Mostrando entradas con la etiqueta declaración de la renta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta declaración de la renta. Mostrar todas las entradas

lunes, 1 de junio de 2015

Renta 2015: volvemos a pagar más


Queda este mes de junio para presentar la Renta y aunque nos salga a devolver, este año volvemos a pagar más, como los dos anteriores, por la subida de impuestos que hizo Rajoy en 2011. Y la bajada (electoralista) que aprobó el año pasado no se notará hasta la próxima primavera, cuando presentemos la declaración de 2015. Y además, Hacienda nos mira con lupa: el 80% de los inspectores vigilan a los que viven de un sueldo, aunque el fraude venga de grandes empresas, multinacionales y grandes fortunas. El problema está en que España es el quinto país del euro que menos recauda, porque hay mucho fraude. Y eso obliga a que los que pagamos, paguemos más de lo que deberíamos. Y sepamos que en esta Legislatura de Rajoy, entre tres años de subidas y uno de bajadas, pagaremos 19.500 millones más de impuestos (además de los recortes). No lo olvidemos al hacer la declaración y al votar en noviembre.
 

enrique ortega


La Renta, el IRPF, es el principal impuesto que hay en España. Recaudará este año 72.957 millones de euros, un 39,2% de todos los ingresos fiscales. Pero ha perdido peso, ya que en 2010 suponía el 45% de todos los impuestos. Eso quiere decir que ahora tienen más peso los impuestos indirectos (IVA, gasolinas, luz, tasas), más injustos, porque los pagan igual los que no tienen ingresos que los ricos, frente a la Renta, que se paga según lo que uno gana. Además, la mayor parte del impuesto sobre la Renta lo pagamos durante el año, con las retenciones en la nómina o pensión, y ahora, con la declaración del IRPF sólo pagamos 1 de cada 10 euros: los otros 9 los pagamos el año pasado con las retenciones, sin darnos tanta cuenta.

Por eso, ahora, al ajustar cuentas con Hacienda, a la mayoría le sale negativa: no es ningún regalo, es porque pagamos de más el año pasado, con las retenciones y sale a devolver al aplicar las deducciones. De hecho, de las 19.270.000 declaraciones del IRPF que Hacienda espera esta primavera, 14.250.000 declaraciones (casi tres de cada cuatro) saldrán a devolver y el resto a pagar. Pero son 100.000 declaraciones más a pagar que el año pasado, que abonarán 7.350 millones de euros (511 millones más que en 2014). Y también Hacienda devolverá menos, 10.550 millones frente a 10.651 el año pasado.

Más contribuyentes a pagar más, porque estamos ajustando el impuesto de la Renta de 2014, el tercer año en que estuvo en vigor la subida de impuestos que Rajoy aprobó en 2011: los tipos subieron entre el 0,75% y el 7%, según los ingresos. Eso supone pagar entre 82 euros más (para ingresos de 20.000 euros) y 600 euros extras (para ingresos de 45.000 euros). También se pagan más impuestos por los ahorros, inversiones y dividendos (pasan de pagar el 19% al 21%). Pero la mayor subida se debe a que Hacienda no descuenta (desde 2008) el efecto de la inflación. Al no revisar los tramos de renta ni actualizar el mínimo personal y familiar ni la deducción por rendimientos del trabajo. Una penalización de 33,24 euros más por contribuyente, según GESTHA (entre 18 y 1.321 euros, según ingresos).

En esta declaración que presentamos en 2015 seguimos pagando más y no será hasta la declaración de la primavera de 2016 cuando notemos la pequeña bajada (más electoralista que significativa) que aprobó Rajoy el año pasado, en su “mini reforma fiscal”. Eso sí, en la declaración del año que viene, los contribuyentes se podrán deducir menos por alquiler (tanto el inquilino como el propietario) y por contratar planes de pensiones privados (el máximo a invertir baja este año 2015 de 12.500 a 8.000 euros).

