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lunes, 4 de marzo de 2024

España: menos productivos, menos ricos

España creció más que la mayoría de Europa en 2023. Pero ojo, la OCDE acaba de alertarnos de un dato preocupante: la renta per cápita de las familias españolas es menor ahora que en 2007. ¿Cómo es posible? Porque hemos tenido que repartir el crecimiento entre más gente (+3,8 millones) y porque la inflación se ha comido el aumento. Pero hay una causa de fondo: España produce menos por habitante (y por trabajador) que otros 16 paises europeos, la mayoría más pequeños. Somos menos productivos, por 2 motivos: aquí trabaja menos gente y trabaja peor, con menos eficiencia, por culpa de la peor formación, menor tecnología, innovación y digitalización, menos inversión, pequeño tamaño empresas, escaso peso de la industria y la exportación, deficiente gestión empresarial y organización del trabajo, más una falta de financiación y un exceso de burocracia. En marzo, el Gobierno creará el Consejo Nacional de Productividad, para intentar ser más productivos y conseguir así vivir mejor. Una asignatura pendiente desde hace décadas (o siglos). 

                    Enrique Ortega 

España volvió a crecer en 2023 más que la mayoría de Europa: el PIB aumentó un +2,5%, cinco veces el aumento de la UE-27 y la zona euro (+0,5%), por encima de Francia (+0,9%), Italia (+0,7%) y sobre todo de Alemania (cayó un -0,3%), incluso de Reino Unido (+0,1%). Con ello, España se consolida como la 4ª mayor economía de la UE, con una producción (PIB) de 1.462.070 millones de euros en 2023, sólo por detrás de Alemania (4.121.160 millones), Francia (2.639.092 millones e Italia (1.946.079 millones). Y si tomamos toda Europa, seríamos la 5ª mayor economía europea, porque Reino Unido es la 2ª (2.953.557 millones de PIB). A España le siguen, de lejos, Paises Bajos (1.032.841 millones), Polonia (654.594 millones), Bélgica (554.044 millones) e Irlanda (506.582 millones).

Pero este dato del PIB total es engañoso, porque unos paises tienen más población que otros. Por eso, lo relevante es lo que produce cada país por habitante, el verdadero indicador de la renta y la riqueza de cada país. Y aquí, la situación cambia drásticamente: España produjo 30.253 euros por habitante en 2023, un 83% de la media UE-27 (36.419 euros), un 62% que Alemania (48.853 euros per cápita), un 78% que Francia (38.770 euros) y un 91% que Italia (33.075 euros). Pero producimos casi la mitad que Paises Bajos (57.980 euros por habitante) y menos de la mitad que Dinamarca (63.162 euros), Irlanda (97.474 euros) y Luxemburgo (117.468 euros), los 3 paises más productivos de Europa.

Este dato tampoco es el real, porque hay que tener en cuenta la inflación de cada país, para medir el PIB per cápita según el poder de compra. Eurostat no ha publicado el dato de 2023, pero en 2022 España ocupó el lugar 17º en el ranking de producción por habitante, descontando la inflación: produjimos el 86% de la media europea (UE-27), algo más que en 2021 y 2020 (83%), pero peor que antes de la pandemia (91% en 2019) y que en 2017 (93%). Cuando España ingresó en la CEE, en 1986, teníamos un PIB por habitante que era el 76% de la media europea y en el año 2000 rozamos la media (98%), para superarla por primera vez en 2002 (101%), alcanzando nuestro máximo en 2006 (105% del PIB por habitante europeo) y manteniéndonos por encima en 2007 (104%), 2008 (102%) y 2009 (101%). Con la crisis financiera y de deuda, nos dimos un batacazo en 2010 (el PIB por habitante bajó al 96% de la UE-28), para seguir cayendo después, hasta un mínimo en 2020 y 2021 (83%), por la pandemia, que apenas se recuperó en 2022 (86%: la “brecha” con Europa de 1990).

Esto significa que España, aunque sea la 4ª mayor economía de la UE, está por detrás de 16 paises europeos en producción por habitante y renta. En 2022, había 11 paises UE que producían más por habitante que la media UE-27 (índice 100) y por eso son los más ricos, según Eurostat: Luxemburgo (256% del PIB por habitante europeo, porque tiene un alto PIB y poquísima población censada), Irlanda (235%, porque tiene radicadas muchas multinacionales que facturan allí y producen en otros paises), Dinamarca (produce un 136% del PIB medio UE), Países Bajos (130%), Austria (124%), Bélgica (120%), Suecia (119%), Alemania (117%), Finlandia (110%), Malta (104%) y Francia (100% PIB por habitante UE).

Luego hay un 2º grupo de paises comunitarios que están por debajo de la media de productividad de la UE-27 y cuya renta es inferior a la de los paises más ricos, liderados en el puesto 12º por Italia (97% del PIB medio UE, que perdió en 2014) y con España en el puesto 17º (86% del PIB por habitante UE en 2022), tras ser “adelantada” en los últimos años por 5 paises pequeños: Malta (nos superó en 2014 y tiene el 102% del PIB por habitante de la UE-27), República Checa (nos adelantó en 2019 y ahora tiene el 90% del PIB por habitante europeo), Chipre (94%), Eslovenia (90%) y Lituania (89%), tres paises que adelantaron a España en 2020. Y tenemos cerca a Estonia (85%), que superó a España en 2021, quedando más lejos Portugal y Polonia (79% del PIB por habitante UE). En 2023, según los datos del FMI, España habría ganado dos puestos, hasta el puesto 15º del ranking UE-27, adelantando a Lituania y República Checa (dudoso), pero colocándose en el puesto 21º en el ranking mundial de los paises más productivos (y más ricos).

