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jueves, 27 de julio de 2023

EPA junio 2023: empleo histórico

En España hay ya más de 21 millones de personas trabajando, la mayor cifra de nuestra historia y 303.300 más que en 2007, según los datos de la EPA conocidos hoy. El empleo se ha disparado en el 2º trimestre (+603.900 ocupados), por la Semana Santa y las contrataciones para el verano. Y hay 2,10 millones de trabajadores fijos más que antes de la reforma laboral. Son datos impresionantes, pero no podemos echar las campanas al vuelo: España tiene el doble de paro que Europa, aquí hay 1,7 millones de personas menos trabajando de las que debería y todavía hay muchos parados que no cobran ningún subsidio (40%) y que no encuentran trabajo (mayores de 45 años y muchas mujeres y jóvenes). Además, todo apunta a que después del verano, crecerá menos la economía y el empleo, por la subida de tipos y el estancamiento en Europa. Por eso, el futuro Gobierno, la patronal y los sindicatos deberían pactar un Plan de empleo, para llegar a los 22 millones de trabajadores.

Enrique Ortega

El 2º trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por la Semana Santa y los contratos previos al verano, salvo en 2020, cuando la ocupación cayó en picado entre abril y junio (-1.074.000 empleos), por la pandemia y el confinamiento. Este año 2023, tras un primer trimestre donde cayó el empleo (-11.100), el 2º trimestre ha dado la sorpresa y el empleo ha crecido en 603.900 personas, según la EPA, casi el doble que en la primavera pasada (+383.300 empleos) y la mayor subida en este trimestre de nuestra historia, a pesar de la guerra de Ucrania y la alta inflación. Con ello, se afianza  la recuperación del empleo iniciada el verano pasado y la ocupación aumenta en 588.700 empleos en el último año, con 21.056.700 personas trabajando en España a finales de junio, la mayor cifra de ocupados de toda nuestra historia (el anterior máximo fue en septiembre 2007: 20.753.400 ocupados).

En el 2º trimestre, el aumento del empleo ha sido gracias a los servicios (+606.000 empleos creados), sobre todo la hostelería, el turismo y el comercio, pero también ha creado mucho  empleo la construcción (+60.900) y la agricultura (+1.500 empleos), bajando sólo en la industria (-64.500).  El empleo se ha creado sólo en el sector privado (+610.100 empleos), mientras bajaba en el sector público (-6.200), por el fin de contratos en enseñanza y sanidad, según la EPA. La mayor creación de empleo se haya dado entre los hombres (+332.200 empleos frente a +271.800 entre las mujeres) y entre los jóvenes (+292.100 empleos, casi la mitad, se los llevaron los menores de 35 años) y los mayores de 45 años (+259.500 nuevos empleos). Y por autonomías, el empleo ha crecido en el 2º trimestre en todas, salvo en Ceuta (-1.200), subiendo más en Cataluña (+132.700), Baleares (+108.100), Madrid (+77.300) y Andalucía (+52.600).

La importante mejora del empleo en el 2º trimestre (+ 603.900 empleos) no se traducido toda en una bajada similar del paro (-365.300 parados, la mayor reducción en este trimestre de nuestra historia) porque en paralelo han aumentado los españoles activos, las personas que buscan trabajo ahora, tras lo peor de la pandemia: los “activos” han aumentado en 238.600 personas, impidiendo bajar más las cifras del paro. Es un proceso que se ve trimestre a trimestre (hay 431.700 personas más buscando trabajo que hace un año). Y ya hay más adultos “activos” (trabajando y buscando trabajo) que en 2019: 23.819.200 frente a 23.158.800 a finales de 2019. Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo mismo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo.

El  paro ha bajado en el 2º trimestre (-365.300 parados) gracias sobre todo a los servicios (-208.600 parados), por el tirón en el turismo, la hostelería y el comercio, y a los que perdieron su primer empleo hace un año (-86.200 parados ahora), bajando también el paro en la industria (- 19.100) y la agricultura (- 5.700) y sobre todo, en la construcción (-23.400 parados), según la EPA de junio. El desempleo baja sobre todo entre las personas de 25 a 54 años (- 328.500 parados) y sólo sube entre los jóvenes de 16 a 19 años (+ 700 parados). Y también baja más el paro entre las mujeres (-213.300) que entre los hombres (- 152.000 parados). Por autonomías, baja en todas, salvo en Ceuta (+1.400 parados), destacando la bajada del paro el 2º trimestre en Cataluña (-70.400), Baleares (-68.600), Madrid (-49.900) y Canarias (-22.700 parados).      

La cifra total de parados EPA sigue por debajo de los 3 millones (2.762.500 parados a finales de junio 2023), un dato que no se veía desde septiembre de 2008 (2.600.700 parados). Y la tasa de paro baja al 11,60%, según la EPA, mucho más baja que antes de la pandemia (13,78% en 2019) y la menor tasa de paro desde el verano de 2008 (11,33%). Eso sí, todavía duplicamos la tasa de paro europea (5,7% en la UE-27) y casi cuadruplicamos la alemana (2,9% de paro), según Eurostat. También baja algo este trimestre la tasa de paro de los jóvenes (menores 25 años), al 27,94% (13,9% en la UE-27).

