jueves, 14 de septiembre de 2023

El dilema de la 10ª subida de tipos

Hoy 14 de septiembre, el Banco Central Europeo (BCE) decide si vuelve a subir los tipos de interés (un +0,25%, hasta el 4,50%) o pospone la subida a octubre. La mayoría de expertos apuestan porque el BCE hará una “pausa”, tras 9 subidas de tipos en los últimos 14 meses, aunque también hay miembros del BCE que apuestan por una última subida, para atajar la inflación (5,3%). Pero preocupa que otra subida sea la puntilla para la economía europea, que no crece nada, con Alemania y 9 paises más decreciendo. Dilema: ser “ortodoxos” y subir tipos aunque la receta apenas baje la inflación (que sube por la energía y los alimentos) o ser “flexibles” y no agravar el estancamiento económico en Europa, sobre todo en Alemania, la que “manda” en el BCE. Suban o no, el problema es que no habrá bajadas de tipos hasta 2024. Y eso daña a familias, empresas y Presupuestos. Urge cambiar la política monetaria y reanimar la economía europea.

14.30 h. Confirmado el temor: el BCE ha subido tipos +0,25%, al 4,50%, el tipo más alto desde 2001

                Enrique Ortega

El mundo económico y financiero tiene la vista puesta hoy en el Banco Central Europeo (BCE), que debe decidir si aprueba o no la 10ª subida de tipos en los últimos 14 meses. El BCE empezó a aplicar su “receta” de subir tipos contra la inflación el 21 de julio de 2022, con un retraso de cuatro meses sobre la Reserva Federal USA, que empezó a subir los tipos el 17 de marzo. Desde entonces, hace 14 meses, el BCE ha subido los tipos de interés oficiales del 0% en que estaban al 4,25%, tras la última subida del 27 de julio, el precio más caro del dinero en Europa desde el año 2008. Y en estos 14 meses, tras “el ricino monetario”,  la inflación en la zona euro ha bajado, pero poco: estaba en el 8,6% en junio de 2022, subió hasta un máximo del 11,1% en noviembre de 2022 y luego ha bajado hasta el 5,3% en agosto de 2023, todavía muy lejos del 2% que es el objetivo del BCE. Y la bajada se debe a la rebaja en los precios del petróleo, el gas y la electricidad, no a la subida de tipos. 

Ahora, el BCE debe decidir hoy si sigue con su racha de subidas y eleva los tipos otro +0,25% (hasta el 4,50%) o si se toma una tregua y deja la 10ª subida para la próxima reunión, el 22 de octubre próximo. Es lo que hizo la Reserva Federal USA en junio: no subió los tipos y esperó a hacerlo al 26 de julio, cuando sí aprobó la 11ª subida de tipos en 16 meses, un +0,25%, hasta el 5,50%, el tipo de interés más alto en EEUU desde el año 2001. Eso sí, la subida de tipos norteamericana ha sido más eficaz para reducir la inflación allí: ha caído de un máximo del 9,2% en junio de 2022 al 3,7% en agosto de 2023. Y eso porque allí la inflación estaba más motivada por el recalentamiento de la economía (inflación de demanda), que la subida de tipos ha “enfriado”, mientras en Europa se debe más a la energía, los alimentos y la guerra en Ucrania (inflación de oferta), costes sobre los que poco puede hacer que el BCE suba más o menos los tipos de interés. 

En el BCE hay dos posturas sobre qué hacer hoy con los tipos de interés. Los representantes de los paises llamados “halcones” (Alemania, Holanda, Austria, Estonia y Finlandia), defensores de la “ortodoxia monetaria”, creen que no hay que bajar la guardia y que debe seguir la subida de tipos “lo que haga falta”, hasta doblegar la inflación, aunque tenga un alto coste para familias (hipotecas), empresas (crédito e inversión) y paises (subida del coste de la deuda pública). Estos miembros del BCE se agarran a que la inflación en la zona euro es todavía demasiado alta (5,3% en agosto) y que no se redujo el mes pasado, por primera vez desde abril. Y que la inflación de fondo (subyacente), sin energía y alimentos no elaborados, sigue muy alta (6,2% en agosto), lo que indica que la inflación está “instalada” en las economías, sobre todo en el norte de Europa (la inflación es del 6,4% en Alemania o del 7,6% en Austria frente al 2,4% en España). Y que hay que seguir “dando leña al mono”… 

