Había prisa por investir presidente a
Rajoy, para aprobar el Presupuesto 2017.
Pero acabaremos el año sin él, con un Presupuesto prorrogado. Y no se
espera aprobarlo hasta finales de marzo.
Además de tardío, el Presupuesto 2017
será un
parche insuficiente: los recortes y subidas de impuestos anunciados no
bastarán para recortar los 16.500
millones de déficit que exige Bruselas. Y tampoco este año 2016 se cumplirá
el déficit prometido. Por eso, Rajoy exigirá más recortes en primavera y si no
tiene apoyos, convocará elecciones. Pero ese nuevo ajuste se podría evitar si hiciéramos una reforma fiscal de verdad,
que consiga recaudar como Europa: España ingresa 50.000 millones menos en
impuestos y por eso tenemos déficit y menos gastos sociales. Hay que
conseguir que paguen más los que pagan
poco (grandes empresas, multinacionales y ricos), reducir el fraude y poner
nuevos impuestos, ambientales y financieros (tasa Tobin). Urge un acuerdo político para ingresar más, no
para hacer recortes que hunden la economía y el empleo. Pacten los impuestos.
enrique ortega |
Normalmente, los Gobiernos aprobaban los Presupuestos del año siguiente el 1 de octubre, para que
pasaran el trámite del Congreso y Senado a finales de diciembre. Pero esta vez,
el retraso en la investidura de Rajoy (que juró como presidente el 31 de octubre) ha trastocado el calendario. Y el
Gobierno se verá obligado a aprobar, a mediados de diciembre, una prórroga de los Presupuestos 2016
para el año que viene, porque no espera tener un borrador de los Presupuestos 2017 hasta finales de enero, como pronto. Y con ello, su
previsión es que el Parlamento apruebe los Presupuestos 2017 a finales de marzo o primeros de abril. Eso si Rajoy consigue sacarlos adelante, para
lo que necesita el apoyo de
Ciudadanos, Coalición Canaria y el PNV, algo nada fácil.
De momento, conocemos las
líneas básicas del Presupuesto 2017,
aprobadas por el Gobierno el 2 de diciembre, a golpe de decreto ley. Y se
ve claramente que la gran prioridad de Rajoy no es el empleo, como dijo en su investidura, sino bajar drásticamente el déficit público, como le exige la Comisión Europea.
Para cumplirlo, recortará o congelará gastos y aumentará algunos impuestos.
Con ello, se recortará en 2017 el gasto y el consumo del Estado, las
autonomías, las empresas y los ciudadanos. Y, en consecuencia, la
economía crecerá menos (+2,3%) y se creará menos empleo
(+400.000),
lo contrario de lo que dice Rajoy. No hace falta ser economista para
entenderlo.
Veamos las cifras del
ajuste. El gran objetivo es recortar el déficit público del 4,6% del PIB en 2016 (el déficit prometido a
Bruselas) al 3,1% en 2017. Eso, calculadora en mano, supone un ajuste de 16.500 millones, que tiene que hacerse por dos
caminos a la vez: recortando
gastos y subiendo ingresos. La mayor parte de este ajuste corresponde al Estado central, que tendrá que reducir su déficit del 2,2% al 1,1 %
(-12.100 millones) y el de la
Seguridad Social, del 1,7% al 1,4% (-3.300
millones). El resto del ajuste lo han de hacer las autonomías, que han de bajar su déficit del 0,7 al 0,6% del PIB
(-1.100 millones).
Profundicemos en cómo
plantea el Gobierno hacer este ajuste en 2017. En sus cuentas, las del Estado, mantendrá los recortes ya aprobados este verano, cuando estaba en funciones, para 2016: 2.000
millones de inversiones que no se van a hacer tampoco en 2017 (sobre todo
infraestructuras e inversiones de Fomento), otros 1.000 millones de gastos
congelados en julio, (que seguirán parados en los cajones) y 2.000 millones
menos de pago de intereses de la deuda (por la bajada de tipos). En total, 5.000
millones de recortes de 2016 que se prorrogan para 2017, con lo que se fija el mismo “techo de gasto” de este año para 2017: 118.337
millones de euros. Eso significa que el Gobierno renuncia a gastar más en partidas necesarias, como
una mayor subida de las pensiones (todos
los grupos habían pedido una subida del 1,2%, en vez del 0,25% previsto, pero el Gobierno lo ha vetado, apoyado por el PP y Ciudadanos), una mayor subida a
los funcionarios (será un 1%), mayor
gasto en políticas de empleo o más gasto en sanidad, educación, dependencia o
inversiones públicas.
Y por el otro camino, el Gobierno prevé ingresar 5.500 millones más con 5 subidas de impuestos muy limitadas
(no toca un IVA lleno de excepciones ni los carburantes, que tienen
los impuestos más bajos de Europa). Una es la subida
del impuesto de sociedades a las empresas, quitándoles exenciones
y bonificaciones que les reducían el pago, medida con la que esperan recaudar
4.650 millones, sobre todo de las grandes empresas. Otros 100 millones vendrán
de subir un 5% los impuestos al tabaco
(desde el 3 de diciembre) y 50 millones más de subir un 5% los impuestos al alcohol (no al vino ni a la cerveza). Y
200 millones más se recaudarán cuando apruebe, en 2017, un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas. También aprobará en 2017 impuestos medioambientales por otros 500 millones de euros (una subida mínima: recaudamos por "impuestos verdes" la mitad que Europa, a pesar de que España ha aumentado las emisiones de CO2). Además, Hacienda aprobará un plan de lucha contra el fraude para recaudar 2.000 millones más, obligando a
las grandes empresas (60.000) a comunicar todas su ventas con IVA, prohibiendo pagos en metálico de más de 1.000 euros (ahora son 2.500) y restringiendo
el aplazamiento de pagos a contribuyentes (un sistema para “financiarse” a
costa de Hacienda).
En total, 5.000
millones menos de gastos y 7.500 millones más de ingresos (algunos “inseguros”:
los 2.000 prometidos de la batalla contra el fraude fiscal son “un brindis al sol”) dan un ajuste de 12.500
millones de euros, en línea con los 12.100 millones que ha de recortar el
Estado. Pero no pasa lo mismo en la Seguridad Social: la única medida aprobada es subir las cotizaciones a los sueldos más altos (las bases máximas pasan
de 3.642 a 3.751 euros) y subir el salario mínimo, que ahora cotizará más (de
655,20 euros a 707, 60), lo que reportará un ingreso extra de 400 millones
en 2017, claramente insuficiente para el recorte del déficit de la SS en 3.300
millones prometido a Bruselas.
El tercer responsable de recortar el déficit son las autonomías, que tendrán que bajar su déficit sólo en 1.100 millones
para 2017, gracias al pacto entre el PP y el PSOE, que gobierna en 7 autonomías, y que con este
acuerdo (que supondrá apoyar el techo de gasto, o sea los recortes propuestos por Rajoy) ha conseguido reducir a la mitad el recorte
inicial de las autonomías que el Gobierno envió en octubre a Bruselas (-2.200 millones). Aun así, y a pesar de que Hacienda
les permite aplicar el impuesto del
Patrimonio y subir el IBI (unos 500 millones de recaudación extra en 2017),
las autonomías tendrán que hacer otro ajuste más el año que viene, unos 600 millones, recortando gastos o subiendo impuestos propios.
En definitiva, que a pesar de los recortes de gastos y la subida
de impuestos (a algunas grandes empresas y al
“vicio”), las medidas de Rajoy se
quedan cortas, son insuficientes:
prevén un ajuste total (Estado, SS y
autonomías) de 13.500 millones, frente
a los 16.500 millones que hay que bajar el déficit para cumplir con
Bruselas. Otro Presupuesto más que el Gobierno Rajoy
se hace “trampas a sí mismo”, proponiendo un Presupuesto que sabe de
antemano que no va a cumplir con el déficit. Faltan 3.000 millones de
ajuste para 2017.
El problema es que va a pasar lo mismo este año 2016, donde
no vamos a acabar con el 4,6% de déficit
prometido, porque está fallando la recaudación. Y serán ya cinco años consecutivos en que
el Gobierno Rajoy no cumple con sus
cuentas, porque de 2012 a 2015 tampoco cumplió lo presupuestado: se recaudaron 18.000 millones menos (2%
del PIB) y de ahí el exceso de déficit. Hasta
octubre, estaba fallando la recaudación del IRPF, impuestos especiales y
cotizaciones de la Seguridad Social, con lo que, si todo fuera igual en el
último trimestre, la recaudación total
sería 9.000 millones menos de lo previsto en 2016. Y con suerte, el déficit
quedaría en el 5% del PIB en vez del 4,6% previsto. Serían 4.400 millones más a recortar en 2017, a partir de que se cierren
las cuentas (febrero o marzo). Eso obligaría a un ajuste extra, por la desviación de 2016 y el ajuste
insuficiente de 2017, de 7.400
millones más. Un recorte extra que Rajoy
propondría en primavera. Y si no tiene apoyos suficientes, no dudaría en convocar elecciones, a la vista de su subida en las
encuestas.
Esta es la fría
realidad de los Presupuesto 2017 que anuncia el Gobierno: un
parche tardío e insuficiente. Un “parche” porque no entra en el fondo del problema fiscal que tiene España desde
hace décadas: recaudamos mucho menos por impuestos que el resto de Europa, según Eurostat: en 2015, España recaudó por impuestos el 22,3% del PIB, frente al
26,1% que recaudaron los 19 paises del euro y el 26,8% de la UE-28. Eso significa
que si España tuviera la misma presión fiscal que la media europea, deberíamos haber recaudado 48.700 millones
más. “Spain is different” y por eso tenemos más déficit, no porque gastemos más. De hecho, gastamos bastante menos: en España, el gasto público es del 43,8% del PIB,
frente al 48,5% en la zona euro y el 47,3% en la UE-28, según
Eurostat. Así que también gastamos
51.000 millones de euros menos al año que la media de los europeos.