Hay otros datos preocupantes del paro que también mejoran. El primero, que hay 916.000 hogares con todos sus miembros en paro (-139.300 hogares menos que el trimestre pasado). El segundo, que seguimos con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa”, aunque ahora casi todas bajan del 20%: Ceuta (27,37%), Melilla (19,42%), Andalucía (18,05%), Extremadura (17,05%) y Canarias (15,25%), que contrastan con 6 autonomías que tienen una tasa de paro casi europea (7,13% el País Vasco, 7,15% Baleares, 8,12% Cantabria, 8,59% Aragón, 8,79% Navarra y 8,94% Cataluña). Y el tercero, que bajan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son 1.113.200 parados, el  40,29 % de los parados (eran el 41,72% el trimestre pasado, pero el 43,5% a finales de 2019).

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En mayo de 2023, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.668.948 desempleados: menos de la mitad (41,8%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado) de 954,70 euros de media y el resto (58,14%%) cobraban un subsidio asistencial de 480 euros. Así que sólo el 62,07% de los parados registrados en las oficinas de empleo cobran algún subsidio. Pero en realidad, con los datos del paro estimado hoy (2.762.500 parados), sólo cobran alguna ayuda el  60,41% de los parados EPA. Eso significa que más de un tercio de los parados (39,59%) no cobran ninguna ayuda pública, empeorando la cobertura sobre 2019 (no cobraban el 38,5%). Así que baja el paro, pero también los que reciben ayudas.

Visto los datos del empleo y el paro en el 2º trimestre de 2023, queda patente que España supera la crisis de la guerra de Ucrania y la inflación, porque tenemos más ocupados (+ 871.800) y menos parados EPA (- 341.300) que a finales de 2021. Concretando más, desde el inicio de la guerra (24F) hasta finales de junio, hay 1.045.028 afiliados más a la Seguridad Social, con un récord de 20.869.939 afiliados, tras 17 meses consecutivos de aumento (desde febrero de 2021). Y el paro registrado se ha reducido, a pesar de la guerra y la inflación, en -1.319.947 parados desde febrero 2021 hasta junio 2023, según Trabajo.

Con todo, la mejor noticia es que el empleo que se sigue creando en 2023 es menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. Ahora, con los datos de Trabajo del primer semestre, el balance es espectacular: el 44,71% de todos los contratos firmados de enero a junio fueron indefinidos (3.426.400 contratos), muchos más que el 38,37% de contratos fijos hechos en 2022 (la reforma laboral entró en vigor el 31 de marzo) y cuatro veces los contratos fijos hechos en 2021 (sólo el 10,9% fueron indefinidos).  Y siete veces los contratos fijos hechos entre 2014 y 2020 (entre el 6 y el 8% de los contratos fueron indefinidos). Más de la mitad de los nuevos contratos son a tiempo completo (4.324.800, el 56,4% del total), mientras bajan los contratos a tiempo parcial (2.170.300 este año) y crecen también los fijos discontinuos (1.167.700), sobre todo en turismo y hostelería para trabajadores que son fijos aunque trabajan sólo unos meses al año (y el resto del tiempo no cuentan como parados aunque estén inactivos, una norma que viene de 1985).

Tras esta nueva subida del empleo indefinido en el 2º trimestre, aumentan los asalariados con contrato fijo (indefinido): eran ya 14.760.700 asalariados a finales de junio, el 82,67 % del total,  2,10 millones de trabajadores fijos más que antes de la reforma laboral (había 12.665.800 asalariados fijos a finales de 2021, el 74,61% del total). Y el porcentaje de trabajadores temporales baja del 25,39% al 17,32% ahora, todavía más alto que la media de temporalidad en Europa (12,1% en 2022).

Ahora, es espera que el empleo siga mejorando en el tercer trimestre, aunque menos que en este 2º (el verano pasado se crearon +77.700 empleos), gracias a un récord de turistas y al empujón de las exportaciones y los Fondos europeos. El problema puede venir en otoño, cuando se acabe el tirón turístico y llegue la incertidumbre por la formación de un nuevo Gobierno. Y sobre todo, si persiste el estancamiento en Europa, agravado por las 9 subidas de tipos de interés: el FMI apuesta por un mínimo crecimiento del  0,9% en la zona euro (y recesión en Alemania) que puede frenar las exportaciones españolas y el turismo, responsables de dos terceras partes del crecimiento español (2,5% prevé el FMI este año) y el empleo. Estos factores, más la guerra comercial entre EEUU y China (que está creciendo menos), hacen temer una menor creación de empleo en otoño e invierno. Con todo, la última previsión del Gobierno Sánchez enviada a Bruselas, en abril, con el Plan de estabilidad 2023-2026, estimaba una creación de empleo de 450.000 nuevos empleos este año 2023, casi el doble de los 279.000 creados en 2022, por la alta inflación y la guerra en Ucrania.

En definitiva, tenemos datos récord de empleo y paro en España, a pesar del estancamiento en Europa, la inflación y la guerra, pero no podemos echar las campanas al vuelo. Primero, porque seguimos teniendo el doble de paro que Europa, sobre todo entre los jóvenes. Segundo, porque en España trabaja menos gente que en el resto de Europa, con lo que deberíamos conseguir igualarnos en empleo para igualarnos en renta y riqueza. Los datos son impactantes: el España sólo trabajan el 64,4% de los mayores de 16 años, frente al 69,4 % de media en la UE-27 y el 76,9% en Alemania. Eso significa, a lo claro, que si nos equiparáramos a Europa, tendrían que trabajar 1.715.000 españoles más. Y si aspiráramos al nivel de empleo de Alemania, tendrían que trabajar 2.450.000 españoles más.

