Pasamos un tercio de nuestra vida trabajando y
cada vez nos agobia más. En España, el 36% de trabajadores
sufren “estrés”, el 25% están “tristes” y el 22%
tienen” ira” por trabajar, datos peores que la media mundial. Y
eso lleva a que sólo un 9% de trabajadores están “comprometidos” con
su trabajo y su empresa: el 75% no están comprometidos y otro 16% están “activamente”
en contra, siendo España el tercer país europeo con menos trabajadores comprometidos
con su empleo, con Suiza, Italia y Francia. Ante tanta “desmotivación” por
el trabajo, crecen las bajas laborales (ahora, muchas son por depresión)
y los abandonos del trabajo sin más. Tenemos un serio problema de “desapego”
en el trabajo, que deteriora nuestra baja productividad.
Los expertos recetan mejorar los sueldos y la organización del
trabajo, motivando más a los empleados. Y, sobre todo, mejorar la
gestión (muchos empresarios están “poco preparados”), con más trabajo en
equipo y menos “ordeno y mando”. Urge hacer el trabajo “más llevadero”.
Enrique Ortega
Tras los confinamientos y el parón por la pandemia,
los trabajadores de todo el mundo reflexionaron más sobre su vida y su
trabajo. Y con ello, se
ha agravado “la desmotivación” por el trabajo, el cuestionarse muchas vidas
donde la rutina es ir del trabajo a casa y poco más, ganando poco y con gran
incertidumbre sobre el futuro. Por eso, no debería extrañarnos que muchos
trabajadores se sientan “desmotivados” en sus trabajos. Un reciente
estudio mundial de la consultora Gallup pone las cifras: el 44% de
los trabajadores encuestados siente “estrés” en el trabajo, se sienten “tristes”
y desmotivados al ir a trabajar, mientras aumenta la depresión. Este “estrés”
global es mayor en EEUU y Asia (52%) y menor en Europa (39%), con un 36%
de trabajadores “estresados” en España, menos que en Francia (47%), Italia
y Portugal (46%), Alemania (41%) o Reino Unido (40%).
Centrándonos en España, además de tener un tercio de
trabajadores “estresados”, el
estudio de Gallup revela que hay un 25% de trabajadores “tristes”
en su empleo y otro 22% con “ira” por su trabajo, porcentajes de “ tristeza”
similares a Italia (25% o Portugal (22%) y mayores que en Alemania (18%) o
Francia (19%), mientras tenemos muchos más empleados con “ira” (22%) que
Francia (19%), Alemania (17%), Italia (11%) o Portugal (8%). El
estudio revela que los más “estresados”, “tristes” e “iracundos” son
los trabajadores jóvenes y los que trabajan a distancia o de forma “híbrida”
(en casa y en la oficina). Y refleja que muchos de estos trabajadores están
“al límite”, en la frontera de la depresión por motivos laborales, un
problema detectado por la OMS, que está preocupada porque un ambiente
negativo de trabajo causa problemas de salud física y mental.
La consecuencia evidente de esta tremenda “insatisfacción”
en el trabajo es que la mayoría de los trabajadores no están “comprometidos”
con su trabajo y su empresa. El estudio de Gallup refleja que sólo el
23% de los trabajadores del mundo se declaraban “comprometidos” con su
trabajo en 2023, el mismo porcentaje que en 2022 y similar al de 2019 (22%
trabajadores comprometidos), aunque ha subido en la última década (desde el 13%
en 2012). Este grado de “compromiso” con el trabajo es mayor
en Estados Unidos y Canadá (33%), lo mismo que en Latinoamérica
(33%) y Asia Meridional (33%), aunque es mucho más bajo el nivel de compromiso
en Asia oriental (17%) y en
Europa, donde sólo el 13% de los trabajadores se sienten “comprometidos”
con su trabajo. Lo más preocupante es que frente a ese 23% de
trabajadores comprometidos en el mundo, hay un 62% que no están nada
comprometidos (hacen “lo mínimo” para cumplir) y otro 15% de
trabajadores están activamente “no comprometidos”, activamente “desconectados”
de su trabajo (“pasan”).
España es el tercer país europeo con menos
trabajadores comprometidos con su trabajo, sólo un 9% de los encuestados ,frente al 13% de media en
Europa. Sólo tienen igual “compromiso” en el trabajo Suiza (9%)
y menos Italia o Luxemburgo (8%) y Francia (7% de trabajadores “comprometidos”),
siendo mayor el grado de implicación de los trabajadores en Alemania (15%),
Reino Unido (10%) y la mayoría de centro Europa (14% Paises Bajos), paises
nórdicos (23% Suecia, 21% Dinamarca o 15% Finlandia) y del Este (36% Rumanía, 25%
Estonia o 20% Hungría, mientras Polonia baja al 10%). El estudio revela que hay
paises con Leyes laborales muy avanzadas que tienen un menor
porcentaje de trabajadores “comprometidos” que otros menos avanzados y que este “compromiso” sube en los
periodos de recesión y baja en periodos de crisis. Y destaca que la
clave, más que las Leyes o las normas laborales, es el ambiente en los
trabajos, la organización en cada empresa.
