Bajan los salarios, cierran empresas, cae el empleo, aumenta
la pobreza y la desigualdad, pero la
banca “sana” multiplicó por cuatro sus beneficios en 2013. Peor sería que perdiera dinero, porque
tendríamos que rescatarles con nuestro dinero, como ha pasado con muchas Cajas.
Pero el dato chirría. Y más cuando el crédito
ha vuelto a caer al nivel más bajo desde 2006, mientras la banca se dedica a hacer negocio con la deuda pública, gracias al dinero casi gratis que les da el BCE. Ahora,
los bancos están pendientes de los test de estrés, un examen que les va a hacer Europa para
ver lo sanos que están. El BCE quiere forzarles a que dejen de
hacer negocio con la deuda pública y lo hagan prestando a empresas y familias.
Claro que si la recuperación no toma
fuerza, no habrá demanda de crédito
ni les pagarán las deudas. Ese es el
verdadero riesgo de la banca. Y el nuestro.
enrique ortega |
La banca “sana”, los cinco grandes, han levantado cabeza
en 2013, multiplicando por cuatro sus beneficios:
7.674 millones de euros, frente a
1.822 en 2012, aunque están todavía lejos
de volver a los buenos tiempos de 2011 (más de 10.000 millones ganados). El Santander,
líder en beneficios (4.370 millones), los duplicó como CaixaBank
(503), mientras BBVA
los aumentaba un 33% (hasta 2.228 millones) y Sabadell
los triplicaba (247,8), aunque el mayor salto lo dio Popular:
de perder 2.461 millones pasó a ganar 325 en 2013.
Los cinco grandes han cuadruplicado beneficios por dos razones que tienen poco que ver con el negocio bancario típico
(coger dinero y prestarlo): han tenido que hacer menos
saneamientos (en 2012, destinaron más de 35.000 millones a tapar
agujeros) y han sacado ingresos
extraordinarios vendiendo todo lo que han podido, sobre todo participaciones en empresas, filiales (2.000
millones conseguidos externalizando
su gestión inmobiliaria), inmuebles
(los cinco grandes han vendido 87.187 inmuebles en 2013, ingresando 10.734
millones), valores y, especialmente, deuda
pública. Sólo con la venta de bonos del Estado español,
los cinco
grandes han ganado 4.453 millones en 2013, el doble que
el año anterior y un 58% de su beneficio neto. Y para el conjunto
de la banca española, la venta de deuda ha supuesto un beneficio de
17.300 millones, un tercio de su margen,
según AFI.
Realmente, comprar
deuda pública (ganar dinero con el
tan criticado déficit) ha sido el
gran negocio de la banca en 2013. Un negocio
por partida doble. Por un lado, al
comprar deuda, con el dinero prestado por el BCE al 0,25%, y conseguir con
los intereses (cupón) una rentabilidad superior al 4%. Y más negocio porque
compraron en 2012 y principios de 2013, cuando la prima de riesgo estaba por las nubes y el nominal de la deuda
barato (van al revés). Y por otro,
también ganan al vender
parte de esa deuda, lo que han hecho sobre todo desde junio 2013, con
importantes plusvalías, porque la prima está bajando (y el precio de sus bonos sube). La banca
española llegó a tener, en junio pasado, 224.000
millones invertidos en deuda pública española, un 35% del total emitido por España. Ahí metían la liquidez que les
daba Draghi (BCE).
Junto a los menores saneamientos
y las plusvalías por ventas, hay otros
motivos que explican el tirón de
beneficios: las ayudas fiscales
(han pagado menos impuestos por haber comprado Cajas y bancos en pérdidas, sobre todo CaixaBank y Sabadell), el negocio extranjero (sólo el 7% del
beneficio del Santander lo hace en España) y la ayuda de sus clientes y trabajadores. Aunque es cierto que en
2013 les ha bajado el margen de negocio (por los bajos tipos y la falta de
crédito), también lo es que los clientes
les hemos dado más a ganar con las nuevas
operaciones: nos han pagado un 0,90%
de media por los depósitos (1,64% un año antes) y nos
cobraron más del 4% de media por los créditos (4,15% en julio y 3,84% en diciembre, frente a 3,76% un año antes), según el Banco de España. Mejoran sus nuevos márgenes y además han aumentado las comisiones
que nos cobran, sobre todo por tarjetas,
Fondos, Planes,
seguros, Bolsa y algunas operaciones (descubiertos). Además, siguen
recortando gastos a costa de reducir
plantillas: los cuatro grandes
(Sabadell aumentó plantilla) redujeron
4.780 empleados y 1.675 oficinas en 2013. Y toda la banca española ha reducido 58.000 empleados (21%) y 7.700
sucursales (17%) desde que comenzó esta crisis.
