Crecemos, pero con pobreza y desigualdad
Confirmado: España creció en 2024 cuatro veces más
que Europa (3,2% frente a 0,8%). Pero mucha gente no lo nota,
porque la inflación se ha comido los salarios y por la subida de alquileres,
hipotecas y servicios públicos. Así, un 9,1% españoles llegan a fin de mes “con
mucha dificultad” y casi la mitad con problemas. Y hay 9,6
millones de españoles en situación de “pobreza”: ganan menos
del 60% que la media. Tenemos sólo 409.000 “pobres” menos que en 2018,
cuando Sánchez llegó a la Moncloa, aunque hay 2,35 millones de residentes
más. Pero sube la pobreza infantil y somos el 5º país
con más pobreza de Europa, a pesar del crecimiento y el empleo. Fallan
las ayudas a la pobreza y tenemos demasiados sueldos bajos:
un 70% ganan menos de 2.548 euros, 24% menos que en Europa. Urge corregir las medidas
sociales, con más ayudas por hijos, y subir más los salarios bajos (menores de 2.000 euros),
ahora que los beneficios empresariales son altos. Hay que “repartir”
mejor el crecimiento.
Eurostat, lo confirmó a finales de enero: España creció +3,2%
en 2024, más que en 2023 (+2,7%) y cuatro
veces el crecimiento de la UE-27 (+0,8%), triplicando el
crecimiento de Francia (+1,1%) y seis veces más que Italia (+0,5%),
mientras Alemania sigue en recesión (-0,2%). Los motores
del alto crecimiento español, por tercer año consecutivo, son el aumento
del consumo público y privado (por el aumento de ocupados: +
468.100 empleos en 2024), las
exportaciones y, sobre todo el
turismo, que batió otro récord histórico. Y además, la inflación
cerró el año con una subida del 2,8%, en linea con el +2,7%
en la UE-27. El punto negro sigue siendo el paro, que acabó en el
10,6%, casi el doble que la media europea (5,6%).
Con todo, la economía española crece más que la europea, con una inflación moderada (al alza), menos déficit público y superávit
con el exterior, esperando crear otros 500.000 empleos en 2025. Pero muchos
españoles no acaban de notarlo. Primero, porque la
inflación de los últimos años “se ha comido” parte de sus
salarios: los
salarios pactados en convenio han subido un +12,92% entre 2020 y 2024,
mientras la inflación subió un +20% (y si nos vamos más atrás, desde 2009, los
salarios han perdido un -21,43% de poder adquisitivo). Además, en los últimos
años se
han disparado los alquileres (subieron +31% entre 2020 y
2024) y el coste de las hipotecas,
por la subida de los pisos y tipos. Y hay muchos servicios que se han
encarecido, como la sanidad (los seguros médicos) o la educación,
subiendo las facturas de la energía, alimentos y carburantes, a pesar de las
ayudas del “escudo social”.
Y hay otro factor del que apenas se habla: la
economía crece con fuerza, producimos mucho más, pero somos
mucho más habitantes, con lo cual la producción (y la renta) se
reparte entre muchos más. Así, el valor de lo producido (PIB) ha pasado de
1.253.710 millones de euros en 2019 a 1.593.136 en 2024, un
aumento del +27% . Pero la población residente ha pasado (por el
aluvión de inmigrantes), de
47 a 49 millones en estos 6 años. Así que el PIB por habitante
ha crecido algo menos: de 26.670 euros en 2019 a 32.461 en 2024 (+21,7%).
Todavía tenemos una
menor productividad que Europa,
no tanto por los trabajadores como por la baja inversión y un modelo económico
menos productivo.
Volviendo a los que no notan el fuerte crecimiento, la
última estadística del INE revela que casi la mitad de los españoles
(el 47,4%) tienen algún problema parea llegar a fin de mes, algo
menos que en 2019 (49,3% tenían problemas), aunque ahora hay 2 millones de
habitantes más. De ellos, un 9,1%
llegan a fin de mes “con mucha dificultad” (eran el 7,8% en
2019 y el 9,3% en 2023), sobre todo en Castilla la Mancha (13%), Canarias
(12,4%) y Andalucía (10,9%), siendo pocos en País Vasco (5,1%), Baleares (5,6%)
y la Rioja (5,9%). Otro 12,7% de españoles llegan a fin de mes “con
dificultad” (14,2% en 2019) y el 25,6% restante con “cierta
dificultad (27,3% en 2019). La alta inflación pasada y los alquileres lo
explican.
Otro dato preocupante son los españoles, que a pesar de la
mejoría del crecimiento y el empleo, sufren “carencias materiales”,
según
la Encuesta de Condiciones de Vida 2024 del INE. Casi un tercio de la
población (35,8%) “no tiene capacidad para atender gastos
imprevistos” (como en 2019, cuando eran el 35,9%, aunque hoy somos 2
millones de habitantes más), el 6,1% no se puede permitir comer carne o
pescado cada dos días (eran la mitad, el 3,8% en 2019), un 17,6% no
pueden mantener su vivienda a la temperatura adecuada (el doble que en 2019,
cuando eran el 7,6%) y un 13,6% de personas han tenido retrasos en el
pago de gastos de su vivienda (frente al 8,3% en 2019).
