Este domingo 28 son las elecciones y muchos centran la campaña en Cataluña y en quien tiene la bandera más grande, en lugar de afrontar lo que preocupa a la mayoría: paro, desigualdad, pensiones, sanidad, educación, vivienda, cambio climático… El dilema parece ser: “la Patria o las cosas de comer”. No. El gran reto es cómo salir de verdad de la crisis, cómo repartir el crecimiento para que lo noten todos los españoles y cómo afrontamos un futuro incierto. Y para eso, España debe hacer reformas pendientes desde la transición, desde las pensiones a la luz o los alquileres. Reformas que exigen dinero y acuerdos. Pero nadie quiere pactar y tenemos dos Españas muy enfrentadas. Y las tres derechas defienden bajar impuestos, cuando España recauda mucho menos que Europa. Así, sólo conseguirán deteriorar más el Estado de Bienestar, no modernizar España. Urge conseguir más ingresos de los que pagan poco (multinacionales, empresas y ricos) y pactar las reformas más acuciantes o tendremos un país bloqueado unos años más. Eso nos jugamos. Voten.
España lleva más de 3 años medio paralizada, tras unas elecciones en diciembre de 2015 que acabaron con el histórico bipartidismo y abrieron unos años de fuertes enfrentamientos políticos y pocas medidas eficaces. Y ahora, tras dos años de un último Gobierno Rajoy medio paralizado y 10 meses de “parches” del Gobierno Sánchez, los problemas de los españoles siguen ahí, agravados y sin resolver: paro, pobreza, desigualdad, pensiones, dependencia, sanidad, educación, vivienda, tecnología, cambio climático. Y con una peor coyuntura exterior, una Europa estancada y una guerra comercial peligrosa, que no va a ayudarnos nada. Así que el próximo Gobierno tendrá que consolidar la recuperación y que llegue de verdad a la mayoría de los españoles, porque el 70% dice que no la nota. Y hacer reformas para resolver graves problemas que afrontamos desde la transición, como conseguir un paro “europeo”, asegurar el futuro de las pensiones, recuperar el deteriorado Estado del Bienestar (sanidad, educación, dependencia y servicios sociales), conseguir una vivienda para la mayoría o un empleo digno para los jóvenes.
Esto es lo que se juega en estas elecciones y no la independencia de Cataluña o la
Patria. “Es la economía, estúpido”. Los grandes problemas que nos preocupan a
todos y para los que no hay “soluciones mágicas”, “atajos”, como parecen
ofrecer algunos. Voy a repasar aquí estos 12
grandes problemas, sobre los que llevo escribiendo 8 años en este blog.
El primer gran
problema de España es el paro,
como revelan los españoles en todos los Barómetros del CIS. Estamos mejor, pero todavía hay 3.304.300 españoles en paro, según la EPA de diciembre,
una tasa de paro del 14,45% que duplica
con creces la europea (6,6%) y cuadruplica la alemana (3,3%). Y un tercio de los jóvenes (menores 25 años) está en paro, el 32,7%, más del doble que
en Europa (14,9%) y cinco veces el de Alemania (6%). Pero además de tener mucho
paro, se ha enquistado (el 47% de los parados llevan más de un año
sin trabajo) y casi la mitad de los
parados EPA (el 44,17%) no
cobran el desempleo (y hay 7 autonomías, entre ellas Madrid, donde
más de la mitad de parados no cobran). El gran reto de la próxima Legislatura
es ayudar a estos parados a sobrevivir
(que haya más cobrando el paro) y a
conseguir empleo, con formación y asesoramiento, lo que pasa por tener más
recursos para políticas de empleo y una reforma radical de las oficinas de empleo (SEPE).
