lunes, 9 de diciembre de 2024

La fiebre por los Centros de Datos

Varios gigantes tecnológicos (Google, Amazon, Meta, Microsoft) y Fondos de inversión han anunciado fuertes inversiones para construir o ampliar sus Centros de Datos en España. Y otros inversores (eléctricas, constructoras, telecos) quieren sumarse a esta “fiebre” por crear infraestructuras para albergar los datos de “la nube” y la Inteligencia Artificial. España aspira a convertirse en líder futuro de los grandes Centros de Datos, aprovechando su posición geográfica, los cables submarinos que nos llegan, una fibra óptica muy extendida y, sobre todo, tener la electricidad más barata de Europa, por las renovables. Pero ojo, tener tantos “Data Centers” tiene problemas de altos consumos de energía y agua, aumentando emisiones de CO2, por lo que hay paises que están frenándolos. Y crean poco empleo. No podemos perder este tren tecnológico, porque cada vez se necesitarán más Centros de Datos y España puede competir y atraer inversiones. Pero hay que evitar que se cree una “burbuja”, perjudicial para las demás industrias, el recibo de la luz y el medio ambiente.

                                                                                                                          TRENDSINYCOM

Los gigantes de Internet prestan sus servicios informáticos y aplicaciones en “la nube” a través de enormes plataformas, instaladas en Centros de Datos de nueva generación (“Data Centers”, DC), con decenas de MW de potencia. A medida que la demanda de servicios de Internet aumenta y crecen los datos albergados en la nube, se requiere construir Centros de Datos más potentes y acercarlos geográficamente a los usuarios. Con el auge de la Inteligencia Artificial (IA) en los dos últimos años, se necesita Centros con más potencial, los llamados Data Centers de 2ª generación “hiperescalares”, Centros de Datos a gran escala que se especializan en ofrecer cantidades masivas de potencia informática y capacidad de almacenamiento a empresas, instituciones y particulares de todo el mundo.

Ya pasó la época de que las grandes empresas tenían cada una su Centro de Proceso de Datos (CPD): muchas los siguen teniendo, pero cada vez desvían más datos a la nube y a DC de terceros, que les ofrecen una altísima capacidad a cambio de una cuota, sin tener que hacer grandes inversiones en nuevas infraestructuras. Y además, les permite tener “replicados” sus datos con una altísima seguridad y múltiples servicios, no sólo de almacenamiento de datos sino también el hardware y el software de base sobre los que se implantan los nuevos servicios, vinculados a “la nube” (“ICloud”), el 5G, el internet de las cosas (“IoT”) o la Inteligencia Artificial (que ha disparado la necesidad de datos). Sin estos Centros de Datos de 2ª generación no es posible la digitalización avanzada que exige el futuro.

Por todo esto, en los últimos años se ha disparado la inversión en estos grandes Centros de Datos, en EEUU, Asia y Europa, sobre todo en  Alemania, Francia, Irlanda y Paises Bajos. Ya en 2022, la inversión mundial en Centros de Datos superó los 200.000 millones de dólares (183.000 millones de euros), según la consultora KPMG, que estima podría triplicarse en esta década y alcanzar los 600.000 millones de dólares en 2030. Actualmente, existen en el mundo unos 8.000 grandes Centros de Datos, según la organización 7-24 Exchange Internacional, las tres cuartas partes instalados en EEUU (5.500) y el resto repartidos entre Alemania (550), Reino Unido (525), China (470), Canadá (350), Francia (340), Australia (3220), Paises Bajos (310), Rusia (250) y Japón (225). España ocupa el puesto 16º en este ranking, con 113 grandes Centros de Datos, según la patronal Spain Data Center, aunque la plataforma Cloud Scene los aumenta hasta 143 Data Centers.

En Europa, los grandes Centros de Datos se concentran en Londres (ofrece 962 MW, el 34% de la potencia total instalada en el continente), Frankfort (704 MW, el 25%), y Ámsterdam (643 MW, el 23%), seguidas de lejos por París y Dublín. Y a más distancia está la potencia de almacenamiento en Estocolmo, Varsovia, Berlín, Zúrich, Islandia y Madrid (147 MW, el 5% de la potencia europea). La capital española va por delante (con 26 grandes Centros de Datos), seguida de lejos por Barcelona (8), Zaragoza (5), Toledo, Valencia, Alicante, Málaga y Sevilla (con dos grandes Centros cada provincia) y Castellón, Mallorca, las Palmas, Jaén Huelva y Ceuta (con un gran DC cada una), según el mapa de Spain Data Center.

En los próximos años, este mapa de grandes Centros de Datos podría cambiar y España aspira a convertirse en líder europeo de los grandes Centros de Datos para 2030. Los expertos creen que España tiene varias ventajas para conseguirlo. La primera y fundamental, su privilegiada posición geográfica, a caballo entre Europa, África, Oriente Medio y América. Además, en el caso de estos Centros de 2ª generación, la tecnología se alía con la geografía: los nuevos Data Centers ofrecen una “latencia” máxima (lo que tarda en llegar un dato desde el servidor hasta los equipos) de 65 milisegundos, lo que implica que estos “nodos” de datos pueden operar a una distancia media de los usuarios de 5.500 kilómetros. Y si trazamos una circunferencia desde España con ese radio, los Data Centers situados en la Península pueden ofrecer sus servicios a casi toda Europa, una gran parte de América del norte y sur, el norte de África y Oriente Medio…

Una 2ª ventaja, también clave, es que España está muy conectada internacionalmente con varios cables submarinos, por los que entran y salen datos y conexiones digitales. Y a corto plazo, llegarán a la Península Ibérica tres nuevos cables submarinos, tres “autopistas de datos” que aumentarán nuestra conectividad internacional: el cable Medusa (8.700 kilómetros por el Mediterráneo), el Anjana (desde Santander hasta Myrtle Beach, en Carolina del Sur, USA, con 7.121 kilómetros) y Olisipo (110 kilómetros por el mar, entre el norte y sur de Portugal). Con estas nuevas infraestructuras, el 70% de los datos que lleguen a Europa lo harán a través de España.

La 3ª ventaja es que España dispone ya de una red interna de fibra óptica que cubre casi todo el país y es la más amplia de Europa, gracias a las enormes inversiones realizadas durante décadas por Telefónica y otras telecos (a costa de nuestras tarifas y de ayudas públicas). De hecho, España es el tercer país del mundo con más despliegue de fibra óptica, tras Corea del Sur y Japón. Y en Europa, el despliegue de fibra de España supera a la red que tienen Alemania, Francia, Italia y Reino Unido juntos… 

Y hay una 4ª ventaja que para muchos es la decisiva: España tiene la electricidad más barata de Europa y es, junto a Alemania, el país con más peso de las energías renovables (entre enero y octubre, el 57,3% de la electricidad generada fue renovable). España no sólo lleva varios años con la luz más barata de Europa (gracias a las renovables y a la “excepción ibérica), sino que todas las previsiones de precios indican que cada vez tendremos un precio más competitivo. De hecho, los contratos industriales de electricidad a largo plazo (que son los que hacen las empresas de Centros de Datos) son ahora un 40% más baratos en España que en el resto de la UE. Algo que miran mucho los inversores en Data Centers, porque estas instalaciones consumen mucha electricidad. Si en España es más barata y además puede ser el 100% renovable, mejor que mejor para sus cuentas y su “imagen”.

Estas 4 ventajas son claves para los gigantes de Internet, Fondos de inversión y compañías especializadas que están planificando sus Centros de Datos para 2030 y después. Un negocio dominado por los tres grandes de Internet, Amazon (Amazon Web Servicies, AWS, ya supone el 17,3% de la facturación total de Amazon), Microsoft (MSFT Azure) y Google (Google Cloud), pero donde también compiten empresas como Digital Realty, Equinix, Vantage, CyrusOne, OVH e IBM, además de Fondos de inversión como Blackstone o Brookfield y telecos como Deutsche Telecom, Orange, Iliad o Altice. Y más recientemente, también aparecen como socios de Data Centers grandes empresas constructoras y eléctricas.

Estos inversores mundiales en grandes Centros de Datos llevan meses poniendo su interés en España. En febrero de 2024, Microsoft anunció que invertirá 2.100 millones de dólares para ampliar sus 3 Centros de Datos de Madrid (Meco, Algete y San Sebastián de los Reyes) y construirá un Campus de Centros de datos en Aragón. En mayo, Amazon anunció una inversión de 15.700 millones en los próximos 10 años para reforzar los 3 centros de datos que tiene en Aragón (Huesca, Burgo de Ebro y Villanueva de Gállego) y sumar uno nuevo en Zaragoza. Meta (Facebook) recibió en octubre autorización para construir un gran Campus en Talavera (Toledo), una inversión de 750 millones. Google ya inauguró hace 2 años la “región Cloud” de Madrid, una de las 32 que tiene en el mundo. El poderoso Fondo Blackstone anunció en octubre la inversión de 7.500 millones en un Centro de Datos en Calatorao (Zaragoza). Y otro Fondo, el británico ICG, invertirá 300 millones de euros para crear Templus, una plataforma de 10 Centros de Datos regionales en España para finales de 2024.

