El Gobierno Rajoy
vuelve a echar las campanas al vuelo
con las exportaciones, reiterando
que han batido otro récord en 2013. Y es verdad. Pero no dicen que pierden
fuerza: crecen poco desde el verano,
cayeron en noviembre y en diciembre tuvieron el menor aumento desde 2008. Es
normal, porque Europa, nuestro principal
cliente, no creció en 2013 y el euro,
convertido en la moneda más fuerte del
mundo, nos quita ventas en EEUU,
Rusia y países en desarrollo. Por todo ello, las exportaciones no han ayudado a
la economía en la segunda mitad de 2013, como en los dos años y medio
anteriores. Ahora, con Europa al ralentí, el euro fuerte y la crisis de países emergentes, resulta más difícil que las exportaciones nos ayuden
a la recuperación. Por eso, es urgente reanimar
la economía y el consumo en España:
las exportaciones ya no podrán salvarnos
en 2014. Bastante será que se mantengan.
enrique ortega |
Las exportaciones crecen, pero menos: sólo un +0,8%
en el cuarto trimestre, tras aumentar un 2,9% en diciembre (la menor
subida ese mes desde 2008) y caer un -2,2% en noviembre
. Y desde junio vienen creciendo por debajo del 4% (salvo septiembre). Además, están estancadas las exportaciones de dos
regiones punteras (+0,1 Cataluña
y +1,2% País Vasco), que suponen un
tercio de nuestras ventas fuera. Con ello, en
todo 2013 las exportaciones
han crecido un 5,2%, casi igual que en 2012 (+5,1%), pero la tercera parte que en 2011 (+16,8%) y en 2012 (+15,2%). Y desde
el verano, el pinchazo de las exportaciones ha hecho que no aporten
nada de crecimiento a la economía, cuando el tirón del sector exterior fue
quien salvó a España de una recesión más profunda en los dos años y medio anteriores.
Las exportaciones se
han desinflado en
2013 por dos motivos. Uno,
por la recesión
en Europa, que sólo ha crecido una décima, mientras la zona euro, donde
están nuestros principales clientes (Francia, Alemania e Italia) caía un -0,4%.
Y el otro, la fortaleza
del euro, convertida en la moneda más fuerte del mundo por la
depreciación del dólar, el yen y la libra, debido a que sus países han reanimado las economías con mucha liquidez. La
consecuencia es que el euro se ha
apreciado en 2013 un 4,16% frente al
dólar, un 26,4% frente al yen y un 2,16% frente a la libra esterlina. A lo claro: los productos
españoles son ese porcentaje más
caros y la apreciación del euro se ha
comido el sacrificio salarial de nuestros trabajadores.
Dicho esto, el sector
exterior también presenta luces.
Veamos tres datos esperanzadores. Uno, que las exportaciones españolas son las
que más han crecido de Europa en 2013 (un +5,2% frente al 1% de la UE28
y caídas del -1,6% en Francia, -0,2% en Alemania y -0,1% en Italia) y las terceras con más aumento del mundo, tras
Japón y China. Segundo, que gracias a esto, España
ha ganado cuota de mercado en el mundo (del 1,60% al 1,69%), saltando
un puesto ( a Taiwán) en el ranking exportador
mundial, donde ocupamos el 17º lugar.
Y tres, que el déficit
comercial (la diferencia entre lo que importamos y exportamos), se ha reducido a la mitad en 2013
(-15.995 millones de euros), aunque somos
el
quinto país europeo con más déficit comercial, tras Reino Unido
(-78.600 millones de euros), Francia (-69.900 millones), Italia (-26.800
millones) y Grecia (-17.900 millones).
Ahora, falta ver qué
hacen las exportaciones en 2014. El Gobierno anticipa que crecerán,
pero algo menos que en 2013, con lo
que su aportación al crecimiento de la
economía será menor. Lo positivo es que se
espera un mayor
crecimiento de nuestros clientes europeos (+1,4% la UE28 y +1% los países
euro), aunque la incógnita está en si se recuperan Francia e Italia, con serios problemas para crecer. Otro factor que
puede ayudar es que el comercio mundial
podría crecer más que en 2013, según las estimaciones de la OMC. Pero hay dos grandes incertidumbres: si se
recuperarán los países
emergentes (donde van un 23,5% de las exportaciones españolas, de ellas
un 6,4% a Latinoamérica) y qué
hará el euro, que sigue por encima
de los 1,37 dólares, reforzado por inversores que huyen de los
emergentes.
