Mostrando entradas con la etiqueta Orange. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Orange. Mostrar todas las entradas

lunes, 15 de enero de 2024

Subida telecos y pelea por Telefónica

Movistar sube hoy sus tarifas de móviles e internet, como hizo Vodafone el 1 de enero y harán después los demás. Es el 10º año consecutivo de subida de tarifas, entre 28 y 40 euros al mes desde 2015, un aumento (+38%) muy superior al del IPC y los sueldos. Mientras, las telecos tienen “una gran movida” en España: esperan que Bruselas autorice la fusión de Orange y MásMóvil (anunciada hace año y medio), un fondo británico es el nuevo dueño de Vodafone y un Fondo saudí se ha convertido (sin previo aviso) en el primer accionista de Telefónica, la empresa que controla las comunicaciones de nuestras Fuerzas armadas y de seguridad. Por eso, el Gobierno ha reaccionado, aprobando la entrada del Estado en Telefónica (10%) y promoviendo un frente de accionistas españoles (con BBVA y la Caixa), para salvaguardar una empresa estratégica, como hicieron Alemania, Francia o Italia, accionistas de sus grandes telecos. Son “movidas” que revolucionan el sector, aunque las subidas de tarifas seguirán.

                 Enrique Ortega

Otro año más, nos suben las tarifas del móvil, internet y TV de pago. Hoy 15 de enero, Movistar  aplica la subida a sus 22,8 millones: entre 1 y 3 euros más al mes, según tarifas (y un 1 euro adicional en los contratos con TV de pago). Una subida media del +3,1%, inferior a la aplicada a principios de 2023 (entre 6 y 13 euros, un +6,18%). Como ya ocurrió en la subida de 2023, en esta de 2024 no hay una mejora de servicios, no se amplía a cambio ni la velocidad de conexión ni los datos. Y se justifica por el aumento de la inflación y costes. Otra teleco, Vodafone, ya subió el 1 de enero las tarifas a sus 11 millones de clientes: entre 0,70 y 4,30 euros más al mes, una subida media del +4,38% (inferior al 8,1% que subió Vodafone sus tarifas en 2023). Mientras, Orange no ha anunciado una nueva subida, aunque ya el año pasado se desmarcó y aumentó sus precios en marzo de 2023, dos meses después que Movistar y Vodafone. Y además, está pendiente de que Bruselas apruebe su fusión con MásMóvil, que en 2023 no subió tarifas (aunque sí las subió a finales de 2022 al 20% de sus clientes). Y Digi no va a subir tarifas este año, como tampoco lo hizo en 2023.

La subida de este año 2024 es la 2ª que no se justifica por una mejora de servicios (“más por mas”: más velocidad o más datos), como tampoco la de 2023, sino por la subida costes de las operadoras. Vodafone ya cambió sus contratos en 2022 para introducir una clausula de revisión automática anual de tarifas, según la subida del IPC entre octubre del año anterior y septiembre de cada año. Y también Movistar ha incluido una clausula para subir las tarifas por tres posibles motivos: subida del IPC, cambios normativos o aumento de costes del servicio (energía, licencias, impuestos). Eso sí, Movistar da la opción a sus clientes de darse de baja sin penalización, mientras Vodafone establece que los clientes con permanencia deben pagar una penalización si se dan de baja.

Con estas subidas de enero, es ya el 10º año consecutivo en que las telecos nos suben el precio del servicio. Las subidas empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una batalla salvaje por el recién liberalizado mercado de las telecomunicaciones. En estos 10 años, las tarifas de las telecos por los servicios de móvil e Internet (más TV de pago) han subido entre 28 y 40 euros al mes desde 2015, lo que supone que ahora pagamos entre 336 y 480 euros más al año, lo que significa que pagamos casi el doble por estar conectados, aunque no nos demos cuenta porque han sido muchas pequeñas subidas consecutivas. Una subida media global del +38,1% desde 2015, muy superior a lo que ha subido la inflación en estos años  (+23%) y mucho más de lo que han subido los salarios (+16,86 subieron los convenios).

Lo peor no es que llevemos 10 años pagando más por utilizar los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una política de tarifas “de locos”, que perjudica a los clientes antiguos “fieles” en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas de entrada al cambiarse de compañía. Lo que sucede desde 2015 es que los clientes antiguos sufren subidas anuales (+38,1% en 10 años), mientras las mismas telecos se dedican a lanzar “ofertas low cost” a través de segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Un “doble rasero” que ya hemos visto en las aseguradoras: subidas anuales a los clientes antiguos y ofertas a mitad de precio a los clientes nuevos. Y así pagamos 85 euros al mes por un paquete de móvil e Internet (y más de 100 euros con fútbol), mientras esa misma teleco (a través de sus marcas low cost: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 38 euros (y menos incluso) un servicio básico de móvil e internet…

Esta locura de tarifas (y las “ofertas” por Navidad o verano, que complican aún más el mercado) es fruto de la tremenda competencia entre las telecos, tanto entre las cuatro grandes (Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil) como entre ellas y las nuevas operadoras (Digi, Finetwork, Avatel o Adamo), que no tienen casi red y alquilan las de las grandes telecos para competir con ellos, aprovechando que tienen menos costes e inversiones. Esto provoca una espectacular “fuga de clientes” entre las telecos: en 2021, las tres grandes (Movistar, Orange y Vodafone) perdieron 1,5 millones de clientes y en 2022 perdieron otro millón, según los datos de la CNMC), en beneficio de Más Móvil y Digi. Y en 2023, los datos provisionales indican que Vodafone perdió 598.000 clientes, Movistar otros 273.000 y Orange 176.000, ganándolos  MásMóvil (+57.000) y sobre todo la rumana Digi (+598.000 clientes), que ya supera los 6,1 millones de clientes.

Esta guerra de tarifas y la fuga constante de clientes ha hundido las cuentas de las principales telecos en España: las compañías tienen más clientes (varios contratos por persona), cada vez más conectados, pero ingresan menos que hace una década: la facturación del sector se ha reducido un -25%, cayendo de un máximo de 44.080 millones en 2008 a 32.693 millones en 2021. Ingresan menos por cliente, porque las tarifas reales de móviles (por la guerra del “low cost”) han caído un -32% desde 2008, según la CNMC. En 2022, las telecos congelaron sus ingresos por servicios minoristas, que sólo crecieron un 0,96%. Y en 2023, las tres grandes telecos (Movistar, Orange y Vodafone) ingresaron en España 15.734 millones de euros, de enero a septiembre, sólo un 0,2% más que en ese periodo de 2022 (MásMóvil facturó un 3% más y Digi un +30,5%), según la CNMC. Como además de ingresar lo mismo, tienen que invertir en redes, sus beneficios se resienten: Telefónica ganó 2.011 millones (-40%), Orange 1.111 millones (-4%), Vodafone 947 millones (-1,1%) y MásMóvil 1.199 millones (+26%).

Con estas cuentas tan deterioradas, no sorprende que las telecos necesiten subir cada año las tarifas a sus clientes. Además, han buscado otras vías para ajustar sus cuentas. La primera vía, recortar plantillas año tras año, en perjuicio de la atención a los clientes: desde 2002 a 2021, las telecos que operan en España han recortado 38.252 empleos, un 46% de las plantillas. Y no paran. En enero de 2024, Telefónica ha pactado con los sindicatos un ERE para despedir a 3.421 empleados mayores de 56 años, el 21% de la plantilla (tras haber salido 11.000 empleados desde 2015). Y se teme que los cambios accionariales en Vodafone España traigan más despidos este año a su plantilla (4.000 trabajadores), lo mismo que a Orange y MásMóvil tras la fusión. La 2ª vía para ajustar cuentas ha sido la venta de activos, desde redes y clientes a torres de telefonía. La tercera vía, diversificar y meterse en nuevos negocios, para aprovechar sus 54 millones de clientes, a los que intentan vender alarmas, energía, seguros de salud, banca y créditos. Y la cuarta vía son las fusiones, intentar “ganar tamaño” para conseguir “economías de escala” (más ingresos y menos costes).

Las telecos españolas llevan años quejándose de que en Europa hay demasiada competencia, porque los Gobiernos han fomentado la entrada de nuevos operadores (sin red ni inversiones), para forzar a la baja los precios. Y denuncian también que hay demasiados operadores: Europa tiene 98 empresas de telecomunicaciones, mientras EEUU tiene solo 3 grandes (Verizon, T-Mobile y ATT), igual que China (China Mobile, China Unicom y China Telecom) y Japón (Softbank, NTT y KDDI). Y este enorme tamaño de norteamericanos y asiáticos (Verizon tiene 114 millones de clientes y China Mobile 900 millones frente a 40 millones de clientes Deutsche Telecom, la teleco líder en Europa) es lo que les permite ingresar más, invertir más, ofrecer más servicios y competir mejor con Europa. Y encima, en España hay 8 operadores de telecomunicaciones, frente a tres o cuatro en los principales paises europeos.

Por todo ello, las telecos que operan en España llevan años defendiendo las fusiones, mientras la Comisión Europea no las apoya. En 2016, bloqueó la venta de la filial británica de Telefónica, O2, a la china Hutchinson Whampoa. Y ahora, la Comisión Europea está retrasando la autorización de la fusión de Orange y MásMóvil, anunciada en julio de 2022 y pendiente de que Bruselas se pronuncie en febrero, tras varias dilaciones y exigencias. Esta fusión Orange-MásMóvil creará la primera teleco en España, con 31 millones de clientes (el 43% del mercado, por delante del 28% de Movistar y el 22% de Vodafone).

Mientras el sector espera la luz verde a esta fusión, este mes de enero se ha concretado otro cambio importante en Vodafone España, la 3ª mayor operadora (fruto de la compra de Airtel en el año 2000 y de Ono en 2014): ha tomado las riendas de la gestión su nuevo propietario, el fondo británico Zegona, que compró en octubre el 100% de Vodafone España por 5.000 millones, una operación pendiente de aprobar por el Gobierno, la CNMC y Bruselas. Al ser Zegona un fondo de inversión y no una teleco, algunos expertos temen que utilice su control para desmantelar Vodafone (vendiendo redes y clientes), mientras los sindicatos temen más despidos. Y los nuevos gestores anticipan que van a utilizar su marca low cost, Lowi, para promover una política de tarifas más agresiva y recuperar clientes.

En medio de la “movida” por la fusión de Orange y MásMóvil  y el cambio de propietario en Vodafone España, el sector se ha visto impactado por otra compra, la que anunció el 5 de septiembre la teleco saudí STC (controlada por PIF, el Fondo soberano de Arabia Saudí): había comprado (por sorpresa, sin avisar antes) el 4,9% del capital de Telefónica y tenía intención de comprar otro 5%, para convertirse en el primer accionista de la compañía. Esta compra hizo saltar todas las alarmas, en Telefónica y en el Gobierno Sánchez. Primero, porque ya había un precedente “poco edificante”: otro fondo de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Etisalat, compró entre 2022 y 2023 un 14,6% de la multinacional Vodafone, con la intención de controlar el 25%. Y en octubre de 2023, decidió vender la filial Vodafone España al fondo de inversión Zegona. Y segundo y más importante, porque Telefónica es la compañía que presta servicios estratégicos de comunicaciones a las Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas españolas, que ahora controlaría un fondo soberano saudí. No por casualidad, es Defensa quien tiene que autorizar la 2ª compra de STC, el 5% pendiente.

El Gobierno Sánchez decidió apostar por el carácter estratégico de Telefónica y aprobó en Consejo de Ministros, el 19 de diciembre de 2023, la compra del 10% de Telefónica por la SEPI (la empresa pública que controla las participaciones del Estado en empresas públicas como Correos, Navantia, Mercasa, Hispasat o Tragsa y en empresas privadas como Indra, Red Eléctrica, Enagás o Iberia), con lo que el Estado se convertirá en el primer accionista de Telefónica. Algo que, a pesar de las críticas del PP,  sucede ya en otros paises europeos, cuyos Gobiernos controlan su principal teleco, por motivos estratégicos: el estado alemán posee el 13,8% de Deutsche Telecom, el francés controla el 13,4% de Orange y el gobierno italiano aprobó en agosto aumentar al 20% el control público en Telecom Italia. Además, el Gobierno promueve un frente de accionistas españoles en Telefónica, sumando al 10% de la SEPI el 6,03% de la Caixa y Criteria y el 4,87% que tiene el BBVA. En total un 20,9% de capital español, frente al 9,9% de STC (si se autoriza el 5% pendiente), más las participaciones de fondos extranjeros (4,48% de Black Rock, 3,14% de Vanguard Group y 1,95% de Norges Bank).

Este mes de enero, el Gobierno y la SEPI contratarán a un banco para organizar la compra de ese 10% de Telefónica entre inversores y Bolsa, que hoy costaría 2.136 millones (la acción cotiza a 3,71 euros), algo más de lo que les costó a los saudíes (2.000 millones, porque la acción de Telefónica estaba en agosto a 3,68 euros). Y a partir de ahí, el Estado y los inversores españoles pasarán a controlar la gestión de Telefónica, al cumplir 100 años de crearse, el 19 de abril de 1924, durante la dictadura de Primo de Rivera y controlada por la norteamericana ITT. En 1945, Franco nacionalizó Telefónica, que se privatiza después, entre 1995 (Felipe González vende un 10,7%) y 1997, cuando Aznar privatiza el 20,96% restante y pone al frente a directivos afines (Villalonga, Alierta), iniciándose su internacionalización, con 315 millones de clientes en 20 paises.

Como se ve, el sector de las telecos está en medio de “una gran movida” accionarial y de poder, con los Gobiernos europeos intentando promover una independencia estratégica frente a fondos especulativos y multinacionales extranjeras. Todo apunta a que habrá más fusiones y menos empresas ofreciendo servicios, lo que puede ser bueno para competir pero malo para los usuarios: tendremos menos operadores, más fuertes, que impondrán tarifas y condiciones, como se ha visto con los bancos, las petroleras y las eléctricas. Es lo que viene. Y pagaremos lo que nos cobren, porque no podemos vivir sin estar conectados. Cueste lo que cueste.

jueves, 12 de enero de 2023

Las telecos vuelven a subir tarifas

Este viernes, Movistar vuelve a subir sus tarifas y Vodafone las subirá la semana siguiente, mientras Orange las sube el 12 de marzo y MásMóvil las retocó en 2022. Es el 9º año consecutivo que las telecos nos  suben tarifas, ahora sin la excusa de ofrecernos más servicios a cambio: buscan compensar sus mayores costes y las subirán cada año con la inflación. Ahora pagamos un 35% más por el móvil e Internet, pero las tarifas siguen siendo una locura: los clientes antiguos pagan unos 80 euros mensuales (más de 100 con fútbol), pero las mismas telecos ofrecen a los nuevos clientes servicios básicos por 35 euros mensuales. Y esa locura de tarifas ha debilitado sus cuentas: ingresan un 25% menos que en 2008, con más clientes y conectividad. Un callejón cuya salida buscan en las fusiones, pendiente de aprobar este año por Bruselas la de Orange y MásMóvil. Quieren ser menos operadores (4 en vez de 8) y más fuertes, para ordenar mercados y tarifas. Habrá menos competencia y más subidas.

Enrique Ortega

Todo sube y también las tarifas de móvil e Internet. Abre las subidas la teleco líder, Movistar, que aumenta este viernes, 13 de enero, sus tarifas una media del 6,8%, entre 1 y 6 euros más al mes. También suben los paquetes “low cost” de O2, de 30 a 35 euros. En el caso de Vodafone, los nuevos precios entran en vigor el 22 de enero y suponen una subida media del 8,1% (6,5% para los clientes actuales). En sus paquetes, la subida media es de 5,50 euros mensuales y para las tarifas de móvil oscila entre 1,60 y 2,60 euros mensuales. Orange anuncia que subirá sus tarifas el 12 de marzo: 2 euros de media los paquetes de Internet y móvil y 5 euros los que incluyen fútbol.  Y MásMóvil ya subió a finales de 2022 sus tarifas, en algunas marcas (Yoigo, MásMóvil y Virgin), entre 1 y 3 euros mensuales, lo que afectó al 20% de sus clientes. Ambos podrían estudiar nuevas subidas después de que la Comisión Europea autorice su fusión este año.

Esta nueva subida de las telecos es distinta a la de otros años. Por un lado, es el 2º año en que no aplican la justificación del “más por más”: más tarifa a cambio de más velocidad o más datos. Este año, como en 2022, la justificación está en el aumento de costes (energía, personal, transporte, materias primas, equipos, deuda…) y no ofrecen a cambio más servicios. La otra novedad  es que se abre la vía en el contrato a futuras subidas según evolucione la inflación.  Vodafone anunció en agosto que introduce una clausula en sus contratos por la que subirá las tarifas cada año, en el primer trimestre, según lo que haya subida el IPC en el año anterior (entre octubre de un año y septiembre del siguiente). Así que será algo “automático”, como la revisión de alquileres. Es algo que Vodafone ya aplica a sus clientes en Reino Unido y que extenderá a otros paises europeos. De momento, ni Movistar ni Orange o MásMóvil tienen esta cláusula en sus contratos, pero todos parecen a favor del cambio, que evitaría “peleas” y estabilizaría sus cuentas.

Esta nueva subida de 2023 es la 9ª subida consecutiva en las tarifas de móviles e Internet. Empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una lucha salvaje por el mercado de las telecomunicaciones. En estos 8 años anteriores, la tónica de las subidas fue similar: un aumento de precios de 2 a 3 euros al mes, una o dos veces al año (en febrero y verano), con la justificación de que a cambio nos daban “más por más” (más datos y más velocidad), aunque los clientes no lo pedían ni lo necesitaban. Y no quedaba otra opción que “tragar con la subida” y pagar más o cambiarse a otra teleco de la competencia, primero más barata, pero que acababa subiendo igual.

Por este camino, de pequeñas subidas anuales, los paquetes de móvil e Internet han subido entre 27 y 36 euros desde 2015 a 2023. Eso supone que estamos pagando ahora entre 324 y 432 euros más al año por estar conectados que hace 9 años, sin ser muy conscientes de esta subida porque nos la han hecho poco a poco. Una subida media del +35% desde 2015, muy superior a lo que ha subido la inflación estos años (+19,1%) y sobre todo, mucho mayor de lo que han subido los salarios (+13,40% subieron los convenios).

Lo peor no es que cada año nos suban los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una política de tarifas “de locos, que perjudica a los clientes antiguos “fieles” en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas de entrada al cambiarse de compañía. Lo que está pasando, desde 2015, es que los clientes antiguos sufren subidas anuales (+35% en 9 años) mientras las mismas telecos se dedican a lanzar ofertas “low cost” a través de segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Un “doble rasero” que ya hemos visto en las aseguradoras: subidas a los clientes antiguos y ofertas a la mitad de precio a los nuevos. Así, estamos pagando 80 euros al mes de media por un paquete de móvil e Internet (y más de 100 con fútbol), mientras la misma gran teleco (a través de sus marcas “low cost”: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 35 euros un servicio básico de móvil e Internet…

Esta locura de tarifas (y de ofertas en verano o Navidad, para complicar aún más el mercado) es fruto de la tremenda competencia entre las telecos, tanto entre las cuatro grandes (Movistar, Orange, Vodafone y MásMóvil) como sobre todo entre ellas y las nuevas operadoras (Digi, Finetwork, Avatel o Adamo), que no tienen casi red y alquilan la de los grandes para competir con ellos, aprovechando sus menores costes e inversiones. El resultado es que España tiene unas “tarifas escaparate” (las más bajas, aunque no sean las más usadas) de móviles e Internet  que son de las más bajas de Europa, según el Informe DESI 2022 de la UE: Rumanía, España, Polonia, Estonia y Eslovenia, Lituania y Suecia  “tienen los precios más bajos”, por debajo de los de Alemania, Paises Bajos, Irlanda, Austria, Italia o Finlandia  y muy por debajo de los de Bélgica, Francia, Grecia. Claro que habría que dedicar unos minutos al mes para cazar las gangas y cambiarse

Parece que esto es lo que hacen muchos españoles, según los llamativos datos de “fuga de clientes” entre las telecos: en 2021 y 2022, las tres grandes telecos (Movistar, Orange y Vodafone) han perdido 2,5 millones de líneas (clientes), según los datos de la Comisión de la Competencia (CNMC). En 2021 perdieron 1,5 millones y en 2022 han perdido otro millón de clientes: la mayoría son de Movistar (perdió 330.000 líneas de móviles y 298.300 de fibra/Internet)), Vodafone (ha perdido 165.000 líneas de móvil y 111.500 fijas) y Orange (perdió 236.500 líneas de móvil en 2022, pero ganó 47.800 clientes de Internet fijo). Y la teleco ganadora de estas fugas ha sido la rumana Digi (ha ganado 466.000 líneas de móvil y 115.000 líneas fijas y de Internet), ganando más del 60% de los clientes fugados de Movistar y más del 50% de los fugados de Orange y Vodafone. También tuvo un saldo ganador en 2022 MásMóvil (+58.400 líneas móviles y +121.000 líneas fijas y de Internet), aunque pequeño, tras 5 años siendo “la pequeña teleco que robaba más clientes a las grandes”.

Los internautas españoles son “los europeos más proclives a cambiar de teleco”, según una Encuesta realizada por JP Morgan en varios paises. En telefonía móvil, un 44% de españoles se muestra dispuesto a cambiar de operador si le suben los precios (sólo un 17% dicen que no cambiarían), frente a un 40% en Francia, un 33% en Alemania, un 30% en Reino Unido y un 29% en EEUU. Y en banda ancha de acceso a Internet, pasa lo mismo: un 45% está dispuesto a cambiar en España, un 40% en Francia, un 32% en Alemania, un 31% en Reino Unido y un 29% en EEUU. Según este informe, en España hay más “fugas” de clientes porque hay una mayor diferencia de precios entre las telecos y porque hay más competencia: 8 operadores frente a una media de 4 operadores en la mayoría de Europa y USA.  

España, se quejan las grandes operadoras, es el país europeo con más competencia, donde las grandes telecos han visto, año tras año, cómo les roban clientes pequeñas operadoras que ganan tamaño, gracias a un catálogo muy simple (las ofertas de las grandes son un galimatías), precios imbatibles (que además no suben cada año) y un buen servicio de atención al cliente (tienen menos clientes y los atienden mejor que los grandes, que han recortado plantillas). Además, en 2022, los tres grandes operadores han eliminado o subido sus tarifas más asequibles, que ahora rozan los 35 euros mensuales, frente a los 25 euros del paquete básico de Digi, la teleco rumana que lidera el grupo de las nuevas operadoras, con 3,6 millones de clientes de móviles y 746.000 clientes de fibra. Entró en el mercado español en 2008, utilizando la red de Telefónica, y ha aprovechado sus crecientes ingresos para crear una red propia en las zonas más rentables (más pobladas), con ofertas sencillas y baratas, apoyada en una amplia red de empleados (5.500). Este año, Digi podría dar un salto, si la Comisión Europea fuerza a Orange y MásMóvil a vender una parte de su red a cambio de autorizar su fusión, red que podría comprar Digi. Y se repetiría la historia de MásMóvil, que se convirtió en el 4º mayor operador gracias a que, en 2015, se autorizó la fusión de Orange y Jazztel con la condición de que vendieran parte de su red (que compró MásMóvil…).

Junto a Digi, hay otros tres operadores sin red, que podrían crecer en los próximos años “robando clientes” a los tres grandes (Orange-Mas Móvil, Movistar y Vodafone). El 5º mayor operador es Finetwork, creado en 2015 en la zona de Villena (Alicante), que utiliza la red de Vodafone y tiene ya 875.000 clientes de móviles y 200.000 de fibra, tras una fuerte apuesta por los patrocinios en el deporte (Federación de Fútbol, Betis…). Le sigue Avatel, surgido en 2011 en la zona de Marbella y Mijas (ofrece cobertura móvil con Movistar), con un nicho de mercado en el litoral mediterráneo y que cuenta ya con 400.000 clientes. Y el 7º operador es Adamo Telecom, controlado por el Fondo francés Ardian, surgido en 2016 y que apuesta por una cobertura propia de fibra rápida en las zonas rurales de 14 autonomías (en paralelo ofrece servicios móviles de 4G a través de MásMóvil).

Esta múltiple oferta ha provocado una continua “guerra de tarifas” que ha hundido las cuentas del sector, que son “otra locura: las grandes telecos que operan en España tienen cada vez más clientes, más conectados, pero ingresan menos que hace una década: la facturación del sector se ha reducido un 25%, cayendo de un máximo de 44.080 millones en 2008 a 32.693 millones en 2021. La explicación es que “ofrecen más por menos”: el índice de precios de los servicios de telecomunicaciones ha caído un -23% en los últimos 20 años (mientras el IPC subía +50%). Y las tarifas de móviles han caído un -32% desde 2008, según la CNMC. Esa caída de ingresos se suma a que en esta última década han tenido que multiplicar sus inversiones, tanto en ampliar la red de fibra como en desarrollar el 4G y el 5G (5.000 millones), a costa del capital y de multiplicar su deuda. El resultado es que sus ingresos son mediocres y también sus beneficios (2021): 3.377 millones Telefónica, 1.251 Orange, 957 Vodafone y 949 Más Móvil. Y por eso, cae año tras año su valor en Bolsa.

Para “salir de este bucle”, las telecos han buscado diversos caminos. Uno ha sido recortar gastos, sobre todo reduciendo plantillas, lo que notamos los clientes en una peor atención (como pasa con la banca): desde 2002 a 2021, las telecos que operan en España han recortado 38.252 empleos, un 46% de las plantillas. Otra vía seguida ha sido vender activos, sobre todo torres de telefonía (a Cellnex y American Tower), y alquilar redes (a competidores), Un tercer camino, emprendido en los últimos dos años, ha sido diversificar el negocio, abrirse a nuevas actividades, aprovechando que tienen 54 millones de clientes a los que intentan ahora “vender otras cosas” : alarmas (Movistar, Yoigo, Vodafone), energía (luz y gas), seguros de salud, banca (Orange Bank) y créditos (MásMóvil)… Y en su negocio, buscan obtener más rentabilidad del Internet de las cosas, donde ya rondan los 10 millones de clientes, sobre todo empresas, operadores de logística, flotas, energías renovables, agricultura, gestión de aguas y residuos, un nuevo negocio con el mayor potencial.

Pero todas estas vías son insuficientes, no bastan para que las telecos levanten cabeza y sean un negocio con los beneficios de otros sectores muy rentables que también tienen millones de clientes (eléctricas, petroleras o bancos). Por eso, llevan años quejándose de que el problema está en que hay demasiada competencia, que hay demasiados operadores, que compiten sin haber invertido en redes, porque los Gobiernos han fomentado su existencia. Y creen que es un problema de toda Europa, aunque agravado en España: el continente tiene 98 empresas de telecomunicaciones mientras EEUU solo tiene 3 grandes (Verizon, T-Mobile y ATT), como China (China Mobile, China Unicom y China Telecom) o Japón (Softbank, NTT y KDDI). Y ese enorme tamaño de norteamericanos y asiáticos  (Verizon tiene 114 millones de clientes y China Mobile opera con 900 millones frente a 40 millones que tiene la teleco líder en Europa, Deutsche Telecom) es lo que les permite ingresar más, invertir más, competir mejor con Europa  y ofrecer mejores servicios a sus clientes. Y además, en España hay 8 operadores, frente a tres o cuatro en los principales paises europeos.

