comisiones y las cuantiosas ayudas públicas a la banca (120.000 millones, la mayoría de difícil recuperación), la banca española va a dar la vuelta a sus cuentas y pasará de perder 6.000 millones en 2012 (por Bankia, Popular, Banesto y las Cajas en reconversión) a ganar 13.000 millones en 2013, según algunas estimaciones. Y todo gracias a un intervencionismo sesgado del Gobierno y el Banco de España: intervienen para bajar los intereses del ahorro, para liberalizar las comisiones, pero no para que los bancos den más crédito y más barato. El crédito ha caído otro 5,2% en 2012, el mayor descenso en 50 años, y están encareciéndose los créditos a empresas y familias  (hipotecas y préstamos personales).

Se mima a la banca para que haya crédito, pero el crédito no aparece. Primero, porque un tercio del sistema financiero está en reconversión y el resto digiriendo fusiones, recortes y mayores exigencias normativas y de capital. Pero, sobre todo, porque para que haya crédito tiene que haber demanda solvente, empresas y familias que lo pidan y lo puedan pagar. Y como la economía está en recesión, las empresas no venden ni invierten y las familias no tienen ingresos y apenas consumen. Y todos piensan en desendeudarse, no en pedir créditos.

No habrá crédito mientras la economía no se recupere, quizás para 2014, muy lentamente. Pero hasta entonces, los bancos recuperarán sus beneficios a costa de crujirnos a comisiones y de pagar muy poco por nuestro ahorro. La única opción es volver a ponerlo bajo el colchón.

domingo, 16 de diciembre de 2012

En marcha el costoso rescate de la banca

Seis meses después de pedir el rescate a Bruselas, esta semana han llegado 39.500 millones del préstamo europeo para salvar a cuatro entidades y crear el "banco malo". Y en enero llegarán otros 1.500 millones para cuatro Cajas más. Un dinero que España ha de devolver y que se suma a las ayudas públicas inyectadas desde 2009. En total, rescatar a  un tercio del sistema financiero (un banco y 25 Cajas) nos costará 108.361 millones de euros en ayudas públicas (más 95.637 millones en avales), el doble de los recortes hechos por Zapatero y Rajoy. Una factura de la que será difícil recuperar más del 20% y que revoluciona el mapa financiero, con la práctica desaparición de las Cajas (quedarán 7) en beneficio de los bancos, que se harán con el 70% del mercado. Y todo para que siga sin haber  crédito, al menos hasta 2015. Mal negocio.


enrique ortega


Está en marcha la quinta reforma financiera en treinta meses (dos de Zapatero, en junio 2010 y enero 2011 y tres de Rajoy, en febrero, mayo y agosto de 2012), impuesta por Bruselas a cambio del rescate solicitado en junio. Y esta vez parece que va en serio. Quien paga, manda y la Comisión, a cambio de sus 41.000 millones, ha impuesto un drástico ajuste a Bankia    (Caja Madrid, Bancaja, Insular Canarias, Laietana, Ávila, Segovia y Rioja) y a otras siete Cajas (resultado de la fusión de 18 Cajas) que recibirán ayudas europeas: NovaGalicia Banco (Caixa Galicia +Caixa Nova) , Catalunya Banc (Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa) , BMN Mare Nostrum (Caja Murcia, Caixa Penedés, Caja Granada y Sa Nostra), Liberbank (Cajastur +CCM, Caja Extremadura y Caja Cantabria), Ceiss (Caja Duero y Caja España) y Caja 3 (Caja Ahorros Inmaculada, Caja Círculo y Caja Badajoz). También recibe ayudas europeas el Banco de Valencia, que se ha salvado de la liquidación porque el Gobierno lo vendió el día antes a la Caixa, por un euro y con 6.000 millones de ayudas públicas.

El ajuste impuesto por Bruselas a un 30% de nuestro sistema financiero será drástico. Las entidades recortarán un 60% su tamaño, transfiriendo activos tóxicos (inmuebles y solares) al “banco malo (hasta 90.000 millones), vendiendo sus participaciones en empresas y negocios, cerrando oficinas, dejando de dar préstamos a promotores, abandonando las operaciones financieras al por mayor (pagarés,deuda pública y tesorería) y dejando de operar fuera de su ámbito regional. O sea, se centrarán en su autonomía (salvo Bankia, que será estatal) y en dar préstamos sólo a pymes y particulares. Y eso sin endeudarse: cada euro que presten deberá ser un euro que capten con depósitos. Con ello, más que Cajas van a ser cajitas… maniatadas. Y en seis meses, el Banco de España debe vender NovaGalicia Banco (NGB) y Catalunya Banc (CB). Además, Bruselas impondrá la nacionalización de dos Cajas más: BMN (Caja Murcia y tres más) y Ceiss (CajaDuero-Caja España), que iba a ser absorbida por Unicaja .

Con las ayudas españolas ya recibidas, la reconversión de los cuatro bancos nacionalizados costará 67.000 millones de ayudas públicas: 36.000 para Bankia, 10.000 para NGB, 14.000 para CB y 7.000 para Banco de Valencia. Un dinero que se suma a los 35.071 millones de ayudas públicas inyectadas a otras cinco Cajas ya vendidas: 24.477 millones a la Caja de Ahorros del Mediterráneo (vendida a Banco Sabadell), 5.500 millones a Unnim (Caja Sabadell, Terrasa y Manlleu, vendida a BBVA), 3.775 a Caja Castilla la Mancha (comprada por Cajastur), 977 a Banca Cívica (Caja Navarra, Burgos y Canarias, vendida a la Caixa) y 392 millones a Cajasur (comprada por BBK). Se destinarán otros 3.790 millones (1.500 de Bruselas) en ayudas públicas a cuatro grupos de Cajas más: BMN (Caja Murcia y tres más), Ceiss (Caja-España-Caja Duero), Liberbank (Cajastur y tres más) y Caja 3 (CAI y dos más). Y hay que sumar otros 2.500 millones, de entrada, para poner en marcha el “banco malo”, la inmobiliaria mala que acogerá a los “muertos inmobiliarios” de bancos y Cajas con ayudas.

En total, 108.361 millones en ayudas públicas, que serán más porque falta incluir el coste de las dos nuevas Cajas a nacionalizar (BMN y Ceiss), las ayudas fiscales prometidas a las fusiones y al banco malo , así como las pérdidas que puedan aflorar en los bancos vendidos (el Estado se compromete a asumir una parte de los fallidos futuros). O sea que la factura podría llegar a 120.000 millones (más 95.637 millones en avales del Estado). ¿Cuánto se puede recuperar? Poco: quizás algo de Bankia (espera tener beneficios a partir de 2015) y de las Cajas que no se vendan, pero no más de un 20% de lo aportado. O sea, que la reforma financiera nos costará finalmente 100.000 millones irrecuperables.

Pero no será su único coste. Unos 15.000 empleados de Cajas (5.000 en Bankia) y bancos perderán su trabajo (tras los 30.172 despedidos desde 2009) y al resto les bajarán el sueldo (hasta el 40%). Se cerrarán unas 2.300 oficinas (1.100 en Bankia), tras las 5.700 cerradas hasta ahora. Y muchos  pequeños ahorradores verán perder su dinero: un tercio de los 700.000 españoles que compraron preferentes a Cajas y bancos (106.000 en Bankia, 43.000 en NCG y unos 30.000 en CB)  perderán entre un 30% y un 70% de su inversión. Y lo mismo, el medio millón de accionistas de los bancos nacionalizados (400.000 en Bankia). Además, todos los clientes de estas Cajas con ayudas acabarán pagando más comisiones (Bankia ha anunciado que las subirá un 50%). Y miles de personas dejarán de beneficiarse de la Obra Social de las Cajas (1.125 millones en 2011). Además, España tendrá 41.000 millones más de deuda pública para salvar a la banca, lo que eleva nuestro déficit y perjudica nuestras posibilidades de financiación en los mercados.

