Otro año más, las telecos suben las tarifas de móviles, internet y TV de pago. Empezó Vodafone, subiéndolas el 1 de enero un +3% (menos que el +4,38% de 2024), justificándolo por la subida de la inflación. Es el tercer año que Vodafone aplica su cláusula de “revisión automática anual” de tarifas conforme al IPC, introducida en sus contratos en 2022.Ahora, la subida media es de 1,5 euros al mes por cliente, aunque será mayor en los contratos de fibra y móvil (+2,5 euros mensuales) y menor en contratos de sólo móvil (+0,6 euros). Y como contrapartida, ofrecen regalos y rebajas en suscripciones de antivirus y plataformas.
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lunes, 13 de enero de 2025
Telecos: subida de tarifas y muchos cambios
Hoy 13 de enero, Movistar sube sus tarifas, después
de subirlas Vodafone el día 1 y antes de que suba MasOrange el 27
de enero. Es el 11º año consecutivo en que las telecos nos suben las tarifas
de móvil, Internet y TV de pago, +41,2% de media, casi el doble que la
inflación y los salarios. A la vez, las telecos siguen enzarzadas en su “guerra
de tarifas”, con ofertas hasta de 15 euros mensuales para los que
cambien de compañía. Con ello, sus ingresos se han estancado y
les resulta difícil afrontar nuevas inversiones en redes y telefonía,
obligándoles a reducir plantillas (5.600 despidos en 2024), buscar
nuevos ingresos (alarmas, energía, seguros, banca) y fusionarse: en
2024, MásMóvil absorbió a Orange y creó la 1ª teleco de España,
adelantando a Movistar. Además, los saudíes entraron como tercer
accionista de Telefónica y Vodafone cambió de dueño. Las
“movidas” empresariales seguirán, como las subidas y la “guerra de tarifas”,
ahora por el fútbol y la TV, que es donde ingresan más. Enrique Ortega
Otro año más, las telecos suben las tarifas de móviles, internet y TV de pago. Empezó Vodafone, subiéndolas el 1 de enero un +3% (menos que el +4,38% de 2024), justificándolo por la subida de la inflación. Es el tercer año que Vodafone aplica su cláusula de “revisión automática anual” de tarifas conforme al IPC, introducida en sus contratos en 2022.Ahora, la subida media es de 1,5 euros al mes por cliente, aunque será mayor en los contratos de fibra y móvil (+2,5 euros mensuales) y menor en contratos de sólo móvil (+0,6 euros). Y como contrapartida, ofrecen regalos y rebajas en suscripciones de antivirus y plataformas.
Movistar
sube este 13 de enero sus
tarifas, desde 0,10 céntimos (Mi Movistar base) a 3,10 euros (Mi Movistar Max)
y hasta 4 euros el paquete de TV. Además, Movistar también sube sus
tarifas de fútbol a los bares y locales de ocio. Y justifica
estas subidas (algo mayores que en 2024, cuando subió de 1 a 3 euros mensuales)
en “el aumento generalizado de costes” que ha tenido, especialmente de los
proveedores de TV (Netflix subió sus tarifas en octubre y también han subido el
resto de plataformas). Eso sí, Movistar da opción a sus clientes de darse de
baja sin penalización, mientras Vodafone establece que los clientes con permanencia
deben pagar una penalización si se dan de baja por estas subidas.
Los clientes de MasOrange, la compañía líder tras la
fusión de MásMóvil y Orange (operativa desde abril), también tendrán una subida
de tarifas, a partir del 27 de enero. Los paquetes convergentes Love,
de fibra, móvil y TV, suben entre 2 euros mensuales (los más básicos) y
6 euros (los que incluyen TV y fútbol), mientras su marca Simyo sube entre
2 y 3 euros sus paquetes convergentes. En contrapartida, MasOrange duplicará la
velocidad de la fibra más baja (de 300 a 600 Mbps) e incorporará en todos los
contratos el servicio de ciberseguridad que ofrece el grupo. Las restantes
telecos, como Digi, Avatel, Finetwork o Adamo no se suman a esta subida
anual de las grandes telecos y seguirán con sus ofertas “low cost”.
