El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Además, este año la Semana Santa ha caído en abril y no en marzo (como en 2024), lo que ha restado empleo entre enero y marzo. Por todo ello, en el primer trimestre se perdieron -92.500 empleos, aunque son menos que en el primer trimestre de 2024 (-139.700), según la EPA publicada este lunes. Con todo, a finales de marzo había en España 21.765.400 ocupados, así que trabajan 2,08 millones de personas más que hace 5 años, antes de la pandemia (19.681.300 ocupados en marzo 2020).
jueves, 1 de mayo de 2025
1º de mayo: el empleo que viene
El empleo ha “pinchado” en el primer trimestre, como es
habitual, con una pérdida de 92.500 empleos, al retrasarse la Semana
Santa a abril. Pero se espera que suba este 2º trimestre y en verano, porque
las empresas siguen contratando y hay 2 millones más de personas trabajando
que hace 5 años. Pero hoy, 1º de mayo, podríamos reflexionar
sobre el empleo del futuro, que va a cambiar drásticamente por la
tecnología y la inteligencia artificial (IA). De hecho, el Foro Económico Mundial
estima que 4 de cada 10 trabajadores españoles deberán “mejorar sus
habilidades” para tener un empleo en 2030. A lo claro: los trabajadores
tienen que reciclarse y formarse si quieren seguir trabajando en unos años. Un
reto que obliga a Gobiernos y empresas a gastarse más dinero en formación
y reciclaje profesional, para afrontar la digitalización, la descarbonización,
la robótica y la IA, un reto del que apenas hablan los sindicatos hoy.
Hay que prepararse para esta “revolución silenciosa”, la del
empleo futuro. Enrique Ortega
El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Además, este año la Semana Santa ha caído en abril y no en marzo (como en 2024), lo que ha restado empleo entre enero y marzo. Por todo ello, en el primer trimestre se perdieron -92.500 empleos, aunque son menos que en el primer trimestre de 2024 (-139.700), según la EPA publicada este lunes. Con todo, a finales de marzo había en España 21.765.400 ocupados, así que trabajan 2,08 millones de personas más que hace 5 años, antes de la pandemia (19.681.300 ocupados en marzo 2020).
El empleo ha caído sólo entre los hombres
(-94.100 ocupados), mientras aumentó algo entre las mujeres (+1.600). Y
lo han perdido los trabajadores españoles (-144.500 empleos), porque los
extranjeros han ganado empleos (+52.000). La
pérdida de empleo se ha dado casi en exclusiva en el sector público
(-92.200 empleos, por el aumento de jubilaciones) , mientras apenas caía el
empleo privado (-300). Y se ha perdido empleo entre los trabajadores maduros
(-119.800 empleos entre 40 y 54 años) y los más jóvenes (-60.800 empleos
perdieron los de 16 a 24 años). Todos los sectores han perdido empleo, salvo el
campo (+25.000), especialmente los servicios (-112.300). Y por
autonomías, han perdido más empleo Baleares (-42.400), Comunidad
Valenciana (-20.400) y Andalucía (-12.300), mientras lo ganaron Madrid
(+14.800) y País Vasco (+11.300 empleos).
La caída del empleo al inicio de 2025 ha provocado también un
aumento del paro, que subió en +193.700 desempleados, un aumento
récord desde 2013, debido a que han aumentado mucho los que buscan empleo, los
“activos”: +101.200, todo un récord en los últimos años, por el
aumento de mujeres que buscan trabajo (+118.100), mientras hay menos
hombres buscando (-16.900). Con ello, España alcanza un récord histórico de “activos”,
personas que trabajan o buscan trabajo: 24.554.500. Esto supone que, aunque
crezca el empleo en los próximos meses, el paro bajará menos, porque hay más
gente buscando trabajo.
Con este aumento del paro, son ya 2.789.200 las personas
que están en paro, un 11,36% de las personas en edad de trabajar, según la EPA, una
cifra elevada pero son 523.800 parados menos de los que había en
España hace 5 años, antes de la pandemia
(3.213.00 parados en marzo de 2020, el 14,41% de la población activa).
El paro ha subido en este primer trimestre más entre las mujeres
(+116.500 paradas) que entre los hombres (+77.200), más entre los
españoles (+147.900) que entre los extranjeros (+45.800) y más entre
los trabajadores maduros (+141.300 entre 25 y 44 años), cayendo entre los más
jóvenes (-12.000 parados). Por sectores, crece sobre todo en los servicios
(+124.900, la mitad por el turismo y la hostelería) y también más en Cataluña
(+47.200), Baleares (+42.800), Madrid (+23.900) y Canarias (+21.800),
bajando sólo en Murcia (-4.400), País Vasco (-4.300) y Cantabria (-1.100).
Mientras sube el paro, hay algunos datos de fondo
preocupantes. Por un lado, todavía hay 882.900 hogares donde todos
sus miembros están en paro, aunque son 95.000 menos que hace un año. Por
otro, baja el porcentaje de
parados que cobran el desempleo: cobraban
alguna ayuda en febrero 1.722.042 parados, el 66,77% de los parados
registrados en las oficinas de empleo, frente al 69,44 % hace un año. Y además,
la mayoría (813.181) cobran un subsidio asistencial (480 euros al mes),
mientras sólo 908.861 parados registrados cobran el subsidio contributivo
(1.014,90 euros mensuales). Y ha subido el número de parados que llevan más
de 1 año sin trabajo (1.065.400 parados),
con lo que el 38,10% son “parados de larga duración” y tienen mucho más difícil
recolocarse.
Lo más preocupante es que la tasa de paro ha subido
en el primer trimestre, del 10,61% en que estaba a finales de 2024 al 11,36%,
aunque es mucho más baja de la tasa de paro que teníamos hace 5 años (14,4%).
Una tasa muy alejada de Europa, donde es menos de la mitad (5,7%
en la UE-27 y 6,1% en la zona euro), siendo la tercera parte en Alemania
(3,1%), según Eurostat. Y ha subido este trimestre la tasa de paro juvenil (menores 25 años),
que en España es el 26,5%, frente al 14,5% en Europa y el 6,3% en
Alemania. Además, persiste el problema de que hay 2 Españas en el paro.
Una, 8 autonomías con alta tasa de paro: Melilla (26,6%), Ceuta
(26,1%), Extremadura (16,6%), Andalucía (16,4%), Baleares (14,78%), Canarias
(13,27%), Castilla la Mancha (13,27%) y Murcia (12,83%). Y otra, las 8
autonomías que tienen una tasa de paro casi “europea”:
Navarra (7,49% de paro), País Vasco (7,71%), Cantabria (7,86%), Aragón (8,29%),
Castilla y León (8,70%), Galicia (8,80%) y Cataluña (8,91%), según la EPA de marzo.
Con todo, lo más positivo sigue siendo la mejor
calidad del empleo que se crea en España, tras la reforma laboral de
2022. Este primer trimestre, el
43,07% de los contratos firmados son indefinidos, algo menos
que hace un año (44,5% el primer trimestre de 2024) pero un porcentaje muy
superior a los de 2023 (38,7%), 2021 (10,9%) y la media de 2014 a
2020 (sólo entre el 6 y el 8% de los contratos eran indefinidos). Con ello,
ya hay 15,7 millones
de asalariados con contrato indefinido, el 84,88% del total,
frente al 74,61% de fijos a finales de 2021). Lo que no mejora son
los contratos a tiempo parcial (por horas o días), que aumentan
(+134.400 en el último año) y superan los 3 millones de asalariados, sobre
todo por las mujeres (el 73,6% de estos contratos), que trabajan a
tiempo parcial porque no encuentran trabajos a jornada completa o para
cuidar a hijos y mayores.
Ahora, en 2015, el Gobierno y los expertos creen que España
seguirá creando empleo, más que el resto de Europa pero menos que en
2023 y 2024, porque creceremos algo menos (+2,6%, frente al +3,2% en 2024).
La previsión
enviada por el Gobierno a
Bruselas, en octubre de 2024, apostaba por crear 1,6
millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos, aunque realmente
se han creado +468.100), 2025 (548.645 empleos) y 2026 (494.878
empleos), con el objetivo de que España roce los 23 millones de ocupados
(22.989.350 en 2026) y baje su tasa de paro del 10% en 2026 (ahora
parece más factible).
Los datos indican que estamos en el buen camino para
lograr ambos objetivos. Pero el Gobierno Sánchez no puede “lanzar
las campanas al vuelo” con el empleo y el paro, por dos razones.
Una, porque seguimos siendo el país de Europa y de la OCDE (36 paises) con
la mayor tasa de paro: 11,36% en España frente al 5,7% en la
UE-27 y el 4,8%
en la OCDE. Y la otra, porque la tasa de empleo en España es
mucho más baja que en Europa: a finales de 2024 trabajaban el 71,4% de
los que tienen entre 20 y 64 años, frente al 75,8% que trabajaban en
Europa, el 75,1% en Francia o el 81,3% en Alemania, según
Eurostat. A lo claro :que España tiene 1,08 millones de
personas menos trabajando que las que deberíamos tener si fuéramos como la
media europea. Y que trabajan 2,4 millones de españoles menos de
los que trabajarían si tuviéramos
la tasa de empleo de Alemania.