Así que el gran reto de España sigue siendo crear más empleo y bajar el paro a la mitad, para equipararnos a Europa. Eso exigiría un gran Pacto por el empleo en la próxima Legislatura, para la que el anterior Gobierno Sánchez prometió a Bruselas crear 1,1 millones de empleos y bajar el paro del 10% (9,8% en 2026). Todo va a depender de que se consiga configurar un Gobierno estable (algo difícil) y que los políticos, empresarios y sindicatos apuesten porque esta sea “la Legislatura del empleo”. Para ello, habría que actuar en dos frentes: ampliar y rejuvenecer las plantillas, ahora que la mayoría de las empresas han recuperado con creces sus ventas y beneficios de antes de la pandemia.

El primer reto es  ampliar las plantillas, porque en la mayor parte de los sectores y empresas hay una escasez de personal, debido a que han aumentando las ventas y la actividad más que las plantillas, lo que se nota en las colas y el nivel de atención a los usuarios. Baste un dato: la producción española (PIB) ha aumentado un +6,6% entre 2019 y 2022 (produjimos por valor de 1.245.513 millones antes de la pandemia y 1.327.108 millones el año pasado), mientras el empleo ha crecido sólo un +2,5% (+497.000 ocupados en estos 3 años). Eso ha permitido aumentar la productividad  y los beneficios de las empresas (un +43%, según Intermón Oxfam), pero no tanto el empleo, que sigue “corto” en muchas empresas y sectores. Y aunque la patronal y algunas empresas se quejan de que “no encuentran trabajadores formados”, la realidad es que muchas empresas no quieren ampliar plantillas, sobre todo ahora que tienen que pagar salarios más altos (+4,4% este año).

El segundo reto que tenemos, junto a crear más empleo, es rejuvenecer las plantillas, sustituyendo a unos trabajadores mayores por jóvenes, que siguen con pocas oportunidades de empleo. Aquí, el dato es también muy esclarecedor: los trabajadores con más de 45 años han pasado de ser un tercio del total (32,27% en 2007) a casi la mitad (49,67% en 2023). Y un 20,50% de los trabajadores actuales tienen más de 55 años, cuando sólo eran el 11,22% en 2007. Esto obliga a ir preparando su relevo, con contratos de jóvenes ligados a mayores para sustituirlos en la próxima década. Un relevo generacional que no se está dando.

Y hay un tercer reto, del que apenas se habla: hay que promover la creación de empleo en tres colectivos que tienen serios problemas hoy para trabajar: los mayores de 45 años, las mujeres y los jóvenes. El problema de los parados mayores es un drama: suponen ya 1.146.400 desempleados, casi la mitad de los parados  (son el 41,5% del total)  y no ven una salida, porque las empresas no quieren ni sus currículos. En cuanto a las mujeres, todavía hay 1.485.000 en paro, una tasa de desempleo del 13,6% (frente al 10,2% los hombres). Y además, tienen peores contratos (más temporales y a tiempo parcial) y por eso ganan un 18,4% menos. Y los jóvenes siguen con una tasa de  paro elevadísima (27,94%, frente al 13,9% en Europa y el 6,1% en Alemania) y sin facilidades para trabajar, sobre todo los menos formados, lo que exige un Plan específico de empleo juvenil y promover contratos de relevo.

En resumen, debemos felicitarnos porque en España trabaje más gente que nunca, pero todavía tenemos poco empleo y demasiado paro, sobre todo concentrado en los mayores, las mujeres y los jóvenes, que siguen esperando una oportunidad. Esto es lo que debería concentrar los esfuerzos la próxima Legislatura. Porque el empleo es la base de todo.

jueves, 27 de abril de 2023

EPA marzo 2023: se pierde empleo (menos)

La economía española crece menos y por eso llevamos medio año perdiendo empleo: -81.900 a finales de 2022 y -11.200 empleos en el primer trimestre (la menor caída desde 2008), según la EPA publicada hoy. Pero ahora trabajan 485.900 españoles más que antes de la pandemia. Y, sobre todo, hay 1,68 millones más de trabajadores fijos que antes de la reforma laboral. Eso sí, seguimos con más de 3 millones de parados y un 28% llevan más de dos años sin trabajo. Urge un Plan de choque para recolocar a estos parados, sobre todo mujeres, jóvenes y mayores de 45 años. Y la gestión de las políticas de empleo corresponde a las autonomías, que acaban de recibir 2.803 millones del Presupuesto y los Fondos UE para hacerlo. Un reto del que no se habla para las elecciones del 28-M. Además, urge subir los salarios para reanimar el consumo y la contratación. Hay que dar un empujón al empleo en un año difícil.