Tras estos anuncios, hay una gran euforia en el sector de Centros de Datos: la patronal Spain DC cree que España va a triplicar la potencia instalada, de los 200 MW estimados en 2023 a 613 MW en 2026, con una inversión estimada en estos años de 6.000 a 8.000 millones de euros y más de 2.000 empleos nuevos. Incluso hay expertos que creen que el salto para 2030 será mucho mayor, porque sólo Amazon aumentará su potencia de almacenamiento a 500 MW para 2030. Y se espera incluso una inversión directa en Data Centers de 14.400 millones de euros entre 2026 y 2030, más otros 24.000 millones en inversiones indirectas. Y parece posible que a finales de esta década, en 2030, España sea el país líder europeo en Centros de Datos, con Aragón y Madrid capital en cabeza.

La fiebre por instalar Centros de Datos se ha contagiado a los políticos (autonómicos y nacionales), a los Fondos de inversión, eléctricas y constructoras españolas, que quieren conseguir una parte de este “pastel”. De hecho, Red Eléctrica ha detectado un  aumento desmesurado de peticiones de electricidad para futuros Centros de datos, 18 veces más que los proyectos reales, porque está habiendo “especuladores que piden licencias de suministro para revendérselas después a los futuros inversores en Centros (como ya pasó con la burbuja de licencias de instalaciones renovables).

Los más interesados en este nuevo negocio de los DC son las eléctricas (Iberdrola y Endesa) , porque ven en la proliferación de grandes Centros de Datos 2 negocios. Uno, venderles parte de la electricidad que producen, dado que ha caído la demanda y tienen un exceso de  potencia instalada(el triple). El otro, el negocio que tienen por transportar y distribuir esa electricidad con sus empresas filiales ( que controlan el 80% de la distribución). Y aquí, las eléctricas han hecho “lobby” para presionar al Gobierno y conseguir que invierta más en redes, asegurando que si no lo hace, en el futuro habrá “cuellos de botella” y problemas de suministro al aumentar la demanda (por los Centros de Datos y la Industria que pase del carbón, fuel o gas a la electricidad).

De momento, el Gobierno no les ha hecho caso al planificar las redes eléctricas para 2021-26, porque creen que no habrá ningún problema de suministro con las redes actuales. Y temen que si hubieran aceptado nuevas inversiones, podría incurrirse en una “sobreinversión” que pagaríamos los consumidores. Hay que saber que las inversiones en redes eléctricas que piden las eléctricas y las empresas de Datos se pagarían con nuestro recibo de la luz, con los peajes que pagamos cada mes por el coste del transporte y la distribución. Eso sí, el Gobierno estudia incluir una mejora de redes, para atender a nuevas demandas industriales, en la planificación que ultima para 2026-30. De hecho, el Plan de Energía y Clima estima que los Centros de Datos consumirán el 6,4% de la demanda energética española en 2030.

Precisamente, esta es la mayor preocupación que conlleva la fiebre por los grandes Centros de Datos y que España pueda ser una potencia europea: que consumen mucha energía, en torno al 3% del total en Europa hoy. Estamos hablando de que estos Data Centers son instalaciones gigantescas (en EEUU hay uno que ocupa como 42 campos de fútbol), que consumen mucha electricidad para funcionar y mucha agua para refrigerarse. Un macrocentro de datos puede llegar a consumir 200 TWh al año, la electricidad que consumen 160.000 hogares (una ciudad como Murcia o Palma). Y unos 645 millones de litros de agua anuales, lo que consumen 14.000 personas…

Así que estamos hablando de una industria, un negocio, que genera muchas emisiones de CO2 y es poco sostenible medioambientalmente, lo que ha llevado a varios paises que eran punteros, como Irlanda, Paises Bajos o Singapur, a aprobar moratorias para frenar nuevas instalaciones. Sin embargo, las empresas del sector defienden que son sostenibles, porque la mitad de la energía que utilizan es renovable y los futuros proyectos utilizarán energías verdes al 100%. Y porque las últimas tecnologías permiten construir instalaciones más eficientes, con menos consumo de energía y agua para funcionar y refrigerarse.

Al final, parece claro que España debe aprovechar sus ventajas comparativas para atraer inversiones en grandes Centros de Datos, aunque creen poco empleo directo (hay mucha gestión y empleo a distancia). No podemos perder este tren, porque está ligado a la revolución digital y aportará crecimiento y riqueza. Pero el riesgo medioambiental es elevado, por lo que el Gobierno debe evitar una “burbuja” de Data Centers, que podrían consumir una parte creciente de la electricidad que consumimos y subir en exceso nuestro recibo eléctrico. Así que debe analizarse bien la demanda futura de infraestructuras de datos y acondicionar la oferta a ello, para no crear “una burbuja” que sea costosa para el medio ambiente. España no puede ser “el paraíso” de los Data Centers porque los demás paises ricos ya no los quieren, por no ser “sostenibles”. Tecnología sí, pero no infraestructuras de apoyo a cualquier precio.

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