2025 será el
11º año consecutivo en que las telecos suben las tarifas de
móvil, Internet y TV. Empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas hechas
entre 2009 y 2014, tras la liberalización de las telecomunicaciones. En estos
11 años (contando la subida de 2025), las telecos han subido sus tarifas
mensuales entre 30 y 44 euros de media, con lo que ahora pagamos entre
360 y 528 euros más al año por estar conectados, aunque no nos demos cuenta
porque han sido muchas pequeñas subidas consecutivas (hasta hace poco, dos al
año). En conjunto, las tarifas de móviles, Internet y TV han subido una media
del +41,2% en estos 11 años, casi el doble de lo que han subido los
precios (+26,3%Y y los salarios (+20%).
Lo peor no es que llevemos 11 años pagando más por
utilizar los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una
política de tarifas “de locos”,
que perjudica a los clientes antiguos
“fieles” en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas
de entrada al cambiarse de compañía. Lo que sucede desde 2015 es que los clientes antiguos sufren subidas
anuales (+41,2% en 11 años), mientras las mismas telecos se dedican a lanzar
“ofertas low cost” a través de
segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los
cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Y así pagamos 85 euros al mes por un paquete
de móvil, Internet y TV (más de 100 euros con fútbol), mientras esa misma
teleco (a través de sus marcas low cost: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 38 euros (y menos) un servicio básico de móvil e
internet. Y mientras, hay compañías que “rompen el mercado”, como la rumana Digi,
que sacó en octubre un
Plan de fibra y móvil a 15 euros mensuales (y luego un Plan TV, con
100 canales) a 7 euros más al mes…
Esta “locura de tarifas” y las “ofertas”
habituales en Navidad o verano (que complican aún más el mercado) son
fruto de la tremenda competencia entre las telecos, tanto entre las tres
grandes (MasOrange, Movistar y Vodafone) como entre
ellas y las nuevas operadoras (Digi, Avatel, Finetwork o Adamo), que no
tienen casi red y alquilan las redes de las grandes telecos para competir con
ellas, aprovechando que tienen menos inversiones, costes y personal. Eso
provoca cada año una
espectacular “fuga” de clientes, de las grandes telecos a las pequeñas,
las llamadas “operadoras móviles virtuales”.
En 2023,
Vodafone perdió 598.000 clientes, Movistar otros 273.000 y Orange 176.000 más,
ganándolos MásMóvil (+57.000) y sobre todo Digi (+598.000 clientes). En
2024, las cifras provisionales señalan que “la fuga” se ha
intensificado: Vodafone cedió 518.000 líneas (414.000 contratos de
móvil y 104.000 de banda ancha, Internet), MasOrange perdió 490.000 clientes
(439.000 líneas de móvil y 51.000 contratos de Internet) y Movistar sólo
perdió 82.000 clientes (-122.000 en Internet pero +40.000 contratos de
móviles). Y la gran ganadora fue la teleco rumana Digi: ganó
cerca de 1 millón de clientes (+737.000 contratos de móvil, donde opera
a través de la red de Movistar, con quien renovó contrato por otros 16 años, y +183.000
contratos de banda ancha fija, donde tiene una red propia).
Además de perder clientes, la otra consecuencia negativa
de la “guerra de tarifas” para las grandes telecos es que sus ingresos se
estancan. Los datos son muy explícitos: los ingresos totales se han “estancado”
entre 2017 (34.097 millones de euros) y 2023 (34.631 millones, según la Comisión de
Competencia (CNMC). Y si vemos sólo los ingresos minoristas (de los
clientes particulares), los ingresos percibidos por las telecos han caído, de
25.122 millones en 2017 a 24.336 millones en 2023. Y en 2024, los
ingresos minoristas de las telecos volvieron a caer en el segundo trimestre
(5.509 millones, -2,4%) y en el 3º (5.525 millones, 0,6% sobre 2023), según
los datos de la CNMC.