Pero algunos de esos mismos miembros “duros” del BCE (de Alemania) y los llamados “palomas” (Italia, Francia, Portugal o España) están más preocupados por el estancamiento de la economía europea que por la inflación. Y han frenado su afán de “subir tipos hasta doblegar la inflación” tras dos noticias recientes. Una, que la economía de la zona euro (20 paises UE) no creció nada en el 2º trimestre de 2023, según Eurostat, que rebajó del 0,3 al 0% su previsión anterior. Y lo peor: que Alemania no crece nada (+0%) y que hay 9  paises europeos que han decrecido, cuyo PIB cayó en el 2º trimestre de 2023: Italia (-0,4%), Paises Bajos (-0,3%), Suecia (-0,8%), Austria (-0,7%), Chipre (-0,4%), Estonia (-0,2%), Letonia (-0,3%), Hungría (-0,3%) y Polonia (-2,2%). La otra noticia, de este lunes, son las nuevas previsiones económicas  de la Comisión Europea para 2023: prevén que Europa crezca sólo un +0,8% este años (tres décimas menos de lo que esperaban en mayo y la cuarta parte del crecimiento de 2022: +3,4%). Y que Alemania, “la locomotora europea”, decrezca un -0,4% (tras la recesión a finales de 2022 y principios de 2023), con la mayoría de paises estancados, salvo España (crecerá un 2,2% este año) y Francia (+1%). 

Ante este panorama, algunos “halcones” (con Alemania a la cabeza, la que más “manda” en el BCE) y todas las “palomas” del Banco Central Europeo temen que si suben hoy los tipos agraven esta recesión y la economía europea, con el nuevo “ricino monetario” entre más en coma. Por eso, apuestan por retrasar el tratamiento, esperar a la próxima reunión del 22 de octubre, para ver cómo evolucionan la inflación y la economía. Pero sigue habiendo miembros del BCE (y “expertos”) que defienden el rigor (“rigor mortis”) y enviar el mensaje de que “están dispuestos a todo” para atajar la inflación. Aún a costa de la recesión. 

Hoy, hacia las 14,30 horas, sabremos la decisión que toma el BCE. Pero decidan la 10ª subida o una tregua, lo que está claro es que no valoran bajar los tipos para reanimar la débil economía europea. Ya lo han dicho claramente: los tipos seguirán altos en 2024 y sólo contemplan bajarlos dentro de un año, si la inflación amaina. Pero con mucha prudencia, porque ahora les preocupa que los salarios hagan repuntar la inflación. De hecho, en Alemania, los salarios han subido un +6,6% en el 2º trimestre. Y en España, los convenios firmados hasta agosto han aprobado una subida salarial del +3,38%. Es más que el año pasado, pero todavía no recuperan el poder adquisitivo perdido. Y sorprende que el BCE se preocupe ahora de que los salarios “realimenten la inflación” cuando no se han preocupado de los beneficios empresariales (márgenes), culpables (según el propio BCE) de dos tercios de la subida de la inflación en el último año… 

La inflación va a seguir alta en Europa, sobre todo este otoño e invierno, debido no a que la economía crezca demasiado y este “recalentada”, sino por culpa de la energía (el petróleo supera ya los 90 dólares, frente a los 72 en mayo, y el gas está subiendo, como la electricidad) y los alimentos (fruto de la sequía y el clima, en España y en medio mundo), además de los problemas en las cadenas de suministro y en el comercio mundial, además de las subidas de los márgenes empresariales (para recuperar las pérdidas del COVID). Por eso, la previsión del propio BCE es que la inflación en Europa no baje al 2% hasta mediados de 2025. Y por eso reiteran que seguirán con los tipos altos, sin bajarlos, hasta finales de 2024. 

Una política suicida e ineficaz, porque no baja la inflación (los precios suben por otras causas, no por un exceso de demanda, inexistente) y sin embargo daña la economía, a las familias, empresas y paises, agravando la recesión, en un momento en que la economía internacional se ha desinflado (según la OCDE) y China crece mucho menos. 