España tiene difícil
aumentar el ritmo de sus exportaciones en 2014, aunque aún
tiene margen para crecer:
exportamos la mitad que Italia, con una economía similar, y porcentualmente
menos que Bélgica y Holanda, economías mucho más pequeñas. El problema es que las exportaciones en España están
muy
concentradas en pocas empresas, sectores y regiones. Así, sólo 5.000
empresas concentran el 86% de las exportaciones españolas, que están
también centradas en cinco
sectores, que suponen un tercio de todas las ventas fuera: automóviles,
componentes de automoción, combustibles, acero y farmaquímica. Y dos tercios de las exportaciones proceden
de 5
regiones españolas (24,9 % Cataluña, 13% Madrid, 11,1% Andalucía, 10,1%
Comunidad Valenciana y 8,8% el País Vasco), mientras las 12 autonomías
restantes se benefician mucho menos de la exportación.
En definitiva, se trata de atraer a la exportación a un mayor número de empresas, sectores y
regiones, para intentar que las
ventas al extranjero no pierdan fuelle. Para ello, sería clave poner en
marcha un Plan
de choque que reanime las exportaciones, con dos medidas básicas: facilitar
financiación suficiente (los exportadores se quejan de falta de crédito y avales)
y más ayudas para la
internacionalización de empresas, que han sido
recortadas por el Gobierno Rajoy (el presupuesto del IBEX se ha reducido a la
tercera parte desde 2007). Además, hay que facilitar
la exportación, con más información,
formación y asesoramiento a las empresas
(faltan oficinas
comerciales en Latinoamérica y Asia), y con ayudas fiscales que se deberían articular con valentía en la
próxima reforma
impositiva.
No sólo hace falta que España tome medidas. Hoy por hoy, Bruselas y el BCE tienen en sus manos buena parte de las exportaciones españolas, ya
que de ellos depende que la economía
europea se recupere y se debilite el euro. Haría falta un Plan
Marshall para reanimar la economía europea, además de reanimar el consumo en Alemania y la Europa
del norte, lo que facilitaría nuestras exportaciones. Y aprobar una nueva “barra
libre de liquidez”, incluso con compras de deuda (como EEUU), medidas que debilitarían al euro. Pero el BCE
y Bruselas están paralizados por las elecciones de mayo y además no quieren enfrentarse a Merkel y los países del Norte,
que están cómodos así, porque crecen más y tienen poco paro, aunque sus
exportaciones están cayendo.
Las exportaciones
han salvado a España de una mayor
recesión y una mayor pérdida de empleo en 2011, 2012 y primera mitad de
2013. Pero desde el verano han perdido fuelle y ya no pueden ser “la tabla de salvación de la economía”. Por eso es urgente que la actividad interna tome el relevo, de la mano del consumo y la
inversión. Pero no se ve claro,
sobre todo porque las familias
tienen menos rentas (salarios a la baja, impuestos altos, pensiones
congeladas y ayudas recortadas, con la mitad de los parados
sin subsidio). Y sin apenas consumo, no hay ventas ni inversión, y apenas
crecemos dentro.
Ese es el gran
problema de España en 2014: que ya no
vamos a crecer apenas por las exportaciones y que todavía no vamos a crecer
apenas dentro, porque no hay consumo ni inversión. Y según un
estudio del propio Instituto de Estudios Fiscales (Ministerio de
Hacienda), la demanda nacional no tirará
hasta 2015. Un callejón sin salida,
del que hay que salir como sea, combinando
medidas para reanimar
la economía dentro (con ayuda de Europa) y un Plan de choque para la exportación, para que no se desinfle más en 2014. Pero esto depende más del euro
y del resto del mundo que de nosotros. Así que la clave está, sobre todo, en
empezar a reanimar la economía y el consumo en España, en acabar con casi
cuatro años de austeridad, que han dejado una
economía paralizada. ¡Hay que
reanimarla aquí ¡
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