Y las telecos, con esta caída de ingresos (tremenda en el
negocio minorista), han tenido que afrontar enormes inversiones en redes
de telefonía (5G) y fibra, que han soportado endeudándose. Pero el
estancamiento de la facturación (y su caída “real”, contando la inflación) les
ha obligado a buscar otras vías de salida:
reducir plantillas, vender activos,
buscar nuevos negocios y, al final, fusionarse o vender la empresa para
sobrevivir.
Las telecos son y han sido una fuente de despidos:
sólo en
2024, redujeron sus plantillas en 5.600
empleados: 3.420 salieron de Telefónica, 900 en Vodafone (que hizo el
5º ERE en 11 años, tras la venta a Zegona), 650 personas en MasOrange (tras la
fusión) y otros 674 trabajadores despedidos en Avatel, la 5ª teleco. Pero estos
5.600 empleos suprimidos en 2024 se inscriben en los despidos hechos en la última década, unos
15.000. Y en total, desde la liberalización de 1997, se estima que las
telecos han perdido 60.000 empleos.
La 2ª vía de “escape” a la caída de ingresos es vender
lo que pueden, desde torres de telefonía a redes, además de firmar acuerdos
con telecos competidoras para compartir redes o fibra. La tercera vía ha sido diversificar,
meterse
en nuevos negocios para “sacarles más partido” a sus 54 millones
de clientes: venderles alarmas, energía (luz y gas), seguros de
salud, banca y créditos.
Y la cuarta vía son las ventas y fusiones, con importantes
operaciones cerradas en 2024. La más importante, la
fusión de Orange y MásMóvil (que la absorbió), dando lugar a MasOrange.
La operación se anunció en julio de 2022, pero se ha retrasado mucho por el
permiso de Bruselas, que no
llegó (condicionado) hasta el 20 de febrero de 2024. Y tras la autorización
del Gobierno español (12 de marzo), las dos compañías empezaron a operar
como una sola, MasOrange, el
1 de abril de 2024, consolidándose como la 1ª teleco española, adelantando
a Movistar, con más de 30 millones de clientes (30 millones de líneas móviles,
más de 7 millones de clientes de Internet y más de 2 millones de clientes de TV
de pago. Y un 43% del mercado, frente al 28% de Movistar y el 22%
de Vodafone.
La otra gran operación de 2024 ha sido la venta de
Vodafone a Zegona, un fondo de inversión británico, que compró
en octubre de 2023 el 100% de Vodafone España por 5.000 millones de euros. Otra
operación que se ha retrasado por la autorización de Bruselas, la CNMC y el
Gobierno español, que la
autorizó el 14 de mayo de 2024. Desde el 1 de junio, los ejecutivos
de Zegona gestionan formalmente Vodafone España, imponiendo nuevos despidos (un
ERE a 900 empleados, el 27% de la plantilla) y poniendo en marcha una
agresiva política de tarifas y promociones, que ha frenado pero no impedido
la fuga de clientes.
En 2024 se ha cerrado también la entrada en Telefónica de
la operadora saudí STC (controlada por el Fondo soberano PIF) , anunciada
en septiembre de 2023. Antes de autorizar esta entrada extranjera en
una empresa estratégica, el Gobierno aprobó (diciembre 2023) la
compra del 10% de Telefónica por la SEPI (la empresa pública que
controla las participaciones estatales en empresas privadas), que ha
costado unos 2.000 millones de euros. En paralelo, el 2º accionista de Telefónica,
Criteria CaixaBank, ha
aumentado su participación, del 6,03 al 9,99%, al que se suma el
4,83% del BBVA para asegurar mayoría española (24,82%). Y así, el 28 de
noviembre pasado, el
Gobierno autorizó a la saudí STC a tomar el 9,97% del capital de
Telefónica (ampliando el 4,4% que tiene ahora), lo que la convertirá en el
tercer mayor accionista de Telefónica, con un
puesto en el Consejo.