Una cuestión clave es dónde paga cada uno la Renta, porque hay enormes diferencias entre las autonomías. Por un lado, en la declaración de este año, hay autonomías que establecen un recargo en el tipo máximo del IRPF, que queda así en el 49% en Cataluña, Andalucía o Asturias, en el 48,5% en Extremadura, el 47,5% en Canarias o el 47% en la Comunidad Valenciana, La Rioja y Murcia, frente al 45% en Castilla y León, Galicia, Baleares y Aragón o el 44,5% de Madrid, la autonomía con el tipo más bajo del IRPF. Eso puede suponer, para un contribuyente soltero con 30.000 euros de ingresos, una diferencia en el pago de la Renta de 273 euros entre Madrid (4.932 €) y Cataluña o Andalucía (5.205 €), según el análisis del Panorama de la Fiscalidad Autonómica y Foral.

Pero además, hay grandes diferencias entre las deducciones que ofrecen las autonomías, un “galimatías” con 164 diferentes: por libros de texto y material escolar (Aragón, Baleares, Castilla la Mancha, Extremadura y Comunidad Valenciana), por gastos de guardería (Extremadura, Murcia y Comunidad Valenciana), por pago seguros privados de salud (Aragón y Baleares), por gastos de adopción internacional (Madrid y Castilla y León), por ayuda doméstica y gastos en abogados laboralistas (Andalucía), por gastos de enfermedad (Cantabria), por uso nuevas tecnologías (Galicia), por intereses préstamos master y doctorados (Cataluña), por gastos estudios hijos fuera islas (Canarias) y ayudas al alquiler, sobre todo a  jóvenes (en la mayoría de autonomías).

El otro impuesto que toca pagar ahora es el de Patrimonio, que declara una minoría (unos 190.000 contribuyentes este año), los que tengan más de 700.000 euros en propiedades (casa, cuentas, valores…), salvo en Cataluña (el umbral allí son 500.000 euros). Se paga  en todas las autonomías, salvo en Madrid (exento), una cantidad de 949 millones de euros de recaudación (929 en 2014), con tipos también diferentes: un contribuyente con 800.000 euros de patrimonio, por ejemplo, paga 769,51 euros en Cataluña, 300 euros en Extremadura, 240 euros en Galicia, Murcia, Andalucía o Asturias, 100 euros en La Rioja y 200 euros en las 7 autonomías restantes no forales. Eso sí, los que declaren impuesto de Patrimonio sólo pueden presentarlo por Internet (y con él, también el IRPF ha de presentarse telemáticamente).

En definitiva, que aunque nos salga negativa, sepamos que la mayoría paga más impuestos por los ingresos de 2014, como pasó en las tres declaraciones anteriores. De hecho, en 2014, los españoles pagamos más impuestos que nunca, según los datos de la Agencia Tributaria: el tipo medio que pagamos por todos los impuestos (IRPF, sociedades, IVA, impuestos especiales) fue del 15,2% sobre las bases imponibles (los ingresos sometidos a tributos), frente al 13,30% en 2011. Y la presión fiscal (cociente entre impuestos e ingresos) para un matrimonio con dos hijos fue del 33,8% en 2014, muy por encima de la media de la OCDE (26,8%). Y somos el 9º país con más presión fiscal entre los 34 países de la OCDE.

Y si hacemos balance de la Legislatura, el coste para los contribuyentes de las subidas de impuestos y recorte de deducciones (vivienda y otras) que aprobó Rajoy para los años 2012, 2013 y 2014 es de 23.259 millones, a los que hay que restar los 3.803 millones que supone la rebaja de impuestos que aprobó para 2015. Con ello, el balance de esta Legislatura de Rajoy será que vamos a pagar 19.500 millones más de impuestos estatales, a los que habría que sumar la subida de los impuestos autonómicos (además, han creado 50 impuestos nuevos) y municipales (IBI, transmisiones patrimoniales y tasas). Un pico.

