jueves, 21 de enero de 2021

Las 3 Españas, más lejos tras la COVID


Antes de la pandemia, en 2019, se repitió que 7 autonomías crecieran más y sean las más ricas (Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón, Baleares y la Rioja), frente a otras 7 menos eficientes y más pobres (Melilla, Extremadura, Andalucía, Ceuta, Castilla la Mancha, Canarias y Murcia), con las 5 restantes en posición intermedia. Son las 3 Españas, que siguen ahí desde el año 2.000, incluso desde hace siglo y medio. Una desigualdad territorial que mantiene la renta de Extremadura en casi la mitad (56%) de la del País Vasco. Y ahora, con la pandemia, los expertos temen que esta brecha entre las 2 ó 3 Españas se agrande, como también la distancia de España con la renta europea (el 91%). Pero la pandemia también puede ser una oportunidad si se utilizan los Presupuestos y fondos europeos para corregir estos desequilibrios regionales, reformando además la financiación autonómica y las políticas regionales. Hay que reconstruir el país y conseguir vivir mejor todos, vivamos donde vivamos.

Enrique Ortega

España ha estado creciendo los últimos 6 años (2014-2019), pero el crecimiento ha sido muy desigual por autonomías. Así, hay dos regiones que tiran de la economía, según confirman los datos de 2019 recién publicados por el INE: Madrid (produjo por valor de 240.129 millones, el 19,29% de todo el PIB español) y Cataluña (236.813 millones producidos, el 19,02%), a la que la capital “adelantó” ya en 2017 y 2018. Y le siguen, de lejos, Andalucía (165.865 millones producidos en 2019, el 13,32% del PIB español) y la Comunidad Valenciana (116.615 millones, el 9,32% del PIB). Entre las 4 regiones aportan casi dos tercios del crecimiento total del país (60,95% del PIB). Les siguen, muy de lejos, el País Vasco (5,98% del PIB español), Galicia (5,17%), Castilla y León (4,80%), Castilla la Mancha (3,43%), Canarias (3,78%) y Aragón (3,05% del PIB español). Y las 7 autonomías restantes, más Ceuta y Melilla, sólo aportan a la economía el 12,84% restante, casi la mitad entre todas que Madrid o Cataluña.

Esta aportación al crecimiento español de las distintas regiones ha variado muy poco en este siglo, salvo en un caso, Madrid, que aporta ahora (19,29%) un 1,6% más al PIB español que en el año 2000 (17,7%). También crece, aunque poco, la aportación de Cataluña (+0,30%), Murcia (+0,19%) y Baleares (+0,11%), mientras las demás regiones pierden peso en la economía española, aportando menos porcentualmente al PIB, sobre todo Castilla y León (-0,70%), País Vasco (-0,32%), Asturias  (-0,30%) y Canarias (-0,22%), según el INE.

Pero hay que tener en cuenta la población de cada región y lo importante es lo que produce cada autonomía por habitante, el verdadero indicador de su pujanza económica. Y aquí es donde podemos hablar de las 3 Españas. Una España más productiva (y por tanto más rica), integrada por las 7 autonomías que tienen un PIB por habitante superior a la media española (26.426 euros en 2019, según el INE): Madrid (35.913 euros per cápita, +35,9% sobre la media), País Vasco (34.142 euros, +29,2%), Navarra (32.141 euros, +21,6%), Cataluña (31.141 euros, +17,75%), Aragón (28.727 euros, +8,70%), Baleares (28.213 euros, +6,76%) y La Rioja (28.200 euros, +6,71% sobre el PIB por habitante de España). Son las 7 regiones más ricas, donde viven el 42,76% de los españoles. Y lo más llamativo es que estas 7 regiones más ricas son las mismas que eran ricas antes de la crisis, en 2007 y en el año 2000, según las series del INE, aunque el País Vasco ha subido del 4º al 2º lugar.

En el otro extremo están las 7 regiones menos productivas y por tanto las más pobres, encabezadas en 2019 por Melilla (19.211 euros de PIB por habitante, -27,3% que la media española), Extremadura (19.454 euros, -26,39%), Andalucía (19.633 euros, -25,7%), Ceuta (20.903 euros, -20,9%), Castilla la Mancha (21.004 euros, -20,52%), Canarias (21.244 euros, -19,61%) y Murcia (21.642 euros, -18,1% sobre el PIB por habitante de España). Son las 7 regiones más pobres, menos productivas, donde viven el 35,52% de los españoles. Y en su mayoría, son las mismas regiones que eran las más pobres antes de la crisis, en 2007 y en el año 2000, aunque han salido de este grupo Galicia y Asturias (menos productivas en el 2000), incorporándose Canarias, Ceuta y Melilla (intermedias en el 2000).

