Otra noticia reciente que no se comenta: 1 de cada 3 estudiantes de 15 años ha repetido curso. Y en Aragón, Ceuta y Melilla repiten casi la mitad de adolescentes frente a sólo uno de cada cuatro en Cataluña y País Vasco. Muchos repetidores dejan los estudios después: el 18,3% de jóvenes de 20 a 24 años no terminan Bachillerato o FP, pero rondan el 25% en Baleares, Ceuta y Melilla, Andalucía y Murcia, mientras son el 7% en el País Vasco, siendo España líder europeo en abandono escolar temprano. Y con estos fracasos educativos, tenemos 543.000 jóvenes (18-24 años) que ni estudian ni trabajan (“ni-nis”). Y un paro juvenil (menores 25 años) del 33,5%, más del doble que Europa (14,9%) y que ronda el 50% en Melilla, Ceuta, Extremadura y Andalucía. Se recoge lo que se siembra y el fracaso escolar, muy desigual entre regiones, está detrás del fracaso laboral de muchos jóvenes. Urge mejorar la educación y corregir las grandes diferencias entre autonomías.
Los jóvenes españoles que tienen menos de 30 años han estudiado en colegios, Institutos y Universidades gestionadas por las autonomías, no como las generaciones anteriores, que tuvimos una educación “centralizada”, teóricamente “igual” en toda España. El traspaso de competencias de educación se inició en 1980, al País Vasco y Andalucía, siguió en 1982 (Galicia y Andalucía) y 1983 (Comunidad Valenciana y Canarias), se paró hasta 1990 (Navarra) y 1997 (Baleares) y se aceleró en 1998 (Las Rioja, Cantabria y Aragón) y 1999 (traspaso a Madrid, Murcia, Extremadura, Castilla la Mancha, Castilla y León y Asturias). A partir de ahí, las autonomías gestionan la educación y financian el 81% de todo el gasto educativo, unas mucho más que otras. Y sus resultados educativos son muy diferentes, con tremendas desigualdades según se comprueba en el último Anuario de la Educación en España publicado por el Ministerio de Educación, que refleja que hay “2 o 3 Españas educativas”.
Hagamos un repaso de los datos, empezando por el fracaso escolar. En España, casi 1
de cada 3 estudiantes de 15 años han repetido curso alguna vez, el 31,4% en el curso 2016-2017, según Educación. Y eso viene de antes, porque a los 12 años ya han repetido un
14,3% de alumnos. El porcentaje español
de repetidores (a los 15 años),
ese 31,4% (35,7% los chicos y 27% las chicas), triplica el de la OCDE (11,3%) y es el más elevado de los paises grandes
europeos, como Alemania (18,1%), Italia (15,1%), Francia (22,1%) o Reino Unido
(2,8%), sin contar el 4% de repetidores en Suecia o el 3% en Finlandia, según la OCDE.
Con todo, lo más preocupante son las desigualdades en los porcentajes de repetidores dentro de España. Así, frente al 31,4% que han repetido de media a los
15 años, son casi la mitad los que repiten en Ceuta (47,4%), Melilla (43%) y Aragón
(41,5%), estando también por encima de la media Murcia (39,2% jóvenes 15 años
repiten), Castilla la Mancha (37,7%), Canarias (37,1%) y Baleares (36%
repiten). Y sin embargo, son muchos menos los que repiten en Cataluña (20,8%),
País Vasco (23,8%), Navarra (26,5%), Cantabria (29,4%), Asturias (29,5%) y
Galicia (31,8%), según Educación. En los últimos años ha
bajado el porcentaje de repetidores en toda España, del 42,6% que repetían en 2006-2007 al 31,4% de 20016-2017, básicamente por la crisis: en los años de
bonanza, los jóvenes se esfuerzan menos en estudiar pensando que pronto van a
dejarlo para ponerse a trabajar y ganar dinero.
Los repetidores “tienen muchas papeletas” para acabar dejando
sus estudios al terminar la ESO (final de la etapa obligatoria) y no completar el Bachillerato o la Formación
Profesional. O sea, que el fracaso a los 12 años (14,3% estudiantes repiten) y
a los 15 años (31,4% repiten) son “la
antesala” del siguiente fracaso, el abandono
escolar temprano: jóvenes de 18 a 24 años que no han terminado Bachillerato
o FP, que han dejado sus estudios. La cifra en España ha bajado del 30,8% de
los jóvenes en 2007 al 18,3% en 2017 (21,8% de los chicos y el 14,5% de las chicas) , un
porcentaje muy superior al del resto de Europa (10,6%), donde somos el país
con mayor tasa de abandono escolar temprano, muy por delante de Italia
(14%), Portugal (12,6%), Reino Unido (10,6%), Alemania (10,1%), Francia (8,9%),
Suecia (7,7%) e incluso Grecia (6% de abandono escolar temprano), según Eurostat.