O sea, que nuestro problema de fondo es que España recauda poco con los impuestos, menos que Europa. Y
la estadística europea (Eurostat) nos ha dicho hace dos semanas en
qué impuestos fallamos. Donde más, en
la Renta (IRPF): si recaudáramos como la UE-28 (9,4% del PIB) o como
Alemania (9,1%) en vez de como lo hacemos (7,4% del PIB), ingresaríamos 20.500 millones más al año. Para eso, tendríamos que quitar, dicen los expertos fiscales, muchas deducciones y exenciones (que
benefician sobre todo a las rentas media y altas) y suprimir el sistema de
módulos a los autónomos. El otro impuesto con “agujeros” es el IVA, donde somos el tercer país que menos recauda en Europa, tras Irlanda e Italia: un 6,5% del PIB
frente al 7% de media en la UE-28 o en Alemania. Son otros 5.500 millones más
que se podrían ingresar, haciendo que más artículos y servicios paguen el 21%
general. El tercer impuesto donde también recaudamos menos es Sociedades: un 2,4% del PIB frente al
2,5% en Europa o Reino Unido aunque Suecia recauda más (3% PIB). Son otros
1.100 millones más que podríamos recaudar si nos homologáramos con Europa. Y lo
mismo en los impuestos especiales (recaudamos
2.200 millones menos, porque tenemos unos impuestos al alcohol, al tabaco y a los carburantes de los más bajos de Europa) y en Sucesiones y Donaciones (las herencias,
por las que España recauda 3.250 millones menos que Europa).
Así que Rajoy y los
políticos ya saben lo que habría que hacer: pactar una reforma fiscal
en profundidad, para que los españoles paguemos impuestos como
los demás europeos. Y eso nos permitiría ingresar casi 50.000 millones más, sin que la mayoría paguemos más, sólo reduciendo el fraude (con más inspectores : Hacienda tiene un
funcionario por 1.928 personas frente a 1 por 712 en Alemania) y haciendo que paguen más los que pagan poco, las grandes empresas, las multinacionales
y los más ricos, además de subir los impuestos medioambientales y financieros (Tasa Tobin) Así, podrían salir las
cuentas del Presupuesto. Por un lado, gastar 30.000 millones más en lo
que nos hace falta para crear empleo, reanimar la economía y salvar el Estado
del Bienestar: 4.000 millones en luchar contra el paro, 10.000 para las
pensiones, 6.000 millones para paliar la
pobreza, 2.000 para la sanidad, otros 2.000 para la educación, 1.000 para la
Dependencia y 5.000 para inversiones urgentes, desde tecnología e
infraestructuras a industrialización y digitalización de la economía. Y
destinar otros 10.000 millones a reducir
el déficit. Son 40.000 millones en total,
mucho dinero extra, pero puede
ingresarse con una reforma fiscal a fondo.
Si no se hace y se sigue
con los parches, antes o después se verá que la recaudación no alcanza y habrá que hacer nuevos recortes,
forzados por Bruselas. Así que la única esperanza de verdad contra futuros
ajustes es mejorar la recaudación, reformar los impuestos para recaudar como europeos,
que haya menos fraude y que paguen más los que hoy pagan poco (grandes
empresas, multinacionales y los más ricos). Pero hacer esto supone enfrentarse a grupos poderosos, que van a intentar que no les toquen el bolsillo. Aunque eso lleve a que nos lo toquen a la mayoría, con más
impuestos indirectos y más recortes, que sólo pueden hacerse en los grandes
gastos (sanidad, educación, pensiones, Dependencia, paro e inversiones
públicas), a costa de frenar el crecimiento. Y con ello, la recaudación. Así
que si hay más recortes, será imposible bajar más el déficit. Es el círculo vicioso de la austeridad, lo que ha pasado en España (y en
la Europa del sur) desde 2010.
En resumen, lo que
está en juego no es aprobar contra reloj los Presupuestos
2017, sino ver qué Presupuestos necesita nuestra economía. Y con el Brexit,
el triunfo de Trump, la crisis en Italia y el estancamiento de Europa, el año 2017 se presenta problemático. Y España necesita seguir creciendo más,
porque tenemos el doble de paro que Europa. Para conseguirlo hay que reanimar la economía, gastar
más en lo que hace falta, no más recortes. Pero eso
sólo se consigue si recaudamos más. Europa
nos ha dicho cómo hacerlo. Tomen nota y actúen en consecuencia, aunque eso
suponga tocar el bolsillo de los poderosos. Ellos
o la mayoría, ese es el dilema de estos Presupuestos. No lo olviden
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