Otra Semana Santa a tope (y más cara)
Los españoles se han lanzado a viajar esta Semana
Santa, por España y por Europa, mientras hay un aluvión de extranjeros
en costas y ciudades. A pesar del mal tiempo, será otra Semana Santa récord,
tras la de 2023, con una ocupación hotelera que supera el 85% en
muchos destinos, en el litoral, islas y ciudades con procesiones. Una “fiebre
por salir” que no se detiene ante las fuertes subidas de precios,
superiores al 15%, en transportes, hoteles, restaurantes, cultura y ocio. El
Gobierno espera 14,2 millones de turistas extranjeros entre marzo y
abril, 2 millones más que el año pasado, que gastarán 19.000
millones (+3.700). Y seguirá el aluvión hasta el verano, cuando se esperan
más turismo (nacional y extranjero) que en 2023. Ya se habla de 93 millones
de turistas en 2024 y 100 millones en 2025. Pero ojo: la saturación
turística, como en esta Semana Santa, puede volverse en contra y matar nuestra
primera industria, el turismo. Hay que reconvertir los viajes y el ocio. Enrique Ortega
El año 2024 ha empezado muy bien para el turismo.
En enero y febrero se produjo un récord de pernoctaciones
(estancias en hoteles y alojamientos turísticos), según el INE:
34.995.422 pernoctaciones, 2,7 millones más que al inicio de 2023 (+8,38%),
sobre todo por la mayor llegada de extranjeros (22,5 millones de pernoctaciones,
+12,6%). Y enero de 2024 fue el mejor mes de enero de nuestra
historia para el turismo: llegaron 4,8 millones
de extranjeros, un +15,3%, sobre todo europeos y de EE. UU.
(+23,6%), casi la tercera parte a Canarias (1,32 millones, +9,25%), pero
también a Cataluña (958.726, +20,37%), Andalucía (666.363, +17,4%), Comunidad
Valenciana (619.718 turistas, +29,06%) y Madrid (609.325, +17,45%). Y estos turistas extranjeros que llegaron en enero se gastaron
6.550 millones de euros, un 25,5% más que en enero de 2023, con una
estancia media de 8,71 días y un gasto medio de 158 euros diarios, según
Frontur.
En marzo, a falta de datos oficiales, el sector
confirma que han seguido aumentando las pernoctaciones y la llegada de
turistas extranjeros, atraídos por el excepcional buen tiempo. Y así, se ha
llegado a una
Semana Santa que se espera récord, con una ocupación media
del 85%, que superará el 90% en las islas, zonas de costa y algunas
ciudades de interior con atractiva oferta de procesiones (en Andalucía y
Castilla y León). Los hoteleros insisten en que las reservas de Semana Santa se
anticiparon este año, superando en un 35% la ocupación de 2023 (cuando tuvimos
una Semana Santa récord) e incluso la de 2019 (+25% de reservas). La
novedad este año es que lo que más crecen son las reservas de españoles,
sobre todo a Canarias, Navarra, Murcia y Aragón, según
CEHAT. Y todo ello ayudado por un aumento de los vuelos (Iberia y
sus filiales han ofertado 1 millón de plazas más) y de trenes (2,5
millones de plazas en Renfe), además de un récord en los desplazamientos por
carretera.
Se espera pues un récord histórico de ocupación esta
Semana Santa, a pesar del mal tiempo y, sobre todo, de que los
viajeros se encuentran con unos
precios disparados, desde los carburantes (el diesel está
más
caro que hace un año y la gasolina está en máximos de cuatro meses, aunque
más barata que en la Semana Santa de 2023) y los billetes de avión y tren
a las estancias en hoteles, las comidas y bebidas en restaurantes y
bares o el coste de la cultura y el ocio. En febrero, los
hoteles ya habían subido un +9% anual (y los restaurantes un 5,1%), según el INE, pero para
Semana Santa, las habitaciones de hotel han subido una media del +15%. Y
más en algunas ciudades como Palma (+28%), Madrid (+19%), Sevilla o Málaga. A
pesar de este fuerte aumento de precios, generalizado, españoles y extranjeros no
han renunciado a viajar, aunque algunos han recortado su estancia (4
días en lugar de toda la semana) y otros han buscado más casas rurales y apartamentos
que hoteles. Y los
supermercados están multiplicando ventas en zonas turísticas.
Este aluvión de viajes esta Semana Santa está
sirviendo para mantener el consumo y la actividad económica, que
habrá vuelto a crecer este primer trimestre gracias al turismo (que ya
aportó en 2023 el 70% de todo el crecimiento español, 1,75% del 2,5% que
crecimos). Y se notará también en el empleo, porque se han realizado
116.200 contrataciones extras en marzo por la Semana Santa (+18,6% que en
2023), según
Randstad, sobre todo en Andalucía, Cataluña y Madrid. Eso sí, la subida de
precios provocada por la Semana Santa (“todo el mundo se aprovecha”) provocará
una subida de la inflación en marzo, que subió al 3,2% anual (+0,4%), según
el dato adelantado del INE, una mala noticia que puede retrasar la bajada
de tipos del Banco Central Europeo (BCE), esperada para junio.
Con todo, esta Semana Santa récord no es un hecho aislado,
sino que se espera un aumento del turismo y los viajes (de españoles y
extranjeros) el resto de la primavera, a la vista de las reservas ya
hechas y del aumento de billetes de avión y tren ofertados y reservados. Las
previsiones de Turespaña, tras sondear los mercados internacionales, son
que visiten España, entre marzo y abril de 2024, unos 14,5 millones
de turistas extranjeros, 2 millones más que en esos meses de 2023. Y
además, que esos turistas hagan también un gasto récord, de 19.000 millones
de euros (+3.700 millones que en marzo y abril de 2023). En paralelo, el sector
hotelero espera aumentar sus ingresos un +14% esta primavera respecto
a la de 2023 (y +25% sobre la primavera de 2019), gracias a un aumento
de la ocupación (+4%) y sobre todo a la subida de precios (+10%), según
el Smart Observatory, elaborado por la Confederación hotelera CEHAT y la
consultora PwC.
Los expertos reiteran que crece
el interés por viajar a España, esta primavera y el próximo verano,
como lo atestiguan las búsquedas por Internet, las reservas y el aumento de
plazas en los vuelos internacionales. Así que el sector espera una
primavera récord (de abril a junio) y que el verano vuelva a
ser récord, superando la llegada de turistas de 2023 y el turismo de
los españoles. Y además, creen que la buena temporada turística podría extenderse
hasta septiembre y parte de octubre, si el “buen tiempo” acompaña. Se observa
un
gran interés de los europeos (no sólo británicos, franceses y alemanes) por
viajar a España y un fuerte aumento de turistas de América y Asia, que nos
ven como un país “seguro” (ante el conflicto en Palestina, que desalienta
viajar a Turquía o Egipto) y con una oferta muy completa, que suma al
sol y playa la gastronomía, el ocio y la cultura.
Además, los expertos creen que “la
tendencia a viajar” se ha consolidado como una prioridad
para los consumidores occidentales, tras el gasto en comida y vivienda.
Así que todos los europeos (y los españoles) ya no sólo viajan en vacaciones,
sino que aprovechan cualquier hueco o fin de semana para “escaparse”,
para buscar nuevas experiencias fuera de su ciudad, “cueste lo que cueste”. Es esta
“fiebre”, desatada en Occidente tras el fin de la pandemia, la que
explica el aluvión de viajes y turistas, aunque suban los precios. Y por eso, las
previsiones sobre el año turístico en España son “estratosféricas”: ya se
habla de recibir este año 93
millones de turistas, 8 millones más que en 2023 (85,1 millones). Y llegar
a los 100 millones de turistas extranjeros en 2025…
Una locura, si recordamos
que en 2003 llegaron la mitad de turistas extranjeros (50 millones) y en
1995 la tercera parte (33 millones). Está claro que el turismo es
nuestra primera industria y la locomotora de la economía, el sector que
este año 2024 volverá a aportar casi la mitad del crecimiento (el 41,4%
del 1,6% que esperamos crecer) y crea
1 de cada 4 nuevos empleos. Pero ojo, podemos “morir de éxito”,
llegar a una situación en que el exceso de turistas (sobre todo en algunos
destinos) retraiga a los visitantes y cree problemas serios con la población
local, que la fiebre por viajar acabe convirtiéndose en un hartazgo ante
los destinos masificados y caros, que fuercen a buscar destinos
alternativos fuera de España. Es un temor que ya han reiterado expertos y
hoteleros españoles, que llevan meses pidiendo “repensar el turismo”,
alcanzar un
Pacto de Estado entre instituciones y empresas para conseguir un
crecimiento sostenible del turismo.
Para ello, el
sector propone una hoja de ruta hasta 2030 que tenga en
cuenta las exigencias medioambientales y sociales, que reduzca
los pisos turísticos (principales responsables del turismo masivo “low
cost”), que mejore y diversifique la oferta turística
(fuera de las zonas masificadas y de los meses tradicionales de viajes),
afrontando una mayor digitalización y una profunda reconversión del sector para renovar la obsoleta
oferta turística en muchos destinos de sol y plaza, para lo que piden aprovechar
los Fondos europeos.
En definitiva, planificar el crecimiento del
sector turístico en las próximas décadas, para no
matar a la gallina de los huevos de oro. Por eso, el sector, los
sindicatos, el Gobierno, las autonomías
y los Ayuntamientos tienen que sentarse y lograr un Pacto por el turismo
a medio plazo, para que sea sostenible y de calidad, que no nos agobie viajar.
No es fácil, pero hay que conseguirlo.
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