Sobre esta base, las grandes telecos europeas llevan años pidiendo a la Comisión Europea que cambie de postura y en lugar de prohibir las fusiones (en 2016 bloqueó la venta de la filial británica de Telefónica, O2, a la china Hutchinson Whampoa) las aliente, empezando por autorizar este año la fusión de Orange y MásMóvil, que crearía la mayor teleco en España (43% del mercado), por delante de Movistar (28%) y Vodafone (22%). Y que se faciliten las fusiones en otros paises, para configurar sólo 6 grandes telecos en Europa: Deutsche Telecom, Telefónica, Orange, Vodafone, Tella Sonera (Suecia) y Telecom Italia. Así, reiteran, podrían invertir más y competir mejor con las telecos USA y asiáticas, en beneficio de los europeos. Todo apunta a que ahora, las fusiones son imparables. Y con ellas, tendremos menos operadores, más fuertes, que nos impondrán tarifas y condiciones, como se ha visto con las eléctricas, petroleras y bancos. Es lo que viene. Y pagaremos lo que nos cobren, porque no podemos vivir sin estar conectados. Cueste lo que cueste.

lunes, 7 de febrero de 2022

Las telecos suben tarifas y buscan fusiones

Hoy 7 de febrero, Movistar sube 3 euros sus tarifas a los clientes antiguos, algo que también harán Orange y Vodafone. Es el 8º año consecutivo de subidas en las tarifas de móvil e Internet. Pero la novedad ahora es que no ofrecen más gigas o más velocidad a cambio (“más por más”) sino que lo justifican en un aumento de costes e inversiones. Porque las telecos tienen un grave problema: sus ingresos están estancados o caen (-4% en 2021), por culpa de una “guerra de tarifas” que les lleva a tirar precios para ganar clientes que compensen los que pierden (cientos de miles), intentando recuperarse con subidas a sus clientes antiguos y despidos (3.822 en 2021). Ahora buscan una salida con las fusiones: ganar tamaño para ser rentables. Vodafone podría fusionarse con MásMóvil y hay “un baile de fusiones” en Europa. Aquí pasaremos de 4 a 3 grandes telecos, que serán más fuertes para imponernos nuevas subidas. Es lo que hay.

Enrique Ortega

Este es el 8º año consecutivo en que suben en España las tarifas del móvil e Internet. Empezaron a hacerlo en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una tremenda lucha por el mercado de las comunicaciones. En estos 7 años anteriores, la tónica de subidas ha sido similar: un aumento de tarifas de 2 a 3 euros al mes, una o dos veces al año (en febrero y verano), con la justificación de que a cambio nos daban “más por más: más datos (Gigas) y más velocidad, aunque los clientes ni lo pedían ni lo necesitaban. Y no quedaba otra opción que “tragar con la subida “y pagar más o cambiarse a otra teleco de la competencia, que hacía subidas parecidas.

Ahora, en 2022, Movistar inicia las subidas de este año, aumentando 3 euros al mes (desde el 7 de febrero) la tarifa mensual a los clientes de Fusión. Y además, el 18 de febrero, subir á 1 euro al mes tres de las cuatro tarifas de líneas móviles adicionales (solo se mantiene la tarifa ilimitada). Y también suben 2 euros sus tarifas sólo móvil (contrato 2 y XL). La novedad de estas subidas es que Movistar no ofrece a cambio ninguna contrapartida (ni más datos ni más velocidad), como hizo en las subidas anteriores (el cliente antiguo sólo podrá recibir un nuevo Smartphone, como los nuevos, siempre que esté ligado a la teleco 36 meses). Ahora, la justificación de la subida es “el aumento de costes y la necesidad de invertir en redes y en ciberseguridad”. Vamos, que nos suben para arreglar sus cuentas. Es lo mismo que ya dijo Vodafone en julio de 2021, al justificar su última subida.

Ahora, se espera que Vodafone y Orange suban también sus tarifas en unos meses, porque sus cuentas lo necesitan. Año a año, parece que lo notamos menos, pero si recopilamos estas subidas veremos que estamos pagando entre 24 y 33 euros más al mes que en 2014 por la tarifa convergente que tenemos (un paquete que incluye telefonía fija y móvil, Internet fijo y móvil y, muchos, también TV de pago). Eso supone que estamos pagando entre 288 y 396 euros más al año por la factura de comunicaciones que en 2014, sin ser muy conscientes de  esta subida. Una subida media del +29% en estos 8 años, muy superior a lo que han subido el conjunto de los precios (+12,7% de subida del IPC) y nuestros salarios (+11,99% han subido los convenios).

Al final, tras este rosario de subidas anuales, España está en una posición intermedia en Europa en cuanto al coste del móvil e Internet: ocupamos el puesto 12 entre los 27 paises UE, según el informe DESI 2021, con tarifas más baratas que la media europea, paises nórdicos, Portugal y la mayoría de paises del Este pero más caras que las tarifas de móvil e Internet en Italia, Alemania o Francia. Según otra estadística relativa a 2020, la de Eurostat, España tiene unas tarifas de “comunicaciones” un 21,5% más caras que la media de Europa: un índice 121,5, por encima de Alemania (120,2), Portugal (118,1), UE-27 (100), Francia (97,2) e Italia (81,2). Y sólo tienen tarifas más caras Holanda (índice 124,8), Bélgica (170,9), Grecia (173) y Noruega (180,1).

El problema ya no es sólo que cada año nos suban las tarifas de móviles e Internet sino que los usuarios sufrimos una política de tarifas “de locos, que perjudica a los clientes antiguos fieles en beneficio de los clientes que no se conforman y cambian de compañía. Lo que está pasando, desde hace años, es que los clientes antiguos sufren subidas anuales mientras las mismas telecos se dedican a lanzar “ofertas low cost”, directamente o a través de segundas marcas, con las que “tiran los precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los cientos de miles que les “roban” cada año las nuevas telecos. Un “doble rasero”: subidas a los clientes antiguos y ofertas a la mitad de precio a los nuevos.

Parece una estrategia “suicida” (tratar peor al cliente que más paga”), pero es el resultado de una “guerra de precios” sin sentido que las grandes telecos libran desde hace año con los nuevos operadores ((“virtuales”), que no tienen redes y alquilan las suyas (las de Movistar, Orange y Vodafone) para competir con ellos y quitarles clientes. Y además, se quejan ante la Comisión de la Competencia (CNMC) que les han obligado a abrir y alquilar sus redes (que les han costado elevadas inversiones) a precios demasiado bajos. Por eso critican que los Gobiernos han fomentado la competencia, facilitando la entrada de nuevos operadores, para rebajar precios en las comunicaciones a costa de las cuentas de los grandes.

Esta “estrategia de precios” tiene dos consecuencias. Una, la fuga constante de clientes: los nuevos operadores, sin red y con pocos costes, ofrecen ofertas “low cost” imbatibles que les llevan a quitar clientes a las grandes telecos. En 2020, hubo 6,2 millones de cambios en los contratos de móviles y 2,1 millones en Internet fijo, según la CNMC. Y en 2021, se esperan otros 6,7 millones de cambios en los contratos de móviles (sumaban ya 6,1 millones hasta noviembre, según la CNMC). A falta de que se publiquen oficialmente este mes, la previsión hecha por Xataka es esclarecedora: Movistar habrá perdido -493.000 clientes de móvil y -164.000 de Internet banda ancha, Vodafone -249.000 de móvil y -164.000 de Internet fijo, y Orange perderá -233.000 clientes de móvil y -102.000 de banda ancha. Y enfrente, la rumana Digi habrá ganado +360.000 clientes de móvil y +88.000 de Internet fijo, mientras MasMóvil ganará +342.000 clientes de móvil y +223.000 de Internet fijo.