Con todas estas “movidas”, el sector ha sufrido en 2024 un
gran cambio empresarial, con un
nuevo liderazgo, de MasOrange (MásMóvil, el 4º operador de 2023 es ahora
el 1º), otro intento de “salvar Vodafone España” (tras varios cambios de
gestión y tentativas de venta) y un nuevo rumbo para Telefónica, que ya
no lidera en España y tiene que buscar su hueco en Europa y el mundo, evitando
que su bajísimo precio en Bolsa (cotiza a 3,90
euros por acción, frente a los 30 euros de principios de siglo) le haga presa
fácil de otra OPA (su valor total es bajo: 22.600 millones de euros). Y
luego está la carrera imparable de la
rumana Digi, que opera desde 2008 y que cerró 2024 con 8 millones de
clientes (la tercera parte que Movistar) y una gestión muy agresiva, aunque le
cueste bajos beneficios y un alto endeudamiento.
Y detrás le siguen otros operadores virtuales, con
cuentas complicadas pero que crecen a costa de arriesgadas ofertas “low
cost”. Avatel, la 5ª mayor operadora,
fundada hace 13 años por un pequeño
operador de la Costa del Sol y que ha crecido absorbiendo 155 pequeñas
operadoras regionales, con 1,43 millones de clientes (760.000 de Internet
y 670.000 de móviles). O Finetwork,
la 6ª mayor, propiedad en un 50% de un empresario de Elda (Alicante), que cerró
2024 con 1,3 millones de clientes (1 millón de móviles y 330.000 de Internet), coincidiendo
con el
cese de su consejero delegado. Y Adamo (200.000 clientes), controlada
por el fondo francés Ardian, especializada en instalar fibra en zonas rurales.
Un mercado, las telecos, que sobrevuelan los
fondos de inversión, buscando entrar y salir a corto plazo y conseguir
plusvalías. Y un mercado donde van
a seguir las fusiones, en España y a nivel europeo, porque no salen
las cuentas si las telecos no ganan tamaño y clientes. De hecho, las empresas
se quejan de que hay
98 empresas de telecomunicaciones en Europa, mientras en EEUU, China
y Japón sólo hay 3 grandes, por lo que Deutsche Telecom, líder europea,
tiene 40 millones de clientes, frente a 114 millones Verizon en USA y 900
millones China Mobile. Por eso, piden a la Comisión que facilite las
fusiones europeas y a los Gobiernos que no favorezcan la entrada de nuevos
operadores y limiten la competencia “desleal”.
Pero la “guerra de tarifas” va a seguir.
Incluso las grandes telecos hacen polémicas ofertas “low cost”: en diciembre, Movistar quiso “robar clientes” a Vodafone
ofreciéndoles (sólo a ellos) una tarifa de “todo fútbol” por 44,90 euros, 90
euros menos de lo que costaba al resto (incluidos sus clientes). Ahora,
con ofertas de Internet y móvil a 15 euros, la
gran batalla comercial está en la TV de pago y el fútbol: los
operadores han visto que los usuarios cada vez gastan menos en móvil e Internet,
por lo que los paquetes cuádruples (fijo, móvil internet fijo y móvil) cuestan una
media de 42,10 euros al mes, el precio más bajo desde 2015. Pero con TV de pago
(series, cine y fútbol), el precio medio de los paquetes “quíntuples” es ahora
de 80,3 euros, la tarifa más alta por estos servicios desde 2022, según
la CNMC. Porque dos de cada tres
internautas utilizan plataformas de TV de pago Ahí está el negocio.
Otro año más, las telecos suben las tarifas de móviles, internet y TV de pago. Empezó Vodafone, subiéndolas el 1 de enero un +3% (menos que el +4,38% de 2024), justificándolo por la subida de la inflación. Es el tercer año que Vodafone aplica su cláusula de “revisión automática anual” de tarifas conforme al IPC, introducida en sus contratos en 2022.Ahora, la subida media es de 1,5 euros al mes por cliente, aunque será mayor en los contratos de fibra y móvil (+2,5 euros mensuales) y menor en contratos de sólo móvil (+0,6 euros). Y como contrapartida, ofrecen regalos y rebajas en suscripciones de antivirus y plataformas.
