Enrique Ortega |
En marzo de 2020, con la pandemia, se produjo un desplome de la Bolsa, que cayó un -39,43% en menos de un mes (el IBEX pasó del 10.083,60 el 19 de febrero al 6.107,20 el 16 de marzo). Eso se tradujo en que las 35 grandes empresas que cotizan en el IBEX 35, desde Telefónica o Repsol al Santander y Meliá Hoteles, valían casi la mitad. Y lo mismo el resto de empresas que cotizan en el mercado continuo (129) o en el MAB (otras 41). Eso suponía un peligro potencial: que muchos Fondos o inversores extranjeros se hicieran más fácilmente (a bajo precio) con paquetes de acciones de control de empresas españolas. Y por eso, las grandes empresas pidieron al Gobierno que tomara medidas para defenderles.
Y lo hizo el 17 de marzo de 2020, incluyendo en el Decreto de medidas urgentes contra la pandemia (Real Decreto 8/2020) una Disposición final 4ª que “sometía a autorización gubernamental la compra por inversores extranjeros del 10% o más del capital de empresas de sectores considerados estratégicos” : sanidad, energía, transporte, agua, materias primas, alimentación, datos, aeronáutica, defensa, finanzas, tecnológicas, inteligencia artificial, robótica, semiconductores, ciberseguridad o nanotecnología. Lo que hacía el Gobierno español era trasponer una Comunicación similar hecha por la Comisión Europea el 13 de marzo.
Por si no quedaba claro, el propio Gobierno aprobó unos días después, el 31 de marzo, otro Real Decreto (11/2020, publicado en el BOE del 1 de abril) para aclarar algunos aspectos del blindaje: se consideran inversores extranjeros a los “no comunitarios” y también a las empresas radicadas en Europa pero que sean propiedad en un 25% de extranjeros (caso de muchos Fondos USA y de terceros paises radicados en Luxemburgo o Paises Bajos). Y además, aclaraba que las compras inferiores a 1 millón de euros no necesitaban autorización. Y quitaba la referencia a que la limitación duraría lo que el estado de alarma. Era “sine die”.
El blindaje anti OPAs ha evitado “sustos” de compras hostiles a las grandes empresas españolas, que siguen a precio de saldo aunque haya subido la Bolsa. Pero compras se han hecho, con pequeñas operaciones, aumentando poco a poco las participaciones de algunos grandes Fondos en grandes empresas. Del 17 de marzo a finales de 2020 se contabilizan unos 4.500 millones de euros en pequeñas compras, según se deduce del rastreo de la web de la CNMV, a quien es obligatorio informar de las compras de acciones superiores al 3% (a al 1% si compra un Fondo a través de una empresa radicada en un paraíso fiscal). Las mayores compras extranjeras se dieron en 2020 en Cellnex Telecom (895 millones invertidos por el Fondo noruego Norges Bank, 819,5 por el Fondo norteamericano GQG y 775,4 millones del Fondo Fidelity, USA), en Amadeus (635,9 millones compró el Fondo T. Rowe Price y un 0,133% el Fondo también norteamericano FMR), en Ferrovial (el Fondo D1 Capital Partners, USA, invirtió 160 millones), en Enagás (Credit Agricole invirtió 152 millones y Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi otros 155,7 millones), en IAG (158,9 millones del Fondo norteamericano Marshall Wallace), en Bankia (BlackRock invirtió 100 millones y se hizo con el 4% del banco), Solaria (otros 69,6 millones de BlackRock) o en Bankinter (BlackRock invirtió otros 4,84 millones y controla el 5,17% del banco).
Además de estas “compras oportunistas”, pequeñas y no hostiles, se ha aprovechado la pandemia para cerrar 4 importantes operaciones. Una, la OPA amistosa sobre Mas Móvil (la 4ª teleco española) por las gestoras de capital riesgo KKR (USA), Cinven (GB) y Providence (USA), que han invertido 2.760 millones para hacerse con el 91,2% de la teleco, que ya no cotiza en Bolsa y podría ser vendida en el futuro a Vodafone. La 2ª operación, completada en junio de 2020, fue la OPA de la firma suiza SIX (gestiona la Bolsa de Zúrich) para comprar por 2.570 millones BME, la empresa que gestionaba las Bolsas españolas. La tercera operación, en septiembre, fue la compra por 1.300 millones de El Idealista por el fondo sueco EQT. Y la 4ª y última OPA aprobada, el 3 de agosto de 2021, ha sido la operación del Fondo australiano IFM sobre Naturgy, que sólo ha conseguido hacerse con un 10,8% de su capital.