Pero lo más preocupante es que, a pesar del alto crecimiento
y el empleo, España todavía tiene muchos “pobres”: somos el 5º
país con más pobreza de Europa (19,7% de la población en 2024) , tras
Letonia (22%), Bulgaria (21,7%), Estonia (20,7%) y Lituania (20,6%), según
Eurostat. Son 9.653.000 españoles a los que las estadísticas
europeas considera “pobres”, porque ingresan menos del 60%
de la media del país (menos de 11.584,4 euros al año los solteros y menos de
24.3272 euros al año una familia con dos niños), según
el INE.
Esta tasa de pobreza (19,7%) era superior en 2018 (21,5%),
cuando el Gobierno Sánchez llegó a la Moncloa, pero el número de pobres ha
bajado poco, en -409.000 personas (había 10,06 millones de pobres en 2018),
entre otras cosas porque ahora somos 2,35 millones de habitantes más.
La población
en situación de “pobreza extrema” (ingresan menos del 40% que la
media, menos de 7.772 euros anuales los solteros y menos de 16.218 euros las
familias con 2 niños) también se ha reducido, pero poco: eran el 8,7% de los
españoles en 2018 y ahora son el 8,3% de la población, 4.067.000 españoles
(solo 4.000 menos que en 2018).
Lo peor es que, a pesar del alto crecimiento y el empleo, la pobreza
infantil ha crecido en España: en 2024 estaban en situación de pobreza el
29,2% de los menores de 16 años, frente al 26,2% de pobreza infantil en
2018. Son 2,5 millones de niños y niñas que viven en hogares pobres y de
ellos, más de un tercio (el 11%, 941.000 niños y niñas) viven
en hogares con pobreza severa y no pueden acceder a una alimentación
saludable, como
denuncia Save the Children, recordando que España es el 2º país de
Europa con más pobreza infantil, tras Rumanía. Esta pobreza infantil se concentra en las familias
de mujeres solas con niños (el 81% de las familias monoparentales),
“feminizando” la pobreza.
La llamativa subida
del salario mínimo interprofesional (de 735 euros en 2018 a 1.184
euros en 2025, +61%), el avance del Ingreso
mínimo Vital (llega a 674.000 hogares, con 2 millones de beneficiarios
y una cuantía mensual entre 658 y 1.500 euros) y las ayudas públicas que han
integrado (e integran) el “escudo
social” (ERTEs, bono social eléctrico, ayudas al transporte, luz, alimentos y carburantes) han evitado que
la pobreza en España creciera estos años, a pesar de que somos 2,35
millones de habitantes más. Pero la tasa de pobreza es “inadmisible” y
la Comisión Europea nos
alertó de ello en diciembre pasado.
El problema de fondo no es sólo que falten ayudas
públicas contra la pobreza sino que se gastan mal, como nos
ha reiterado la OCDE y la Comisión Europea. Por un lado, las ayudas
públicas a las familias (claves para luchar contra la pobreza) tienen en España la mitad de peso que en otros paises:
suponen
el 1,6% del PIB (2021), frente al 2,5% de media en la UE-27,
el 3,7% en Alemania o el 2,5% en Francia. Por otro, estas ayudas públicas en
España benefician más a las familias de rentas medias y altas que a las
familias con rentas bajas, porque el grueso de las ayudas son desgravaciones fiscales en
el IRPF, que benefician a 8 millones de contribuyentes, la mayoría con
rentas medias y altas, porque las
rentas bajas y los más pobres no declaran (los ingresos de menos de
22.000 euros al año, todos los que están en pobreza severa y la mayoría de los
considerados “pobres”).
La propia Comisión Europea alertó,
en su informe de diciembre, sobre el hecho de que las ayudas
contra la pobreza en España “tienen menos impacto que en otros paises”,
por “los problemas de adecuación y cobertura del sistema de protección social,
las disparidades regionales de acceso a los servicios públicos y la persistente
pobreza en el trabajo”. Sobre este último punto, recordar que en 2023 eran
“pobres” casi 2,5 millones de trabajadores (2.499.654), según la Red EAPN. Y que España es el tercer
país europeo con más porcentaje de “trabajadores pobres” (11,9%),
sólo por detrás de Rumanía (15%) y Bulgaria (11,7%), peor que Portugal (10%) o
Grecia (9,85) y por encima de la UE-27 (8,9% de trabajadores
“pobres”), Italia (9,9%), Francia (7,8%) o Alemania (6,5%), según
Eurostat.