Y todo ello porque España es incapaz de recaudar más, de ingresar por impuestos como otros países: los 28 de la Unión Europea recaudan de media un 46,7% de su riqueza (PIB), mientras España sólo recauda el 38,3% del PIB (2014). De hecho, somos el 5º país de los 19 de la zona euro que menos recauda, sólo por detrás de Irlanda (35%), Estonia (34,3%), Lituania (34,6%) y Eslovaquia (38%), según Eurostat. Eso significa que si fuéramos como la media de países europeos, España tendría que recaudar 84.000 millones más cada año. Y eso permitiría menos recortes y que la mayoría pagáramos menos impuestos.

¿Por qué España recauda menos impuestos? Porque hay más fraude. Primero en el IVA: la Comisión Europea estima que España deja de ingresar 12.400 millones al año por IVA. Y luego, hay fraude en las grandes empresas, multinacionales y entre los más ricos, unos 60.000 millones según cálculos de GESTHA. Mucho de este fraude es “legal”: pagan menos impuestos de los que deberían porque se acogen a deducciones y normas que se lo permiten, además de camuflar” ingresos con operaciones internacionales, paraísos fiscales, empresas pantalla  y SICAV. De hecho, las grandes empresas pagaron en 2013 un tipo impositivo del 5,3%, frente al 16% de las pymes y el 15,2% de las familias, según datos de la propia Agencia Tributaria. Y hay muchas multinacionales, como Google, Apple, Amazon o Facebook que apenas pagan impuestos en España, por su “ingeniería fiscal”.

El problema es doble: no se endurece la legislación (española e internacional) para luchar contra el fraude fiscal y España apenas cuenta con medios, menos tras el recorte de personal en la Agencia Tributaria (-2.353 personas): Hacienda cuenta con un funcionario por cada 1.598 habitantes frente a 1 por 942 en Francia o 1 por cada 740 habitantes en Alemania. Y además, sólo se dedica el 20% de la inspección a vigilar a los más ricos, multinacionales y grandes empresas: el 80% de la inspección se dedica a vigilar a los asalariados, según acaba de reconocer el propio presidente de la Organización de Inspectores de Hacienda. Tremendo.

Así resulta que los que viven de su trabajo son los que están más controlados y los que pagan la mayor parte del IRPF (el 79%) y de los demás impuestos: si se suman todos, el 90% de los ingresos fiscales salen de las familias y sólo un 10% de las empresas, bancos y grandes fortunas, según Intermon Oxfam. Este es el problema que no acaba de resolverse en España, con una verdadera reforma fiscal, que nos permita recaudar impuestos como el resto de europeos, gracias a que unos paguen más y la mayoría paguemos menos. Esta es la reflexión que debería acompañarnos al hacer esta nueva declaración de la Renta, porque seguimos pagando más aunque nos salga negativa. Y es lo que deberíamos tener presente al votar en las elecciones de diciembre: o pagan más otros o nos toca pagar de más a la mayoría. Así de claro.

lunes, 13 de abril de 2015

SICAV récord: millonarios sin crisis


La crisis sigue ahí, pero las grandes fortunas tienen más dinero que nunca en las SICAV, la inversión favorita de los millonarios, porque apenas pagan impuestos. En 2014 se ha batido el récord histórico de SICAV (3.226) y de su patrimonio (31.486 millones), superior ya al de 2007. Y su rentabilidad triplica a la de la Bolsa. Las SICAV son una inversión legal, pero que deja muchas vías al fraude y facilita pagar menos impuestos a los más ricos, por lo que muchos piden reformas y un mayor control, que ahora está en manos de la CNMV, no de Hacienda. Pero el Gobierno dice que si se hacen cambios, las grandes fortunas se llevarán su dinero al extranjero. Es verdad y por eso hace falta  un cambio a nivel europeo, como pide la OCDE. Pero Bruselas no está por la labor. Y mientras, la mayoría de los contribuyentes volvemos otro año a pagar la Renta, cuando el 1% de la población apenas paga impuestos.
 
enrique ortega

Las SICAV (Sociedades de Inversión de Capital Variable), creadas en 1983, son la inversión preferida de las grandes fortunas. Sobre todo, porque son bastante opacas (no hay que informar de todos sus titulares, sólo del Consejo de Administración) y apenas pagan impuestos: sólo tributan por el 1% de sus beneficios anuales (las sociedades por el 30% y los contribuyentes cotizamos a un tipo del 20 al 47% en el IRPF). Los miembros de la SICAV sólo pagan impuestos cuando venden y tienen beneficios, pero sólo tributan un 24% (como un Fondo de inversión o una renta de capital), casi como el tipo mínimo del IRPF (20%) y bastante menos que el tipo máximo que les corresponderían si pagaran IRPF (47%). Además, la constitución de SICAV está exenta de pagar el impuesto de transmisiones patrimoniales.

