jueves, 25 de octubre de 2018

EPA septiembre 2018: "pincha" el empleo


Este verano se ha creado menos empleo del habitual, por el “pinchazo” del turismo: 183.900 nuevos empleos, menos de la mitad que el trimestre anterior y la cifra más baja desde el verano de 2015, según la EPA conocida hoy. Y el paro ha bajado en 164.100 personas, la menor rebaja en verano desde 2014. Y aunque ha mejorado el empleo fijo, todavía un 93,4% del nuevo empleo es de mala calidad. Y casi la mitad de los parados (cada vez con “más antigüedad)  no cobran nada. Urge dejarse de polémicas políticas estériles y pactar de una vez un Plan de empleo, a incluir en el Presupuesto 2019, con más ayudas a los parados (el 59% son “pobres”) y más recursos para formarles y recolocarles, así como para incentivar el empleo fijo de jóvenes, mujeres y mayores. Seguimos con el doble de paro que Europa y ahora aquí baja menos que en la UE-28, porque el turismo y la desaceleración económica han “pinchado” el empleo
Tomen medidas, por favor.

enrique ortega

El verano suele ser una buena época para el empleo, por el turismo. Pero este año han “pinchado” los turistas y también el empleo: en el tercer trimestre se crearon 183.900 empleos, menos de la mitad que el  trimestre anterior (+469.900) y el menor aumento del empleo en verano (en 2017 se crearon 235.000 empleos) desde el año 2015 (+182.200), según la EPA conocida hoy. El nuevo empleo se ha creado sobre todo en los servicios (+ 210.200), por el turismo y la hostelería, aunque también aumentó en la construcción (+24.900) y la industria (sólo +2.800), cayendo en el campo (-8.600). Tres de cada cuatro nuevos empleos se han creado entre los hombres (+ 134.400) y sólo uno entre las mujeres (+46.900). Y lo más chocante, otro trimestre más: se ha creado sobre todo entre los mayores de 55 años (+70.200), mientras caía el empleo entre 30 y 39 años (-63.600). Por autonomías, ha crecido más en Baleares (+47.500), Cataluña (+33.500) y Castilla la Mancha (+22.700), bajando en el País Vasco (-7.200), Ceuta  (-1.700), Murcia (-1.000 y Asturias (-300 empleos).

La buena noticia es que este verano mejoró la calidad del empleo creado, gracias a una carta de la inspección de Trabajo, enviada a principios de agosto a 81.000 empresas donde se sospechaba que había fraude en contratos temporales. La misiva fue “mano de santo”: en agosto se convirtieron en fijos 67.161 contratos temporales y en septiembre otros 80.540, el dato más alto de la última década. Con ello, en septiembre se firmaron 232.768 contratos indefinidos, el 12% del total de contratos, el mayor porcentaje de indefinidos de los últimos años. Eso subió la media de contratos indefinidos del año (enero-septiembre) al 10,32%, frente al 9% de los últimos 4 años. Eso sí, todavía pesan mucho los contratos precarios, temporales (la tercera parte con menos de un mes de duración) y a tiempo parcial: sólo el 6,6% de los 16,47 millones de contratos firmados este año (enero-septiembre) son “de calidad”, fijos y a tiempo completo. Y España es líder europeo en contratos temporales: un 26,8% de todos los empleos, casi el doble que la media europea (14,3%).

La baja creación de empleo y el aumento de activos (los que buscan trabajo) han provocado que el paro baje también menos este verano, en -164.100 personas, la mitad que el trimestre anterior (-306.000 parados) y el menor descenso del paro desde el inicio de la recuperación, en 2014 (ese verano, el paro EPA cayó en -195.200 personas  y el verano pasado en -182.600). Con ello, el número de parados baja a  3.326.000, según la EPA de hoy, y la tasa de paro se reduce al  14,55 %, la más baja en una década. A pesar de la mejoría, somos el 2º país de Europa con más paro (tras el 19,1% de Grecia) y tenemos más del doble de paro que el continente (6,8% de paro en agosto en la UE-28) y cinco veces el paro de Alemania (3,4%), según los últimos datos de Eurostat. Y lo peor es el paro juvenil, el de los menores de 25 años: en España afecta al 33% de los jóvenes (a 528.000), frente al 14,8% en Europa (UE-28), el 31% en Italia, el 20,2% en Francia, el 11% en Reino Unido  o el 6,2% en Alemania.