Pero lo peor otra vez son las diferencias entre autonomías. Así, hay regiones donde el
abandono escolar temprano ronda o supera el 25%, como Baleares (26,5%, 32,4% entre los chicos), Ceuta y Melilla (24,3%), Andalucía
(23,5%) o Murcia (23,1%) y Castilla la Mancha (22,1%) y otras donde apenas
tiene peso, como el País Vasco (7%
de abandono escolar temprano) o Cantabria (8,9%), Navarra (11,3%) y la Rioja
(12,9%), según Educación.
Al final, entre los que repiten curso y abandonan sus
estudios engrosan otra estadística, la de los jóvenes de 18 a 24 años que ni estudian ni trabajan, los tristemente
famosos “ni-nis”. Eran el 24% de los jóvenes en 2013 y en 2017 son
todavía el 17,1% de los jóvenes
españoles (nada menos que 543.000
jóvenes), un porcentaje de “ni-nis” también
superior al de Europa (15,2% en
la UE-28), según Eurostat. Y aquí, volvemos a lo mismo, la enorme diferencia por autonomías. Hay 2 regiones donde los ni-nis superan el 20%
(21,7% en Andalucía y 20,8% en Extremadura) y otras donde el
porcentaje está por debajo de Europa, en especial el País Vasco (8,8%), la Rioja (11%), Cantabria (12,1%), Castilla y
León (13,1%), Aragón (13,4%), Navarra y Madrid (14%) y Galicia (14,3% de ni-nis).
Y lo peor es que ninguna autonomía ha conseguido rebajar el porcentaje de ni-nis
que tenía en 2007, salvo el País Vasco y la Rioja.
Avancemos y veamos el
nivel de formación que tienen los jóvenes españoles tras estos fracasos,
comparado con el de los jóvenes europeos, según los últimos datos de Educación. Entre
25 y 34 años, el 33,8% de los jóvenes españoles tienen
la ESO o menos (en Europa son la mitad los menos formados: el 16,2%),
un 23,6% han terminado la Secundaria
(casi el doble, el 44,8% en la UE-28) y el 42,6% son universitarios (el 39% en
Europa). O sea, que este sería nuestro
balance educativo frente a Europa: tenemos
el doble de jóvenes poco formados, la mitad medianamente formados y más
universitarios.
Y otra vez más, este balance es muy desigual por autonomías. Así, en
el nivel más bajo, los jóvenes de 25 a 34 años que sólo terminaron la ESO o
menos, frente al 33,8% de media, hay
autonomías con resultados peores,
como Andalucía (43,6% jóvenes poco formados), Castilla
la Mancha (46,3%), Extremadura
(42,2%), Ceuta y Melilla (42%) o
Murcia (39,9%), y otras con menos porcentaje de jóvenes poco formados, como el
País Vasco (19,3%), Asturias (23,9%), Madrid (24,4%), Cantabria (25,6%) y Navarra
(26,1%). En el nivel intermedio
(jóvenes que han terminado Bachillerato o FP), siguen por debajo de la media (23,6% de los jóvenes de 25 a 34 años) Extremadura (20,5%), Castilla la Mancha (22,1%) y Andalucía (22,6%), más Cataluña (20,1%)
y Navarra (21,8%), destacando por encima la mayor formación media en Castilla y
León (27,6%), Aragón (27,4%), Cantabria (26,9%) y Baleares (26,2%). Y las
autonomías con más porcentaje de jóvenes
universitarios (superior al 42,6% de media) son el País Vasco (57,5% de jóvenes), Navarra
(52,1%), Asturias (53,3%) y Madrid (51%), mientras están a la cola
de jóvenes universitarios Ceuta y Melilla (32,9%), Andalucía (33,8%), Castilla
la Mancha (34,6%) y Murcia (36,3%), según los datos de Educación.
Son muchos datos pero revelan
con claridad dos cosas: nuestro atraso
educativo con Europa y las enormes diferencias de resultados entre autonomías,
destacando el alto nivel educativo en el
País Vasco, Navarra, Asturias, Cantabria, Aragón y Madrid y el fracaso educativo en Andalucía, Castilla la mancha, Murcia, Extremadura y Ceuta y
Melilla, básicamente. La pregunta es ¿por
qué estos resultados tan dispares?