Enrique Ortega

El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Así, en 2022 se perdieron -100.200 empleos, otros -137.500 en el primer trimestre de 2021 y hasta -285.600 al inicio de 2020 (por la pandemia). Este año ha seguido la tendencia negativa, pero menos, por las contrataciones hechas para afrontar una Semana Santa récord: el empleo cayó sólo en -11.100 ocupados, la menor caída desde 2008, según la EPA conocida hoy. El empleo cayó sobre todo en el sector privado (-8.800 empleos) y menos en el sector público (-2.300 empleos), bajando en la industria (-11.200 empleos), agricultura (-5.000) y construcción (-2.700), pero subiendo en  los servicios (+ 7.800 empleos). La pérdida de empleo se debió a los hombres (-52.800 ocupados), porque el empleo de las mujeres aumentó en el primer trimestre (+41.700). Y cayó entre los más jóvenes, creciendo entre los 25 y 34 años y en los mayores de 50 años. Y por autonomías, el empleo cayó en Baleares (-38.600), Castilla y León (-21.400) y Canarias (-13.600), pero creció la ocupación en Andalucía (+66.300), Madrid (+31.400) y Aragón (+7.300).

Con esta ligera pérdida de empleo en el primer trimestre de 2023, ahora trabajan en España 20.452.800 personas, la cifra más alta desde el verano de 2008 (20.556.400 ocupados), según la EPA. Trabajan ahora  368.000 personas más que hace un año y hay  485.900 ocupados más de los que había antes de la pandemia (19.966.900 trabajaban a finales de 2019), a pesar de la posterior crisis por la inflación y la guerra de Ucrania. Y sólo quedan unos 15.000 trabajadores “aparcados” en ERTEs (finales de marzo), la quinta parte que hace un año y muy lejos de los 3,5 millones en ERTEs que había en abril de 2020.

Esta pequeña caída del empleo al inicio de 2023 (-11.100 ocupados) ha llevado a una subida del paro mucho mayor (+103.800 parados en el primer trimestre), porque en paralelo han aumentado mucho los españoles “activos, las personas que buscan trabajo ahora, tras lo peor de la pandemia: los “activos” aumentaron en 92.700 personas en el primer trimestre de 2022 (mientras caían en -29.400 personas el primer trimestre en 2022), agravando más las cifras de paro, según la EPA. Es un proceso que se ha ido viendo trimestre a trimestre: aumentan las personas que buscan trabajo. Y ya hay más adultos “activos” (buscando trabajo o trabajando) que antes de la pandemia: 23.580.500 personas frente a 23.064.100 activos a finales de 2019. Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo que hasta ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo. 

Volviendo al paro, ha subido en +103.800 personas en el primer trimestre, una subida mayor a la de comienzos del año pasado (+70.900 parados) y a las subidas del primer trimestre de 2021 (+65,800 parados) y 2019 (+49.900 parados), siendo superada sólo por el aumento del paro al inicio de 2020, por la pandemia  (+121.000 parados), según la EPA de hoy. El paro ha subido el triple entre las mujeres  (+75.400 paradas) que entre los hombres (+28.400 parados), un síntoma claro de que hay más mujeres buscando trabajo (activas). Y por edades, el paro crece sobre todo entre los mayores de 25 años (+93.400 parados) . El  paro subió sobre todo en los servicios (+147.700 parados). Y por autonomías, el mayor aumento del paro se dio en las autonomías turísticas (+48.000 parados en Baleares y +33.500 en Canarias) y en  Cataluña (+20.000 parados), bajando en Andalucía (-19.100), Madrid (-16.200 y Asturias (-6.700).

La cifra total de desempleados sube a  3.127.800 parados, la más baja en España desde diciembre de 2008 (3.206.800 parados entonces), según el INE. Y la tasa de paro española sube al 13,26 %,  la menor desde 2008 (13,79% de paro), aunque sigue duplicando la tasa de paro europea (6% en febrero) y la de los principales paises de la UE, como Francia (7% de paro), Italia (8%) y sobre todo Alemania (2,9% de paro, cinco veces menos que España).Y sigue muy elevada la tasa de paro juvenil (menores de 25 años): el 30,03% de los más jóvenes están en paro, el doble que en Europa (14,5% de paro juvenil) y más que en Francia (17,6), Italia (22,4%) y Alemania (5,7% de paro juvenil, la quinta parte que en España), según Eurostat.

Los datos de paro, aunque mejores que antes de la pandemia y al nivel de 2008, revelan tres cuestiones preocupantes. La primera, que todavía hay 1.055.300 hogares con todos sus miembros en paro (+ 42.100 hogares que antes de la pandemia). La segunda, que España sigue con 6 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa: Melilla (26,06% de paro), Ceuta (23,9%),), Extremadura (19,53%), Andalucía (18,31%), Baleares (18,14%) y Canarias (17,17% de paro), según la EPA de hoy. Y hay 5 regiones con un paro “europeo”, que ronda el 10%: País Vasco (8,44%), Aragón (8,94%), Cantabria (9,29%), Cataluña (10,37%) y Navarra (12,13%). Y la tercera cuestión preocupante es que aumentan los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son ya 1.305.000 parados (+22.200 que a finales de 2022), el 41,73 % de todos los parados.

