lunes, 13 de marzo de 2023

Depósitos: la "tacañería" de los bancos

Este jueves, el BCE vuelve a subir los tipos de interés, al 3,5%. Y se encarecen las hipotecas, con el Euribor rozando el 4%. Pero si tiene dinero ahorrado, los bancos sólo le pagan un 0,59% de media. Y los hogares tienen casi un billón de euros en depósitos, sin sacarles rentabilidad aunque suban los tipos. Pero los bancos sí están haciendo el agosto: no pagan casi nada por el ahorro y cobran mucho más por hipotecas y créditos. Los 6 grandes bancos ganaron 20.850 millones en 2022 (+28%), un récord histórico. Algunos ahorradores hacen cola para comprar Letras del Tesoro, que pagan el 3,29%. Pero la mayoría siguen sin sacar rentabilidad a sus depósitos y la banca les ofrece comprar Fondos de inversión, con bajo interés y muchas comisiones. Todo apunta a que la rentabilidad de los depósitos no subirá del 1%, sobre todo porque los 6 grandes bancos controlan el 75% del ahorro y no quieren pagar más. Estamos en sus manos.

Enrique Ortega

El tipo de interés oficial del dinero está en el 3% y subirá este jueves al 3,5%, tras la 6ª subida del BCE desde julio de 2022. Con ello, el Euribor, el tipo al que se prestan los bancos y que determina el precio de las futuras hipotecas, roza ya el 4%, cuando estuvo en negativo hasta marzo de 2022 (-0,237). Pero si miramos la otra parte, lo que pagan los bancos por el dinero, el interés es mínimo: los depósitos bancarios se remuneraban al 0,64% de media a finales de 2022, según el Banco de España. Y en enero de este año, los bancos han bajado incluso lo que pagan por el dinero, al 0,59% de media, casi seis veces menos de lo que cobran por una hipoteca: 3,345% de interés en enero, según el Banco de España.

Este tipo mínimo del 0,59% es el que los bancos españoles están pagando por el casi billón de euros que las familias tienen en depósitos: se superó, por primera vez en la historia, el listón del billón de euros en diciembre de 2022 (1.004.342), un 48% más que en 2008 (678.904 millones ahorrados por los hogares en depósitos) y un gran salto desde antes de la pandemia (853.200 millones en depósitos en 2019), porque las familias se lanzaron a ahorrar tras el confinamiento y la incertidumbre por la nueva crisis. Los bancos han estado estos años sin pagar casi nada por estos depósitos: remuneraban el 0,07% en junio de 2022, antes de la primera subida de tipos del BCE, y sólo subieron al 0,27% en septiembre, para cerrar el año pagando el 0,64%, que ahora baja al 0,59%.

Además de no pagar casi nada por el ahorro, los bancos españoles son los que menos pagan entre los bancos de los grandes paises europeos, según los datos del BCE: ese 0,69% que pagaban en diciembre por los depósitos a menos de 2 años es menor del 1,20% que pagaban los bancos de la zona euro, del 1,83% que pagaban los bancos italianos o el 1,40% de los bancos alemanes, con 9 paises europeos pagando más del 1% por los depósitos. Y en los depósitos a más de 2 años, los bancos españoles pagaban un 0,97% de media a finales de 2022, frente al 1,81% que pagaban los bancos de la zona euro, el 2,15% de Italia, el 2,11% de Francia y el 1,70% de los bancos alemanes. No sólo pagan menos por el ahorro. Los bancos españoles también cobran más por las hipotecas: 3,345% en enero de este año, frente al 3,160% que cobraban los bancos de la zona euro.

El Banco Central Europeo (BCE) ya ha lanzado varias advertencias a los bancos europeos, apoyadas por el Banco de España, para que suban el interés a los depósitos, quejándose de que esta vez no han repercutido apenas la subida de tipos en el ahorro, como sí hicieron en las subidas de tipos de 2005 y 2010. El BCE tiene otra razón de peso para “amonestar a los bancos: si está subiendo los tipos oficiales (6 veces este jueves) es porque encareciendo el dinero quiere frenar la actividad, para bajar la inflación. Pretenden no sólo encarecer el crédito sino también subir en paralelo el interés que se paga por los depósitos, para que las familias ahorren más y gasten menos, para frenar así la demanda y la inflación. Así que la “racanería” de la banca desbarata sus planes

La banca ha reaccionado subiendo algunos tipos de sus depósitos, pero sólo a modo de “efecto escaparate”, utilizando bancos online o subiendo la remuneración a algunos clientes y empresas, pero no el interés medio que pagan, que incluso bajó en enero. Y esta resistencia a pagar más por el ahorro se debe a que la banca no lo necesita, porque tiene un “exceso de liquidez, no necesita más recursos para prestar tras todos estos años en que el BCE se ha dedicado a crear liquidez, comprando deuda, para evitar una mayor crisis tras la pandemia. Actualmente, la proporción entre préstamos y depósitos supera el 90% en la banca española (prestan menos del dinero disponible). Una situación completamente diferente a la de 2007, cuando les faltaba liquidez para prestar (la ratio entre préstamos y depósitos superaba el 140%), e incluso la de 2009 a 2015 (con una ratio prestamos/depósitos del 110 al 120%). En resumen: como no necesitan dinero para prestar (les sobra liquidez), apenas lo pagan.