Un alto coste que no se va a traducir de momento en más crédito, como reconocen los propios bancos. Primero, porque un tercio del sistema (las Cajas con ayudas), tras el drástico recorte impuesto, van a funcionar al ralentí, con menos liquidez y más restricciones para prestar, sobre todo a particulares (Bankia sólo prestará un 15% a familias hasta 2015). Con ello, el recorte del crédito sólo en las 3 cajas nacionalizadas podría ser del 30%. Y el resto de bancos y Cajas, estarán bastante ocupados en digerir compras, vender activos y reforzar capital  como para  dar más créditos. De hecho, el crédito se ha encarecido y ha caído un 5,7% en 2012, el mayor descenso en 50 años. El problema  de fondo es que no hay apenas demanda solvente: hay recesión y ni empresas ni familias piensan en endeudarse más.

A final, España ha hecho una costosa reforma financiera sin frutos hasta 2015 (o más), salvo para los bancos, los únicos que salen ganando: se harán con un 70% del mercado (tenían el 48%), comprando por un euro Cajas con ayudas públicas. Y habrá una verdadera revolución en el mapa bancario: de 10 bancos y 45 Cajas antes de la crisis pasaremos a 8 bancos (2 grandes- Santander y BBVA- que controlarán un 30% del mercado y 2 medianos, Sabadell y Popular ) y 7 Cajas (2 grandes, La Caixa, ahora la primera entidad financiera, y Bankia, más 5 Cajas regionales). Y todos trabajarán con sus clientes “como bancos”: todos sabemos lo que eso significa.

Había que sanear la banca, está claro, pero se ha hecho tan tarde y con tantos errores que va a salir carísimo, a costa de recortes extras en inversiones, educación, sanidad y gastos sociales. Y se hará sin que nadie acabe en la cárcel, después de que muchos gestores se hayan llevado más de 100 millones en finiquitos. Así que no quieran que encima aplaudamos.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Los Planes de pensiones sufren el paro


Diciembre es el mes de los Planes de pensiones, con un bombardeo de ofertas para que contratemos un Plan privado de jubilación. Pero la crisis, el paro y la caída de ingresos provocan que muchos españoles no tengan dinero para hacerse un Plan y otros tengan que rescatar anticipadamente el que tienen, para sobrevivir: 100.000 parados sin ingresos habrán rescatado su Plan en 2012 y serán más en 2013. Con todo ello, caen los partícipes (medio millón menos con la crisis) y las aportaciones de los 8 millones de españoles que tienen un Plan de pensiones privado. El problema es que la pensión pública de jubilación (953 euros de media), se va a recortar en el futuro. Y habrá que ahorrar como sea para complementarla con una pensión privada. Sobre todo los que tienen ahora entre 30 y 45 años. No lo dejen.
enrique ortega

Tras cuatro años largos de crisis, los españoles no están para pagarse un Plan de pensiones: se han perdido 3,2 millones de empleos y los que trabajan ganan casi igual (convenios suben 1,24%) o menos (un tercio empresas han reducido o congelado salarios), con lo que una de cada cuatro familias no llega a fin de mes (INE). Todo ello está haciendo un roto a los Planes de pensiones, sobre todo en 2012: caen los partícipes (10.328.083 a finales de septiembre, medio millón menos que antes de la crisis), caen las aportaciones (-23%) y crecen los pagos, porque muchas personas en paro rescatan su Plan antes de jubilarse.

Este año, se estima que 100.000 parados han tirado de su Plan de pensiones privado para sobrevivir, cobrando unos 500 millones (5.000 € por parado). Son casi la tercera parte de los 300.000 parados que han rescatado sus Planes  desde 2007. Y la tendencia es que sean más en 2013 y 2014, porque hay un decalaje (se les exige llevar más de un año en paro y no cobrar ya el desempleo) y llegarán los parados de 2011 y 2012, que tenían mejores contratos y más Planes de pensiones que los primeros parados (construcción y jóvenes).

En España hay unos 8 millones de personas con un Plan privado de pensiones (algunos con más de un Plan, por eso salen 10,3 millones de partícipes). Es el doble que hace 10 años, pero estamos muy rezagados frente a Europa: lo tienen un 26% de las personas en edad de trabajar, frente al 40% en la UE. Somos el sexto país europeo en Planes privados, tras Gran Bretaña, Holanda, Suiza, Finlandia, Alemania y Dinamarca. Por dos razones. Una, que las familias dedican sólo el 3% de su renta a Planes, frente al 10% en Europa. Y la otra, el retraso en los Planes de empresa, que sólo tienen el 18% de los trabajadores, cuando en otros países van del 25% al 50% (Gran Bretaña). Y de los 2,15 millones que tienen un Plan de empresa, unos 700.000 son funcionarios (Plan pensiones AGE, gestionado por BBVA) , a los que el Gobierno Rajoy ha congelado las aportaciones del Estado en 2012 y 2013.