El 2º gran reto es
reformar el mercado laboral, porque España crea el empleo más precario de Europa:
en 2018,
un 89,75% de los contratos fueron temporales (la cuarta parte por una semana o
menos) y un 35,8% a tiempo parcial, lo que indica que sólo 6,5 de cada 100 empleos que se crean son “de calidad”. Y con
ello, tenemos un mercado laboral donde 1
de cada 4 trabajadores son temporales (26,86%) y 1 de cada 7 trabajan a tiempo parcial (las dos terceras partes
porque no encuentran otra cosa). En consecuencia, los salarios no se recuperan y un trabajador cobra de media (bruto)
1.668,75 euros, según el INE, sólo 40 euros más que en 2014,
a pesar de la cacareada “recuperación”. Y así, los trabajadores españoles
tienen unos salarios de los más bajos de
Europa: 15,94 euros por hora, un 27,6% menos que la UE-28 (20,35 euros/hora),
un 51,3% menos que Francia (24,12 euros) y un 68,8% menos que en Alemania (26,91 euros/hora), según Eurostat (2018). Y un tercio menos de salario mínimo (1.050 euros en 12 pagas
frente a 1.498 euros en Francia o Alemania).
El tercer gran reto
es reducir la pobreza y la desigualdad
que ha acrecentado la crisis, debido al desigual reparto de la recuperación (en 2018, el 1% más rico se llevó el 12% de
la riqueza creada y el 50% más pobre sólo consiguió el 9%). Con ello, España es el país europeo donde más ha crecido la desigualdad entre 2008 y 2017
y el 4º país más desigual, tras Bulgaria, Ucrania y Letonia: el 10% más rico concentra más de la mitad de la riqueza total
(55,3%), más que el 90% restante (que se lleva el 44,67%), según Intermón Oxfam. Y el 1% más rico acapara más riqueza (24,42%) que el 50%
más pobre (7,20%). Eso lleva a que España
tenga más pobreza que antes de la crisis: el 26,6% de la población (12.338.187 españoles) están en riesgo de pobreza, según el indicador europeo AROPE, sobre todo parados, emigrantes y mujeres solas
con niños (más del 50% son pobres). Y 1
de cada 3 niños (menores de 16
años) está en situación de pobreza (el 31%), 1.400.000 niños pobres
según Save the Children. Y lo peor es que, ante tanta pobreza y desigualdad, España
gasta poco y mal en ayudas sociales, según alerta un estudio de la
Comisión Europea.
El 4º gran reto
para el futuro es la igualdad de la
mujer y la demografía, dos problemas muy relacionados. La discriminación de la mujer no es sólo la
brecha salarial (ganan un 22,35% menos que los hombres) sino que hay
otras peores: trabajan menos
(sólo el 58,3% frente al 69,67% los hombres), en peores puestos y con contratos más precarios, peor pagadas
(1 millón de mujeres ganan un tercio menos
que los hombres en sus trabajos), tienen más
paro (16,2% frente al 12,87% los hombres), cobran menos desempleo (-15%), muchas no consiguen jubilarse (hay 1,5
millones menos que hombres) y su pensión
es un 35,69% más baja. Toda esta
discriminación de la mujer, y el desigual reparto de tareas con el hombre en el hogar, han provocado un desplome de la natalidad, al tener
España la menor tasa de fecundidad de
Europa: 1,31 niños por mujer (2,90 en 1970) frente a 1,59 en Europa, 1,57
en Alemania o 1,90 en Francia. Lo que se traduce en una caída y un
envejecimiento de la población, un “suicidio demográfico” que es un
verdadero cáncer para España.
El quinto gran
problema, que lleva años sin soluciones, son las pensiones. A corto plazo,
el problema es que la Seguridad Social tiene un “agujero” estructural (-18.500 millones de déficit anual en 2016, 2017 y 2018), debido a que los pensiones
crecen mucho, con pensiones cada vez más altas que se revalorizan anualmente y
las cotizaciones crecen menos porque los nuevos empleos son precarios y con
bajos salarios. Pero el gran problema es a medio plazo,
porque a partir de 2027 se jubila la generación del “baby boom” (nacidos entre
1960 y 1975), con lo que en 2050 habrá
15 millones de pensiones, frente a 9,6 millones ahora. Y sólo habrá 1
millón más de españoles trabajando, con lo que no salen las cuentas. Así que hay que buscar más ingresos (con cotizaciones e impuestos) y frenar el ritmo de gasto, para poder
pagar las pensiones actuales y las futuras. Una reforma que nadie afronta y que obligará a aumentar la edad de jubilación y
computar lo cotizado toda la vida laboral, junto a una revalorización no con el
IPC sino con el aumento del PIB o las cotizaciones.
