jueves, 17 de diciembre de 2020

Clima: la próxima pandemia (sin vacuna)

 

Se han cumplido 5 años de los acuerdos de la Cumbre del Clima de París y el mundo sigue emitiendo más gases de efecto invernadero. Incluso con la pandemia, las emisiones sólo han caído un -5,3% y crecerán cuando la economía se recupere. Por eso, la ONU ha pedido a los paises que declaren “la emergencia climática” y que no retrasen más los recortes de emisiones. Europa se ha adelantado y las rebajará un -55% para 2030. Falta ver qué hacen China y EEUU, ahora con Biden. Pero urge recortar las emisiones, porque los efectos negativos del Cambio Climático se han agravado: subida temperaturas, incendios, inundaciones, huracanes…Y los científicos advierten: el Cambio Climático va a provocar futuras pandemias, con millones de muertes por altas temperaturas, contaminación, hambre y migraciones, favoreciendo nuevas enfermedades como la COVID 19. Y contra estas “pandemias climáticas” no habrá vacunas. Sólo queda evitarlas ahora, reduciendo emisiones todos, desde los Gobiernos a las empresas y cada uno de nosotros. Avisados estamos.

 

Recreación de Enrique Ortega a partir de El Jardín de las Delicias de El Bosco.

La pandemia ha bajado las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del Cambio Climático, pero más en los primeros meses (-23% hasta finales de mayo), con el confinamiento duro, y menos a partir del verano (crecen desde julio), siendo ya mayores las emisiones en noviembre que en enero de 2020, según este gráfico de Carbon Monitor. El balance, hasta el 30 de noviembre, es de una bajada de las emisiones mundiales de CO2 del -5,3%, un recorte que es mayor en Estados Unidos (-13,2%), Europa (-9%), India (-8,7%) o Brasil (-11%) y menor en China (-0,5% emisiones) y Rusia (-3,6%), según el último informe de Carbon Monitor. España es uno de los paises donde más han caído las emisiones de CO2 con la pandemia (-14,6% hasta finales de noviembre), al reducirse en la producción de electricidad (-7%), por el menor uso del carbón, en el transporte (-4,1), por la menor movilidad, y en la industria (-2,6%), siendo mínima la reducción en la aviación (-0,5%) y las viviendas (-0,4%).

La ONU estima que la rebaja de emisiones por la pandemia oscilará entre el -5% y -7% este año 2020, mientras la Agencia Internacional de la Energía (IEA) apuesta por una rebaja del -7%. Sería la mayor reducción del siglo, tras una estabilización de emisiones en 2019, un crecimiento anual del +0.9% en la década 2010-2018 y del +3% en la década 2000-2009. El problema vendrá ahora, a la vista de la subida de emisiones desde el verano: la IEA estima que el consumo energético aumentará del +4% al 9% anual en la próxima década y con esta mayor demanda, tras la pandemia, volverán a subir las emisiones.

Suban o no, las emisiones hechas en los dos últimos siglos están ahí, acumuladas en la atmósfera y trastocando la naturaleza y el Clima. Ya en 2019 se batió el récord histórico de concentración de CO2 en la atmósfera: 410,5 ppm (partes por millón), casi el doble que los niveles alcanzados en el periodo pre-industrial (278 ppm en el siglo XVIII). Y el récord no fue sólo en las emisiones de CO2, el gas que más contribuye (en un 85%) al calentamiento global, sino también en las emisiones de metano (1.877 ppmm, partes por mil millones, 2,4 veces el dato del siglo XVIII), en un 60% procedente de la ganadería, la agricultura, los combustibles fósiles y la gestión de residuos,  y de oxido nitroso (332 ppm frente a 279 en el siglo XVIII), los otros dos gases de efecto invernadero, que retienen (como el CO2) el calor en la atmósfera y degradan la capa de ozono. Y en 2020, esa concentración de CO2 en la atmósfera ha seguido aumentando: el 18 de abril se batió otro récord en el Observatorio  tinerfeño de Izaña (418,7 ppm) y hoy está en 413,49 ppm en el Observatorio de Hawái, en cuya web se puede ver cada día.

Los científicos que trabajan para la ONU ya han alertado que el problema de esta elevada concentración de gases de efecto invernadero es que sus efectos negativos sobre el Clima se han acelerado más de lo previsto en 2015, cuando se firmaron los Acuerdos de la Cumbre de París. Así, el informe presentado el 2 de diciembre por la Oficina Meteorológica Mundial (OMM), dependiente de la ONU, destaca el fuerte aumento de la temperatura en el mundo: 2020 será uno de los tres años más cálidos de la historia, junto a 2016 y 2019. Y con ello, la temperatura del Planeta habrá subido este año +1,2 grados sobre la que había en la época pre-industrial (1.850-1900), con lo que se podrían superar los +1,5 grados de subida para 2024 y superar los 3 grados a finales de este siglo, cuando en la Cumbre de París se fijó como objetivo no superar los 1,5/2 grados, porque subir más sería acabar con el Planeta.