En 2013, la Seguridad Social nos mandará una carta para informarnos de la pensión que nos quedaría al jubilarnos, según los datos de cada uno. Será un buen revulsivo para contratar Planes privados. Pero no hace falta esperarla: hoy, la pensión de jubilación (contributiva) es de 953,70 euros al mes, un 63% de la pensión media europea. Pero un tercio de los jubilados cobra menos de 600 euros y dos tercios menos de 1.000. Cara al futuro, sólo cabe esperar recortes. A corto plazo, porque la Seguridad Social cerrará 2012 con 10.000 millones de déficit. A medio plazo, porque la reforma de las pensiones aprobada en 2011 supondrá un recorte del 20% para 2027. Y a largo plazo, porque no salen las cuentas: para 2050, los pensionistas se habrán duplicado (17 millones frente a 8,9 millones ahora) y haría falta duplicar el empleo actual (imposible) para que hubiera dos empleados por pensionista, como ahora (claramente insuficiente).

Si se recortan las pensiones públicas y encima viviremos más años (hasta 20, tras jubilarnos), habrá que pensar en contratar una pensión privada, que suponga un 30% de nuestros ingresos cuando seamos viejos. Los Planes de pensiones tienen una gran ventaja: desgravan mucho, hasta un 40%, permitiendo aportaciones de 10.000 euros anuales (12.500 para mayores 50 años), lo que compensa con creces su baja rentabilidad ( +4,32% este año, +1,83% a 10 años y +4,11% a 20 años) y no poder disponer del dinero hasta jubilarse (salvo incapacidad permanente, enfermedad grave o paro). Para 2013, el Gobierno ha prometido que también podrán rescatar su Plan de pensiones los que lo necesiten para evitar un desahucio.

Si finalmente piensa en hacer un Plan de pensiones privado, cuatro consejos. Primero, elija bien: busque una entidad que le ofrezca Planes de varias gestoras (no sólo los suyos) y compare Planes en un comparador independiente (como Morningstar). Segundo, valore todo y no sólo los regalos: en qué invierte, su rentabilidad (comparada con otros) y las comisiones, todas (cobran hasta el 2,4%, pero no pague más del 1,5%).Tercero, diversifique entre Planes, con más o menos riesgo, según la edad. Y cuarto, haga seguimiento: si uno o varios Planes no van bien en unos años, cambie de Plan o de banco (incluso cobrará un incentivo).

Lo importante es no dejarlo mucho, contratar el Plan a los 40 años (y mejor a los 35), porque cuanto más tarde se hace más se paga. Así, para conseguir 250.000 euros al jubilarse (unos 1.000 euros extras al mes durante 20 años), habría que pagar 4.251 euros al año (354 al mes) si se empieza con 35 años, 8.073 (672 € mes) si se tiene 45 años y 13.000 (1.083 al mes) si se contrata con 50 años. Lo ideal es empezar con Planes de más riesgo (invierten en renta variable, en Bolsa, donde es más difícil perder a 20 años vista), seguir con Planes de renta fija (invierten en depósitos, Letras o deuda pública) o mixtos (variable y fija) y acabar con Planes garantizados, los planes estrella ahora: se garantiza lo aportado y una pequeña rentabilidad (a 5 o 10 años, coincidiendo con la fecha de jubilarse).

En 2013 se va a revisar la normativa y fiscalidad de los Planes de pensiones y el Gobierno ha prometido mejorarles el trato. No queda más remedio si se recortan las pensiones públicas. Y habría que promover los Planes de empresa y de los funcionarios, cambiando moderación salarial por aportaciones. Pero, sobre todo, tenemos que cambiar de mentalidad: en lugar de ahorrar toda la vida para pagar la hipoteca, habrá que pensar en vivir más de alquiler y ahorrar para la jubilación. Es más sensato que hacerse viejo con casa propia y una pensión miserable. Sobre todo si vivimos hasta los 82/87 años.

La paradoja es que cuando más tendríamos que ahorrar para la vejez, porque nos recortarán las pensiones públicas (sí o sí), la mayoría de españoles no pueda hacerlo. Pero los que pueden, no deben retrasarlo más. Sobre todo, los que tienen entre 30 y 45 años. No lo dejen: luego sería tarde.  

domingo, 4 de diciembre de 2011

La crisis frena los Planes de pensiones

Es diciembre y vuelven las campañas de bancos, cajas y aseguradoras para vendernos Planes de pensiones. Pero este año, con la crisis, han bajado las aportaciones a los Planes, las más bajas desde 2003. Y eso, a pesar de que está en marcha una reforma que va a recortar un 20% las pensiones a partir de 2027. España sigue siendo el país que menos ahorra en Planes de pensiones privados y donde hay menos Planes de empresas, algo que tendrá que cambiar si no queremos jubilarnos con 920 euros al mes, la pensión media hoy. Hay que separar algo cada mes para el Plan de pensiones y pagar así menos impuestos.


Hasta finales de septiembre, los 8.359.935 españoles con un Plan de pensiones individual sólo habían aportado 1.655 millones, la cifra más baja desde 2003. Ello se debe a la crisis, que impide ahorrar (una de cada cuatro familias tiene problemas para llegar a fin de mes) y a la baja rentabilidad de los Planes (pierden un 3,41% en el último año), con lo que el ahorro se ha desviado a depósitos y cuentas, más seguros y rentables, aunque no desgravan.
Con este panorama, bancos, Cajas y aseguradoras echan el resto en diciembre, para captar 3.000 millones en Planes, el 70% del año. Y como la crisis frena las aportaciones, van a robarse clientes de Planes, con regalos. Este año, los ahorradores buscan Planes conservadores, con poco riesgo, y piden sobre todo Planes garantizados (con un interés garantizado a 5 o 10 años), de renta fija (que invierten en deuda y fondos monetarios) y Planes de previsión asegurados (PPA), un mixto de seguro y Plan de pensiones que ofrece un interés fijo (sobre 3%) revisable trimestral o semestralmente. Y pocos Planes que inviertan en Bolsa.

Con los Planes al ralentí, España sigue rezagada del resto de Europa, donde las familias destinan un 10% de su renta a pagarse un complemento de jubilación privada (en España no llega al 3%). Aquí, hemos dedicado el ahorro a comprar la casa y no a pensar en nuestra jubilación: sólo el 23% de los españoles paga un Plan de pensiones privado, con una aportación media muy baja, 1.145 euros al año. Y esto sucede cuando se acaba de aprobar una reforma de pensiones que recortará un 20% la pensión de la Seguridad Social a partir de 2027, afectando sobre todo a los que tienen hoy menos de 49 años.

El año que viene, la Seguridad Social nos mandará un papel a casa con la pensión que nos corresponderá cuando nos jubilemos, según lo que cotizamos. Y entonces, más de uno se dará un buen susto, ya que la jubilación media está en 920,38 € al mes (y 2.497 € la máxima). Será la mejor “propaganda” para los Planes de pensiones y cada uno tendrá que echar cuentas de cuánto ha de ahorrar para poder jubilarse dignamente, con al menos el 70% del último sueldo. Ya hay herramientas en Internet con las que podemos calcularlo.

Lo fundamental es empezar pronto a ahorrar en un Plan de pensiones, con el que además nos ahorramos muchos impuestos (hasta el 45% de lo aportado, con un tope anual de inversión de 10.000 €, y 12.500€ para los mayores de 50 años). Lo ideal es empezar a los 40 años (o antes), aportando entre 300 y 500 euros al mes (con menos se consigue muy poco). Con ello conseguiríamos entre 1.000 y 1.600 euros de jubilación privada al mes durante 13 años, entre los 67 y los 80 años (esperanza de vida). Y las mujeres tendrían que aportar algo más, porque viven más años. Pero si retrasamos el Plan hasta los 50 años, habría que pagar al mes entre 475 y 800 euros para conseguir esa misma pensión complementaria.

Decidido que tenemos que hacernos un Plan, tres consejos sencillos. Uno, escoja una entidad que tenga Planes de distintas gestoras y no quiera sólo colocarle “los suyos”. Segundo, compare la comisión (media: 1%) y no sólo los regalos. Y tercero, vaya cambiando de Planes a lo largo de su vida: empiece con Planes más arriesgados, que invierten en Bolsa (los datos demuestran que a 20 años vista, en valores siempre se gana) y luego, a partir de los 50 años, pase a Planes de renta fija, garantizados y PPA (a 5 o 10 años), con vencimientos ligados a  la fecha de jubilación. Y piense no sólo en la rentabilidad, sino en lo que se ha ahorrado en impuestos. Otra vía es invertir por libre, en Fondos y Bolsa, o en depósitos, pero no desgrava. Eso sí, estas inversiones se pueden recuperar en cualquier momento y en  los Planes hay que esperar a la jubilación, salvo en tres supuestos: incapacidad permanente, enfermedad grave o desempleo de larga duración (más de 1 año).

El Gobierno de Rajoy ha prometido dar un mejor trato fiscal a los Planes de pensiones, para que paguen menos impuestos al cobrarse de una vez la jubilación (el 40% estaría exento de impuestos, cuando ahora se paga como si todo fueran rentas del trabajo). Un tema clave va a ser impulsar los Planes de empresa, que en España sólo tienen un 10% de los trabajadores (2,2 millones de personas) cuando hay países donde llegan al 25% y al 50% (Gran Bretaña). Sería una manera de complementar la pensión pública: más convenios con Planes de pensiones a cambio de moderación salarial.

En cualquier caso, tenemos que cambiar el chip y sobre todo los más jóvenes: si no queremos vivir mucho peor a partir de la jubilación, habrá que invertir en nuestra pensión y no en nuestra casa. Cambiar propiedad por alquiler y jubilación. Suena duro, pero hay que cambiar las prioridades porque las pensiones se van a recortar y vamos a vivir más años. No es algo que se pueda dejar para dentro de veinte años. Hay que prepararlo desde ahora. Empiece ya a ahorrar para su vejez.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Reforma Cajas: tardía, corta, cara y escandalosa

