El empleo ha “pinchado” en el primer trimestre, como es
habitual, con una pérdida de 92.500 empleos, al retrasarse la Semana
Santa a abril. Pero se espera que suba este 2º trimestre y en verano, porque
las empresas siguen contratando y hay 2 millones más de personas trabajando
que hace 5 años. Pero hoy, 1º de mayo, podríamos reflexionar
sobre el empleo del futuro, que va a cambiar drásticamente por la
tecnología y la inteligencia artificial (IA). De hecho, el Foro Económico Mundial
estima que 4 de cada 10 trabajadores españoles deberán “mejorar sus
habilidades” para tener un empleo en 2030. A lo claro: los trabajadores
tienen que reciclarse y formarse si quieren seguir trabajando en unos años. Un
reto que obliga a Gobiernos y empresas a gastarse más dinero en formación
y reciclaje profesional, para afrontar la digitalización, la descarbonización,
la robótica y la IA, un reto del que apenas hablan los sindicatos hoy.
Hay que prepararse para esta “revolución silenciosa”, la del
empleo futuro.
Enrique Ortega
El primer trimestre suele ser malo para el empleo,
por el fin de las Navidades y el menor consumo en la “cuesta de enero”. Además,
este año la Semana Santa ha caído en abril y no en marzo (como en 2024),
lo que ha restado empleo entre enero y marzo. Por todo ello, en el primer
trimestre se perdieron -92.500 empleos, aunque son menos que en el
primer trimestre de 2024 (-139.700), según
la EPA publicada este lunes. Con todo, a finales de marzo había en España 21.765.400
ocupados, así que trabajan 2,08 millones de personas más que
hace 5 años, antes de la pandemia (19.681.300 ocupados en marzo 2020).
El empleo ha caído sólo entre los hombres
(-94.100 ocupados), mientras aumentó algo entre las mujeres (+1.600). Y
lo han perdido los trabajadores españoles (-144.500 empleos), porque los
extranjeros han ganado empleos (+52.000). La
pérdida de empleo se ha dado casi en exclusiva en el sector público
(-92.200 empleos, por el aumento de jubilaciones) , mientras apenas caía el
empleo privado (-300). Y se ha perdido empleo entre los trabajadores maduros
(-119.800 empleos entre 40 y 54 años) y los más jóvenes (-60.800 empleos
perdieron los de 16 a 24 años). Todos los sectores han perdido empleo, salvo el
campo (+25.000), especialmente los servicios (-112.300). Y por
autonomías, han perdido más empleo Baleares (-42.400), Comunidad
Valenciana (-20.400) y Andalucía (-12.300), mientras lo ganaron Madrid
(+14.800) y País Vasco (+11.300 empleos).
La caída del empleo al inicio de 2025 ha provocado también un
aumento del paro, que subió en +193.700 desempleados, un aumento
récord desde 2013, debido a que han aumentado mucho los que buscan empleo, los
“activos”: +101.200, todo un récord en los últimos años, por el
aumento de mujeres que buscan trabajo (+118.100), mientras hay menos
hombres buscando (-16.900). Con ello, España alcanza un récord histórico de “activos”,
personas que trabajan o buscan trabajo: 24.554.500. Esto supone que, aunque
crezca el empleo en los próximos meses, el paro bajará menos, porque hay más
gente buscando trabajo.
Con este aumento del paro, son ya 2.789.200 las personas
que están en paro, un 11,36% de las personas en edad de trabajar, según la EPA, una
cifra elevada pero son 523.800 parados menos de los que había en
España hace 5 años, antes de la pandemia
(3.213.00 parados en marzo de 2020, el 14,41% de la población activa).
El paro ha subido en este primer trimestre más entre las mujeres
(+116.500 paradas) que entre los hombres (+77.200), más entre los
españoles (+147.900) que entre los extranjeros (+45.800) y más entre
los trabajadores maduros (+141.300 entre 25 y 44 años), cayendo entre los más
jóvenes (-12.000 parados). Por sectores, crece sobre todo en los servicios
(+124.900, la mitad por el turismo y la hostelería) y también más en Cataluña
(+47.200), Baleares (+42.800), Madrid (+23.900) y Canarias (+21.800),
bajando sólo en Murcia (-4.400), País Vasco (-4.300) y Cantabria (-1.100).