El informe de la OMM (“Estado del Clima 2020”) no sólo alerta sobre el fuerte aumento de la temperatura por las emisiones sino que destaca otros efectos negativos sobre la naturaleza y el Clima. El primero, el aumento de los incendios devastadores en Australia, Siberia, costa oeste de EEUU y América del Sur, los más activos desde que existen registros. El segundo, la reducción del hielo ártico, el nivel más bajo en 42 años, fruto de unas temperaturas árticas 5 grados por encima de lo normal (38 grados en Siberia el 20 de julio). El tercero, la consiguiente subida del nivel del mar por el deshielo, con un aumento del nivel del mar de 3,3 milímetros por año desde 1993. Y además, un fuerte deterioro de medio marino, debido a que los océanos absorben la mayor parte del calor del Planeta (el 90%) y una cuarta parte del CO2, lo que calienta y acidifica los mares, destruyendo especies y ecosistemas. Otra consecuencia del Cambio Climático es el aumento de los “fenómenos meteorológicos extremos”, que en 2020 se han dado con más frecuencia y virulencia: fuertes inundaciones (este de África y Sahel, Asia meridional, China y Vietnam), récord de tormentas tropicales (96 ciclones, 30 en el Atlántico) y huracanes (2 de categoría 4 en Centroamérica).

Este aumento extra de la temperatura y los fenómenos meteorológicos extremos han provocado el rebrote de enfermedades (como el dengue o el virus del Nilo), plagas (de langosta en Africa), malas cosechas, hambre y migraciones masivas: se calcula que 10 millones de personas se han desplazado en Asia y África durante el año 2020 por estos desastres climáticos. Y no sólo sufre el hombre, sino también el Planeta, donde 1 millón de especies están en peligro de extinción, con miles de ecosistemas destruidos. “Estamos en guerra con la naturaleza”, resumía el secretario general de la ONU hace unos días.

La cuestión ahora es no sólo salvar el Planeta, sino salvar vidas. Porque los científicos han lanzado otra dramática alerta, a través de un Estudio elaborado por 140 expertos  mundiales y publicado en diciembre en la revista The Lancet: la crisis climática es la mayor amenaza sanitaria del siglo XXI y amenaza al mundo con otra pandemia. Una pandemia que vendrá por 2 vías, si no se atajan las emisiones. La primera, por un colapso de los sistemas sanitarios de la mayoría de los paises, debido a un fuerte aumento de enfermedades y muertes por olas de calor (ya se produjeron 296.000 muertes en 2018, de ellas 104.000 en Europa y 3.160 en España), por un aumento de enfermedades infecciosas ligadas al aumento de la temperatura (dengue y malaria), por los daños cardíacos y pulmonares ligados al aumento de incendios, por el hambre y la peor alimentación derivados de sequías e inundaciones y del menor rendimiento de los cultivos, así como por el aumento de la contaminación atmosférica (7 millones de personas mueren al año en el mundo por la mala calidad del aire, 524.000 de ellas en Europa, según la AEMA).

El segundo riesgo de una futura pandemia está en la destrucción de la naturaleza y los ecosistemas, porque la explotación insostenible de los recursos naturales y las extinciones masivas de especies están en el origen de las recientes enfermedades zoonóticas (que se transmiten de los animales al hombre), desde la gripe A , el Sida, el SARS o la COVID 19, con virus que han saltado de animales (primates, murciélagos, roedores, aves y animales domésticos) al hombre, como refleja el muy recomendable libro “Contagio”, de David Quammen. En definitiva, según reiteran los  científicos de la ONU, está demostrado que la destrucción de ecosistemas, la desforestación y la eliminación de hábitats naturales “propicia que los virus en animales salten a los humanos y se conviertan en pandemias mundiales”. Y dan una cifra aterradora: en la naturaleza hay 1,7 millones de virus, de los que entre 500.000 y 700.000 virus animales tienen potencial para infectar a los humanos.

Así que el Cambio Climático no solo puede destruir el Planeta sino que antes nos puede destruir a los humanos, no sólo porque nos quedemos sin recursos sino porque enfermemos, porque provoque otra pandemia, más grave que esta de la COVID 19, por oleadas de calor, enfermedades o nuevos virus. Y en la mayor parte de los casos, sin vacuna posible. Por eso, por el grave riesgo que conlleva el Cambio Climático, la ONU ha lanzado en diciembre otro llamamiento a los paises: que declaren “la emergencia climática”. Que no pierdan más tiempo, que recorten ya y con decisión sus emisiones para evitar una “pandemia climática. Porque apenas se ha avanzado en los últimos 5 años, desde la Cumbre de París.

