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jueves, 29 de febrero de 2024

La inflación ha beneficiado a los súper

Los precios se han moderado en febrero, bajando al 2,8%  anual. Con ello, parece cerrarse el ciclo de alta inflación, que ha durado 3 años, el peor 2022 (cuando los precios subieron +6% y hasta +10% en verano). Este ciclo ha beneficiado sobre todo a los supermercados, que ganan cuota de ventas (acaparan el 74,9%), en perjuicio de las tiendas tradicionales, logrando beneficios récord. Y las subidas, sobre todo en los alimentos (17 meses subiendo más del 10%), han cambiado nuestras tendencias de compra: ahora, los consumidores sólo buscan ofertas o marcas blancas y miran más el precio que la calidad o el origen, en perjuicio del campo español. Lo peor es que la inflación ha deteriorado las cuentas de los hogares y comemos peor: menos frutas, verduras, carnes y pescados, sobre todo las familias con menos ingresos. Y hay 550.000 niños que apenas comen carne y pescado. Todavía los alimentos están caros, por lo que seguirá la guerra de precios y ofertas en el súper todo el año 2024.  

                   Enrique Ortega

La inflación en febrero (+ 2,8% anual, la más baja desde agosto), anticipada hoy por el INE, parece confirmar una tendencia, tras los datos de enero (+3,4%), diciembre (+3,1%) y noviembre (+3,2%): la inflación se modera, en el entorno del 3%, donde no estaba desde agosto de 2021 (+3,3% anual). Y parece que se cierra un ciclo de alta inflación, que ha durado casi 3 años, con 13 meses de inflación por encima del 6% (todo 2022) e incluso por encima del 10% (junio, julio y agosto de 2022). Ahora, salvo “sustos” por la energía o los conflictos geopolíticos (Ucrania, Palestina y cierre del Mar Rojo), se espera una inflación moderada en 2024, subiendo entre el 3 y el 3,5%, en España (+3,3%) y en toda Europa (+3,2%).

Pero seguirán caros los alimentos: subieron un +7,4% anual en enero y se han "estabilizado en febrero", según el INE, tras 17 meses subiendo más del 10% anual (entre abril de 2022 y septiembre de 2023). Y eso, porque el cambio climático ha reducido drásticamente muchas cosechas, lo que mantiene precios altos, junto al aumento de costes a los agricultores y ganaderos y la recuperación de márgenes en la larga cadena alimentaria. De hecho, llenar el carrito de la compra subió un +30,8% entre septiembre de 2021 y septiembre de 2023, afectado a 9 de cada 10 productos que compramos, según un estudio de la OCU. Y estiman que, sólo en el último año, la cesta de la compra se encareció un +14,1%, afectando al 90% de los productos que compramos, en especial al azúcar (+66%), zanahorias (56%), cebollas (+40%), arroz (+36%) y aceite (+21%). Si la cesta media de una familia es de 502 euros al mes, estamos pagado 118 euros más al mes que hace dos años (384 euros).

Esta subida en la cesta de la compra no va al campo, a los agricultores y ganaderos, que se quejan de que sus precios no cubren costes en muchos productos y que sus márgenes apenas han subido, que las subidas de precios se quedan por el camino: intermediarios, almacenes de distribución, empresas de alimentación, transporte, grandes distribuidores, supermercados y puntos de venta. El sector y los expertos llevan años pidiendo que el Ministerio de Agricultura publique los datos de la cadena alimentaria, pero no se hace de forma transparente y apenas se han aplicado sanciones a los que compran por debajo de coste o disparan márgenes. Pero hay un Observatorio de Precios, el de la organización agraria COAG, que publica mensualmente la diferencia de precios agrícolas y ganaderos entre origen y destino.

En enero de 2024, el último Informe (IPOD) refleja que los productos agrícolas se venden en destino a una media de 4,17 veces más del precio que se paga en origen. Y en los productos ganaderos pagamos 3 veces el precio de origen. Esta enorme diferencia es casi la misma que hace un año (4,50 veces se pagaban los productos agrícolas y 2,93 veces los ganaderos). Hay ejemplos “sangrantes”: limón (se paga el agricultor a 0,20 kg y se cobra al consumidor a 1,96 euros, 9,8 veces más), patata (de 0,32 a 1,83 euros, 5,72 veces más), plátano (de 0,27 a 2,25, 8,33 veces más), naranja (de 0,39 a 2,05, 5,26 veces más), tomates ensalada (de 0,61 a 2,39, 3,92 veces más), ternera (de 5,45 euros a 21,03, 3,86 veces más), pollo (de 1,119 a 3,28, 2,76 veces más), cerdo (de 1,66 a 6,45, 3,89 veces más), huevos (de 1,67 a 2,46, 1,47 veces más) o leche (de 0,52 a 0,92 euros litro, 1,77 veces más).

Los supermercados se defienden diciendo que ellos no han disparado los precios de los alimentos, que su margen de venta es inferior al 5% y que sólo ganan dinero gracias a su volumen, a su aumento de ventas. Una facturación que se les ha disparado a cifras históricas estos años, gracias a la inflación, a esa subida del 30,8% en la cesta de la compra. Y ese tirón de la facturación se ha traducido en beneficios históricos para los supermercados (el sector de la alimentación, desde la agricultura a la industria y la distribución, es el que más ha aumentado sus beneficios con la inflación, según el Banco de España), mientras el campo se queja y los consumidores pagamos más. Pero, además, este ciclo de alta inflación (2021-2023) ha coincidido con una “guerra de precios, en la que los grandes supermercados han ganado cuota de mercado, en perjuicio de las tiendas pequeñas de barrio.

El proceso de crecimiento y concentración de los supermercados lleva dos décadas, pero se ha acelerado en los últimos años y sobre todo a partir de 2021, con la inflación. Así, en 2002, los supermercados (e hiper) concentraban dos tercios de las ventas de alimentos y droguería y limpieza (62,1%). Saltaron al 69,4% en 2019 y cerraron 2023 con una cuota de mercado del 74,9%, según la consultora Kantar. Y precisamente, del 12,8% que los super han aumentado su cuota, casi la mitad ha sido desde 2019. La mayor ganancia de cuota la tuvieron el año de la pandemia (+2,2% en 2020) y los dos años con mayor inflación, 2022 (+1,7%) y 2023 (+1,3%). En paralelo, estos años han seguido cerrando tiendas tradicionales (fruterías, carnicerías, pescaderías, tiendas de barrio), que no han podido afrontar la mayor competencia y la guerra de precios desatada por los súper.

Los supermercados más grandes son los más beneficiados por la alta inflación de estos años y la consiguiente guerra de precios. Sobre todo, Mercadona, cada vez más líder: cerró 2023 con una cuota de mercado del 26,2%, según Kantar, +0,6% más que en 2022 y +3% más que en 2019. Su poder de mercado es tal que por sus 1.619 tiendas han pasado en 2023 el 95,2% de los compradores españoles… Le sigue, a mucha distancia, la cadena francesa Carrefour, con un 9,9% de cuota (+0,2% que en 2022 y +1,1% que en 2019), que visitan el 65,2% de los compradores. El 3º en el ranking es la cadena alemana Lidl, con un 6,4% de cuota (+0,5% que en 2020 y +0,1% que en 2019), seguida del Grupo Eroski, con 4,4% de cuota (+0,1% que en 2022 y -0,1% que en 2019) y del Grupo DIA, con 4,1% de cuota (la única que perdió cuota en 2023, -0,5%, por la venta de 233 tiendas a Alcampo). Estas 5 grandes cadenas de supermercados controlan más de la mitad del mercado (51%) de alimentación, droguería y limpieza en España, seguidas de Consum (3,4% cuota), la francesa Alcampo (3,1%) y la alemana Aldi (1,5%), aunque el 2º mayor grupo lo constituyen los supermercados regionales (17% del mercado cuota), que siguen ganando cuota.

En el último año, Mercadona ganó mercado a partir de abril, cuando estaba perdiendo cuota y decidió recortar el precio de 500 productos. Las otras dos cadenas con fuerte crecimiento han sido las alemanas Lidl y Aldi, que se dedican a abrir nuevas tiendas y gastan mucho en publicidad (sobre todo en TV). Y también crece más Carrefour, apoyada en sus promociones y su programa de fidelización, en tanto aguanta Eroski en la zona norte y se sostiene Alcampo, con más tiendas y promociones. Lo que más sorprende es el fuerte crecimiento de los súper regionales, asentados en marcas locales y una buena oferta de frescos, que en algunas zonas superan el 20% de cuota de mercado.

Para 2024, todas las cadenas de supermercados apuestan por seguir ganando cuota a costa de mayores ventas de productos frescos, que son la esencia de las tiendas tradicionales de barrio, que sólo tienen un 24,1% del mercado de alimentos y limpieza pero que todavía acaparan el 32,5% de las ventas de productos frescos, sobre todo frutas y verduras (40% ventas en tiendas tradicionales) y pescado fresco (34,1% cuota). Y también hay una pelea de los súper por los alimentos para mascotas (el 37,8% en tiendas especializadas) y por la venta de platos preparados (21% en tiendas especializadas).

La alta inflación de los tres últimos años ha provocado un cambio en muchos hábitos de compra de los consumidores, según refleja la consultora Kantar. El primero y fundamental, que cada vez compramos más por precio, no por calidad ni por origen. Es algo que se ha consolidado en 2023, el primer año en que las compras por precio (38%) han superado a las compras por calidad (29%), según la Encuesta de hábitos de consumo de MPAC.  Eso provoca que los consumidores hayamos aumentado las visitas para comprar, llenando la cesta entre distintos supermercados y tiendas, para aprovechar precios, ofertas y promociones: casi la cuarta parte de todo lo vendido en 2023 han sido productos en oferta, según la consultora Nielsen. Eso sí, en cada visita, la mayoría (un 74% de los consumidores) compra menos y con una lista escrita, para evitar “caprichos” y disparar el ticket.

Otra tendencia clara en la compra de estos años es el auge de las marcas blancas, las marcas de distribuidor, que ganan peso: en 2023 supusieron el 43,4% de la cesta de la compra, frente al 38,3% en 2021, según la consultora Kantar, con lo que los españoles somos los europeos que más compramos marcas blancas, mientras bajan las marcas de fabricantes. Y hay supermercados, los líderes, donde el peso de las marcas blancas (propias) en las ventas es abrumador, como es el caso de Mercadona (74,5% en 2023), Lidl (81,9%), Aldi (69,3%) o Día (56,3%), mientras también crece en otras cadenas donde tienen menos peso, como Carrefour (31,4%), Eroski (28,4%), Alcampo (24,3%) o incluso El Corte Inglés (un 15,2% de las ventas son ya marca blanca ECI). Sin embargo, el empuje de los supermercados regionales se hace con marcas de fabricantes (y frescos).

En las compras de alimentos, limpieza y droguería, la venta online ganó terreno en 2023, pero lentamente, aunque creció en el 23% de las categorías. Y se espera que este canal siga creciendo, sobre todo para ventas de productos no frescos y de mucho peso o volumen, aunque en Mercadona, por ejemplo, los clientes apuestan más por los pedidos a domicilio que las compras online, que prefieren solo algunos clientes más jóvenes.

Cara a 2024, aunque los precios suban menos, los expertos creen que seguirá la “guerra de precios, en base a promociones, ofertas y formulas de “fidelización” (puntos canjeables). Y la otra batalla de los supermercados serán los frescos, conseguir que el cliente cargue en el carrito frutas, verduras, carnes y pescados no congelados. Es la gran asignatura pendiente que no acaba de aprobar Mercadona (tampoco Alcampo, Lidl, Dia y Aldi) y en la que triunfan muchas cadenas regionales. Pero, a pesar de ofertas, promociones y marcas blancas, la alimentación seguirá con precios altos en 2024 (la subida anual fue el +7,4% en enero, según el INE, más del doble que el IPC general, +3,4%), por las malas cosechas, las subidas de costes en el campo y los altos márgenes a lo largo de la cadena alimentaria (al menos hasta que haya información y multas ejemplares).

Otra consecuencia de los altos precios de los alimentos es el cambio en los hábitos alimenticios de los españoles: comemos menos frutas, verduras, carnes y pescados que antes, porque son los alimentos que más han subido estos años. Y, además, el 63% de las familias consume ahora alimentos de peor calidad, según un estudio de Facua. Se ha reducido la dieta de ternera (-15% en dos años) e incluso de pollo (el 60,7% lo consumen una vez por semana), de frutas y verduras (sólo el 62% de los encuestados las consume 4 de 7 días, frente al 77,7% que lo hacían antes) y de pescado (el 60,9% familias lo consume sólo 1 vez a la semana). Una peor alimentación, por la inflación, que es malo para la salud.

Pero hay más. La alta inflación y los elevados precios de los alimentos ha dañado más a las familias con menos ingresos, las más vulnerables, que han tenido que reducir otros gastos o no pagar recibos para poder comer. Y para poder comer peor. La alta inflación ha provocado que el 9,3% de los españoles llegara a fin de mes con mucha dificultad en 2023 (el 8,7% en 2022), según la última Encuesta de Condiciones de Vida (INE). Y que un 6,4% de la población (más de 3 millones de españoles) no hayan podido comer carne, pollo o pescado al menos cada 2 días. Además, como la inflación ha aumentado la pobreza, hay un 6,9% de niños y adolescentes (556.000 menores de 18 años), que tienen problemas para comer cada 2 días carne, pollo o pescado, según la ONG Educo. No es sólo que los alimentos sean caros, es que muchos españoles se ven obligados a comer peor.

En resumen, parece que lo peor de la inflación ha pasado, pero todavía será cara la comida, en especial los productos frescos, los más necesarios para una dieta sana. Y como reacción, comprar será otro año más una dura tarea, que nos obligará a comparar precios y buscar ofertas y promociones. Y seguiremos comprando más por precio que por calidad o por origen, lo que perjudicará a nuestros agricultores y ganaderos, porque los distribuidores y supermercados buscarán lo más barato, venga de donde venga. Es lo que hay.

lunes, 9 de octubre de 2023

Supermercados: los grandes ganan cuota

Llevamos 20 meses con los precios de los alimentos disparados, lo que nos obliga a hacer la compra “con mucho cuidado”, comparando precios y comprando con más frecuencia. En esta guerra por llenar nuestro carrito, los supermercados siguen ganando terreno y los grandes han ganado cuota de mercado, sobre todo Mercadona, Carrefour y Lidl, en perjuicio de las tiendas de barrio, que cada día cierran más. Un dato preocupante: los súper han casi duplicado su cuota desde 2014 (ahora concentran la mitad de las ventas de alimentación) mientras han desaparecido 31.000 tiendas de barrio, que hoy sólo venden el 12,7% de los alimentos. Ahora, con los alimentos subiendo un +10,5% anual y cayendo el consumo, se espera un 4º trimestre de mucha competencia en la alimentación, con un auge de descuentos y promociones, aunque los alimentos seguirán caros por la sequía y las malas cosechas. Lo que está cambiando es nuestra forma de comprar alimentos: más veces por semana, en más establecimientos y mirando mucho más los precios. Más complicado.

                Enrique Ortega

La alimentación es la 2ª partida de gasto de las familias españolas: concentra el 16% del gasto medio por hogar (5.050 euros en 2022), tras el gasto en vivienda (hipoteca o alquiler), agua, gas, electricidad y otros combustibles, que supone un tercio del gasto familiar medio (10.243 euros en 2022, el 32,4%), según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. Este gasto en alimentación es porcentualmente mayor en España que en Europa, por lo que nos está afectando más la fuerte subida de los alimentos desde diciembre de 2021 (+5%), que batió su récord en diciembre de 2022 (+15,7% de subida anual) y ha bajado algo en los últimos meses (hasta una subida del +10,5% en agosto de 2023), según el INE. Eso sí, el gasto en alimentación varía según la renta de las familias: para las más pobres, supone el 20,47% del gasto total y para las más ricas sólo el 12,42%.

La fuerte subida en el precio de los alimentos ya rebajó las compras de alimentos y bebidas las familias en 2022, un -7,1% en kilos o litros comprados, según el último informe del Ministerio de Agricultura y Alimentación, aunque en realidad los hogares pagaron más (+2,7%) por menos, 107.780 millones de euros en alimentación y bebidas en 2022, al subir los alimentos un +15,7% anual el año pasado. El gasto en alimentos y bebidas se reparte entre el gasto fuera del hogar (restaurantes y bares), 33.887 millones en 2022, que creció (+15,5%) por el mayor “ansia” de salir fuera tras la COVID, y el gasto en alimentación y bebidas para el hogar, que fue de 73.893 millones en 2022, un -0,9% menos que en 2021. Una caída del gasto que indica que, ante la subida de los alimentos, compramos menos y lo más barato.

¿Dónde compramos los alimentos y bebidas para el hogar? El informe de Agricultura 2022 revela que casi la mitad de las compras,  el 49,5% del total (en volumen) las hacemos en los supermercados, que ganan cuota de ventas año tras año. Les siguen, muy lejos, las tiendas de descuento (súper pequeños de proximidad, con un surtido limitado y precios bajos), que concentraron un 13,7% de las ventas. En tercer lugar están los híper, que venden el 12,8% de los alimentos y bebidas en España. Y en cuarto lugar están las tiendas tradicionales, las tiendas de barrio (que venden un 30% de los alimentos frescos pero sólo el 2,3% del resto de alimentos), que sólo suponen el 12,7% de las ventas totales de alimentos y bebidas. Y sigue sin despegar la venta on line de alimentos, que solo suponen en 2,3% de las ventas totales de alimentación y bebidas, a pesar de la subida de ventas tras la COVID.

Lo más llamativo en este mercado de los alimentos es el tirón” de los supermercados, que casi han duplicado su peso en las ventas durante los últimos 8 años: suponían el 29,2% de las ventas totales en 2014 y ahora ya venden el 49,5%, según el Ministerio de Agricultura. Eso ha sido a costa de aumentar las ventas y, sobre todo, del desplome de las tiendas tradicionales de alimentación, cuyo peso ha caído en picado, al multiplicar los súper las ventas de productos frescos (frutas, verduras, carnes y pescados), que eran “el gancho” de las tiendas de barrio. Se estima que en los últimos 10 años (2012 a 2022) han desaparecido en España casi 31.000 autónomos del sector de la alimentación. Quedan ahora 752.535 pequeñas tiendas de alimentación, que se quejan de las “prácticas oligopolísticas” (“competencia desleal”) de supermercados e híper, con precios imposibles de competir y clientes que pierden porque buscan sólo bajos precios.

La fuerte subida de precios en los alimentos, iniciada hace ya 20 meses, ha provocado no sólo un auge de los supermercados sino también una mayor concentración: los grandes son ahora más grandes. El líder indiscutible, Mercadona, tenía un 26,1% de cuota acumulada (en las ventas de alimentación, bebidas y limpieza) a finales de agosto de 2023, frente al 25,8% de cuota un año antes, según Kantar Worldpanel. El 2º supermercado (a mucha distancia), el francés Carrefour, también ha ganado cuota en el último año: del 9,7% al 9,9% en agosto 2023. Y el tercero, el alemán Lidl ha sido el que más cuota ha ganado en este año difícil, del 5,9 al 6,5%. El 4º, el español Eroski, también ganó cuota (del 4,3 al 4,4%), mientras Día (que ha vendido 224 tiendas a Alcampo) perdía cuota, del 4,7 al 4,3%. Entre estos “5 grandes” tienen una cuota de mercado de alimentación del 51,2% (50,4% hace un año). Les siguen en el ranking Consum (3,4% cuota), Alcampo (3,1%), Aldi (1,5%) y los súper de ámbito regional (16,9% de cuota).

Esta mayor concentración en las ventas de unos pocos supermercados, en perjuicio de los más pequeños y de las tiendas de barrio, se produce desde hace años. Así, Mercadona ha pasado de una cuota del 19,7% en 2011 al 26,1% en 2023, gracias a sus marcas blancas y las nuevas aperturas por toda España. Carrefour ha saltado menos, del 7,6% de cuota al 9,9%. Lidl ha duplicado con creces su cuota (del 2,9 al 6,5%), aumentando también la de Eroski (del 3,7 al 4,4%) y Alcampo (de 2,8 al 3,1%), cayendo sólo la de Día (del 7,5 al 4,3%). 

¿Qué lleva a la concentración de ventas de los grandes súper? Básicamente, su política de precios. Mercadona nos da un ejemplo claro. En el primer trimestre de 2023 perdió cuota de mercado, mientras la ganaba Lidl. En abril, la cadena valenciana anunció que bajaría el precio de 500 productos de alimentación, bebidas y limpieza, con un ahorro estimado para sus clientes de 200 millones de euros hasta final de año. El efecto ha sido claro: Mercadona ha recuperado ventas y rozaba el 27% de cuota a finales del verano. Ojo, otra enseñanza: la comunicación es clave. Que el cliente “se crea” la bajada de precios. De hecho, según los expertos de Kantar Worldpanel, Mercadona ha subido cuota estos meses en 6 de las 10 categorías de productos que vende aunque sólo ha reducido realmente sus precios en la mitad de las categorías de productos. Conclusión: lo importante es lo que creamos los compradores, no la realidad de los precios…

Eso nos indica que los supermercados (y las tiendas “descuento” e híper) llevan un año empeñados en convencernos de que sus precios y ofertas son las mejores, en medio de una “guerra de precios” permanente: productos estrella, promociones, 2x1, producto del día… Y eso ha calado en el consumidor, que “mira” los precios más que antes y compara en cada compra, no dudando en visitar varios supermercados y diversificar su compra según dónde vea más barato cada producto: hacemos más compras  semanales y en más sitios.

Esta “búsqueda del mejor precio”, aunque canse puede ser útil para el bolsillo ahora que los alimentos están por las nubes. De hecho, un estudio de precios por establecimientos, que la OCU publica desde hace años, revela grandes diferencias de precios según donde compremos los alimentos, bebidas y limpieza: estima que una familia puede ahorrarse hasta 1056 euros al año según el supermercado donde compre, hasta 15 euros de diferencia por carrito. Según su estudio publicado en septiembre, los supermercados que menos han subido en el último año (de mayo 2022 a mayo 2023) han sido Masymas y Eroski (+8%, frente al +14,1% de media), Mercadona (+10%), Ahorramás (+10,5%), Lupa (+11%), Hipercor (+11,5%), Consum (+11,5%) y Lidl (+11,7%). Y los supermercados que más han subido sus precios son Lecrerc (+17%), Supeco (+15,8%), Carrefour Express (+15,6), BM Urban (+14,5%), Carrefour (+14,1%), Alimerka y Alcampo (+13%), Supercor (+12,8%) y Día (+12,5%).

El estudio de la OCU revela además que 9 de cada 10 productos de la cesta de la compra analizada (236 productos en 1.108 establecimientos de 65 ciudades) han subido de precio en el último año (mayo 2022-mayo 2023), ese +14,1% de media (una subida que es del +30,8% si se compara con los precios de hace dos años, de mayo de 2021). Y revela que la subida anual de precios es mucho mayor en el azúcar (+66%), el aceite virgen extra (+21%), las hortalizas (del +40 al +56%) y el arroz (+36%), bajando sólo el aceite de girasol y los plátanos. Además, la OCU denuncia que algunos de estos alimentos (aceites, verduras y hortalizas o arroz) han subido de precio en el último año a pesar de la bajada del IVA (del 10% al 4 o 5%) que entró en vigor en enero de 2023. 

Ahora, los expertos esperan que la inflación repunte en el 4º trimestre de 2023, tras haber subido ya desde junio (1,9% anual), en julio (al 2,3%), agosto (2,6%)  y septiembre (al 3,5%), según el INE. El Banco de España ha subido su previsión de inflación en 2023 al 3,6%, sobre todo por la subida de la energía (carburantes, gas y electricidad), pero también por los alimentos, que podrían seguir caros el resto del año, por culpa de la sequía y las malas cosechas. Eso hará que la subida anual de muchos alimentos supere el 10% y provocará nuevas “guerras de precios” entre súper, para seguir peleando por unas ventas que siguen a la baja, con las familias recortando compras y comparando precios en su cesta semanal. Y siguen ganando peso las “marcas blancas”, que ya suponen el 43,5% de las ventas de gran consumo envasado (representaban el 38,3% en 2021).

La subida de los alimentos ha agravado la guerra comercial entre los súper, que se han lanzado a promover “productos escaparate(una marca de aceite a 7,50 euros, que vuela de las estanterías en unas horas pero atrae clientes), ofertas y promociones, tarjetas de descuento y toda la “ingeniería de ventas” que haga parecer al comprador que ahorra sin que en realidad gaste menos sino más. Y esta “guerra comercial” también está modificando las tendencias de compra de los consumidores, que ahora visitan más establecimientos para comprar precios y diversifican más las compras, no concentrándolas en un solo supermercado sino en varios, para aprovechar “las ofertas” de cada uno. Eso lleva a que en vez de hacer una compra grande a la semana, se hacen ahora varias (más tiempo), a la caza de “oportunidades”.

Al final, la fuerte subida de los alimentos ha provocado dos fenómenos comerciales. Uno, que los supermercados grandes son cada vez más grandes y tienen cada vez más poder para imponer productos y precios. Dependemos más de estos gigantes, que tienen más capacidad de conseguir mejores precios a proveedores y marcas (que también están cada vez más en sus manos, con una creciente y peligrosa “dependencia”). El otro, que cuando vamos a la compra y llenamos el carrito, casi solo nos fijamos en el precio: poco miramos la calidad, los ingredientes, la composición o el origen (naranjas de Sudáfrica, tomates marroquíes o cordero de Nueva Zelanda). Y eso nos está llevando a una alimentación “low cost”, centrada sólo en bajar precios como sea, en perjuicio del productor y también del medio ambiente.

Ojo, porque esto puede acabar con el campo y la ganadería españoles y dejarnos en manos de los alimentos importados, en perjuicio de la independencia y la calidad alimentaria. Piénselo cuando vaya a comprar. A veces, lo barato hoy acaba siendo muy caro mañana.

jueves, 20 de febrero de 2020

Así ha cambiado nuestra cesta de la compra


En los últimos diez años, hemos pasado de comprar en los mercados y tiendas tradicionales a comprar en el súper de las grandes cadenas, casi dos tercios del total. Ahora gastamos menos en alimentación y compramos menos cantidad, porque los precios han subido más que el IPC. Y  1 de cada 4 euros lo gastamos en Mercadona. Además, compramos cada vez más productos envasados (más “marcas blancas”), menos frescos y más comida preparada. Cara al futuro, seguirán las “guerras de precios” en los súper, a costa de pagar poco a los agricultores y ganaderos españoles y de inundarnos de comida importada: el 80% de las frutas y hortalizas españolas se exportan, las mejores, porque fuera las pagan más. Es hora de exigir a la Administración que vigile los precios del súper y asegure mayor transparencia sobre lo que comemos, con etiquetas del origen, fomentando los productos locales, sanos y de calidad, aunque nos cuesten algo más. No ahorremos con la comida.

enrique ortega

En 2019, los españoles volvimos  a gastar más en la cesta de la compra, por 5º año consecutivo: gastamos 89.060 millones de euros, un 2,4% más, en alimentación, bebidas, droguería y limpieza, perfumería e higiene y comida para mascotas, según el último Informe Nielsen. Eso supone una media de 4.800 euros de gasto por hogar al año. La mayor parte de este gasto familiar, unos 4.234 euros anuales se va en alimentación, que supone el tercer mayor gasto de los españoles (un 14,1% del presupuesto total), tras la vivienda (24,8%) y los transportes (14,7%), según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE (2018). Un gasto en alimentación que ha bajado tras la crisis, ya que era de 4.543 euros por hogar en 2007, un 14,20% del presupuesto familiar. Básicamente, ahora gastamos menos en productos frescos y más en envasados y compramos menos cantidad, aunque gastemos casi igual porque los precios han subido mucho: un +15% los alimentos frente al +13,9% que subió el IPC general entre 2010 y 2019, según el INE.


Volviendo a la cesta de la compra 2019, el gasto en alimentación se repartió entre los productos envasados (68% de las compras), los únicos que aumentaron ventas (+0,8%) y los productos frescos (que suponen el 32% de nuestra compra), cuyas ventas cayeron un 2,6%, porque estamos cambiando los hábitos de comida (más envasado y menos frescos) y, sobre todo, porque los frescos son los alimentos más caros y que más subieron de precio: +12,7% las verduras, +3,6% las frutas, +3,3% los pescados y mariscos, +2,2% el pan y +1,5% los huevos, según el informe 2019 de Nielsen. Mientras, los alimentos envasados subieron sólo un +1,8%, encareciéndose más las bebidas (+2,4%) y los envasados perecederos (+2,1%). Al margen de la comida, subieron un +2,3% los artículos de droguería y limpieza y un +1,3% los productos de higiene y perfumería. En conjunto, la cesta de la compra subió un +2,7%, más del doble que la subida anual del IPC (+1,1%).


Al margen de lo sucedido en 2019, hay que resaltar los grandes cambios en la cesta de la compra de los españoles en la última década, señalados por Kantar Worldpanel. El primero, ya apuntado, que gastamos algo menos en alimentación, básicamente porque compramos menos cantidad (sobre todo productos frescos) aunque a precios más caros. Y también influye que la población crece poco, que somos sólo 600.000 habitantes más que en 2010. Además, ahora vamos menos a comprar que antes: hacemos 246 visitas anuales a la tienda, 35 visitas menos que en 2010, según el informe de Kantar Worldpanel 2019. Y eso porque antes íbamos a varias tiendas para comprar y ahora concentramos las compras en el súper.


Precisamente, el segundo gran cambio es el auge del súper de las grandes cadenas, que han desplazado a los mercados y las tiendas tradicionales. Si en 2001, los súper vendían el 46,3% de los productos perecederos y la tienda tradicional vendía el 43,5%, en 2019 el súper tiene ya el 61% de cuota y la tienda tradicional sólo el 30,7%, según el último informe de Kantar Worldpanel. Y si analizamos el mercado de productos envasados, los súper ganan con mayor distancia: copan el 74,7% de las ventas, seguidos del 13,3% los híper, un 5,9% las perfumerías, sólo un 4,7% las tiendas tradicionales y un 1,3% que venden las gasolineras, según el último Informe 2019 de Nielsen.


No sólo compramos más en los súper sino que las grandes cadenas ganan cuota de mercado año tras año, según Kantar Worldpanel, afianzándose el liderazgo de Mercadona: volvió a crecer en 2019 (+0,6%) y ya acapara el 25,5% de las ventas de gran consumo, 1 de cada 4 euros que los españoles nos gastamos en la cesta de la compra. Y un 91,7% de los españoles han visitado sus tiendas en el último año. Crece en todo, pero sobre todo en los frescos y comida preparada, en el País Vasco (donde menos tiempo lleva) y en Portugal (donde entró en 2019). Le siguen, muy lejos, Carrefour (8,7% de cuota y un 62% de visitas de compradores), que está apostando por abrir tiendas de proximidad y la venta online, el Grupo DIA (6,4% de cuota y un 62 % de hogares visitándoles), cuyo mayor parque de tiendas sufre una dura crisis de gestión financiera, el grupo alemán Lidl (5,6% de cuota), el súper que más crece y la segunda cadena más visitada (69% hogares), Eroski (4,9% de cuota y cayendo) y Auchan/Alcampo (3,5% de cuota), que apuesta también por pequeñas tiendas de cercanía. Y luego están los supermercados regionales (12% de cuota), que visitan el 72,4% de familias y que tienen mucho éxito (Consum, Ahorramás, Gadisa, Condis, Covirán, Bonpreu), por proximidad, precios y su oferta de frescos.


El tercer gran cambio en nuestra cesta de la compra es que compramos menos productos frescos y más envasados y comida cocinada. Y que cargamos más en el carro con otros productos, desde artículos de higiene, limpieza o cosméticos a comida para mascotas, que antes apenas de compraban en los súper. Las prisas y los precios altos han llevado a los españoles a comprar menos frutas y verduras, menos carnes y pescados, y más productos envasados y comida semipreparada o precocinada, en perjuicio de la salud y a favor del sobrepeso y la obesidad, origen de múltiples enfermedades.


Este auge de la comida envasada nos lleva al cuarto gran cambio en nuestros hábitos de consumo: el auge de las “marcas blancas”, las que ofrecen los súper, generalmente más baratas que las marcas de los fabricantes. España es el país de Europa con más peso de las marcas blancas en volumen, con un 51% de cuota de mercado, tras el 49% en Suiza, el 47% en Reino Unido, el 45% en Alemania, el 31% en Francia o el 20% en Italia, según el Anuario 2019 de la PLMA. Y en precio, acaparan el 37,7%% de las ventas de gran consumo, según EAE Business School, con un 40% en alimentación, un 16% en bebidas, un 33% en droguería, un 14% en cosmética y un 23% en alimentos para mascotas. Las marcas blancas son el gran motor del crecimiento de Mercadona, Día y Lidl, aunque han frenado algo su auge, gracias a la bajada de precios, la innovación y la publicidad de las marcas de fabricantes.