El 6º gran problema,
uno de los grandes, es el deterioro de la sanidad pública, una de las mejores del mundo. Los recortes de Rajoy (1 de cada 7 euros y
41.000 enfermeras y médicos) han llevado a un “atasco” en muchos servicios, que
se traducen en las abultadas listas de espera (584.018 españoles esperan una operación y 43 de cada
1.000 esperan 57 días de media para ir al especialista) y en una congestión de los centros de salud y las
urgencias, muy desigual por autonomías (Cataluña, Valencia y Canarias
tienen una sanidad “mala” y Baleares, Galicia, Andalucía, Cantabria y Murcia
“deficiente”, según la FADSP). Urge conseguir más
recursos para la sanidad (7º del PIB, unos 12.000 millones más al año), regularizar plantillas (1/3 son empleos
temporales) y ampliar el número de médicos y especialistas (+ 4.000,según Sanidad), con un Plan para homogeneizar el servicio en toda España.
El séptimo gran problema son los ancianos y jóvenes dependientes, cuya atención ha sufrido también serios
recortes (- 4.600
millones entre 2012 y 2017) y el resultado es que, junto a 1.064.795
dependientes atendidos (marzo 2019), hay
todavía 253.346 dependientes en lista de espera,
con derecho reconocido pero sin recibir ningún servicio o ayuda, porque la
autonomía no tiene recursos. Y lo grave es que la mayoría son ancianos y muy
mayores, con lo que 80 de estos
dependientes mueren cada día sin recibir
la ayuda, según los Directores de servicios sociales, que proponen aumentar la financiación
del Estado central (+2.700 millones cada año) para atender a los dependientes,
que además, por el envejecimiento del país, se van a duplicar para 2050, según el CSIC.
Otro gran reto, el 8º de esta lista, es la educación. España tiene un grave problema de fracaso escolar: 1 de cada 3 niños de 15 años
ha repetido curso y el 18,3% de los jóvenes de 20 a 24 años dejan sus estudios
sin terminar Bachillerato o FP, con lo que somos líderes europeos en “abandono escolar temprano”. Y con un paro juvenil
récord (32,7%), tenemos 543.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan, los
“ni-nis”. Y muchos universitarios
subempleados, trabajando en un bar o de cajera de supermercado, mientras
las empresas dicen que no encuentran los trabajadores que necesitan.
Hay que reformar la educación de arriba abajo, desde Primaria a la Universidad, para
conseguir recuperar los que se han ido y formar en los empleos que se van a
demandar en el futuro. Y eso necesita pactar una nueva Ley de Educación y conseguir más recursos, acordar un
gasto del 5% del PIB (11.200 millones extras sobre el 4,1% actual) y permitir
una mayor autonomía a los centros y más coordinación entre autonomías.
Otro reto clave es
la vivienda, porque la subida de los pisos (+21,5% entre 2014
y 2018, según el INE) y, sobre todo, de los alquileres (+46%, según la Sociedad de Tasación) hace imposible que
muchas familias y jóvenes (el 80% de los menos de 30 años viven con sus padres,
frente al 66% en Europa) consigan una vivienda. De hecho, 1.500.000 españoles no pueden pagar un piso o aun alquiler de mercado,
según un estudio de la Fundación Alternativas. La solución pasa, sobre todo,
por ofrecerles
alquileres asequibles, pero no forzando a controles de precios (los propietarios no alquilarían), sino
poniendo más pisos en el mercado de alquiler, lo que forzaría a bajar precios.