El paro en España se concentra en las mujeres (son más de la mitad de los parados:1.716.400 , con una tasa del  16,22 %, frente al  13,12% de los hombres), los jóvenes (31,61% de paro entre los menores de 29 años), los inmigrantes ( 20,64% de paro) y los mayores de 50 años (el 12,60 % de paro, casi el triple que en 2007), donde ya hay  838.700 españoles mayores sin trabajo (y sin posibilidad de tenerlo la mayoría), según la EPA de hoy. Además, el paro se concentra también en 5 autonomías, que mantienen una tasa de paro “insoportable” superior o rondando el 20%: Ceuta (30,79 %), Melilla (24,4%), Andalucía (22,85%), Extremadura (21,68%) y Canarias ( 19,64%), casi la media España pobre, que contrasta con el paro “casi europeo” de la España rica: Baleares (7,16%) País Vasco (9,42% de paro),  La Rioja (9,60%) Navarra (9,65%) y Aragón (9,87%). Y un dato esperanzador: se han reducido (-128.700) los hogares donde no trabaja nadie: son 1.083.700 hogares los que tienen a todos sus miembros en paro.

Pero quizás el dato más preocupante es que el paro se enquista y la mitad de los parados llevan más de 1 año sin trabajar, los llamados “parados de larga duración”: en septiembre de 2018 eran 1.600.100 personas, el  48% de todos los parados, según la EPA del tercer trimestre (en la UE-28 son el 43% de los parados). Y de ellos, 1.134.800 llevan ya parados más de 2 años y un millón largo más de 4 años sin trabajo, según un estudio de Fedea. De hecho, en las oficinas de empleo (SEPE) hay 668.432 parados apuntados desde hace más de 4 años, según los datos aportados por UGT. Son una enorme bolsa de “parados crónicos”, que tienen muy difícil volver a trabajar, porque están “fuera del mercado”. Y no sólo por su edad (un 70% de los que llevan parados más de 4 años superan los 50 años y dos tercios son mujeres) sino porque tienen poca formación: un 63% de estos parados de larga duración sólo tienen la ESO (o incluso menos) y eso les aleja aún más de poder ser contratados.

Mientras ven difícil recolocarse, el mayor problema de muchos de estos “parados viejos” es sobrevivir, porque tras tantos meses en el paro, se les ha agotado el subsidio en muchos casos. Y así nos encontramos con que casi la mitad de los parados EPA no cobran ya ningún subsidio de paro: en agosto de 2018, según los últimos datos de Empleo, sólo cobraban alguna ayuda 1.836.288 parados, el  55,2 % de los parados estimados (EPA). Y encima, de los parados que cobran, sólo algo más de un tercio (845.460 parados) cobran el subsidio contributivo de 788 euros al mes y los dos tercios restantes cobran un subsidio asistencial (de 6 a 12 meses) de sólo 430 euros mensuales. Los 1.489.712 parados restantes (el  44,8 % del total) no cobraban nada, ningún subsidio: cuando Rajoy llegó a la Moncloa, a finales de 2011, los que no cobraban ningún subsidio eran el 44,5% de los parados).

Esta rebaja en el número de parados que cobran alguna ayuda es algo buscado, tras los recortes aplicados en 2012 y después a las prestaciones por desempleo, con objeto de recortar el gasto y el déficit público. Así, el gasto en desempleo ha pasado de un máximo de 32.366 millones en 2009 a 17.474 millones que se gastaron en 2017, unos 800 millones menos de lo presupuestado (18.300 millones), según el Ministerio de Empleo. Y esa caída del gasto (-46,26%) no se corresponde con la caída del paro estimado en esos años (-559.800), que ha sido menor (-12,93%), con lo que ha caído el porcentaje de parados que no cobran y los que cobran reciben menos (788 euros mensuales  frente a 864 euros en 2011) y de forma muy desigual: en Baleares, los parados cobran 891 euros de subsidio, en Navarra 863, en el País Vasco 827 y en Cataluña 824,8 euros frente a 688,9 en Extremadura, 751 en Andalucía o 754 en Cantabria. Y en 2018, el gasto en desempleo cae otro 3,2% sobre lo presupuestado en 2017, hasta 17.702 millones de euros, la mitad de lo que se paga a inversores y bancos por los intereses de la deuda (32.000 millones).

Esta baja cobertura de parados que cobran el desempleo provoca que más de la mitad de los parados españoles sean pobres: si en el conjunto de España, el 26,6% de la población de las personas son “pobres” (ingresan menos del 60% de la media: ganan menos de 8.522 euros anuales (710 euros al mes), entre los parados son pobres el 59,1%, según la última estadística europea AROPE. Y además, el hecho de que la mitad de los parados estimados (EPA) no cobre ayudas le supone también que el Estado no cotiza por ellos a la Seguridad Social, lo que afecta muy negativamente a su futura pensión.