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lunes, 15 de enero de 2024
Subida telecos y pelea por Telefónica
Movistar sube hoy
sus tarifas de móviles e internet, como hizo Vodafone el 1 de enero y harán después los demás. Es el 10º año consecutivo de subida de tarifas,
entre 28 y 40 euros al mes desde 2015, un aumento (+38%) muy superior al del IPC y los sueldos. Mientras, las telecos tienen “una gran movida” en
España: esperan que Bruselas autorice la
fusión de Orange y MásMóvil (anunciada hace año y medio), un fondo británico
es el nuevo dueño de Vodafone y un Fondo saudí se ha convertido (sin
previo aviso) en el primer accionista de
Telefónica, la empresa que controla las comunicaciones de nuestras Fuerzas
armadas y de seguridad. Por eso, el Gobierno ha reaccionado,
aprobando la entrada del Estado en
Telefónica (10%) y promoviendo un frente de accionistas españoles (con BBVA
y la Caixa), para salvaguardar una empresa estratégica, como hicieron Alemania, Francia
o Italia, accionistas de sus grandes telecos. Son “movidas” que revolucionan el sector, aunque las subidas de tarifas
seguirán. Enrique Ortega
Otro año más, nos suben las tarifas del móvil, internet y TV de pago. Hoy 15 de enero, Movistar aplica la subida a sus 22,8 millones: entre 1 y 3 euros más al mes, según tarifas (y un 1 euro adicional en los contratos con TV de pago). Una subida media del +3,1%, inferior a la aplicada a principios de 2023 (entre 6 y 13 euros, un +6,18%). Como ya ocurrió en la subida de 2023, en esta de 2024 no hay una mejora de servicios, no se amplía a cambio ni la velocidad de conexión ni los datos. Y se justifica por el aumento de la inflación y costes. Otra teleco, Vodafone, ya subió el 1 de enero las tarifas a sus 11 millones de clientes: entre 0,70 y 4,30 euros más al mes, una subida media del +4,38% (inferior al 8,1% que subió Vodafone sus tarifas en 2023). Mientras, Orange no ha anunciado una nueva subida, aunque ya el año pasado se desmarcó y aumentó sus precios en marzo de 2023, dos meses después que Movistar y Vodafone. Y además, está pendiente de que Bruselas apruebe su fusión con MásMóvil, que en 2023 no subió tarifas (aunque sí las subió a finales de 2022 al 20% de sus clientes). Y Digi no va a subir tarifas este año, como tampoco lo hizo en 2023.
Otro año más, nos suben las tarifas del móvil, internet y TV de pago. Hoy 15 de enero, Movistar aplica la subida a sus 22,8 millones: entre 1 y 3 euros más al mes, según tarifas (y un 1 euro adicional en los contratos con TV de pago). Una subida media del +3,1%, inferior a la aplicada a principios de 2023 (entre 6 y 13 euros, un +6,18%). Como ya ocurrió en la subida de 2023, en esta de 2024 no hay una mejora de servicios, no se amplía a cambio ni la velocidad de conexión ni los datos. Y se justifica por el aumento de la inflación y costes. Otra teleco, Vodafone, ya subió el 1 de enero las tarifas a sus 11 millones de clientes: entre 0,70 y 4,30 euros más al mes, una subida media del +4,38% (inferior al 8,1% que subió Vodafone sus tarifas en 2023). Mientras, Orange no ha anunciado una nueva subida, aunque ya el año pasado se desmarcó y aumentó sus precios en marzo de 2023, dos meses después que Movistar y Vodafone. Y además, está pendiente de que Bruselas apruebe su fusión con MásMóvil, que en 2023 no subió tarifas (aunque sí las subió a finales de 2022 al 20% de sus clientes). Y Digi no va a subir tarifas este año, como tampoco lo hizo en 2023.
La subida de este año 2024 es la 2ª que no se justifica por una mejora de servicios (“más
por mas”: más velocidad o más datos), como tampoco la de 2023, sino por
la subida costes de las operadoras. Vodafone
ya cambió
sus contratos en 2022 para introducir una clausula de
revisión automática anual de tarifas, según la subida del IPC entre
octubre del año anterior y septiembre de cada año. Y también Movistar ha incluido una clausula para subir las tarifas por tres
posibles motivos: subida del IPC, cambios normativos o aumento de costes del
servicio (energía, licencias, impuestos). Eso sí, Movistar da la opción a sus
clientes de darse de baja sin penalización, mientras Vodafone establece que los
clientes con permanencia deben pagar una penalización si se dan de baja.