Por todo ello, expertos y ONGs piden modificar
el esquema de protección social a las familias más vulnerables, reformar
la política contra la pobreza en España. Por un lado, es urgente coordinar
las ayudas públicas, creando
“una ventanilla única” donde se soliciten y se gestionen, con
menos burocracia, más colaboración entre administraciones (incluyendo los
Ayuntamientos, claves en las ayudas contra la pobreza) y dando más entrada a
las ONGs, quienes tienen más experiencia y conocimiento del problema. Y por
otro, hay que destinar
más recursos públicos a la lucha contra la pobreza, gastando el
doble (como hace la UE) en ayudas a la familia. Además, urge avanzar en
aprobar una ayuda universal por hijos, clave para reducir la pobreza
infantil, como reitera Save the Children.
De hecho, en 20 paises europeos existe una
ayuda universal por hijo, que la OCDE ha propuesto a España (y que sólo
aplica el País Vasco, desde marzo der 2023, cuando entró en vigor una
ayuda universal por hijo de 200 euros que cobrarán las familias durante 3
años). Con esta ayuda, “se matarían dos pájaros de un tiro”: se
reduciría la pobreza infantil y la pobreza de las familias (más
concentrada en las que tienen hijos) y se fomentaría la
baja natalidad, un grave problema estructural de España, que pone en
peligro el futuro de las pensiones y del Estado del Bienestar. El Gobierno
Sánchez dice que estudia
una ayuda universal por hijo hasta los 6 años, pero tiene difícil
contar con apoyos políticos y recursos, máxime cuando la política del PP
(apoyada por Junts y PNV) es “bajar impuestos” indiscriminadamente.
Para que haya menos pobres y más gente “note” el
crecimiento y el empleo, hay que actuar también sobre los salarios, porque
son muy bajos y desiguales, lo que provoca que casi la mitad de
españoles tengan problemas para llegar a fin de mes. Los salarios
en convenio han subido un +3,07% en
2024, más que la inflación media (2,77%), pero llevan muchos años
perdiendo poder adquisitivo (-7,08% desde 2020 y -21,43% desde 2009). Y
tienen dos problemas. Uno, son más bajos que en Europa: el salario
medio por hora era de 18,2 euros en 2023, frente a 24 euros
de media en la UE-27 (-24,2%) , 31,6 euros en Alemania, 28,7
euros en Francia o 21,5 euros/hora en Italia, según
Eurostat. Y el otro, que los salarios en España son muy desiguales
y hay una mayoría que los tiene bajos.
Veamos. El salario medio bruto en España era de 2.237
euros en 2023, según
la última estadística del INE (Decil de salarios). Pero de los 18 millones
de asalariados, un 30% (5.400.000) ganan menos de 1.534 euros brutos
al mes, otro 40% (7.200.000 trabajadores) ganan entre 1.534,7 y
2.548,2 euros brutos mensuales y sólo el 30% restante (5.400.000
asalariados) ganan más de 2.548,2 euros brutos mensuales. A lo claro: que el 70% de los que
trabajan en España (12,6 millones)
ganan menos de 2.548 euros brutos, unos 2.170 euros netos. Y hay
sectores enteros, como la hostelería, el campo, las empleadas de hogar, el
comercio y muchas pymes, donde ganan aún menos. Y sobre todo las mujeres
(2.063,2 euros de media, -16,4% que los hombres) y los jóvenes que aún ganan menos (1.387 euros
brutos es el salario medio de 16 a 24 años). Con este bajo nivel salarial, no
es extraño que si repunta la inflación o suben los alquileres y algunas
facturas, mucha gente tenga problemas para llegar a fin de mes. O acabe en
la pobreza.
Por eso, habría que actuar en dos frentes. Por
un lado, aprobando un
Plan urgente contra la pobreza, en especial contra la pobreza
infantil, legislando una ayuda por niño/a hasta los 6 años (complementada
con otras ayudas hasta los 16 años) y reformando las ayudas públicas
disponibles, para que beneficien más a los más pobres. Y por otro, promoviendo
en la negociación colectiva una subida
mayor de los salarios más bajos (los de menos de 2.000 euros, por
ejemplo), para reducir la desigualdad actual y mejorar el poder de compra, lo
que se traduciría en más consumo, más crecimiento y más empleo. Es hora
de plantear subidas mayores del 3% para estos trabajadores peor pagados,
porque ahora las
empresas pueden hacerlo,
porque llevan 3 años consecutivos con más
ventas, márgenes y beneficios.
Lo peor que le puede pasar a un país es que no crezca ni
cree empleo. Pero tampoco es bueno que crezca y la mayoría de su población no
lo note, porque una buena parte de la población no llegue a fin de mes o siga
en la pobreza. Urge aplicar políticas para reducir de verdad la pobreza, sobre
todo la infantil, y para que la mayoría de los salarios sean más altos y
permitan una vida mejor. Hay que “repartir
mejor el crecimiento”, para que lo noten más españoles, no sólo una
minoría de sueldos y empresas. Es la manera de evitar que muchos españoles “pasen”
del Estado y de la política y se radicalicen, en manos del populismo y
la ultraderecha. La democracia ( y aún más la socialdemocracia) es crecer
más para que la mayoría vivan mejor. A ello.
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