Un quinto cambio, aún en ciernes, es el inicio de las ventas por Internet en gran consumo, desde leche y productos envasados a droguería y productos para mascotas. Las ventas online son todavía “testimoniales”, pero ha mejorado en 2019 (del 0,3 al 1,9% de las ventas) y ya han ganado a 4 millones de compradores online desde 2010. Es la gran “asignatura pendiente” de los súper, sobre todo de Mercadona, que ya ha iniciado la venta online en Valencia y se prepara para dar el salto este año en Madrid y Barcelona.


Vistos los cambios en la última década, los expertos auguran que el gasto en la cesta de la compra volverá a crecer en 2020, aunque menos (sobre un +1,5%), mientras se consolidan otros cambios en nuestras compras, según Kantar Worldpanel. El primero, que Mercadona y los demás están empeñados en crecer gracias a vender más alimentos frescos, insistiendo en la “moda” de productos “ecológicos” y “bio” (más caros). También aumentarán la oferta de comida para llevar, que ya supone el 3% de las ventas (una media de 6 comidas preparadas al mes), junto al resto de productos “limpios” (ensaladas, verduras) y pre-cocinados. Y por supuesto, seguirán en la batalla de las “marcas blancas”, aunque combinada con la oferta de productos “más sofisticados” (cervezas artesanas, panes diferentes, salsas…).


Y además, se trata de vender en el súper muchas más cosas que comida, profundizando en los artículos de limpieza, higiene y cosmética (con cremas millonarias en ventas, algunas de dudosa eficacia). Y en la comida para mascotas, un “filón”, dado que el 42% de los hogares tienen un perro o un gato y su comida mueve un mercado de 1.218 millones de euros al año, similar a la venta de cervezas. Y dos tercios de esta comida para mascotas se venden ya en los súper, incluso a través de marcas blancas. Otro nicho para ampliar las ventas es la ropa (Lidl ya vende textiles) y el crear una zona de “bazar” (cocina, bricolaje, decoración, jardín), donde se pueda comprar desde un robot de cocina a un set de herramientas o una planta. Es una de las razones del crecimiento de Lidl, que aprovecha su presencia en 30 paises para hacer ofertas de 30/40 nuevos artículos por semana. La idea es que vayas al súper para comprar comida y acabes comprando de todo.


Los súper se están enfrentando a cambios en los hábitos del consumidor y va a haber muchos más. El último informe Nielsen adelanta 3 grandes cambios en el consumo futuro. Uno, que  seremos cada vez “más caseros” (me gusta más que el anglicismo de “cocooning”), lo que implica que comeremos y beberemos más en casa y menos fuera, con lo que los súper tenderán a ofrecernos más “caprichos, desde la ginebra sofisticada al pan artesano o el queso o vino premiados, intentarán que hagamos una “compra emocional (y que así gastemos más). El segundo cambio, por la falta de tiempo y la reducción del tamaño de las familias, llevará a que acumulemos menos compra, que compremos más veces y menos cantidad, evitando el coche y buscando la proximidad. Eso ya ha provocado que grandes hipermercados, como Carrefour a Alcampo abran pequeñas tiendas de barrio con lo más imprescindible. Y el auge de las ventas en gasolineras (han crecido un 8%), que han convertido a Repsol en el primer vendedor de pan en España…


El tercer cambio en nuestros hábitos de consumo futuros, según Nielsen, será la deslealtad del consumidor español, mucho más abierto que el europeo a probar nuevas marcas (el 49% frente al 40% en la UE) y a probar cosas nuevas (el 36% frente a 33% en Europa). Así que somos un consumidor poco fiel a las marcas (sólo el 8%, frente al 12% en la UE), lo que convierte el negocio de los súper en una “guerra abierta por el cliente”. Y aunque decimos en las encuestas que nos preocupa la calidad, la mayoría compran por el precio.


Así que en 2020 seguirá la “guerra de precios” y ofertas en la alimentación y la cesta de la compra. Y los consumidores tenemos las de perder. Porque si no aceptamos que nos ofrezcan alimentos y productos más caros, los súper tratarán de contener precios a costa de la calidad, de pagar poco a los agricultores y ganaderos y de importar alimentos más baratos. Es lo que ya pasa hoy. En frutas y verduras, por ejemplo,el 80% de la cosecha española se exporta. Así que las mejores naranjas y los mejores tomates españoles se venden en Hamburgo o el Londres (mucho más caros), no en Madrid. Y los súper dicen que sólo venden un 7% de frutas y verduras españolas. ¿De dónde sacan el resto? Pues la mayoría de importación, desde naranjas sudafricanas a tomates marroquíes, más baratos pero de peor calidad. De hecho, en  2019 (enero-noviembre), España importó alimentos por valor de 29.485 millones de euros (6.482 millones de pescado, 5.258 millones de frutas y hortalizas, 2723 de azúcar, café y cacao, 2.228 de aceites, 2.045 millones de carnes, 1.892 millones de lácteos y 8.850 millones de otros alimentos), según los datos de Comercio


Al final, los súper pelean con los agricultores y ganaderos, con los distribuidores y mercas y con la industria alimentaria para que les bajen precios y poder así mantener sus precios sin deteriorar sus márgenes. Y eso incluye promociones y ventas a pérdidas de “productos escaparate” (leche, aceite, pollo), para captar clientes. Ellos dicen que su rentabilidad en la cadena es sólo del 2 o 3%, pero el hecho es que los consumidores pagamos por la comida mucho más de lo que reciben los agricultores (4,43 veces) y ganaderos (3,10 veces), según el índice IPod de enero 2020 que publica mensualmente COAG. Significa que pagamos 7,35 veces más que cobra el agricultor por la patata, 6,32 veces por la naranja, 4,25 veces por el tomate, 3,62 veces por el tomate, 4 veces por la ternera, 3,85 veces por el cerdo, 3 veces por el pollo y 2,52 veces por la leche.


El beneficio se queda por el camino. Un ejemplo, con la patata, que pasa de 0,17 céntimos en el campo a 1,25 euros en el súper. El agricultor se lleva el 28% del precio final, el comercializador en origen el 7%, el envasador el 39%, el comercializador de destino el 9% y la tienda o súper que la vende el 17% restante. Así que un 72% del precio de la patata se ha quedado por el camino entre el campo y nosotros. En el conjunto de frutas y hortalizas, los datos de Agricultura indican que los agricultores se llevan del 16 al 25% del precio final, los mayoristas en origen del 20 al 49%, los comercializadores en destino del 4 al 25% y los supermercados, del 26 al 51% del precio final (ver aquí los datos del margen que se lleva cada uno en las principales frutas y verduras).