Con estas subidas de enero, es ya el 10º año consecutivo en que las telecos nos suben el precio del
servicio. Las
subidas empezaron en 2015, tras las fuertes bajadas de precios
hechas entre 2009 y 2014, en medio de una batalla salvaje por el recién liberalizado
mercado de las telecomunicaciones. En estos 10 años, las tarifas de las telecos por los servicios de móvil e Internet
(más TV de pago) han subido entre 28 y
40 euros al mes desde 2015, lo que supone que ahora pagamos entre 336 y 480
euros más al año, lo que significa que pagamos
casi el doble por estar conectados, aunque no nos demos cuenta
porque han sido muchas pequeñas subidas consecutivas. Una subida media global
del +38,1% desde 2015, muy superior a lo que ha subido la inflación
en estos años (+23%)
y mucho más de lo que han subido los
salarios (+16,86
subieron los convenios).
Lo peor no es que
llevemos 10 años pagando más por utilizar los móviles e Internet, sino que los usuarios sufrimos una
política de tarifas “de locos”,
que perjudica a los clientes antiguos “fieles”
en beneficio de los clientes nuevos, que consiguen mejores tarifas de
entrada al cambiarse de compañía. Lo que sucede desde 2015 es que los clientes antiguos sufren subidas
anuales (+38,1% en 10 años), mientras las mismas telecos se dedican a lanzar
“ofertas low cost” a través de
segundas marcas, con las que “tiran precios” para conseguir nuevos clientes y sustituir a los
cientos de miles que les roban cada año las nuevas telecos. Un “doble rasero”
que ya hemos visto en las aseguradoras:
subidas anuales a los clientes antiguos y ofertas a mitad de precio a los
clientes nuevos. Y así pagamos 85 euros
al mes por un paquete de móvil e Internet (y más de 100 euros con fútbol),
mientras esa misma teleco (a través de sus marcas low cost: O2, Lowi, Simyo) ofrece por 38 euros (y menos incluso)
un servicio básico de móvil e internet…
Esta locura de tarifas (y las “ofertas”
por Navidad o verano, que complican aún más el mercado) es fruto de la tremenda
competencia entre las
telecos, tanto entre las cuatro grandes (Movistar,
Orange, Vodafone y MásMóvil) como entre ellas y las nuevas operadoras
(Digi, Finetwork, Avatel o Adamo), que no tienen casi red y alquilan las de las
grandes telecos para competir con ellos, aprovechando que tienen menos costes e
inversiones. Esto provoca una espectacular “fuga de clientes” entre las
telecos: en 2021,
las tres grandes (Movistar, Orange y Vodafone) perdieron 1,5 millones de clientes y en
2022 perdieron otro millón, según los datos de la CNMC), en beneficio
de Más Móvil y Digi. Y en 2023, los
datos provisionales indican que Vodafone
perdió 598.000 clientes, Movistar
otros 273.000 y Orange 176.000, ganándolos
MásMóvil
(+57.000) y sobre todo la rumana Digi
(+598.000 clientes), que ya supera los 6,1 millones de clientes.
Esta guerra de tarifas y la fuga constante de clientes ha
hundido las cuentas de las principales telecos en España: las compañías tienen más clientes (varios contratos por persona), cada vez más
conectados, pero ingresan menos
que hace una década: la facturación
del sector se ha reducido un -25%, cayendo
de un máximo de 44.080 millones en 2008 a 32.693 millones en 2021. Ingresan menos por cliente, porque las tarifas reales de móviles (por la
guerra del “low cost”) han caído un -32%
desde 2008, según la CNMC. En 2022, las telecos congelaron sus ingresos por
servicios minoristas, que sólo crecieron un 0,96%. Y en 2023, las tres grandes telecos (Movistar, Orange y Vodafone)
ingresaron en España 15.734 millones de euros, de enero a septiembre, sólo
un 0,2% más que en ese periodo
de 2022 (MásMóvil facturó un 3% más y Digi un +30,5%), según la CNMC. Como
además de ingresar lo mismo, tienen que invertir en redes, sus
beneficios se resienten: Telefónica ganó 2.011 millones (-40%), Orange
1.111 millones (-4%), Vodafone 947 millones (-1,1%) y MásMóvil 1.199 millones
(+26%).