Volviendo al empleo, se espera ahora que crezca poco este otoño, al  debilitarse el crecimiento internacional y español el último trimestre, para cerrar 2018 con una menor creación de empleo que en 2017, porque la economía también va a crecer menos (2,6% frente a 3,1% en 2017). Así, frente a los 490.300 empleos creados en 2017, la previsión del Gobierno Sánchez es crear 456.000 nuevos empleos en 2018 y 439.000 empleos más en 2019. Eso significa que España no recuperaría el empleo de antes de la crisis (20.646.000 ocupados en junio de 2008) hasta dentro de tres años, hasta diciembre de 2021 (20.653.000 ocupados), según la previsión del Gobierno Sánchez. Habrán sido, pues, 13 años perdidos para el empleo. Y algunas otras previsiones, como la del profesor Josep Oliver, retrasan esa recuperación del empleo de 2008 un año más, hasta finales de 2022. Y en cuanto al paro, la caída del desempleo en España (-8,8% anual) es más lenta que en Europa (-10,3% anual), según los últimos datos de Eurostat (agosto 2018).

Los datos de la EPA, donde ha “pinchado” el empleo, deberían obligar a Gobierno y oposición a pactar medidas urgentes contra el paro, el principal problema de los españoles. Por un lado, urge un Plan de choque contra el paro, asentado en tres patas. Una, mejorar la cobertura de los parados, para que haya más que cobren un subsidio. Ya hay un acuerdo, incluido en el pacto  Gobierno-Podemos, para que los parados mayores de 52 años cobren un subsidio de paro hasta que se jubilen. En 2013, el Gobierno Rajoy subió la edad para cobrar este subsidio de 52 a 55 años, estableciendo restricciones (como contemplar los ingresos del resto de la familia) y cotizando por ellos el 100% de la base mínima en lugar del 120%. Ahora, al rebajar este subsidio a los 52 años, lo podrán recibir 50.000 parados más, teniendo en cuenta sólo sus ingresos y cotizando por ellos el 120% de la base mínima. La medida costará 323 millones al año, aunque su aplicación exige aprobar el polémico Presupuesto 2019. Además de esta mejora, los sindicatos piden crear un nuevo seguro de paro para los que se les ha terminado el subsidio contributivo y tienen menos de 52 años. Y para complementar estos cambios,  Pedro Sánchez ha pedido en Bruselas que se cree un seguro de paro europeo, financiado en un 80% por los paises y un 20% por la UE.

La segunda pata debía ser una reforma a fondo de las oficinas de empleo (SEPE), dado que el 91% de los parados no recibe ningún servicio (sólo el 4,12% hace cursos) y ayudan a buscar trabajo al 2% de los parados, según un reciente informe de CCOO. Y eso implica no sólo tener más recursos y más medios (herramientas informáticas para ayudar a los parados), sino también más personal: cada empleado del SEPE atiende a 211 parados, frente a 105 en la UE-28, 73 en Francia, 48 en Alemania y 24 en Reino Unido. Ligado a esta reforma del SEPE, una tercera pata del Plan de choque contra el paro: volcarse en la formación de los parados, fomentando cursos ligados a lo que las empresas demandan. Y para ello, hay que volver a reformar la política de formación, porque los cambios que impuso el Gobierno Rajoy en 2013 han dinamitado la formación y provocado algo inaudito: hay 1.504 millones de euros para formación sin gastar, de los ejercicios 2015, 2016 y 2017. Y llegarán a 2.000 millones a finales de 2018, según ha reconocido el SEPE a sindicatos y patronal. La mitad de ese dinero debería haber ido a los parados, para formarlos. Ahora, es prioritario recuperar esos fondos y planificar gastarlos bien con los parados que más lo necesiten.

Junto a este Plan de choque contra el paro, hay que aprobar un Plan de empleo para toda España, como el que Sánchez ha prometido para Andalucía (en la antesala de las elecciones…). Un Plan centrado en promover e incentivar la contratación de parados de larga duración, jóvenes y mujeres, en colaboración con la patronal, los sindicatos, las autonomías y unas nuevas oficinas de empleo, que asesoren a los parados a encontrar trabajo. Es imprescindible reordenar el mapa de contratos, para simplificarlos, y fomentar el empleo estable y a tiempo completo, con más recursos públicos en políticas activas de empleo: España gasta este año 5.710 millones, un 26% menos que en 2010 (7.750 millones) y la mitad que Europa (0,5% del PIB frente al 1% en la UE-28). Y también reforzar las plantillas de la inspección de Trabajo (se han convocado 353 nuevas plazas), para luchar contra el fraude y la precariedad, sobre todo en algunos sectores como la hostelería, el comercio o la economía colaborativa.

Se crea empleo pero menos, no suficiente y todavía bastante precario. Y la mayoría de los parados malviven en la pobreza y sin perspectivas de trabajar, mientras seguimos con el doble de paro que Europa. Y pasan los meses y las EPAs sin que se afronte de verdad el problema que más preocupa a la mayoría de las familias españolas. Basta ya de perderse en polémicas y enfrentamientos inútiles. Es la hora del empleo, antes de que vengan mal dadas.


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