Mientras sube el paro, hay algunos datos de fondo
preocupantes. Por un lado, todavía hay 882.900 hogares donde todos
sus miembros están en paro, aunque son 95.000 menos que hace un año. Por
otro, baja el porcentaje de
parados que cobran el desempleo: cobraban
alguna ayuda en febrero 1.722.042 parados, el 66,77% de los parados
registrados en las oficinas de empleo, frente al 69,44 % hace un año. Y además,
la mayoría (813.181) cobran un subsidio asistencial (480 euros al mes),
mientras sólo 908.861 parados registrados cobran el subsidio contributivo
(1.014,90 euros mensuales). Y ha subido el número de parados que llevan más
de 1 año sin trabajo (1.065.400 parados),
con lo que el 38,10% son “parados de larga duración” y tienen mucho más difícil
recolocarse.
Lo más preocupante es que la tasa de paro ha subido
en el primer trimestre, del 10,61% en que estaba a finales de 2024 al 11,36%,
aunque es mucho más baja de la tasa de paro que teníamos hace 5 años (14,4%).
Una tasa muy alejada de Europa, donde es menos de la mitad (5,7%
en la UE-27 y 6,1% en la zona euro), siendo la tercera parte en Alemania
(3,1%), según Eurostat. Y ha subido este trimestre la tasa de paro juvenil (menores 25 años),
que en España es el 26,5%, frente al 14,5% en Europa y el 6,3% en
Alemania. Además, persiste el problema de que hay 2 Españas en el paro.
Una, 8 autonomías con alta tasa de paro: Melilla (26,6%), Ceuta
(26,1%), Extremadura (16,6%), Andalucía (16,4%), Baleares (14,78%), Canarias
(13,27%), Castilla la Mancha (13,27%) y Murcia (12,83%). Y otra, las 8
autonomías que tienen una tasa de paro casi “europea”:
Navarra (7,49% de paro), País Vasco (7,71%), Cantabria (7,86%), Aragón (8,29%),
Castilla y León (8,70%), Galicia (8,80%) y Cataluña (8,91%), según la EPA de marzo.
Con todo, lo más positivo sigue siendo la mejor
calidad del empleo que se crea en España, tras la reforma laboral de
2022. Este primer trimestre, el
43,07% de los contratos firmados son indefinidos, algo menos
que hace un año (44,5% el primer trimestre de 2024) pero un porcentaje muy
superior a los de 2023 (38,7%), 2021 (10,9%) y la media de 2014 a
2020 (sólo entre el 6 y el 8% de los contratos eran indefinidos). Con ello,
ya hay 15,7 millones
de asalariados con contrato indefinido, el 84,88% del total,
frente al 74,61% de fijos a finales de 2021). Lo que no mejora son
los contratos a tiempo parcial (por horas o días), que aumentan
(+134.400 en el último año) y superan los 3 millones de asalariados, sobre
todo por las mujeres (el 73,6% de estos contratos), que trabajan a
tiempo parcial porque no encuentran trabajos a jornada completa o para
cuidar a hijos y mayores.
Ahora, en 2015, el Gobierno y los expertos creen que España
seguirá creando empleo, más que el resto de Europa pero menos que en
2023 y 2024, porque creceremos algo menos (+2,6%, frente al +3,2% en 2024).
La previsión
enviada por el Gobierno a
Bruselas, en octubre de 2024, apostaba por crear 1,6
millones de empleos entre 2024 (+556.132 empleos, aunque realmente
se han creado +468.100), 2025 (548.645 empleos) y 2026 (494.878
empleos), con el objetivo de que España roce los 23 millones de ocupados
(22.989.350 en 2026) y baje su tasa de paro del 10% en 2026 (ahora
parece más factible).