Ese es nuestro gran reto: reformar la economía para
que ofrezca empleo a más gente (entre 1 y 2 millones más) y eso
permita reducir la tasa de paro “a niveles europeos”. En eso
deberíamos centrarnos a medio plazo, sin regodearnos en los récords. Y
eso implica tomar 2 medidas a corto plazo, que exigen (¡ cómo no¡ ) un
pacto político económico y social. Una, aprobar un Plan de empleo,
para fomentar la contratación de parados mayores de 45 años, mujeres y jóvenes,
sobre todo en esas 8 regiones con más paro que la media, canalizando
inversiones públicas y privadas e
incentivos a las contrataciones.
Y la otra, reformar de verdad las oficinas de empleo,
porque no ayudan a los parados a recolocarse. Se han cumplido 2 años
de la Ley de Empleo (entró en vigor el 2 de marzo de 2023) y no ha
funcionado: ni se ha hecho un perfil de los parados ni se les ayuda
individualmente a colocarse. De hecho, las oficinas de empleo sólo
colocan al 1,9% de los parados y apenas un 10% de los
desempleados hacen cursos de formación (largos y poco útiles). Y en la web del SEPE sólo
hay registradas 83.444 empresas y 29.305 ofertas de empleo. Urge cambiar
la operativa y dotar de medios a estas oficinas, gestionadas
de forma muy desigual por las autonomías.
Además, este 1º de mayo habría que pensar
también en el empleo a medio plazo, porque el mercado laboral va a
cambiar radicalmente en los próximos años. En el mundo, 59 de cada 100
trabajadores necesitarán “cualificarse” para no perder sus empleos actuales,
por la tecnología, la robotización y la inteligencia artificial (IA), según el
último informe
sobre el futuro del empleo del Foro Económico Mundial. Y en el caso de
España, este informe señala que 4 de cada 10 trabajadores españoles
deberán mejorar sus habilidades para tener empleo en 2030. Los expertos
laborales y las empresas reiteran la urgencia de formación y
reciclaje de los trabajadores, para mejorar su cualificación y afrontar
la demanda de nuevos empleos: muchos empleos actuales desaparecerán
(administrativos, secretarias, asistentes administrativos, cajeros de banco…) y
se crearán otros (analistas de datos, expertos en IA, desarrolladores de
software, técnicos ambientales, expertos en ciberseguridad…).
En definitiva, que no basta con que la economía española cree
más empleo, para conseguir una tasa de paro “europea”, sino que hay que formar
a los jóvenes en los futuros empleos que van a demandarse en los
próximos años y reciclar a los empleados actuales para que no pierdan su
empleo en el futuro. Esto exige una mayor inversión en formación y “capital
humano”, con importantes cambios en el diseño de la educación, desde la
escuela a la Universidad, y con mayor gasto en formación de las empresas y el
Estado. Hay que prepararse desde ya al empleo que viene, con
acuerdos entre Gobierno, empresas y sindicatos para configurar la oferta
de empleo que exige el futuro. Un reto del que apenas se habla este
1º de mayo, mucho más de fondo que la jornada laboral o los salarios.
El primer trimestre suele ser malo para el empleo, por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Además, este año la Semana Santa ha caído en abril y no en marzo (como en 2024), lo que ha restado empleo entre enero y marzo. Por todo ello, en el primer trimestre se perdieron -92.500 empleos, aunque son menos que en el primer trimestre de 2024 (-139.700), según la EPA publicada este lunes. Con todo, a finales de marzo había en España 21.765.400 ocupados, así que trabajan 2,08 millones de personas más que hace 5 años, antes de la pandemia (19.681.300 ocupados en marzo 2020).
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lunes, 28 de abril de 2025
Gasto en Seguridad: otro estímulo económico
El Gobierno español acaba de comprometerse con la
OTAN y la UE a gastar 10.471 millones más este año en Defensa y Seguridad,
para cumplir el objetivo de gastar el 2% del PIB. Para conseguirlo, ha
arañado distintas partidas del Presupuesto, con dos promesas: no se
recortará el gasto social y el 87% del gasto militar irá a empresas españolas,
lo que permitirá crecer más y crear 100.000 empleos. Otra vez, como con la
pandemia o Ucrania, se intenta “hacer de la necesidad virtud”:
aprovechar esta crisis para estimular la economía y dar un salto
industrial con la Defensa y la Seguridad. Un empeño en el que está Europa,
que busca una autonomía defensiva ahora que se retira Trump, con un Plan (“ReArmar
Europa” ) para gastar 800.000
millones en Defensa en 4 años. La clave es coordinarse los paises para gastar
juntos y mejor, no “hacer la guerra” cada uno a su aire. Y que
estas enormes inversiones relancen la economía, la industria y la tecnología
europea.
La “pinza” de Trump y Putin ha puesto patas arriba el orden internacional, desde la Defensa al comercio y la economía. Y en el caso de Europa, las amenazas de Trump nos han hecho ver que “tenemos que defendernos solos”, que se ha acabado la época en que EEUU se hace cargo de la Seguridad y Defensa de los europeos, financiando el 69% de la OTAN, mientras los grandes paises europeos apenas financian este paraguas de seguridad común (el Reino Unido financia el 6% de la OTAN, Alemania el 5,27%, Francia el 4,7%, Italia el 2,72% y España el 1,24%). “La era del dividendo de la paz hace mucho que se acabó. Estamos en una era de rearme”, dijo recientemente la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen. De repente, en los últimos meses, la mayoría de los paises europeos se han dado cuenta del peligro, de que “tenemos que defendernos solos” ante un mundo más peligroso y donde EEUU (con o sin Trump) no está dispuesto a ser “el gendarme del mundo”. Esta preocupación por la Defensa y la Seguridad es mayor en los paises europeos que tienen frontera con Rusia (los nórdicos, bálticos y Polonia), pero ha calado en la opinión pública de toda Europa. De hecho, Alemania ha reformado su Constitución para elevar su gasto en Defensa, Polonia ha pedido a Washington el despliegue de armas nucleares en su territorio, los paises bálticos y Polonia estudian volver a desplegar minas antipersona en su frontera con Rusia y hay varios paises europeos (Polonia, Alemania o Francia) que se plantean reimplantar el servicio militar obligatorio (en España se abolió en 2001), que ya tienen 10 paises UE (Estonia, Letonia, Lituania, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Croacia, Austria, Grecia y Chipre) y otros 6 europeos (Noruega, Turquía, Ucrania, Moldavia, Bielorrusia y Suiza).
En definitiva, que tras las crisis de la pandemia y la
invasión de Ucrania, la llegada al poder de Trump ha desatado en Europa otra
nueva crisis, la preocupación por “la autonomía estratégica” de Europa,
la necesidad de reforzar la Defensa y la Seguridad europeas. El 4 de marzo,
la presidenta de la Comisión lanzó un Plan estratégico, “ReArm
Europe” (ReArmar Europa), con una cifra mágica (la
misma que la del Plan “Next Generation” contra la pandemia): gastar
800.000 millones en 4 años para dar un salto hacia adelante en la
autonomía estratégica de Europa, para financiar proyectos de Defensa y
seguridad europeos. El Plan incluye 150.000 millones de créditos
europeos (financiados con la emisión de “deuda europea”), que se ponen a
disposición de los 27 paises UE (y otros que los pidan), para financiar
proyectos de rearme. Y se propone que los 650.000 millones restantes los
financien los paises, a cambio de dejarles que gasten más y superen sus
déficits (hasta un 1,5% del PIB) sin sancionarles.
Unos días después, el 19 de enero, la Comisión Europea
publicó el Libro Blanco
sobre la defensa Europea, concretando más el Plan “ReArmar Europa”.
Ahí se esbozan las prioridades de inversión en la Defensa y
Seguridad europeas: avanzar en los sectores donde Europa tiene más necesidades
sin cubrir, realizar compras conjuntas de armamento y seguridad (como con las
vacunas), fomentar la creación de una potente industria europea de la Defensa
(con la coordinación o fusión de empresas), avanzar en la innovación
tecnológica y conseguir una mayor autosuficiencia estratégica, para que los
suministros futuros vengan de empresas europeas (ahora, el 60% del armamento
paises UE se compra a EEUU).
Al día siguiente de presentarse estos Planes se
convocó una Cumbre europea, donde los paises apoyaron estas
propuestas de “rearme europeo”, aunque con matices: unos, como Alemania o
Francia, están de acuerdo en movilizar fondos nacionales para reforzar su Defensa
(300.000 millones Alemania y 200.000 millones Francia) mientras otros, como
España y Polonia defienden que haya “un Fondo
Europeo de Defensa”, como el Fondo Next Generation” contra la
pandemia, que incluya no sólo créditos (los 150.000 millones prometidos por la
Comisión) sino subvenciones a fondo perdido (como los del Plan de
recuperación), para facilitar que los paises con menos recursos inviertan en
Defensa y Seguridad.
En medio de este panorama europeo “de rearme”, España se
veía “señalada”, por ser el país europeo que menos gasta en Defensa: 1,4%
del PIB en 2024, sólo por detrás de Luxemburgo (1,29%), Eslovenia
(1,29%) y Bélgica (1,3%), como Italia (1,49%) pero lejos del 2,12% de Alemania,
el 2,06% de Francia o el 4,12% de Polonia (y del 3,71% de USA). Y sobre todo, España
no ha cumplido el compromiso firmado por Rajoy
en 2014, en la Cumbre de la OTAN de Gales: que todos los paises
gastarían el 2% del PIB en Defensa en 2024. El Gobierno Sánchez pensaba
cumplirlo más tarde, en 2029, presionado por la falta de Presupuestos y la
postura “pacifista” de Sumar y Podemos. Pero estaba en medio de esa “vorágine
europea de rearme” y se
ha sentido presionado por Italia y Bélgica, que acaban de
comprometerse a gastar ese 2% en Defensa este año. Así que, el día antes del plazo
dado por la OTAN para enviar sus previsiones, el
Consejo de Ministros aprobó (el 22 de abril). aumentar el gasto para alcanzar
ese 2% en Defensa este año 2025, no en 2029.
Una vez más, como en la pandemia o la crisis de Ucrania, el
Gobierno ha querido “hacer de la necesidad virtud” y propone que España aproveche el reto del “rearme” para dar un
salto industrial y tecnológico, para reforzar el crecimiento, la
innovación y el empleo con el gasto en Defensa y Seguridad. Así justifica gastar
este año 10.471 millones más, para acabar gastando 33.123 millones en
Defensa y Seguridad en 2025, el 2% del PIB. Como no hay Presupuesto y
resultaría imposible que el Congreso apruebe este mayor gasto (los socios del
Gobierno no quieren gastar más y el PP y Vox no quieren apoyar al Gobierno en
un mayor gasto con el que están de acuerdo), el Gobierno ha buscado “un
atajo”: arañar dinero de otras partidas para conseguir esos 10.471
millones extras.
El nuevo dinero para gastar este año en Defensa y Seguridad (10.471
millones) sale
de tres fuentes: de reasignar
partidas del Plan de Recuperación (como 1.300 millones para Ciberseguridad), de
los ahorros conseguidos en el Presupuesto (3.000 millones menos gastados en
intereses de la deuda pública, 2.819 millones del Fondo de Liquidez Autonómica o
los 1.700 millones en compensar a las autonomías por menores ingresos, que ya
no están justificados, 1.680 millones de préstamos de Industria y 1.395
millones del Fondo de contingencia) y por una mayor recaudación fiscal debido
al mayor crecimiento y empleo.
El propio Pedro Sánchez explicó, al aprobar este gasto
extra, a
qué se destina, dejando claro que sólo el 18,75% de este nuevo
gasto será para armamento (1.962 millones), para blindados, fragatas y
armas, para “equipos de Defensa y disuasión más eficientes y seguros para los
soldados españoles”. El resto del gasto (81,25%) no es gasto en armas sino
en Defensa y Seguridad. La mayor partida, 3.712 millones (el 35% del gasto
extra) se destina a mejorar la situación de las Fuerzas Armadas
españolas: aumento de plantillas, mejora de sueldos (más bajos que en Europa), mejor
formación y equipamiento. La segunda mayor partida, 3.262 millones (el 31,16%)
se destina a mejoras de telecomunicaciones y Ciberseguridad (cada año
sufrimos más de 1.000 ciberataques en infraestructuras críticas, desde
hospitales a redes de energía y aeropuertos). La cuarta mayor partida (la 3ª es
la compra de armamento) se destina a reforzar las Fuerzas Armadas para que
atiendan catástrofes naturales (inundaciones, incendios…): se invertirán
1.750 millones (el 17% del gasto extra). Y la 5ª partida son 328 millones (el
3.14%) se destina a mejorar el equipamiento de los 3.000 militares españoles
que participan en misiones extranjeras (16).
Pedro Sánchez justificó
este mayor gasto militar en que “el mundo ha cambiado” y España
se tiene que “implicar en la Defensa de Europa”. Y planteó
dos compromisos. Uno, que este mayor gasto militar se va a
financiar sin tocar el gasto social: “una economía saneada y
dinámica como la española puede invertir en bienestar y en seguridad al mismo
tiempo”. El otro, que el 87% de esta inversión en Defensa y Seguridad “se
quedará en España”: 9.000 millones del gasto extra irán a empresas
españolas de todas las autonomías (“vamos a exigir a las empresas que involucren
en los proyectos a pymes y empresas emergentes”). Además, más de un tercio de
las inversiones son en “tecnologías de doble uso”, es decir que
no sólo suponen una innovación para la defensa sino también para toda la
economía.
Al final, la
filosofía del Gobierno es otra vez aprovechar una crisis, como la de la
pandemia o la invasión de Ucrania, para “hacer de la necesidad virtud”:
ya que tenemos que gastar en Defensa y Seguridad , que sirva para que
España dé otro salto tecnológico e industrial, para reforzar la
industria de la Defensa, Seguridad y Telecomunicaciones, que en España integran 400 empresas (muchas de ellas “punteras”),
con 36.000 empleos. Precisamente, el presidente Sánchez se
reunió con ellas en La Moncloa, en marzo, para pedirles que reforzaran
sus inversiones y se prepararan para “el rearme europeo”, participando en
programas con otras empresas del continente. Con todo este programa inversor en
Defensa y Seguridad, el
Gobierno espera crecer más (un +0,4/+0,7% adicional del PIB),
crear 100.000 nuevos empleos (de calidad) y aumentar la inversión en
tecnología un 18%. Otro fuerte estímulo al crecimiento, como lo está siendo
el Plan de recuperación.
España no ha querido esperar a que Bruselas concrete su Plan
“ReArmar
Europa” para comprometer este gasto extra en Defensa y Seguridad, con
el que se presentará a la Cumbre de la OTAN de junio en La Haya. Una
Cumbre donde se espera aumentar el gasto militar de la OTAN hasta
el 3,5% del PIB en 10 años. Así que España y el resto de Europa tendrán
que seguir aumentando su gasto en Defensa y Seguridad en los
próximos años, con fondos europeos y nacionales. El objetivo de Bruselas es
conseguir un gasto militar y una mayor independencia estratégica en 5 años,
la base de un “ejército Europeo”. Para ello, tratarán de reforzar
la industria de defensa europea (con programas de inversión y fabricación
conjunta), unificando compras y equipos y coordinando prioridades.
El último informe sobre Defensa del Parlamento Europeo, presentado
el 2 de abril, refleja las carencias comunitarias, las que deben ser
ahora las prioridades europeas: comunicaciones por satélite (habría que
integrar las empresas Thales, Airbus y Leonardo, para crear un gigante europeo que
compita con los satélites de Elon Musk), los aviones de transporte de
tropas y de reabastecimiento en vuelo (ahora son de USA), conseguir
cadenas de mando y control integrados y avanzar en artillería y escudos
antimisiles. Y es clave avanzar en las compras conjuntas, tras la
aprobación por Bruselas del EDIRPA, la norma que obliga a los paises a que
el material militar que compren contenga un 65% de material “made in Europe”…
Bueno, parece que Europa
“se ha despertado de un sueño” y ahora la mayoría de paises y
ciudadanos (por las encuestan) apoyan un mayor gasto en Defensa y Seguridad,
sabiendo que no es tanto gastar más en cañones, tanques o aviones como gastar
en tecnología, satélites, inteligencia militar y ciberseguridad. Y que no
se trata de gastar más sino de gastar mejor y juntos. Porque se da la
paradoja de que Europa
es la 2ª potencia militar del Planeta, tanto en efectivos como en
capacidades y gasto, pero no es eficaz porque no actúa como un solo país,
sino que son 27 paises (o 35) “haciendo la guerra por su cuenta”, con sus
propias estructuras, sus distintas prioridades y su distinto armamento (un
ejemplo: en Europa hay 20 tipos distintos de tanques…). Hay que avanzar
en unificar la Defensa y Seguridad del continente, un eslabón clave para
conseguir una Europa más integrada y unida.
En definitiva, nos guste o no, Europa
tiene que “rearmarse”, para poder “auto defenderse” en el futuro
ante un mundo convulso y de bloques. Tardaremos años y nos costará dinero y grandes
esfuerzos, pero no se puede delegar nuestra seguridad en otros. El
dilema no es “cañones o mantequilla” sino “seguridad
o inseguridad”. Europa no puede aspirar sólo a mantener el Estado
de Bienestar de sus ciudadanos porque sin seguridad no hay bienestar.
No se trata de ser “militarista” o “pacifista”: la realidad es que hay
que invertir para defenderse. Y si encima conseguimos reanimar la economía, crear empleo y ganar en industrialización y tecnología,
mejor.
La “pinza” de Trump y Putin ha puesto patas arriba el orden internacional, desde la Defensa al comercio y la economía. Y en el caso de Europa, las amenazas de Trump nos han hecho ver que “tenemos que defendernos solos”, que se ha acabado la época en que EEUU se hace cargo de la Seguridad y Defensa de los europeos, financiando el 69% de la OTAN, mientras los grandes paises europeos apenas financian este paraguas de seguridad común (el Reino Unido financia el 6% de la OTAN, Alemania el 5,27%, Francia el 4,7%, Italia el 2,72% y España el 1,24%). “La era del dividendo de la paz hace mucho que se acabó. Estamos en una era de rearme”, dijo recientemente la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen. De repente, en los últimos meses, la mayoría de los paises europeos se han dado cuenta del peligro, de que “tenemos que defendernos solos” ante un mundo más peligroso y donde EEUU (con o sin Trump) no está dispuesto a ser “el gendarme del mundo”. Esta preocupación por la Defensa y la Seguridad es mayor en los paises europeos que tienen frontera con Rusia (los nórdicos, bálticos y Polonia), pero ha calado en la opinión pública de toda Europa. De hecho, Alemania ha reformado su Constitución para elevar su gasto en Defensa, Polonia ha pedido a Washington el despliegue de armas nucleares en su territorio, los paises bálticos y Polonia estudian volver a desplegar minas antipersona en su frontera con Rusia y hay varios paises europeos (Polonia, Alemania o Francia) que se plantean reimplantar el servicio militar obligatorio (en España se abolió en 2001), que ya tienen 10 paises UE (Estonia, Letonia, Lituania, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Croacia, Austria, Grecia y Chipre) y otros 6 europeos (Noruega, Turquía, Ucrania, Moldavia, Bielorrusia y Suiza).
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jueves, 24 de abril de 2025
Llega la nueva tasa de basuras
Desde el 10 de abril, los Ayuntamientos con más de
5.000 habitantes tienen que cobrar una nueva tasa de basuras a sus
vecinos. Actualmente, las viviendas y locales ya pagamos un impuesto
municipal por la recogida de basuras, pero sus ingresos sólo cubren el 58%
del coste de recogida y tratamiento. Ahora, la Comisión Europea obliga
a los paises a subir las tasas de basuras, para facilitar su tratamiento y
reciclaje, muy bajo en España: el 48% de las basuras acaba en
vertederos y Bruselas nos ha abierto varios expedientes. El problema es que
el PP (y Vox), que gestionan la mayoría de Ayuntamientos, no están de
acuerdo con esta tasa, aunque están obligados a aplicarla antes de fin de
año. Pero no hay una directriz homogénea para hacerlo y cada Ayuntamiento
aplicará criterios diferentes. Lo seguro es que pagaremos más
por la basura (ahora sólo 100 euros al año de media). Y habría que incentivar
a las viviendas y locales que recojan y reciclen mejor. Necesitamos un país más limpio. Ayuntamientos han de cobrar nueva tasa de basuras antes de fin de año
Europa, como el resto del mundo, tiene un grave problema con las basuras y residuos urbanos, que crecen de forma imparable, con un bajo reciclaje. En 2023 se generaron 511 kilos por europeo de residuos municipales (domésticos y comerciales), 32 kilos más que diez años antes (2013) y sólo 2 kilos menos que a principios de siglo (513 kilos en el 2000), según Eurostat. Los paises europeos más ricos del centro y norte de Europa son los que generan más residuos urbanos: Dinamarca (802 kg/habitante en 2023), Luxemburgo (712), Bélgica (689), Chipre (674), Malta (606), Alemania (601), Francia (530) y Eslovenia (517). Les siguen Italia (486), Portugal (505), Croacia (475), Eslovaquia (472), Paises Bajos y Finlandia (468), con España en el puesto 16º : 465 kilos de residuos municipales por habitante.
Sin embargo, España
es el país europeo que más ha reducido sus residuos en este siglo: -188
kg/habitante desde el año 2000 (generábamos 653 kg/habitante), mientras la
UE-27 los ha reducido sólo -2 kilos (513 en 2000), Alemania los ha recortado en
-41 kg/habitante (642 en 2000), Italia en -23 kg/habitante (509 en 2000) y Francia
los ha subido (+16 kg, desde 514 kg/habitante que generaba en el año 2.000).
El problema no es sólo que los residuos sean muy elevados en
toda Europa sino que su tratamiento es muy deficiente, las
basuras apenas se reciclan, según
los datos de Eurostat: en la UE-27 sólo se reciclaron el
48% de las basuras municipales en 2023, superando ese porcentaje Alemania
(recicla el 68,2% de su basura), Eslovenia (59,76%), Paises Bajos
(58,33%), Luxemburgo (56,32%) e Italia (53,29%). Reciclan menos que la media europea
Francia (42,26%) España (41,50% en 2023), Portugal (30,5%) o Grecia
(17,54%). Otro porcentaje de las basuras se incinera: un 25,2% de media
en la UE-27, porcentaje superado en Alemania (44,87%) y Francia (30,37%), pero que
es mucho menor en Italia (18,50%), Portugal (18,21%), España (10,53%) y
Grecia (1,54%). Y el resto de la basura que ni se recicla ni se incinera, acaba
en los vertederos, un grave problema en España.
En el conjunto de Europa, sólo un 22,5% de la
basura municipal (viviendas y locales) acaba en vertederos (115
kg/habitante en 2023). En Alemania, sólo un 1,16% de la basura acaba
en vertederos, frente al 22,8% en Francia y el 18,10% en Italia, según
Eurostat. Pero en España, acaba en vertederos casi la mitad de la
basura municipal (223 kg/habitante, el 47,95% de los residuos urbanos),
un elevadísimo porcentaje que nos ha costado la apertura de varios expedientes (y
multas) de Bruselas. Lo mismo les pasa a Portugal (56,43% de la basura acaba en
vertederos) y Grecia (80,92% de la basura va a vertederos).
Ante este “sucio panorama”, la Comisión
Europea lleva más de una década dictando normas para intentar reducir las
basuras y tratarlas mejor. Ya en 2008 aprobó la Directiva 2008/98/CE sobre gestión
de residuos, con un doble objetivo: que los paises reciclaran el 50% de su basura para 2020 y sólo el 35% acabara en vertederos. Después, en 2018, la Comisión Europa aprobó unos
objetivos más ambiciosos para el futuro: subir el porcentaje de reciclaje al
55% para 2025 y al 65% en 2035. Y más recientemente, en junio de 2019, la
Comisión aprobó otra Directiva europea para retirar
del mercado los plásticos de un solo uso, dando un plazo de 2 años a los
paises.
Pero se ha avanzado muy poco. El 8 de junio de 2023, la
Comisión Europea publicó
un informe sobre el cumplimiento
por los paises de estos objetivos de reciclaje, en base a los datos
de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA). Y el
balance fue desolador: 18 paises
comunitarios no cumplían el objetivo de reciclar un 50% de sus residuos
urbanos en 2020, entre ellos España.
Es más corto dar la lista de los 9
paises que sí habían cumplido: Alemania, Austria, Eslovenia, Paises Bajos,
Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Italia y república Checa. Y el otro objetivo,
no enviar a los vertederos más del 35% de la basura, lo han incumplido también 13 paises de los 27: España, Bulgaria, Croacia, Chipre, Chequia, Grecia, Hungría,
Letonia, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía y Eslovaquia. Resumiendo: la
mayoría de Europa recicla mal. De hecho, en julio de 2024, la Comisión
Europea abrió
un expediente sancionador a los 27
paises de la UE por incumplir sus obligaciones en materia de recogida y
reciclaje de residuos…
Lo peor de este informe de la Comisión Europea sobre el
reciclaje no es el balance de estos años, muy marcados por el COVID y sus
esfuerzos extras para todos, sino el futuro, que prevén muy gris para el reciclaje.
El primer objetivo, ampliar el reciclaje al
55% de los residuos urbanos en 2025
se ve muy difícil para la mayoría: de hecho, la Comisión Europea prevé que incumplan este futuro objetivo de
reciclaje 18 paises, entre ellos España, los mismos que ahora. Y respecto
al otro objetivo para 2035, rebajar al 10%
el porcentaje de basura que acaba en
vertederos, la Comisión Europea estima que habrá 13 paises europeos que lo incumplan también:
España, Portugal, Grecia, Malta,
Chipre, Chequia, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Hungría, Letonia, Polonia y
Rumanía.
La Ley de Residuos aprobó
2 nuevas tasas estatales ligadas a los residuos y plásticos, que entraron en vigor el 1 de enero de 2023. La primera es una tasa estatal a los residuos, de 40 euros por tonelada, que pagarán
los que lleven residuos a reciclar (“quien contamina paga”). La otra tasa
estatal es un impuesto a la producción de plásticos,
de 0,45 euros por kilo, que pagarán los fabricantes, aunque la repercutirán las
empresas que utilicen plásticos y envases. Otro cambio importante de la Ley de
Residuos es que acelera la recogida separada de residuos urbanos
orgánicos, que ahora fija cada Ayuntamiento. A partir de julio de 2022, esa recogida separada es
“obligatoria” para las ciudades con más
de 5.000 habitantes y a partir de 2024
para todos los municipios, que tendrán que decidir cómo lo hacemos. A partir
de 2022, se obligó a clasificar por materiales los residuos de la construcción
y demolición. Y a partir de 2025, es obligatoria la recogida separada
de residuos textiles, aceite de cocina usado y residuos domésticos peligrosos y
voluminosos. El gran objetivo es que en 2035 se recojan separadamente el 50% de los residuos urbanos, facilitando
su reciclaje.
Pero quedaba poner en marcha el punto más polémico de la Ley
de Residuos de 2022, la implantación de una
nueva tasa de basuras a vecinos y locales comerciales de los municipios con
más de 5.000 habitantes (son 1.304
ciudades y pueblos), cuya entrada en vigor se demoró 3 años, hasta el 10 de
abril de 2025. Actualmente, las viviendas y locales ya pagamos una tasa
de basuras, pero es muy baja: apenas cubre el 57,7 % del coste de
recoger, transportar y tratar las basuras municipales, según
el estudio de la Fundación ENT. Ahora, la recogida de basuras
tiene un coste de 3.947 millones para los Ayuntamientos, Diputaciones y
Mancomunidades y sólo se ingresan por las tasas 2.278 millones (hay
un déficit de -1.669 millones que se cubre con otros ingresos).
Además de ser insuficiente, la actual tasa de basuras
es muy desigual por ciudades, según
el estudio: la media que pagamos por la basura son 100,12 euros por
vivienda, pero hay ciudades donde se paga mucho más (236 euros en Tarragona,
209 en Palma, 194 en Bilbao, 180 en Córdoba, 170 en Girona o Murcia, 167 en San
Sebastián o 165 en Logroño, siendo 113 en Barcelona y 117 en Madrid, según
la OCU) y otras mucho menos (29,7 euros en Sevilla, 39 en Alicante,
43,4 en Toledo o 50,6 euros anuales en León). Y también hay muchas diferencias
en la tasa
de basuras de locales y comercios : 202 euros una peluquería, 214
una tienda de ropa, 271 un taller, 358 una tienda de alimentación, 396 un bar, 501 un banco, 583 un restaurante, 785 un hotel o 845 euros un
supermercado… Barato parece.
Ahora, la Ley
de residuos obliga a los Ayuntamientos a aprobar una nueva tasa de
basuras, que tienen que cobrar antes de fin de año. El único
criterio obligatorio es que esa nueva tasa tiene que cubrir todos los
costes de la recogida, transporte y tratamiento de las basuras
municipales, no puede ser deficitaria como ahora. Así que pagaremos
más por las basuras. ¿Cuánto más? Dependerá de las cuentas de
cada Ayuntamiento, que tendrá que justificar a Hacienda (para que lo traslade a
Bruselas) el coste global del servicio y lo que recauda con la nueva tasa. El
problema es que la
Ley no fija los criterios para establecer esta nueva tasa y cada
Ayuntamiento la fijará según distintos criterios: tamaño de la vivienda (o
local), zona y valor catastral, número de personas que viven, consumo de agua…
Veamos lo que va a hacer el
Ayuntamiento de Madrid, como ejemplo.
Establecerá la nueva tasa (que quiere cobrar en septiembre: una
media de 141 euros por vivienda y 310 euros por comercio) en base a una parte fija
(81%), calculada en base al valor catastral de la vivienda o local y otro 19% variable,
según el barrio, los residuos que ahora genera y el porcentaje de reciclaje que
se hace. Y con deducciones para familias vulnerables. La mayoría de los
Ayuntamientos, que están estudiando cómo cobrarán la nueva tasa,
tendrán
en cuenta el valor de la vivienda, número de ocupantes y consumo de agua.
Pero la mayoría no tienen datos de cómo es la basura que recogen, con lo que no
contemplan incentivos para los vecinos y locales que separen y recojan mejor,
uno de los principales objetivos de Bruselas.
En general, la mayoría de los Ayuntamientos de más de
5.000 habitantes no se han preocupado hasta ahora de la nueva tasa de
basuras, cuando el 10 de abril se hizo obligatoria. Detrás de este
desinterés hay una razón política: el
PP se abstuvo en la votación de
la Ley de Residuos y ahora, por la presión de Vox (que votó en contra), ha
tratado de frenar esta nueva tasa, alegando
que Bruselas no obliga a imponerla. Incluso aprovechó su mayoría en el Senado
para aprobar
una proposición de Ley para suprimir la obligatoriedad del cobro. Y en la Federación
de Municipios (FEMP), que controla, aprobó
en octubre (por unanimidad) una declaración en la que pedían “reconducir”
esta tasa…
Pero la Ley ha entrado en vigor y los grandes
Ayuntamientos la tienen que aplicar, creando una nueva tasa de basuras
y cobrándola ya en 2025. Una tasa que supondrá una subida sobre la tasa
actual (100,12 euros) y que será diferente según donde uno viva, no tanto por
los residuos que se generen como por los criterios para cobrarla que elija cada
Ayuntamiento. Al final, el problema es que “la
derecha” (PP y Vox) no quiere penalizar los residuos y van a
boicotear de una u otra forma la nueva tasa de basuras, como atacan
toda la regulación medioambiental (como las zonas de bajas emisiones…). Pero la
realidad es que “tenemos un grave problema de residuos”, que sólo se resuelve con el principio de “quien
contamina paga”. Quien más basura genera y no recicla, que lo
pague.
Esta filosofía choca con el problema de que la mayoría
de los Ayuntamientos no
saben cómo es la basura que recogen ni trata de concienciar a sus
vecinos y locales de que separen mejor la basura (en bolsas y contenedores),
facilitando la recogida selectiva. Y tampoco penalizan con multas al que recoja
mal y no recicle. El problema de tratar mejor la basura no es una
opción política, (no es “woke”),
es una exigencia si no queremos ser “líderes
en vertederos”. Y eso exige mucha información, muchas campañas, un
trabajo bloque a bloque y una política de multas e incentivos para los que
incumplan y cumplan mejor. No es un problema de fácil solución, pero hay que conseguir
un consenso generalizado, para reducir las basuras, separarlas y
reciclarlas mejor, en beneficio de todos. Y todo ello necesita además inversiones
y costes, que tendremos que pagar con tasas más altas
pero repartidas con justicia. Necesitamos un país más limpio.
Europa, como el resto del mundo, tiene un grave problema con las basuras y residuos urbanos, que crecen de forma imparable, con un bajo reciclaje. En 2023 se generaron 511 kilos por europeo de residuos municipales (domésticos y comerciales), 32 kilos más que diez años antes (2013) y sólo 2 kilos menos que a principios de siglo (513 kilos en el 2000), según Eurostat. Los paises europeos más ricos del centro y norte de Europa son los que generan más residuos urbanos: Dinamarca (802 kg/habitante en 2023), Luxemburgo (712), Bélgica (689), Chipre (674), Malta (606), Alemania (601), Francia (530) y Eslovenia (517). Les siguen Italia (486), Portugal (505), Croacia (475), Eslovaquia (472), Paises Bajos y Finlandia (468), con España en el puesto 16º : 465 kilos de residuos municipales por habitante.
España afrontó el
grave problema de los residuos trasponiendo (con retraso) la Directiva
europea de Residuos de 2008 y la de plásticos de 2019, aprobando el Gobierno
Sánchez (en mayo de 2021) una Ley de Residuos que no se aprobó en
el Congreso hasta el
31 de marzo de 2022, con la abstención del PP y el voto en contra de Vox. La
Ley de Residuos y Suelos
Contaminados para una Economía Circular tiene 2 objetivos básicos: reducir los residuos generados (un -13%
para 2025 y un -20% para 2030 sobre los generados en 2010) y aumentar su reciclado (será difícil
alcanzar el objetivo europeo de reciclar el 60% de los residuos urbanos en 2030 si ahora estamos en el 41,50%).
Y se añade un tercer objetivo para
lograrlo: reducir un -50% los plásticos
de un solo uso para 2026 y un -70% para 2030 (sobre el consumo de 2022).
Para ello, en julio de 2022 se
prohibieron los plásticos de un solo uso (bastoncillos, pajitas, cubiertos
o platos). Y antes, en abril de 2022, entró en vigor la norma que obliga a
bares y restaurantes a servir
agua a granel gratis a sus clientes.
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lunes, 21 de abril de 2025
Crece el ahorro de los hogares (¿milagro?)
Las familias españolas están ahorrando más,
en 2024 y 2023, tras recuperarse de la pandemia, la crisis de la energía y la
alta inflación. Y lo mismo pasa en Europa, el continente que más ahorra,
mientras EEUU gasta y apenas ahorra. La explicación del “milagro”
está en la mejora del empleo, en que sueldos y pensiones suben
más que la inflación y en que estamos “escaldados” por varias crisis
(desde 2008) y preferimos guardar algo para “la próxima”. Pero este
ahorro es muy desigual y sólo alcanza a la mitad más rica, algunos
jubilados e inmigrantes. Ahora, esperan que ahorro siga alto en 2025, por
temor a una nueva crisis tras los aranceles de Trump. España y otros 6
paises europeos quieren aprovechar mejor este ahorro, ahora paralizado
en depósitos poco remunerados: preparan una nueva Cuenta europea
que lo dirija a inversiones europeas, desde la digitalización al medio
ambiente o la Defensa. Que el alto ahorro europeo sea “la gasolina” para que
Europa sea más competitiva. Enrique Ortega
Europa es un continente que ahorra bastante, sobre todo los paises ricos del centro y norte. En 2024, los europeos ahorraron el 14,41% de su renta bruta disponible, aumentando su tasa de ahorro de 2023 (13,67%), según Eurostat. Se ha superado con creces la tasa de ahorro que teníamos los europeos antes de la pandemia (12,30%), aunque luego se disparó en 2020 (al 17,20% de la renta disponible) por los confinamientos y la crisis. En el caso de la zona euro (20 paises), la tasa de ahorro fue mayor: un 15,30% de la renta disponible, otro récord desde la pandemia (18,70% en 2020). Y esta alta tasa de ahorro en la zona euro contrasta con la baja tasa de Estados Unidos, donde ahorraron la tercera parte que en la zona euro (el 5,2% de su renta disponible). En general, los estadounidenses ahorran menos y gastan más, comprando más fuera (alto déficit comercial) y endeudándose : tienen una deuda pública y privada de las más altas del mundo, que financia el ahorro del resto del mundo.
Dentro de Europa, los
paises que más ahorran son Alemania (20,3% de su renta disponible, 1
de cada 5 euros), Suecia (18,26%) y Francia (17,65%), más Paises
Bajos (14,69%) e Irlanda (13,52%), seguidas de España (13,43%
ahorro de la renta disponible), por delante de Bélgica (13%), Italia (11,23%), Portugal
(10,88%) y Dinamarca (10,36%), según los datos de Eurostat (diciembre 2024). En
todos los paises ha aumentado la tasa de ahorro respecto a antes de la
pandemia (17,90% ahorraba Alemania en 2019 y 14,55% Francia), pero el mayor
salto en el ahorro lo ha dado España: ahorramos +5,38% en 2024
(13,43%) que en 2019 (ahorrábamos el 8,05%), un aumento inferior al de Francia
(+3,1%), Alemania (+2,53%), Italia (+0,76%), Portugal (+2,93), la zona euro
(+2,68%) o la UE-27 (ahorra +2,5%).
El Banco Central Europeo (BCE) ha
llamado recientemente la atención sobre el fuerte aumento del ahorro
en Europa, en 2024 y 2023, que atribuye a varias causas:
un aumento de los ingresos de los europeos (gracias al aumento del
empleo y a que los salarios y pensiones han subido más que la inflación,
mejorando el poder adquisitivo), un aumento de las ganancias en Bolsa y dividendos,
así como bonos y alquileres), el efecto positivo de las ayudas públicas
y, sobre todo, “una mayor cautela a la hora de gastar”, por un aumento
de la “incertidumbre estructural”, tras haber sufrido varias
crisis (la de 2008 a 2012, la pandemia y la crisis de la energía y la alta
inflación tras la guerra de Ucrania), que lleva a los europeos a ser “más prudentes
en el gasto” y ahorrar más para afrontar el futuro.
En el caso de España, el mayor aumento en la tasa de
ahorro tiene su origen en el fuerte aumento de la renta bruta disponible:
alcanzó la cifra de 1.027.715 millones de euros en 2024, +8,7% que en 2023, según
el INE. Y de estos ingresos, se destinaron al consumo 889.060
millones (+7,1%), otros 71.734 millones a la inversión (+6%) y se
ahorraron 139.900 millones, un 23% más que en 2023. Eso significa que hemos
ahorrado el 13,6% de la renta disponible, mucho más que antes de la
pandemia (8,5% en 2019) y también más que a lo largo de este siglo (8,6% de
ahorro entre 2000 y 2019).
Este fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia
se
debe a varios factores. Uno, clave, porque ha aumentado mucho el empleo
(+1.881.000 empleos creados desde 2019) y también han subido los sueldos
de estos trabajadores, aumentando su capacidad de gasto y ahorro. Dos, porque
han aumentado los pensionistas y el importe de su pensión, lo que se
traduce en más ingresos. Tres, que han aumentado las subvenciones y ayudas
públicas (carburantes, electricidad, IVA alimentos…), que suponen ingresos
adicionales para muchos. Y cuatro, que han aumentado las rentas percibidas por depósitos,
acciones, deuda, Fondos y dividendos, así como por alquileres (3 millones
de familias ingresan por las casas que alquilan). Además, la inflación se ha
moderado en 2023 y 2024, lo que ha permitido a las familias un mayor poder
adquisitivo estos años, gastar y ahorrar más.
Hay más ahorro, pero mal repartido, porque
muchas familias siguen con problemas para llegar a fin de mes y no pueden
ahorrar. Así que hay
grandes diferencias en el ahorro, según los ingresos de los hogares:
casi la mitad del ahorro total en España (el 49%) procede del 25% de los hogares
con rentas altas, otro 28% del ahorro procede del 25% de hogares con rentas
medias-altas, un 21% adicional viene del 25% de hogares con rentas medias-bajas
y sólo el 2% del ahorro lo aportan el 25% de hogares con rentas bajas,
según
un estudio de CaixaBank Research.
Otro factor que explica la desigualdad en el ahorro es la
edad: son las generaciones de 65 a 74 años (los jubilados) los
que explican el fuerte aumento del ahorro en España tras la pandemia, según CaixaBank
Research. Y también ahorran más los autónomos que los asalariados. Así,
si el ahorro global de los españoles ha crecido un +4,6% desde 2019, los que
tienen entre 65 y 74 años han ahorrado un +6,4%, mientras que los
menores de 35 años sólo han aumentado su ahorro un +5,8% y los que tienen entre 35 y 44 años lo
aumentaron un +3,3%. Los expertos consideran que las generaciones
mayores ahorran más para afrontar posibles problemas de salud y para ayudar
a hijos y nietos. También una parte de los inmigrantes ahorran más, para
enviar remesas a sus paises de origen: desde España se enviaron
10.183 millones de euros al extranjero en 2024, según
el Banco de España.
El FMI alerta que es la primera vez que crece el
ahorro, en España y en Europa, en un contexto que no es de crisis,
con un cierto crecimiento y una fuerte creación de empleo (y con una inflación
por debajo del 3%). Lo atribuyen a una
falta de confianza de los consumidores en el futuro, a que
mantienen una elevada incertidumbre, a pesar de que no estamos ya en crisis
(incluso España crece más que antes de la pandemia). Esta alta tasa
de ahorro provoca que crezca menos el consumo de las familias, que
aporta más de la mitad del crecimiento de los paises. En definitiva, más
ahorro equivale a menos consumo y a menos crecimiento. Y tampoco
ayuda este ahorro a la inversión, otro motor de la economía (muy débil
en Europa), porque la mayor parte está “inmovilizado”
en cuentas y depósitos bancarios o en deuda, inversiones poco productivas.
Pero parece que este contexto de ahorro fuerte,
en Europa y en España, va a seguir en 2025, según
prevé CaixaBank Research, que apuesta porque las familias ahorren este año
casi lo mismo que el pasado (un 13% de su renta disponible, frente al
13,6% en 2024). Y esa previsión está hecha antes de conocer los
aranceles de Trump, que han enturbiado todas las previsiones económicas
y podrían provocar inflación y recesión. Dos amenazas que llevarán a muchas
familias (las que pueden) a gastar menos y ahorrar más en 2025. Y eso
llevará a muchos paises a un menor crecimiento y a crear menos empleo.
La clave ahora es “hacer de la necesidad virtud” y aprovechar
esta alta tasa de ahorro, en Europa y en España, para financiar
el salto hacia adelante que necesita Europa para modernizarse y
competir en el mundo. El gran objetivo es “desviar”
parte de los 11 billones de euros que los europeos mantienen en cuentas y depósitos
bancarios (percibiendo unos mínimos intereses) a la inversión, conseguir
que una gran parte del ahorro de las familias se dirija a financiar la
inversión europea a largo plazo.
