Con la resaca de la Champions
y la Liga, veamos las cuentas del fútbol español, medio quebrado desde hace 15 años. El
Gobierno presume de haber empezado a sanearlo: es verdad que la temporada 2012-2013 tuvo beneficios,
por primera vez desde 1.999. Pero se debe a que los Clubs han vendido jugadores y todo lo que han podido, porque los gastos de personal y comisiones siguen
creciendo. Y la deuda sube en Primera división, con 720
millones pendientes de pago a Hacienda y otros 18 millones a la Seguridad
Social. El fútbol sigue en números rojos: su pasivo es mayor que su activo. El Consejo Superior de Deportes y la
LFP tienen un Plan de ajuste suave, que sólo rebaja 300 millones de deuda
al año, de los 3.573 millones que deben. Mientras empresas y ciudadanos
llevan cinco años de ajuste duro, el fútbol sigue gastando y sin desinflar su burbuja.
Nadie se atreve a pincharla.
enrique ortega |
Es alucinante, pero el fútbol español ha estado en
pérdidas desde 1.999 (que se sepa), sin que ningún Gobierno hiciera nada, ni con Aznar ni con Zapatero. En
2010, la UEFA aprueba el Fair Play
Financiero, para intentar poner
orden en los Clubs europeos, que estaban en bancarrota (la mitad perdían
dinero, -1.200 millones de euros). Y la Liga de Fútbol Profesional (LFP) lo aprueba un año después para
España (julio 2011), dando tres años a los Clubs para ajustar sus
cuentas. Pero a la vista de las suspensiones
de pagos (28 Clubs entraron en concurso desde 2004), se acelera el
proceso y el 25 de abril de 2012, el
Gobierno Rajoy acuerda con la LFP un Protocolo
que obliga
a los Clubs a presentar al Consejo superior de Deportes (CSD) sus cuentas
de la temporada 2012-2013.Y el 30 de enero de 2013 dan otra vuelta de tuerca, con
un Reglamento que obliga
al equilibrio presupuestario desde julio de 2013: limita sus gastos y sus fichajes y puede
incluso bajarles de categoría si incumplen.
El balance del primer año de ajuste, la temporada
2012-2013, es desigual. Por un lado, el fútbol español
cerró con 106 millones de beneficios,
porque los 20 Clubs de 1ª ganaron dinero
(+143,5 millones) ya que los 22 Clubs de 2º
A perdieron (-37,5 millones). Y este beneficio se debió a los ingresos
extraordinarios por venta de jugadores y otros ingresos (inmuebles), además
del gran
salto en los ingresos
por TV (+153 millones en 1ª), porque los ingresos ordinarios cayeron y crecieron incluso los gastos de personal (en 1ª) y en comisiones. En definitiva, que ajuste poco. Y la deuda de los Clubs se recortó sólo en 202 millones (el 80%, por
el recorte en 2º división), quedando en la meteórica
cifra de 3.573,5 millones. De
ellos, 720 millones los deben
a Hacienda (sólo 30 menos que un año antes, por la 2ª división, ya que los Clubs de 1ª aumentaron esta deuda en 167
millones) y 18,23 millones a la Seguridad
Social (creció en 300.000€). Eso sí, baja
un tercio la deuda con los bancos (les deben 682 millones) y también las
deudas con jugadores, Clubs y proveedores.
En conjunto, lo importante es que los Clubs siguen en
números rojos, con desequilibrio
financiero: el pasivo supera al activo en -1.054 millones (-1006 la 1ª división),
dos veces y media el agujero de 2009 (-392,3 millones). Y sólo 7 de los 42 Clubs de 1ª y 2ªA tienen las cuentas saneadas: cuatro en Primera (Madrid, Barça, Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao) y tres de Segunda A (Numancia, Huesca y ahora Osasuna, que pagará su descenso). El ajuste es pues insuficiente y les
falta capital. Y mucha transparencia: el CSD ha pedido a
los Clubs este 2014 información
sobre muchos temas que desconoce: sueldos
de directivos y altos ejecutivos, desglose preciso de las deudas, ingresos
extraordinarios (operaciones urbanísticas), pago de comisiones a agentes por
traspasos y fichajes (caso Neymar) y papel de fondos e inversores extranjeros.