Y esto es lo que lleva pasando en los últimos años, cuando Movistar, Orange y Vodafone han perdido 1,2 millones de clientes desde 2018. Y eso les ha forzado a volcarse en ofertas “low cost”, para “robar” también ellos clientes y reponer la sangría, utilizando para esta “guerra de precios” a sus “segundas marcas”: O2 en el caso de Movistar, Simyo por parte de Orange y Lowi de Vodafone (y hasta Euskaltel con Virgin Teleco), lanzadas a competir con las marcas de MásMóvil (Yoigo, MásMóvil, Pepephone, Llamaya, Lycamobile y Hits Mobile), con la rumana Digi o con el último nuevo competidor, Avatel, una teleco malagueña que en 2020 dio el salto a Madrid y que ya tiene 150.000 clientes.

Esta “guerra de precios” ha provocado no sólo una pérdida de clientes a las grandes telecos sino también una “sangría” en sus cuentas, estimándose que Movistar, Orange y Vodafone han perdido unos 2.000 millones de ingresos desde 2018. Ya en 2020, los ingresos totales de las telecos (32.211 millones) cayeron un -5,3%, bajando aún más (-6%) los ingresos minoristas (de clientes y empresas).Y en 2021 sigue la mala racha, con otra caída de ingresos de las telecos en el tercer trimestre (7.936 millones) del -4%, según los datos de la CNMC. Movistar ha estancado este año sus ingresos (+0,4% de enero a septiembre), Orange los baja (-4,9%) y Vodafone los sube ligeramente (+1,9% de abril a diciembre), por ingresos extras. Solo crecen y mucho los ingresos de MásMóvil (+22%) y Digi (+28,8%).

Estas preocupantes cuentas explican por qué las telecos vuelven a subir las tarifas a sus clientes antiguos, mientras sigue en la pelea de tirar tarifas para ganar otros nuevos. Y además, las grandes telecos buscan otras vías para recortar costes y aumentar ingresos. La principal, reducir plantillas: redujeron -3.822 empleos en 2021, principalmente Telefónica (2.900 empleados acogidos al Plan de bajas “voluntarias”), Vodafone (442 bajas, 53 de ellas despidos forzosos) y Orange (409 empleados). Esta vía, recortar plantillas para recortar costes y salvar las cuentas, la llevan utilizando las telecos desde 2002: en estos 20 años han recortado 38.252 empleos, un 46% de las plantillas antiguas (tenían 83.034 empleados en 2002 y ahora sólo les quedan 44.782). Un recorte que, como el de la banca, lo notaremos los clientes en una peor calidad en la atención y el servicio.

La tercera vía que usan las telecos para intentar “salvar sus cuentas (además de subirnos las tarifas cada año y despedir empleados) es diversificar su actividad, intentar conseguir nuevos ingresos con nuevos negocios, aprovechando que tienen 54 millones de clientes a los que intentan “vender otras cosas” que no sean telecomunicaciones. Unos lo intentaron con las finanzas, como Orange, que abrió en noviembre de 2019 Orange Bank (que ya tiene 135.000 clientes y 175 millones en depósitos) o como los créditos rápidos que ofrece MásMóvil.  Movistar y Yoigo se han lanzado al negocio de las alarmas. Y casi todos están ofreciendo online seguros, sobre todo los seguros de salud, en el que se ha volcado Movistar. Y Orange ha entrado también a vender electricidad. Se trata de buscar nuevos ingresos, en alianzas con otras empresas, aunque tampoco así salvan sus cuentas.

En los últimos meses, las telecos exploran “una nueva vía de salida”: las fusiones, de las que se habla más ahora que en toda la última década. En España, el pistoletazo de salida lo ha dado la imparable MásMóvil, que en marzo de 2021 lanzó una OPA amistosa sobre Euskaltel, una operación de compra por 2.000 millones de euros que se cerró en agosto de 2021, consolidando a MásMóvil como el 4º mayor operador español, que con 20 millones de clientes (11,3 millones de líneas móviles y 8,89 millones de banda ancha, según los datos a noviembre de la CNMC), se acerca peligrosamente al 3º operador en España, Vodafone, con poco más de 24 millones de clientes (12,46 millones de clientes de móviles y 11,88 de banda ancha). Y los dos están también cerca ya de Orange, que tiene 23,7 millones de clientes (es el 2º operador en móviles, con 12,8 millones de contratos, y tiene 10,97 millones de clientes de banda ancha). Y el líder, Movistar, ha perdido mucha fuerza en estos años, dado que tiene 37,8 millones de clientes (15,95 millones de móviles y 13,81 de banda ancha).

A finales de 2021 arreciaron los rumores de una fusión de MásMóvil y Vodafone España, la filial de la multinacional británica con peores resultados, que ha perdido 900 millones en los dos últimos ejercicios. Ahora, a primeros de febrero, han vuelto las informaciones sobre esta fusión, donde el problema es que la teleco grande no quiere ser comida por la pequeña. Pero parece que no tiene otra salida. En paralelo, Vodafone Italia estudia una fusión con la filial italiana de la francesa Iliad y en Reino Unido aborda  otra fusión con la teleco británica Hutchison Three. Todo ello, en medio de rumores múltiples de fusiones entre las telecos europeas, en especial Vodafone, Telecom Italia (el fondo norteamericano KKR le lanzó en noviembre una OPA que está aún pendiente), Telefónica, la holandesa KPN, British Telecom, Liverty Global (de RU, Holanda y EEUU) o United Internet (el 4º operador de Alemania).

Las telecos europeas apuestan por las fusiones porque creen que ahora son demasiado pequeñas para rentabilizar sus servicios (piensan que si ganan tamaño, ajustan costes y mejoran  márgenes) y, sobre todo, para competir globalmente con las telecos norteamericanas y asiáticas. Y esgrimen este dato: Europa tiene 98 empresas de telecomunicaciones, mientras Estados Unidos tiene sólo 3 grandes (Verizon, T-Mobile y ATT) y China (China Mobile, China Unicom y China Telecom) o Japón (Softbank, NTT y KDDI)  otras tres grandes. Y ese enorme tamaño les permite ingresar más e invertir más en redes y 5G, asegurarse el futuro. La norteamericana Verizon tiene, por ejemplo, 114 millones de clientes y China Mobile opera con 900 millones de clientes, frente a los 40 millones de clientes que tiene la teleco líder europea, Deutsche Telecom.

Las telecos europeas culpan a la Comisión Europea de tener poco tamaño y no poder así competir con los gigantes norteamericanos y asiáticos. Y marcan una fecha como origen del problema: 11 de mayo de 2016, cuando la Comisión Europea bloqueó la venta de O2 (filial de Telefónica), al operador chino Hutchinson Whampoa, operación que reducía de 4 a 3 los operadores de móviles en Reino Unido. El Tribunal de Justicia europeo anuló el veto cuatro años después, pero ya era demasiado tarde. Y por el camino, nadie ha vuelto a atreverse a una fusión, lo que limita del potencial de las telecos europeas, que siguen pidiendo a la Comisión que cambie de política: que en lugar de apostar por aumentar la competencia, dar entrada a más operadores (que lanzan “peligrosas guerras de precios”), faciliten las fusiones, para que las telecos ganen tamaño e ingresos y puedan lanzarse a las inversiones que hacen falta, en redes y 5G (y el futuro 6G). Y creen que para poder competir mejor  con las telecos USA y asiáticas, deberían quedar sólo 6 grandes telecos en Europa: Deutsche Telecom, Telefónica, Orange, Vodafone, Telia Sonera (Suecia) y Telecom Italia.

