Los carburantes
han vuelto a subir esta Semana Santa, como en verano y Navidad,
a pesar de la bajada del petróleo y
la subida del euro, que abarata importaciones. El problema es
que hay poca competencia entre las petroleras:
tres controlan el mercado y acuerdan precios. El Gobierno les tiene bajo vigilancia, con varios expedientes abiertos, y les achaca
que suben sus márgenes, pero no vale de
nada: seguimos teniendo la gasolina
y el gasóleo más caros que en Europa, sin
contar impuestos, aunque con ellos sea más barata. Por eso, la Comisión Europea presiona al Gobierno
para que suba los impuestos a los
carburantes en 2015, con la anunciada reforma
fiscal. Aunque el Gobierno presione a las petroleras para que bajen márgenes,
serán 5 céntimos de ahorro como mucho.
Y con la subida de impuestos, subirán entre 7,5 y 10 céntimos. Mucho ruido para que al final, los carburantes suban en 2015.
enrique ortega |
Los carburantes
están más baratos que en enero (-1,7%
el gasóleo) y que en verano (-3%) aunque
la rebaja
es mucho menor de la que debería ser
por el doble ahorro que suponen la bajada
del petróleo
(-3,7% desde enero y -5,7% desde agosto) y la
subida del euro
(+6,3% desde enero y +12,6% desde agosto), que abarata las importaciones de
crudo y carburantes. Con ello, las
petroleras han vuelto a quedarse con
parte del ahorro en el coste real de los carburantes, como ya denunció el
Gobierno en enero, a través de un
informe de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC): habían
subido sus márgenes un 25%. Ahora, aprovechando la Operación Salida de Semana Santa,
han vuelto a subir los carburantes, que empezaron
a subir a finales de marzo, tras caer desde Reyes. La historia se repite cada año: suben al máximo
en agosto, bajan en otoño, suben
en Navidad, bajan después, suben en Semana Santa, se estabilizan en primavera y suben para las vacaciones.
El precio de los
carburantes tiene tres
partes: en el gasóleo, un 45,29% son impuestos (0,602 euros/litro en marzo), otro 42,73% es el coste del carburante (0,568 euros
litro) y el 11,96% restante (0,159 euros) es el margen bruto, donde la
petrolera incluye costes de transporte, almacenaje y distribución (0,8 céntimos por litro), gastos financieros, gastos biocarburantes, pago a mayoristas y
gasolineras (8 céntimos por litro) y el beneficio de la petrolera (dicen que ganan
entre 1 y 1,5 céntimos por litro). Si el precio de los carburantes se
fija en el mercado internacional
(Marsella y Rotterdam), el precio al automovilista
sin impuestos debería ser en España similar
al de Europa. Pero aquí es
más caro.
En enero 2014, el informe
de la Comisión de la Competencia (CNMC) ya advertía que los precios antes de impuestos eran en España
5,1
céntimos más altos para la
gasolina y 4 céntimos más para el
gasóleo A que en la UE-28. Y que España
era el 4º país con la gasolina más cara
(sin impuestos) y el 6º con el gasóleo
más caro de los 28 países UE. Luego, la CNMC ha vuelto a informar que los márgenes subieron otro 8% en febrero. Ahora, con datos del 7 de abril, la diferencia de precios se mantiene: la gasolina en
España es 4,3 céntimos más cara (sin
impuestos) que la media UE-28 y 2,9
céntimos más en el gasóleo A. Y somos el 5º país con la gasolina más cara y
el 9º con el gasóleo más caro.
Si los carburantes sin impuestos son más caros en España que en la mayoría de Europa se debe a que las petroleras tienen más
margen bruto, bien porque tienen más costes (menos eficiencia al comprar en el mercado o al refinar
el crudo y comercializarlo) o porque tienen más
beneficios. O por las dos cosas, que es lo más probable. De hecho, España
es el país europeo donde las
petroleras más aumentaron sus márgenes
brutos durante la primera parte de la crisis (entre 2007 y 2010: un 21
% en el gasóleo (82,5% ventas) frente al 16% en Francia, 9% en Italia, 7% en
reino Unido o 5% en Alemania, según
la CNC.