La causa no parece estar ni en el número de alumnos por aula ni en la
falta de profesores, porque los
datos de Educación revelan que España tiene similares alumnos por profesor en Primaria (14 frente a 15 en la OCDE y 14 en la
UE-222), en la ESO (12 frente a 13 y 11) y en Bachillerato (11 frente a 13 en
la OCDE y 12 en la UE-22). Y que el número
de alumnos por clase es similar
a la OCDE y la UE, salvo en Primaria (aquí hay más), mientras los jóvenes españoles dan más horas de
clase, tanto en Primaria (792 frente a 799 en la OCDE y 775 horas en la UE-22)
como en la ESO (1054 horas frente a 913 y 894 horas). Eso sí, más horas
de una enseñanza demasiado memorística y poco práctica, como revelan
los sucesivos informes PISA, donde España está retrasada en
Matemáticas (486 puntos frente a
490 de media OCDE, Navarra con 518 y Castilla y León con 506)), igualada en Ciencias (493 puntos España y la OCDE, con Castilla y León en
519 puntos) y por encima en Lectura
(496 España frente a 493 la OCDE y Castilla y León con 522 puntos).
Lo que sí puede explicar nuestro retraso educativo y las
enormes diferencias por autonomías es el gasto educativo. España gastó en educación en 2017 el 4% de su PIB frente al 4,6% que gastó la UE-28 y el 4,5% de la
zona euro, según Eurostat. Y mucho menos que Suecia (6,8%), Dinamarca (6,5% del PIB),
Finlandia (5,7%), Francia (5,4%), Portugal (5%) Reino Unido (4,6%) o Alemania
(4,1%), gastando menos Italia (3,8%) o Grecia (3,9%). Y el gasto total por alumno en la enseñanza pública fue en España de 7.019 euros en 2015 (último dato de Eurostat), un 26,5% inferior
al de Finlandia (8.883 euros públicos por alumno), un 25% menor a Reino
Unido (8.796 euros por alumno), casi un 20% inferior al de Francia (8.394) y un 18,6% inferior a Alemania (8.326 € por alumno).
Y lo mismo pasa dentro de España. Las autonomías que más gastan en educación no
universitaria son el País Vasco
(9.054 de gasto público por alumno público en 2016), que gasta un 83,2% más que Andalucía
(4.963 euros por alumno), seguida de Navarra (7.128 euros), Cantabria (6.917
euros), Asturias (6.785 euros), Galicia (6.598 euros) y Castilla y León (6.578)
y la Rioja (6.052 euros/alumno público), curiosamente autonomías con excelentes
resultados educativos. Y tras Andalucía
(4.963 euros), las que menos gastan en educación por alumno público son Castilla la Mancha (4.988 euros) y Madrid (4.591 €), Murcia (5.159 €), Cataluña (5.386 €), Comunidad Valenciana (5.510 €) y Canarias
(5.514 euros), todas gastando por debajo de la media española (5.607 euros
por alumno público en educación no universitaria), según Educación.
Hasta aquí hemos visto el balance de la educación, con
demasiados repetidores, mucho fracaso escolar, demasiados “ni-nis” y un
tercio de jóvenes con poca formación. El resultado de este
panorama es que los jóvenes españoles trabajan
menos que en Europa y cobran menos,
mientras tienen el doble de paro. Un negro panorama profesional que se ha ido gestando en sus años de estudiantes y
que es muy dispar por autonomías.
La principal consecuencia de nuestro peor nivel educativo es que los jóvenes españoles trabajan menos que los
europeos, según las estadísticas de Eurostat que cita Educación (para 2017). Así, la tasa
de empleo de los jóvenes de 20 a 34 años es del 80% en la UE-28 (y del 90,9% en Alemania, el 86,6% en Reino Unido o
el 74,4% en Francia) pero sólo del 71,9%
en España. Y si tomamos a los que han terminado Bachillerato pero no han
hecho más, trabajan en España el 57,9%
frente al 74,1% en la UE-28, el
79,7% en Reino Unido o el 61,6% en Francia. Y si entramos más al detalle en
España, de todos los jóvenes que trabajan
(2.692.100 jóvenes entre 16 y 29 años, según la EPA), la mayoría tiene formación universitaria
(1.175.200 jóvenes, el 43,65% del
total), seguidos de los que tienen mediana formación (Bachillerato o FP:
773.100 jóvenes, el 28,7%) y los poco formados (743.800 jóvenes, el 27,65 %
restante). O sea, que los más formados
son los que más trabajan.