Ahora, el Gobierno español ha prorrogado el blindaje anti OPAs un año más, hasta el 31 de diciembre de 2022. Lo iba a hacer seguro, pero el Consejo lo anticipó el 23 de noviembre, tras conocer que, el día antes se había lanzado una OPA sobre el 100% de Telecom Italia, por el Fondo norteamericano KKR, lo que volvía a airear los temores sobre Telefónica (que vale en Bolsa 22.039 millones, dos tercios de su valor en febrero de 2020, 32.403 millones, y la mitad que en 2017: valía entonces 42.186 millones).
Todos los paises europeos están preocupados porque la pandemia y la caída de las Bolsas aceleren las OPAs hostiles. De hecho, 18 paises europeos (entre ellos España) mantienen mecanismos de control sobre las compras de extranjeros. Y la Comisión Europea ya aprobó en 2019 un Reglamento sobre inversiones extranjeras, que es obligatorio para los 27 paises desde octubre de 2020. Bruselas quiere que todos los paises establezcan blindajes, porque Europa es el continente más abierto a las inversiones extranjeras y se quiere frenar la ofensiva de EEUU, Reino Unido, China (ha multiplicado por 6 sus inversiones en Europa) y Rusia (las ha duplicado), paises más “cerrados” que los europeos. Y además, la Comisión Europea opta por blindarse ante entradas hostiles de extranjeros mientras consigue fomentar una potente industria europea (aún más débil).
España es el 2º país europeo que más inversiones extranjeras recibió en 2020 (un 17,9% del total), tras Alemania (21,3%), por delante de Holanda (13,3%), Italia (9%) y Francia (7,1%), según los datos de la Comisión Europea. Y eso se nota en todos los sectores, empezando por la presencia extranjera en Bolsa: un 49,9% del capital de las empresas cotizadas está en manos de inversores extranjeros, frente al 41% de media en el mundo, el 42,2% en Francia y el 66% en Reino Unido, según el último informe de BME (año 2020). Y si tomamos sólo a las 35 grandes empresas del IBEX 35, la participación extranjera sube hasta el 57.8%, según BME. En 1992, tenían sólo el 30,6%. La mayor presencia de inversores extranjeros se da en energía, banca e inmobiliarias.
La inversión extranjera en Bolsa se canaliza a través de Fondos internacionales, de inversión o de pensiones, que diversifican entre paises, sectores y empresas. Y no sólo Fondos privados: en España invierten también 15 Fondos soberanos de otros tantos paises. El principal fondo inversor en España es el norteamericano BlackRock, el mayor Fondo del mundo (gestiona 9,45 billones de dólares, casi 7 veces el PIB español), presente en 18 de los 35 valores del IBEX, con una inversión total de 19.679 millones de euros, según BME. Es el mayor inversor institucional de la banca española (5,91% del BBVA, 5,42% del Santander, 3,61% de CaixaBank, 3,06% del Sabadell y 2,81% de Bankinter) y tiene participaciones importantes en Iberdrola (5,25%), Repsol (5,19%), Telefónica (4,8%) o Amadeus (5,27%).