Las familias llevan ya 14 meses sufriendo las consecuencias de las subidas de tipos del BCE: el Euribor, por el que se revisa la mayoría de las hipotecas (4 millones), lleva subiendo desde que se puso en positivo (en abril de 2022) y eso ha provocado ya que algunas familias hayan tenido que revisar al alza dos veces ya su pago mensual de la hipoteca. En agosto, el Euribor mensual cerró en el 4,073% (bajando ligeramente del 4,149 de julio, por primer mes), pero como estaba en el 1,249% en agosto de 2022, los que revisen su hipoteca en septiembre tendrán que pagar unos 305 euros más al mes (+3.660 euros al año), después de que en la revisión de hace un año ya pagaron hasta 120 euros mensuales más. Un coste extra que, unido a la inflación y a los bajos salarios, va a recortar aún más el consuno de las familias este otoño e invierno, frenando el crecimiento y el empleo. Y que dificulta la concesión de hipotecas (ha caído de febrero a junio) y la venta de pisos (cae ya 5 meses, hasta junio, agravando la crisis en la construcción). Además, suben los tipos en las tarjetas y créditos al consumo (al 8,05% de interés en julio, frente al 6,82% hace un año, según el Banco de España). 

Las empresas también sufren los altos tipos del BCE, sobre todo las pymes, que tienen ahora más difícil endeudarse (los bancos miran “con lupa” los préstamos que dan) y más caro: los créditos hasta 250.000 euros han casi triplicado su coste (del 1,7% en 2022 al 4,84% en julio de 2023), los créditos de 250.000 euros a 1 millón han más que triplicado su tipo (del 1,35% al 4,75%) y los créditos a empresas superiores al millón de euros han cuadruplicado con creces su coste (del 0,83 al 4,87%), según los datos del Banco de España, que reconoce que la subida de tipos ha reducido el crédito a empresas y familias. 

Y queda el efecto negativo de los altos tipos de interés sobre los paises, sobre sus cuentas públicas, al encarecer los intereses que han de pagar ahora por su deuda pública. En el caso de España, con una deuda de 1.569.000 millones de euros en junio (el 113% del PIB), ahora tenemos que dedicar más recursos públicos a pagar intereses: el bono a 10 años, por el que se pagaba el 0,76% en febrero de 2022, salto a un tipo del 3,657% en diciembre de 2022 y ayer estaba al 3,738%. Sin estas subidas, ya estaba previsto destinar 31.275 millones del Presupuesto 2023 a pagar los intereses de la deuda, la 2ª partida de gasto tras las pensiones. 

En definitiva, que la receta de subida de tipos del BCE, aunque sirve de poco para bajar la inflación (lo que ha bajado es por la bajada de la energía y las medidas de los Gobiernos), es muy dañina para las familias, empresas y paises más endeudados, por lo que recorta la actividad y el crecimiento, agravando el riesgo de recesión en Europa y poniendo en peligro el empleo. Y más en la Europa del sur, donde familias, empresas y paises son más vulnerables a la subida de tipos, porque tienen menos ingresos (sueldos más bajos y menos recaudación fiscal), menos competitividad y más deuda pública y privada. Además, el BCE comete una tremenda desigualdad: sube los tipos igual a todos, aunque España (2,4%) o Grecia (3,4%) tengan la mitad de inflación que Alemania (6,4%) o Austria (7,6%). 

No lo van a hacer, pero dado el estancamiento económico en Europa (provocado en parte por sus 9 subidas de tipos), lo que debería hacer el BCE es empezar a bajar los tipos, progresivamente, para ayudar a reanimar las economías. Y en paralelo, la Comisión Europea debería poner en marcha Planes de reactivación, como ha aprobado Alemania (aprobando un Plan de ayudas de 32.000 millones en 4 años). Todo ello, sin olvidar la inflación, pero avanzando en medidas para frenar las subidas de la energía (con una reforma del mercado eléctrico, que sigue pendiente) y ayudas a agricultores y ganaderos, para contener la inflación de los alimentos provocada por la sequía y el clima. Nos espera un otoño difícil en Europa, pero lo será más si el BCE persiste en su “extremismo monetario” y no baja tipos (o incluso los sube, hoy o en octubre). Y si Bruselas no reanima la economía, mientras España tampoco hace nada, por un parón político que va para largo. Triste panorama.

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