Los jóvenes españoles, al estar peor formados también tienen
peores sueldos que los jóvenes europeos
y que otros jóvenes más formados, según Educación. Así, si la media de asalariados de 25 a 34 años tiene un salario
100, los que no han acabado la ESO ganan 67,2 (un tercio menos) los que
tienen la ESO suben a 74, los que han hecho Bachillerato consiguen el 87,1% del
sueldo medio y los que tienen educación
superior ganan 121,3 (un 21,3% más de sueldo que la media).
Pero el verdadero marcador del fracaso educativo está en el paro
juvenil. La tasa de paro de los menores de 25 años es en España del 33,54% (diciembre 2018), según la EPA,
más del doble que en Europa (14,9%) y muy por encima del paro juvenil de Alemania
(6%), Reino Unido (11,5%), Francia (21,1%) e Italia (31,9%), según Eurostat. Al mirar por autonomías, se ve que el paro juvenil es mucho más alto donde hay
más jóvenes poco formados (60,21% de paro juvenil en Melilla, 52,56% en Ceuta,
50,37% en Extremadura, 45,09% y 41,74% en Castilla la Mancha) y muy bajo donde
están mejor formados (22,60% Baleares, 23,12% País Vasco, 23,37% Navarra,
28,59% Aragón, 28,62% la Rioja, 25,47% Castilla y León). Y es que la EPA lo deja claro:
a
menos formación, más paro. Un ejemplo.De 20 a 24 años, con una media de paro del
30,78%, los que tienen primaria tienen un 50% de paro, los que tienen la ESO o
menos un 38,4%, los que tienen Bachiller el 26% y los universitarios el 24%.
Así que si queremos mejorar el empleo y los sueldos de los jóvenes, hay que mejorar su formación,
sobre todo en las autonomías con peores resultados educativos. No se hablará de
esto en las próximas elecciones (ni generales ni autonómicas), pero los futuros Gobiernos deberían poner en
marcha Planes de choque para recomponer la formación de los jóvenes,
con varias medidas: reducir el
porcentaje de repetidores (con
planes individualizados de apoyo, más profesores y medios), atajar el abandono escolar temprano (con Planes específicos
para “recuperarlos”), fomentar la Formación Profesional (puede ser una salida
para muchos que “abandonaron” el Bachillerato) y, sobre todo, adecuar la formación de los jóvenes a lo que necesitan las empresas (España tendrá un déficit de 100.000 jóvenes cualificados dentro de 10 años, según la Fundación I+D), con
un ambicioso Plan de formación para jóvenes parados con poca y media formación.
Porque hay 280.000 jóvenes de 16 a 29
años que llevan más de 1 año en paro (el 18% de todos los parados de larga
duración) y que no encontrarán un empleo si no se les ayuda con formación y
asesoramiento.
A nivel político, urge un Pacto educativo para que se
aumente el gasto en educación del 4 al 5% del PIB, gobierne quien gobierne:
son 11.200
millones extras que podrían destinarse a mejorar los resultados
educativos y sobre todo, a reducir las tremendas diferencias educativas entre
autonomías, creando una Comisión Educativa de coordinación,
para mejorar los resultados y homogeneizarlos en 20 años, para que la educación de los jóvenes no sea
mejor o peor según la región de España donde vivan, que es lo que pasa
ahora, como demuestra el Anuario del Ministerio de Educación, aunque no se quiera reconocer.
Mejorar la educación de nuestros jóvenes y aproximarla a la de
los europeos no sólo es clave para que trabajen y tengan menos paro sino que es clave para todo el país, porque sólo
con más jóvenes trabajando y cotizando se pueden salvar las pensiones y recaudar más, algo clave para financiar el Estado del Bienestar (sanidad, educación,
servicios sociales). Así que apostemos
por una educación mejor y menos desigual si queremos un futuro mejor.
Como siempre un trabajo bien hecho que indica muy a las claras que la EDUCACION es la clave del desarrollo futuro de un país, a la que ningún partido le presta la mas mínima atención ya que el "espectáculo" va por las puñeteras Autonomías mal gestionadas que lo único que hacen es ahondar en las diferencias culturales y de formación en el país. ¡Un puto desastre!. Sigue así Javier, que tus trabajos bien valen la pena.
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