SICAV hay en toda Europa (sobre todo en Luxemburgo, Suiza, Francia e Italia) y aquí se han desarrollado sobre todo a partir de los años noventa. Es una inversión legal, pero que tiene “mala fama porque deja vías abiertas al fraude, como señalan los técnicos de Hacienda (GESTHA). Primero, porque no son un instrumento de inversión colectiva, sino que las controlan las grandes fortunas. En teoría, hacen falta 100 inversores para crear una SICAV (con un capital mínimo de 2,4 millones de euros), pero en la mayoría de los casos las crea una familia acaudalada y busca a 99 testaferros (“mariachis”, en el argot financiero) para que den su nombre sin poner dinero. Y es el millonario el que decide la política de la SICAV. Así, con datos de la CNMV, de las 3.000 SICAV que había en 2013, en 2.500 el capital estaba entre un 80 y un 90% en manos de un partícipe. En el caso de Morinvest, por ejemplo, la SICAV de Alicia Koplovitz: el 99,89% del capital es suyo.

Y así se da paso a la segunda vía de fraude: se utiliza la SICAV para hacer compras o participar en otras empresas, sin tener que vender para comprar. Y si el dueño tiene que hacer gastos, los hace con cargo a la SICAV, sin tener que vender (y pagar impuestos) para comprar.

Con todo, el mayor problema de las SICAV es, para muchos, su falta de  control. El 30 de junio de 2005, el Congreso decidió (con el voto del PSOE, PP más Ciu y la oposición de IU) que el control de las SICAV pasara de Hacienda a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), lo que automáticamente invalidó 200 actas que la Agencia Tributaria había abierto a otras tantas SICAV por no tener de verdad los 100 socios exigidos. Ahora, la CNMV controla la constitución de SICAV, pero carece de medios e información para hacer un control efectivo, según los técnicos de Hacienda (GESTHA).Y así, carece de información sobre el origen de los fondos, cuáles son sus verdaderos titulares, si cometen fraude fiscal o blanquean dinero. Y Hacienda sólo puede vigilar si pagan el 1% o las plusvalías si venden.

Al final, todas estas ventajas fiscales y la escasa supervisión han hecho crecer las SICAV, a pesar de la crisis. En 2007 llegaron a un máximo (3.290 SICAV y 31.481 millones de patrimonio), para caer hasta un mínimo en 2011 (3.064 SICAV y 23.776 millones de patrimonio) y luego recuperarse en 2012 y sobre todo en 2013, a raíz de la amnistía fiscal de Montoro en 2012: muchas grandes fortunas, que tenían su dinero en SICAV de otros países, trajeron su dinero a España y crearon SICAV aquí, como reconoció en su día la CNMV. Y en 2014, se han batido todos los récords: se crearon 197 nuevas, alcanzando las 3.226 SICAV, con 450.211 accionistas (la mayoría “mariachis”) y con un patrimonio invertido de 31.486,8 millones, un 14% más que en 2013, según los recientes datos de la CNMV. Y con una rentabilidad que en muchos casos ha superado el 10%, el triple que la Bolsa (3,66% en 2014). Ahora, la patronal Inverco apuesta porque el patrimonio de las SICAV crezca otro 10% este año y alcance los 35.500 millones invertidos a finales de 2015.