Con estas cuentas tan
deterioradas, no sorprende que las
telecos necesiten subir cada año las tarifas a sus clientes. Además, han
buscado otras vías para ajustar sus cuentas. La primera vía, recortar
plantillas año tras año, en
perjuicio de la atención a los clientes: desde 2002 a 2021, las telecos que
operan en España han recortado 38.252 empleos, un 46% de las plantillas. Y no
paran. En enero de 2024, Telefónica ha pactado con los sindicatos un
ERE para despedir a 3.421 empleados mayores de 56 años, el 21% de la
plantilla (tras haber salido 11.000 empleados desde 2015). Y se teme que los
cambios accionariales en Vodafone España traigan más despidos este año a su plantilla
(4.000 trabajadores), lo mismo que a Orange y MásMóvil tras la fusión. La 2ª
vía para ajustar cuentas ha sido la
venta de activos, desde redes y clientes a torres de telefonía. La
tercera vía, diversificar
y meterse en nuevos negocios, para aprovechar sus 54 millones de
clientes, a los que intentan vender alarmas, energía, seguros de salud,
banca y créditos. Y la cuarta vía son las fusiones, intentar “ganar
tamaño” para conseguir “economías de escala” (más ingresos y menos costes).
Las telecos españolas llevan años quejándose
de que en Europa hay demasiada competencia, porque los Gobiernos han fomentado la entrada de nuevos operadores (sin
red ni inversiones), para forzar a la
baja los precios. Y denuncian también que hay demasiados
operadores: Europa
tiene 98 empresas de telecomunicaciones, mientras EEUU tiene solo 3 grandes (Verizon, T-Mobile y ATT), igual que China (China Mobile, China Unicom y
China Telecom) y Japón (Softbank,
NTT y KDDI). Y este enorme tamaño de norteamericanos y asiáticos (Verizon tiene
114 millones de clientes y China Mobile 900 millones frente a 40 millones de clientes
Deutsche Telecom, la teleco líder en Europa) es lo que les permite ingresar
más, invertir más, ofrecer más servicios y competir mejor con Europa. Y encima,
en España hay 8 operadores de
telecomunicaciones, frente a tres o
cuatro en los principales paises europeos.
Por todo ello, las telecos
que operan en España llevan años defendiendo
las fusiones, mientras la Comisión Europea no las apoya. En
2016, bloqueó
la venta de la filial británica de Telefónica, O2, a la china Hutchinson Whampoa.
Y ahora, la Comisión Europea está retrasando
la autorización de la fusión de Orange y MásMóvil, anunciada
en julio de 2022 y pendiente de que Bruselas se pronuncie en febrero, tras
varias dilaciones y exigencias. Esta fusión
Orange-MásMóvil creará la primera teleco en España, con 31 millones de clientes (el 43% del
mercado, por delante del 28% de Movistar y el 22% de Vodafone).
Mientras el sector espera la luz verde a esta fusión, este
mes de enero se ha concretado otro cambio
importante en Vodafone España, la 3ª mayor operadora (fruto de la compra de
Airtel en el año 2000 y de Ono en 2014): ha tomado las riendas de la gestión su
nuevo propietario, el fondo británico
Zegona, que compró en octubre el 100% de Vodafone España por 5.000
millones, una operación pendiente de aprobar por el Gobierno, la CNMC y
Bruselas. Al ser Zegona un fondo de
inversión y no una teleco, algunos expertos temen que utilice su control
para desmantelar Vodafone (vendiendo redes y clientes), mientras los sindicatos
temen más despidos. Y los
nuevos gestores anticipan que van a utilizar su marca low cost, Lowi, para
promover una política de tarifas más
agresiva y recuperar clientes.