Esto provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En febrero de 2023, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.863.952 desempleados: menos de la mitad (el 45,8%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado), de 961,6 euros de media, y el resto (un 54,2%) cobraban un subsidio asistencial, de 480 euros mensuales. Así que, solo un 65% de los parados registrados en el SEPE (2.862.260 en marzo) cobran algún subsidio. Y si tomamos los parados estimados por la EPA de hoy (3.127.800 parados), la cobertura del desempleo alcanza sólo al 59,6%. Eso significa que casi la mitad de los parados (el 40,4% %) no cobra ninguna ayuda pública, cuando antes de la pandemia, en 2019, eran sólo un 38,5% los parados que no cobraban nada. De hecho, CCOO denuncia que un 35% de los parados  inscritos en el SEPE con experiencia laboral no cobran ninguna ayuda pública por desempleo (y un 41% si se suman los parados que nunca han trabajado).

Mientras cae el paro y el empleo vuelve a crecer, la mejor noticia es que el empleo que se está creando en 2023 sigue siendo  menos precario, de más calidad, gracias a la reforma laboral aprobada a finales de 2021. En este primer trimestre de 2023, el 45,5% de todos los contratos firmados fueron indefinidos (1.639.200 de 3.600.600), un porcentaje que duplica el de hace un año (22,7% de contratos indefinidos en el primer trimestre de 2021) y cuadruplica los contratos indefinidos de todo el año 2021 (10,9%), según los datos de Trabajo. Y además, de cada 3 contratos hechos este primer trimestre, 2 son a tiempo completo (2.088.600) y 1 a tiempo parcial. Con ello, aumentan los asalariados con contrato fijo (indefinido): eran ya  14.350.600 asalariados a finales de marzo, el 82,72% del total,  1.684.800 trabajadores fijos más que antes de la reforma laboral (había 12.665.800 asalariados fijos a finales de 2021, el 74,61% del total). Y el porcentaje de trabajadores temporales baja del 25,39% al 17,28% ahora, todavía más alto que la media de temporalidad en Europa (12,1% en 2022).

Mientras mejora la calidad del empleo que se crea, el gran reto sigue siendo crear más empleo, porque en España trabaja menos gente que en Europa, en relación a la población: aquí trabajan el 64,4% de los que tienen entre 15 y 64 años, frente al 69,9% que trabajan de media en Europa, el 68,1 en Francia, el 60,1% en Italia y el 77,2% en Alemania, según Eurostat (2022). Eso quiere decir (“a lo claro”) que debería haber 1,8 millones de españoles más trabajando si tuviéramos el nivel de empleo europeo. Y  4 millones más trabajando si fuéramos como los alemanes. Por eso  (y por nuestra menor productividad) tenemos menos nivel de vida que los paises del centro y norte de Europa.

Pero para crear más empleo hay que crecer más y este año 2023 creceremos bastante menos que el año pasado: +1,5% según el FMI y +2,1% según el Gobierno, mucho menos que el +5,5% que crecimos en 2022 y 2023. Por eso, la previsión es que España creará menos empleo en 2023, entre 100.000 y 150.000 nuevos empleos según distintas previsiones (frente a +278.900 empleos creados en 2022). Todo va a depender de la marcha de la guerra en Ucrania, de que siga moderándose la inflación y del daño que hagan las subidas de tipos del BCE, que ya ha aprobado 6 subidas y que se plantea aprobar otra el 4 de mayo (dejando los tipos en el 3,75%). Si la economía internacional no se hunde y tampoco Europa (al borde de la recesión, sobre todo Alemania, Italia y Reino Unido), el empleo podría crecer otra vez este año, empujado por el turismo (que volverá a los récords de 2019) y el tirón de los Fondos europeos (ya han llegado 37.030 millones, que financian casi 300.000 proyectos).

Además de crecer más, el objetivo en 2023 debería ser fomentar el empleo de los colectivos con más problemas para colocarse, básicamente mujeres, jóvenes y mayores de 45 años, que constituyen el grueso de los 3 millones largos de parados a los que hay que dar una salida. Eso requiere dos cosas. Por un lado, dedicar más recursos públicos a las políticas activas de empleo, a formar y recolocar a los parados, sobre todo a los que llevan más de 2 años parados (el 28% de los desempleados). El pasado 11 de abril, el Consejo de Ministros aprobó una partida de 2.803 millones para incentivar la contratación de parados, con recursos del Presupuesto y de los Fondos europeos (231,8 millones). Ya los ha repartido entre las autonomías, que son ahora quienes tienen que gestionarlos. Y las autonomías gestionan también las oficinas de empleo, que necesitan reformarse y modernizarse, porque son un desastre: sólo gestionan el 2% de los contratos. Y sólo 1 de cada 38 parados que cobran el paro llegan a recibir una oferta de trabajo del SEPE.