Una vía es incentivar fiscalmente a los propietarios de los 3,5 millones de
viviendas vacías a que las alquilen, comprando además pisos del banco malo y de
la banca para crear un parque de vivienda pública en alquiler. Y en paralelo,
facilitar a los ayuntamientos y autonomías a que promuevan viviendas públicas (VPO), aportando suelo público y
financiación, porque es una vergüenza que en 2018 sólo se terminaran 5.136 VPO,
según
Fomento, cuando entre 1957 y 1989 se
terminaban en España más de 100.000 VPO cada año.
El 10º gran reto
del futuro es la energía y el medio ambiente, para todo el mundo pero más para España, porque somos un país
totalmente dependiente de la energía exterior y uno de los únicos 5 paises
europeos (con Chipre, Irlanda, Austria y Portugal) que aumentó las emisiones de CO2 entre 1990 y 2017 (+15,5%) mientras el
resto de Europa las reducía. Así que ahora nos
costará más cumplir el objetivo europeo de recortarlas un 30% para 2030, lo
que obliga a cerrar las 15 centrales de carbón actuales (entre junio de 2020 y 2030), a recortar las centrales de fuel y gas,
a cerrar las centrales nucleares (entre 2027 y 2033) y a apoyar las energías renovables, que deben producir el 100%
de la electricidad para 2040, según los planes enviados a Bruselas. En
paralelo, en el recibo de la luz, urge que el próximo Gobierno haga una auditoría de
costes, para rebajar los extracostes y
peajes que pagamos de más (unos 4.500 millones anuales), extracostes que explican por qué los consumidores españoles pagamos
la 2ª luz más cara de Europa (y las empresas, la 4ª más cara).
No podemos olvidar el
11º gran reto, apostar por la Ciencia, la tecnología y la innovación, algo que todos los políticos
prometen pero que ha sufrido un duro recorte (-21.728 millones desde 2009),
traducido en abandono de proyectos y emigración de investigadores. España es uno de los países europeos que menos gasta en Ciencia (1,20% del PIB en
2017, lejos del 2,07% de la UE-28, del 3% de Alemania o del 3,30% de Suecia) y
estamos en el puesto 17º del ranking europeo de innovación, según la Comisión Europea. Y además de que gastamos poco, lo gastamos mal, porque
el 60% del presupuesto es vía créditos que no se piden (hay Universidades y
centros que tienen prohibido endeudarse), con lo que en 2018 sólo se gastó el 46,8% del Presupuesto en Ciencia (3.278 de 7.003
millones). Y en paralelo, las empresas gastan poco en innovación (sobre todo
las pymes) y están muy retrasadas en la digitalización de su negocio, donde nos jugamos el futuro.
Y como último reto, el
12º, el más difícil y del que menos se habla: conseguir un país más productivo, más
competitivo, una economía más
moderna, apoyada más en la industria y los sectores de futuro que en los
servicios, no un país que crece con tiendas y bares. Hoy por hoy, la productividad española se ha
estancado y es un 10,5% inferior a la de 1995, mientras la de Europa ha crecido
un 4,5%, según un estudio de la Fundación BBVA e Ivie. Eso explica que seamos la 5ª economía más grande de Europa
(tras Alemania, Reino Unido, Francia e Italia) y sin embargo seamos el 14º país europeo más rico, en renta
o PIB por habitante, por detrás de los 4 grandes, Luxemburgo, Irlanda, Dinamarca, Holanda, Austria, Suecia, Bélgica, Finlandia y Malta, según Eurostat. Somos menos ricos porque somos menos productivos y eso se
debe, según los expertos, a que invertimos menos en tecnología e
innovación, al desplome de las inversiones públicas (por los recortes), a que
tenemos pocas grandes empresas (y demasiadas pymes), a la elevada precariedad laboral (con contratos por días es difícil
rendir mucho) y a la deficiente organización del trabajo (con un exceso de
autoritarismo y poco trabajo en equipo), además de demasiada burocracia y
descoordinación regional.