Ahora, el CSD tiene
una hoja de ruta para el ajuste del fútbol español (el Plan
de sostenibilidad) que pretende liquidar
la deuda con Hacienda y la Seguridad Social para 2020 (ya le gustaría a
empresas y contribuyentes tener 7 años para pagar) y la deuda restante (2.835 millones), con un
“ajuste suave”, a razón de 300 euros por año las tres próximas
temporadas: 100 por recorte de gastos, 100 por venta de jugadores y 100 por
entrada de capital extranjero. EL Gobierno confía en que Fondos de inversión o millonarios
extranjeros (como el magnate de Singapur que ha comprado
el Valencia) salven al fútbol, algo que no
gusta a la UEFA. Ya en los dos
últimos años, una docena de Clubs de
1ª y de 2ª A han obviado un ajuste más duro porque han fichado hasta 54
jugadores con dinero de fondos extranjeros, que compran porcentajes de un jugador, evitan parte del pago al Club y
ganan ingentes comisiones(opacas) al comprar y vender.
España es una potencia mundial en fútbol, con los
dos Clubs que más facturan (Madrid y Barça) y una Liga que es la
tercera por ingresos, tras la inglesa y la alemana. Pero el fútbol
español está económicamente
enfermo: sigue en números
rojos, 22 Clubs están en suspensión
de pagos, varios equipos han desaparecido (Salamanca, Badajoz, Palencia) y
otros están en situación financiera muy
crítica (Racing o Xerez, descendidos a 2ª B), mientras la LFP ha tenido que pedir
un crédito de 18 millones para que algunos Clubs paguen las deudas que
tienen con sus jugadores (incluidos dos de 1ª, el Betis y el Valladolid). Y eso
que, con todo, los Clubs españoles no son
de los peores de Europa: la UEFA
tiene bajo vigilancia a 76 Clubs europeos (ninguno español), por incumplir el Fair Play financiero. Y
acaba de sancionar
con 60 millones, por sus pérdidas, al Manchester
City y al Paris Saint Germain (PSG).
Aun así, el fútbol
español tiene un serio problema
estructural: salvo dos Clubs y medio
(Madrid, Barça y Athletic de Madrid si sigue en racha), al resto no les salen las cuentas y tratan de salir adelante con ingresos extras que se agotan: venta
de jugadores, entrada de inversores y Fondos extranjeros, operaciones urbanísticas
y ayudas públicas (por las que Bruselas
ha expedientado al Madrid, Barça, Athletic de Bilbao, Osasuna,
Valencia, Hércules y Elche). Pero los ingresos
ordinarios no despuntan. Los
ingresos por entradas (aunque sean más caras que en otros países) bajan, por la menor
asistencia a los estadios (25.000 asistentes en 1ª frente a 35.000 en
GB y 45.000 en Alemania) y la competencia de los partidos televisados (muchos piratas).
La TV aporta menos
ingresos a los Clubs que en otros países (775 millones frente a 1.300
en GB o 1.000 en Italia) y peor
repartidos (38% para los dos grandes, que ingresan 7 veces más que el
que menos). Y pinchan también los
patrocinios y ayudas de la mayoría. Mientras, hay presión por fichajes y
gastos: en 2013-2014, la inversión en fichajes
se ha triplicado, hasta 400
millones, según Prime Time Sport.
Hace falta sanear
de verdad el fútbol, ajustando todos
los gastos (sobre todo en directivos e intermediarios, así como en estadios faraónicos),
consiguiendo ingresos estables (no con “trampas”, ya sea
vendiendo jugadores o comprando a través de Fondos) y capitalizando los Clubs con aportaciones de socios e inversores
estables. Y no darles un trato de favor
(7 años) en el pago de la deuda a Hacienda
y a la Seguridad Social. No puede admitirse un ajuste suave para el fútbol
en un país asfixiado por los recortes, donde la mitad de los españoles ingresa menos
de 1.000 euros al mes y ve como la mitad de los 1.000 jugadores de
1º y 2ª A ganan todavía más de medio
millón de euros al año. Y donde Messi va a ganar, entre fijo y variables, 63.000 euros diarios. Es una provocación, se mire como se mire.
El fútbol español sigue en números rojos, según sus propias cuentas
opacas. Y el Gobierno trata de poner orden sin
demasiada dureza, con un ajuste suave, confiado en los inversores
extranjeros y en la exportación
de jugadores. No quiere
ser duro con el deporte rey, clave para adormecer a un país agobiado de problemas y necesitado de
ilusionarse. Pero el problema de fondo sigue ahí, sin resolver, y cualquier
día la
burbuja puede volver a estallar, con más Clubs en bancarrota. Hay que ser más rigurosos con el ajuste del
fútbol, para que el problema no nos caiga encima a todos, como siempre. Poner el cascabel al gato. Aunque sea adorable.
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