Salvado con nota 2013,
ahora toda la banca está pendiente de
los test
de estrés, los exámenes
que les harán (entre marzo y octubre) el BCE y la Autoridad Bancaria Europea (AEB),
para desnudar sus balances y ver si tienen capital
suficiente para aguantar la crisis (8% en el escenario favorable y 5,5%
en el más adverso). Van a analizar 124 grupos bancarios de 22 países, entre
ellos 16 españoles. En principio,
parece que la banca europea
necesitaría una nueva inyección de
capital de 50.000 a 100.000 millones, un
10% de ellos la española, algo perfectamente
asumible, por lo que esperan aprobar el examen. Pero están
preocupados porque los examinadores
quieren que la banca provisione
la deuda pública, como los demás activos, aunque su riesgo teórico
sea cero. Y ante este temor, los bancos españoles se han deshecho de deuda, vendiendo
desde junio (ahora tienen 180.000 millones, un 25% del total).
Con el agobio de los test de estrés y la búsqueda de capital y plusvalías, la banca tampoco estará para prestar en 2014,
con lo que será difícil que se recupere el crédito,
que volvió
a caer en 2013, por tercer año consecutivo, a niveles de 2006. La caída
del crédito en España es el doble que en el resto de Europa (-5,6 frente a -2,3% en 2013). Y además contrasta que la banca española dé menos créditos (-70.000 millones entre enero y
octubre 2013) y la banca
extranjera (que ya da uno de cada
tres créditos) preste más
en España (+4.000 millones), aunque sólo se beneficien las grandes empresas. La troika
(Comisión Europea, BCE y FMI) achaca la
caída del crédito en España a la compra de deuda pública por los bancos y les critica que “no hayan trasladado a sus
clientes las mejores condiciones de financiación” (barra libre de liquidez del BCE y tipos al 0,25%).
Por todo ello, el BCE
quiere forzar a la banca a dar créditos penalizando
su deuda pública, obligándoles a que hagan provisiones sobre ella. Puede
ser una ayuda, pero el crédito depende
de otros factores. Por un
lado, si se le exigen a la banca más saneamientos, se penaliza el crédito,
porque tienen que poner más capital por cada nuevo euro que presten. Por otro,
hay poca demanda solvente de crédito, ya que las empresas y familias están más preocupadas por quitarse los créditos
que tienen pendientes (1,072 billones las empresas y 787.400 millones
las familias) que en pedir otros nuevos.
Y más si la economía apenas crece, no hay empleo, no hay ventas y no se
invierte. Y la banca, con un 13%
de morosos, presta con lupa: poco
(el 75% de empresas se
quejan de falta de crédito) y caro
(el tipo a las pymes españolas ronda el 6% cuando en
Alemania les prestan al 3%).
Ahora, los bancos
españoles han vuelto a financiarse en el mercado y tienen liquidez a unos precios razonables (0,23-0,29%). Y han
rehecho sus balances, más sanos y con beneficios en alza. Es el momento
para que vuelvan a su negocio, a dar préstamos, porque no
podrán aguantar mucho tiempo sacándose
de la chistera ingresos extraordinarios, como vender pisos, filiales y
deuda pública. Pero no
sólo depende de ellos: tiene
que haber empresas y familias dispuestas a pedir créditos y con ventas, trabajo
y sueldos para pagarlos. Este es el problema de fondo: sin recuperación no hay crédito.
Y la
falta de crédito lastra la recuperación, según
la OCDE. Pero con la política de austeridad, de Bruselas y de Rajoy, la economía está estancada y se crece poco.
Por eso, la propia troika
acaba de vaticinar que el crédito en
España seguirá
bajando en 2014 y no crecerá
hasta finales de 2015.
Este es el verdadero examen
de la banca, su auténtico test de estrés: como van a aguantar casi dos
años más sin apenas dar crédito, aumentándole
la morosidad y teniendo que hacer más saneamientos, por exigencia
europea. Si la recuperación sigue
anémica, tendrán problemas con sus cuentas. Y está vez serán los más
grandes, los hoy “sanos”. Y los tendremos que rescatar
nosotros, como siempre.
Ojala no sea así.
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