El problema de la menor productividad de España viene de lejos y explica que, aunque crezcamos más, los españoles no lo noten apenas, porque este mayor crecimiento se reparte entre más población y la mayor parte se lo come la inflación. Es lo que revela un reciente estudio de la OCDE: la renta real de los hogares españoles era a finales de 2023 inferior (-2,4%) a la renta que tenían en 2007, antes de la crisis financiera. El PIB ha crecido en 386.531 millones de euros en estos 16 años (+35,93%), pero ha crecido mucho la población española (hay 3.808.250 habitantes más para repartir) y los precios han subido un +39,7% (comiéndose el crecimiento del PIB). Eso explica que la renta real (descontando la inflación) de los españoles haya caído desde 2007 mientras subió un +22% en los 34 paises que integran la OCDE. Junto a España (-2,4%), también cae la renta real en Grecia (-20,9%) e Italia (-6,8%), 3 de los 4 paises que sufrieron los ajustes tras 2010 (pero en Portugal sube un +10,5%). Los paises que han ganado más renta per cápita desde 2007 son Polonia (+65,9%), Hungría (+50,7%), Estados Unidos (+26%), Eslovenia (+23,7%), Dinamarca (+23,2%) y República Checa (+22,3%), junto a Paises Bajos, Finlandia y Alemania (+13%).

Es tremendo: la renta real de los españoles es hoy algo más baja que en 2007. Un dato, como el PIB por habitante frente al resto de Europa (puesto 17º), que refleja que España crece, pero con poco potencial, con poca productividad. ¿Qué pasa? Básicamente hay 2 causas de fondo que explican que seamos menos productivos y por ello tengamos menos renta que dos tercios de los europeos: en España trabaja menos gente y trabajan peor, con menos eficacia y productividad. Veámoslo.

Primero, trabaja menos gente: hay menos personas en edad de trabajar que están ocupadas y creando riqueza (PIB). La tasa de empleo en España (porcentaje de personas de 15 a 64 años ocupadas) era del 65,7% (tercer trimestre 2023), frente al 70,4% en la UE-27, el 77,3% en Alemania, el 74,3% en Francia o el 66,1% en Italia (y el 81,5% en la República Checa o 78,6% en Lituania, por ejemplo), según Eurostat. Este bajo nivel de empleo tiene mucho que ver con nuestro modelo de crecimiento, basado en los servicios y el turismo, en empresas más pequeñas, con poca tecnología y exportación, que crean menos valor añadido y menos empleo. Ojo: si España tuviera la tasa de empleo de la UE-27, tendríamos 2,2 millones de personas más trabajando (y aumentando nuestro PIB por habitante y nuestra renta). Y si tuviéramos la de Alemania, en España trabajarían casi 4 millones más.

Segundo, los que trabajan lo hacen “peor”, son menos eficientes. Un dato lo resume bien: en la eurozona, cada hora trabajada aporta 61 dólares al PIB, frente a 53 dólares en España (-13,11%), según la OCDE. Y esa menor productividad en España acumula una caída del -7,3% del año 2.000 al 2022, mientras en Estados Unidos creció un +15,5%, en Alemania un +11,8% y en Francia un +0,8%, bajando también en Italia (-5,1%), según un reciente estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Esta pérdida de productividad en las últimas dos décadas no se debe a la productividad del trabajo (PIB dividido por horas trabajadas), que ha crecido una media anual del +0,7% (menos que el +1,1% en la UE), sino a la caída de la productividad del capital (valor añadido generado por el capital disponible), que ha bajado un -1,2% anual. Y eso, por el exceso de inversión inmobiliaria, que ha supuesto un lastre para la productividad del capital en España, por el exceso de activos inmobiliarios poco productivos acumulados por las empresas. Y también por la baja inversión de las empresas españolas en “activos intangibles”, claves para aumentar la productividad: I+D+i, software y bases de datos, diseño, imagen de marca, formación y organización y gestión.

Es un mito decir que la caída histórica de la productividad en España se debe al gran peso de los servicios, el comercio y el turismo. En realidad, la caída afecta a casi toda la economía: cayó un -19% frente a Europa (entre 1995 y 2019) en todos los sectores, un -20% en la industria y un -26% en las actividades profesionales y servicios. Y sólo mejoró la productividad en el campo (+14%), según este estudio de Fedea. Y hay una gran desigualdad en la productividad por regiones: superan la media española (índice 100) el País Vasco (122,4), Madrid (119,5), Navarra (113,4), Cataluña (105,1), la Rioja y Baleares (100,9), las autonomías más ricas, y muy por debajo Extremadura (82,2), Murcia (83,5), Canarias (87,7), Andalucía (87,8) y Castilla la Mancha (89,1), según este otro estudio de Fedea.