Los expertos del sector creen que la postura de la Comisión Europea “está cambiando”, que ahora piensan más en la necesidad de fomentar una industria de telecomunicaciones europeas más fuerte, que sea el vehículo de la revolución digital por la que apuestan. Quizás por eso se han multiplicado los rumores sobre fusiones, incluso entre Orange y Vodafone. Y se apuesta porque habrá “varias” en 2022, esta vez con el apoyo de la Comisión Europea. Y una de ellas en España, donde pasaríamos de 4 grandes operadores a 3.

Quizás las fusiones sean necesarias para aumentar la competitividad de Europa cara al futuro digital. Pero lo que es evidente es que si pasamos de 4 a 3 grandes telecos en España (y a sólo 2 en unos años más), las empresas resultantes tendrán más poder para imponernos tarifas y condiciones de servicio. Es algo que ya hemos visto con la banca. Así que ya lo saben: cuando lean que se han aprobado fusiones de telecos, sepan que vienen más subidas en el móvil e Internet. Y más cuando estamos enganchados al móvil y a Internet, casi todo el día, un 94% de los españoles. Es un servicio sin el que ya no sabemos vivir. Cueste lo que cueste.

jueves, 15 de julio de 2021

Telecos: otra subida de móviles e Internet

Hoy 15 de julio, Vodafone vuelve a subir sus tarifas, como lo hará Orange el 1 de agosto. Euskaltel ya las subió el 1 de julio y Movistar el 12 de enero a los clientes y el 11 de abril a los nuevos. Es el 7º año de subidas anuales de las tarifas de móviles e Internet, que han aumentado un 25% desde 2015, mucho más que la inflación o los salarios. Y España es el 4º país con las tarifas más caras de Europa. El problema es que las telecos se dedican a subir a sus clientes mientras bajan sus tarifas “low cost para captar nuevos clientes y evitar fugas. Esta “guerra de precios” lleva a Movistar, Orange y Vodafone a perder mercado y facturación, en beneficio de MásMóvil y Digi. Y Europa tiene 80 grandes telecos poco competitivas mientras USA y China tienen 3 operadores fuertes. Se avecinan fusiones y más subidas, aprovechando que estamos “enganchados” al móvil.

Este es el 7º año consecutivo en que suben en España  las tarifas de los móviles e Internet. Empezaron a hacerlo en 2015, tras las fuertes bajadas de precios hechas entre 2009 y 2014, en medio de una tremenda lucha por el mercado. En estos 7 años, las telecos han subido las tarifas a sus clientes entre una y dos veces al año (generalmente en febrero y julio-agosto), con la excusa cada vez de que ofrecían a cambio más datos o más velocidad (que el cliente no pedía). Es la estrategia del más por más”, a la que los clientes sólo se pueden oponer cambiando de compañía (sin penalización). Pero la mayoría “tragamos con las subidas”, porque sabemos que todos las hacen.

Ahora, la mayoría de las telecos aprovechan el verano (“se nota menos”) para hacer la subida de este año. Hoy 15 de julio entra en vigor la subida de Vodafone (que ya subió sus tarifas el 15 de noviembre): un aumento de 3 euros a todos sus clientes de fibra y móvil, más una subida adicional de 1,5 euros por cada línea móvil adicional. Y el 1 de agosto subirán las tarifas de Orange: un aumento de 2,05 euros mensuales para los clientes antiguos y nuevos que navegan a 600 Mbps (se les sube a 1 Gbps) y 5,05 euros de aumento para las tarifas más caras (clientes nuevos y antiguos). El grupo Euskaltel (la vasca Euskaltel, la gallega R y la asturiana Telecable), ahora propiedad de MasMóvil, ya subió sus tarifas (hasta 5 euros mensuales) el 1 de julio, a cambio de mejoras en velocidad y TV. Yoigo, marca de Mas Móvil, ya subió sus tarifas a nuevos clientes en marzo y Movistar se adelantó a todos, subiendo el 12 de enero las tarifas Fusión a clientes antiguos (entre 2 y 3 euros) y el 11 de abril sus nuevas tarifas Fusión a nuevos clientes (con una subida mínima de 3 euros).

Esta ha sido la tónica de subidas desde 2015: un aumento de tarifas de 2 a 3 euros al mes, una o dos veces al año, lo que da ya una subida mensual de 21 a 30 euros en la tarifa convergente (teléfono fijo y móvil, Internet fijo y móvil y a veces TV de pago) que pagan la mayoría de clientes (el 40% de los hogares españoles tiene contratado ese paquete “quíntuple”). Eso supone un aumento de la factura de nuestros móviles e Internet que ronda el 25% en estos 7 años, cuatro veces más de lo que han subido los precios (+6,2% subió el IPC) y dos veces y media lo que han subido los salarios (+10,52% subida convenios desde 2015). Y que estamos pagando entre 252 y 360 euros más cada año por usar nuestros móviles y acceder a Internet, sin ser muy conscientes de esta subida.

Al final, este rosario de subidas anuales ha provocado que España sea el 4º país de Europa con las tarifas de móvil e Internet más caras, tras Bélgica, Irlanda y Chipre, según los datos de la Comisión Europea para 2019, recogidos en el Informe DESI 2020. Y hemos empeorado, porque en 2018 éramos el 7º país más caro.  En fibra óptica y ADSL, España ocupa el 4º lugar de los paises más caros (tras Bélgica, Holanda y Chipre) y en telefonía móvil también somos el 4º país más caro, tras Chipre, Eslovaquia y Chequia. Sólo mejoramos algo en la comparación del precio de los “paquetes” (telefonía, Internet y TV), donde somos el 6º país más caro, en un ranking liderado por Grecia, Irlanda y Chipre. Con datos de 2020, recién publicados por Eurostat, España tiene unas tarifas de “comunicaciones” un 21,5% más caras que la media de Europa: un índice 121,5, por encima Alemania (120,2), Portugal (118,1), UE-27 (100), Francia (97,2) e Italia (81,2). Y sólo tienen tarifas más caras Holanda (índice 124,8), Bélgica (170,9), Grecia (173) y Noruega (180,1).

El problema no es sólo que cada año nos suban las tarifas de móviles e Internet, queramos o no las “ventajas” (velocidad, datos y TV) que nos venden a cambio. El problema es la política de tarifas que tienen las telecos que compiten en España, “un desmadre” que perjudica a los clientes antiguos en beneficio de los que no se conforman y se dedican a cambiar de compañía. Así, lo que sucede es que los clientes antiguos sufren subidas anuales mientras las mismas telecos se dedican a lanzar ofertas “low cost”, a través de sus segundas marcas, para competir con las nuevas compañías que les roban clientes año tras año. Un doble rasero: los clientes que ya tienen, se les sube la tarifa año tras año, mientras se ofrece a los nuevos cada vez ofertas con más datos y velocidad por la mitad de precio.