De las 3.226 SICAV, hay 53 con más de 50 millones de patrimonio. En el top 10 están las SICAV de las grandes fortunas, los grandes millonarios españoles. Hasta 2011, las dos mayores SICAV eran las de Amancio Ortega (Keblar y Alazón), el dueño de Inditex, que ese año las cerró para dedicarse a la inversión inmobiliaria. Ahora, las mayores SICAV son las de la familia March (Carlos y Juan March): Torrenova de Inversiones (1.093 millones), Cartera Bellver (356 millones) y Lluc Valores (181,5). Les siguen Alicia Koplovitz (de FCC), con Morinvest (494,9 millones) y Sandra Ortega, de Inditex, con Soandres (402,5 millones).Luego la familia Gallardo (de laboratorios Almirall), con Elitia Invest (386 millones), Alberto Palatchi (de Pronovías), con Hesprisa (207,4) y Gesprisa (170,7 millones), la familia Del Pino (Ferrovial), con Allocation (337,8), Chat inversiones (269,1), Swift Inversiones (146) y Tosqueta Inversiones (105,7 millones), la familia Hernández Calleja (primer accionista de Ebro Foods), con Soixa (273,6 millones), Juan Abelló (ex de Conde), con Arbaria (138,5 millones), César Alierta (presidente de Telefónica), con Lierde (99,2 millones) y la familia  Entrecanales (dueña de Acciona), con cartera Kefren (67 millones).  

La liquidación del Banco de Madrid ha sacado a la luz otros nombres famosos que tenían una de las 87 SICAV gestionadas por el banco (con un patrimonio de 867 millones). Entre ellos, los jugadores de fútbol Carles Pujol y Roberto Carlos, el inversor indio Bhavani, las familias Aistrain (acero vasco), Carceller  (cerveza Damm), Colón de Carvajal (Osborne), Hernández (jamones Beher) o Fernández Somoza (ex dueño de Azkar). Junto a Banco de Madrid, se han especializado en crear SICAV para grandes fortunas Bankinter (387 SICAV), Deutsche Bank (82) y BNP Paribas (81), así como BBVA, Popular y Santander (que tiene una SICAV,Cartera Mobiliaria, con 350 millones).

Y luego hay fortunas españolas que siguen teniendo su dinero en SICAV registradas en  otros países, sobre todo en Luxemburgo, que ofrece dos ventajas adicionales: sólo pagan el 0,01% de impuestos anuales sobre beneficios (frente al 1% en España) y son más opacas y fáciles de crear, ya que se pueden constituir con un solo accionista , con menos capital (sólo 1,25 millones de euros, la mitad que en España) y las autoridades no obligan a informar qué inversor o inversores están detrás de la gestora de la SICAV. Estas SICAV luxemburguesas se hicieron famosas en 2014, cuando salió a la luz que el Parlamento europeo había creado una SICAV en Luxemburgo, que funcionó entre 1994 y 2009, para gestionar los fondos de pensiones de los 480 eurodiputados (sólo dimitió uno: Willy Meyer, de IU).

Al final, hay expertos que dicen que las SICAV son un instrumento legal de inversión, que incluso utilizan medianos inversores (hay SICAV que cotizan en la Bolsa MAB y cuyas acciones se pueden comprar abiertamente) y que no hay que “demonizarlas. Pero el hecho real es que son la inversión preferida de las grandes fortunas por su opacidad, escaso control y porque pagan menos impuestos que si crearan una empresa o invirtieran por libre. Por eso, los técnicos de Hacienda (GESTHA) creen que hay que hacer cambios en las SICAV, no prohibirlas. Y proponen dos cambios básicos. Uno, fijar un porcentaje máximo que una persona puede tener de una SICAV (entre el 2 y el 5%). Y el otro, fijar una fecha  límite para aflorar las plusvalías y pagar impuestos (3,4 ó 5 años). Y además, proponen devolver su control y supervisión a Hacienda, algo que también pide Intermón Oxfam, que defiende una tributación de las SICAV similar a las de las empresas (que paguen el 30% sobre beneficios).