En medio de la “movida” por la fusión de Orange y MásMóvil
y el cambio de propietario en
Vodafone España, el sector se ha visto impactado por otra compra, la que anunció el 5 de septiembre la teleco saudí STC (controlada por PIF, el Fondo soberano de
Arabia Saudí): había comprado
(por sorpresa, sin avisar antes) el 4,9%
del capital de Telefónica y
tenía intención de comprar otro 5%,
para convertirse en el primer accionista
de la compañía. Esta compra hizo saltar todas las alarmas,
en Telefónica y en el Gobierno Sánchez.
Primero, porque ya había
un precedente “poco edificante”: otro fondo de los Emiratos Árabes
Unidos (EAU), Etisalat,
compró entre 2022 y 2023 un 14,6% de la multinacional Vodafone, con la
intención de controlar el 25%. Y en octubre de 2023, decidió vender la filial
Vodafone España al fondo de inversión Zegona. Y segundo y más importante,
porque Telefónica es la compañía que
presta
servicios estratégicos de comunicaciones a las Fuerzas de Seguridad y las Fuerzas Armadas españolas, que
ahora controlaría un fondo soberano saudí. No por casualidad, es Defensa
quien tiene que autorizar la 2ª compra de STC, el 5% pendiente.
El Gobierno Sánchez decidió apostar por el carácter
estratégico de Telefónica y aprobó en Consejo de Ministros, el 19
de diciembre de 2023, la
compra del 10% de Telefónica por la SEPI (la empresa pública que controla las participaciones del
Estado en empresas públicas como Correos, Navantia, Mercasa, Hispasat o
Tragsa y en empresas privadas como Indra, Red Eléctrica, Enagás o Iberia), con
lo que el Estado
se convertirá en el primer accionista de Telefónica. Algo que, a
pesar de las críticas del PP, sucede ya en otros paises europeos,
cuyos Gobiernos
controlan su principal teleco,
por motivos estratégicos: el estado alemán posee el 13,8% de Deutsche Telecom, el francés
controla el 13,4% de Orange y el
gobierno italiano aprobó en agosto aumentar al 20% el control público en Telecom Italia. Además, el Gobierno promueve un frente de accionistas españoles en Telefónica, sumando al 10% de
la SEPI el 6,03% de la Caixa y Criteria y el 4,87% que tiene el BBVA. En total
un 20,9% de capital español, frente
al 9,9% de STC (si se autoriza el 5% pendiente), más las participaciones de fondos extranjeros (4,48% de Black Rock, 3,14% de Vanguard Group y 1,95% de Norges Bank).
Este mes de enero,
el Gobierno y la SEPI contratarán a un banco para organizar
la compra de ese 10% de Telefónica entre inversores y Bolsa, que hoy costaría 2.136 millones (la acción cotiza a 3,71 euros), algo más de lo que les costó a los saudíes
(2.000 millones, porque la acción de Telefónica estaba en agosto a 3,68 euros). Y a partir de ahí, el Estado y los inversores españoles
pasarán a controlar la gestión de Telefónica, al cumplir 100 años de crearse, el 19 de abril de 1924, durante la dictadura de
Primo de Rivera y controlada por la norteamericana ITT. En 1945, Franco
nacionalizó Telefónica, que se privatiza después, entre 1995 (Felipe González vende un
10,7%) y 1997, cuando Aznar privatiza el 20,96% restante y pone al frente a
directivos afines (Villalonga, Alierta), iniciándose su internacionalización, con 315
millones de clientes en 20 paises.
Como se ve, el sector de las telecos está en medio de “una gran movida” accionarial y de poder,
con los Gobiernos europeos intentando promover una independencia estratégica
frente a fondos especulativos y multinacionales extranjeras. Todo apunta a que habrá
más fusiones y menos empresas ofreciendo servicios, lo que puede ser
bueno para competir pero malo
para los usuarios: tendremos
menos operadores, más fuertes, que impondrán tarifas y condiciones, como se
ha visto con los bancos, las petroleras y las eléctricas. Es lo que viene. Y pagaremos
lo que nos cobren, porque no podemos vivir sin estar conectados. Cueste
lo que cueste.
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