Para lograrlo, España y otros 6 paises europeos
(Francia, Alemania, Italia, Paises Bajos, Polonia y Luxemburgo) están
trabajando en aprobar una nueva Cuenta europea de inversión, para
que los ahorradores europeos dirijan ahí una buena parte del ahorro ahora
improductivo, para lo que contemplan ofrecerles un trato fiscal muy favorable y
una alta rentabilidad, armonizando las distintas rentabilidades europeas. Con
una parte del ahorro europeo en esta nueva Cuenta europea se podrían
financiar parte de las inversiones necesarias en digitalización, transición
energética y Defensa y Seguridad. Y evitar la fuga de ahorro europeo a Estados
Unidos: cada año, 300.000 millones de euros de financiación europea
emigra a USA para comprar acciones de empresas tecnológicas o deuda pública.
Actualmente, España y los otros 6 paises promotores están
estudiando
diversas iniciativas europeas para captar ahorro (desde la cuenta de
ahorro en Suecia al plan de Francia para
invertir en cotizadas o la compra de deuda en Italia), para configurar una Cuenta
europea de inversión que sea atractiva para los inversores, un producto de
inversión “paneuropeo” perfectamente identificable y que permita a los ahorradores
saber dónde está su dinero. El objetivo es tener diseñada esta nueva
Cuenta europea de inversión para junio
y lanzarla al mercado este otoño, para financiar parte de los múltiples
proyectos de inversión que tiene previstos la Comisión Europea para “dar el
salto” y competir mejor en el mundo.
En resumen, que las crisis nos han hecho más
ahorradores (los que pueden) y eso hace que cada año dejemos de gastar
un porcentaje mayor, “por si vienen mal dadas” en el futuro. Y 2025, con la
incertidumbre de los aranceles y la guerra comercial de Trump, lo normal es que
el ahorro vuelva a subir, en España y en Europa. Este menor consumo puede
frenar algo el crecimiento, pero el
alto ahorro puede utilizarse para financiar las inversiones que necesitan Europa
y España para modernizar su economía y ser más competitivos. Para
conseguirlo, hay que ofrecer seguridad y rentabilidad a los ahorradores. Ahorro
hay.
Europa es un continente que ahorra bastante, sobre todo los paises ricos del centro y norte. En 2024, los europeos ahorraron el 14,41% de su renta bruta disponible, aumentando su tasa de ahorro de 2023 (13,67%), según Eurostat. Se ha superado con creces la tasa de ahorro que teníamos los europeos antes de la pandemia (12,30%), aunque luego se disparó en 2020 (al 17,20% de la renta disponible) por los confinamientos y la crisis. En el caso de la zona euro (20 paises), la tasa de ahorro fue mayor: un 15,30% de la renta disponible, otro récord desde la pandemia (18,70% en 2020). Y esta alta tasa de ahorro en la zona euro contrasta con la baja tasa de Estados Unidos, donde ahorraron la tercera parte que en la zona euro (el 5,2% de su renta disponible). En general, los estadounidenses ahorran menos y gastan más, comprando más fuera (alto déficit comercial) y endeudándose : tienen una deuda pública y privada de las más altas del mundo, que financia el ahorro del resto del mundo.
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jueves, 17 de abril de 2025
La publicidad dispara el juego online
En 2024 se batieron todos los récords del juego por
Internet: 35.092 millones de euros, 4 millones jugados cada hora, 6
veces más que en 2013. Y son ya 2
millones los jugadores habituales,
la mayoría jóvenes. El Gobierno aprobó en 2021 un Decreto para
restringir la publicidad del juego online, pero las empresas recurrieron y el
Supremo les dio la razón en abril de 2024, quitando las restricciones.
A partir de ahí, las empresas del juego multiplicaron su gasto en
publicidad y marketing, disparando el juego online. Y ha crecido la “adicción”
al juego, incluso entre los menores. Ahora, el Gobierno intenta frenar
esa publicidad, aprobando otra vez restricciones en la Ley de la Agencia
Estatal de Sanidad (que volverá a debatirse, tras el veto del PP y Junts) y
en la Ley de protección a menores en el entorno digital (prohíbe las “cajas
botín” en los videojuegos). Urge aprobar ambas Leyes y frenar la publicidad y el juego
online, convertido en una “droga digital” para los jóvenes. Enrique Ortega
El juego online sigue disparado y en 2024 volvió a batir todos los récords: se jugaron 35.092 millones de euros (4 millones cada hora), un 10% más que en 2023 y más de 6 veces lo jugado en 2013 (5.673 millones), el primer año completo en que el juego online fue legal (se legalizó en España en junio de 2012) y casi el doble que antes de la pandemia (19.026 millones en 2019). Y el juego online sigue ganando cuota en el mercado global del juego (11,5% del total), aunque todavía tiene menos peso que en otros paises, por la mayor tradición española del juego presencial (Lotería, quinielas, sorteos, bingos y casinos, más locales de apuestas y máquinas de juego en bares y locales varios).
La facturación del juego online (las cantidades
jugadas menos los premios) también se ha disparado, alcanzando un récord: 1.454,5
millones de euros en 2024, +17,6% que en 2023 (la facturación ha
crecido más que lo jugado, señal de que bajan los premios). Las empresas del
juego facturan ya el doble que antes de la pandemia (748,24 millones
en 2019) y 6,3 veces más que en 2013 (229 millones). Eso explica que cada año
haya más operadores con plataformas de juego online: son
80 las empresas autorizadas por la Dirección General del Juego (DGOJ),
de ellas 53 españolas y el resto 22 multinacionales británicas radicadas en Malta (paraíso fiscal), 3 de
Bulgaria, 1 de Italia y otra de Finlandia.
El gran salto en cantidades jugadas y en facturación ha sido
posible porque crecen año tras año los jugadores online: en 2024 se rozaron los
2
millones de jugadores “habituales” (el doble que en 2015),
con 3.830.045 cuentas activas (+26% que en 2023). La mayoría de estos
jugadores online habituales son jóvenes:
el 32,6% (534.335 jugadores) tienen entre 18 y 25 años y otro 32,8% tienen
entre 26 y 35 años. Estos jugadores “habituales” gastan de media 736 euros
al año (783 los hombres y 500 las mujeres), sobre todo en juegos de casino
online (61,34% de lo jugado), en apuestas de todo tipo (el 29,28%), póquer
online (9,12%) y bingo online (4,19%), según
la DGOJ. El 80,14% de los jugadores pierden (-1.270,2 millones en
2023), el 18,93% ganan (321,98 millones) y menos del 1% restante se quedan
igual, con lo que las empresas ganan 1.205,2 millones brutos (en 2023),
una cifra a la que hay que restar gastos y marketing para estimar sus
beneficios.
Precisamente, el gasto en marketing y publicidad es “la
gasolina” que alimenta el juego online, junto al creciente uso de
Internet de los españoles, sobre todo de los jóvenes, que tienen muy fácil
jugar y apostar a cualquier hora, en cualquier lugar y de forma privada. En
2024, las
empresas del juego “han echado el resto” en sus gastos de marketing:
gastaron 526,3
millones de euros, +30,36% que en 2023. La mayor parte se dirige
a pagar “bonos” a los jugadores, un “gancho para atraerlos: si se
registra, le dan 100 euros para jugar (por ejemplo) siempre que él ponga otros
100). Ahí se gastaron el año pasado 261,52 millones (+30,83% que en 2023). La
2ª partida es la
publicidad directa, en webs, redes
y otros canales, a la que destinaron otros 203 millones (+37,3% que en 2023). Y
luego sumamos 56,31 millones gastados en afiliados (lo que se paga a
Webs e internautas por promover su plataforma de juego) y 5,45 millones más en patrocinio,
generalmente deportivo.
¿Por qué se ha disparado la publicidad del juego en 2024? La explicación está en una sentencia
del Tribunal Supremo, del 4 de abril de 2024, que anuló las
restricciones a la publicidad online contempladas en el Real Decreto
958/2020, que establecía limitaciones a la publicidad del juego,
desde mayo y agosto de 2020: prohibición de que los famosos hicieran publicidad,
limitaciones a los anuncios del juego en las Webs, Google y buscadores,
plataformas de vídeos o redes sociales, limitando además el envío de mail y las
campañas de bonos y captación de jugadores. Pero las empresas del juego
recurrieron a los Tribunales y el
Supremo les dio la razón, básicamente porque las restricciones “carecen
de cobertura legal” (se hicieron por Decreto y debían haberse hecho por
Ley) y porque consideraban que “no es posible limitar toda la
publicidad con alcance general a todo un medio ante la eventualidad (sic)
de que pueda ser utilizado por menores”.