Y queda una 3ª España, la intermedia, que produce menos que la media (recordemos: 26.426 euros en 2019) pero algo más que esas 7 regiones “pobres”. Son las 5 regiones restantes: Castilla y León (24.886 euros de PIB/habitante, -5,83% que la media española), Cantabria (24.383 euros, -7,74%), Galicia (23.873 euros, -9,67%), Asturias (23.299 euros, -11,84%) y la Comunidad Valenciana (23.206 euros, -12,19% sobre el PIB/habitante español). Una España intermedia donde viven el 21,72% restante de españoles. Y de nuevo, esta 3ª España es hoy muy similar a la de antes de la crisis, aunque en el año 2.000 estaban en este grupo Canarias, Ceuta y Melilla, que han caído a la España más pobre, mientras han mejorado Galicia y Asturias, que a principios de siglo eran “pobres” y ahora “intermedias”.

Un dato preocupante es que la brecha entre las regiones más productivas (más ricas) y las menos eficientes (más pobres) se mantiene elevada, a pesar de la anterior crisis (2008) y la posterior recuperación (2014). Así, en el año 2.000, Madrid producía más del doble que Extremadura por habitante (21.333 euros frente a 10.145, 2,10 veces más), en 2008 produjo 1,93 veces más, en 2013 (el peor año de la crisis), la brecha subió a 1,97 veces más (30.188 euros frente a 15.280) y en 2019, a pesar de los 6 años de recuperación, la brecha sigue alta, en 1,84 veces (35.142 euros que produce cada madrileño frente a 19.454 cada extremeño).

Y lo más llamativo: esta brecha entre regiones más o menos productivas se arrastra desde hace siglo y medio, según el libro “La desigualdad regional en España 1860-2015”, escrito por tres catedráticos universitarios (Díez Minguela, Martínez-Galarraga y Tirado). Ahí documentan que la desigualdad regional aumentó entre 1860 y 1910, se redujo después entre 1910 y 1950, volvió a bajar entre 1960 y 1985 y lleva siendo elevada desde 1986, a raíz de la entrada de España en Europa, debido a que una economía más abierta ha agravado las diferencias regionales, al competir mejor unas autonomías que otras en estos 34 años siendo europeos.

El otro problema es que las regiones españolas no sólo se distancian entre ellas sino también hay una brecha con las regiones europeas. En 2019, según acaba de publicar el INE, sólo 3 regiones españolas eran más productivas, más ricas, que la media europea (31.160 euros de PIB por habitante UE-27): Madrid (35.913 euros), País Vasco (34.142 euros) y Navarra (32.141 euros). Se ha caído en 2019 Cataluña (31.119 euros), que siempre ha tenido un nivel de riqueza superior a la media europea (salvo en 2008 y 2009). Y además, el PIB por habitante español se ha ido retrasando del PIB por habitante europeo: si llegó a un máximo del 94,72% en 2007, cayó a suponer el 88,63% del PIB/habitante europeo en 2013 y ha seguido distanciándose con la recuperación, hasta suponer el 84,8% del PIB/habitante europeo en 2019 (producimos 26.426 euros, frente a 31.160 en la UE 27). Así que no sólo hay una brecha entre autonomías, también hay una brecha con Europa que ha crecido desde 2007. Incluso teniendo en cuenta el distinto poder de compra, el PIB por habitante español “corregido” era el 91% del europeo en 2018, según el último dato de Eurostat.

Evidentemente, si unas regiones (o paises) producen más por habitante, son más ricos. Y son más ricos por su distinta estructura económica (más o menos industria, más o menos servicios), su población, la formación de los trabajadores y el nivel educativo, la tecnología, la mayor o menor inversión pública y privada, las infraestructuras o el peso de la exportación. Y en el caso de Madrid, el factor capitalidad, que aporta un crecimiento “extra”, porque las instituciones públicas y ser la capital atraen empresas, inversiones, población y talento, según este estudio del IVIE. Por eso hay regiones más productivas y otras menos, aunque el factor que más ha jugado en este siglo es la desigual creación de empleo.

Pero después de ver las regiones más o menos productivas, entran en juego los “contrapesos”, factores que intervienen para que las regiones acaben teniendo más o menos renta. El principal mecanismo que podría “corregir” la brecha económica entre regiones son las transferencias públicas (pensiones, desempleo, ayudas a la dependencia), las subvenciones y prestaciones sociales, el gasto en sanidad y educación, las inversiones públicas, los impuestos y la financiación autonómica. Y dentro de estas “medidas correctoras” de la brecha entre regiones, hay que tener muy presentes las ayudas europeas, que han sido ingentes: los fondos estructurales europeos recibidos entre 1989 y 2020 han sido de 176.000 millones de euros, muchos para las regiones.

Todas estas medidas deberían haber servido para corregir la brecha económica entre las autonomías, sumando más ingresos a las autonomías más retrasadas, para compensar sus menores ingresos. Pero no ha sido así, como se ve en el dato de la renta por habitante, los ingresos de cada persona visto lo que produce y sumando lo que le aporta la acción pública, vía transferencias, ayudas, subvenciones,  impuestos y financiación. Y volvemos a tener 3 Españas, según los últimos datos disponibles (INE 2018), incluidos en este reciente trabajo de la Fundación Alternativas (FA) sobre la desigualdad territorial en España.

Tenemos 9 autonomías que tienen una renta por habitante superior a la media nacional (17.049 euros en 2018): País Vasco (22.082 euros), Navarra (20.117 euros), Cataluña (19.870 euros), Madrid (19.861 euros), Baleares (19.554 euros), Aragón (17.683 euros) y la Rioja (17.545 euros), exactamente las 7 autonomías que más producen (más PIB/habitante), a las que se suman dos “intermedias”, Asturias (17.484 euros de renta por habitante) y Castilla y León (17.298 euros de renta), porque son dos regiones muy envejecidas, con muchos pensionistas, lo que ha aumentado su renta final en los últimos años. Y las otras 8 autonomías (más Ceuta y Melilla, cuyos datos no se dan) tienen un nivel de renta por habitante inferior a la media nacional, sobre todo las regiones que ya eran económicamente las más pobres: Extremadura (12.382 euros de renta), Canarias (13.714 euros), Andalucía (14.048 euros), Murcia (14.075 euros) y Castilla la Mancha (14.537 euros). A ellas se suman, también con menos renta que la media española, 3 regiones “intermedias”: Comunidad Valenciana (15.149 euros renta/habitante), Cantabria (16.479) y Galicia (16.860 euros).

En definitiva, que las regiones que eran ricas, pobres o intermedias por su producción, por su estructura económica y de empleo, acaban siendo ricas, pobres o intermedias en la renta que finalmente reciben, a pesar de las transferencias públicas, las ayudas, inversiones, impuestos y financiación autonómica, lo que indica un fracaso en las políticas regionales. No se consigue apenas que mejoren y salten de puesto las más retrasadas, ni ahora ni en los últimos años. Y lo peor no es sólo que haya 2 Españas (o 3) en el nivel de renta, sino que han aumentado las diferencias, la brecha de renta entre regiones. Si en 1977, un balear tenía 1,81 veces la renta de un extremeño, mejoró algo en el año 2.000, cuando un aragonés ingresaba 1,53 veces lo que un andaluz, pero ha empeorado después: si en 2008, un vasco tenía 1,65 veces la renta de un extremeño, en 2018 tiene 1,78 veces más, según el informe de la Fundación Alternativas. Ha aumentado la desigualdad de renta entre territorios.

Esto confirma una España a dos o tres velocidades, no sólo entre regiones sino también con muchas desigualdades dentro de cada región. Y sobre todo en las más pobres. Así, el informe de la Fundación Alternativas desvela que las regiones con más desigualdad interna son Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha y Canarias, y que esa desigualdad ha aumentado entre 2008 y 2018. Y las regiones con menos desigualdad interna son dos de las más ricas, Navarra y Aragón, seguidas de Asturias, País Vasco, Cantabria y la Rioja. Y además, esa desigualdad interna se refleja en una gran diferencia de renta entre ciudades de una misma provincia, desigualdad municipal encabezada por Madrid, Barcelona, Sevilla, Cádiz y Granada, Alicante, Valencia y A Coruña.

S ha llegado hasta aquí, le habrá quedado clara la tremenda desigualdad entre regiones, dentro de cada región e incluso entre ciudades de una misma provincia. Y lo más tremendo es que esas desigualdades territoriales están ahí desde hace décadas y hasta siglos. Ahora, con la pandemia y la recesión consiguiente (la mayor desde la Guerra Civil), los expertos creen que la desigualdad territorial aumentará, como ha pasado en otras crisis y más dada la precariedad en que están las cuentas públicas. Sin embargo, la pandemia también puede ser “una oportunidad” para reducir la brecha de producción y renta entre regiones, si se planifica la recuperación con criterios de política regional.

¿Qué se puede hacer? Lo primero, invertir y gastar pensando en corregir los desequilibrios regionales, tanto los Presupuestos 2021 (muy expansivos) como los Fondos europeos, esos 79.796 millones que van a llegar en los próximos 4 años. El objetivo es regionalizar la mitad de este gasto, pero la otra mitad, la que gestione el Estado debería hacerse con el objetivo de reconducir el crecimiento y el empleo de las regiones más pobres. Una segunda medida es planificar todas las inversiones públicas e infraestructuras (incluidas las digitales y la vivienda) para fomentar la inversión y la instalación de empresas en la España más atrasada, que no puede vivir sólo del turismo, la agricultura o las pensiones. Un tercer frente de actuación es la fiscalidad, homogeneizando impuestos (evitando “paraísos fiscales como Madrid) y facilitando vivir e invertir en las regiones más pobres. Y aprobar de una vez un nuevo sistema de financiación autonómica (pendiente desde 2014), porque el actual beneficia claramente al País Vasco y Navarra (reciben un 80% más por habitante que el resto del país, según el informe de la Fundación Alternativas), además de Cantabria, la Rioja, Extremadura, Asturias, Aragón y Castilla y León, en total 6 de las 9 regiones con más renta.

La pandemia va a dañar más a las familias y trabajadores más vulnerables y también a las regiones más pobres y menos productivas. Pero puede ser una oportunidad no sólo para reconvertir la economía y modernizar el país sino también para reducir la brecha secular entre regiones. Hay que sentar las bases para que no haya españoles de primera y de segunda, para que no vivamos mejor o peor según la región donde residamos. Es otra gran asignatura pendiente de este país.

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