¿Por qué España tiene menos productividad? La causa que siempre se argumenta es nuestro modelo productivo, el elevado peso en la economía de los servicios (turismo, hostelería y comercio), actividades intensivas en mano de obra y con baja productividad, y el menor peso de la industria. Pero si España tuviera la misma estructura productiva del resto de Europa, seguiríamos teniendo un -10% de productividad, según la Fundación BBVA e Ivie, que señala otro factor que suele esgrimirse, con razón: el menor tamaño de nuestras empresas (exceso de pymes), lo que les dificulta financiarse, invertir e innovar. De hecho, el 80% de las empresas españolas tienen menos de 3 trabajadores y sólo hay 5.273 empresas (el 0,18%) con más de 250 trabajadores. Pero resulta que cuando se comparan las empresas españolas con las alemanas, francesas o italianas, todas producen entre un 10 y un 20% menos, independientemente de su tamaño.

Por eso, estos expertos argumentan otras causas con más peso. La primera y fundamental, la menor formación de los trabajadores españoles y sus jefes. Por un lado, el 48% de la población activa española carece de título universitario o FP y tienen un gran peso los trabajos que exigen poca cualificación. Hay pocos trabajadores con formación tecnológica y capacidades digitales y las empresas españolas, con salarios más bajos, atraen menos “conocimiento”. En paralelo, muchas empresas adolecen de capacidades gerenciales y hay empresarios que gestionan sin la suficiente formación y sin capacidad de organizar equipos, apoyados muchos en el “ordeno y mando” y sin capacidad de innovación organizativa y gerencial.

La 2ª causa, igual de importante, es la falta de tecnología e innovación en las empresas. En España, el gasto en I+D+i se redujo en 2022 al 1,44% del PIB, frente al 2,24% de media en la UE-27. Y esta baja inversión en tecnología es aún menor en las empresas (0,7% del PIB, la mitad que las empresas europeas). Eso conlleva fabricar productos poco complejos, de bajo valor añadido y con un empleo poco estable. Y, además, las empresas invierten poco en digitalización, big data, e-commerce, teletrabajo, redes sociales e inteligencia artificial. Y también en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), además de inversiones en bienes no tangibles (software, bases de datos, marca, diseño…).

Un tercer factor que juega contra la productividad es la caída de la inversión en España, pública y sobre todo privada, desde 2008. Otras causas de la baja productividad se atribuyen a factores institucionales: demasiada economía sumergida (¿20%?), excesiva dependencia de las empresas del crédito bancario (más que en el resto de Europa ), mucha  burocracia (sólo en 2022, el Estado y las autonomías aprobaron 11.000 nuevas normas), barreras de entrada sectoriales y territoriales que reducen la competencia, dispersión normativa en 17 autonomías y dificultades regulatorias y fiscales para que las pymes superen los 50 trabajadores.

Al final, la reflexión es que el crecimiento de España se ha basado en el esfuerzo, en el trabajo (se hacen más horas que en otros paises) y el capital tangible (maquinaria, naves e infraestructuras) más que en el progreso tecnológico, la innovación y la inversión en intangibles (desde la imagen de marca al big data). Urge avanzar por un triple camino: mejorar la productividad del trabajo (empleados mejor formados), mejorar la productividad del capital (invirtiendo en tecnología que permita producir más) y mejorar la organización y gestión de las empresas, para ser más productivos con el trabajo y el capital disponibles. Tareas que exigen cambios de fondo en la enseñanza (de la escuela a la Universidad), en el reto tecnológico y digital, la comercialización y exportación, la organización del trabajo y las políticas públicas, que deben promover la productividad.

Para avanzar en estos retos, el Gobierno anuncia que en marzo creará el Consejo Nacional de Productividad, un organismo que recomendó Bruselas en 2016 y que tienen todos los paises europeos, salvo España, Italia y Estonia. El objetivo será “conseguir empresas más grandes, más productivas y competitivas”. Podría ser un instrumento clave para reorientar la economía y dirigir los 83.000 millones de créditos pedidos por España como adenda al Plan de Recuperación, apoyados por la futura empresa pública de Transformación Tecnológica (SETT), donde se agruparán las participaciones públicas en empresas tecnológicas. Todo hará falta para conseguir que, en las próximas 2 décadas, España sea más productiva, con más empresas competitivas. Nos jugamos mejorar el nivel de vida y acercarnos a la Europa rica. Es nuestra gran asignatura pendiente.

lunes, 11 de abril de 2022

España, más lejos de la renta europea

La guerra de Ucrania y los precios acaparan todas las noticias, por lo que ha pasado desapercibido un dato importante: España, con la pandemia, ha perdido 4 puestos en el ranking europeo de paises que más producen por habitante. Y así, estamos más lejos de la media europea (84 sobre 100) y somos el país nº 18 en PIB por habitante (lo que marca la riqueza de cada país), por detrás de los grandes paises y también de los 6 paises pequeños que nos han “adelantado” en la última década: Malta, Chequia, Eslovenia, Chipre, Lituania y Estonia. ¿Por qué nos alejamos de Europa? Básicamente, porque aquí trabaja menos gente y con menos eficacia, porque somos menos productivos. Recuperar la brecha de riqueza con la mayoría de Europa exige medidas de fondo y tiempo: más formación, más tecnología, más inversión, menos precariedad y empresas más grandes. Modernizar la economía, lo que busca el Plan de Recuperación. Nos jugamos mejorar el nivel de vida y acercarnos a Europa.