Es urgente que la Administración ponga orden en los precios, sobre todo de los alimentos, vigilando que la cadena de intermediarios se reduzca y los márgenes sean razonables. Y prohibir prácticas fraudulentas, como las ventas a pérdidas, publicando las multas  por malas prácticas al consumo (algo que ahora no hacen las autonomías). También es clave que agricultores y ganaderos unan esfuerzos, para comercializar sus productos más directamente (cooperativas más fuertes) y con menos intermediarios. Y que los alimentos tengan un mejor etiquetado, informando claramente de su origen, para que sepamos si los tomates son marroquíes o los ajos y la miel chinos. Y  también su composición, con códigos de colores que nos informen con claridad de los alimentos altos en grasas, azúcares y sal, para que sepamos lo que atenta contra nuestra salud. Y controlar mejor las etiquetas de alimentos ecológicos y bio, muchas de ellas hoy “dudosas”. En definitiva, que podamos hacer una compra más informada y transparente, aunque acabe siendo más cara, porque la calidad y el producto autóctono hay que pagarlo. No ahorremos con la comida.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Sigue la "guerra" entre los súper


Los alimentos han moderado su subida en octubre, tras ser lo segundo que más subía en el IPC, por el clima y el récord de turistas. Eso podría consolidar otro aumento este año del gasto en el carrito de la compra, como en 2015, por primera vez desde 2008. Y acelera la “guerra” entre los súper por vendernos sus alimentos y artículos de droguería y limpieza, el segundo gasto de las familias, tras la vivienda. Una guerra que gana de lejos Mercadona: vende tanto como Carrefour, Día y Eroski juntos. Y sin ser el súper más barato, donde ganan el andaluz Dani y Alcampo. Otra “guerra” es la de marcas, donde las “marcas blancas” pierden terreno y suponen ya menos del 40% del mercado. Ahora, la pelea por el carrito se dirime en los alimentos frescos y en Internet, marginal hoy pero donde crecen los intermediarios. Eso sí, las “guerras” entre súper no evitarán que comer sea cada vez más caro, sobre todo en 2017.
 
enrique ortega

El carrito de la compra va este año algo más lleno, aunque apenas suban los salarios, porque hay 478.800 españoles más trabajando que hace un año (aunque sea con contratos precarios) y han venido 6 millones más de turistas hasta septiembre, que también compran. En el primer semestre de 2016, las compras de gran consumo (alimentación, limpieza y perfumería) habían crecido un 2,6%, según datos de Nielsen, superando así el 1,7% de aumento en 2015, el primer año que crecían estas compras desde 2008. Con ello, se espera cerrar el año 2016 con unas ventas que ronden los 75.000 millones de euros.

Los alimentos suponen el 90% de este gasto en el carrito de la compra y el otro 10% son artículos de limpieza e higiene personal, que ahora se compran más en el súper que en droguerías y perfumerías. Comer y beber es el segundo mayor gasto de las familias españolas, tras el gasto en vivienda, agua y energía (31,8%): los alimentos suponen el 15,1% del presupuesto familiar, 4.125 euros por hogar  en 2015, según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE. Un gasto que se está recuperando lentamente, tras haberse reducido 500 euros por familia con la crisis (desde 2008).

Las familias españolas gastaron en alimentos para el hogar 67.043 millones de euros en 2015, según el informe del Ministerio de Agricultura, con un ligero aumento del 0,9% que en realidad suponía gastar menos en comida (-1,3%), por la subida de precios (+2,2%). El gasto medio en alimentación fue así de 1.502,9 euros por persona, unos 125 euros al mes. Y casi el 80% del gasto en alimentación se nos va en comprar 10 artículos: carne (21,83% del gasto familiar), pescado (13,38%), frutas frescas (8,91%), derivados lácteos (8,65%), hortalizas frescas (7,57%), pan (5,64%), bollería y cereales (4,19%), platos preparados (3,53%), leche (3,46%) y bebidas refrescantes (2,26%). Llama la atención que aumenta el gasto de las familias en yogures y derivados lácteos, pasta, platos preparados, salsas, frutas y hortalizas transformadas, agua envasada, bollería, cervezas y bebidas alcohólicas, mientras baja el consumo de los alimentos que componen la “dieta mediterránea”: aceite, frutas y hortalizas frescas, carne, pescado, huevos, arroz y pan, junto al café y el azúcar.

En los últimos años se ha agravado una “guerra” comercial entre las empresas para vendernos estos alimentos, además de los artículos de limpieza y perfumería. Y quienes dominan el mercado del carrito siguen siendo los supermercados, que tienen ya un 44,1 % de cuota, según el informe de Agricultura 2015. Les siguen la tienda tradicional (16,4%), las tiendas “descuento” (15,7%), los híper (13,9%) y otros (9,9%), con sólo un 0,8% de los alimentos vendidos por Internet. En las tres últimas décadas, se ha dado un cambio drástico en la venta de alimentos: España ha perdido 70.000 tiendas de alimentación (ahora hay 23.000, la cuarta parte que en 1985) pero tiene 16.900 supermercados más (18.527 hoy) y 377 hipermercados más (449 actualmente). Sólo en la venta de alimentos frescos dominan todavía las tiendas tradicionales (35,3% de las ventas), pero acortan distancia los súper (31,6% de las ventas totales de alimentos frescos).

El secreto del éxito de los súper, frente a las tiendas tradicionales y los híper, es su proximidad, su tamaño (ni demasiado grande ni demasiado pequeño), y su relación calidad-precio, el factor que más valoran los compradores, según el informe de Agricultura. Y al fijarnos en los súper y su “guerra comercial”, resalta el éxito de Mercadona, que consolida su liderazgo año tras año: ya controla el 23,3 % de este mercado de gran consumo (alimentación, limpieza y perfumería), tanto como Carrefour (8,8% de cuota), Día (8,6%) y Eroski (5,9%) juntos, quedando más lejos Lidl (4 %) y Auchan (3,6%) según datos de septiembre 2016 (Kantar Worldpanel). Ya no es sólo que Mercadona cope casi una cuarta parte de las ventas, sino que 9 de cada 10 hogares españoles compran en Mercadona (1.601 tiendas), mientras Día atrae al 65%, Carrefour al 59,3% y Lidl al 56,7% de las familias. Y además de vender más, Mercadona es también la cadena más rentable: vende 9.145 euros por metro cuadrado, el doble que Alcampo y el triple que Día. Una novedad en esta “guerra” desigual de los súper es el auge de los “súper regionales” (Consum, Ahorramás y marcas locales), que ganan cuota (11,2%) y llegan ya al 65% de los hogares españoles.