La OCDE recomendó a España, en septiembre de 2014, que revisara el régimen fiscal de las SICAV, “para que no se utilizaran para eludir el pago de impuestos”. Pero el Gobierno Rajoy no ha cambiado la normativa de las SICAV en la reforma fiscal que aprobó en 2014, desatendiendo la petición del Comité de expertos, que pedía unas “SICAV para pobres”. Montoro ha reiterado que el Gobierno no quiere cambiar las SICAV porque eso “abriría la puerta a una fuga de capitales, como pasó en el País Vasco, cuando reformó las normas: se fueron todas. El riesgo es real y por eso, cualquier cambio normativo exigiría hacerlo a nivel europeo al menos y si fuera posible a nivel mundial, con la OCDE y el G-20. Pero ni los países que captan inversiones vía SICAV ni la Comisión Europea están por la labor.

Así que parece que tendremos SICAV para rato, aún a costa de no reducir el fraude fiscal: estimado en 60.000 millones por los técnicos de Hacienda (GESTHA), una quinta parte procede de las grandes fortunas. Y se podrían recaudar unos 5.000 millones más cerrando las vías de fraude de los más ricos, sobre todo las SICAV. Eso permitiría gastar más en educación, sanidad, formación y gastos sociales, a la vez que reducir los impuestos de la mayoría, que pagamos entre el 20% y el 48% de nuestros ingresos, más que muchos millonarios. Piense en ello al hacer su próxima declaración de la renta. Y, sobre todo, al votar a finales de año.

domingo, 17 de junio de 2012

Renta 2012: pagamos más los de siempre


Toca confesarse con Hacienda. Y este año, como los últimos, nos han subido la penitencia: todos pagaremos algo más, sobre todo por no deducir tarifas y bases con la inflación. Y habrá menos devoluciones. Hay que estar atentos a las deducciones y tipos de las autonomías, porque cinco han subido los tipos del IRPF. Lo que no cambia es quien paga la Renta: el 79% de la recaudación viene de las nóminas .Y el pago recae sobre todo en las rentas medias, mientras los más ricos defraudan legalmente por otras vías. España es el país europeo donde más sube la presión fiscal, aunque es también el que menos recauda por impuestos. Y eso, porque carga en Renta, pero recauda menos en Sociedades, tabaco, carburantes e IVA, un impuesto que Bruselas exige subir.
enrique ortega

La campaña de Renta hace mucho ruido pero recauda poco: la mayor parte de este impuesto, con el que el Estado consigue casi la mitad de sus ingresos (el 43,15%, 69.803 millones en 2011) lo hemos pagado en 2011, con las retenciones mes a mes (93%). Ahora, con la declaración, se ajustan estos pagos con las deducciones de cada uno. Y a tres de cada cuatro les sale que Hacienda tiene que devolverle. Este año, de 19,1 millones de declaraciones, 14,6 millones son con devolución (600.000 menos que el año pasado) ,10.995 millones que en su mayoría volverán a los contribuyentes antes de julio. A los 4,5 millones de contribuyentes restantes les toca pagar ahora 6.308 millones.

En esta declaración se ha subido los tipos (Gobierno ZP) a los que más ganan (+120.000 euros) y a los ahorradores (del 19 al 21% para más de 6.000 euros de dividendos). Pero todos vamos a pagar más, al no descontarse la subida de la inflación de los tramos de la renta y no actualizarse el mínimo personal y familiar ni la reducción por rendimientos del trabajo. Algo que se hacía hasta 2008 y que nos supondrá pagar unos 2.500 millones más, según Gestha, entre 120 y 250 euros por contribuyente. Además, desaparece el cheque bebé. En cambio, los que hicieron obras en casa en 2010 tendrán más desgravaciones.

Otro año más, hay que estar atento a la autonomía donde se vive, ya que ha habido cambios en las desgravaciones y en los tipos regionales. Cinco autonomías han subido tipos a las rentas más altas, creando además nuevos tramos: Andalucía, Asturias, Cantabria y Extremadura (entre +1% y + 3%) y, sobre todo Cataluña (entre +2% y +4%). Y otras dos han bajado tipos (entre -0,1% y -0,4%): Madrid y la Rioja. En deducciones, el mapa varía mucho entre Castilla y León (deducciones por guardería, hijos y vivienda), Madrid  y Baleares (deducen por hijos y gastos escolares) y Extremadura, Asturias o Aragón (escasas deducciones). Al final, eso supone que una familia pague hasta 3.448 euros más o menos depende donde vida, según REAF.