Hasta aquí los grandes problemas, de los que se
ha hablado poco en esta campaña, muchos
enquistados sin solución desde hace décadas. Problemas que exigen reformas de fondo, que necesitan dos ingredientes: recursos y acuerdos. Y aquí tenemos un enorme lastre político, porque hay dos bloques antagónicos, una derecha
tripartita y una izquierda múltiple, que son incapaces de aunar
fuerzas para recaudar más y pactar soluciones.
Porque el primer gran reto de España,
por delante del resto, es recaudar más. No es una cuestión ideológica, sino de cifras: España recaudó en 2017 el 37,9% del PIB, frente al 44,9% que recaudó Europa (UE-28), el
45,8% que recaudaron los paises euro y la mayor recaudación de Francia (53,9%
del PIB), Italia (46,6%), Alemania (45,2%) o incluso Reino Unido (39,1% del
PIB), según los últimos datos de Eurostat. Esto significa, a lo claro, que si España
recaudara como el resto de Europa, ingresaríamos
81.456 millones de euros más cada año. Con ello, podríamos tapar parte del
déficit público (el mayor de Europa) y destinar
recursos a atender los grandes retos, desde las políticas de empleo y las
pensiones a la sanidad o la educación, promover viviendas públicas para alquiler, gastar en tecnología o
modernizar la economía.
Así que si queremos
afrontar los 12 retos, hay que conseguir más ingresos, reduciendo
el fraude fiscal, homogeneizando los tipos de IVA y, sobre todo,
haciendo que paguen más los que pagan hoy menos (multinacionales,
grandes empresas, bancos y los más ricos), no
la mayoría de los españoles, que ya
pagamos suficiente, como explico con detalle en este blog reciente. Pero las tres derechas van por el camino
contrario, prometen quitar o reducir impuestos (Casado cuantifica sus bajadas en -16.000 millones y Vox quiere que los que ganan más de 60.000 euros paguen de IRPF el 22% en vez
del 45% actual…). Si ganan y los bajan, sólo hay dos opciones: o consiguen ingresos por otros lados
(tasas e impuestos indirectos, que se ven menos pero son más regresivos) o podrán gastar menos en todo lo que nos
hace falta. Es lo que hay , porque los
cuentos de la lechera (“bajo impuestos, crezco más y recaudo más”) son mentira, como ya vieron los norteamericanos con Reagan y Bush padre,
responsables de gigantescos déficits (ver comentario). En el fondo, la ideología que defienden (neoliberalismo) es "menos Estado" y más iniciativa privada, frente a los que defienden que el Estado "debe" compensar lo negativo del capitalismo, asegurando un crecimiento "inclusivo" para todos (socialdemocracia).
Si no hay mayorías
claras tras las elecciones y tampoco
pactos post-electorales para aumentar
la recaudación y afrontar los grandes retos, la consecuencia es
evidente: no se podrán resolver los grandes problemas de España, que seguirán enquistados y agravándose si el
viento internacional nos sopla de frente.
Hay problemas que son tan graves (paro, pensiones, jóvenes,
sanidad, educación medio ambiente…) que lo verdaderamente “patriótico” sería
sentarse y no levantarse hasta lograr un acuerdo para arreglarlos. Es
lo que han hecho los políticos de Alemania durante décadas. Pero no parece que esto vaya a pasar
aquí, donde cada vez hay más crispación y menos acuerdos, donde cada partido quiere imponer su visión al resto. Pero aquí estamos los ciudadanos
y deberíamos
forzarles a entenderse, por nuestro bien. Y si no, al menos,
votemos para que haya una mayoría
clara que pueda aprobar algunas medidas urgentes que la mayoría necesitamos.
Más claro, agua. Pero siguen erre que erre con la milonga de bajar impuestos...
ResponderEliminarGenial, como siempre. Riguroso, argumentado, crítico y abriendo puertas para cerrar demagogias. ¡Todos a votar!
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