El problema de fondo
es que en el sector petrolero, tras más de 15 años de
precios liberalizados (desde octubre de 2008),
hay poca
competencia y está dominado por
tres empresas: Repsol, Cepsa
(controlada por IPIC, la empresa estatal de Abu Dabi) y la británica BP. Un triopolio que controla
todo el proceso del negocio, desde la compra internacional de crudo y carburantes, el refino
(las 9 refinerías que hay en España son suyas, mientras en otros países hay
entre 5 y 10 operadores refinando), el
almacenaje, transporte y distribución (tienen el 29,15% de CLH, al antigua
Campsa, y controlan la logística) y, sobre todo, la venta
en gasolineras: controlan el 73% de las venta de carburantes
(45% Repsol, 16% Cepsa y 12% BP), aunque en la mayoría de provincias (incluida
Madrid) superan el 80% de las ventas,
entre gasolineras propias y abanderadas, según la CNE. Un poder que contrasta
con el 50% de las ventas que controlan las grandes petroleras en Francia o el
31% en Italia.
Con este poder en todo el negocio, son
capaces de adelantar o retrasar compras
de carburantes, establecer cuellos de
botella en la logística (CLH) que perjudiquen a la competencia y, sobre
todo, forzar a las gasolineras a pactar
precios a cambio de mayores comisiones, como denunciaba un detallado informe
de la Comisión de la Competencia, que ya les puso en 2009 una multa
de 7,9 millones por pactar precios. En marzo 2013, la
Comisión de la Energía (CNE) les abrió un expediente por el
efecto lunes: acordar bajar precios los lunes (el día que se mandan
a Europa) y subirlos el martes, una práctica comprobada desde el verano
anterior. A finales de mayo, la
Comisión de la Competencia abrió otra
investigación (con registro sorpresa de sus oficinas) para intentar
demostrar que acuerdan precios. Y en diciembre 2013, les abrió otro
expediente sancionador por
incumplir las medidas correctoras impuestas en 2009 para evitar que
pactaran precios y comisiones con las gasolineras.
Las petroleras
están pues bajo vigilancia desde 2009,
pero ahí siguen, con los precios sin
impuestos más altos de Europa. Y eso, a pesar de que en julio de 2013
el Gobierno Rajoy reformó
la Ley de Hidrocarburos para fomentar
la competencia: más facilidades para abrir gasolineras en centros
comerciales y polígonos, prohibir a las grandes abrir gasolineras donde tengan
más de un 30% del mercado y limitar de 5 a 1 año (prorrogable a 3) los
contratos de las petroleras con las gasolineras, para facilitar el cambio de
abanderamiento. Pero ni con esas aumenta
la competencia: las gasolineras de marcas blancas, cooperativas e
hipermercados sólo suponen un
25% del total (10.424) y sólo han
ganado un 5% de cuota desde 2007. Haría falta fomentar
nuevas gasolineras en autopistas y autovías y multiplicar carteles con precios comparados, para aumentar
la competencia de verdad.
Al final, aunque las
petroleras tienen un mayor margen, los
carburantes en España son más baratos que en la mitad de Europa: somos el 12º país con la gasolina más barata
(1,34 céntimos menos que la media UE-28) y el
11º con el gasóleo más barato (0,88 céntimos más barato). Y eso, porque pagamos menos impuestos, aunque ya suponen la mitad del precio de la
gasolina (50,64% frente al 57,9% en la UE-28) y casi la mitad del gasóleo (45,29%
frente al 50,94% en UE-28). La ComisiónEuropea lleva meses presionando a
España para que suba
estos impuestos a los carburantes y los ponga “a nivel europeo”. El
Gobierno Rajoy ya no se puede escaquear
más y tendrá que subirlos en la próxima
reforma fiscal, que prepara para 2015. Eso supondrá una subida
extra de los carburantes: un 7,2% para la gasolina (10 céntimos por litro) y un 5,6% para
el gasóleo (7,5 céntimos por litro).
En definitiva, el
Gobierno “persigue” (con poco éxito) a las petroleras
para que rebajen sus márgenes y poder
bajar los carburantes 5 céntimos por
litro (como mucho) pero mientras nos
sorprenderá con un aumento de impuestos que subirá la gasolina y el gasóleo entre
7,5 y 10 céntimos en 2015. Y luego está lo que hagan el
petróleo y los carburantes (se espera que suba la demanda y los precios
en 2014, máxime si hay conflictos), junto
al euro,
que podría bajar este año y encarecer así la factura energética por partida
doble. Así que, aun vigilando a las
petroleras, los carburantes seguirán
caros este año. Sólo nos queda
usar menos el coche. Algo difícil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario