domingo, 8 de enero de 2012

Gasóleo a precio de gasolina

Más de la mitad de los automovilistas tienen ya un coche de gasoil, porque gasta menos y un carburante más barato. Pero se ha roto la tendencia y el gasóleo ha costado más que la gasolina durante un mes, aunque ahora esté más barato. Y pronto volverá a subir, por la mayor demanda de vehículos y calefacciones. También por los impuestos, que ya han subido el 1 de enero para transportistas y taxis. Bruselas quiere equiparar los impuestos de la gasolina y el gasóleo, que además son más bajos en España. Y penalizar más al gasóleo a partir de 2015, por sus emisiones de partículas, peligrosas para la salud. Quizás haya que ir pensando en volver a la gasolina. O mejor, a los híbridos y al coche eléctrico.

enrique ortega
En la semana del 14 de noviembre, el gasóleo pasó a costar 1,310 €/litro, más caro que la gasolina (1,29 €), algo que no ocurría desde marzo de 2008. Siguió subiendo y con un precio mayor un mes más, aunque ahora esté por debajo, debido a que paga menos impuestos que la gasolina (10 céntimos menos), ya que la cotización internacional del gasóleo lleva subiendo desde abril y sobre todo desde septiembre. Y por eso, el precio del gasóleo subió a los automovilistas en 2011 más del doble que el de la gasolina (10,8% frente a 4,2%).
Del precio del gasóleo en el surtidor, un 42,18% son impuestos (especiales, IVA y el céntimo sanitario autonómico) y algo más de la mitad son los costes de producirlo (46,30%) y los costes de almacenarlo, transportarlo, distribuirlo y venderlo (11,52%). El coste del gasóleo en los mercados internacionales lleva nueve meses por encima de la gasolina debido al fuerte aumento de la demanda mundial, por varias razones. La principal, el mayor consumo de China, India y países emergentes, que usan el gasóleo para el transporte terrestre, marítimo y ferroviario, para la continua mecanización de su agricultura y el creciente parque de automóviles, así como para la industria y generar electricidad. Otra, el cambio en EEUU, donde ha subido la demanda del gasóleo y ha caído la de las gasolinas. La tercera, el aumento de vehículos diesel en Europa (del 25 % de nuevas matriculaciones en 1998 al 50 % en 2010). La cuarta, el invierno, que aumentó la demanda de gasóleo de calefacción. Y como colofón, el cierre inesperado de algunas refinerías, en Asia.  

Más demanda, menos oferta y un gasóleo que hay que importar en buena medida (Europa en un 10% y España un 38%), porque las refinerías no se han adaptado al cambio en la demanda (en España han invertido 6.000 millones para reajustarse). Y eso supone pagarlo en dólares con un euro depreciado (-10% en 2011), lo que aumenta la factura. Al final, el problema es mayor para España, no sólo porque importamos más sino también porque consumimos más: el 80% del consumo de carburantes es gasóleo (en Europa es el 55%), debido a que tenemos más peso del transporte de mercancías por camión (83% en España y 45% en la UE-27) y un mayor parque de vehículos diesel: el 52% frente al 37% en la UE.

La fiebre del diesel en España es relativamente reciente. En 1990, sólo iban con diesel el 10% de los vehículos, básicamente camiones y taxis. En el 2000 se pasó al 29% y ahora es el 52 %, el parque con más diesel de toda Europa, salvo Francia y Bélgica. Y, lo más llamativo: son diesel el 71 % de los vehículos vendidos en 2010. La mayoría ha optado por el diesel porque gasta menos (entre un 10 y un 40%), es un motor más duradero (hasta 400.000 km, aunque ahora, los de gasolina con inyección electrónica llegan a 300.000 km) y era un carburante más barato, lo que compensaba el mayor coste del vehículo (entre 2.000 y 5.000 €) y un seguro y mantenimiento más costosos, siempre que se recorrieran más de 25.000 km al año.

Ahora, esos argumentos pueden cambiar en contra del diesel si, como parece, el gasóleo sigue encareciéndose y vuelve a costar más que la gasolina. Primero, porque la demanda va a seguir alta, al menos hasta primavera, lo que seguirá tirando al alza de los precios internacionales (y más con un petróleo al alza, por  la tensión en Irán e Irak). Segundo, porque importar gasóleo nos costará más euros, al debilitarse la moneda europea en 2012 (hasta 1,20 € por dólar). Y sobre todo, porque van a subir los impuestos del gasóleo.

De hecho, a los 200.000 transportistas profesionales (camiones, autobuses y taxis) les cuesta más caro el gasóleo desde el 1 de enero, al obligar  Bruselas a España a no devolverles los 2,9 céntimos por litro que percibían de bonificación. Además, la Comisión Europea va a imponer una armonización fiscal que, en el caso de España, supondrá subir el gasóleo 8 céntimos por litro (ahora pagamos 13 céntimos menos de impuestos que la media UE). A medio plazo, Bruselas quiere que el gasóleo y la gasolina paguen los mismos impuestos. Además, proponen combatir con más impuestos a los carburantes más contaminantes y el gasóleo se lleva la palma: emite menos CO2 (aumenta efecto invernadero, pero no es tóxico) que la gasolina pero seis veces más partículas PM 2,5 y más óxido de nitrógeno (NO2), ambos muy nocivos para la salud. Y en  2015 entra en vigor una Directiva que limita las emisiones de NO2 de los diesel.

En definitiva, los precios, los impuestos y la contaminación se conjuran contra los vehículos diesel en los próximos años, lo que va a obligar a una difícil reconversión del sector del transporte (más ferrocarril, más barcos y menos camiones) y  a un cambio de mentalidad de los conductores privados, con una posible vuelta a la gasolina, mientras ganan peso (despacio) los híbridos y el coche eléctrico, sobre todo para las ciudades, que van a vetar cada vez más al coche de gasoil. Eso seguro.

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