Con este entorno laboral tan negativo, en el mundo y en
España, la primera consecuencia es que más de la mitad de los
trabajadores (el 51%) están buscando otro empleo, según
la Encuesta de Gallup. Así que el descontento provoca una menor
productividad, dado que muchos trabajadores “hacen lo mínimo” o incluso
pasan, mientras su cabeza está en buscar otro trabajo, no en hacer mejor el que
tienen. Y esta falta de compromiso tiene un alto coste, para las
empresas y los paises: ese 77% de trabajadores “no comprometidos” suponen
una pérdida de 8,9 billones de dólares en todo el mundo, según
Gallup. Eso significa que el mundo pierde cada año un 9% del PIB global
por “el desapego” en el trabajo.
¿Por qué hay tan poco “compromiso” de los trabajadores? Para
muchos trabajadores, la
mayor queja es su bajo sueldo o su contrato precario, así como los horarios
abultados o el gran número de horas extras (muchos sin cobrarlas). Pero el
estudio revela otras causas tan importantes o más que el
sueldo, el contrato o los horarios: la creciente exigencia, la falta de
personal y el exceso de trabajo, el encargo de tareas cada vez más
complejas sin la formación adecuada, la continua adaptación y el alto
estrés en contratos y entregas. Pero para muchos, la causa del
desinterés por el trabajo es
más profunda: está en la mala organización del trabajo, en la
falta de reconocimiento al trabajo bien hecho (“felicitar es gratis”), a
las tareas que no se explican, a la falta de diálogo y
trabajo en equipo y a los “jefes tóxicos”, al gran
peso que tiene la gestión del “ordeno y mando…”
La consecuencia de todos estos problemas en
las empresas es esa falta de compromiso y un ambiente de trabajo con demasiados
empleados “estresados, tristes o irritados”. Algo que se traduce en una
menor productividad y en una excesiva “rotación” de plantillas,
porque muchos trabajadores se dan de baja o se dedican a buscar otro trabajo o
simplemente piden la cuenta y se van (a veces, “hasta sin pedirla”). Veamos lo
que pasa en España.
En España, más de la mitad de los trabajadores
(el 57% en 2023) están “desmotivados en su trabajo, según
el último Informe Hays, que refleja como primer motivo los bajos
sueldos (el sueldo medio bruto es de 1.751 euros, 1.400 euros netos, un 20%
inferior al sueldo medio en Europa). El 2º motivo de desapego laboral es la
precariedad , desde el tipo de contrato a los horarios , la escasa
flexibilidad y la falta de conciliación familiar. Y el tercero, señalado por
muchos trabajadores encuestados, “tener un jefe tóxico”, que dificulta o impide
su carrera laboral. Y ojo a este dato: 3 de cada 5 trabajadores aseguran
haber sufrido discriminación en el trabajo, por género, edad,
apariencia física o inclinación política, según
Cegos.
Otro estudio, de
la consultora Sodexo, revela que un tercio de los trabajadores españoles
está descontento en su empresa: el 34,5% se siente poco valorado o nada y
sólo el 16% se considera laboralmente motivado o valorado. Y 6 de cada 10 (61,3%)
dicen que el trabajo “no cumple sus expectativas”, por lo que la mayoría
están dispuestos a cambiar, sobre todo los trabajadores más jóvenes, con peores
trabajos. Y otro estudio, la
última Encuesta de 40DB para El País (28 mayo 2024) revela que un 44% de
los trabajadores españoles se sienten estresados, muchos de ellos con “agotamiento”
(el 52%), ansiedad (41%) o simple aburrimiento (23%), lo que indica que el síndrome de “trabajador
quemado” no es un caso aislado sino un problema estructural en las
empresas.