Sobre el papel, parecería que la lucha contra el Cambio Climático ha avanzado mucho estos años, salvando la excepción de EEUU por Trump: hay 126 paises que han prometido reducir a cero sus emisiones de gases de efecto invernadero en 2050. Pero la realidad es otra: la ONU advirtió en vísperas de la Cumbre virtual del aniversario del Acuerdo de París, celebrada el 12 de diciembre, que sólo 5 paises se habían comprometido a hacer para 2030 recortes extras sobre el 40% prometido hace cinco años. Y si no se empieza ya a tomar medidas y recortar más, será imposible alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2050.

La Unión Europea llegó la madrugada del 11 de diciembre, en vísperas de la Cumbre climática virtual, a un acuerdo de última hora para recortar las emisiones de los 27 paises un -55% en 2030 (en lugar del -40% prometido antes), con lo que Europa sigue liderando la lucha contra el Cambio Climático. China se comprometió a emisiones cero en 2060, pero falta ver cómo lo concreta. Y Estados Unidos se sumará pronto a los recortes, según ha prometido el próximo presidente Biden. Falta concretar los compromisos de Japón y Corea (0 emisiones en 2050) y los recortes (claves), de India, Rusia y Brasil. La cita para ver si todos actúan de verdad será la próxima Cumbre del Clima, en noviembre de 2021 en Glasgow.

La pandemia de la COVID 19 ha frenado la lucha contra el CC en la mayor parte del mundo, pero también abre la vía a una solución, porque en muchos paises, la estrategia de la reconstrucción económica pasa por fuertes inversiones en una economía más verde. Es la apuesta de Europa, donde una parte importante de su Plan de recuperación “Next Generation EU” (17.500 millones de 750.000 millones en cinco años) y de los próximos Presupuestos 2021-2027 (374.000 millones de 1,8 billones) se van a destinar a la reconversión energética. Y es también la apuesta de España, que destinará  a inversiones verdes un 37% de los Fondos europeos (72.000 millones en 2021-2023), a las que sumar créditos e inversiones privadas, hasta sumar un total de 200.000 millones de inversiones verdes en la próxima década, con la idea de crear 275.000 empleos verdes anuales, según el Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030.

Parece que Europa y España van por buen camino, pero la ONU ha advertido que muchos otros paises no: denuncia que el mundo ha invertido 10 billones de euros en ayudas contra la crisis desatada por la COVID 19, pero la mayoría son gastos que aumentan las emisiones de CO2 o son neutrales y sólo una minoría de este gasto van a reducir el Cambio Climático. “Estamos viendo que los paises del G-20 están invirtiendo un 50% en actividades relacionadas con los combustibles fósiles (…) Es inaceptable que las generaciones futuras reciban un montón de deuda y que esa deuda se haya utilizado para destruir el Planeta”, denunció António Guterres, secretario general de la ONU el 2 de diciembre. Y 18 ONGs han denunciado también que, desde 2016 hasta hoy, los mayores bancos y fondos de inversión del mundo han prestado 1,6 billones de euros  e invertido otros 900.000 millones en acciones y bonos de empresas que operan con combustibles fósiles.

Está claro que los paises, bancos y Fondos de inversión tienen que salir de los proyectos y empresas que emiten gases y envenenan el Planeta. Y multiplicarse las empresas, ciudades y Estados que incorporan, en su día a día, la estrategia de cero emisiones para 2050. La economía sucia tiene que quedarse sin financiación, no ser rentable. Pero nosotros, los ciudadanos, también tenemos mucha responsabilidad. Tenemos que cambiar los hábitos de consumo cuanto antes: dejar de comprar coches contaminantes (sobre todo SUV), ser menos consumistas (la compra online contamina mucho, por las entregas: Amazon emitió en 2018 44,4 millones de Tm de CO2, más que 7 paises de la UE), usar menos el avión (en trayectos cortos, el tren) y el coche, comer menos carne (ganadería emite metano y No2), reciclar, aislar mejor las casas y reducir la calefacción y, sobre todo, estar dispuestos a pagar más impuestos por carburantes, luz e impuesto de matriculación para reducir emisiones. Vivir “de otra manera” para emitir menos gases y combatir el Cambio Climático. No sólo para salvar el Planeta (no hay Planeta B) sino para evitar nuevas pandemias. Es la única vacuna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario