La pandemia ha trastocado la vida de todos, pero más de las mujeres: han estado en 1ª línea en residencias, centros de salud y hospitales, se han contagiado más, han perdido más empleos y tienen más paro, mientras en casa han tenido más tareas y teletrabajo. Y siguen con las desigualdades de antes: trabajan menos (1,6 millones menos, cuando son más que los hombres), en peores puestos y con contratos más precarios, con lo que ganan un 21,4% menos. Y cobran un -12,88 de paro y un -34% de pensión, mientras dos tercios de los dependientes que mueren sin ayuda son mujeres. Se ha avanzado, pero a este ritmo, la igualdad salarial tardará 43 años. Lo positivo es que las empresas de más de 100 trabajadores tienen que negociar ahora y meter en convenio un Plan de igualdad y publicar sus salarios. Falta un Plan de choque, para que la recuperación traiga más empleos a las mujeres. Y repartir el trabajo en casa.
Enrique Ortega a partir de Rodchenko |
La pandemia ha penalizado doblemente a las mujeres, en su salud y en su economía. Por un lado, las mujeres han estado en primera línea en la lucha contra la pandemia, en residencias de ancianos, centros de salud y hospitales, así como en la educación, las tiendas y supermercados, lo que se ha traducido en más contagios: un 52,5% de los contagiados en España son mujeres, según el informe RENACE. Eso sí, han muerto menos mujeres (el 40% del total), porque la tasa de letalidad ha resultado mayor entre los hombres, sobre todo a partir de los 70 años, porque que suelen tener más enfermedades previas (cardiovasculares, respiratorias, hipertensión y diabetes) y también por razones genéticas.
Por otro lado, la pandemia ha afectado más a la economía de las mujeres, por dos razones. Una, porque trabajan más en los sectores más castigados por la pandemia: turismo y hostelería (56% mujeres), comercio (65%) y en general los servicios (donde trabajan el 88,7% de las mujeres frente al 64% de los hombres). La otra, porque tenían trabajos más precarios, que han sido los primeros en perderse con la recesión post-COVID: las mujeres tienen un 26,6% de contratos temporales (frente al 22,8% los hombres) y son el 74,3% de todos los asalariados con trabajos a tiempo parcial, por horas o días (más vulnerables).
El resultado es que las mujeres han perdido más empleo con la pandemia, empezando porque han perdido el récord de trabajar más de 9 millones de mujeres, alcanzado en 2019 por primera vez en la historia de España. En febrero de 2021 había 8.781.589 mujeres afiliadas a la Seguridad Social, -218.342 mujeres menos, un -2,42% de caída en el último año (desde febrero 2020), frente a 10.068.522 hombres afiliados (-210.955, un -2,05%), según los últimos datos del Ministerio de SS. Las mayores pérdidas de afiliación se han dado en la hostelería (-296.010), ocio y actividades recreativas (-48.886), otros servicios (-31.298) y empleadas domésticas (-12.607), sectores con fuerte presencia femenina.
Pero la pérdida de empleo con la pandemia se ve mejor en la última EPA, del 4º trimestre de 2020, publicada por el INE: el año pasado se perdieron -622.600 empleos, -338.800 los perdieron los hombres (-3,12%) y -283.800 empleos las mujeres (-3,10%), un porcentaje bastante similar dado que hay más hombres que trabajan. Pero han perdido comparativamente más empleos en 2020 las chicas jóvenes de 16 a 19 años (-51,25% frente al -33,98% los chicos) y las chicas de 30 a 39 años (-7,12% frente a -6,22 los chicos).
Además de perder empleo, hay mujeres “aparcadas” en los ERTEs, esperando volver a trabajar o ser despedidas. Y son más que los hombres: a finales de febrero de 2021 había 899.383 trabajadores en ERTES, 477.132 eran mujeres y 422.251 hombres (a pesar de que hay 1,2 millones menos de mujeres afiliadas a la SS), según los datos del Ministerio de SS. Y la mitad de estos ERTEs estaban en la hostelería (446.999 trabajadores de media en febrero), junto a los que trabajan en servicios de comidas y bebidas (32.998 en ERTE) y alojamiento (120.011 trabajadores), los sectores con más mujeres. Y estos ERTE, dominados por las mujeres, se dan sobre todo en Barcelona (151.067), Madrid (120.058, Las Palmas (52.726), Valencia (46.862), Alicante (42.675), Málaga (41.516), Baleares (39.044) y Tenerife (37.465), el mapa donde hay más trabajadores (y mujeres) en ERTE.