El 2º Fondo más presente en la Bolsa española es Vanguard (USA), otro poderoso gestor de activos (5 billones de dólares y 20 millones de clientes en 170 paises) que acumula inversiones en España por valor de 12.340 millones de euros, destacando sus participaciones en BBVA (3,93%), Santander (3,35%), Sabadell (3,38%), CaixaBank (1,58%), Bankinter (2,23%), Amadeus (2,68%), Iberdrola (3,42%), Telefónica (2,57%), Enagás (2,76%), Cellnex (2,56%), ACS (2,17%),Ferrovial (1,86%) o Aena (1,36%)
El tercer Fondo internacional en nuestra Bolsa es Norges Bank, el mayor Fondo soberano del mundo, la gestora que administra el Fondo público de pensiones de Noruega, con un patrimonio de 1,2 billones de dólares y que participa en 9.123 compañías de 73 paises. En España ha invertido ya 12.000 millones de euros en empresas cotizadas, destacando sus participaciones en Iberdrola (5,235%), BBVA (4,37%), inmobiliaria Colonial (3,026%), Cellnex (3,003%), Repsol (3,03%), Indra (2,974%), Telefónica (2%), Santander (2%) o Inditex (1%).
El 4º Fondo extranjero en la Bolsa española es Fidelity (EEUU), con participaciones en Indra (9,809%), Amadeus (4,045%), Cellnex (3,217%), Grifols (2,783%), Ferrovial (2,035%) o Endesa (1,011%). Y también hay otros Fondos extranjeros con importante presencia como el Fondo soberano de Qatar (Qatar Investment, con el 8,71% de Iberdrola) y el Fondo de Abu Dabi (Mubadala Investment, dueño del 63% de Cepsa) o las gestora francesa Amundi (4,5% de Repsol), la luxemburguesa Invesco (Acciona, Amadeus, BME, IAG o Atresmedia) o la norteamericana Capital Group (Grifols, Naturgy, Iberdrola, Inditex).
Vista ya la presencia extranjera en Bolsa, analicemos su importante participación en muchos sectores, algunos estratégicos. Ya hemos visto la banca, donde los tres grandes Fondos extranjeros tienen paquetes de control. También es decisiva su presencia en la energía. La última novedad ha sido en REPSOL, donde los mayores accionistas son extranjeros tras vender la española Sacyr, en octubre, parte de sus acciones (del 8,034 pasa al 3,96%), con lo que el primer accionista es ahora el banco norteamericano JP Morgan (6,855%), seguido de BlackRock (5,194%), la francesa Amundi (4,5%), el fondo noruego Norges Bank (3,03%), y Vanguard (2,51%), 5 Fondos extranjeros que controlan el 22,08% de Repsol y su gestión. La otra gran petrolera, CEPSA, está controlada por el Fondo de Abu Dabi (Mubadala tiene el 63%) y el Fondo norteamericano The Carlyle Group (37% restante).
En las eléctricas, la presencia extranjera es mayoritaria. Endesa es propiedad en un 70,101% de Enel, perteneciente al Estado italiano, junto a un 1,49% que tiene BlackRock (USA) y un 1,011% el Fondo Fidelity (USA). En Iberdrola, el Fondo soberano de Qatar tiene un 8,71% del capital, junto al 5,235% que tiene BlackRock, 3,42% Vanguard y 3.117% Norges Bank. Y en Naturgy, el primer accionista es CaixaBank (26,7%), pero el resto lo controlan Fondos extranjeros: el británico CVC Capital Partners (20%), el norteamericano Global Infraestructure Partners (20%), Capital Group (2,98%) y Norges Bank (1,43%), además del recién incorporado Fondo australiano IFM Global (10,8% capital). En Red Eléctrica, el Estado controla el 20% pero hay un 66% en manos de inversores institucionales (44% de EEUU y Reino Unido). Y en Enagás, además del 5% del Estado y del 1% de Amancio Ortega, hay muchos Fondos internacionales: BlackRock (3,38%), Bank of America (3,61%), Vanguard (2,76%), State Street Corporation (3,008%), Credit Agricole (3,06%), Mubadala Investment (3,103%), Bank of NY Mellon (3,045%) y Norges Bank (0,84%).
El sector inmobiliario está en un 60% en manos de inversores extranjeros. Por un lado, las inmobiliarias, a través de SOCIMI (sociedades de inversión): Inmobiliaria Colonial (20,2% Fondo de Qatar, 16% Fondo mexicano Finaccess, 6% financiero colombiano Águila LTD, 4,3% fondo alemán DIC, 4,2% Deutsche Bank, 3,7% BlackRock), Merlín Properties (3,99% BlackRock, 2,46% Vanguard y 1,98% Norges Bank), Lar España (73% extranjeros), Arima (4,64% Fidelity, 0,60% Vanguard), GM Property (GIC, Fondo soberano de Singapur) y Testa Residencial (pisos alquiler, 70% del Fondo norteamericano Blackstone). Y también están plagadas de Fondos las 10 grandes promotoras inmobiliarias: Vía Celere, Neinor, Aedas, Metrovacesa (fondo británico Helikon y Qatar Investment), Kronos o Hábitat.
