Se ha abierto la carrera de las fusiones en el mercado de las telecomunicaciones. Vodafone ha comprado Ono y Orange puede quedarse con Jazztel. Hay también un rosario de fusiones en EEUU y en Europa, donde existen 339 operadoras de móvil frente a 9 en USA o 3 en China y Japón. Si en 1.998 se rompió el monopolio de Telefónica y surgieron hasta 30 operadores móviles en España, abriendo una guerra de tarifas que ha bajado los precios, ahora las telecos inician el camino contrario: fusiones para crear menos empresas mucho más grandes, que afronten mejor la competencia y las cuantiosas inversiones que exige una Red saturada. El problema es que con esta movida podemos perder los usuarios, porque habrá menos guerras de precios y tarifas más altas. Y como las telecos necesitan ingresar más, ya han empezado en EEUU a ofrecer Internet a dos velocidades, una más rápida para los que más paguen. Se acabaron las rebajas.
enrique ortega |
Las empresas
de telecomunicaciones que operan en España tuvieron en 2013 una caída
de ingresos (31.900 millones de euros, -7,2%), por quinto año consecutivo. Las razones son varias. Por un lado, la crisis, que ha provocado una bajada del consumo: el gasto de los
españoles en telecomunicaciones (fijo+móvil+Internet) cayó un 12,3%, hasta los
75,50 euros de media por hogar, según el Observatorio
Nacional de las Telecomunicaciones. Y se
dieron de baja un millón de líneas móviles (hay 51,9 millones). En general,
caen los ingresos por llamadas (voz) y suben los de Internet, datos y TV. Por
otro, la nueva bajada de tarifas,
consecuencia de la permanente guerra de
precios entre operadoras: los precios
de la telefonía móvil, por
ejemplo, cayeron
un 26% en 2013, según la CNMC. Y desde 2005, las llamadas han
bajado a la mitad (8,55 céntimos minuto), aunque estemos entre los 5
países más caros de Europa. Y en tercer lugar, las grandes telecos
siguen perdiendo
clientes: desde 2011, Movistar y Vodafone han perdido 4 millones. Y
en 2013, 6,7 millones cambiaron de operadora.
Las telecos han hecho frente a esta
caída de ingresos invirtiendo menos,
recortando o suprimiendo el dividendo
a sus accionistas y, sobre todo, despidiendo
personal: llevan 9 años seguidos recortando plantillas (3.802
despidos en 2013) y el sector ha perdido 17.229 personas desde 2005, un
22% del empleo. Con este panorama, Vodafone
acaba de anunciar una fuerte
caída de sus beneficios en España, mientras Telefónica y Orange ganan
poco.
En toda Europa, las telecos pierden
ingresos, algo que no les sucede
a sus competidoras de EEUU y Asia. Las empresas lo
achacan a la excesiva regulación (28 diferentes) y a la insensata guerra
de precios, fruto de la enorme competencia: existen 339
operadoras de móviles en el continente, frente a 9 en EEUU y sólo 3 en
China o Japón. Y así, ni las grandes telecos europeas (Vodafone, Telefónica, Orange, Deutsche Telecom y la holandesa KPN) tienen tamaño para invertir
en el futuro (redes) y defenderse
de una posible OPA
hostil de las telecos norteamericanas o asiáticas. Todas sueñan con acabar devoradas por AT&T, Verizon o China Mobile… Y por
eso, llevan meses pidiendo
a la Comisión Europea que cree
ya un mercado único europeo de las
telecomunicaciones y que facilite
las fusiones anunciadas entre compañías europeas, para que haya menos telecos más grandes.
Bruselas tendrá que autorizar o no este mes varias fusiones de telecos anunciadas este
año en Europa: la venta de la francesa SFR
(móviles) a Numerable, la de la compañía holandesa de cable Ziggo a Liberty Global (USA), la de la filial alemana de KPN a Telefónica y la
de O2 Ireland (filial irlandesa de
Telefónica) a Hutchinson (Kong Kong). Y también dos fusiones en España: la compra
de Mas Móvil por Ibercom y la compra
de Ono por Vodafone (7.200
millones), anunciada en marzo. La movida
no se acaba ahí. Orange,
el tercer operador en España, busca novia y podría comprar Jazztel o Yoigo (el cuarto operador), mientras también puede haber
operaciones con las empresas de cable
regionales (la vasca Euskaltel, la asturiana TeleCable o la gallera R
Telecomunicaciones). Se trata de buscar
tamaño, para ganar clientes e
ingresos, para competir mejor. Con ello, las tres grandes telecos
(Telefónica, Vodafone y Orange), que controlan un 90% del mercado móvil y banda
ancha y un 75% de clientes en España, aspiran a tener
más poder. Y Telefónica, a ser
aún más grande en
Europa.