Enrique Ortega

España volvió a crecer en 2021 (+5,1%, según el INE), tras la debacle de 2020 (el PIB cayó un -10,8%), por la pandemia. Con ello, el país produjo por valor de 1.205.063 millones de euros (el PIB de 2021), todavía algo menos de la producción de 2019 (1.244.375 millones de euros), que no hemos recuperado todavía (se espera hacerlo a finales de 2022). Así, España se confirma como la 4ª mayor economía de la Unión Europea, muy lejos de Alemania (3.570.620 millones de euros de PIB en 2021), Francia (2.483.616 millones) e Italia (1.205.063 millones). Y la 5ª mayor de Europa, si incluimos al Reino Unido (la 2ª mayor economía, con un PIB de 2.696.216 millones de euros en 2021). Y nos sigue Paises Bajos (860.719 millones), que tiene las tres cuartas partes del tamaño económico de España.

Pero este dato es engañoso, porque unos paises tienen más población que otros. Y por eso, lo importante es lo que produce cada país por habitante, el PIB por habitante, que indica también el nivel de renta de cada país. Y aquí, España ya no es la 4ª mayor economía de la UE sino que ocupa el lugar nº 18 en el ranking del PIB por habitante, según los datos de 2021 adelantados por Eurostat. Y ahí vemos que España, tras la COVID, se ha alejado de la media europea respecto a 2019, se ha alejado de los paises más ricos del centro y norte de Europa y nos han sobrepasado cuatro paises pequeños del este y sur de Europa.

España ingresó en la CEE en 1986 y ese año teníamos un PIB por habitante que era el 76% de la media europea. La incorporación a Europa tuvo costes pero relanzó el crecimiento español, con lo que en el año 2000 ya alcanzamos la producción media de la UE-28 (subimos al 100%, el mismo PIB por habitante). E incluso superamos esa media europea en 2006, alcanzando el 106% de la media UE, manteniéndonos también por encima en 2007 (104%), 2008 (102%) y 2009 (101% del PIB medio UE). Pero con la crisis financiera, en 2010 perdimos la media (bajamos al 96%) y seguimos alejándonos, hasta una distancia máxima en 2013 (tuvimos el 90% del PIB por habitante europeo). Luego nos recuperamos un poco, hasta llegar al 93% en 2017 y bajar al 91% en 2019. Con la pandemia, el alejamiento de Europa fue brusco: 84% de la media europea (PIB por habitante) en 2020 y 2021.

El ranking europeo del PIB por habitante lo encabeza en 2021 Luxemburgo (que tiene el 277% del PIB medio de la UE-27: 32.330 euros por persona), seguido de Irlanda (221% del PIB por habitante europeo, según Eurostat, los dos paises “más productivos” aunque señala que “tiene truco”: en el caso de Luxemburgo, muchos trabajadores son de otro país (lo que baja el denominador de habitantes censado) y en el caso de Irlanda, tiene instaladas muchísimas multinacionales, que producen allí pero se llevan fuera las ganancias. Así que el liderazgo de la producción lo tienen realmente 7 paises del norte y centro de Europa que son los que más producen y por eso, los más ricos: Dinamarca (produce el 133% del PIB por habitante europeo), Paises Bajos (132%), Suecia (123%), Bélgica (122%), Austria (121%), Alemania (119%) y Finlandia (113%). Francia es el 10º país que produce más que la media europea, aunque a distancia de los anteriores (104% del PIB por habitante UE).

Los restantes paises comunitarios tienen una producción por habitante por debajo de la media, destacando en el puesto 12º de Italia (95% de la media, que perdió en 2014). Y España está ahora en el puesto 18 de este ranking, tras ser “adelantada” por 6 paises pequeños del sur y este de Europa: Malta nos superó en 2014 (tiene el 98% del PIB por habitante UE), la República Checa nos adelantó en 2019 (ahora tiene el 92%), Eslovenía (89%), Chipre (88%) y Lituania (88%) nos superaron en 2020 y Estonia (87% de la media UE) nos superó en 2021, según los datos de Eurostat. El siguiente, Polonia (77% de la renta UE) aún está lejos.

Este retraso productivo de España se puede ejemplarizar en este dato: Alemania produce tres veces más que España (3,57 billones de euros frente a 1,20 billones) con menos del doble de población (83,15 millones frente a 47,32 millones de habitantes). En 2021, produjo 42.920 euros por habitante frente a 25.463 euros España. Y lo mismo, aunque menos, Francia (36.500 euros por habitante), Italia (30.130 euros) y la media de la UE-27 (30.113 euros por habitante), así como otros 14 paises europeos, la mayoría mucho más pequeños.

¿Qué pasa? ¿Por qué producimos menos que 17 paises europeos? Básicamente, por 2 causas de fondo, que explican también que tengamos un menor nivel de vida que media Europa: porque aquí trabaja menos gente y trabaja peor, con menos eficacia.