La “chapuza del Real Decreto (propuesto por el
ministro Garzón) y la sentencia favorable del Supremo han
dado “alas” a las empresas del juego, que dispararon su gasto en
publicidad en 2024: de gastar 41,78 millones el primer trimestre
pasaron a 50,39 millones en el 3º y a 66,85 millones en el 4º (+32,65%), con un
salto histórico en diciembre (gastaron 27,31 millones en publicidad, +61,5% que
un año antes). Y eso ha “alimentado” el gran salto del juego online,
en cantidades y jugadores. Un estudio
de la Universidad de Oviedo concluye que el gasto en marketing aumenta
las cuentas que se crean, las cuentas activas, el dinero que se deposita en
ellas y las cantidades jugadas. Además, este
estudio revela que el gasto en promociones (bonos para atraer
jugadores y dinero para afiliados) es más eficaz que el gasto en
publicidad. Y además, que es especialmente eficaz cuando se dirige a
poblaciones vulnerables, como jóvenes y jugadores más activos. Encima, la
Inteligencia Artificial (IA) está siendo muy utilizada
por las empresas del juego, tanto para atraer jugadores como para conseguir que
se “enganchen” más al juego, con nuevas ofertas.
Ya en 2021, la
Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) alertó de que “el juego
online se ha convertido en la principal causa de ludopatía entre los menores de
26 años”, aportando el testimonio de médicos y profesionales, que llevan
años advirtiendo del aumento de la ludopatía entre los menores y de que
cada vez hay chavales más jóvenes enganchados al juego : algunos hablan ya de “la
heroína online”. En octubre
de 2023, un
informe de prevalencia elaborado por la Dirección General del Juego (DGOJ)
ponía cifras al grave problema de la ludopatía en los jóvenes que juegan
online: el 12,5% tienen algún problema de adicción. Eso suponía 176.837
jóvenes de 18 a 25 años con problemas por el juego online. Un porcentaje
que sube entre los que juegan a la ruleta online (23,3% jugadores
tienen problemas), o al póquer online (20% con problemas).
Pero si preocupa la adicción al juego online de los jóvenes,
más preocupante es el creciente juego online de los menores,
aunque esté prohibido (usan la tarjeta de los padres y otros “trucos”): el
10,7% de los adolescentes de 14 a 18 años han jugado online (17,1% los chicos),
según
la Encuesta ESTUDES 2023, elaborada por Sanidad. Esos son 282.282
menores que reconocen que juegan. La edad en que se inician al juego por
Internet ha bajado a los 14,7 años. Y lo más preocupante: el 23,5% de los
adolescentes (14-18 años) que jugaron en 2023 presentan rasgos de un posible “juego
problemático”. Son nada menos que 66.336 menores que juegan y tienen
problemas. Y que, según los expertos, tienen muchas probabilidades
de convertirse en “adictos al juego” cuando sean mayores de edad.
La principal vía de entrada de los menores al juego es el
móvil, pero también los videojuegos, donde se ha
detectado que el 24% de los jugadores menores (de 15 a 17 años) utilizan
las “cajas botín” para obtener recompensas en el juego
a cambio de dinero. En 2021, 3 de cada 10 jóvenes gastaron dinero
dentro de los videojuegos para mejorar su posición, personaje, accesorios o
imagen, al margen de la compra inicial. Es una entrada al juego de los
adolescentes por la puerta de atrás de los videojuegos, lo que preocupa
a los expertos. Por eso, en enero de 2023, el
Parlamento europeo aprobó una Resolución que insta a Bruselas a
legislar sobre las “cajas botín” en Europa, después de que EE. UU. haya
sancionado a Fortnite por “usar patrones oscuros para fomentar compras no
deseadas, sobre todo en menores y adolescentes”. El Gobierno Sánchez aprobó
en julio de 2022 un anteproyecto de Ley para regular las “cajas botín” en
los videojuegos, pero quedó fuera por el final de la Legislatura. Y aún
no se ha vuelto a aprobar.
Frente a este panorama, un juego online que bate récords y atrapa
a los jóvenes, el Gobierno Sánchez ha tratado de “enmendar” el error del
Decreto sobre la publicidad de 2020, introduciendo nuevas
limitaciones en una Ley que tiene poco que ver, la Ley que crea
la Agencia Estatal de Salud Pública. Una Ley que ha tenido “mala suerte”,
por cierto: se aprobó por primera vez en agosto de
2022 (con Carolina Arias de ministra), pero luego decayó por la
anticipación electoral. Volvió a aprobarse en Consejo de Ministros en
enero de 2024 (con Mónica García) y contaba con el apoyo de la mayoría para
ser aprobada en el Congreso el pasado 20 de marzo de 2025. Pero el PP se enfadó
con la Mesa por no querer votar enmiendas a otra Ley (de Seguridad Alimentaria)
y cambió su voto, vetando
(con Junts y Vox) la aprobación de la
Agencia de Salud Pública.
Este 8 de abril, el Consejo de Ministros ha
aprobado por 3ª vez la Ley que crea la Agencia Estatal de Salud Pública,
que quiere aprobar por vía de urgencia, en dos meses. De conseguirlo, en esta
Ley se
incluyen limitaciones a la publicidad del juego online: limitaciones a la
publicidad en Webs, buscadores, redes e influencers, más prohibición a campañas
de personajes famosos y limitaciones para la captación de clientes, vetando
promociones y descuentos y forzando a las empresas a reforzar las medidas para impedir
el juego de menores. Además, el Gobierno Sánchez aprobó
el 25 de marzo la Ley orgánica para proteger a los menores en entornos digitales,
obligando a los móviles a disponer de “control parental” y limitando
el acceso de los menores a las “cajas botín” de los videojuegos.
Ahora falta que estas dos Leyes se aprueben de verdad en el
Congreso y el Gobierno disponga de recursos legales para frenar la publicidad
del juego y el acceso de los menores. Los expertos, médicos y ONGs están preocupados de la cantidad de jóvenes y
menores con problemas de adicción. De hecho, el juego patológico se
ha convertido en la
3ª enfermedad mental que más suicidios provoca, tras el
trastorno bipolar y la depresión. Y con un problema añadido: la
sanidad pública carece de medios para tratar la ludopatía, desde los
médicos de familia a los especialistas y hospitales, con sólo 3 Unidades
especializadas en grandes hospitales para tratar las adicciones del
juego.
Los expertos y ONGs que atienden a ludópatas (cada vez más
jóvenes) insisten en que hay
que tomar medidas más eficaces para frenar esta pandemia del
juego, sobre todo online. Por un lado, habría que lanzar Campañas de
concienciación sobre el juego (como se hace con el tráfico, el tabaco,
el alcohol o las drogas), incluyéndolo en la formación de Colegios,
Institutos y Universidades. Y por otro, habría que reforzar la sanidad
pública, con especialistas y unidades especializadas conta la ludopatía,
aumentando también las ayudas a las ONGs que atienden a los ludópatas.
Todo ello podría financiarse con una pequeña parte de los impuestos pagados
por el juego: casi 1.700 millones ingresados en 2024 (sólo 176
millones del juego online), que reciben casi en su totalidad las autonomías.
Conclusión: tenemos
un grave problema con el juego online en España,
especialmente entre los jóvenes y menores, que utilizan el juego en
solitario (en el móvil o en los locales del barrio) para evadirse de sus
múltiples problemas y “tentar a la suerte”, perdiendo casi siempre y enganchándose
muchas veces, generando problemas sociales y mentales que afectan
gravemente a sus familias, sin recibir apoyo sanitario ni ayudas, salvo de las
ONGs. Hay que tomárselo en serio, como la droga o el alcohol, y frenar
esta” epidemia del juego”.
El juego online sigue disparado y en 2024 volvió a batir todos los récords: se jugaron 35.092 millones de euros (4 millones cada hora), un 10% más que en 2023 y más de 6 veces lo jugado en 2013 (5.673 millones), el primer año completo en que el juego online fue legal (se legalizó en España en junio de 2012) y casi el doble que antes de la pandemia (19.026 millones en 2019). Y el juego online sigue ganando cuota en el mercado global del juego (11,5% del total), aunque todavía tiene menos peso que en otros paises, por la mayor tradición española del juego presencial (Lotería, quinielas, sorteos, bingos y casinos, más locales de apuestas y máquinas de juego en bares y locales varios).
Por todo ello, la “adicción” al juego online crece
imparable, como el juego. Lo preocupante es que el juego online crece
sobre todo entre los jóvenes. En 2023, 2 de cada 3 jugadores online (el
65,4%) tenían menos de 35 años: 1.072.732 jugadores de los 1.637.408
españoles que jugaron en 2023, según el Informe de la Dirección General del
Juego (DGOJ). Eso significa que hay 172.000 jóvenes más jugando online
que en 2019, (+20%). Pero lo más llamativo es que quienes más se han
“enganchado al juego online son los más jóvenes: 534.335
jóvenes de 18 a 25 años (1
de cada 7 jóvenes con esa edad) jugaron
online en 2023, un +41% que en 2019 (378.798 jugadores
de 18 a 25 años), según la DGOJ.
Así que el juego online “engancha” a los jóvenes, sobre todo a los menores
de 25 años, muy vulnerables, que gastan lo poco que tienen (o se lo quitan
a su familia) para jugar.
Etiquetas:
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