Mercadona es el líder indiscutible del gran consumo a pesar de que no es el súper más barato. Lo es el supermercado andaluz Dani, seguido de Alcampo (un 1% más caro), Mercadona y Lidl (6% más caros), Maxi Día y Carrefour (7% más caro), según el último estudio sobre los precios del carrito de la compra, realizado por la OCU en 1.193 establecimientos de 63 ciudades. El estudio revela que con la “guerra” entre súper han aumentado las diferencias de precios y ahora es posible ahorrarse 933 euros de media al año según donde compremos. Una diferencia que es mayor en las grandes ciudades (hasta 3.000 euros de diferencia según donde compremos en Madrid) y menor en las pequeñas (276 euros de diferencia en Zamora). De los grandes, el súper más barato es Alcampo y en frescos y online, Mercadona. Y en muchas ciudades, los supermercados locales son los más baratos en muchos productos.

Actualmente, los consumidores ya no miran tanto los precios y empiezan a gastar algo más en calidad y marcas(ver las líderes), otra de las “guerras” entre los súper. Y este año, las marcas blancas, que habían dado un salto enorme con la crisis, se están replegando, en Europa y en España: ya estaban en septiembre por debajo del 40% de las ventas (39,8%), según datos de Nielsen, tras haber llegado a controlar un 42,7% del mercado en 2013. Las razones de que las marcas blancas hayan “tocado techo” son varias. Por un lado, han subido sus precios en los dos últimos años, una vez que tenían “enganchados” a los clientes. Por otro, las marcas de fabricantes han contraatacado, con precios más bajos, ofertas y novedades. Y, sobre todo, los súper líderes, que tienen marcas propias (como Mercadona, Carrefour, Día, Auchan o Lidl) empiezan a ver que los clientes vuelven a las marcas y que con ellas pueden vender más y ganar dinero. Y a su vez, de los 100 grandes fabricantes de alimentación, 66 fabrican sus marcas y a la vez marcas blancas (vea quién), así que con ellas también venden más.

El problema, de cara al consumidor, es que ir a comprar a un súper líder puede “obligarnos” a comprar sólo determinadas marcas, las propias y las de fabricante que les dejen mejores comisiones. De ahí que muchos fabricantes denuncien competencia desleal de algunos supermercados, escondiendo o marginando marcas o simplemente no ofreciéndolas. Y eso va en contra del consumidor, porque la mayoría de artículos innovadores surgen en las marcas de fabricantes (9 de 10). Con todo, las marcas blancas también empiezan a innovar y están muy consolidadas en leche, aceite, latas, pizzas y comida preparada, zumos, helados y artículos de limpieza, mientras no crecen en bebidas, dulces, charcutería envasada, higiene y cuidado personal (sólo 15% ventas). Eso sí, las marcas blancas las compran todas las clases sociales (55,5% de españoles), aunque algo más las clase media y media-baja.

Este año, otra “guerra” de los súper se ha centrado en los alimentos frescos, un nuevo intento de las grandes cadenas por quitar negocio a las tiendas tradicionales. Generalmente, las familias no iban al súper para comprar carne al corte, pescado fresco, frutas y verduras, pero cada vez intentan que también los echemos al carro, con productos casi igual de frescos y a mejores precios. Es la apuesta diferenciadora de Lidl, Día y Mercadona, junto a muchos súper regionales y locales, mientras se han quedado más relegados en esta batalla los híper, por mayores dificultades de aprovisionamiento.

Y también ha despuntado una “guerra” comercial más, que va a explotar a fondo en 2017: la pelea por vender artículos de gran consumo por Internet (alimentos, limpieza y perfumería). España, a pesar de ser un país muy enganchado a la Red, compra poco por Internet y menos todavía alimentos, droguería e higiene: sólo supone un 1,1% de las ventas totales, frente al 4,4% en el mundo, un 1,4% en EEUU, un 4% en China y un 3% en Europa (con diferencias entre el 8% de cesta online en Reino Unido y el 5,3% en Francia). Internet se usa para ver artículos y comparar precios, pero luego, sólo el 21% de los hogares compra alimentos, artículos de limpieza o de higiene por Internet. Seguimos yendo al súper y cargando el coche.

Pero esta situación ha empezado a cambiar, sobre todo desde que Amazon entró en este mercado, en septiembre de 2015, y más desde que incluso vende productos frescos y refrigerados por Internet (julio 2016). Esto ha revolucionado el mercado de la distribución y hay cadenas que ya se han “puesto las pilas, con webs más agresivas y ofertas de entrega más rápida (en 2 horas en Madrid o Barcelona) y menores costes, incluso ofreciendo comprar por Internet y cargarles después las compras en el coche, en el aparcamiento de la tienda. Además, otro acicate para animar las ventas online ha sido la aparición de nuevos intermediarios, nuevas empresas que venden  sus alimentos o los de otros, como Ulabox, Del Súper, Lola Market, Deliberry, Comprea o Tudespensa.com.

La clave para saber si la venta online de alimentos, bebidas, limpieza e higiene va a dar un gran salto en 2017, como algunos vaticinan, es ver qué hace Mercadona, que no parece estar por la labor: sólo vende un 1% por Internet (aunque 1 de cada 5 compras sea online) y pierde entre 30 y 40 millones de euros anuales con este canal. “No es nuestra prioridad”, han dicho, mientras se centran en crecer donde no están: País Vasco, Galicia y Portugal. Pero si los demás avanzan en ofertas de venta online, tendrán que “pasar por el aro” e incluso liderar el camino, sobre todo tras ver que Día se ha aliado con Amazon para vender alimentos online y que tanto Carrefour como Alcampo y el Corte Inglés apuestan por “el carrito online”.

Mientras asistimos a todas estas “guerras” comerciales por ganar nuestro carrito de la compra, sepamos que cada vez será más caro llenarlo. Primero, porque va a seguir habiendo una concentración de la oferta, con fusiones de empresas, buscando más tamaño y más poder frente a proveedores y clientes, como pasa en Europa: en España, los 5 grandes (Mercadona, Día, Carrefour, Eroski y Lidl) copan sólo el 50,6% del mercado, mientras en Portugal controlan el 89%, en Reino Unido el 80%, en Francia el 58% y en Alemania el 55%. Si se fusionan y se hacen más grandes, podrán imponernos más fácilmente marcas y precios. Pero además, crece la demanda de alimentos, dentro de España (con más ingresos y un récord de turistas) y en Europa (nuestras fábricas exportan cada año más), lo que también tira al alza de los precios. Y para “ayudar”, el clima está cada vez más loco, afectando al alza de frutas, verduras y carnes, mientras se hunde el campo y darnos de comer saldrá cada vez más caro. Empezando por 2017, año donde se espera una inflación total del 1,4%, frente al -0,1% de inflación anual media con que cerrará  2016.

Así que cuando vayan a la compra ya saben lo que les espera: las grandes cadenas cada vez se pelean más porque carguen el carro con ellos, sobre todo sus marcas y los frescos. Y van a intentar que compremos más por Internet. Eso sí, pagando más, porque los alimentos seguirán subiendo y más en 2017, cuando “vuelve la inflación”. Así que atentos al carrito.