Parece una estrategia “suicida” (tratar peor al cliente que más paga), pero es el resultado de la profunda “guerra de preciosque las grandes telecos libran desde hace una década con las nuevas operadoras (“virtuales”), que no tienen redes y alquilan las suyas (las de Movistar, Orange o Vodafone) para competir con ellos y quitarles clientes. Una queja permanente de los grandes ante la Comisión de la Competencia (CNMC), que es quien las ha obligado a abrir las redes y al alquilarlas a precios que consideran demasiado bajos.

El resultado es que, año tras año, los nuevos operadores virtuales (sin red) ganan clientes de las grandes telecos, con ofertas “low cost” imbatibles. Y eso ha provocado que los grandes tengan a su vez compañías “low cost” para competir en estas “guerras”, con tarifas que son la mitad de las que pagan sus clientes habituales. Es el caso de Movistar con O2, Orange con Simyo, Vodafone con Lowi y hasta Euskaltel con Virgin Teleco, lanzadas a competir con las marcas de MasMóvil (Yoigo, MasMóvil, Pepephone, Llamaya, Lebara, Lycamobile y Hits Mobile) o con la rumana Digi.

Veamos dos ejemplos de esta doble estrategia de las grandes telecos. Movistar ofrece su paquete Fusion Inicia por 74 euros (fibra de 300 Mbps, dos líneas móviles y un servicio básico de TV) y en paralelo una oferta con O2 que incluye 500 Mbps y una línea móvil con 30 GB por solo 44 euros. Y lo mismo Orange: tiene su paquete Orange Love sin límite con fibra de 300 Mbps, dos líneas móviles y el servicio básico de TV por 67,95 euros al mes y en paralelo oferta, a través de Simyo, un plan con fibra de 300 Mbps y línea móvil de 25GB por 37,99 euros.

Esta doble estrategia no ha impedido que Movistar, Orange y Vodafone pierdan año tras año cuota de mercado, por la fuga de clientes a las nuevas operadoras virtuales, en especial a MasMóvil y la rumana Digi. En 2020, hubo 6,2 millones de cambios en los contratos de móviles y 2,1 millones en internet fijo, según la CNMC. Y los datos son reveladores: Orange perdió 412.000 líneas móviles, Movistar 266.300 y Vodafone 16.800, mientras MasMóvil ganaba 284.000 líneas móviles, Digi 198.300 y Euskaltel 47.800. Y en el primer semestre de 2021 continúa esta tendencia, según los datos de la CNMC: MasMóvil ha ganado 98.300 clientes, Euskaltel 104.500 y la rumana Digi otros 166.000, con lo que ya tenía en junio de 2021 unos 2,5 millones de clientes de telefonía móvil (ofreciendo la red de Movistar…). En contrapartida, Movistar perdió 266.000 clientes, Orange 126.000 y Vodafone 78.000.

El resultado es que las tres grandes telecos que operan en España (Telefónica, Orange y Vodafone) pierden cuota de mercado año tras año. En telefonía móvil, Movistar ha pasado de una cuota del 29,8% (2018) a 29,4% (2020), Orange del 25,5 al 23,3% y Vodafone del 23,3 al 22%, mientras MásMóvil ha pasado del 12,5% al 17,5% (y el resto del 9 al 8,2% del mercado de móviles), según los datos de la CNMC. En banda ancha fija (Internet hogares), Movistar ha pasado del 40,3% del mercado (2018) al 37,1% en 2020, Orange del 26,7 al 24,5% y Vodafone del 21,5% al 20,2% del mercado, mientras Mas Móvil daba el salto del 4,1% (2018) al 11,9% (2020) y Euskaltel pasaba del 6,6 al 4,2%. Ahora, al haberse aprobado la compra del grupo Euskaltel por MásMóvil, se consolida este cuarto operador, que está ya cerca de superar a Vodafone en clientes de móvil e incluso de Internet.

Al final, las grandes telecos tienen un grave problema: ingresan menos cada año, aunque tengan millones de clientes (hay 55,6 millones de clientes de móviles, más que españoles) cada día más enganchados a Internet. En el 4º trimestre de 2020, los ingresos minoristas de las telecos que operan en España cayeron un 6% (sólo creció la facturación de MasMóvil), aunque crecieron en grandes clientes. Y se da la circunstancia de que los ingresos minoristas de las telecos eran un 28,5% menores en 2020 (23.325 millones) que en 2010 (32.614 millones), cayendo también los ingresos de las telecos europeas (-17%), mientras crecen en USA (+7%). Eso les ha obligado a reforzar su negocio mayorista (empresas y grandes clientes), reducir plantillas, ajustar inversiones y buscar negocios alternativos, como las alarmas o la banca online. Pero el sector tiene un negro futuro, como se ve con su desplome en Bolsa: Telefónica ha pasado de 12 a 3,3 euros por acción, Deutsche Telecom de 17,5 a 14,9, Vodafone de 2,5 a 1,3 euros y Orange de 17 a 10,2 euros por acción.

Las grandes telecos se quejan de que la política española y europea favorece la entrada y competencia (“desleal”, dicen) de pequeñas compañías y deteriora sus cuentas, impidiendo consolidar un sector clave para invertir en redes y en 5G y competir con norteamericanos y chinos. Así, recuerdan que en Europa hay 80 grandes telecos (y en total más de 400), mientras sólo hay 3 gigantes en Estados Unidos (ATT, Verizon y T-Mobile) y otros 3 en China (China Mobile, China Unicom y China Telecom). Por eso piden a la Comisión Europea que facilite las fusiones de telecos (para que haya sólo seis: Deutsche Telecom, Telefónica, Orange, Vodafone, Telia Sonera y Telecom Italia) y fomente las inversiones en redes y 5G, con una política de tarifas más “razonable” (o sea, más caras).

Todo apunta a que Bruselas acabará cediendo y facilitando las fusiones entre telecos europeas y favoreciendo así unas subidas de tarifas que les permitan las enormes inversiones en redes y 5G que hacen falta para competir con los gigantes USA y chinos, así como con los gigantes tecnológicos (Google, Apple, Amazon  y Facebook) . Así que nos espera una década de menos telecos, más poderosas, que nos subirán aún más los precios. Eso mientras la mayoría no usamos los datos y la velocidad que nos cobran y muchos internautas se están dado de baja de paquetes convergentes y se dedican a contratar tarifas “low cost”, sólo con móvil e Internet, a la mitad de precio.

Pero la mayoría ya ni miramos la factura, es como la de la luz: pagamos lo que nos manden, subida tras subida. Y eso, porque no podemos vivir sin el móvil y sin Internet. “Estamos enganchados” y cada día más, según el informe “Digital 2021”, de Hootsuite y We Are Social: somos ya 43 millones de usuarios de Internet en España y navegamos una media diaria de 6 horas y 11 minutos (2 horas diarias en las redes sociales). Y el 94% accede a la Red a través de su móvil. Por eso, pagamos lo que haga falta por estar conectados.