Así que una buena parte del empleo depende de lo que hagan las autonomías, otra razón más para pensarse el voto este 28-M, junto a la sanidad, la educación o la Dependencia, las políticas públicas que gestionan los gobiernos autonómicos. Y en paralelo, también hay una gran responsabilidad de empresarios y sindicatos, que deberían pactar una subida razonable de salarios y planes de empleo en las empresas que tienen beneficios. Porque hay un problema de fondo, que notamos cada vez que nos obligan a hacer colas o retrasan prestarnos un servicio: muchas actividades están “cortas” de empleo, faltas de trabajadores, aunque ahora vendan y ganen mucho más que antes de la pandemia. Baste un dato: España produce hoy un 23% más que en 2007 (1,32 billones de PIB frente a 1,07 billones) con menos trabajadores (20.452.800 hoy frente a 20.600.000 en 2007). Hace falta que las empresas apuesten por contratar más trabajadores y no sólo por ganar más, a costa de tensar las plantillas en perjuicio del empleo y de la atención a los consumidores. Más contratos hoy son más clientes mañana.


jueves, 26 de enero de 2023

EPA 2022: el empleo se debilita

A finales de 2022, España perdió 81.900 empleos, a pesar del Black Friday y las Navidades, porque se retrajo el consumo y el crecimiento ante la elevada inflación. A pesar de este “pinchazo”, el año 2022 se cerró con un buen balance del empleo: se crearon 278.900  empleos y trabajan 20.46 millones de personas, la cifra más alta desde 2007. Y lo más importante: los contratos fijos se han cuadruplicado, tras la reforma laboral. El paro bajó el año pasado, aunque poco (-79.900), rondando los 3 millones de desempleados, la tasa de paro (12,8%)  más baja desde 2008. Pero todavía tenemos el doble de paro que Europa y el 41% de los parados no cobran nada, cayendo en la pobreza. Cara a 2023, un año donde se espera crecer la cuarta parte, urge un Plan de choque para reanimar las contrataciones y volver a ganar empleo decente, aunque sea poco (+100.000). Y en paralelo, subir los salarios para reanimar el consumo, las ventas y el empleo. Hay que dar un empujón al empleo en un año difícil.

Enrique Ortega

El cuarto trimestre del año suele ser bueno para el empleo, por las Navidades. El de 2022 ha sido malo, porque el empleo cayó en -81.900 personas, según la EPA conocida hoy. Una caída del empleo que no sucedía desde finales de 2016 (-19.400) y 2017 (-50.900) y que rompe la racha de últimos trimestres con fuertes aumentos del empleo, como en 2020 (+167.400) y 2021 (+153.900). La causa de la pérdida de empleos está en los servicios, por una menor ocupación de lo previsto en la hostelería, el turismo y el comercio (por la inflación y el menor consumo), aunque el empleo también cayó en la construcción (-28.000) y la industria (-70.100), mejorando sólo en el campo (+24.200 empleos). La pérdida de empleo en el 4º trimestre se concentró en Baleares (-83.300), Cataluña (-40.900) y Andalucía (-19.400), lo que corrobora que este “pinchazo” del empleo se debe al turismo. Y un dato llamativo: las mujeres ganaron empleo (+55.500) mientras lo perdían solo los hombres (-137.400 en el 4º trimestre), en especial los jóvenes menores de 25 años (-79.100 empleos), según la EPA

Esta caída del empleo en el 4º trimestre frena la buena marcha que llevaba el empleo en 2022, un año que cerró con la creación de +278.900 nuevos empleos, lejos del año récord de 2021 (+840.700 empleos) pero superando el año negro de la pandemia (se perdieron -622.600 empleos en 2020), aunque no mejora la creación de empleo de 2019 (+402.300 empleos). A cambio, casi no hay ya trabajadores “aparcados” en ERTE, con empleo pero sin trabajo: son 20.000 de media desde el verano, frente a 520.000 en diciembre 2020. Con ello, en España trabajan 20.463.900 personas, el mejor dato desde 2007 (20,72 millones). Y son 3,7 millones de ocupados más que al final de la crisis anterior (16.758.200 en diciembre 2013).

En todo 2022 se creó sobre todo empleo privado (+ 228.200 empleos), cuatro veces más que empleo público (+50.700 ocupados). Y se crearon más empleos entre los hombres (+146.800)         que entre las mujeres (+132.100 ocupadas), siguiendo la tónica de que el nuevo empleo no fue a los jóvenes sino a los más mayores: +30.500 empleos entre 16 y 24 años, +69.900 empleos entre 25 y 34 años y +158.000 empleos entre mayores de 55 años. Y llama la atención que, en 2022, los únicos que perdieron empleo fueron los trabajadores de edad media, entre 30 y 39 años (-140.600 empleos), según la EPA. Por sectores, la mayor creación de empleo en 2022 se dio en los servicios (+314.300 empleos), seguidos de lejos por la industria (+36.600), y la construcción (+14.900), perdiéndolo el campo (-86.900 empleos). Y por autonomías, el empleo creció más el año pasado en la Comunidad Valenciana (+102.700) Andalucía (+58.800) y Baleares (+33.800), las tres por el turismo, mientras perdieron empleo Asturias (-15.100), País Vasco (-7.700) y Aragón (-5.000 empleos).

Esta mejora del empleo en 2022 (+ 278.900 ocupados) ha servido también para reducir el paro, aunque menos (-79.900 parados en 2022), porque en paralelo han aumentado los españoles “activos, las personas que buscan trabajo ahora, tras lo peor de la pandemia: los “activos” aumentaron en 199.000 personas en 2022, impidiendo bajar más las cifras de paro. Es un proceso que se ha ido viendo trimestre a trimestre (salvo en el 4º de 2022): aumentan las personas que buscan trabajo. Y ya hay más adultos “activos” (buscando trabajo o trabajando) que antes de la pandemia: 23.487.800 personas frente a 23.064.100 a finales de 2019. Todo apunta a que seguiremos así, con lo que en los próximos meses sucederá lo que ahora: el paro bajará menos de lo que sube el empleo. 