Este descontento laboral está detrás del
tremendo aumento de las bajas laborales y de las bajas voluntarias
a la SS. Empezando por las bajas laborales, el dato es impactante: más
de un millón de españoles (1,1) no van cada día a su trabajo por
enfermedad (ILT), según los datos oficiales, que en
2023 alcanzaron un récord histórico. De cada 1.000 trabajadores, más
de 400 cogieron una baja laboral el año pasado, lo que duplica el
absentismo de 2012. Una parte de estas bajas son por el mal funcionamiento
de la sanidad y los retrasos en la gestión de las bajas, pero otra parte se
deben al aumento de trabajadores “quemados”, que cogen más bajas de las que se cogerían
si estuvieran a gusto en su trabajo. Y también se han disparado las bajas
voluntarias a la SS: trabajadores que se van de las empresas. En
2023 hubo 2.759.105 bajas “por dimisión o abandono voluntario”,
un 42,7% más que en 2021 (1.932.582). Y lo llamativo es que, tras la
reforma laboral, son ahora los trabajadores con contrato indefinido los
que más abandonan su trabajo: 2.126,792
en 2023, el 77% del total (en 2021, eran sólo el 36,5%: el resto
eran temporales). Abandonan su trabajo pensando en encontrar un empleo menor,
pero las cifras revelan que el 60% no lo consigue en un año y que un tercio
ganan menos de lo que ganaban antes, según
FEDEA.
Como reflexión, resulta un enorme contrasentido
que en una "época de gran progreso económico, el trabajo y la salud mental de
los trabajadores sea peor que antes. ¿Qué se puede hacer? Los
expertos en relaciones laborales aportan
algunas medidas: más inversiones de las empresas para
aumentar plantillas y tecnología (que reduzcan el estrés en el trabajo), más
reconocimiento a la labor de los trabajadores (con mejores sueldos, más
flexibilidad y “reconocimiento” a su tarea) , más escucha a los empleados
(para saber lo que quieren y recoger propuestas), más teletrabajo y mejora
de horarios y conciliación, pero sobre todo una mejora de la organización
en las empresas.
Precisamente, esta receta, mejorar la organización de
las empresas, es
la clave para Gallup, la consultora del estudio sobre compromiso y
situación de los trabajadores. Han estudiado la situación en un porcentaje de empresas
bien organizadas y gestionadas, concluyendo que sus trabajadores tienen
un alto nivel de compromiso y una mayor productividad. Estas empresas
mejor organizadas, argumentan, no sólo retienen mejor el talento de sus
empleados sino que mejoran su servicio a clientes, una mayor
productividad y más beneficios.
Por eso, el
estudio de Gallup señala que la clave para mejorar el compromiso de los
trabajadores y la productividad de las empresas no son las leyes laborales ni
las condiciones de trabajo ni siquiera
los sueldos, la clave son los gestores de la empresa. Y por eso, insisten
en cambiar la forma de gestionar las empresas, que los gerentes
consigan “un ambiente de trabajo ágil, atractivo y satisfactorio”. Para
Gallup, lo más importante es contratar gerentes con talentos y
habilidades para afrontar un mundo laboral cambiante, reformulando sus
responsabilidades y escuchando más a sus empleados. Creen que las empresas
deben adoptar otro enfoque laboral, con nuevos gerentes que se
preocupen desde atraer talento a mantenerlo y desarrollarlo, buscando el
bienestar de sus trabajadores.
Si la clave es mejorar la gestión empresarial, España
tiene un hándicap, según
reconoce el Banco de España: tenemos un alto porcentaje de
empresarios poco formados: el 32,9% de los empleadores y el 35,2% de
los autónomos, según
Eurostat. Un porcentaje de empresarios poco formados (32,9%) que es muy superior a la media en
la zona euro, mientras tenemos menos porcentaje de empresarios con
formación media (27,1% frente al 40% en la zona euro) y un porcentaje similar de
empresarios con alta formación (40% en ambos casos). Además, la puntuación
de los directivos españoles está a la cola de la OCDE, 2,75 puntos, frente
a 2,85 en Portugal, 2,9 en Polonia, 2,95 en Italia, 3 en Francia, 3,05 en Gran
Bretaña, 3,2 en Suecia y 3,25 puntos en Alemania, según el World Management Survey.
Así que si España tiene un problema de más trabajadores peor formados que en
Europa, también tiene el problema de más empresarios peor formados (sobre todo
en pymes), aunque de este no se habla.
En resumen, que tenemos un serio problema que casi
nadie afronta: los trabajadores están cada vez más desmotivados en sus
trabajos, sobre todo los más jóvenes, y las empresas
apenas tratan de mejorar su situación. Y si reaccionan es quejándose de la alta
tasa de absentismo (que ha subido), sin preocuparse de investigar sus causas
y tomar medidas para lograr un mayor “compromiso” de sus trabajadores,
lo que mejoraría la productividad. No se trata sólo de subir salarios (muchos
sí) y de hacer contratos “decentes”, en muchos casos se trata de gestionar
las plantillas de otra manera: escuchar a los trabajadores, pedir
propuestas, trabajar más en equipo, ser más flexibles y mejorar el ambiente
laboral, buscando que los trabajadores se sientan “reconocidos” y preocupándose
por su “carrera laboral”. Está claro que ya no vale el “ordeno y mando”
y que es mejor tener trabajadores satisfechos que estresados, tristes o
irritados. Debería ser el objetivo de todas las empresas.
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