Lo primero, trabaja menos gente en España, hay menos gente produciendo y creando riqueza (PIB). La tasa de empleo de España (porcentaje de personas de 15 a 64 años ocupadas) es del 64% (diciembre 2021), frente al 69,2% en la UE-27, el 76,9% en Alemania, el 67,7% en Francia y el 59,5% en Italia, según Eurostat. Incluso trabaja más gente que en España (en porcentaje) en Malta (76,7%) la República Checa (75,3%), Eslovenia (72,4%), Chipre (72,3%), Lituania (73,2%) y Estonia (75,2%), los 6 paises que nos han “adelantado”. Y ese bajo nivel de empleo tiene mucho que ver con nuestro modelo económico, basado en los servicios, poca industria y empresas con menos tecnología, exportación y productos de menos “valor añadido”, que crean menos empleo. Si España tuviera la tasa de empleo media de la UE, tendríamos 1.614.588 personas más trabajando (y aumentando el PIB y la renta). Y si tuviéramos la tasa de empleo de Alemania, trabajarían 3.757.022 personas más.

Además de tener menos gente trabajando, los que trabajan lo hacen “peor”, con menos eficiencia: somos menos productivos por empleado. De hecho, si vemos el mapa de la productividad en Europa, casi toda España (salvo el País Vasco, Navarra, Madrid, La Rioja, Aragón y Cataluña) está en el 2º nivel más bajo de productividad por empleado (entre 35.000 y 65.000 euros generados), muy por debajo del centro de Europa y los paises nórdicos (+ 80.000 euros por empleado) y que Francia o Italia (70.000 a 80.000 euros por empleado), siendo sólo peor la productividad en la Europa del Este (menos de 35.000 euros por ocupado). Además, como país, España ocupa el puesto 23º en el ranking mundial de competitividad del Foro Económico Mundial, que mide 12 variables, por detrás de 12 paises europeos más competitivos : Paises Bajos, Suiza, Alemania, Suecia, Reino Unido, Dinamarca, Finlandia, Francia, Noruega, Luxemburgo, Austria y Bélgica, por ese orden.

Somos menos productivos que media Europa (y por eso, menos ricos) por 3 causas fundamentales, según este estudio de la Fundación BBVA e Ivie: porque invertimos menos en tecnología, porque tenemos una mano de obra peor formada y porque hay menos inversión (pública y privada). Analicemos estos hándicaps.

El esfuerzo de un país en tecnología e innovación es clave para producir más con la misma ocupación y empresas, para mejorar la productividad. Y España lleva más de una década recortando su inversión en Ciencia (333 euros por habitante frente a 695 euros en la UE-27), que ha pasado del 1,35% del PIB en 2008 al 1,41% en 2021, aumentando la distancia con Europa (que pasó del 1,88% del PIB en Ciencia al 2,32% en 2021, según la Fundación COTEC. Y lo preocupante no es que invirtamos en Ciencia menos que la media europea sino que invertimos casi la tercera parte que Alemania (3,14% del PIB en Ciencia en 2021) y casi la mitad que Francia (2,35%) y menos que Italia (1,53%), nuestros directos competidores. Pero es más llamativo que España gaste en Ciencia menos que paises más pequeños, de la Europa del Este, que nos han “adelantado en el ranking de producción por habitante: Eslovenia (2,15% del PIB en Ciencia), República Checa (1,99%) o Estonia (1,79%). Incluso gastamos menos en Ciencia, en porcentaje, que Portugal (1,58% del PIB) y Grecia (1,49%).

La mayor culpa de este retraso en la inversión en Ciencia (I+D+i) está en las empresas, que gastan en España la mitad que las empresas europeas (0,78% frente al 1,50% en la UE-27). Y además, hay 2.415 empresas españolas menos invirtiendo en Ciencia ahora que en 2009, todas ellas pymes, mientras crece poco la inversión de las grandes empresas. Y con la pandemia y el conflicto de Ucrania, recortan aún más el gasto en Ciencia.

El 2º factor clave para ser más productivos es tener trabajadores bien formados. Y aquí, España también tiene un doble problema. Por un lado, tenemos muchos adultos (25-64 años) con poca formación (el 37,1% no tiene acabada la ESO, frente 17,1% en la UE-22 y el 21% en la OCDE) y pocos con formación intermedia (Bachillerato o FP Grado Medio), un 23,2% en España frente al 37,6% en la UE-22 y el 42,5% en la OCDE, aunque tenemos más universitarios (39,7% en España frente al 37,6% de los adultos en la UE-22 y el 40,3% en la OCDE), según el Panorama de la Educación 2021 de la OCDE. Y además, la mayoría de los jóvenes eligen en España el Bachillerato (64%) y sólo un 36% la Formación Profesional, más dirigida a trabajar, frente al 43% en la UE-22 y un 38% en la OCDE.

La 3ª causa que explica nuestra menor productividad es que España invierte menos, tanto en inversión pública como privada, dos factores que contribuyen a ser más eficientes. En 2019, la inversión total todavía estaba un 10% por debajo de la de 2008, según el BEI. Y en 2020 cayó bruscamente la inversión privada, por la pandemia, mejorando sólo un 4,7% en 2021. Y la inversión pública, aunque ha crecido en 2021, todavía es la mitad que en 2008, porque no se han superado los tremendos recortes en infraestructuras y equipamientos. Y la inversión pública neta (sin contar las subidas para mantenimiento) sigue siendo negativa desde 2012. Y esa falta de apoyo, de la inversión pública y privada, no ayuda a ser más productivos, sobre todo en la mitad sur de España, donde hay más déficit de inversiones.