Volviendo al paro, ha aumentado en +43.800 personas en el 4º trimestre (el paro no subía en Navidad desde 2017) y  ha bajado en -79.900 parados en todo el año 2022, según la EPA de hoy, lo que supone la menor bajada del paro desde 2013 (-69.000 parados ese año). El paro ha bajado en todo 2022  más entre los hombres (-79.900 parados) que entre las mujeres (-32.600). Y por edades, ha bajado más entre los mayores (-50.300 entre 25 y 54 años y -41.200 entre los mayores de 55 años), subiendo entre los jóvenes (+15.900 parados entre 20 y 24 años. El  paro subió el año pasado en los servicios (+101.100), la industria (+7.100) y la construcción (+800), bajando sólo por el menor paro en el campo (-15.500) y entre los parados que perdieron su empleo hace un año (-180.800 ahora). Por autonomías, la mayor rebaja del paro en 2022 se dio en Andalucía (-56.800 parados), Canarias (-50.100) y Baleares (-24.100), las tres por la recuperación del turismo, mientras aumentaban su lista de parados Madrid (+57.700), Asturias (+20.000) y Castilla la Mancha (+13.000), según la EPA de hoy.

La cifra de desempleados baja a 3.024.000 parados en 2022, la más baja en España desde 2007 (1.942.000 parados entonces). Y la tasa de paro española baja al 12,89%, la menor desde el verano de 2008 (11,23% de paro), aunque sigue duplicando la tasa de paro europea (6 % en noviembre) y la de los principales paises de la UE, como Francia (7% de paro), Italia (7,8%) y sobre todo Alemania (3% de paro, cinco veces menos que España).Y mejora la tasa de paro juvenil (menores de 25 años): el 29,26% de los más jóvenes están en paro, el doble que en Europa (15,1% de paro juvenil) y más que en Francia (18,3%), Italia (23%) y sobre todo Alemania (5,8% de paro juvenil, menos de la cuarta parte que España), según Eurostat.

Los datos de paro, aunque mejores que antes de la pandemia y al nivel de 2008, revelan dos cuestiones preocupantes. La primera, que todavía hay 1.047.500 hogares con todos sus miembros en paro (+ 34.300 que antes de la pandemia). La segunda, que España sigue con 5 regiones que tienen una tasa de paro “escandalosa: Ceuta (30,55% de paro), Melilla (21,20%), Andalucía (19% de paro), Extremadura (17,62% de paro) y Canarias (14,57%), según la EPA de hoy. Y hay 5 regiones que mantienen un paro “europeo”, inferior al 10%: La Rioja (8,60% de paro), País Vasco (8,66%), Castilla y León (8,83%), Aragón (9,41%) y Cataluña (9,91% de paro en 2022). Y un dato muy positivo: se reducen  los parados de larga duración, los que llevan más de 1 año sin trabajo: son ahora 1.282.800 parados, el 42,42 % de todos los parados (eran 1.387.000, el 43,5% del total  a finales de 2019).

A pesar de que mejoren los parados “crónicos”, todavía son demasiados y eso provoca que a muchos parados se les acabe el desempleo y no cobren ya ningún subsidio, pasando a una situación de pobreza extrema. En noviembre de 2022, último dato de Trabajo, cobraban alguna ayuda 1.799.838 desempleados: menos de la mitad (el 45%) cobraban un subsidio contributivo (según lo cotizado), de 916 euros de media, y el resto (un 55%) cobraban un subsidio asistencial, de 463 euros mensuales. Pero en esta cifra de parados que cobran desempleo estaban incluidos  los 20.000 trabajadores en ERTE, que cobran el 70% de su sueldo (y el 50% a partir del 7º mes). Así que, en realidad, solo 1.779.838 parados registrados como tales cobra algún subsidio, el 58,85 % de los parados que refleja la EPA de hoy. Eso significa que casi la mitad de los parados (el 41,15% no cobran ninguna ayuda pública, cuando antes de la pandemia, en 2019, eran un 38,5% los parados que no cobraban nada. De hecho, CCOO denuncia que un 40% de los parados  inscritos en el SEPE con experiencia laboral (han trabajado antes) no cobran ninguna ayuda pública por desempleo.

Vistos los datos del empleo y el paro en 2022, queda patente que España ha superado las dos recientes crisis, la pandemia (2020-2022) y la alta inflación (2021 y 2022), aunque el empleo haya “pinchado” a finales de 20220: ahora tenemos más ocupados y menos parados que en 2019. Con todo, el balance es desigual, tanto por sexo y edad como por sectores y regiones. En conjunto, en España trabajan ahora 497.000 personas más que a finales de 2019. Llama la atención que las mujeres se han llevado el doble de estos nuevos empleos (+327.900) que los hombres (+169.100). Y por edades, trabajan ahora más jóvenes (+12.900) y sobre todo más mayores de 55 años  (+560.300 ocupados), pero sorprende que haya menos empleados entre 30 y 45 años que en 2019 (-455.300).La mejora del empleo se ha repartido casi por igual entre el sector público (+272.900) y el sector privado (+224.100), mientras el grueso de los nuevos empleos se han creado en los servicios (+482.600), mejorando poco en la industria (+38.100) y la construcción (+16.900), cayendo sólo el empleo sobre 2019 en el campo (-40.700 ocupados). Y por autonomías, hay más personas trabajando en todas que antes de la pandemia, salvo en Asturias (-10.600 empleos perdidos) y Aragón (-6.800 ocupados). Los que han salido mejor parados en estos tres años son la Comunidad Valenciana (trabajan 112.200 personas más), Canarias (+50.500) y Castilla la Mancha (+48.700 ocupados), según la EPA.