Ante este panorama, hay muchos ahorradores enfadados con la banca, que están buscando otro destino para su dinero. Ya en enero y febrero, muchos se lanzaron a comprar Letras del Tesoro a un año, con colas ante las oficinas del Banco de España después de que colapsase la web del Tesoro para comprar Letras online. La fiebre por las Letras del Tesoro sigue ahí y en la subasta del 7 de marzo se han recibido peticiones por 1.050 millones de particulares, tras anteriores peticiones de 1.200 millones en enero y febrero, duplicando con creces cada mes las peticiones de Letras de particulares en todo 2021 (400 millones). En esta subasta de marzo, el Tesoro ha pagado un tipo del 3,295% (2.983% en enero), 5,5 veces más rentabilidad de la que paga la banca por los depósitos y con una mínima comisión (0,15%).

Una parte de los ahorradores se han ido a las Letras, pero son una minoría: el saldo en depósitos de las familias bajó en enero (por primera vez), pero sólo en 13.300 millones, con lo hay casi 1 billón de euros rentando el 0,59%. A partir de ahí, los ahorradores “pelean con sus bancos” para que les den más intereses. Y la banca responde de dos maneras. Por un lado, trata de subir algo el interés a sus mejores clientes (de “banca privada”) y a las empresas (que son “más exigentes” y tienen más recursos), que están recibiendo un tipo del 1,66% (el triple que la media de clientes). Y por otro, intentan colocarles Fondos de inversión, un producto sencillo para ellos y por el que reciben altas comisiones de las gestoras (que cobraron a sus clientes 3.500 millones en 2021 en concepto de comisiones).

Ahora, pues, la pelea de los bancos no es por captar el ahorro (no hay “guerra del pasivo, como en 2007 o en 2019, porque los bancos no necesitan liquidez) sino por evitar que sus clientes se vayan, ofreciéndoles Fondos con la etiqueta de “alta rentabilidad”. De hecho, los Fondos están captando la mitad del dinero que se ha ido de los depósitos a plazo, según INVERCO, que prevé un aumento de dinero en los Fondos del 9,66% en 2023, hasta alcanzar los 336.000 millones de euros. La banca está centrando su oferta de Fondos, frente a las Letras del Tesoro, en Fondos conservadores, concretamente en 4 tipos: Fondos de renta fija (ligados a la deuda pública), Fondos monetarios (deuda a corto), Fondos “garantizados” y Fondos con “rentabilidad objetivo”, dos fórmulas que ofrecen una rentabilidad garantizada, que no es tal, como advierte la CNMV, que se queja de que los bancos no advierten a sus clientes del riesgo que tienen todos los Fondos. En cualquier caso, el “truco” es ofrecer una “rentabilidad escaparate”, que evite fugas de clientes y asegure jugosas comisiones.

Toda esta operativa de los bancos, que se resume en cobrar lo más posible por el crédito y pagar lo menos posible por el ahorro, ha sido una bendición para sus márgenes, que se han disparado con la actual subida de tipos, multiplicando sus beneficios. Además de mejorar el negocio con sus clientes, la banca española (y europea) ha hecho también negocio con el BCE, aprovechando sus medidas para asegurar la liquidez en Europa. Trataré de explicarlo, porque es algo complejo y poco conocido, pero bastante escandaloso.

El Banco Central Europeo (BCE), a la vista de la debilidad de la economía europea primero y de la pandemia después, inyectó 2,2 billones de euros a la economía, a través de líneas de financiación a la banca (a 742 bancos europeos), un dinero por el que las entidades pagaban un interés negativo (o sea, cobraban) del -0,5% primero  y el -1% después. Muchos bancos europeos no prestaron todo este dinero y lo depositaron en el BCE, que les cobraba por ello el interés que recibían (primero el -0,5% y luego el -1%). Hasta aquí bien. Pero en julio, el BCE elevó la remuneración a los bancos de estos depósitos al 0%, con lo que la banca europea hacía negocio, al haber recibido dinero del BCE al -1%. Y en septiembre, el Banco Central Europeo elevó el tipo de interés a los bancos (“tipo de facilidad de depósito”) al 0,75%, con lo que el negocio que hacían por depositar el dinero que les habían prestado en el BCE (“arbitraje”) era “redondo”. Tal es así, que a principios de septiembre sólo tenían depositados en el BCE 683.000 millones y para finales de octubre ya tenían 4,6 billones.