Hay otras causas que nos restan productividad y riqueza. Una muy importante, destacada por la Comisión Europea, el FMI y la OCDE es la elevada precariedad del empleo en España: tenemos un 25,38% de empleo temporal, frente al 13,2% de media en la UE-27, el 14,1% en Francia, el 16,7% en Italia y el 9,9% en Alemania, según Eurostat. Y está demostrado que los trabajadores con contrato temporal tienen menos incentivos para esforzarse y las empresas dedican menos recursos a formarles, lo que merma su productividad.

Otra causa importante de la menor productividad, también ligada a las empresas, es la organización del trabajo en España: hay poca participación de los trabajadores en la gestión de las empresas, según un estudio de CaixaBank Research. Así, los “jefes” en España ejercen más control sobre sus subordinados (un 41% frente al 24% en Alemania), no encuestan a sus empleados (sólo el 26% de las empresas frente al 51% en Alemania) y apenas se toman decisiones en equipo (un 17%  de las empresas frente al 35% en Alemania). La gestión del “ordeno y mando”, muy afincada en la mayoría de empresas españolas, no ayuda a crear un buen clima laboral y mejorar así la productividad.

Otro factor decisivo que nos resta productividad es que en España hay demasiadas pymes y pocas grandes empresas, que suelen ser más productivas. Según el censo de 2021, tenemos 2.929.722 empresas, de las que el 93,58% son muy pequeñas (sin empleados o con menos de 10), otras 157.103 empresas (5,36%) son pequeñas (de 10 a 50 trabajadores), 25.499 empresas más (el 0,87%) son medianas (de 50 a 249 trabajadores) y sólo hay 5.012 empresas grandes (el 0,17 restante), con más de 250 trabajadores. Eso significa que sólo un 1,04% de todas las empresas españolas tienen más de 50 trabajadores, cuando en Europa son el 1,12% y tienen más empresas medianas. Un estudio de la patronal CEPYME revela que las empresas pequeñas son más vulnerables: cierran antes, se financian peor, venden menos, crean menos empleo, pagan menores salarios, innovan, invierten y exportan menos.

Y todavía hay otros factores que restan eficacia y productividad a España, como la excesiva regulación y burocracia, la dispersión de normas (17 autonomías), la falta de competencia en muchos sectores (electricidad, petroleras, telecomunicaciones, banca…), la lentitud en la Justicia, las dificultades de financiación de las pymes, los mayores costes energéticos y de transporte, la falta de estabilidad laboral o el retraso en la digitalización de la economía.

Ya sabemos por qué somos menos productivos y menos ricos que media Europa, por qué nos han “adelantado” ya 17 paises. Hasta ahora, las empresas trataban de compensar la menor productividad devaluando los salarios, más bajos que en la mayoría de Europa. Pero hay que buscar otra vía para recuperar distancias con Europa. El Plan de recuperación marca el camino, ayudado por Fondos europeos: más formación, más tecnología, más inversión, más industria, más digitalización, menos precariedad laboral, empresas de más tamaño, más incentivos a los emprendedores… Hay que modernizar la economía y dar un empujón para conseguir que trabaje más gente y trabajen mejor. Así viviremos mejor.

jueves, 30 de junio de 2016

España y Europa: 20 años perdidos


Rajoy ha ganado las elecciones repitiendo que España ha crecido más y ha creado más empleo que el resto de Europa. Pero no ha dicho que hoy estamos más lejos de Europa que antes de la crisis: nuestra renta es el 92% de la media europea, cuando en 2007 estábamos por encima de la renta media de los 28, en el 105%. Hemos retrocedido a la distancia que nos separaba de Europa en 1995 y 1996. A lo claro: hemos perdido 20 años en nuestro acercamiento al nivel de vida europeo. Y somos el país 13 de los 28 con menor renta por habitante. La razón es doble: trabajamos menos gente y trabajamos peor que en Europa. Y esto porque tenemos empresas más pequeñas, menos industrias y demasiados servicios, menos tecnología, menos exportadores, menos formación y una economía menos digital. Urge un cambio de modelo económico, para ser más competitivos, y recuperar la distancia perdida con Europa. Debería ser el objetivo de todos para la próxima década.
 
enrique ortega

La reciente historia de España es una dura carrera por acercarnos a Europa, por no perder el tren de su crecimiento y su nivel de vida. En 1930 teníamos un 53% de la renta media de los 15 mayores países europeos, según el histórico economista Julio Alcaide. Con la guerra civil y la II Guerra Mundial, la distancia aumenta hasta el 44% de su renta en 1945. Y a partir de ahí, mejoramos lentamente hasta alcanzar el 59,1% de la renta media europea en 1960, el primer año que empieza a medirlo Eurostat. Y con el desarrollismo español de los 60 y primera mitad de los 70, la distancia con Europa se reduce más, hasta alcanzar el 79,9% de su renta en 1975. Pero llegan las crisis de los 70 y 80 y España ingresa en la UE, el 1 de enero de 1986, con sólo el 71,6% de la renta de los 12 países comunitarios entonces. Vuelven años buenos y en 1992 llegamos a un acercamiento récord: tenemos el 80,9% de la renta media europea. Nueva crisis y nuevo salto en el crecimiento español, entre 1996 y 2007, que nos permite superar la renta media europea (el 101% en 2002) y llegar a un récord : alcanzar el 105% de su renta en 2007.