Los datos indican que estamos en el buen camino para
lograr ambos objetivos. Pero el Gobierno Sánchez no puede “lanzar
las campanas al vuelo” con el empleo y el paro, por dos razones.
Una, porque seguimos siendo el país de Europa y de la OCDE (36 paises) con
la mayor tasa de paro: 11,36% en España frente al 5,7% en la
UE-27 y el 4,8%
en la OCDE. Y la otra, porque la tasa de empleo en España es
mucho más baja que en Europa: a finales de 2024 trabajaban el 71,4% de
los que tienen entre 20 y 64 años, frente al 75,8% que trabajaban en
Europa, el 75,1% en Francia o el 81,3% en Alemania, según
Eurostat. A lo claro :que España tiene 1,08 millones de
personas menos trabajando que las que deberíamos tener si fuéramos como la
media europea. Y que trabajan 2,4 millones de españoles menos de
los que trabajarían si tuviéramos
la tasa de empleo de Alemania.
Ese es nuestro gran reto: reformar la economía para
que ofrezca empleo a más gente (entre 1 y 2 millones más) y eso
permita reducir la tasa de paro “a niveles europeos”. En eso
deberíamos centrarnos a medio plazo, sin regodearnos en los récords. Y
eso implica tomar 2 medidas a corto plazo, que exigen (¡ cómo no¡ ) un
pacto político económico y social. Una, aprobar un Plan de empleo,
para fomentar la contratación de parados mayores de 45 años, mujeres y jóvenes,
sobre todo en esas 8 regiones con más paro que la media, canalizando
inversiones públicas y privadas e
incentivos a las contrataciones.
Y la otra, reformar de verdad las oficinas de empleo,
porque no ayudan a los parados a recolocarse. Se han cumplido 2 años
de la Ley de Empleo (entró en vigor el 2 de marzo de 2023) y no ha
funcionado: ni se ha hecho un perfil de los parados ni se les ayuda
individualmente a colocarse. De hecho, las oficinas de empleo sólo
colocan al 1,9% de los parados y apenas un 10% de los
desempleados hacen cursos de formación (largos y poco útiles). Y en la web del SEPE sólo
hay registradas 83.444 empresas y 29.305 ofertas de empleo. Urge cambiar
la operativa y dotar de medios a estas oficinas, gestionadas
de forma muy desigual por las autonomías.
Además, este 1º de mayo habría que pensar
también en el empleo a medio plazo, porque el mercado laboral va a
cambiar radicalmente en los próximos años. En el mundo, 59 de cada 100
trabajadores necesitarán “cualificarse” para no perder sus empleos actuales,
por la tecnología, la robotización y la inteligencia artificial (IA), según el
último informe
sobre el futuro del empleo del Foro Económico Mundial. Y en el caso de
España, este informe señala que 4 de cada 10 trabajadores españoles
deberán mejorar sus habilidades para tener empleo en 2030. Los expertos
laborales y las empresas reiteran la urgencia de formación y
reciclaje de los trabajadores, para mejorar su cualificación y afrontar
la demanda de nuevos empleos: muchos empleos actuales desaparecerán
(administrativos, secretarias, asistentes administrativos, cajeros de banco…) y
se crearán otros (analistas de datos, expertos en IA, desarrolladores de
software, técnicos ambientales, expertos en ciberseguridad…).
En definitiva, que no basta con que la economía española cree
más empleo, para conseguir una tasa de paro “europea”, sino que hay que formar
a los jóvenes en los futuros empleos que van a demandarse en los
próximos años y reciclar a los empleados actuales para que no pierdan su
empleo en el futuro. Esto exige una mayor inversión en formación y “capital
humano”, con importantes cambios en el diseño de la educación, desde la
escuela a la Universidad, y con mayor gasto en formación de las empresas y el
Estado. Hay que prepararse desde ya al empleo que viene, con
acuerdos entre Gobierno, empresas y sindicatos para configurar la oferta
de empleo que exige el futuro. Un reto del que apenas se habla este
1º de mayo, mucho más de fondo que la jornada laboral o los salarios.