Con todo, la mejor noticia de 2022 es el excepcional balance de la reforma laboral, aprobada a finales de 2021 y que entró totalmente en vigor el 31 de marzo de 2022. Los datos de Trabajo son espectaculares: en todo 2022 se firmaron 18.310.300 contratos, de los que más de 7 millones (el 38,37%) fueron indefinidos, casi 4 veces el porcentaje de contratos fijos firmados en todo 2021 (el 10,9%) y muchos más que en años anteriores (los fijos eran entre el 7 y el 9% de los nuevos contratos desde la reforma laboral de Rajoy en 2012). Y además, más de la mitad  de los contratos firmados en 2022 fueron a tiempo completo (10,5 millones, el 57%) y solo un 29% fueron contratos a tiempo parcial (5,4 millones), mientras se dispararon los contratos fijos discontinuos (2.319.500, frente a sólo 262.900 en 2021), contratos que se hacen por temporada, año tras año, sobre todo en turismo, hostelería, comercio y el campo. Son contratos fijos y el trabajador se considera ocupado, según establecen las estadísticas europeas (desde 1985), aunque los meses que no trabaja cobra el paro.

Con esta reforma laboral, el mercado de trabajo ha sufrido un cambio histórico en sólo unos meses: si a finales de 2021, el 25,4% de todos los trabajadores asalariados tenían un contrato temporal (4.308.500 trabajadores), un año después, en diciembre de 2022, el porcentaje de asalariados temporales ha bajado al 17,91% (3.114.700 personas), según la EPA publicada hoy, con lo que estamos más cerca ya del 14% de media de temporalidad en Europa. Y todo apunta a que en 2023, seguirá aumentando el porcentaje de asalariados con un contrato fijo (ahora son el 82%).

Ahora, la previsión de la mayoría de expertos es que aumente menos el empleo en 2023, básicamente porque España va a crecer este año la cuarta parte que en 2022, aunque parece que se aleja el fantasma de que Europa entre en recesión. En principio, las estimaciones internacionales apuestan por un crecimiento del +1,1% (FMI) al +1,3% (OCDE), mucho menos del +5,2% de crecimiento con que habrá cerrado 2022. Eso debería traducirse en que España creará menos empleo en 2023, entre 100.000 y 150.000 nuevos empleos según distintas previsiones (frente a 278.900 empleos creados en 2022). Todo va a depender de la marcha de la guerra en Ucrania, de que siga moderándose la inflación y del daño que hagan las subidas de tipos del BCE, que ya aprobó 4 subidas en 2022 y que anuncia dos más en 2023 (dejando los tipos en el 3,5%). Si la economía internacional no se hunde y tampoco Europa, el empleo podría crecer otra vez este año, empujado por el turismo (que volverá a los récords de 2019) y el tirón de los Fondos europeos.

La preocupación sobre el futuro del empleo debía ser ayudar a tres colectivos que han sufrido duramente la pandemia y que tienen más difícil trabajar: los jóvenes (3 de cada 10 están en paro y 8 de cada 10 jóvenes ocupados tienen contrato temporal), las mujeres (su tasa de empleo, 60,56 %, es inferior a la europea, 64,3%, y a la de los hombres españoles, 68,5%) y los mayores de 50 años (son casi la mitad de todos los parados y las empresas no quieren contratarlos). El Gobierno aprobó el 10 de enero un Decreto Ley que establece ayudas a la contratación de trabajadores, especialmente a los grupos que tienen más problemas para colocarse: personas en exclusión social, mujeres y mayores de 45 años que llevan más de 1 año en paro (se bonifica su cotización 128/euros al mes durante 3 años) y jóvenes (contratar a menores de 30 años con baja cualificación se bonifica con 275 euros al me durante 3 años), además de ayudas para transformar en indefinidos contratos de formación y relevo. El problema es que estos nuevos incentivos para facilitar que empresas y autónomos hagan más contratos indefinidos no entran en vigor hasta septiembre… Y que siguen sin modernizarse las oficinas de empleo (SEPE), que apenas ayudan a los parados a recolocarse.

En resumen, que el empleo aguanta en España, a pesar del “bache” de las Navidades. Y seguirá creciendo en 2023, aunque menos. El reto ahora es seguir mejorando su calidad, que sea menos precario y esté mejor pagado. Y no dejar atrás a los que tienen más problemas para colocarse, los jóvenes, las mujeres y los mayores de 50 años, volcándose en reciclar a trabajadores y parados, para que tengan más oportunidades de conseguir un empleo futuro, que exigirá una formación diferente. Hay que ser optimista, pero sin olvidar que tenemos el doble de paro que Europa. Y que en España trabaja también menos gente (unos 2 millones menos que la media UE). Por eso, si queremos vivir mejor, hay que crear más empleo y de más calidad.