La otra novedad es que vuelve el impuesto de patrimonio, aunque limitado a 160.000 contribuyentes, que tengan más de un millón de patrimonio neto (o 2 millones si viven en Madrid, Baleares y Comunidad Valenciana, que bonifican el 100%). Un impuesto poco útil (sólo recaudará 1.080 millones), que debería cambiarse por un impuesto sobre grandes fortunas.

Un año más, la Renta la pagan los que viven de una nómina: el 87% de los contribuyentes son asalariados y un 78,8% de la recaudación viene de sus sueldos, perfectamente controlados. Casi la mitad (42,8%) son mileuristas (8,3 millones de contribuyentes), con ingresos inferiores a 13.500 euros y pagan el 14,2% del IRPF. Las rentas medias bajas (de 13.500 a 28.500 euros), un 36,3% de contribuyentes (7 millones) aportan un tercio de la recaudación (33,7%). Y  las rentas medias altas (28.500 a 51.000 €), otro 15,1% de contribuyentes (3 millones) aportan un 25,9% más. Las rentas altas (51.000 a 96.000 €), con un 4,5% de contribuyentes (872.500) aportan el 13,9%. Y los más ricos (+ 96.000 €), un 1,3% de contribuyentes (252.000) aportan el 12,3% restante. En resumen: los que ganan entre 13.500 y 51.000 euros (10 millones de contribuyentes, más de la mitad) pagan el 60% del IRPF.

Sólo hay 8.077 contribuyentes que confiesan ganar más de 600.000 euros y pagan 1,4 millones de media. La Renta no está hecha para ellos, que evaden impuestos legalmente a través de empresas interpuestas (sin actividad), sociedades o SICAV. Las empresas, a través del abanico de deducciones que permite el impuesto de sociedades, pagan sólo el 9,9% de sus beneficios, cuando el tipo nominal es el 30%. Y los ahorradores ahora pagan del 19 al 21%. Enfrente, los asalariados pagan en esta declaración tipos mínimos del 24% que llegan al 48% en Cataluña. Sigue el trato desigual y el fraude.

Si rebajáramos el fraude a nivel europeo, se podrían recaudar 38.500 millones al año, actuando sobre grandes patrimonios y grandes empresas, que es donde está el 72% del fraude, según Gestha. Hacienda es más modesta y quiere recaudar 8.171 millones con su Plan antifraude 2012, centrado en alquileres no declarados, profesionales, cuentas ocultas en el extranjero, cobro de insolventes que no lo son y contrabando de tabaco. Y otros 2.500 millones con la polémica amnistía fiscal de los que afloren dinero negro este año.

Una reflexión final. España es el país europeo donde más sube la presión fiscal, según Eurostat. Pero somos uno de los países europeos con menos ingresos fiscales: se recauda el 31,9% del PIB, frente el 38,4% en la UE-27, el 47,6% en Alemania o el 42,5% de Francia. O sea, que nos brean a impuestos (y más en la declaración del año que viene), pero pagamos menos que el resto de europeos. Pagamos casi igual en Renta, pero mucho menos en carburantes, tabaco o IVA  y las empresas en Sociedades, los dos impuestos cuya recaudación se ha desplomado con la crisis.

La reflexión nos lleva a que reducir el déficit no pasa sólo por recortes, sino por ingresar más, a la europea, pero no estrujando a las nóminas con subidas como la aprobada por Rajoy, sino subiendo el tipo efectivo de Sociedades y subiendo el IVA (el más bajo de Europa), como exige Bruselas. Y poniendo otros impuestos, sobre transacciones financieras y grandes fortunas. Y luchando más contra el fraude. En total, se podrían ingresar 63.300 millones más, según Gestha, evitando muchos  recortes. Otro camino, más difícil porque pisa muchos callos.