Pero llega la gran recesión de 2008 y como ya había pasado antes, España cae más que el resto de Europa (también creció más en los años buenos). Y los recortes de ZP y Rajoy hacen el resto. La consecuencia es que España desanda el camino y se aleja de Europa. En 2010 ya estamos por debajo de la media (99% de su renta) y en 2015 teníamos el 92% de su renta (100% la UE-28), según el dato publicado por Eurostat hace unos días. Y la distancia es aún mayor si tomamos el nivel de vida de los 19 países del euro (92 frente a 106%). Con ello, España retrocede a la distancia con Europa que teníamos en 2005 y 2006, cuando tuvimos también el 92% de la renta media europea. O sea, 20 años perdidos.

Con estos últimos datos de 2015, España es el país nº 13 por nivel de renta (PIB por habitante) entre los 28 países de la UE. Estamos muy lejos del nivel de vida de los más ricos: tenemos un 92% de la renta media UE frente al 271% de Luxemburgo (triple renta que España), Irlanda (145% de la renta media UE), Holanda (129%), Austria (127%), Alemania (125%), Dinamarca (124%) y Suecia (123%). Y también lejos de Bélgica (117% de la renta media UE-28), Reino Unido (110%), Finlandia (108%), Francia (106%) e Italia (95% de la renta media UE). Y sólo estamos por delante de la renta de Portugal (77% de la media UE), Grecia (71%), Malta (89%), Chipre (81%) y once paises del Este de Europa.

Esto España como país. Pero a su vez, aquí dentro hay muchas diferencias de renta entre las autonomías. Y así hay 5 regiones españolas que están por encima del 100% de la renta media europea, según datos de Eurostat (2014): Madrid (tiene el 128% de la renta media UE-28), País Vasco (122%), Navarra (116%), Cataluña (111%), Aragón (103%) y la Rioja (102%). Pero las 11 autonomías restantes, más Ceuta y Melilla, tienen una renta por debajo de la media europea. Y todas, salvo Baleares (99% de la renta UE-28) están por debajo de la renta media española (92% de la renta UE-28). Entre el 75 y el 90% de la renta media europea están Castilla y León (89%), Cantabria (86%), Asturias (84%), Galicia (83%), Comunidad Valenciana (82%), Canarias (81%), Murcia y Ceuta (77%) y Castilla la Mancha (76%). Y en el furgón de cola, entre las 50 regiones europeas con menos renta, están Andalucía (70% de la renta media UE-28), Melilla (70%) y Extremadura (65%).

Esto en cuanto a la renta media (PIB por habitante). Pero Eurostat publica otra estadística que indica mejor la riqueza relativa de cada país: la capacidad de consumo per cápita, que tiene en cuenta no sólo la renta sino los precios de cada país, para comparar mejor el bienestar de los europeos. Y aquí, España sale perdiendo: su nivel de consumo per cápita es el 88% de la media europea (en renta era el 92%) y el 88% frente al 105% de los paises euro. También aquí hemos desandado el camino con la crisis, porque en 2007 nuestro consumo per cápita era justo el 100% de la media europea. La capacidad de compra también ha caído respecto a 2007 (pero menos) en Francia, Reino Unido, Italia, Portugal, Grecia e Irlanda, aunque ha subido en Alemania, Bélgica, Austria, Luxemburgo y Dinamarca, paises cuyos ciudadanos tienen ya más capacidad de consumo que antes de la crisis.

En resumen, que estamos más lejos de Europa en riqueza y capacidad de compra. Y aunque la brecha puede mejorar algo en los próximos años porque España pierde población (las estadísticas son en PIB por habitante), será insuficiente para igualarnos. Por eso, el próximo Gobierno, cualquier Gobierno, debería tener como objetivo que los españoles vivieran como el resto de europeos, recuperar el camino perdido. Para ello, tenemos que saber  por qué somos más pobres que 12 paises de los 28 países europeos. Y corregirlo.

¿Por qué tenemos menos renta (92%) que la media de Europa? La causa es doble: porque en España trabaja menos gente y trabajan peor, con menos eficacia. Primero, en España trabajan sólo el 56% de los adultos, frente al 64,9% en Europa (UE-28) y el 73,8% en Alemania, según datos de Eurostat (2014). Eso significa que si trabajaran tantos españoles como en Europa, debería haber 2.678.392 personas más trabajando.  Y si fuéramos como Alemania, deberían trabajar 5.356.785 españoles más. Pero no bastaría con eso: la segunda razón de nuestro retraso es que trabajamos peor, con menos eficacia. Más de la mitad del retraso que tenemos con Europa se debe a la menor productividad de España, según un estudio de la Fundación BBVA e IVIE. A que cada español produce menos por hora: la productividad del trabajo en España era de 31,3 euros por hora trabajada (3º trimestre 2015) frente a 46,1 euros por hora en Alemania, según un estudio de La Caixa. O sea, que cada trabajador español produce dos tercios de lo que produce un trabajador alemán.