Penúltimo acto de la reforma de las Cajas de Ahorros, un culebrón que lleva año y medio entre fusiones, inyecciones de capital, salidas a Bolsa y nacionalizaciones, con un alto coste, que en parte pagamos los contribuyentes. Y los mismos directivos que hundieron a las Cajas, prestando sin control al ladrillo y a Gobiernos autonómicos, se han embolsado 120 millones en indemnizaciones y pensiones de lujo, sin que ninguno haya acabado en el juzgado. Lo peor es que la reforma se ha hecho tan tarde y tan mal que las Cajas que quedan están sin fuelle: no prestan, no hacen Obra social y encima nos suben comisiones. Y se teme que el próximo Gobierno tenga que hacer otro saneamiento, con más dinero público.
enrique ortega
Hace más de dos años, cuando EEUU y Europa recapitalizaron sus bancos, el Gobierno Zapatero no hizo nada, porque teníamos “los bancos y Cajas más saneados del mundo”. Pero en junio de 2010, con la crisis europea, se intenta el primer parche, aprobando una Ley de Cajas para que se fusionen contra reloj, pasando de 45 Cajas a 17, en un intento de que las buenas salven a las malas. En enero de 2011, el Gobierno cambia las normas y les exige más capital (10%), más que en cualquier país del mundo. En marzo, el Banco de España saca la lista de 9 Cajas (de las 15) que necesitaban sanearse y buscar capital en seis meses. Y por fin, el 30 de septiembre, nacionaliza tres Cajas que no han conseguido inversores privados  (Novacaixagalicia, CatalunyaCaixa y Unnim), después de intervenir en julio la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), en quiebra técnica.
No es casualidad que las tres Cajas nacionalizadas sean una gallega y dos catalanas. La Xunta y la Generalitat se han empeñado estos meses en no perder el control de las Cajas, su “juguete”, impidiendo fusiones que llevaran el control a otra autonomía (como las castellanas Caja Duero-Caja España, absorbidas por la andaluza UniCaja). Y el Banco de España se lo ha permitido. Resultado: ha habido que nacionalizarlas e inyectarlas 4.751 millones de euros, más  otros 2.800 millones para la CAM. Pero no es el único coste: anteriormente, el FROB (Fondo de Regulación Ordenada Bancaria) había inyectado 17.844 millones en 9 Cajas (CCM, Caja Sur, CAM, Bankia, Catalunya Caixa, Novacaixagalicia, BMN, Unnim y Banca Cívica), la mitad en capital (a ver cuánto se recupera) y la mitad en créditos (a ver cuántos se cobran). En total, 25.395 millones, un  dinero en parte nuestro, porque el Presupuesto aportó 6.750 millones al FROB.
Y queda colocar la CAM a finales de octubre, lo que nos va a costar al menos otros 17.750 millones más para encontrar un novio (BBVA, Santander, Sabadell…) que se quede con esta Caja y su agujero de créditos inmobiliarios irrecuperables. Y van ya 43.145 millones. Eso sin sumar lo que han costado al contribuyente las prejubilaciones de las Cajas: 12.000 empleados que salen a los 55 años y se prejubilan a los 63, otra factura de 1.100 millones a costa del INEM y la Seguridad  Social.
Lo peor es que después de haber enterrado casi 45.000 millones en intentar sanear las Cajas, una parte ha ido al bolsillo de los directivos que las hundieron : se estima que 70 ex directivos se han llevado en indemnizaciones y pensiones 120 millones de euros, la mayor parte en NovaCaixaGalicia (47 millones, 16,5 la jubilación del anterior director general) y en la CAM, donde la ex directora general, despedida, se ha llevado 370.000 € de pensión vitalicia, después de manipular las cuentas para engañar al Banco de España. Pero hay más: estos directivos se  concedieron créditos a sí mismos y a sus consejeros (76,2 millones NovaCaixaGalicia y 161 millones la CAM), así como a inmobiliarias y constructores afines (en la CAM, un promotor inmobiliario estaba al frente de la comisión de control que concedió 16.000 millones a promotores, incluido él mismo, la mitad irrecuperables), sin olvidar financiar a los Gobiernos autonómicos (dos días antes de ser intervenida, la CAM compró 200 millones de pagarés de la Generalitat), Ayuntamientos, sindicatos e instituciones… Todos ordeñaron la vaca.
Y claro, nadie vigilaba ni protestaba. Y ahora todos se echan las culpas del desaguisado. El Banco de España dice que no es cosa suya vigilar los sueldos de las Cajas, aunque los ha autorizado año tras año. Las autonomías tienen la tutela de las Cajas, pero “tampoco sabían nada”, a pesar de que la Xunta o la Generalitat tenían un representante en la comisión de control donde se veían los sueldos. Los consejeros, desde instituciones a sindicatos, tampoco se enteraron. Y los auditores, cobraban y firmaban (KPMG aprobó las cuentas de la CAM).
Al final, año y medio de una reforma cerrada en falso y con posibles sorpresas. Mejor hubiera sido intervenir las Cajas malas hace dos años y sanear por decreto: nos hubiera costado menos. Sobre todo, se hubiera evitado que las Cajas, la mitad del sistema financiero, lleven año y medio al ralentí, sin prestar a empresas (eran el oxígeno de las pymes) y particulares, perdiendo negocio en beneficio de la banca. Y los clientes lo pagan, ya que les están subiendo comisiones para sobrevivir. Y han recortado  a la tercera parte su Obra Social (de 2.000 millones en 2007 a 700 este año).
Con todo, el problema es que la costosa  reforma actual será insuficiente, porque la crisis va a deteriorar su nuevo capital (tienen 100.000 millones de créditos problemáticos) y van a tener problemas para financiarse en unos mercados cerrados, lo que puede obligar a una nueva inyección de capital (Merril Lynch habla de 23.000 millones más para las nacionalizadas NovaCaixaGalicia, CatalunyaCaixa y Unnim, la CAM y las presumiblemente salvadas Bankia y Caja 3 ), una segunda oleada de fusiones ( lo defiende Montoro, del PP) o ventas a bancos (quedarían menos de 10 Cajas) y nuevos recortes de plantillas y oficinas. O sea, otro saneamiento en unos meses, con más dinero público. Vaya historia.