El beneficio extra de la banca europea con este dinero, que en su mayoría les había prestado el BCE (para prestar y reanimar la economía, no para especular), era importante: sólo en el cuarto trimestre de 2022, los expertos estimaron que ganarían 8.000 millones extras, sobre todo los bancos españoles e italianos, los que más han utilizado este sistema. De hecho, la estimación hablaba de que este “arbitraje” permitiría a Unicaja y Bankinter aumentar un 50% sus beneficios en el 4º trimestre de 2022 y a CaixaBank un 30%. Finalmente, el 27 de octubre, el BCE cambió el sistema y desde el 23 de noviembre, los bancos cobran el mismo interés por el dinero depositado en el BCE que lo que pagan por los créditos recibidos. Pero en estos meses, han hecho un negocio redondo, a costa del BCE y los europeos.

Con este negocio extra y el habitual de subir los márgenes (cobrando más por el crédito que lo que pagan por el ahorro), la banca española ha hecho su agosto, mientras familias y empresas se agobian con la subida de tipos. En 2022, los 6 grandes bancos (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) han tenido un beneficio de 20.850 millones, un 28% más que en 2021, los mejores resultados de su historia para Santander y BBVA.

Y además, dos bancos españoles son los más rentables de Europa, con la mayor rentabilidad sobre el capital tangible (RoTE): BBVA (6.420 millones de beneficio, un 15,3% de rentabilidad) y Santander (9.605 millones y el 13,4%), por delante del finlandés Nordea (3.595 millones de beneficio y 13,3%), del francés Credit Agricole (8.144 millones de beneficio y 12,6%), del italiano UniCredit (5.227 millones de beneficio y 10,7%) y el francés BNP Paribas (3.145 millones y 10,2% de rentabilidad). Y en 7ª posición está CaixaBank (3.145 millones y 9,8% de rentabilidad), por delante del francés Societé Genérale (2.108 millones y 9,6%), del holandés ABN Amro (1.867 y 8,7%) y Deutsche Bank (5.025 millones y 8,4% de rentabilidad).

Los bancos españoles ganan más, entre otras cosas, porque sus clientes pagamos más por las hipotecas y créditos y cobramos menos por los depósitos y el ahorro. Y su beneficio récord, a costa de la mejora de márgenes (ingresaron 71.532 millones por margen de intereses) y la drástica subida de comisiones (ingresaron 26.280 millones en 2022) se ha destinado en mayor medida a repartir dividendos a sus accionistas y a pagar “supersueldos”. Así, este año 2023, los grandes bancos repartirán entre el 40 y el 55% de sus beneficios en dividendos, con lo que también lideran la banca europea: el Sabadell se sitúan en primer lugar por rentabilidad de dividendo (9%), cerca del italiano Intesa San Paolo (9,1%), ocupando el 6º lugar el BBVA (6,9%) y el 8º CaixaBank (6,4% de rentabilidad por dividendo).

Otra parte del histórico beneficio se ha ido en sueldos a directivos y ejecutivos. Ya en 2021, hubo 221 banqueros españoles que cobraron más de 1 millón de euros (se repartieron casi 500 millones en sueldos, con 2,16 millones de media), siendo los terceros mejor pagados de Europa, tras Austria (38 banqueros con 2,41 millones de media) y  Liechtenstein (10 banqueros y 2,31 millones), por delante de Francia (1,88 millones para 371 banqueros), Alemania (1,76 millones para 589) e Italia (1,69 millones para 351 banqueros).

Con estos beneficios, dividendos y sueldos, el Gobierno Sánchez y el Congreso aprobaron  un impuesto temporal sobre beneficios extraordinarios de la banca, por la subida de tipos, que grava el 4,8% de los intereses y comisiones cobrados en España. Así esperan recaudar 1.500 millones sobre los beneficios de 2022 y otros 1.500 millones sobre los beneficios 2023. El 15 de febrero, la patronal bancaria AEB y la de las Cajas (CECA) presentaron dos recursos ante la Audiencia Nacional contra este impuesto. Y además, cada banco ha recurrido ya el pago del impuesto que han tenido que hacer en febrero, como anticipo a cuenta del impuesto correspondiente a 2022. Además de esta “batalla jurídica”, los bancos utilizan el impuesto como “argumento” para explicar por qué no pagan más por los depósitos

En los próximos meses, no se espera que la banca remunere mejor el ahorro, salvo “ofertas escaparate” que ya están haciendo bancos online, neobancos y bancos tradicionales sólo para sus mejores clientes y empresas. Los expertos creen que, con el Euribor al 4%, los bancos no pagarán más del 25%, o sea que el tope estará en el 1% de media. Al menos hasta que el BCE reduzca más la liquidez en Europa, a partir de junio. Pero si no tira el crédito y las hipotecas se frenan por los altos tipos, tampoco la banca va a necesitar más liquidez ni entrar otra vez en peleas por el ahorro. Sobre todo cuando entre los 6 grandes bancos controlan el 75% de los depósitos. Poco podemos hacer ante un oligopolio.

 

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