Mientras se perfilan
las compras y ventas, las telecos
siguen con su guerra
comercial, donde las grandes
continúan perdiendo clientes a costa de los operadores móviles virtuales (600.000
hasta abril). Ahora, la batalla está centrada en los combos, las ofertas
combinadas de fijo, móvil e Internet, más cable y televisión, donde
Movistar, Vodafone y Orange tienen una
ventaja comparativa (estructura) sobre los operadores virtuales, más ágiles
en ofertas de móviles (e incluso Internet). El salto de estas ofertas
combinadas es tal que ya disfrutan del “todo incluido” un
44,2% de los hogares. Otra novedad comercial es que las grandes telecos
ofrecen ahora smartphones libres,
a mejor precio: buscan el contrato, que
el cliente pase
por su tienda y puedan ofrecerle otros servicios. Eso sí, unos y otros siguen con sus “trampas”:
ofertas sin IVA (es obligatorio), no incluir en la oferta la cuota de línea
(Ono, Jazztel y Orange), tarifas
“ilimitadas” que en realidad son bonos con minutos contados, promesas de infinitos megas que se
quedan en nada, terminales subvencionados
que acaban saliendo caros…
En los próximos meses, la nueva batalla comercial serán las ofertas de televisión. Telefónica
acaba de comprar
Canal+ (725 millones por el 56%)
y se va a lanzar a vender la televisión de pago a sus clientes (deportes, películas)
con el gancho del cable, como hará Vodafone
tras la compra de Ono. En todo el mundo se apunta el cambio de las telecos como
“videocompañías”,
que entran en el negocio de los
contenidos, de la TV a la carta. AT&T
acaba de comprar
Direct TV, la 2ª mayor plataforma
de TV de pago en USA, presente también en Latinoamérica.
En realidad, lo que sucede es que el negocio de las telecos está
cambiando. Se les acaba el negocio
de voz, las llamadas, y más
tras el anuncio
de
WhatsApp de lanzar en junio un servicio de voz a través de Internet
para móviles: les podría costar a las telecos más de 280.000 millones
de pérdidas
hasta 2018. Y han de sacar más jugo a la
conexión a Internet, a los servicios de datos y a ofertas complementarias, como la TV. Claro que para eso han de invertir
en el futuro, mientras les bajan los ingresos. Por eso buscan ser
más grandes.
Y también buscan otras fuentes de ingresos.
En EEUU, las telecos ya han conseguido que grandes usuarios, como Netflix (el mayor videoclub online del
mundo) estén dispuestos a pagar
más por tener un acceso a Internet más rápido, sin cortes. Y la autoridad USA (FCC) ha abierto el camino
(provisionalmente hasta septiembre) al Internet
a dos velocidades: el servicio Premium se paga más. Google, Facebook, Twitter, Apple o Amazon
están
en contra de liquidar el Internet igual para todos, pero
en realidad lo que quieren es no pagar
más por unas redes donde no
invierten nada y de las que sacan beneficios millonarios. Pero si les
cobran, se lo repercutirán a los
internautas: el que quiera más
velocidad, Internet sin cortes, que
pague más. No hay que escandalizarse. Es como el resto del capitalismo: si
quieres mejor educación, sanidad, pensiones o carreteras, lo pagas. Y si no, tendrás
lo que haya.
En definitiva, las
telecos buscan ser más grandes, más
fuertes y conseguir nuevos ingresos, de los datos, de la TV (la
gratuita es cada vez peor) o de un
Internet a dos velocidades, que pronto será realidad también en Europa (a
pesar de las protestas y declaraciones). Y las telecos se verán obligadas a facturar
cada vez más, para seguir invirtiendo y que las redes no se colapsen.
Por eso, habrá cada vez menos guerras de
tarifas (espejismos sí) y más acuerdos entre menos empresas
para imponernos unos precios
más altos (como las eléctricas o
las petroleras). Para crearnos
nuevas necesidades y cobrarnos más por ellas. Para que cada día nos
conectemos más horas, con más servicios y más costosos. Es la droga de la comunicación permanente. Y va a subir de precio. Inevitable.