Veamos el por qué. Hay dos razones. Una, que en España tienen más peso sectores económicos que exigen más personal y son menos productivos, como la construcción, el comercio, el turismo o la hostelería, y tienen menos peso sectores con más tecnología y menos personal, más productivos. Ello explicaría una parte, la más pequeña (el 17,6%) de la diferente productividad entre España y Alemania, según el estudio de la Caixa. La otra causa es la importante, porque explica el 82,4% de la diferencia de productividad: que España es menos productiva que Alemania en cada sector y empresa, sean los mismos o diferentes.

Y ¿por qué nuestras empresas son menos productivas que las alemanas? Los expertos aportan varias razones. La primera y más importante, el tamaño de las empresas. De las 2.779.146 empresas censadas en España en 2015, el 94,5% eran microempresas (0-9 trabajadores), un porcentaje mayor que en Europa (92,1%) y muy superior al de Alemania (81,8% microempresas), según Eurostat. También tenemos muchas más pymes (10-49 trabajadores) y menos empresas medianas y sobre todo grandes (+250 trabajadores): en España son el 0,1 % del total (3.918 grandes empresas), frente al 0,5% en Alemania (más de 9,000). Y está demostrado que las grandes y medianas empresas son más productivas que las pymes, consiguen más capital y mejor financiación, exportan más y crean un empleo más estable y mejor pagado. Si España tuviera la misma estructura empresarial de Alemania, la productividad de nuestra economía sería un 13% mayor, según cálculos del Círculo de Empresarios. Produciríamos 142.000 millones más al año. Sólo por eso.

Pero hay más razones para que seamos menos productivos (y tengamos menos renta). Otra importante es la tecnología. En España, los recortes en Ciencia (-2.183 millones entre 2012 y 2016) han llevado a que sólo invirtamos el 1,23% del PIB en tecnología, frente al 2% en Europa (y el 2,84% en Alemania). Y este retraso es aún mayor en las empresas privadas: las empresas españolas invierten sólo el 53% del gasto español en tecnología, mientras en Alemania las empresas invierten el 68% del total. Y eso se traduce en lo que fabrica cada país: España fabrica en sectores de baja tecnología (alimentos, calzado y textil) y media (coches, maquinaria), mientras Alemania y los paises europeos más competitivos (y más ricos) fabrican más en sectores de media y alta tecnología, vinculados a grandes empresas.

Otro factor clave es el peso de la industria, que ha caído drásticamente en España (del 39% del PIB en 1977 al 15,5% actual), mientras en Europa supone el 19% (UE-28) y en Alemania aporta el 25% de la producción, con mayor productividad que los servicios o la construcción, que tienen más peso en España. También explica la mayor o menos riqueza que un país consiga exportar más. Y España es el 5º país europeo con menos peso de las exportaciones (el 23,63% del PIB), sólo por delante de Chipre, Grecia, Reino Unido y Francia, pero muy alejado de Alemania (las exportaciones aportan el 39,6% del PIB), Irlanda (51,5%), Portugal (27,8%) y muchos países más pequeños como Bélgica (exportaciones suponen 87,8% del PIB) y Holanda (75,35% del PIB). Y eso pasa porque en España sólo exportan 150.000 de los 2,77 millones de empresas. Y de ellas, menos de 50.000 de forma habitual.

Un factor decisivo de nuestra menor riqueza y productividad es la baja formación de los españoles: un 45% de los adultos (25-64 años) tienen un nivel educativo bajo (sólo con la ESO acabada o ni siquiera) frente al 21% en Europa (UE-21), el 24% de la OCDE o el 14% en Alemania. Y tenemos también menos adultos con formación media (Bachillerato y FP básica), un 22% en España frente a un 48 % en Europa, mientras por arriba estamos a la cabeza en universitarios, un 32% en España frente al 29% en la UE, todo según datos de la OCDE. Y también hay otros factores que juegan en contra de nuestra productividad: los mayores costes financieros (aunque han bajado los créditos a pymes), los mayores costes de la energía (entre un 10 y un 20% superiores) y los mayores costes logísticos y de transportes (además, estamos en “una esquina” de Europa). Eso sí, nuestras empresas pagan menos impuestos “efectivos” que en la mayoría de Europa y pagan salarios más bajos: 15,8 euros por hora trabajada frente a 21,8 euros en la zona euro y 25 euros en Alemania, según Eurostat.

Vistas las causas de que seamos más pobres y menos productivos que la media europea, se puede vislumbrar el camino para recuperar la distancia perdida. Por un lado, hay que conseguir que trabajen más españoles, al menos 3 millones más. Y eso pasa por una política económica que reanime el consumo y la inversión, con un mayor gasto e inversiones públicas, mayores salarios y ayudas a la contratación estable. Por otro, hay que actuar sobre los grandes problemas de fondo que nos restan productividad: conseguir empresas más grandes (facilitar las fusiones), apoyar la reindustrialización, destinar más recursos a la innovación y la tecnología, favorecer la digitalización de las empresas y la economía, fomentar las exportaciones y, sobre todo, invertir en formación y educación, en capital humano.


Son tareas a medio plazo, que exigen un Pacto político y social para caminar todos en la misma dirección: conseguir una economía más competitiva, que crezca más y cree más empleo y riqueza. Que nos acerque a Europa, que no se va a quedar parada esperándonos. Tenemos que forzar el paso para recuperar el retraso en la próxima década. Debería ser un reto de todos, como país.