Y también ha aumentado más el paro entre las mujeres el último año: +408.707 paradas más en febrero 2021 (+21,5%) frente a +354.035 hombres más sin trabajo (+26,2%), según los últimos datos del Ministerio de Trabajo. Y el aumento del paro ha sido porcentualmente mayor (de febrero 2020 a febrero 2021), entre las chicas jóvenes menores de 25 años: +40,56% (+51.356) frente a +39,76% los chicos. Y la tasa de paro femenino (18,47% de las mujeres) sigue muy por encima de la de los hombres (14,30%) y duplica con creces la media europea (7,4% en la UE), superada sólo por la de Grecia (20%), según Eurostat.
Hasta aquí, el efecto inmediato de la pandemia en las mujeres, mientras se mantiene (y crecerá) la desigualdad que ya había antes de esta crisis. La primera gran desigualdad sigue siendo que las mujeres trabajan menos que los hombres. Son más población, concretamente 938.063 mujeres más que hombres (24.144.815 frente a 23.206.752, según el Censo al 1 de julio de 2020). Y sin embargo, hay menos mujeres activas, que “trabajan o buscan trabajo” (10.865.900 mujeres frente a 12.198.200), porque muchas mujeres dejan de trabajar o ni lo intentan por cuidar a sus hijos y padres. Y así, hay menos mujeres trabajando: 8.874.500 mujeres frente a 10.469.800 hombres, a finales de 2020, según la última EPA. Son 1.595.300 mujeres menos trabajando, una "brecha" de empleo que apenas ha mejorado (eran 1.650.000 menos trabajando a finales de 2019).
La otra gran desigualdad de las mujeres, junto a trabajar menos, es que ganan menos, un -21,4 en 2018, el último año del que el INE ha publicado datos de salarios: el sueldo medio bruto de las mujeres era de 21.011,89 euros frente a 26.738,19 euros los hombres, -5.726 euros anuales (-477 euros al mes). Esta brecha salarial es casi la misma que en 2008 (-21,87%), aunque ha mejorado desde la mayor diferencia en 2013 (-23,99%) y sobre 2019 (-21,92%). Pero es una mejora tan pequeña que, a este ritmo, harían falta 43 años (hasta 2061) para igualar los salarios de hombres y mujeres en España, según este informe de CCOO. Y eso que estamos casi en la media europea, que tiene una brecha salarial del -24%, aunque se estima que habrá aumentado un 1% con la pandemia.
Por autonomías, la brecha salarial de las mujeres es mayor que la media en Asturias (-29,6%), Aragón (-24,65%), Andalucía (-24.44%), Navarra (-23,18%), Castilla y León (-22,89%), Cantabria y País Vasco (-22,56%), la Rioja (22,75%) y Cataluña (-22,17%). Y menor en Baleares (-13,72%), Canarias (-14,70%), Extremadura (-17,54%) y Madrid (-19,76%), según los datos de salarios del INE (2018). Y es llamativa la diferencia en esta brecha según la edad de las mujeres: está en la media entre 16 y 24 años (sobre el -21%), baja la diferencia entre 25 y 39 años (por debajo del -20%), se mantiene cerca de la media entre 40 y 49 años (-20,9%) y sube mucho (-25% y más) entre los 50 y 60 años, según el informe de CCOO.
¿Por qué se da esta diferencia de sueldos entre hombres y mujeres? La principal razón es que las mujeres trabajan menos horas que los hombres. Eso se ve en el salario por hora trabajada, donde la brecha se reduce a la mitad: -11,9% en España, frente al 14,1% en la UE-28, el 3,9% en Italia, el -79% en Grecia, el -8,9% en Portugal, el -15,8% en Francia o el 20,1% en Alemania, según los últimos datos publicados por Eurostat (de 2018). Eso se debe, básicamente, a que las mujeres hacen jornadas más cortas y tienen más contratos a tiempo parcial, por horas o días: los tienen el 25,3% de las mujeres que trabajan, frente al 7,23% de los hombres. Y de los 2.800.000 asalariados que trabajan en España a tiempo parcial, más de 2 millones son mujeres. Consecuencia: estos contratos a tiempo parcial (el 76% son de mujeres) tienen un sueldo que es el 39,8% inferior a los contratos a tiempo completo.
Las mujeres trabajan más a tiempo parcial para cuidar a hijos y padres y muchas (el 60%) porque no encuentran un trabajo a tiempo completo, solo por horas, básicamente en sectores “feminizados”: restaurantes, hostelería, comercio, servicio doméstico, vendedoras y empleadas de oficina. Y un dato muy explícito: en 2020 se dieron 54.723 excedencias laborales para cuidar a familiares y el 87,2% las pidieron las mujeres, que cada año dejan de trabajar al menos un mes (el 5,6% de las mujeres y el 2,6% de los hombres) para cuidar a alguien.
El segundo motivo de que las mujeres ganen menos es el tipo de contrato: tienen más contratos temporales (26,6%) que los hombres (24,6%). Y un trabajador temporal cobra, de media, un 30% menos que uno con contrato indefinido, según los datos de salarios del INE. Y el tercer motivo es que las mujeres trabajan más en sectores peor pagados, con mayor brecha salarial que la media: actividades administrativas y servicios (-32,19% de brecha salarial), otros servicios (-31,4%), actividades profesionales (-30,7%), actividades sanitarias (-28,02% de brecha salarial), comercio (-26,92%) e inmobiliarias (-25,27%) según el informe de CCOO. Y son mayoritarias las mujeres en la hostelería (56%), el comercio (58%), los servicios auxiliares (57%)y las inmobiliarias (62% mujeres), lo cuatro sectores con los salarios más bajos (de 12.809 a 18.744 euros brutos anuales), según el INE. Y en el caso de los empleados públicos, hay 900.000 interinos, el 70% mujeres (en sanidad y educación).
La cuarta razón, y muy importante, por la que las mujeres ganan menos es que cobran menos complementos, que suponen un tercio del sueldo final y más. Los hombres no sólo reciben más complementos (antigüedad, peligrosidad, penosidad, turnos, nocturnidad, pluses…) sino que además cobran más por ellos, con lo que si la brecha en el salario base es del -19,65%, con los complementos sube al -25,85%. Y al -28.85% si se añaden las pagas extras. Pero donde hay más brecha (-72,86%) es en el pago de horas extras. Primero, porque las mujeres hacen muchas más horas extras gratis, un 48% del total frente al 43% los hombres. Y además, cobran un 73% menos por las que les pagan: 3,11 euros de media las mujeres frente a 11,46 euros las mujeres, según un estudio de UGT.
Y todavía hay una 5ª razón para explicar por qué las mujeres ganan menos: ocupan peores puestos en las empresas: sólo hay un 36% de mujeres directivas y un 39% de técnicas, según la EPA, siendo mayoría en los puestos menos especializados, a pesar de que las mujeres tienen mejor formación que los hombres (el 54% de los universitarios son mujeres). Y entre las empresas que cotizan en Bolsa (127), sólo el 25,7% de los consejeros son mujeres, un porcentaje que sube al 31,17% entre las 35 grandes empresas del IBEX. Y hay 10 empresas cotizadas sin ninguna mujer en el Consejo y 25 sólo con una , mientras el objetivo es alcanzar el 40% en 2022, que ya cumplen 4 (REE, CaixaBank, IAG-Iberia y Banco Santander), según el último informe del IESE y Atrevía. Y otro año más, hay menos mujeres que hombres en puestos directivos de la Administración, Universidad, judicatura y la mayoría de empresas, bancos e instituciones.
La brecha salarial entre hombres y mujeres se extiende también al cobro del desempleo y a las pensiones. En las colas del paro hay más mujeres (2.304.779 paradas) que hombres (1.704.010 parados), un 57,5% del total, pero son menos las que reciben algún subsidio (el 53%) y son más los parados hombres que reciben un subsidio contributivo (864 euros/mes): 579.120 hombres y 569.483 mujeres en enero 2021, según Trabajo. Y además, debido a sus mayores nóminas y periodos de cotización, el paro que cobran los hombres es mayor: 922,80 euros mensuales de media frente a 804 euros las mujeres. Brecha desempleo: -12,88%.
Y vayamos a otra brecha, la de las pensiones. Aunque hay más mujeres en España, como trabajan menos, hay menos mujeres pensionistas: 4,35 millones frente a 4,55 millones de pensionistas hombres, según la SS. Y si tomamos sólo las pensiones de jubilación, las cobraban el 1 de febrero 2.159.565 mujeres jubiladas frente a 3.721.603 jubilados hombres. Y como cotizan por sueldos más bajos, durante menos años (porque dejan de trabajar años para ser madres), al final, la pensión media de las mujeres es mucho más baja: 866,61 euros frente a 1.250,87 euros. Una “brecha del -34%. Y si tomamos sólo la pensión media de jubilación, la brecha se mantiene en el -33,4%: 1.363,13 euros de media la jubilación de los hombres frente a 908,15 euros de media la jubilación de las mujeres, con datos de enero 2021.
Además, las mujeres sufren más años estas menores pensiones, porque su esperanza de vida es mayor: 86,22 años frente a 80,86 años los hombres. Con ello, corren más riesgo de necesitar ayuda en su vejez, como lo demuestra que el 63,5% de los solicitantes de ayuda a la dependencia sean mujeres. Y por ello, sufren más que los hombres el retraso de las ayudas a la dependencia, al ser mujeres dos tercios de los 234.039 de mayores dependientes que están en listas de espera para recibir ayudas. Y 94 de estos mayores murieron cada día en 2020 sin recibir esas ayudas reconocidas, 60 muertos diarios sin ayudas son mujeres dependientes. Un drama que también afecta más a las mujeres.
Como se ve, la discriminación de la mujer no es sólo que gane un 21,4% menos, sino que va desde que trabaja menos a que cobra menos paro y pensión y a que muere más sin ayudas a la dependencia. Y por si fuera poco, la mujer está discriminada en su propia casa. Ya lo estaba antes del confinamiento, según los datos del INE (las mujeres dedican 38 horas semanales a los hijos y 20 a la casa frente a 23 y 11 horas los hombres) y según la última encuesta de CaixaBank Research: las mujeres se encargaban del 71% de lavar la ropa, del 60% de la cocina y la limpieza y de la mayoría de las actividades educativas con sus hijos (el 64%). Pero lo peor es que durante el confinamiento, las mujeres han seguido cargando con la mayor parte de las tareas de lavar (69%), cocinar (59%) y limpiar (64%, más que antes) y los deberes de los niños (62%) y sólo ha cambiado que la compra la han hecho mayoritariamente los hombres (el 56%, frente al 44% antes). Así que durante el confinamiento, la mujer ha estado agobiada con limpiar, lavar, cocinar, ayudar a sus hijos y además, teletrabajar.
Todos son datos y estadísticas objetivas, que revelan la discriminación de la mujer hoy, peor que antes de la pandemia. Lo más positivo es que en 2020 se han aprobado dos decretos, pactados por el Gobierno con sindicatos y patronal, que pueden ayudar a mejorar la discriminación de la mujer. Uno, que entra en vigor hoy 8 de marzo, obliga a las empresas de más de 100 empleados a aprobar un Plan de igualdad, pactado con los representantes sindicales, donde se incluirá los procesos de selección y contratación de trabajadores, las condiciones de trabajo y conciliación y las medidas para reducir la brecha salarial y evitar la discriminación de las mujeres. Y el otro decreto ley obliga a todas las empresas, a partir del 14 de abril próximo, a tener un registro salarial, con una auditoría salarial obligatoria para las empresas que tengan Planes de igualdad. Y la Comisión Europea acaba de anunciar una Directiva de Transparencia Salarial, que obligará a las empresas de más de 250 trabajadores a publicar informes sobre la brecha retributiva (el Gobierno español va más allá y lo exige a las de menos de 100 trabajadores), incluyendo sanciones por desigualdad.
Son medidas muy importantes para reducir la desigualdad salarial, pero hay que actuar en otros frentes, como el laboral, para aprobar medidas que reduzcan la temporalidad en el empleo (que sufren más las mujeres), como acaba de pedir Bruselas al Gobierno. Y aumentar los medios de la inspección de trabajo, para poder sancionar a las empresas que discriminan a las mujeres. Y dotar de medios a sindicatos y patronal, que tienen que revisar millones de convenios para incluir clausulas de igualdad en el acceso al trabajo y los sueldos. Y además, hay que aprobar un Plan de choque para fomentar el empleo femenino, porque la mayor discriminación es que las mujeres trabajen menos que los hombres, lo que debe complementarse con más plazas de educación infantil, mejoras en los cuidados a dependientes y horarios laborales que favorezcan la conciliación. Sin olvidar cambios en el comportamiento de los hombres, para que compartan más las tareas del hogar y los hijos.
Hay mucho que hacer y hace falta tiempo, pero hay que resolver este grave problema: que medio
mundo y media España deje de estar discriminada, de la cuna a la tumba. Es el problema más serio que tenemos este
siglo, junto
al Cambio Climático: conseguir la igualdad de hombres y
mujeres. Un reto para todos, al margen de las ideologías, en el que nos
tenemos que volcar hombres y mujeres. Media
España exige justicia.
Gracias por todo lo que nos cuentas, es una amplia información
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