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lunes, 7 de febrero de 2011

El despilfarro de los medicamentos

El gasto farmacéutico se ha reducido en España en 2010, por primera vez en dos décadas. Pero no ha sido porque pidamos menos recetas. El ahorro se ha hecho por decreto, bajando los precios y los márgenes a los laboratorios y a las farmacias, lo que obligará a algunas a cerrar. Y mientras, el número de recetas sigue creciendo y ya se hacen cuatro millones al día. De ellas, 7 de cada diez son de pensionistas, que no pagan nada y van a la botica con tacos de recetas que han provocado un agujero en las cuentas de todas las autonomías. Y cada año hay 1,5 millones de pensionistas más con medicamentos gratis total. O se toman medidas o esta bola de nieve afectará a la sanidad y los recortes serán más dolorosos.
En 2010, el gasto farmacéutico supuso 12.211 millones de euros, un 2,36% menos que el año anterior y un 22% del gasto sanitario total. El Gobierno ha conseguido esta pequeña rebaja  manu militari: con dos reales decretos, aprobados en 2010, por los que obligaba a laboratorios, distribuidores y farmacias a facturar a la sanidad con un descuento del 7,5%. En total, un ahorro de 2.855 millones, que ha provocado ya 1.000 despidos en los laboratorios y que ha puesto contra las cuerdas a las farmacias pequeñas. Una boticaria amiga me dice que el descuento (lo llama “el impuesto revolucionario”) le supone quitarle unos 700 euros al mes, una cuarta parte de sus beneficios. El Consejo de Farmacéuticos ya ha estimado que 1 de cada 6 farmacias (3.179 de las 21.165), con uno o ningún empleados está en apuros.
El problema es que estos recortes al sector no frenan el problema de fondo: el despilfarro farmacéutico. El número de recetas ha seguido creciendo en 2010 y se acercan a los 1.000 millones al año. Un gasto que se ha triplicado en los últimos quince años. Y la pelota va a seguir creciendo, porque se basa en un sistema perverso: el gratis total. Hoy día, el 68,17% del gasto farmacéutico lo hacen los pensionistas, con su receta roja, y no pagan nada. Y aunque los activos pagamos el 40% de la receta verde, en conjunto, el sistema sólo recibe una aportación del 6,83%. O sea, el sistema paga (pagamos) un 93,17% de los medicamentos.
La pelota es creciente, porque cada año hay un millón y medio más de pensionistas con derecho a ir a la farmacia con su taco de recetas gratis total. Basta hablar con cualquier boticario para que nos cuente el acaparamiento diario, los abusos, los medicamentos que acaban en Ecuador o en Rumanía, las bolsas de medicinas caducadas y sin abrir que se llevan cada día a las farmacias… Miles de millones de euros tirados. Y los médicos poco hacen ante la presión de los pacientes. Y para el año 2060 se van a duplicar el número de pensionistas.
Las autonomías, que financian la sanidad, tratan de frenar esta bola de nieve por dos vías. Una, no pagando a las farmacias por las recetas que les presentan: las autonomías les deben 3.425 millones de euros y para que las boticas no quiebren, los Colegios de Farmacéuticos de toda España han pedido créditos para adelantarles el pago. La otra vía, elegida por Andalucía, Castilla la Mancha y Galicia (además de Navarra y País Vasco) ha sido sacarse de la manga un Catálogo propio de medicamentos a financiar, con lo que el médico podrá recetar una medicina depende de donde uno viva. Una locura que ha provocado un Manifiesto de todo el sector y recursos de Sanidad. Como tercera medida, habrá otro descuento de precios en marzo, la puntilla para el sector.
Todo ello no son más que parches para evitar tomar la única medida efectiva, aunque impopular: que los pensionistas paguen algo por cada receta, el copago. Un euro por receta supondría un ahorro directo de unos 700 millones y podría reducir en un tercio las recetas gratis total, lo que serían otros 3.000 millones de ahorro. Y sobre todo, frenar una bola de nieve que corre el riesgo de comerse a la sanidad pública. Y entonces, el ajuste y el copago sería más duro y más doloroso.