Los fondos e inversores extranjeros también están presentes en la Sanidad. Estaban presentes en Capio y Quirón, antes que el grupo Quirón, primer grupo hospitalario privado, lo comprara el grupo alemán Fresenius. Y Sanitas es una filial del grupo británico Bupa. Mientras el 90% del grupo Ribera Salud (hospitales en Levante) pertenece al fondo USA Centene Corporation. En 2019, el fondo holandés DIF compró el Hospital Infanta Leonor en Madrid , el Fondo Aberdeen (de Lloyds) compró el Hospital del Sudeste (Arganda, Madrid) y el Fondo Magnum Capital el Hospital de la Caridad en Cartagena. Y en 2020, en plena pandemia, el fondo canadiense Brookfield compró el hospital madrileño de Puerta de Hierro, el fondo australiano McQuarie tomo el control de Viamed Salud y el Fondo francés Meridian compró el Hospital Cunqueiro de Vigo.
La inversión extranjera y los Fondos llevan años comprando colegios privados y Centros de enseñanza, pero ahora están a la caza de Universidades privadas y centros de Formación Profesional. Ya en 2018, el Fondo norteamericano Permira compró la Universidad Europea de Madrid y este verano, el Fondo KKR (USA) compró la red de centros de FP Medac. Antes, en mayo de 2021, la gestora europea Invesindustrial compró CEAC y en septiembre, el grupo inversor suizo Crescendo compró Deusto Formación CCC. Y el Fondo Magnum ha comprado dos centros para crear Metrodora Education, para formación sanitaria.
En paralelo, los Fondos extranjeros llevan años invirtiendo en residencias de estudiantes, para recoger el aumento de estudiantes extranjeros y Erasmus. Sólo en 2020 invirtieron en residencias 904 millones de euros, según la consultora CBRE. Y seguirán haciéndolo, porque esperan que las 97.000 camas actuales pasen a ser 118.000 en 2023. El líder del sector en España es la empresa norteamericana Greystar (11.000 plazas en 40 residencias de 20 ciudades), seguida de la española Urbania y los Fondos V Student Aulis y Stoneshield.
Otro sector que interesa a la inversión extranjera son las residencias de ancianos. La empresa líder, DomusVi, es propiedad del grupo francés SRS y el fondo británico ICG. La 2ª, Orpea, es filial del grupo francés Orpea, con participación del Fondo canadiense CPPIB. Y la tercera, Vitalia, está controlada por el fondo británico CVC (presente en Naturgy y Deloleo). Y hay varios fondos a la caza de pequeñas residencias de ancianos. Además, para “cerrar el ciclo”, también invierten en funerarias: el líder del sector, el grupo Mémora (130 tanatorios), comprado en 1998 por el Fondo británico 3i, se vendió en 2017 a otro Fondo de los profesores de Ontario (Ontario Teachers´ Pension Plan).
Ya se ve que la inversión extranjera está muy presente en nuestras vidas, del nacimiento a la tumba. Eso tiene mucho de positivo, sobre todo la llegada de inversión que dinamiza la actividad y el empleo. Pero también tiene muchos riesgos: el principal, que las decisiones se toman lejos y muchas inversiones son especulativas, buscan el beneficio a corto y vuelan cuando han captado la plusvalía. Y además, pueden interferir en la gestión de empresas estratégicas, forzando a los gestores a seguir sus pautas de dirección. Y presionan a los Gobiernos, porque muchos Fondos tienen más poder que los paises. Por todo ello, parece lógico defender y promover las empresas españolas y europeas, para no acabar siendo filiales de EEUU, Reino Unido o China. Globalización sí, pero interés nacional también.
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